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—Hola, mi amor— Jimin alzó a Junggi en brazos y le dio varios besos en la mejilla —¿Cómo está mi niño precioso? ¿Ya has cenado?

Yoongi y Jungkook se asomaron desde la sala de música. Jimin estaba de espaldas, sujetando a su hijo con mucho amor. El joven vestía un traje gris oscuro que combinaba pantalón y chaqueta. Junggi comenzó a jugar con su corbata mientras le contaba emocionado lo que había cenado.

A ambos les sorprendió la vestimenta de Jimin, pero no tanto como su cabello negro. Aunque habían pasado años desde la última vez que se vieron, todavía creían que lo llevaba rubio.

—¿Has jugado mucho, cariño?— Jimin le tiró suavemente de la nariz —¿Te has divertido mientras papá estaba trabajando?

Su voz provocó fuertes emociones en ellos, sobre todo en el mayor, que no sabía cómo comportarse al verle ejerciendo como padre. Yoongi quería acercarse para poder mirarle a los ojos, pero no deseaba interrumpir la entrañable escena, por lo que decidió mantenerse al margen.

Jungkook sin embargo no fue capaz de quedarse quieto y caminó lentamente hacia su hermano. Ver que estaba bien, que parecía feliz y saludable, le quitó un gran peso de encima.

—Pollito, ¿sabes dónde está Minnie?— Junggi negó con la cabeza sin dejar de jugar con su corbata azul —¿No lo sabes?— preguntó desconcertado —¿Te ha dejado solo?

—No— contestó alzando la mirada —Con el tío Koo y el tío Gigi.

Jimin sintió tristeza al oír la respuesta, aunque no lo exteriorizó por el bien de su hijo. Le hablaba con tanta frecuencia de ellos, que no era extraño que Junggi los mencionara.

—Siempre van a estar contigo, mi amor— le acarició suavemente la cabeza —Son dos ángeles que te protegen desde el cielo.

—No, papi— negó haciendo un puchero —No cielo.

—¿No?

Junggi señaló con la mano hacia la sala de música. Jimin se giró con el niño en brazos y se encontró con Jungkook a escasos metros de él. Su hermano tenía el pelo atado en una coleta, con varios mechones cubriéndole parte del rostro. Parecía recién duchado, no solo por el cabello húmedo que saltaba a la vista, también por la muda de ropa que pertenecía a Hoseok.

Detrás de Jungkook apareció Yoongi vistiendo un conjunto que era suyo. Jimin se fijó en su pelo oscuro; lo tenía más largo, pero no tanto como su hermano. La mirada del mayor albergaba un sentimiento que no pudo entender. Probablemente porque su mente no era capaz de comprender lo que estaba pasando.

La impresión de verlos resultó tan fuerte que se le nubló la vista. Jungkook advirtió que se estaba mareando y lo agarró rápidamente de brazos y espalda para evitar que pudiera caerse.

—Te tengo, hyung— Jungkook lo sujetó con firmeza mientras Junggi miraba a su tío con sus grandes e inocentes ojos oscuros —Y a ti también, chiquitín.

Yoongi se quedó a unos metros de ellos sin saber cómo proceder. No sabía si debía acercarse o mantener las distancias, aunque en el fondo deseaba estar en el lugar de Jungkook.

Jimin apenas fue consciente de que su hermano lo ayudó a sentarse en el sofá. Había cerrado los ojos por el mareo y le inquietaba abrirlos porque sabía que se trataba de un sueño. Ni siquiera reaccionó cuando le quitó a Junggi de los brazos porque creía que lo que le estaba pasando, no era real.

—¿Por qué no juegas con tus bloques?— Jungkook dejó al niño con cuidado en el suelo —El tío Koo tiene que hablar con papá. ¿Lo entiendes?

Junggi asintió dos veces y se sentó sobre la alfombra. Mellie se acurrucó al lado del niño mientras Neysa lo observaba desde lo más alto del sofá.

—Estoy soñando, solo estoy soñando— murmuró Jimin conmocionado —Esto no es real. Es un sueño, solo es otro estúpido sueño.

Jungkook se sentó a su lado y le tocó el rostro con ambas manos. Jimin se asustó tanto por el contacto que abrió los ojos abruptamente. El alivio que vio en la mirada de su hermano evitó que se apartase bruscamente de él.

—Hyung, no estás soñando— dijo al borde de las lágrimas —Yoongi hyung y yo hemos vuelto.

Al sentir el tacto de sus manos sobre sus mejillas se quiso alejar, sin embargo, respiró con pesadez mientras se obligaba a tocar el pecho del maknae. Jimin tenía miedo de que fuese como una pompa de jabón y estallase con el contacto.

El joven susurró algo ininteligible cuando Jungkook no estalló. Aturdido comenzó a darle golpes, aumentando con cada toque la intensidad, pero su hermano no se esfumó.

—¿J-Jungkookie?— Jimin se levantó con las piernas temblorosas —¿Eres tú?

—Sí, hyung— respondió lloroso —Soy yo.

Jimin lo abrazó efusivamente y Jungkook estalló en llanto. Junggi se quedó mirando la escena sin entender qué sucedía. Yoongi por su parte no tenía fuerzas para moverse. Ver a los Park llorando a lágrima viva le encogió el corazón.

Jimin quería decirle muchas cosas, pero no fue capaz de formular palabra. Lloroso miró hacia Yoongi y extendió el brazo tratando de alcanzarlo, a pesar de que se encontraba a bastante distancia de él.

—Yoongi, por favor— sollozó implorando para que se acercase, pero sin separarse ni un centímetro de su hermano —Yoongi... Por favor... Yoongi...

Yoongi se dirigió hacia él a paso ligero y los abrazó a ambos sin vacilar. El llanto de Jimin creció al sentir el cuerpo del mayor contra el suyo. No podía creer que los estuviera sintiendo; no podía creer que estuvieran allí de verdad.

Yoongi agarró a Jimin de la cintura y recorrió su espalda ignorando que pudiera estar casado. En ese momento no le importaba nada excepto sentir su tacto. Lo había añorado durante tanto tiempo que no quería reparar en nada que no fuera él.

—Te he echado de menos, hyung— Jungkook trató de recuperar la compostura, pero fue imposible al ver el rostro lloroso de su hermano —Por fin estamos en casa.

Jimin asintió varias veces sin dejar de mirarlos. Emocionado apretó sus rostros contra el suyo y exhaló un suspiro al sentir las mejillas de ambos. Jungkook notó que estaba temblando mucho, pero no era el único, su amigo se encontraba igual.

Yoongi le secó las lágrimas con el pulgar aunque no sirvió de nada; Jimin no podía parar de llorar, era como un grifo abierto, incapaz de controlar sus sentimientos.

Jungkook sonrió sin saber la razón. Probablemente porque estaba feliz de estar en casa, de ver a su hermano, de conocer a su sobrino y de dejar tanto dolor atrás.

Yoongi bajó la mirada al sentir que algo tiraba de su pantalón.

—No más— Junggi le miró con los ojos llorosos, a poco de estallar en llanto. Las lágrimas de su padre habían alterado al niño, que no comprendía por qué estaba tan triste —Papi es bueno... No más...

—No me están haciendo daño, mi amor— Jimin se separó de ellos y alzó a su hijo en brazos —Estoy muy feliz— le besó para calmarlo —Estoy llorando de felicidad porque nuestros ángeles han vuelto.

Junggi no entendió la explicación. Sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas rechonchas mientras su boquita formaba unos morritos tan tiernos, que le sacaron una sonrisa a Jungkook.

—Es igual que tú, hyung.

—No, es mucho más guapo— aseguró orgulloso —Y también es mucho más listo.

Yoongi se quedó mirando al niño en silencio. Era precioso y muy educado, era la clase de hijo que habría deseado tener con Jimin, pero no era suyo y eso le dolió. A pesar de que intuía desde antes de llegar a la isla que su novio habría rehecho su vida, ver a Junggi le recordaba todo lo que había dejado escapar.

Casarse con Jimin y adoptar a un niño podría haber sido su futuro si no hubiera ido a la península. Yoongi contempló a Junggi con el corazón roto. Su madre debía de ser la mujer más afortunada del mundo, no solo porque tenía un hijo precioso, también contaba con un marido maravilloso.

Yoongi se alejó mientras los Park tranquilizaban a Junggi. El maknae hizo varias muecas que llamaron la atención del niño, pero lo que creó una sonrisa en el rostro del pequeño fue la coleta de su tío. Por alguna extraña razón quería tocarla y Jungkook no dudó en alzarlo sobre sus hombros y permitirle jugar con su pelo.

Yoongi se apoyó contra la pared de la sala de música. Seguía teniendo los nervios a flor de piel y no sabía cómo calmarlos. Lloroso clavó la mirada en el suelo, buscando una forma de recobrar la compostura, pero Jimin se detuvo delante de él, agitando aún más su corazón.

Yoongi no podía creer lo bien que se veía. Jimin ya no era aquel muchacho de veintiún años que conoció en Daegu, ahora tenía veintiséis y era padre de familia. Su mirada transmitía un brillo distinto a como solía ser.

—No sé qué decir— Jimin no pudo contenerse y lo estrechó entre sus brazos —Gracias por volver a casa.

Yoongi se dejó hacer sin más. Después de tanto tiempo era difícil encontrar las palabras adecuadas, pero los abrazos contenían todos los sentimientos que uno deseaba expresar.

Jimin quiso decirle todo lo que sentía, pero no supo por dónde empezar. Las emociones eran tan intensas que su mente se veía incapaz de iniciar una conversación coherente. El sentir de Yoongi fue muy similar. En lo único que logró centrarse realmente fue en el olor de su cabello y en lo bien que le hacía sentir tenerlo entre sus brazos.

La pareja se separó después de varios minutos y se miró fijamente a los ojos. De fondo se podían oír las voces de Jungkook y Junggi, que parecían estar jugando con Mellie.

Jimin contempló su rostro detenidamente. Sus ojos oscuros, sus labios, sus mejillas, su nariz y su piel pálida, todo en Yoongi seguía siendo tan atractivo como lo recordaba. Aunque estaba muy delgado no mostraba signos de desnutrición, lo que alivió su corazón.

—Debes de estar hambriento— Jimin trató de ignorar los nervios e iniciar una conversación —Os haré algo para cenar.

—Gracias— respondió sin apartar la mirada —Yo... Me alegro de verte, Jimin.

El menor volvió a darle un abrazo y Yoongi lo recibió con gusto. Jungkook sonrió al verlos juntos, aunque en el fondo le preocupaba lo que pudiera suceder cuando los ánimos se calmaran.

—Tío, Koo— Junggi tiró de su pantalón —Tengo pipí.

Jungkook pensó en llamar a Jimin, pero no quería interrumpir la escena. Si había podido sobrevivir en un sitio rodeado de infectados y psicópatas, entonces podría acompañar a su sobrino hasta el orinal.

Jimin desvió la mirada hacia ellos y sonrió conmovido. Nunca pensó que vería a Jungkook cuidando de Junggi. Lo había soñado en más de una ocasión, pero la realidad era mucho más bella que la fantasía que había creado en su mente.

—La niñera ha dejado algunas verduras en la cocina— comentó Yoongi inquieto —¿Quieres que te ayude a hacer la cena?

—¿No estás cansado?

Yoongi dudó. ¿Era esa su forma de decirle que no quería su ayuda o realmente estaba preocupado por él? Que se cuestionara algo tan pequeño le causó cierto malestar.

—No estoy cansado.

—Entonces me encantaría.

Yoongi le siguió a la cocina con sentimientos encontrados. No quería que sus conversaciones resultaran forzadas, pero tampoco lograba mostrarse con naturalidad.

Jimin sacó la bandeja de carne que guardaba en la nevera. No solían comer a menudo esa clase de alimentos, dado que el consumo de carne estaba bastante limitado por temas de producción. Y por eso mismo, como era escasa, decidió cocinarla para ellos.

—¿Te gustaría cenar un estofado de carne con verduras?

—¿Estofado?— Yoongi no recordaba la última vez que comió algo así —Me gustaría mucho.

Jimin sonrió con lágrimas en los ojos. Yoongi deseó tomarlo entre sus brazos, pero no lo hizo. No sabía cómo debía tratarlo y el caos que sentía en su interior no ayudaba.

—¿Tae está bien?

—TaeTae se encuentra bien— Jimin comenzó a cortar la carne en cubos del tamaño de un bocado —Hoseok hyung y Eunha también.

Yoongi sacó una cazuela del armario y la dejó sobre el fuego. Le inquietaba preguntar más acerca de Taehyung; no sabía si debía esperar por Jungkook o preguntar por él.

—Tengo muchas ganas de verlos a todos.

Jimin se mordió el labio. ¿Debía contarle que Taehyung estaba casado con Changwook? La noticia les iba a impactar, especialmente a Jungkook, o eso creía; tampoco daba por hecho que, después de cuatro años, sus sentimientos siguieran igual.

Quizá Jungkook había dejado de amar a Taehyung. Y quizá Yoongi lo había dejado de amar a él. El simple pensamiento le provocó un fuerte nudo en la garganta.

La pareja se dedicó a preparar la cena sin apenas intercambiar palabra. Solo hablaron un par de veces para decidir qué condimentos utilizar. Cuando terminaron de añadir el último ingrediente, Yoongi bajó la intensidad del fuego y tomó asiento sobre una silla mientras Jimin ponía agua a calentar.

—Agradezco tu hospitalidad, pero después de cenar buscaré un sitio donde pasar la noche.

—¿Qué?— Jimin se giró desconcertado —¿No quieres quedarte con nosotros?

—No quiero ponerte en una situación incómoda— Yoongi se clavó las uñas en la palma de la mano. Le estaba costando buscar las palabras adecuadas —Es mejor que me vaya, ¿no crees?

—¡No!— el menor se sonrojó por el grito —No puedes irte— se sentó en una silla, justo enfrente de él —Acabas de llegar. Por favor, quédate.

Yoongi vaciló por la calidez que halló en su mirada. ¿Por qué le hacía dudar? Irse era lo mejor para ambos.

—¿A tu esposa le parecerá bien que me quede?

Jimin frunció el ceño por la pregunta, pero entonces comprendió que al ver a Junggi, Yoongi habría dado por sentado que tendría una familia. El menor estaba tan impactado con su vuelta que no había reparado en ese detalle.

—No estoy casado— explicó en un tono sosegado —La madre de Junggi falleció durante el parto.

Esa respuesta le consternó. Yoongi se había hecho tanto a la idea de que Jimin tenía una familia, que nunca se le cruzó por la mente que la madre de Junggi pudiera estar muerta.

El pitido del agua interrumpió la conversación. Jimin se alzó del asiento para ir a preparar el té. Yoongi le miró sin saber qué decir; tenía muchas preguntas, pero también miedo de hacérselas.

—Estoy impresionado. Tu hijo sabe mear solo— comentó Jungkook entrando en la cocina —Nunca pensé que diría algo así— se rió, aunque pronto notó que el ambiente se había vuelto pesado —Huele muy bien. ¿Qué estáis haciendo?

—El estofado estará en un rato— Jimin cogió una taza y se la acercó a su hermano —Tómate esto. Te hará sentir bien.

—Gracias, hyung. Me quedaré con Junggi en el salón. Tengo que enseñarle a construir una fortaleza con bloques de madera.

Jimin le dio un beso en la mejilla y Jungkook abandonó la cocina con sentimientos encontrados. Luego cogió las otras dos tazas y las dejó sobre la mesa.

—Creíamos que volveríais, que solo tardaríais un par de meses en regresar— se sentó en una silla —Fue muy duro no saber de vosotros.

—¿Qué edad tiene tu hijo?

—Dos años y nueve meses— Jimin comenzó a tocar la taza nervioso —En febrero cumplirá los tres.

La mirada de Yoongi se entristeció y Jimin supo inmediatamente a qué se debía. Siempre le había dicho que no le gustaba el sexo sin amor, por lo que seguramente creía que se había enamorado demasiado rápido de la madre de Junggi.

—Cuando os di por muertos, el alcohol se volvió mi única razón de ser y durante un tiempo no fui yo mismo. Estaba tan hundido que todo lo que me rodeaba perdió su sentido— Jimin decidió no maquillar las cosas y ser honesto con él —Tuve un rollo de una noche con la madre de Junggi. No fue por amor. Me acosté con ella porque estaba borracho, triste y vacío.

Yoongi alzó la vista sorprendido. No esperaba que Junggi hubiera sido concebido de esa forma; no era propio de Jimin actuar de esa manera.

—Siento haberte engañado, sé que tienes derecho a estar enfadado conmigo— continuó sin apartar la mirada de él —Sin embargo, no puedo desear que no hubiera ocurrido. Lo siento, Yoongi. No me imagino una vida sin mi hijo.

El mayor tomó un sorbo de té sin mostrar sus emociones. Jimin aguardó inquieto; prefería mil veces sentir su ira antes que ser objeto de su indiferencia.

—En realidad no tienes que darme explicaciones— contestó con los sentimientos a flor de piel —Lo nuestro terminó cuando decidí irme a la península.

—¿Por qué dices eso?— se extrañó —Para mí no sucedió así.

—Te dejé cuando estábamos en el mejor momento de nuestra relación, Jimin— Yoongi tuvo que hacer una pequeña pausa para evitar las lágrimas —Y por mi culpa has recaído en una adicción que ya habías superado.

—Tú no eres responsable de mis errores— aseguró tajante. El disgusto del menor era tan profundo, que el contenido de la taza que sostenía entre las manos estaba a punto de derramarse —No quiero que vuelvas a decir algo así.

—No tengo ningún derecho de estar enfadado contigo porque yo también te he engañado con otro.

A Jimin se le resbaló la taza de las manos. La cerámica se estrelló contra el suelo, haciéndose añicos delante de ambos. Yoongi notó lo pálido que se volvió su rostro y cómo comenzó a temblarle el labio inferior.

—Es Jungkook, ¿verdad?— dijo conmocionado —Te has enamorado de mi hermano...

—Por supuesto que no— Yoongi se levantó del asiento desconcertado —No estoy hablando de él.

Jimin desconocía si había gente en la península, por eso había pensado inmediatamente en Jungkook. 

—Jimin, escúchame...

—No me importa— le cortó con lágrimas en los ojos —No me importa con quién hayas estado, no me importa si fue más de una vez. Estuviste fuera durante cuatro años, puedo comprender que hayas buscado afecto en otra parte.

Yoongi no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Cómo podía rebajarse de esa forma? ¿Cómo podía perdonarle tan fácilmente?

—Ahora estás aquí conmigo. Eso es lo único que me importa— Jimin le tomó de las manos —Te sigo amando, Yoongi. Nunca he dejado de quererte.

—No puedo...

—¿No puedes?

—No puedo estar contigo— Yoongi se soltó bruscamente de él —No quiero estar contigo. Aléjate de mí.

Jimin se quedó de piedra mientras le veía salir de la cocina. ¿Qué estaba pasando? ¿No había sido algo puntual? ¿Acaso se había enamorado de ese hombre y lo había traído a Inyeon con él? Consternado se tapó la boca con ambas manos, tratando de evitar que se oyese su llanto, pero Yoongi lo oyó y también Jungkook, que se había quedado en el pasillo escuchando la conversación.

—¿Qué estás haciendo, hyung?— preguntó alterado —¿No querías volver con mi hermano? ¿Por qué le estás rechazando?

—Jimin está mejor sin mí...

—¿Qué estás diciendo? Sabes de sobra que eso no es verdad.

—No te metas, JK— le miró de mala manera —No he pedido tu opinión.

El maknae quiso contradecirle, pero Yoongi se alejó de él a paso ligero. Aunque se cuestionó si debía seguirle, Jungkook decidió acudir al lado de su hermano, cuyo llanto se había vuelto desgarrador.

En cuanto lo vio llorando sobre la mesa se acercó para tomarlo entre sus brazos. Jimin se sujetó de su espalda abatido; había contado con recibir el odio de su ex, pero nunca imaginó que Yoongi habría dejado de amarlo.

—Tienes que hablar con él. Yoongi hyung no está bien. Sé que te acaba de hacer daño, pero por favor, vuelve a hablar con él.

—Jungkook...

—Por favor, hyung— insistió muy preocupado —Necesito que confíes en mí.

Yoongi se detuvo cerca de las escaleras. Aunque Jimin no estaba casado tenía una vida sin él, una vida plena que compartía con su hijo y que no deseaba destruir. El joven no podía dejar de pensar en Yuuma y en lo que habría sucedido si Hyungsik hubiera decidido partir hacia Inyeon. La cantidad de niños que estarían en peligro, entre ellos Junggi, le mataba por dentro.

Si hubiera denunciado a Hyungsik en su momento, ¿a cuántas víctimas podría haber salvado? Quizá ese monstruo habría muerto en la cárcel y Yuuma ahora estaría vivo, en lugar de pudrirse dentro de un congelador en la provincia de Gangwon.

Yoongi tenía los sentimientos desbordados. Estaba feliz porque sus seres queridos se encontraban bien, pero también creía que alguien como él ya no encajaba en un ambiente como ese.

Sus manos estaban manchadas de sangre y su alma sumergida en la culpa. Aunque amaba a Jimin con todo su corazón, no podía cargarle con más dolor. Jimin ya había pasado por mucho, ya había sufrido demasiado.

«Todo este sufrimiento te lo he causado yo por irme de tu lado... Lo siento, Jimin. Estarás mucho mejor sin mí»

Al percibir que algo tiraba de su pantalón bajó la mirada hacia el suelo y vio a Junggi con ojos llorosos, sujetando un peluche entre sus brazos.

—Chimmy tiene pupa— dijo con voz temblorosa —Tío Seokie... Ayuda...

Yoongi asumió que el tío Seokie no era otro que Hoseok.

—Hoseok no está. ¿Puedo verlo?

Yoongi se sentó sobre un escalón y esperó a que el niño le entregase el peluche. Junggi trató de contener las lágrimas por el bien de Chimmy. Quería ser fuerte para que el peluche no se asustara y si lloraba, el perrito pasaría mucho miedo.

—Solo necesita una pequeña cura— le explicó en un tono suave que calmó al niño —Puedo hacérsela si me das permiso.

Junggi subió dos escalones y se inclinó sobre el peluche para darle un beso.

—Tienes que ser valente.

Yoongi sonrió al ver la expresión del niño. Tenía la nariz roja y los ojos llorosos, pero su mirada albergaba una gran convicción.

—¿Sabes lo que significa valiente?

—No— negó con la cabeza —Papi dice, el tío Tete es valente.

—Lo es— a Yoongi le agradó el diminutivo que utilizaba para referirse a su hermano —Ven conmigo.

Juntos se acercaron hasta el cuarto de la costura. Junggi observó detenidamente cómo Yoongi tomaba aguja e hilo. El joven apenas tardó un par de minutos en coser el pequeño roto que tenía en la oreja derecha.

Tener a Chimmy entre las manos le hizo pensar en Mang, al que dejó junto al cadáver de Yuuma para que el niño no estuviera solo.

Yoongi trató de centrarse en lo que estaba haciendo. No quería sufrir un ataque de nervios y menos delante del niño. Con el corazón en un puño tomó el vendaje del botiquín de la entrada y vendó la oreja como si fuera una herida de verdad.

La mirada de Junggi se iluminó al recibir su peluche.

—Chimmy ha sido muy valiente y todo es gracias a ti— Yoongi se inclinó y le miró a los ojos —Tienes que darle muchos mimos para que se recupere pronto. ¿Lo harás?

—Sí— Junggi subió varios escalones para darle un beso en la mejilla —Gracias— dijo tras soltar una entrañable risita —El tío Gigi es el mejor.

Yoongi sintió mucha paz al verle tan contento. En cierta forma le parecía tierno que el niño le llamase tío Gigi. Junggi regresó al salón dando pequeños saltitos. El mayor observó desde la puerta cómo dejaba a Chimmy sobre unos cojines y lo tapaba cariñosamente con una manta.

«Tienes tan buen corazón como tu padre. Cuida mucho de él, Junggi» pensó antes de dirigirse hacia la salida. 

Yoongi no podía seguir allí, no aguantaba más. Esa casa ya no era su hogar.

—Dime una cosa— Jimin se cruzó en su camino, evitando que pudiera llegar hasta la puerta —Solo quiero saber una cosa y no te molestaré más.

Yoongi desvió la vista hacia Jungkook; el maknae estaba apoyado sobre la pared con los brazos cruzados.

—¿Ya no me amas?— preguntó nervioso. Yoongi no respondió, lo que creó mucha tensión en ellos —¿Por qué no me contestas?

—Déjame salir, Jimin.

—No hasta que me des una respuesta— insistió sin dejarse llevar por sus emociones —Quiero saber la verdad.

—¿No te das cuenta de lo equivocado que estás? Te he engañado y tú no has dudado en perdonarme. ¿Cómo puedes rebajarte así? ¿No ves que esto está mal?

—Contéstame de una vez— Jimin ignoró sus palabras deliberadamente —¿Me sigues amando?

—¡No, ya no te amo!

—¿Y entonces por qué no me miras?— Jimin dio un paso hacia él, pero Yoongi retrocedió asustado —¿Por qué estás intentando apartarme de ti?

Jungkook lo intuía, pero no se lo había dicho a su hermano. Lo que había sucedido en la península con Yuuma y Hyungsik se lo debía contar Yoongi, no él.

—Yo también te he engañado, Yoongi. ¿Por qué te molesta tanto que te perdone, pero ignoras lo que hice?

—¡Porque no es lo mismo! ¡Tú creías que estaba muerto, no se le puede ser infiel a un muerto!— el mayor alzó la voz sin pretenderlo, pero una vez lo hizo, ya no pudo parar —¡Yo en cambio sabía que estabas vivo! ¡Lo sabía y me acosté con él! ¡No por culpa del alcohol! ¡Yo te engañé con ese monstruo consciente de lo que hacía!

«¿Ese monstruo?» La última parte desconcertó a Jimin.

—¡Te traicioné! ¡Te traicioné con Hyungsik y lo hice ayer, Jimin! ¡Ayer! ¡Aun sabiendo que estabas vivo, aun sabiendo que seguirías aquí, me acosté con ese hijo de puta y eso no tiene perdón!

—Te acostaste con él para obtener las coordenadas y volver a la isla— añadió Jungkook en un tono sosegado —Si vas a contárselo todo, no te olvides de esa parte.

Yoongi le fulminó con la mirada, pero el maknae no se dejó intimidar. No iba a permitir que se echara la culpa de todo y menos que le hiciera creer a su hermano que era un cerdo infiel.

—Gracias a lo que hiciste estamos aquí.

—Eso no cambia nada— Yoongi comenzó a sollozar —Por mi culpa murió un niño pequeño... Todavía siento su piel fría... Su rostro sin vida... Yuuma murió por mi culpa— las piernas le fallaron y cayó de rodillas —A pesar de todo lo que hizo, le seguí el juego... Seguí actuando para volver, para conseguir regresar aquí. ¿Qué clase de monstruo hace eso? ¿Qué clase de monstruo finge después de haber visto el cadáver de un niño?

—Hyung, no fue culpa tuya...

—Lo fue, por supuesto que lo fue— Yoongi le miró desconsolado —Alguien como yo no encaja en este sitio. Por favor... Solo quiero irme...

Jimin nunca le había visto quebrarse de esa manera. No podía ni imaginar por lo que habría pasado para tener una reacción como esa.

—No voy a permitir que cruces esa puerta y menos en este estado— dijo Jimin con el mayor tacto que pudo hallar —Tu lugar está aquí, con nosotros.

—Tu vida es perfecta sin mí, Jimin... Te he traído a Jungkook como te prometí, ahora ya no me necesitas... Ahora déjame marchar...

El maknae sintió ganas de llorar. No le parecía justo cómo Yoongi se veía a sí mismo.

—¿Perfecta?— repitió Jimin con profunda amargura —Mi vida es tan perfecta que llevo años yendo a terapia. Mi vida es tan perfecta que hay días en los que deseo abrir una botella y bebérmela entera, a pesar de tener un hijo a mi cargo. Mi vida es tan perfecta que no he vuelto a tener pareja porque no puedo dejar de comparar a todo el mundo contigo.

—Pero no cargas con la muerte de un niño...

—Cargo con la muerte de una docena de personas a las que desterré, engañé y envenené.

La respuesta de Jimin causó cierto desconcierto, sobre todo en Jungkook.

—Yoongi, no eres el único que está roto. ¿De verdad piensas que aquí no hay lugar para ti?

—No es lo mismo— respondió atormentado —Dejé a un pederasta suelto, dejé que abusara de niños inocentes. ¿Cuántos de ellos habrán sufrido por mi culpa?

—¿Y tú? ¿Cuánto has sufrido tú?— Jimin se arrodilló delante de él —Tú jamás serás responsable de lo que hizo tu agresor. Eres otra víctima más y no te corresponde a ti cargar con su culpa.

Yoongi rompió a llorar, al igual que Jungkook, que no pudo contenerse por más tiempo.

—No sé lo que le ha pasado a Yuuma, pero te conozco y sé, que jamás habrías permitido que le sucediera nada malo a un niño. Si no hubieras tenido el valor de enfrentarte a ese hombre seguiríais perdidos en la península. Hiciste lo que tenías que hacer para salvarte a ti y a mi hermano— Jimin lo abrazó, aunque Yoongi se mostró reacio al contacto —Ahora estás en casa y no voy a permitir que te vuelvas a ir.

—Déjame, Jimin— Yoongi trató de zafarse pero fue en vano; el menor le tenía bien agarrado —Estoy roto... Solo déjame ir...

—Todos estamos rotos, pero juntos podemos sanar. Juntos podemos hallar consuelo.

—No podré...

—Estaré contigo— Jimin apoyó la frente sobre la suya, como solían hacer cuando eran novios —No voy a dejarte, te apoyaré en todo. No tendrás que luchar tú solo.

Yoongi cedió y lo abrazó con fuerza. Las palabras de Jimin le habían hecho sentir que, quizá, todavía había esperanza para él.

—No nos vamos a separar nunca más— Jungkook se unió a ellos y abrazó a su amigo por la espalda —No importa lo que hayamos hecho, este es nuestro hogar. Aquí nos quieren de verdad.

Jimin miró a ambos con mucho afecto. Aunque desconocía por todo lo que habían pasado, no estaba dispuesto a rendirse con ninguno de los dos. A partir de ahora los cuidaría, los protegería y los apoyaría incondicionalmente.

Yoongi contempló las sonrisas de los Park mientras se alzaban todos del suelo. La cicatriz de su pasado se había vuelto a abrir y ahora la herida era incluso más grande que antes. ¿Y si no era capaz de sanar? ¿Y si los llevaba a todos por un camino de desesperanza?

Yoongi notó que algo tiraba de su pierna derecha. Al bajar la mirada vio que Junggi se había abrazado a él.

—Te quiero, tío Gigi.

Las palabras del niño le hicieron saltar las lágrimas justo cuando había recuperado la compostura.

—¡No te creo! ¡Te lo ha dicho a ti antes que a mí!— se escandalizó Jungkook —Junggi, ¿y a mí qué? Al tío Koo también lo quieres mucho, ¿verdad?

Junggi no contestó y Jungkook volvió a insistir, pero el resultado no cambió en lo más mínimo. La reacción de su hermano hizo reír a Jimin, que ya había presenciado una escena similar cuando el niño le dijo lo mismo a Hoseok. Taehyung se había ofendido de la misma forma que Jungkook.

Junggi tiró del pantalón de su tío Gigi para que lo siguiera al salón. Yoongi pensó que probablemente quería que le echara un vistazo a Chimmy y lo acompañó.

—¿Quieres que vaya a buscar a TaeTae?— Jimin notó que el rostro de su hermano se tensó —No has preguntado ni una sola vez por él. ¿No quieres verle?

—No creo que esté preparado.

—Jungkook...

—Sé que está con alguien— le cortó incómodo —No necesitas decírmelo, hyung.

—Él te sigue amando.

—Pero he llegado demasiado tarde, ¿verdad?

El mayor le dio un abrazo muy fuerte. Jungkook hundió el rostro en el cuello de su hermano y cerró los ojos dolido. Aunque Jimin no había dicho nada, en cierta forma había confirmado sus sospechas.

—Mañana le veré, hoy no me siento con fuerzas... Además, quiero estar pendiente de Yoongi hyung y también de Junggi— Jungkook sonrió ocultando su tristeza —Mi sobrino es adorable. Has hecho un buen trabajo con él.

—Me recuerda mucho a ti— Jimin le dio un beso en la mejilla —Me alegro de que hayas vuelto, Jungkookie. Te he echado mucho de menos.

—Por fin estoy en casa, hyung— expresó aliviado —Por fin estoy en casa. 

El reencuentro con Jimin está siendo una montaña rusa de emociones. Entre los Park han logrado que Yoongi no se marche, pero es evidente que todo lo que ha sucedido en la península le ha afectado profundamente. ¿Creéis que con el tiempo Yoongi logrará sanar?

¿Cómo os habéis sentido con este capítulo? ¿Qué os parecen los momentos entre Yoongi/Jungkook y Junggi? 🥺

¿Entendéis que Jungkook necesite un poco de espacio antes de ver a Taehyung? 

Sé que estáis impacientes por ver cómo los recibirán los demás, pero ya sabéis, lo bueno se hace esperar. Que tengáis una feliz semana. Nos vemos en 9/10 días. 💜

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