62
A Jimin todavía le costaba creer que Yoongi y Jungkook hubieran regresado. Aunque los tenía enfrente, cenando tranquilamente en la mesa de la cocina, por ratos sentía que estaba soñando. Era una sensación entre felicidad y miedo, pero también tristeza por haberse perdido cuatro años de sus vidas.
Junggi se encontraba cerca de su padre, dibujando ensimismado sobre su mesa infantil. Jungkook se fijó en que el niño estaba trazando una especie de círculo, mientras Neysa rondaba a su alrededor, como si fuese su guardiana protectora. Mellie en cambio se había acurrucado a los pies de Yoongi y dormía con una orejita levantada, alerta a cualquier movimiento.
—¿Cómo te va en el trabajo?— Yoongi se acomodó sobre el respaldo de la silla. Había cenado más de la cuenta y se sentía bastante lleno —¿Sigues siendo parte del concejo?
—Las cosas han cambiado mucho desde que os fuisteis. El concejo se disolvió tras descubrir que algunos de sus miembros estaban detrás de una trama de secuestro, prostitución y explotación— Jimin notó que su hermano dejó de comer —Tenían montado un prostíbulo en el bosque, donde obligaban a chicas que habían secuestrado de la península a ejercer la prostitución, destilar alcohol y crear drogas para el consumo de una docena de desalmados que creían estar por encima de la ley.
—¿Lo dices en serio?— Yoongi no podía creer lo que estaba oyendo —¿Las chicas eran extranjeras?
—¿Hyung, estás pensando en lo mismo que yo?— Jungkook miró a su amigo desconcertado —¿Podrían ser...?
—Lo son— confirmó Jimin para sorpresa de ambos —Son las hijas de los hombres con los que os encontrasteis en Jeolla del sur.
—Que hijos de... Fruta— Yoongi evitó maldecir porque Junggi estaba presente. Aunque el niño no les estaba prestando atención, no quería que la primera palabra que aprendiese de él fuese un taco —¿Quién lo hizo?
—Jang Myungsoo y Hong Dahye.
Yoongi se mordió la lengua por el bien del niño. Aunque aquellos hombres no les dejaron más opción que proceder con violencia, le revolvía el estómago saber que no se trataba de unos locos y que parte del concejo estaba detrás del sufrimiento de esas familias.
—¿Y las chicas?— se interesó Jungkook —¿Están a salvo?
—Adaptarse no ha sido un proceso fácil, pero son personas muy fuertes y afortunadamente ahora están bien— dijo orgulloso de ellas —De hecho, Momo es mi secretaria y Minnie trabaja en la guardería a la que asiste Junggi. Estos días ha estado cerrada por el temporal, por eso me ha hecho el favor de cuidar de él en casa.
A Jungkook le sorprendió que Minnie fuese una de las víctimas. En parte sintió curiosidad por el motivo de su confianza, dado que había dejado a Junggi a su cuidado, pero sobre todo sintió admiración por una persona que, después de pasar por un auténtico infierno, había sido capaz de continuar con su vida y volver a creer en la gente.
—¿Tienes secretaria?— preguntó Yoongi intrigado. No se le ocurría ningún empleo en las circunstancias en las que estaban, en el que necesitara de una —¿En qué trabajas ahora?
—Soy el gobernador.
La cocina se llenó de un intenso silencio que solo fue perpetrado por los cánticos de Junggi.
—¿Por qué me miráis así?— Jimin frunció el ceño —¿No me veis capaz de dirigir Inyeon?
Los dos se habían quedado asombrados, pero no por el motivo que creía Jimin, sino por el orgullo y la satisfacción que sintieron por él. Jungkook soltó los palillos y comenzó a aplaudir entre risas mientras Yoongi se quedó en silencio, contemplando el rostro de Jimin y sintiendo alegría, pero también tristeza por haberse perdido ese momento de su vida.
—¿Cómo lo has hecho, hyung?— preguntó Jungkook en un tono burlón —¿Te los has cargado a todos?
—Solo a dos.
Esa respuesta sorprendió a ambos casi tanto como la expresión que vieron en él. Jimin ya no era el mismo de antes y ese hecho se podía ver reflejado en su mirada.
—Ya os iré contando todo lo que ha cambiado, es mucho para compartir en una noche— Jimin tomó un poco de agua y dejó el vaso junto al plato —Además, seguro que queréis saber cómo les va a los demás.
—¿Siguen viviendo contigo?— a Yoongi le había surgido la duda desde la cena. Ya eran más de las ocho y nadie había entrado por la puerta.
—Eunha se casó con Sungjae hace un año, pero llevan viviendo juntos desde hace año y medio— desveló, causando varios murmullos de asombro —Hoseok hyung sigue viviendo aquí, pero hay días en los que duerme en el hospital, así que no es raro que no vuelva a casa.
—¿En serio se han casado?— Jungkook no podía creérselo; estaba tan sorprendido que no podía cerrar la boca de la emoción —¿Es en serio?
—¿Qué sucede?— Yoongi se giró hacia él —¿Te molesta?
—No, me encanta— la mirada del maknae se iluminó —Siento que mi mejor amiga se ha casado con mi mejor amigo de la infancia y eso es genial.
La alegría de Jungkook le causó mucha ternura a Jimin. Daba igual que ya tuviera veinticuatro años, para él seguía siendo su hermanito y su dulzura siempre le agitaba el corazón.
—¿Tienen hijos, hyung?
—No tienen— Jimin se giró hacia Junggi; el niño estaba acariciando a Neysa con mucho cariño —El único que tiene un pollito soy yo.
A Jungkook le alegró la noticia del matrimonio de Eunha y Sungjae, pero también sintió angustia por lo que pudo deducir de las palabras de Jimin. Si Taehyung ya no vivía con ellos y parecía evidente que no, solo se podía deber a una cosa. ¿Tendría pareja o también estaría casado?
Yoongi notó su preocupación de inmediato. Vivir con la incertidumbre podía ser más difícil que enfrentarse a la verdad. Él mismo había dado cosas por sentado que no eran ciertas, por lo que no deseaba que Jungkook cometiera los mismos errores que él.
—¿No crees que ya deberíamos hablar de Tae, JK?
Jimin se sorprendió por el apodo. ¿Yoongi llamaba a su hermano JK? Ese hecho le agradó y mucho.
—Hyung, ¿te importa si paso un rato con Junggi a solas?— Jungkook ignoró las palabras de su amigo y se levantó de la silla sin perder la sonrisa —Me gustaría conocer mejor a mi sobrino.
—Claro que no me importa— Jimin agarró su mano y la apretó cariñosamente —De hecho, me hace muy feliz que quieras conocerle.
El maknae se acercó a su hermano y le dio un beso en la sien. Sin exteriorizar sus emociones se inclinó sobre la mesa infantil para ver el dibujo del niño. Había un cuadrado en el centro del papel y varios círculos por encima de la figura geométrica.
—¿Qué has dibujado?
—Casa— Junggi señaló el cuadrado y luego los círculos —Nube.
—Es precioso— Jungkook le acarició la cabeza —¿Quieres que te cuente un cuento?
—¡Sí, sí, sí!— el niño dejó el dibujo y se levantó emocionado —Gracias, tío Koo.
Jungkook alzó a su sobrino en brazos bajo la estricta supervisión de Neysa. A Yoongi le causaba gracia que la minina fuera tan desconfiada. No se acercaba a ellos, pero cuando se trataba de Junggi no parecía tenerles miedo.
—Si pudiera nos echaba de aquí— comentó mientras veía cómo la gatita iba tras Jungkook —Creo que le caemos mal.
—Neysa no confía en los extraños, por eso está a la defensiva— Jimin comenzó a recoger la mesa —En unos días seguro que os ha aceptado, ya verás.
Yoongi sonrió. Los animales le parecían extraordinarios.
—Entonces vives con Junggi, Hoseok, Mellie y Neysa, ¿correcto?— el menor asintió a su pregunta —¿Y qué hay de mi hermano? Sé que JK no quiere saberlo, pero... ¿Ha rehecho su vida?
Jimin trató de buscar la forma menos dolorosa de decírselo, pero el impacto iba a ser el mismo, fuese directo o no.
—TaeTae se casó ayer con Changwook hyung.
—¿Ayer?— Yoongi se levantó abruptamente de la silla —¿Cómo que ayer? Pero... No me jodas...
—Esta mañana se pasó por el ayuntamiento para entregarme el documento— Jimin se volvió a sentar enfrente de él —Las bodas aquí son muy sencillas. Te puedes casar el mismo día que solicitas los papeles.
A Yoongi le costó un poco digerir lo que había dicho. Incluso tardó en comprender que Taehyung se había casado con un hombre y por ende, se había legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ese detalle le alegró, sin embargo no pudo disfrutarlo por completo.
—Hay algo más que debes saber.
—¿Algo más?
—Changwook hyung tiene cáncer— desveló afligido —No le queda mucho tiempo de vida...
Yoongi se sentó conmocionado por la devastadora noticia. Aunque quería que su hermano regresara con Jungkook, Changwook le caía bien y no le deseaba ningún mal. Había sido muy amable con él durante el tiempo que trabajaron juntos y nunca le negó su apoyo ni le puso trabas en su forma de educar. Al contrario, había sido una persona muy comprensiva y encantadora.
—¿Cómo está mi hermano?— preguntó muy preocupado —¿Cómo lo está llevando?
—Está siendo difícil... Han estado saliendo desde hace año y medio, pero no creas que pasar página ha sido fácil para él. TaeTae ha sufrido mucho. Perder a una persona que quieres es duro, pero perder a dos... Es insoportable...
Yoongi conocía el dolor de la pérdida. Había vivido la muerte de sus padres, la de su mejor amigo y la de otras personas que eran importantes para él, sin embargo, desconocía el sufrimiento por el que habían pasado Jimin y Taehyung. ¿Cómo sería perder a un hermano y a un novio el mismo día? Eso no se lo podía imaginar.
—¿Tae se ha casado por amor o por altruismo?
—Le quiere, de eso no tengo dudas, pero desde mi punto de vista...— Jimin se mordisqueó el labio antes de continuar —No creo que se hubiera casado con él si no fuera por sus circunstancias. En un futuro puede que sí, eso no lo descarto, pero si ha sido ahora se debe a su enfermedad.
—Mi hermano tiene muy buen corazón— resopló desbordado por sus emociones —No sé cómo se lo va a tomar JK... Es mejor que le dejemos descansar esta noche. Los últimos días han sido muy complicados para él. Tantas emociones juntas... Es difícil de procesar...
Jimin bajó la mirada preocupado. Toda la situación era difícil de procesar. Ni siquiera él, que llevaba bastante tiempo conversando con Yoongi, era capaz de asimilar todavía lo que estaba ocurriendo.
—Quiero que sepas que TaeTae es el jefe del equipo de expedición y que os ha estado buscando durante años.
Yoongi tardó un momento en comprender las palabras de Jimin. No podía imaginar a su hermano en un puesto como ese y no por falta de experiencia, sino porque para él, Taehyung era su niño y en cierta forma le costaba verlo como el líder que era.
—Tae ha crecido mucho en estos últimos años— expresó con mucho afecto —Me enorgullece que sea capaz de desempeñar un trabajo tan importante como ese.
Jimin sabía que a Yoongi le costaba mucho soltarle la mano a Taehyung. Seguramente por todo lo que había sucedido en su infancia era tan sobreprotector con él.
—¿Hoseok está con alguien?
—No, aunque pretendientes no le faltan— apuntó entre risas —Hoseok hyung es muy popular, pero todavía no ha mostrado interés por nadie. Está centrado en su trabajo. Ahora es médico, ¿sabes? Y uno de los buenos además.
Yoongi reflexionó sobre todo lo que le había contado; Eunha estaba felizmente casada con Sungjae mientras Taehyung se había juntado con su ex después de dar a Jungkook por muerto. Y aunque le quería, solo se había casado con él porque la enfermedad de su marido lo impulsó a hacerlo. Hoseok en cambio no tenía pareja y deducía que se había enterrado en el trabajo para lidiar con la muerte de Namjoon y superar así sus tendencias suicidas. Jimin por otra parte había tenido un hijo en el peor momento de su vida y gracias a Junggi había logrado superar ese bache y controlar su adicción por el alcohol.
Los cuatro habían pasado por mucho dolor, pero Hoseok, Jimin y Eunha parecían estar mejor que Taehyung, que seguía sufriendo por la salud de Changwook.
—Pareces cansado— advirtió Jimin —Deberías descansar.
Yoongi aceptó su sugerencia y le siguió al piso de arriba. La voz de Jungkook llamó la atención de la pareja, que se acercó al dormitorio de Junggi para ver qué sucedía. El niño estaba acostado sobre el pecho de su tío mientras escuchaba atentamente la historia que le leía.
Neysa dormía al pie de la cama, mucho más relajada de lo que estuvo en la cocina. Mellie se subió para acurrucarse a su lado y tras soltar un intenso bostezo, acomodó la cabecita cerca de la gatita.
—¡Y entonces apareció el lobo y soltó un terrible aullido!
—¡No! ¡Lobo malo, lobo malo!
A Jimin se le agitó el corazón cuando oyó las voces que ponía su hermano para sacarle una reacción a Junggi. Aunque tenía el apoyo de toda su familia y lo agradecía en el alma, el dolor de haber criado a su hijo sin la presencia de Jungkook era enorme. Ver que a partir de ahora podía contar con él le llenó el corazón de dicha.
Yoongi no pudo seguir viendo la escena y se alejó por el pasillo. Jimin lo notó y cerró la puerta del dormitorio con mucho cuidado.
—Yoongi, espera.
El hermano de Taehyung se detuvo, pero no se dio la vuelta.
—Por favor, si quieres odiar a alguien, ódiame a mí— pidió con la voz entrecortada; a Jimin le costaba no emocionarse por todo lo que estaba sucediendo —Yo soy el único responsable. Junggi no tiene la culpa de nada.
—Nunca podría odiarte a ti o a tu hijo— Yoongi se giró lentamente hacia él —Es que, cada vez que le veo, me recuerda a lo que podríamos haber tenido juntos y es doloroso. Es doloroso porque Junggi es precioso, es todo lo que he soñado y me arrepiento de haberme ido, pero si no me hubiera ido, él no habría nacido y ahora mismo ya no sé qué sentir...
Jimin se acercó y le dio un abrazo muy fuerte, pero Yoongi se apartó a los pocos segundos y entró en la habitación de Hoseok. El menor se quedó mirando la puerta entre lágrimas. Tras poner la mano sobre la madera y esperar más de un minuto, decidió volver a su cuarto y dejarlo en paz.
El joven encendió la lámpara de la mesilla de noche y se sentó abatido sobre la cama. Deseaba que todo fuera como antes, que nada hubiera cambiado entre ellos, pero lo cierto era que ni él ni Yoongi eran los mismos de antes, ni existía la posibilidad de regresar a cómo eran.
En cuatro años habían pasado demasiadas cosas; él tenía un hijo al que se debía en cuerpo y alma y Yoongi había tenido que afrontar cosas que ni siquiera lograba imaginar. Ambos habían hecho todo lo posible por seguir con vida e independientemente de sus acciones, no había nada que reprochar.
Jimin miró hacia la fotografía de Seokjin, Yoongi y Taehyung. Si él se sentía tan perdido, no quería ni pensar en cómo se sentiría su mejor amigo cuando supiera que habían vuelto. Probablemente le reprocharía no haberle avisado de inmediato, pero Jimin no podía saltarse la voluntad de Jungkook, aunque también se sentía mal por Taehyung.
La puerta se abrió y el joven se levantó abruptamente de la cama.
—Yoongi...
El mayor no dijo nada, solo desvió la vista por la habitación. El cuarto seguía exactamente igual a como lo había dejado. Lo único que faltaba era la mosquitera que cubría la cama matrimonial. Quizá se había estropeado o Jimin la había quitado a propósito, pero todo lo demás seguía igual a como lo recordaba.
Yoongi dio varias vueltas por la habitación hasta que finalmente se sentó al lado de Jimin. Por una parte no quería hablar con él, porque tenía los sentimientos desbordados, pero por otra parte necesitaba sacar todo lo que llevaba dentro.
—¿Por qué le pusiste Junggi?— preguntó con un nudo en la garganta —¿Por qué no solo Jungkook?
Jimin le miró fijamente a los ojos. Había tanto dolor en su mirada que verle tan vulnerable le encogió el corazón.
—Quería que llevara el nombre de la persona a la que le entregué mi corazón y a la que jamás dejaré de querer, aunque pasen cien años, esa persona a la que le perteneció, le pertenece y le pertenecerá siempre mi amor.
Yoongi intentó contenerse, pero le fue imposible luchar contra las lágrimas. Las palabras de Jimin cargaban tanto sentimiento que las sintió bajo la piel.
—Desde que le puse Junggi he deseado que sea como tú y Jungkook— el menor le cogió de la mano —Quiero que crezca sano y que se convierta en una buena persona. Quiero que sea respetuoso, honesto e íntegro, como lo sois vosotros dos.
Yoongi respondió entrelazando los dedos con los suyos. Por primera vez desde que había llegado a la isla, Jimin sintió que había bajado la guardia con él.
—Entiendo si no quieres volver a tener una relación conmigo— expresó un poco nervioso —Pero... Lo siento... Voy a seguir viviendo con la esperanza de que algún día me dejes volver a hacerte feliz. Aunque tenga que esperar años... Yo... No quiero renunciar a lo nuestro...
—No creo que pueda ser padre, Jimin— Yoongi bajó la mirada desalentado —Y tú necesitas a alguien a tu lado que lo sea...
—¿Lo dices por Yuuma? ¿Tienes miedo de que le pueda pasar algo a mi hijo?
—Cada niño que se me acerca muere... Si le llega a pasar algo a Junggi...— el joven retiró la mano asustado —Yo no... No puedo...
—Sé que ahora mismo te cuesta verlo, pero Junggi no corre mayor peligro que el de un tobillo torcido o una raspadura en la rodilla— Jimin tomó valor y le acarició la mejilla —Por favor, no me apartes de tu lado porque pienses que eres un peligro para él. Mi hijo crecerá mucho más feliz si te tiene a su lado.
—Jimin...
—Al menos piénsatelo...
Yoongi no se vio con fuerzas de responder. El rostro del menor estaba tan cerca del suyo que no pudo alejar el impulso que le pedía besarle. Jimin notó cómo su respiración se volvía más pesada y el calor subía hasta sus mejillas. Cada milímetro que se acortaba entre ellos era como un paso más hacia un destino que habían estado anhelando durante años.
Yoongi tocó el cuello de Jimin ligeramente con los dedos y ese suave roce le puso los pelos de punta. El menor quería tomar la iniciativa y besarle, pero tenía miedo de que la magia se rompiera si daba un paso en falso. Por eso esperó, a pesar del anhelo, a pesar de la necesidad que lo ahogaba, esperó y rezó para que no lo rechazase.
Y Yoongi no lo hizo. Su boca tomó la suya deseoso y Jimin se agarró de su espalda por puro instinto. Toda la angustia desapareció de golpe, todo el dolor, la ansiedad y la incertidumbre se desvaneció mientras los sentimientos que tenían el uno por el otro volvían a florecer.
El mayor percibió sus labios extremadamente dulces a la vez que notaba cómo se le escapaba el control sobre su propio cuerpo. Yoongi se distanció unos centímetros de su rostro y le miró detenidamente. Verle vestido con un traje gris, llevando incluso un alfiler de corbata era surrealista.
Jimin aguardó inquieto por culpa de su propia excitación. Sentir el sabor de su boca, su lengua rodeando la suya y la respiración sobre su rostro le había provocado un sinfín de sentimientos que no podía controlar.
El menor se tensó cuando Yoongi se levantó de la cama y le dio la espalda. Su mente se llenó de dudas, pero a pesar de la angustia no lo exteriorizó. El joven se alzó con la intención de buscar una excusa y abandonar la habitación.
—No te vayas— Yoongi lo agarró de la solapa de la chaqueta y lo atrajo hacia su cuerpo —Quédate conmigo.
—No me iré— respondió casi en un susurro —Si quieres que me quede, me quedaré contigo— Jimin quiso añadir para siempre, pero no se atrevió. Todavía sentía miedo por si decidía rechazarlo.
—Necesito olvidar— Yoongi comenzó a besarle el cuello, embriagado por su necesidad hacia él —Ayúdame a olvidar.
Jimin cerró los ojos y se dejó hacer. El olor que desprendía el menor era un aroma que despertaba sus recuerdos más felices. En la península todo olía a muerte, pero Jimin olía a vida y eso le calmó.
✦✦✦
Yoongi empujó la lengua dentro de su boca mientras lo tomaba de las caderas y lo tendía sobre la cama. No podía luchar contra lo que sentía por Jimin, no quería dejar que el miedo lo doblegara y el menor lo notó; la pasión que sintió a través de sus caricias había aumentado considerablemente.
La ropa fue cayendo al suelo entre un vaivén de besos apasionados. Jimin deslizó las manos por su espalda sin dejar de responder a las necesidades de su amante, pero cuando notó algo diferente sobre su piel se separó inmediatamente de él.
Yoongi no comprendió el cambio en su mirada, fue segundos después cuando entendió que Jimin había descubierto sus cicatrices.
—No pasa nada— Yoongi apoyó la frente sobre la suya —Solo son heridas que me hice allí. Estoy bien, mi amor.
«¡Mi amor!» repitió en su mente. Le había dicho mi amor.
—No te preocupes por mí.
—No me pidas eso, sabes que no podría cumplirlo— Jimin comenzó a besar cada una de las cicatrices que tenía en torso, brazos y espalda. Eran unas siete en total, algunas más pequeñas que otras, pero todas mostraban por el infierno que había pasado.
Yoongi cerró los ojos y disfrutó del roce de sus labios, de su lengua recorriendo su piel, de las caricias y de la delicadeza con la que le tocaba. Era un milagro volver a sentirlo de esa manera tan apasionada; era un milagro que deseaba sentir para siempre.
—No he dejado de amarte y no dejaré de hacerlo nunca— Jimin tomó su mentón y le giró el rostro para mirarle fijamente a los ojos —Eres el amor de mi vida. Te amo, Yoon.
Yoongi le respondió con un beso muy íntimo y Jimin supo que sentía lo mismo. Aunque no se lo había dicho lo supo por cómo le miró, tocó y besó. Era igual a como había sido antes, igual que la última vez que estuvieron juntos; el menor estaba seguro de que le seguía amando con todo el corazón.
Jimin jadeó de satisfacción y ese sonido que tanto había anhelado aumentó la erección de Yoongi. El menor frotó la palma de la mano sobre su pene mientras sus bocas volvían a unirse en otro intercambio desenfrenado. Todavía no se habían desprendido de la ropa interior, pero esas caricias sobre la tela le indicaron que Jimin tenía las mismas ganas que él de hacer el amor.
—Te he echado de menos— el menor le bajó el bóxer mientras le lamía el lóbulo de la oreja —Te he extrañado tanto...
Yoongi sintió una sensación muy placentera. Le gustaba cuando estimulaba esa zona de su cuerpo porque siempre aumentaba su excitación. Agitado tiró la pieza de ropa al suelo y comenzó a quitarle el bóxer a Jimin mientras él seguía cubriéndole de besos.
Sus cuerpos desnudos se unieron en un íntimo abrazo y antes de volver a besarse, se sonrieron con la misma complicidad de años atrás.
Jimin pensó en hacerle el amor muy lentamente, pero cuando quiso tomar la iniciativa, Yoongi lo apretó contra el colchón. La reacción fue algo brusca, lo que le desconcertó un poco, sin embargo no le dio mayor importancia y cedió.
A Jimin le gustaba darle placer, pero también sabía que a Yoongi le gustaba dárselo a él y en esta ocasión decidió concedérselo.
—En el último cajón.
Yoongi sabía a qué se refería, pero las mejillas sonrojadas de Jimin y su mirada anhelante le distrajeron un poco. Además notó que la erección del menor era inmensa y por su expresión debía de estar tan impaciente como él.
Ansioso se levantó de la cama y abrió el cajón consciente de que la mirada de su amante estaba sobre él. Jimin contempló su cuerpo desnudo sintiendo palpitaciones en su entrepierna. Min Yoongi era hermoso, siempre lo había sido, pero con el pelo más largo y la tenue iluminación del dormitorio, parecía alguien muy peligroso y ese pensamiento le excitó.
A Yoongi le sorprendió lo que encontró en el interior. No había condones, pero sí halló dos botes de lubricante. ¿Los habría conseguido Taehyung en uno de sus viajes a la península? Conociendo a su hermano era más que evidente.
También le llamó la atención que estuvieran sin usar. Con lo atractivo que era Jimin no le habría extrañado que tuviera algún rollo en la isla.
Yoongi regresó a la cama y se posicionó sobre él. Sus genitales se rozaron elevando la temperatura entre ellos. Jimin le agarró de la nuca y le besó mientras su compañero abría el lubricante sin separarse de su boca. Sumergido en el placer que le concedía su lengua, echó un poco de la sustancia sobre sus dedos sin notar que una parte cayó sobre la cama.
Jimin apretó los labios al notar cómo iba entrando en su interior. Yoongi usó primero un dedo y luego metió el segundo sin apartar la mirada de él. Los movimientos fueron lentos y suaves, pero el menor estaba tan excitado que por muy leve que hubiera sido el contacto, lo habría sentido el triple de fuerte.
—Estás muy excitado, Jiminie. Relájate o te correrás demasiado rápido.
Jimin se sintió avergonzado por la advertencia. Lo cierto era, que desde su encuentro con la madre de Junggi no había vuelto a tener relaciones sexuales y Yoongi provocaba en él un cúmulo de sensaciones que eran muy difíciles de controlar.
—Eres precioso— Yoongi le besó el rostro al notar que le había avergonzado —Te amo, mi amor.
Esas palabras dibujaron una sonrisa en Jimin y Yoongi también sonrió al ver su expresión. Era liberador decirlo en voz alta; era liberador amar sin ser perseguido por el miedo a no ser lo suficientemente bueno para él. Por un momento se sintió ligero como una pluma y aunque quizá no sería un estado duradero, con él a su lado todo dolía menos.
Yoongi decidió tomar un poco más de lubricante cuando notó que estaba lo suficientemente dilatado. Aunque el producto estaba caducado se sentía bien al tacto, lo que tampoco le extrañó, dado que muchos productos en la península seguían en buen estado a pesar de los años.
Jimin recibió las primeras embestidas con las mismas ansias que tenía Yoongi de dárselas. El mayor contempló cómo separaba los labios y le sonreía con esa picardía tan suya.
El interior de Jimin estaba tan ardiente y húmedo que la mente de Yoongi se quedó en blanco. Su cuerpo tomó el control, dejándose llevar por el intenso frenesí. El mayor quería verle mientras le hacía el amor. Solo deseaba ver cada reacción en él y sentir su cuerpo estremecerse bajo el suyo.
Y Jimin le dio lo que anhelaba. En lo único en lo que se contuvo fue en el volumen de sus gemidos porque la habitación de Junggi estaba cerca de la suya y no quería que su hijo, ni tampoco Jungkook, pudieran oír lo que estaban haciendo.
Yoongi aumentó el ritmo instigado por sus propios deseos. Jimin se agarró de su espalda y gimió desbordado contra su cuello. Necesitaba más, quería más y no dudó en suplicar por ello.
«Te amo, Jimin» repitió una y otra vez en su cabeza. Jimin era suyo, su amor seguía siendo suyo y lo podía sentir en cada parte de su piel.
Yoongi cubrió la mano de Jimin y la apretó contra el colchón. El menor la entrelazó con la suya mientras sentía el orgasmo palpitante. Ansioso miró a Yoongi deseando que lo besara. El mayor entendió lo que necesitaba y le besó segundos antes de que el clímax los alcanzara.
Yoongi vio su cambio de expresión y saboreó hasta el último estremecimiento. Mientras se aferraban el uno al otro, el mayor se corrió ante la mirada de Jimin y luego se dejó caer exhausto a su lado.
✦✦✦
Yoongi cerró los ojos agotado. Ese día había sido una montaña rusa de emociones que se había culminado de una forma que jamás pensó que sucedería.
—Te amo, Yoon— Jimin le apartó el cabello del rostro y se inclinó un poco para besarle en los labios —Te amo tanto.
Mientras su respiración regresaba a la normalidad, Yoongi contempló sus mejillas sonrojadas, las perlitas de sudor sobre su frente y el color rosado de esos labios que había amado con tanta necesidad.
Todo en él era hermoso; todo en él era tan puro y arrebatador que dolía.
«No te lo mereces»
Yoongi se separó de él y se sentó al borde de la cama. ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué se había dejado llevar de esa manera? No importaba cuánto lo amara, lo suyo con Jimin no podía ser.
—Debería irme.
Jimin sintió una profunda tristeza al ser testigo de su inmenso dolor. Las cicatrices que cubrían su cuerpo no eran nada en comparación con las que tenía bajo la piel.
—¿Puedo decir algo antes de que te vayas?
Yoongi solo asintió por culpa del nudo que tenía en la garganta. Jimin se acomodó justo detrás de él y lo abrazó suavemente por la espalda.
—No ha pasado ni un solo día en el que no haya pensado en ti. He suplicado hasta el cansancio para que volvieras a mi lado y ahora por fin estás aquí.
—He hecho cosas de las que no estoy orgulloso, Jimin...
—Dijimos que haríamos cualquier cosa para proteger a nuestra familia, ¿no?— le giró el rostro —Y eso es justo lo que has hecho.
Yoongi no respondió, solo contempló la bondad que había en su mirada.
—Sé que tus heridas son profundas y que necesitas ayuda. Solo quiero que sepas que no te culpo de nada— Jimin le acarició la mejilla —Te pedí que cuidaras de mi hermano y lo has hecho. Te pedí que regresaras a mi lado y lo has hecho. Has sobrevivido a lo imposible, mi amor. Estoy muy orgulloso de ti. De verdad. No tengo nada que reprocharte, al contrario, te agradezco que no te hayas rendido en todos estos años.
—Jimin, yo...
Jimin esperó, pero Yoongi no fue capaz de decirle lo que sentía. Había sucumbido a la manipulación de Hyungsik al no permitirle que le hiciera el amor y le asqueaba su decisión; le asqueaba porque en realidad deseaba que Jimin lo hubiera hecho suyo.
—Necesito ayuda— Yoongi se agarró de su espalda —Por favor... Ayúdame...
—Te conseguiré ayuda profesional— Jimin lo estrechó entre sus brazos sintiendo el corazón pesado —Con terapia y la ayuda de todos nosotros te pondrás bien.
—Q-Quiero ver a mi hermano— sollozó desconsolado —Quiero verle, pero no quiero que me vea así...
—No debes preocuparte por eso. TaeTae te quiere muchísimo. Su amor por ti es inmenso— afirmó en un tono que disminuyó su agitación —Descansa esta noche, mañana estarás más tranquilo e iremos a verle.
—Gracias...
—Quédate conmigo— le susurró al oído —Deja que te cuide esta noche y si mañana deseas dormir en otra parte, te prometo que yo mismo te buscaré un lugar.
—No, yo... Quiero quedarme contigo— Yoongi se separó de él y le miró con ojos llorosos —Te necesito, Jimin... No puedo hacer esto solo...
—No estás solo— aseguró aguantando las ganas de llorar —Jamás estarás solo, ¿me oyes?
—Gracias...
—Vamos a ponernos algo— Jimin recogió la ropa interior del suelo —Con Jungkook en casa no es buena idea dormir desnudos. Seguro que entra por la puerta y nos pone en una situación incómoda.
Yoongi se secó las lágrimas entre risas. Aunque sabía que solo lo decía para animarle, era mejor que se pusieran algo, sobre todo por Junggi.
Jimin lo llevó hacia la cama y la pareja se acostó cara a cara. Yoongi se deslizó por las sábanas y acomodó el rostro sobre el pecho del menor. No quería estar solo; no quería estar lejos de él y aunque su mente insistía en que no lo merecía, en esta ocasión no le hizo caso.
—Por favor, no me sueltes...
—No lo haré. Puedes dormir tranquilo— Jimin pasó la mano suavemente por su cabello para rebajar su ansiedad —Estaré aquí mismo cuando despiertes por la mañana.
Yoongi logró calmarse al escuchar la última parte. Aunque todo parecía un sueño, estar entre sus brazos se sentía muy real. El joven se durmió escuchando el latido de su corazón y sin temor a que Jimin pudiera desaparecer de su lado.
—Descansa, mi vida— susurró Jimin entre lágrimas —Te prometo que te ayudaré a superar todo esto. Tú solo descansa. Pronto estarás mejor.
Aunque a Yoongi aún le asusta lo que implicaría estar en una relación con Jimin, poco a poco las cosas entre ellos van tomando forma. ¿Podrá superar sus miedos y ser algo más que el tío Gigi para Junggi? 🤔
Jungkook intuye que Taehyung tiene una nueva vida, pero todavía no quiere afrontar esa realidad. Sé que estáis impacientes por leer su reencuentro, pero ya sabéis, las prisas nunca son buenas y yo prefiero ir por partes. 👀
¿Cómo estáis? Espero que estéis teniendo una buena semana. Yo ya me encuentro mejor. Gracias por vuestros mensajes. Cuidaros mucho. Hasta la próxima~ 💜
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