70
Namjoon se apoyó sobre la pared de piedra. ¿Cuántos escalones le quedaban para alcanzar el mirador? Había subido más de cien, de eso estaba seguro y todavía no llegaba a la cima. Sin perder detalle de la estructura siguió avanzando por las escaleras.
«¿De qué época será este sitio?» se preguntó ensimismado. Tenía estructura romana y aunque era evidente que había pasado por varias reestructuraciones, conservaba su aire misterioso de antaño.
El joven no perdió detalle de la estructura del núcleo central ni tampoco de la forma en la que lucían las piedras de la cámara interior. Cuando las escaleras se tornaron más estrechas y tomaron forma de caracol, supo que en breve llegaría al mirador.
Namjoon salió al exterior con la respiración entrecortada. A pocos metros de él se topó con Seokjin, cuya atención estaba sobre el mar. El sol parecía a punto de ponerse y las vistas resultaban impresionantes desde los 55 metros de altura de la torre.
—No sé cuántos escalones acabo de subir, pero como mínimo he quemado 300 calorías.
—Has subido 234 escalones— respondió Seokjin sin apartar la mirada del océano Atlántico —¿Cómo me has encontrado?
—Por el libro que dejaste sobre la mesa de la cocina. Estaba abierto por el capítulo La Torre de Hércules, así que supuse que estarías aquí— explicó contemplando la zona —¡Oh! ¿Y eso? ¿Qué es eso de ahí?
Seokjin bajó la vista hacia el lugar que estaba señalando con la mano. Se trataba de una escultura de 25 metros de diámetro, a los pies de La Torre de Hércules, con forma de mosaico circular multicolor.
—Se llama La Rosa de los Vientos, representa a los siete grandes pueblos celtas— Seokjin apoyó la espalda sobre la piedra —Este faro data del siglo 1 y es el faro en funcionamiento más antiguo del mundo. O al menos lo era.
Namjoon le escuchó mientras contemplaba la zona. El lugar se situaba sobre una colina, en la ciudad española de La Coruña. Antes del fin del mundo había sido un sitio concurrido por turistas y coruñeses, ahora sin embargo lucía como un espacio frío y solitario.
—Has elegido un lugar idóneo para estar solo— Namjoon se giró hacia él y le miró a los ojos —¿Por qué me has plantado? ¿No querías ir a nadar?
—Si te soy sincero— Seokjin bajó la mirada —Bueno... Se me ha olvidado...
—¿Se te ha olvidado?— repitió arqueando una ceja —¿Y cuál es el motivo?— Namjoon le concedió unos segundos para contestar y como no obtuvo respuesta suspiró con fuerza —No creo que hayas venido aquí sin motivo.
—Necesitaba pensar...
—¿Sobre qué?
Seokjin guardó silencio y Namjoon decidió darle un poco más de tiempo. Mientras el mayor decidía si contárselo o no, el menor desvió la vista hacia las esculturas del suelo, que estaban relacionadas con los mitos y la historia del lugar.
—Lo que ha pasado con Ji Changwook es culpa mía... No tiene sentido que se haya salvado de esa manera. Creo que no he alterado solo la vida de mis amigos, sino también la suya...
Namjoon se giró hacia él mientras seguía hablando.
—El destino de Ji Changwook cambió cuando Hoseok decidió operarle— Seokjin alzó la mirada hacia el cielo; las estrellas comenzaban a hacerse visibles —Si Hoseok no hubiera tomado esa decisión...
—No podemos saber si su destino era morir de cáncer, pero si quieres saber mi opinión... Creo que si Hobi no hubiera tenido el valor de tomar esa decisión, Ji Changwook habría muerto.
Seokjin apretó el puño y Namjoon se percató de ello. El menor se situó a su lado, apoyándose contra la torre.
—Os he jodido la vida a todos...
—Yoongi hyung, Jimin, Taehyung y Jungkook habrían muerto de no ser por ti.
—Tampoco les he hecho ningún favor— Seokjin no pudo contener las lágrimas. A pesar del esfuerzo no logró aplacar sus sentimientos —Los cuatro han pasado por un infierno y Hoseok... Hoseok también se ha visto salpicado por todo esto...
—Lo único que has hecho ha sido salvarles la vida— señaló con mucha templanza —Ellos han tomado las decisiones que han creído convenientes. Si se han equivocado en algo no es culpa tuya.
Seokjin se sentó en el suelo, escondiendo el rostro entre sus brazos. No podía soportar el sentimiento de culpa. No podía dejar de pensar en todo lo que podría haber cambiado.
—No sabes si el cáncer es una consecuencia directa de tu intervención. Lo que está claro es que la respuesta de Hobi es la que ha cambiado su suerte— Namjoon se sentó a su lado y le apretó el hombro —No puedes culparte por cada desgracia que suceda en la isla, hyung. Las cosas malas son parte de la vida. También es posible que Ji Changwook estuviera destinado a morir de cáncer y se haya beneficiado de tu intervención.
—¿Eso piensas?
—No lo sabemos y seguramente nunca lo sepamos, pero tienes que entender que lo que hiciste también ha traído cosas buenas. Junggi no existiría de no ser por ti.
Seokjin le miró como si nunca hubiera reparado en ese detalle.
—Mi primo tendría que haber muerto en la casa de la montaña pero gracias a ti está vivo, tiene un hijo y la oportunidad de vivir una vida que de lo contrario nunca habría tenido. Entiendo tu pesar, de verdad que lo hago, pero me gustaría que no te fijaras solo en lo que han perdido, sino también en lo que han ganado.
Seokjin apoyó la cabeza contra la torre. Las lágrimas habían cesado aunque su rostro seguía húmedo. El joven contempló el cielo mientras reflexionaba sobre lo que había dicho Namjoon. Cada moneda tenía dos caras y él se había empeñado en fijarse solo en una.
—Gracias, Namjoon.
—¿Por qué?
—Por tu sinceridad.
Namjoon notó que la tristeza y el pesar habían desaparecido de su mirada. Incluso sus mejillas parecían haber cobrado algo más de color.
—Ya que estoy siendo sincero... La próxima vez que estés triste, busca un lugar con menos escalones, ¿quieres?— soltó con cierto fastidio —Me has hecho venir hasta el fin del mundo a buscarte.
—Lo dices como si no hubieras babeado con la estructura del faro— replicó inmediatamente —Seguro que le has puesto ojitos mientras subías las escaleras.
—No digas tonterías, no me ha impresionado en lo más mínimo.
—Te ha impresionado. Eres un friki de lo vintage y esto es vintage de cojones.
—Eres muy pesado— Namjoon se levantó del suelo y se acercó al muro —Y además tienes una personalidad muy melodramática.
Seokjin sonrió al oír sus quejas. Era evidente que lo hacía para animarle y su esfuerzo había surtido efecto. Ya no sentía esa presión en el pecho que lo había torturado durante todo el día.
—Gracias— Seokjin se acercó a él —Ya sabes, por venir hasta el fin del mundo a recoger a un tipo pesado y melodramático.
Namjoon le miró de reojo y vio que estaba sonriendo.
—Te sienta bien.
—¿Ser pesado y melodramático?
—Sonreír.
Seokjin se ruborizó. Seguramente no había sido su intención sacudir su corazón de esa manera, pero el tono de su voz cargaba tanta calidez que le provocó un fuerte sonrojo.
—Los vikingos llegaron hasta estas tierras— comentó de repente, tratando de desviar la atención de sí mismo —¿Cómo crees que hubiera sido para nosotros vivir en esa época?
—Más fácil que vivir entre infectados.
—¿Eso crees?— Seokjin desvió la mirada hacia la luz que dejaba el faro sobre el mar —Los dos hemos muerto a manos de infectados, no creo que hubiéramos tenido oportunidad contra los vikingos. Al fin y al cabo hablamos de un pueblo guerrero.
—Pero eran humanos y los humanos mueren más rápido que los infectados— Namjoon se encogió de hombros y luego le miró con una sonrisa pícara —No te preocupes, hyung. Si reencarnarnos y acabamos en esa época, te protegeré de los vikingos.
Seokjin se quedó mirando su expresión completamente ensimismado. Namjoon tenía una facilidad extraordinaria para acelerarle el corazón con muy pocas palabras. Inquieto volvió a fijar la vista sobre el océano, tratando de ordenar los sentimientos que provocaba en él.
De repente estalló algo en el cielo. Por encima de sus cabezas comenzaron a aparecer figuras en tonos rojos, naranjas, dorados, blancos, verdes, azules y violetas. El espectáculo pirotécnico que había surgido de la nada dejó a Seokjin con la boca abierta.
—Hay que aprovechar este paisaje, ¿no?
Seokjin sintió una inmensa alegría al ver la sonrisa de Namjoon. Emocionado volvió a alzar la vista hacia el cielo, donde los colores se mezclaban entre sí, creando una exhibición visual exquisita.
Namjoon quería hacerle olvidar sus preocupaciones y su reacción fue justo la que buscaba. El joven se esforzó en presentar las figuras más comunes pero también en crear otras distintas, entre las que apareció un barco vikingo que provocó una carcajada en Seokjin.
El mayor perdió la noción del tiempo mientras contemplaba los fuegos artificiales. Algunas figuras le hicieron reír a pulmón abierto y otras le agitaron el corazón suavemente.
Seokjin estaba tan centrado en el espectáculo que no se dio cuenta de que había cogido la mano de Namjoon. Cuando se percató de ello quiso soltarla, pero el menor la apretó con fuerza, evitando que pudiera separarse de él.
Seokjin no tuvo valor de mirarle a los ojos. Temía que se rompiera la magia, por lo que decidió seguir contemplando los fuegos artificiales, sintiendo únicamente la cercanía del hombre al que amaba.
Changwook abrió los ojos lentamente. La luz del sol le molestó, pero poco a poco se fue acostumbrando a la claridad del cuarto. El hombre desvió la mirada por la habitación y comprendió que estaba en el hospital.
«¿Estoy vivo?» pensó desorientado. Su mente todavía estaba condicionada por la gran cantidad de medicamentos que había en su organismo.
Changwook intentó levantarse, pero no encontró fuerzas para hacerlo. Al tratar de llamar a una enfermera notó que no podía alzar el brazo. El director cerró los ojos por un instante y se volvió a dormir.
Cuando despertó por segunda vez habían pasado varias horas y Hoseok estaba en su habitación, anotando algo en una carpeta.
—Buenos días... Creo...
—Buenos tardes— Hoseok cerró la carpeta y la dejó encima de la cama —¿Cómo te sientes?
—Como si me hubieran abierto en canal...
—Podría ser peor, te podría haber abierto un médico sin experiencia— bromeó, y sus palabras le sacaron una sonrisa a Changwook —¿Sientes dolor? ¿Mareo? ¿Náuseas? ¿Entumecimiento?
—No, pero no siento el brazo derecho... Es decir, sí lo siento, pero no puedo moverlo. No más de unos pocos centímetros.
Hoseok lo examinó y le pidió que hiciera varios movimientos que Changwook no pudo llevar a cabo. El director sintió ansiedad al ver que no podía responder como quería, pero cada vez que miraba a Hoseok se encontraba con una expresión que denotaba mucha serenidad.
—No importa, me has salvado la vida— Changwook cerró los ojos cansado —Si perder la movilidad de un brazo es el precio que debo pagar, entonces lo pago con gusto.
—Todavía es muy pronto para ser pesimistas— Hoseok le tocó la cabeza y el mayor abrió los ojos —Primero vamos a ver a qué se debe, ¿de acuerdo? Y mientras tanto te toca ser paciente y descansar. Todavía tardarás un tiempo en recuperarte del todo.
—Pensé que solo me quedaban unas horas y ahora tengo tiempo para recuperarme— dijo mostrando una enorme sonrisa —No está nada mal, doctor.
Hoseok sintió felicidad por la actitud con la que estaba respondiendo. Changwook parecía haber recuperado sus ganas de vivir y ese hecho le alegró el alma.
—Te voy a cambiar la medicación y te dejo descansar otro rato.
—Me parece un buen plan— murmuró adormecido —¿Te veré luego?
—Me temo que a partir de ahora me vas a ver todos los días.
—Qué suerte tengo...
Hoseok sonrió mientras sustituía la medicación. Changwook se durmió en cuestión de segundos, por lo que tomó la carpeta que había dejado sobre la cama y salió de la habitación haciendo el menor ruido posible.
El joven caminó por el pasillo con una sensación que llevaba mucho tiempo sin sentir. Animado entró en su consulta y tras coger el termo que estaba sobre su escritorio, se dirigió a la azotea para estar un rato a solas.
Hoseok se sentó en el suelo, apoyó la espalda contra la estructura y estiró las piernas.
—Hoy es un gran día— aseguró radiante de felicidad. Luego echó un trago y dejó el termo a un lado.
Aunque todavía se podía oler la lluvia del día anterior, el sol brillaba con mucha fuerza.
—Quiero darte las gracias por haberme ayudado a vivir. Si no fuera por ti, no habría podido tratar a Changwook hyung o a otras personas. Gracias a ti tienen una segunda oportunidad, gracias a ti pueden continuar con sus vidas, Joonie.
Una suave brisa le alborotó el cabello y por ese pequeño detalle quiso creer que Namjoon estaba allí con él. Hoseok necesitaba creer que Namjoon estaba allí con él.
—No sé si seguirás viendo todo lo que hago, pero quiero que sepas que estoy bien. No tienes que preocuparte más por mí, aunque vaya a paso lento, cada pisada que doy es firme y segura— Hoseok tocó suavemente el anillo que llevaba colgando del cuello —Voy a vivir mi vida como te prometí. Viviré durante muchos años y cuando nos volvamos a ver, espero que me recibas con una sonrisa y te sientas orgulloso de mí.
Ya estoy orgulloso de ti— dijo de pie, enfrente de él, pero Hoseok no pudo oír su voz —Estoy muy orgulloso por cómo estás saliendo adelante. Y el día en que nos volvamos a ver te lo diré en persona.
Hoseok sonrió al cielo mientras Namjoon lo contemplaba a él. Su mirada seguía siendo amable y bondadosa; y su sonrisa cálida como el sol.
Espero que tengas una vida plena, Hobi. Espero que cuando llegue el momento de nuestro reencuentro, puedas estar orgulloso de la forma en la que elegiste vivir.
A Hoseok le invadió una sensación de nostalgia, aunque no supo a qué se debió ese repentino sentimiento. El joven echó un último vistazo al pueblo y se dirigió a la puerta del hospital mientras Namjoon se quedaba atrás, viendo cómo se iba de su lado.
Taehyung pasó tres días en el hospital. Hoseok insistió en dejarlo ingresado un poco más de tiempo, pero el menor no quería seguir allí. Prefería recuperarse en casa, rodeado de su familia, a la que extrañaba muchísimo.
A Hoseok no le quedó más remedio que darle el alta y Jungkook se encargó de llevarlo en silla de ruedas hasta su domicilio. Algunas personas con las que se cruzaron por el camino reaccionaron como siempre, otras en cambio les dedicaron miradas de desaprobación.
Aunque Taehyung no se percató de las miradas, Jungkook era consciente de los rumores que circulaban sobre el menor de los Min. Al maknae le irritaba mucho la actitud de esa gente, que en lugar de centrarse en sus vidas estaban más pendientes de las vidas de los demás.
Jimin había intentado desmentir los rumores y aunque la gran mayoría sabía que se trataba de un accidente, también existían personas que aseguraban que Taehyung se había intentado suicidar e incluso especulaban con el motivo. Al principio, según ellos, había intentado quitarse la vida porque Changwook había fallecido. Cuando se supo que Changwook estaba vivo, entonces dijeron que Taehyung no pudo aguantar la presión.
Después de que Jimin entregara los documentos del divorcio en el ayuntamiento, Momo se lo comentó a una amiga en confidencia y esa persona, traicionando la confianza de su amiga, corrió la voz de la separación de la pareja.
Entonces los rumores comenzaron a incluir a Jungkook, el exnovio desaparecido, dejando entrever que Taehyung se había tratado de suicidar por verse envuelto en un triángulo amoroso. Otros rumores indicaban que le había sido infiel a su marido y a causa de los remordimientos intentó matarse. Incluso existía la teoría de que Changwook lo había empujado de la azotea al enterarse de que lo iba a dejar por Jungkook.
El maknae no le había dicho nada, pero sabía que Taehyung estaba al corriente por los cuchicheos de algunas enfermeras.
Yoongi y Jimin los estaban esperando con Junggi en el exterior de la casa. Taehyung se emocionó como si hubiera pasado un año sin verlos. Aunque la pareja lo había visitado en el hospital, el niño no había ido con ellos por petición del propio Taehyung.
—¡Mi muñequito precioso!— el joven extendió los brazos hacia Junggi y su hermano lo acomodó inmediatamente sobre su regazo —Te he echado mucho de menos. ¿Me das un beso?
—Junggi también— dijo antes de darle un beso en la mejilla —Tengo un regalo, tío Tete.
—¿De verdad?— la expresión del niño enterneció a Taehyung —¿Tienes un regalo para tu tío favorito? ¿Puedo verlo?
Jungkook arqueó una ceja. El tío favorito era él, pero no iba a romperle el corazón a una persona convaleciente.
Junggi le entregó un dibujo que había hecho con lápices de colores. Sobre el papel aparecía Taehyung de cuerpo entero, rodeado de un bosque luminoso. Se trataba de un diseño alegre, de colores vívidos, pero Jimin notó que su mejor amigo parecía desconcertado.
—¿TaeTae? ¿Estás bien?
—Ah, sí— Taehyung sonrió levemente y luego miró al niño —Muchas gracias, es un dibujo muy bonito. Ya estás hecho todo un Picasso.
Junggi no sabía qué era pocaso, pero a su tío le había gustado su dibujo y eso le puso muy feliz.
—Luego le haces otro dibujo al tío, ¿sí?— Yoongi dejó al niño en el suelo y miró a su hermano con afecto —Entremos en casa. Tiene que descansar.
Entre Jimin y Jungkook alzaron la silla de ruedas para subir los pocos escalones de la entrada. Yoongi y Junggi se adelantaron, pero justo cuando abrieron la puerta apareció Mellie como un rayo, queriendo saludar a su papá.
—¡Mi niña!— la shiba inu le sacó otra gran sonrisa a Taehyung. Mellie no podía dejar de ladrar de lo feliz que estaba por su regreso. Aunque quería saltar sobre su regazo se contuvo, como si supiera que le podría causar dolor a Taehyung.
Neysa también se acercó tímidamente. La gatita pegó un salto y se posicionó sobre el apoyabrazos para aproximarse mejor a Taehyung y frotarse contra su mejilla.
—Yo también te he extrañado, Neysa.
Jungkook lo dejó disfrutar de la bienvenida hasta que notó que hizo una extraña mueca.
—Llevas demasiado tiempo sentado— el maknae empujó la silla de ruedas hacia el interior de la vivienda —Debes estar dolorido. Te voy a subir a tu habitación.
Taehyung quería quedarse en el piso de abajo, pero aceptó por dos razones. La primera, porque tenía razón, la medicación era fuerte pero no impedía que sintiera dolor, especialmente cuando estaba sentado. Y la segunda y más importante, porque no había forma humana de convencer a Jungkook de lo contrario. Llevaba días siendo extremadamente sobreprotector con él y no tenía fuerzas para llevarle la contraria.
Junggi se puso a jugar con Mellie mientras Jungkook se encargaba de alzar a Taehyung en brazos. Yoongi y Jimin quisieron echarle una mano pero el maknae negó sutilmente con la cabeza. Quería ocuparse de Taehyung como llevaba haciendo desde su accidente y aunque agradecía la preocupación de la pareja, prefería hacerlo por su cuenta.
Taehyung apoyó la cabeza sobre su hombro y se dejó cargar escaleras arriba. Aunque le dolía el cuerpo, especialmente la parte del torso, no exteriorizó su malestar para no preocupar a Jungkook.
—Mi hermano está en modo tiburón blanco— murmuró Jimin sin quitarles la vista de encima —No deja que nadie se acerque a TaeTae.
—No me extraña— Yoongi sonrió por la comparación —Es un tiburón blanco enamorado.
El maknae lo dejó con mucho cuidado sobre la cama. Taehyung frunció el ceño inconscientemente, lo que llamó inmediatamente su atención.
—¿Quieres volver al hospital?
—No, no— Taehyung negó con la mano —Quiero quedarme en casa.
—¿Seguro?— Jungkook no desistió hasta que asintió tres veces —De acuerdo... Pero avísame si cambias de opinión.
Taehyung se mordió el labio tratando de contener su sonrisa. No quería preocuparlo, pero tampoco podía ocultar la dicha que le causaba el cariño que mostraba por él.
Jungkook le quitó el calzado y lo dejó en un rincón del dormitorio.
—Deberías ponerte un pijama— comentó mientras buscaba uno dentro del cajón —Así estarás mucho más cómodo. ¿Quieres que llame a tu hermano para que te ayude a cambiarte?
—¿No puedes hacerlo tú?— preguntó con total naturalidad, pero entonces sintió que pedirle algo así estaba fuera de lugar y temió haberse pasado de la raya —Quizá sea mejor que...
—Lo hago yo— le cortó inmediatamente —Bueno, quiero decir... No es la primera vez que te quito la ropa, ¿verdad?
Taehyung se sorprendió por la respuesta y Jungkook apartó la mirada avergonzado, pero la risa que soltó el mayor borró su malestar.
—Tienes razón. Me la has quitado muchas veces, aunque en otras circunstancias.
Jungkook le miró y ambos se rieron. Mellie entró en el dormitorio atraída por las risas. La perrita se tumbó en el suelo mientras su papá se sentaba sobre la cama.
—¿Puedo?
—Por favor.
El menor comenzó a desabrocharle la camisa sintiendo la mirada de Taehyung sobre su rostro. Para Jungkook era difícil controlar sus sentimientos, pero debía hacer ese esfuerzo por el bien de ambos. El maknae le quitó la ropa con mucha delicadeza y también le echó un breve vistazo a los vendajes.
—Sabes que ya no tienes que hacer todo esto por mí... Quiero decir... Estoy muy agradecido por lo que estás haciendo, pero no tienes que dedicarme cada minuto de tu tiempo...
Jungkook le ayudó a ponerse la chaqueta del pijama antes de responder.
—¿Y si eso es justo lo que deseo hacer?
—Kook...
—¿Qué hay de malo?— el menor comenzó a abrocharle los botones —¿Cuidarte es algo malo?
—Claro que no...
—¿No harías tú lo mismo por mí?
—Sabes bien que sí...
—¿Entonces?— Jungkook le acarició la mejilla —¿Cuál es el problema?
Taehyung no contestó. No podía. Estaba distraído por el contacto con su piel y la cercanía de su boca. Jungkook notó cómo sus mejillas se encendían. ¿En qué estaba pensando? ¿Acaso sentía lo mismo que él? ¿Tenía las mismas ganas de besarle que él?
El maknae pensó en dejarse llevar, pero ¿y después? Taehyung apenas se había divorciado y estaba muy vulnerable por todo lo que había sucedido. Si daba ese paso sería un acto egoísta; si le besaba en ese instante, solo estaría pensando en su necesidad y no en la de Taehyung.
—Debes tener hambre— Jungkook apartó la mano y le sonrió suavemente —¿Qué quieres que te prepare?
—¿Vas a cocinar para mí?
—Dime qué quieres y te lo haré.
—Pescado— respondió sin pensárselo dos veces —Me apetece algo de pescado.
Jungkook lo ayudó a ponerse el pantalón y luego lo acomodó en la cama.
—Duerme un poco— pidió tras taparlo con mimo —En un rato te subiré la comida.
—Muchas gracias.
Los dos se miraron con mucho afecto y aunque Taehyung deseó desde lo más profundo de su ser que lo besara, Jungkook solo le acarició la cabeza antes de salir del dormitorio.
Absorto en sus pensamientos bajó por las escaleras hasta que vio a Jimin y Junggi a punto de salir de la vivienda.
—¿Os vais?
—Tu sobrino no puede saltarse la guardería y yo tengo que ir a trabajar.
—Como querían recibir a Tae van a llegar algo más tarde. Ya sabes, el gobernador puede permitirse esa clase de comportamientos.
—Te recuerdo que eres el novio del gobernador y gozas de muchos privilegios.
Jungkook se rió entre dientes. Eran adorables cuando se picaban por esa cuestión.
—Voy a hacer pescado para Tae, así que hoy me encargo yo de la comida.
—No nos queda— le contestó Jimin —Y no nos corresponde más pescado hasta dentro de unos días.
Jungkook se acercó a la entrada para ponerse las botas.
—¿A dónde vas, JK?
—A pescar.
—¿A pescar?— repitió Jimin desconcertado —¿Y cómo vas a hacer eso?
—Si Tae quiere pescado le haré pescado— Jungkook se agachó para ajustarle el gorrito a Junggi —¿Verdad, chiquitín? Hay que cuidar del tío para que se ponga bien.
El niño asintió y Jungkook le comió la mejilla a besos, lo que provocó que el pequeño comenzara a reír muy alto.
—Pásalo bien en la guardería. Nos vemos luego.
Jimin se quedó a cuadros cuando su hermano salió de la vivienda.
—Pero...
—No te preocupes por él, en la península se le daba muy bien pescar. Traerá unos cuantos peces y así podrá lucirse delante de Tae.
—Ya veo... Jungkookie es un romántico— dijo entusiasmado —¿Y tú? ¿Saldrías con este frío a pescar por mí?
—No soy tan estúpido como tu hermano.
Jimin se dio la vuelta enfurruñado y le colocó la mochila a Junggi en la espalda. Yoongi se apoyó sobre la puerta sin poder ocultar la diversión que le causaba su enfado.
—Hay que ser prácticos, ¿no? Si hay comida en casa pues se come de lo que hay. Cumplir caprichos tontos es cosa de esos dos mocosos.
—Se me había olvidado lo tacaño que eras.
—¿Tacaño? ¿Yo?— Yoongi miró a Junggi dolido —Tu papá me acaba de llamar tacaño.
—¿Qué es tacaño?
—Yoongi es un tacaño, pollito— Jimin alzó a su hijo en brazos —Un tacaño de los grandes.
—Gigi es bueno— Junggi señaló a Yoongi —Tacaño es bueno.
Yoongi y Jimin se miraron muy sorprendidos. Era la primera vez que Junggi lo llamaba Gigi a secas. Hasta ese momento siempre se había referido a él como tío Gigi.
—¿Qué has dicho, mi vida?— preguntó Jimin ilusionado.
—Gigi es bueno— repitió con una enorme sonrisa.
Yoongi se acercó y le dio un beso en la frente. No sabía qué decir y tampoco sabía cómo expresar los sentimientos que le había provocado el niño.
—Esta tarde te recogeré de la guardería— Yoongi tiró ligeramente de la mejilla de Junggi —Y después iremos a jugar al parque.
—¿Tobogán?
—Sí, iremos a jugar juntos, pollito.
Jimin intentó mantener la compostura mientras veía la complicidad que había entre ellos. Yoongi notó que estaba emocionado y le besó en la boca.
—Sabes que iría a pescar por ti, ¿verdad?
—Lo sé.
—Te amo— Yoongi lo volvió a besar y luego le dio un beso al niño —Y a ti también.
La risa de Junggi agitó el corazón de Yoongi. En ese instante supo que se había vuelto a acercar un poco más al niño y que ya no había vuelta atrás; independientemente de sus temores, Junggi le estaba dejando entrar en su vida y Yoongi no quería fallarle. Aunque le asustaba el futuro quería estar con él y su papá para siempre.
Parece que el cambio que provocó Seokjin no se limita únicamente a su grupo de amigos. ¿Creéis que solo ha afectado a Changwook o que también podría afectar a otros habitantes de la isla? 🤔
El camino de Hoseok ha sido difícil, pero ahora por fin vuelve a sonreír. 🥺
Aunque las cosas siguen siendo bastante inciertas, Jungkook está cuidando con mucho cariño de Taehyung. Hacía mucho que estos dos no pasaban tiempo juntos, ¿verdad? ¿Cómo creéis que seguirá avanzando su relación? 👀
Ahora es Gigi. Junggi va entendiendo poco a poco que Yoongi es alguien muy especial. ¿Llegará algún día a llamarle papá? El tiempo lo dirá. ✨
Gracias por leer este capítulo en un día tan especial. Cuidaros mucho y disfrutad del cumple de Jimin. Nos leemos en el próximo capítulo. 💛💜
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