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65

Jungkook contempló el exterior desde la ventana de su dormitorio. Habían pasado diez días desde su regreso y las calles de Inyeon volvían a lucir como las recordaba. Ya no quedaba ni rastro de la nieve que había cubierto la isla, lo que sí persistía era el frío y la humedad.

El maknae se había vuelto a instalar en su antiguo dormitorio. Era una sensación algo agridulce estar allí, porque los recuerdos de su vida con Taehyung estaban impregnados en aquellas cuatro paredes; pero aunque dolía, también le generaba un extraño consuelo que no sabía cómo explicar.

Hoseok se había ofrecido a dejarle su habitación, pero Jungkook no quería vivir en otra parte. En el fondo todavía se aferraba a la posibilidad de volver con Taehyung, a pesar de que su exnovio lo estaba evitando.

Taehyung había visitado el domicilio en contadas ocasiones y siempre se las ingeniaba para ir cuando Jungkook no estaba en casa. No había que ser un genio para comprender que no deseaba verle. ¿Y podía reprochárselo? En absoluto. Estaba casado y se debía a su marido, no a él.

Ellos ya no eran nada y quizá ni siquiera podían considerarse amigos. Solo eran dos personas con un pasado lejano y un futuro incierto.

Jungkook se ató el cabello reflexionado, una vez más, sobre su relación con Taehyung. Cansado de darle vueltas a lo mismo decidió bajar al piso de abajo. Mientras descendía por las escaleras se percató de que su hermano estaba en el pasillo, observado algo que sucedía dentro del salón.

El maknae se detuvo a su lado y fijó la mirada sobre la misma escena que Jimin. Yoongi y Junggi parecían inmersos en un juego que consistía en elegir un conjunto de objetos que encajasen entre sí. Para eso había seleccionado cosas de la casa que eran seguras para el niño. Junggi tomó una pastilla de jabón y una toalla y sonrió tras llevarse la aprobación de Yoongi.

—Deberías pedirle la toalla para limpiar el charco de babas que estás formando, hyung.

—¡La madre que te...!— Jimin se llevó la mano al pecho —¿Eres un fantasma o qué coño te pasa?

—Soy el Señor del silencio— bromeó con cierta picardía —Ya deberías saberlo.

Jimin resopló resignado. No era la primera vez que le daba un susto de muerte. A veces era tan sigiloso que su presencia pasaba completamente inadvertida.

—¿A quién de los dos estás espiando?

—A los dos— respondió entre pucheros —Cuando he bajado ya estaban jugando. No me atrevo a interrumpir, es que míralos— los señaló emocionado —Parece que se llevan muy bien. Voy a llorar.

—No seas dramático— el menor notó que no era broma y que su hermano tenía los ojos vidriosos —Hyung, era cuestión de tiempo— le dio unos golpecitos en la espalda —Venga, no te pongas sentimental que tienes que ir a trabajar.

—Es la primera vez que veo a Yoongi tan calmado— aseguró con un nudo en la garganta —Siempre parecía estar en guardia con Junggi, pero ahora... Mira su sonrisa. No estoy equivocado, ¿verdad?

—No, hyung. No estás equivocado— Jungkook le acarició la cabeza —Las muertes de Yuuma y Naeun le han afectado mucho, pero tu hijo está aliviando poco a poco ese dolor.

—Quiero que sea feliz... Solo deseo que Yoon sea feliz...

—Lo será— el maknae se fijó en la sonrisa de Yoongi. Jimin tenía razón; algo en él se veía diferente —Te aseguro que lo será.

Las palabras del menor aliviaron el pesar en su corazón. Jimin alzó la vista hacia él y vio que se había vestido completamente de negro.

—¿Vas a algún lado, Jungkookie?

—Voy a ir a la comisaría a pedir trabajo.

—¿Estás seguro? ¿No quieres descansar un poco más?— se preocupó inmediatamente —Todo el mundo entiende que os toméis un tiempo para recuperaros.

—Estoy descansado— afirmó sin apartar la mirada de Junggi —Necesito hacer algo o me voy a volver loco.

Jimin imaginó a quién se debía esa locura. No era ajeno al comportamiento de su hermano en los últimos días y tampoco ignoraba la de veces que se había quedado mirando por la ventana, esperando desesperadamente a que apareciese Taehyung.

—Este fin de semana daremos una fiesta por ti y por Yoongi— comentó en un tono animado —Será algo íntimo y sencillo, solo con nuestros amigos.

—Sabes que no hace falta que des una fiesta, hyung...

—Lo sé, pero sería bonito si nos reuniéramos todos, ¿no?

Jungkook asumió que en esa fiesta también estaría Taehyung. No podría rechazar la invitación de Jimin y tendría que verle, quisiera o no. Eso le daría la posibilidad de hablar con él y decirle todas las cosas que rondaban su mente.

—Me encanta la idea— contestó con una actitud completamente distinta —Nos vemos luego, ¿vale?

A Jimin le alegró que lo aprobara. Era consciente de lo mal que lo estaba pasando y aunque solo era una reunión sencilla, lo hacía con el fin de animar a su hermano. En cuanto Jungkook abandonó la casa se giró hacia el salón, pero para su sorpresa, se encontró con Yoongi de frente.

—¿Vas a seguir ahí parado?— preguntó arqueando una ceja —¿Por qué no te unes a nosotros?

—Yo, eh...— balbuceó avergonzado —Bueno, es que...

—¿Es que qué?

Jimin se puso como un tomate y Yoongi se rió por su expresión.

—Eres malvado— se quejó haciendo un puchero —Te gusta avergonzarme, ¿verdad?

—Me gustan las caritas que pones— Yoongi le alzó un poco la barbilla y le miró detenidamente —Eres precioso.

Jimin cerró los ojos esperando recibir el beso que tanto ansiaba. Yoongi no le dejó esperar y rozó sus labios levemente con los suyos. El menor colocó los brazos por encima de sus hombros y se dejó presionar contra la pared mientras sentía la tensión sobre su boca.

Jimin amaba cuando Yoongi era tan directo y el beso se convertía en un placer que envolvía todo su cuerpo. Su dicha sin embargo duró menos de lo que habría deseado; Yoongi se separó de él al notar que algo los observaba y ese algo no era otro que Junggi, que se había quedado cerca de ellos, mirándoles con curiosidad.

El interés del niño no perduró mucho y pronto se desvinculó de la escena y regresó a la mesa.

—Le debe resultar raro que sea el único que te bese en la boca— comentó Yoongi mientras veía como Junggi seguía jugando —Ayer también me miró así cuando te abracé por la espalda.

—¿No es demasiado pequeño para darse cuenta de estos detalles?

—No sabría decirte. Cada niño es un mundo— respondió pensativo —De todas formas es bueno que vaya notando la diferencia que hay entre la relación que tienes conmigo y la que tienes con los demás. Así será más fácil explicarle que somos novios.

La mirada de Jimin se agrandó inmediatamente. ¿Novios? ¿Había dicho novios? Desde que Yoongi había vuelto se habían comportado como una pareja, pero ninguno de los dos había formalizado su relación. El menor no quería presionarle, sobre todo porque sabía por todo lo que estaba pasando y lo que menos deseaba era forzarle a tomar una decisión.

—¿Estás seguro?— preguntó nervioso. Que hubiera utilizado la palabra novios le agitó el corazón fuertemente —De verdad quieres... De verdad somos...

—Es lo que más deseo en el mundo— Yoongi le tocó la mejilla con mucho afecto —En estos días me he dado cuenta de lo afortunado que soy. Que me sigas amando y que estés dispuesto a dejar que forme parte de tu vida y de la de tu hijo, es el mayor regalo que podrían darme.

—Gracias— Jimin le dio un abrazo muy fuerte —Gracias por darnos una oportunidad.

—No, gracias a ti por dármela a mí— Yoongi cerró los ojos —Quiero ser parte de tu familia... Quiero tener una familia contigo, Jimin.

—Ya la tienes, mi amor— el menor le besó con lágrimas en los ojos —Ya somos una familia.

Yoongi escondió el rostro en su cuello. En los últimos años había perdido la esperanza de tener una familia propia y ahora que estaba tan cerca de tenerla, sentía miedo de entregarse por completo.

El amor que sentía por Junggi le asustaba porque en el fondo seguía creyendo que no le traía suerte a los niños y aunque sabía que ese temor solo se debía a un profundo trauma, era un conflicto que no cesaba, pero que gracias a la terapia a la que estaba asistiendo, podría llegar a superar con el tiempo.

Buscar ayuda profesional había sido la mejor decisión que podría haber tomado y el apoyo de Jimin era fundamental para su recuperación. Su paciencia, amor y comprensión le daban fuerzas para seguir buscando sanar en lugar de huir de la situación.

—Eres mi novio— pronunció Yoongi en voz alta y hacerlo fue muy liberador —Eres mi novio, Park Jimin.

La sonrisa de Jimin iluminó el corazón de Yoongi. Era tan deslumbrante verle sonreír que a veces lograba perder el miedo a todo.

—¿Novio?— Junggi se acercó a ellos —¿Qué es?

Jimin se sentó en cuclillas y tomó las manos de su hijo.

—Cuando dos personas se quieren mucho, mucho, mucho, entonces se hacen novios— explicó de una manera muy sencilla —¿Lo entiendes, mi vida?

—¿El tío Koo es mi novio?

—No, claro que no— Jimin miró a Yoongi en busca de ayuda —¿Cómo se lo explico?

Yoongi se agachó y Junggi fijó su atención en él.

—Jungkook es tu tío. Un novio es algo diferente, es una pareja, un compañero— añadió, pero la expresión del niño seguía mostrando desconcierto —Tienes que ser grande para tener novio.

El niño se dirigió a la mesa para tomar algo de la superficie.

—Me parece que es demasiado pequeño— Jimin miró a Yoongi dubitativo —¿Crees que lo ha entendido?

—No, para nada.

Junggi regresó con dos objetos. Ilusionado le entregó el lápiz a su padre y el papel a Yoongi.

—Pareja.

—¿Tu papá y yo somos como el lápiz y el papel?

—Sí.

Yoongi y Jimin tuvieron que contener la risa. Junggi comenzó a saltar por el salón; ahora que entendía el significado de novio estaba muy contento.

—Tengo que irme a trabajar— Jimin se levantó del suelo —¿Seguro que quieres llevarlo a la guardería? No me importa acompañaros.

—Quiero pasar más tiempo con él a solas. Te prometo que estará bien.

—No lo dudo, sé que contigo está en buenas manos.

Yoongi le ajustó la corbata cariñosamente. La confianza que depositaba siempre en él le hacía muy feliz.

—Nene— Jimin acercó la boca a su oído y susurró en un tono sugerente —Esta noche te haré el amor. Recuerda que soy el lápiz. 

Yoongi sonrió, pero por dentro se inquietó un poco. No le había dicho lo que le sucedía y aunque su terapeuta le había aconsejado sincerarse con él, todavía no había encontrado la manera de explicarle un hecho que le avergonzaba profundamente.

Jungkook entró en la comisaría con sentimientos encontrados. La primera persona a la que vio fue a Chanmi, que se alzó de su silla en cuanto cruzaron miradas. Aunque la joven sabía que había vuelto, dado que era la noticia más comentada en la isla, había optado por darle espacio y no atosigarle, por lo que todavía no se habían visto en persona.

La muchacha se apresuró hacia él y le dio un cálido abrazo.

—Te veo bien— aseguró emocionada —No parece que hayas pasado cuatro años en el infierno.

El joven sonrió por el comentario. Varias personas le habían dicho lo mismo. 

—Me alegro de verte— contestó con sinceridad —Parece que te va bastante bien. 

—No puedo quejarme, las cosas marchan bien.

—¿Necesitas personal?— preguntó algo inquieto —Me gustaría volver a trabajar contigo, si es posible.

—¿Bromeas?— Chanmi le dio un golpecito en el pecho —Si no fuera por ti no habría podido trabajar aquí— la muchacha señaló hacia el escritorio principal —Por supuesto que hay sitio para ti.

—No, yo no me refería a eso. Sé que ahora estás al mando, me lo ha dicho mi hermano. Solo quiero trabajar aquí, no necesito el puesto que tenía antes.

—No te pedí trabajo para mandar, te pedí trabajo para cambiar las cosas y las cosas han cambiado— respondió muy agradecida —Mereces recuperar tu puesto.

—Ella tiene razón— Yeonjun dio un paso hacia ellos. El joven se había escondido en el baño cuando Jungkook entró por la puerta —Nosotros solo seguimos con lo que tú empezaste— afirmó con voz temblorosa —Por favor, acepta el puesto.

Jungkook notó que tenía lágrimas en los ojos. Parecía aliviado de verle, pero también algo angustiado. Sin pensárselo dos veces se acercó a Yeonjun y le dio un fuerte abrazo.

—Lo siento mucho— el menor rompió a llorar —Lo siento mucho, hyung...

—¿Qué dices? No deberías seguir pensando en eso— Jungkook le despeinó tratando de rebajar la tensión —Gracias por cuidar de todos mientras estaba ausente. Has hecho un gran trabajo, Yeonjun.

Chanmi sintió mucha alegría al ver la tímida sonrisa del chico. Yeonjun había solicitado un puesto en la comisaría para honrar la memoria de Jungkook, pero pronto se dio cuenta de que el muchacho tenía madera de policía y encajaba muy bien con ellos.

—Han cambiado muchas cosas desde que te fuiste— comentó Chanmi muy animada —Tenemos leyes diferentes que debes conocer.

Jungkook iba a hacerle unas preguntas cuando notó que había varios hombres encerrados, lo que le desconcertó un poco.

—¿Qué han hecho?

Chanmi y Yeonjun se miraron como si estuvieran debatiendo quién debía contárselo. El muchacho se desentendió del asunto dejándole el marrón a ella.

—A decir verdad... Esos tipos intentaron matar a tu hermano...

—¿Qué has dicho?— la mirada de Jungkook se tornó gélida —¿Cuándo? ¿Y por qué?

—Sucedió hace unas semanas. Querían hacerse con el cargo de gobernador— añadió Yeonjun —Lee Minho hyung los trajo aquí uno a uno. Y también encontró a varios testigos que testificaron en su contra.

—En unos días los enviaremos a la península. El intento de asesinato está castigado con el destierro— Chanmi se cruzó de brazos —Minho oppa se encargará de dejarlos allí.

A Jungkook no le sonaba el nombre de Lee Minho en lo más mínimo, pero si había actuado en favor de su hermano, entonces debía de tratarse de una persona de confianza.

El joven se acercó a las celdas y observó a los prisioneros detenidamente. Tenían un aspecto desmejorado y decaído, como si se hubiesen resignado a su destino. Jungkook deseó decirles unas palabras, pero desistió al ver lo débiles que parecían física y anímicamente. No merecía la pena pisar algo que ya estaba roto.

—Por cierto— Jungkook regresó con sus compañeros —¿Lee Minho trabaja aquí?

—No, está a cargo de las caballerizas— aclaró Yeonjun —Y también es parte del equipo de expedición. De hecho, es la mano derecha de Taehyungie hyung. Da bastante miedo, ¿verdad?— le dijo a Chanmi —Pero es muy buena persona.

Jungkook frunció el ceño. ¿Lee Minho era la mano derecha de Taehyung? Si antes había sentido curiosidad por él, ahora tenía aún más ganas de conocerle.

—No.

—¿No?— Yoongi miró al niño desconcertado —¿Ya no usas la silla de paseo?

—No, soy grande.

Yoongi sonrió ante su expresión. Junggi se veía adorable con su peto largo y su jersey amarillo con dibujos de dinosaurios. En la guardería no había un uniforme oficial aunque solían ponerles batas cuando llegaban.

Yoongi le puso una chaqueta azul y un par de guantes del mismo color. Luego le ayudó a ponerse las botas y le colocó un gorro de lana blanco. Junggi se despidió de Mellie y Neysa como solía hacer todas las mañanas y a continuación salió al exterior muy animado. Aunque para Yoongi no hacía tanto frío, para el niño era diferente y por eso se había asegurado de que iba bien abrigado.

Junggi comenzó a cantar mientras se dirigían a la guardería. Yoongi se ajustó a su paso, que era bastante lento, aunque el niño se movía con mucha soltura. A veces se ponía a hablar solo y no lograba entender lo que decía, pero le resultaba interesante observar lo que hacía.

Un perro se cruzó inesperadamente en su camino. El gato al que perseguía consiguió escapar por un pequeño hueco en una valla de madera de una casa, pero los ladridos del can asustaron a Junggi fuertemente. El niño se agarró de la pierna de Yoongi a punto de romper en llanto.

—No pasa nada, pollito— aseguró alzándolo en brazos —Solo son dos amigos que han tenido una pequeña discusión.

Junggi se agarró de su cuello y escondió el rostro asustado. Yoongi percibió un sentimiento muy cálido mientras lo mantenía agarrado. La necesidad de protegerlo del mundo entero fue tan profunda que le puso los pelos de punta.

—Mira esa nube de allí— Yoongi decidió seguir caminando con él en brazos —¿A qué te recuerda?

Junggi alzó la cabeza tímidamente.

—Oh— su sonrisa se agrandó al verla. La nube se parecía al peluche que le había hecho Eunha a mano —Oso.

—¿Y esa de ahí?

—Mmm— Junggi ladeó la cabeza —¿Flor?

—Tiene forma de nomeolvides.

¿Nomevides?

—Nomeolvides— pronunció lentamente —Es una flor muy especial.

—Flor especial— repitió el niño entusiasmado —Nomevides especial. 

Yoongi sonrió al ver la felicidad que desprendía el niño. Los detalles más pequeños le animaban y le hacían reír como si no hubiera sucedido nada. Ambos siguieron con el juego hasta que llegaron a la guardería.

—Tío, Gigi— Junggi le agarró la cara con ambas manos —No te vayas al cielo.

Yoongi se detuvo al oír esas palabras.

—No me iré— dijo sin apartar la mirada de la suya —Me quedaré contigo y con tu papá para siempre.

—¿De verdad?

—De verdad— aseguró con el corazón agitado. Los sentimientos que había provocado en él no los podía explicar con palabras —Después vendré a recogerte.

Junggi asintió y le dio un beso en la mejilla. Yoongi lo dejó en el suelo y observó cómo corría hacia Minnie, que estaba saludando a varios niños en la entrada. La sensación que tuvo al verle alejándose de él fue muy extraña.

¿Cómo habría sido la primera vez que Jimin lo llevó allí? ¿Habría llorado? ¿Habría sentido miedo al dejar a su hijo a cargo de otras personas? Yoongi no conocía a la gente que trabajaba allí y a pesar de que sabía que Minnie era de confianza, no pudo evitar sentir cierta inquietud cuando los vio entrar en el edificio.

Yoongi caminó hacia el centro del pueblo con sentimientos encontrados. Quería convertirse en un buen padre para Junggi, pero seguía sintiendo mucha inseguridad cuando se veía a sí mismo en un papel tan importante.

Había muchos demonios atosigándole y uno de ellos tenía nombre y apellido; Park Hyungsik había dicho cosas que no dejaban de rondarle la mente. ¿Y si Inyeon caía algún día? ¿Y si los infectados llegaban hasta allí? No era sencillo encontrar la isla, bien lo sabía, pero tampoco podía descartar esa posibilidad.

Yoongi tomó un atajo hasta el ayuntamiento. Debía hablar con Jimin de un asunto muy importante y no quería esperar hasta la noche. Al entrar en el edificio y subir por las escaleras, se topó con Wooshik en el segundo piso.

La sorpresa de encontrarse allí se reflejó en los rostros de ambos. La última vez que se vieron no fue un encuentro amistoso y aunque había pasado mucho tiempo desde entonces, la situación entre ellos seguía siendo bastante incierta.

—¿Buscas a Jimin?— le preguntó en un tono mucho más amigable de lo que recordaba Yoongi —Ha salido a arreglar un asunto. Volverá pronto.

—Ya veo.

—¿Quieres esperar en su despacho?

—Eso estaría bien.

Wooshik le mostró el camino sintiendo su mirada fijamente sobre su nuca. En realidad quería romper el hielo, pero no sabía cómo iniciar una conversación con él. Era extraño sentir alivio después de volver a ver a una persona a la que había aborrecido tanto.

—Jimin me ha dicho que le has ayudado mucho— Yoongi decidió dar el primer paso —Gracias por cuidar de mi familia.

—No ha sido nada— Wooshik abrió la puerta del despacho y le dejó entrar —Siento mucho no haber podido hacer más por vosotros.

—No, has hecho más que suficiente.

—Lo siento— Wooshik se quedó sin aliento al ver su sonrisa —Fui un auténtico idiota contigo.

—Yo también fui un idiota— aseguró para su sorpresa —No debí decir algunas cosas de las que dije. Te pido perdón.

—No importa, ya es agua pasada— Wooshik alzó la mano esperando que la apretase —¿Amigos?

Yoongi asintió y le dio un fuerte apretón. Ese gesto dibujó una sonrisa en ambos y también logró rebajar la tensión.

—¿Te estás adaptando a la isla?

—Me cuesta salir desarmado y oír tanto ruido. En la península hay mucho silencio, lo único que se oye son los sonidos de los infectados— Yoongi tomó asiento en un sillón, justo enfrente del escritorio de Jimin —Todavía tengo la sensación de que estoy entre ellos. Se siente raro vivir en un sitio con tanta paz.

—Poco a poco te irás acostumbrando. Tu familia también te ayudará a sentirte más cómodo.

Jimin entró por la puerta y se sorprendió mucho al ver a Yoongi.

—¿Qué haces tú aquí?— preguntó emocionado, pero rápidamente sintió un atisbo de preocupación —No ha pasado nada malo, ¿verdad?

—No, solo quería verte— Yoongi se levantó del asiento —Necesito hablar contigo.

Esa respuesta alivió y preocupó a Jimin a partes iguales.

—Ahora mismo estoy contigo— el joven le entregó una carpeta a Wooshik —Te toca.

—¿Otra vez el señor Man?— resopló hastiado —¿Y ahora qué mosca le ha picado a este pesado?

—¿Puedes encargarte de él?

—¿En plan El padrino?

—No, en plan asistente personal del gobernador.

—No será tan divertido, pero tú mandas— se encogió de hombros —Hasta luego.

Yoongi se despidió de Wooshik alzando la mano. Aunque tenía curiosidad por saber quién era el señor Man y por qué ambos parecían tan cansados de él, decidió mantenerse al margen.

—¿Qué pasa, cariño?— Jimin tomó su mano derecha y la apretó con suavidad —¿Qué necesitas?

—No quiero que te tomes esto como una crítica a tu gestión, pero creo que es necesario que la gente de Inyeon aprenda a defenderse. Sé que lleváis mucho tiempo viviendo en armonía, pero la amenaza de los infectados sigue latente y no creo que debamos bajar la guardia.

—No puedo obligar a la gente a asistir a clases de supervivencia o defensa personal— el menor le soltó la mano y se acomodó en su asiento —Lo he intentado, créeme, pero viven en una burbuja.

—Si Inyeon llega a caer, la población no sobreviviría ni medio día en la península.

Jimin le miró fijamente a los ojos. Lo que decía no le parecía descabellado, ¿pero cómo convencías a tanta gente a hacer algo que consideraban una pérdida de tiempo?

—¿Y qué me sugieres?

—Quiero instruir a la población para que sepa defenderse— Yoongi se acercó a él y se apoyó sobre la mesa del escritorio —Quiero dar clases de supervivencia por si llegará el día en el que tuviéramos que huir de aquí.

—Espero que eso nunca suceda— Jimin le miró pensativo —Has sobrevivido durante años en un lugar horrible. Es posible que a ti sí te hagan caso.

—¿Entonces estás de acuerdo?

—No pierdes nada por intentarlo, mi amor. De verdad espero que salga bien. Es uno de los problemas que no he podido solucionar en estos años.

—Te aseguro que les haré entender.

—Y aunque no lo entiendan todos, tener a varias personas preparadas es mejor que no contar con nadie.

Yoongi estaba de acuerdo con él. Si Inyeon caía, la mayoría no sobreviviría. Por eso debía hacer algo para cambiar esa situación.

—¿Cómo te ha ido con Junggi?

—Muy bien. Es un niño increíble y muy espabilado para su edad— su rostro se iluminó al pensar en él —Me hace gracia cuando me llama tío Gigi.

—Dale tiempo. Algún día te llamará papá— Jimin le miró con mucho afecto —Cuando deje de pensar que somos como el lápiz y el papel.

Yoongi no sabía si Junggi lo llamaría así algún día, pero lo que no quería era imponérselo. Debía ganarse el amor y la confianza del niño y mostrarle que su relación con Jimin era distinta de la que tenía con Hoseok o Taehyung.

—Te dejo trabajar— le dio un beso en la frente —Seguro que tienes muchas cosas que hacer.

—Ninguna es tan importante como tú.

—No te pongas ahora a coquetear conmigo— le advirtió y Jimin soltó una carcajada —Eres terrible.

—Lo siento— el menor se levantó y le rozó los labios con los suyos levemente —Nada de sexo salvaje en el despacho del gobernador. Entendido.

Yoongi le miró fijamente a los ojos y Jimin notó la tensión entre ellos. Con una sola mirada era capaz de hacerle sentir mil emociones y esa era una de las muchas cosas que amaba de él.

—Tengo que ir a ver a Tae, pero retomaremos esto en otro momento— le pellizcó la mejilla —Sé responsable, eres el gobernador.

—Solo te dejo marchar porque vas a ver a TaeTae— Jimin se mordió el labio inferior —Por cierto, dile a tu hermano que el sábado vamos a dar una fiesta y como no venga a pasarlo bien con su familia, iré a su casa y le rasparé los huevos con papel de lija.

—Le diré algo menos psicópata— Yoongi se rió y le dio un beso en la nariz —Nos vemos en casa. Te amo.

—Y yo a ti.

Yoongi salió de su despacho y bajó por las escaleras reflexionando sobre su conversación. Le alegraba que Jimin no le hubiese negado su propuesta y apreciaba mucho que no hubiera sacado el tema de las clases particulares.

Yoongi no tenía intención de renunciar a dar clases de música, pero en ese momento creía que había otras prioridades mucho más importantes que esa. Además no se sentía cómodo alrededor de niños pequeños, a menos que el niño en cuestión fuese Park Junggi.

El mayor fue hasta el colegio en busca de su hermano. No sabía si Taehyung estaba trabajando o se había quedado en casa con Changwook, pero como disponía de tiempo, decidió tomar asiento en un banco.

Yoongi tuvo que esperar cerca de dos horas y aun así no se le hizo pesado. La tranquilidad de Inyeon se disfrutaba de una forma diferente, sobre todo después de pasar tantos años en constante tensión.

Al salir con los niños al recreo, Taehyung lo vio apoyado sobre un árbol y se apresuró hacia él.

—¿Qué haces aquí?— preguntó agitado —¿Ha sucedido algo?

—Jimin me ha preguntado exactamente lo mismo— Yoongi arqueó una ceja —¿Sois parientes?

—Lo seremos cuando te cases con él— Taehyung sonrió de oreja a oreja —No, en serio. ¿Qué pasa?

—Apenas vienes por casa y cuando apareces por allí te quedas muy poco tiempo. Entiendo que tu situación es difícil, pero somos tu familia.

—Lo siento...

—No puedes evitar a JK toda la vida, Tae.

Taehyung bajó la mirada avergonzado. Era cierto que no podía evitar a Jungkook para siempre y aun sabiéndolo, le daba mucho miedo enfrentarse a él.

—JK ha pasado por mucho en la península. Hace unos días se infectó y estuvo a punto de morir...

—¿Qué...?— Taehyung se agarró de la chaqueta de su hermano. La noticia le impactó tanto que se quedó sin aire —¿Jungkook está bien?— preguntó con dificultad —Hyung, ¿por qué no me lo has dicho antes?

—Hoseok lo ha examinado y se encuentra en perfecto estado— dijo con mucha templanza, tratando de calmar su ansiedad —Tranquilo. Si no te lo he dicho antes es porque está bien.

Taehyung se llevó la mano a la boca. A pesar del esfuerzo no fue capaz de aguantar las lágrimas. Yoongi lo tomó del hombro y lo alejó de los niños para que ninguno se diera cuenta del estado de su profesor.

—¿Estás más tranquilo?

—¿Cómo se encuentra él?

—Sigue teniendo esperanzas de volver contigo— Yoongi le miró de reojo —Sé que no quieres hacerle daño a nadie, pero a estas alturas es imposible que ninguno salga ileso.

—Lo amo, hyung— murmuró con un fuerte nudo en la garganta —Nunca dejaré de amarlo— Taehyung estaba tratando de mantener la compostura, pero Yoongi sabía lo difícil que le resultaba no llorar —Es el amor de mi vida... Y... Y estoy muy feliz de que haya vuelto...

—Lo sé, Tae— Yoongi le acarició la espalda —Tranquilo.

—Pero no puedo dejar a mi marido— dijo muy afligido —No puedo hacerle eso... No puedo...

—Lo entiendo— Yoongi le tocó la mejilla suavemente. La expresión que vio en su rostro le encogió el corazón —Sabes que tienes que decírselo, ¿verdad? 

—Tengo mucho miedo...

—Y es natural que lo tengas— el mayor lo estrechó entre sus brazos —Pero también sabes que debes decírselo. 

Taehyung era consciente de que no podía seguir evitándolo. Lo había intentado unos días atrás, cuando se encontró a Jungkook paseando por el pueblo, pero en lugar de hablar con él, lo siguió en silencio. Observarlo desde la distancia no había sido un caso puntual. Había sucedido varias veces, incluso había buscado una excusa para salir de casa únicamente con la intención de verle.  

Cada día que pasaba lejos de Jungkook lo anhelaba con más fuerza y esos sentimientos le creaban un gran conflicto. ¿Por qué no era capaz de reprimirse? Estaba casado, debía seguir con Changwook, debía amar a su marido y sin embargo, no podía dejar de desear a otro hombre.

Taehyung se odiaba a sí mismo por sentirse así; se odiaba a sí mismo por huir en lugar de afrontar la situación y sobre todo se odiaba a sí mismo por ser tan egoísta.

—El sábado daremos una fiesta en casa. Deberías venir y hablar con él.

Taehyung miró hacia dos niños que estaban jugando a varios metros de él. Atrasar lo inevitable solo alargaba el sufrimiento de todos. Si realmente quería proteger a Jungkook y Changwook, entonces debía dejar de evadirse de la realidad y ser consecuente con sus acciones.

—Te prometo que el sábado lo solucionaré.

Yoongi y Jungkook se están adaptando poco a poco a la vida en la isla. Mientras el maknae ha recuperado su antiguo trabajo, Yoongi ha optado por algo muy diferente. ¿Creéis que hace bien en formar a la gente de Inyeon? 🤔

¿Y qué os va pareciendo la relación entre Yoongi y Junggi? Parece que esos dos se van entendiendo. 🥺

Taehyung ha tomado una decisión, pero... ¿Será capaz de hablar con Jungkook en la fiesta? Y si es así, ¿qué pasará? 👀

No estoy muy bien de salud y no sé si podré actualizar a tiempo, por eso, para el próximo capítulo, os pido algo más de margen que los 9/10 días habituales. Prometo que la espera merecerá la pena. Gracias por vuestra comprensión. Espero que tengáis una feliz semana. 💜

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