59
Namjoon soltó una carcajada al ver a Seokjin saltando enérgicamente sobre el sofá. El mayor le ponía tanta pasión a su interpretación de It's Raining Men, que era un auténtico espectáculo verle.
Los días de karaoke se habían vuelto una costumbre entre ellos y para Seokjin eran de sus días favoritos. El repertorio del joven no tenía fondo. No importaba el idioma ni el cantante original, Seokjin vivía todas las letras como si fueran suyas.
El mayor terminó su interpretación alzando el micrófono blanco hacia el techo. Namjoon aplaudió efusivamente y luego se echó a reír por la reverencia tan exagerada que le dedicó.
—Es la mejor versión de It's Raining Men que se ha escuchado nunca en un karaoke, hyung.
—Lástima que no pueda hacer llover hombres— comentó fuera de aliento —Me llevaría a unos cuantos a la cama.
El menor se rió por el comentario inesperado. Cuando Seokjin bebía se volvía incluso más desvergonzado y ese comportamiento siempre le causaba gracia.
—Ven aquí— Seokjin hizo un gesto con la mano para que se acercara —Voy a tomarnos una foto.
—¿Otra?
—Quiero enseñarle a Yoongi y Taehyung cómo hemos pasado el tiempo en El Umbral y la mejor forma es a través de muchas fotografías.
Namjoon se colocó detrás de él y el mayor tomó dos instantáneas.
—Hyung, ¿no estás cansado?— se dejó caer como un saco de patatas sobre el sofá violeta —¿De dónde sacas tanta energía?
—Eres más joven que yo, pero te quejas como un viejo— Seokjin dejó la cámara de fotos sobre la mesa —¿No te da vergüenza, Kim Namjoon?
—En absoluto.
—Vamos, te toca— el mayor le revolvió el pelo y luego se acomodó en la parte derecha del sofá —Elige algo movido, divertido y gay. No quiero otra balada sentimental ni pastelosa.
—Las baladas son bonitas, no seas cascarrabias.
—No lo soy— se defendió entre pucheros —A mí también me gustan, pero ahora mismo prefiero una canción con la que pueda bailar.
Namjoon masculló algo mientras miraba las canciones que tenía a su disposición. Seokjin agarró su botella de licor de cereza y se la acabó de un trago. Después de pasar toda la noche jugando a videojuegos habían decidido continuar con la juerga en un karaoke en lugar de irse a dormir.
Namjoon lo había organizado todo para distraer a su amigo de lo que estaba sucediendo en la península. La repentina aparición de Hyungsik había creado una gran ansiedad en Seokjin y dado su estado de ánimo temía que pudiera hacer algo peligroso.
Por eso pensó que lo mejor que podían hacer era desconectarse del mundo de los vivos y centrarse en su realidad, porque acabar en La nada no era una opción para ninguno de los dos, independientemente de las circunstancias de sus amigos.
Seokjin se puso a limpiar la mesa mientras Namjoon se decantaba por una canción de Village People. Todavía quedaban restos de tteokbokki, pizza, nuggets, takoyaki, hotteok, ramen y un sin fin de bebidas sobre la superficie. El mayor chasqueó los dedos e invocó otra tanda de comida rápida y bebidas alcohólicas, que llamaron especialmente la atención del menor.
—¡Hyung!— Namjoon le miró indignado —¡Nada de magia!
—He bebido mucho—dijo en un tono aniñado —No me obligues a cocinar ahora o podría quemar la casa.
—De verdad, no puedo contigo— balbuceó molesto —Ya que te has saltado las reglas, al menos no te comas todos los baozi.
Seokjin se quejó por la hipocresía de su amigo, pero Namjoon lo ignoró deliberadamente y comenzó a cantar YMCA. La indignación del castaño se esfumó de inmediato gracias al título que había elegido.
La pareja cantó, bailó y se rió durante los más de cuatro minutos que duró la canción. Luego continuaron a dueto con Groove Is In The Heart de Deee-Lite, soltando tanta energía que no fueron capaces de terminarla.
—Se acabó— Seokjin se dejó caer agotado sobre el sofá —Estoy demasiado muerto para estos trotes...
—Deberíamos dormir y seguir por la tarde— Namjoon se sentó en el suelo y tomó un trago de soju —Quiero venganza en el Mario Kart.
—Te concedo la venganza porque soy generoso— dijo con cierto aire de superioridad —Y porque quiero verte llorar otra vez como un bebé.
—No seas mentiroso— contestó mientras tomaba el mando y ponía música de fondo —A mí no hay ningún juego que me haga llorar.
—¿Cómo puedes mentir con tanta calma y encima sin ponerte rojo?— farfulló indignado —Has lloriqueado hace menos de dos horas. He sido testigo de tu deshonra, así que no inventes.
—Patrañas, hyung— Namjoon se encogió de hombros —Simples patrañas.
—Tienes muy mal perder.
—Besugo.
—¿Besugo?— repitió soltando una leve carcajada —¿Ese es el mejor insulto que se te ocurre? Eres un aficionado, Kim Namjoon.
—Tengo sueño y he bebido mucho— el menor alzó la vista hacia los dibujos que la iluminación creaba sobre el techo de la habitación —Deja de incordiarme, calamar.
—Me están entrando ganas de comer una parrillada de marisco— el mayor se inclinó y le tiró de la oreja —En serio, déjalo estar. Insultas como un bebé.
—Y tú como un ser prehistórico.
—¿Cómo dices?— Seokjin le agarró del pelo y Namjoon comenzó a gritar —¡Oh, mierda! ¿Te he hecho daño?— se alzó rápidamente del sofá —¿Estás bien?
El menor se giró hacia él y rompió a reír. Seokjin se sintió avergonzado por el engaño y comenzó a pegarle varias patadas. Namjoon contraatacó agarrando su pierna derecha, pero como Seokjin estaba un poco ebrio no logró mantener el equilibrio y cayó sobre él.
—¿Cómo puedes ser tan torpe, hyung?
—Cuando llegaste aquí me tenías mucho más respeto— Seokjin se sentó encima de él y le pegó varios golpecitos en la frente —¿Se puede saber dónde quedó el Namjoon respetuoso?
—La confianza da asco— el primo de Jimin se rió por la expresión que puso. Le causaba mucha gracia cuando se ponía tan dramático —Y tantos años juntos dan para albergar mucho asco.
—No sé qué estás diciendo, pero sí, das mucho asco— el mayor se quedó contemplando su rostro detenidamente. Los hoyuelos que se le formaban cuando reía siempre le aceleraban el pulso y no podía hacer nada para evitarlo.
Namjoon dejó de reírse al notar que la mirada de su amigo había cambiado. También la tensión que emanaba de él era diferente. La canción Self Control de Laura Branigan comenzó a sonar de fondo, mientras las luces violetas cambiaban de tonos claros a oscuros paulatinamente.
Seokjin no pudo controlar lo que sintió en ese preciso instante y se inclinó para besarle. Su mente se quedó en blanco cuando probó lo que llevaba deseando tanto tiempo. La boca de Namjoon sabía a soju y quizá ese fue el motivo principal por el que no lo rechazó.
El menor le dejó hacer, incluso respondió al beso con cierto vigor, lo que incitó a Seokjin a seguir un poco más y acariciar su lengua con más confianza. La piel se le puso de gallina cuando sintió las manos de Namjoon agarrar su cintura, pero el deseó creció aún más al notar que correspondió al beso francés sin ataduras.
Seokjin se dejó llevar sin reparar en nada más que en la necesidad de amar al hombre que tanto deseaba. Solo cuando Namjoon se separó inesperadamente de su boca y vio un profundo pesar en su mirada, solo entonces fue realmente consciente de lo que había hecho.
—L-Lo siento— Seokjin se apartó de él avergonzado —Creo que he bebido demasiado...
—Yo también— Namjoon se levantó del suelo —Me voy a dormir.
—Buenas noches...
El menor no contestó, solo salió de la habitación sin mirarle a la cara. Seokjin se quedó observando la puerta sin saber qué hacer. Había mantenido sus sentimientos ocultos durante años y todo ese esfuerzo se había quedado reducido a cenizas en décimas de segundo.
¿Por qué se había dejado llevar sin pensar en las consecuencias? No era la primera vez que bebían, ¿por qué no había sido capaz de controlarse como en otras ocasiones?
«¿Y si decide irse? ¿Y si no me vuelve a hablar?»
Namjoon seguía pendiente de Hoseok, nunca había dejado de estarlo y le constaba que todavía estaba enamorado de él.
«¡Mierda! ¿Por qué he sido tan imprudente? ¿Y ahora qué hago?»
Seokjin apretó el rostro contra el sofá intentando borrar de su mente lo que había sucedido. La mirada de Namjoon le había hecho añicos y no soportaba la idea de que ese beso precipitado pudiera haber roto su amistad.
—Por favor, no me dejes— suplicó entre lágrimas —No lo volveré a hacer, por favor. No quiero estar solo...
Namjoon salió al exterior y se acercó hasta el lago. No era la primera vez que notaba el interés que Seokjin tenía en él, pero nunca imaginó que cruzaría esa línea.
—Joder— resopló dubitativo —¿Y ahora qué?
Namjoon no quería mentirse a sí mismo. Seokjin era un hombre muy atractivo, no solo físicamente, su personalidad encajaba muy bien con la suya, pero aunque se sentía atraído por él, Hoseok seguía ocupando su corazón y no deseaba cambiarlo por nadie.
Namjoon desvió la vista hacia la montaña. Hoseok no era el único que no estaba preparado para salir con otra persona. Él tampoco podía dar ese paso.
—No puedo dejar de amarte, Hobi— dijo con voz entrecortada —No sería justo ni ético por mi parte estar con Seokjin hyung durante un tiempo y dejarlo cuando vuelvas a mi lado.
Namjoon se sentó preocupado sobre la hierba. ¿Se podía amar a dos personas a la vez? Algunos dirían que sí y otros que no, ¿pero quién tendría razón? Probablemente la respuesta dependería de la experiencia de la gente y de las expectativas que cada uno tenía en el amor.
Namjoon se acostó y alzó la mirada hacia el cielo despejado. Lo único que tenía claro era su amor por Hoseok y la atracción que sentía por Seokjin, al igual que lo infeliz que podrían llegar a ser los tres si tomaba una decisión equivocada y terminaba haciéndole daño a ambos.
La mañana llegó acompañada de un cúmulo de emociones que alcanzó a Yoongi en cuanto abrió los ojos. Hyungsik lo mantenía abrazado por la espalda, lo que le desagradó hasta lo más profundo de su ser. El menor se zafó con cuidado para no despertarle y se acurrucó al borde de la cama, lo más lejos posible de él.
Yoongi no estaba listo para volver a fingir. Tenía los sentimientos a flor de piel por múltiples razones, pero principalmente porque había engañado a Jimin con la persona que más detestaba en el mundo. Y aunque la razón le decía que había hecho lo correcto, su corazón no estaba de acuerdo con su cabeza.
Yoongi fijó la mirada sobre una imagen de un paisaje primaveral que colgaba de la pared. La pintura le recordó a Jimin.
«¿A quién ves al despertar por las mañanas? ¿Te has casado con un hombre o con una mujer? ¿Cuántos hijos tienes? ¿Eres feliz? ¿Todavía piensas en mí o ya me has olvidado?»
Yoongi trató de contener las lágrimas. Aunque sabía que meterse en la cama con Hyungsik era la manera más segura de regresar a casa, se sentía humillado y avergonzado por lo que había hecho.
«¿Por qué me preocupa lo que puedas llegar a pensar de mí si ya no me estás esperando, Jiminie?»
El joven dio un leve respingo al sentir los brazos de Hyungsik rodeando su cuerpo.
—¿Te he asustado?— el hombre le besó el hombro sin mucha delicadeza —No era mi intención.
—Estaba un poco distraído— Yoongi giró el rostro hacia él y le sonrió —Buenos días, hyung.
—¿Has dormido bien?
—Hacía tiempo que no dormía de un tirón— mintió sin perder la sonrisa —Contigo me siento seguro.
—Te he extrañado mucho, Yoongi— el hombre deslizó la mano por su cuerpo hasta alcanzar su cintura —No pienso volver a permitir que me separen de ti, ¿me oyes? Todo será como antes, como cuando tenías quince años— Hyungsik le olió el pelo y suspiró tras sentir un intenso cosquilleo —Sigues teniendo el mismo aroma que el día en que te conocí.
A pesar de lo incómodo que le hizo sentir, le dejó continuar sin mostrar su repulsión.
—¿Te has portado bien en los últimos años?— le miró fijamente a los ojos —¿Sigues siendo murni?
Yoongi asintió, lo que implantó una sonrisa en el rostro de Hyungsik. Murni significaba puro en indonesio y era una palabra que utilizaba para hablar del rol que Yoongi ejercía en la cama. Hyungsik no le permitía ser el pasivo de otros hombres porque lo consideraba un derecho únicamente suyo.
Yoongi nunca había sido tan consciente de lo posesivo que era Hyungsik, no como en ese instante. Hubo detalles en el pasado que le parecieron tóxicos, pero siempre los ignoró por el bien de Taehyung. Ahora, viéndolo de cerca y después de trece años, la perspectiva había cambiado completamente y también su manera de pensar.
Su lenguaje corporal, su mirada y su forma de hablar, eran las de un auténtico depredador.
—Necesito follarte— Hyungsik apartó las mantas y hundió la mano en su cadera —Sé bueno y dame lo que quiero.
Yoongi tuvo que forzarse a mantener la calma y a ocultar el asco que le provocaba. El alivio que sintió al ver a Jungkook irrumpir súbitamente en el dormitorio fue inmenso.
—¡Yuuma no está!— el maknae apareció con la katana en mano. Verles en la cama no solo le chocó, también le provocó un sentimiento de rechazo que jamás había sentido —Le he buscado por toda la casa, pero no está. Ha desaparecido.
—¿Qué?— Yoongi se tapó con una manta y miró a Hyungsik en busca de respuestas —¿Esto ha pasado antes? ¿Yuuma suele escaparse?
—A veces suele salir a jugar, sobre todo cuando hay nieve— contestó mucho más tranquilo de lo que estaban los menores —No sabe medir el peligro. Cree que no le va a pasar nada y se mete en líos.
—Tenemos que salir a buscarle— Yoongi se levantó de la cama y comenzó a vestirse apresuradamente —Tiene siete años, no puede estar muy lejos. Seguro que anda por la zona.
—Ha nevado durante horas, hyung— dijo el maknae muy preocupado —Tendremos que dividirnos e ir en varias direcciones porque no hay huellas que podamos seguir.
—Entonces estará muerto.
Yoongi y Jungkook se quedaron atónitos por la frialdad de Hyungsik.
—Hay que ser realistas. Las probabilidades de encontrarle con vida son como mucho del 3%.
—Aunque sean del 1%, no pienso abandonar a un niño a su suerte— Jungkook no pudo ocultar el desprecio que sentía por él —Iré a buscarle yo mismo. No hace falta que te molestes en venir.
Hyungsik no cambió su expresión hosca y tampoco se inmutó cuando Jungkook salió del dormitorio dando un portazo. Yoongi se ató el último cordón de la bota y se levantó apresuradamente de la cama.
—¡Espera, JK!
Hyungsik lo agarró del brazo evitando que pudiera salir detrás de él.
—Si no hay huellas es porque Yuuma se ha ido de madrugada— expresó con mucha calma —Sé que te sientes responsable por Jungkook, pero si le permites salir solo a buscarle en las condiciones en las que estamos, lo más probable es que acabe muerto.
Yoongi no dijo nada, aunque por dentro lo maldijo varias veces, por fuera solo mostró desconcierto.
—Dile que recoja sus cosas— Hyungsik le soltó —Hoy volverá con su hermano.
Yoongi asintió para satisfacción del hombre y luego salió del dormitorio. El joven no comprendía la excesiva calma que transmitía Hyungsik. No parecía afectado por la posible pérdida de Yuuma y esa indiferencia le puso los pelos de punta.
Yoongi corrió hacia el piso de abajo y buscó a Jungkook en el comedor. Al mirar por la ventana lo vio dirigiéndose hacia el pueblo. El maknae se detuvo varias veces en su afán por encontrar a Yuuma mientras su amigo corría en su encuentro. Aunque el mayor quiso llamarle, no gritó su nombre por si atraía a los infectados que rondaban la zona. Solo cuando estuvo muy cerca alzó un poco la voz para captar su atención.
—¿A dónde vas, JK?— jadeó fuera de aliento —¿Piensas ir tú solo?
—¿No estás demasiado ocupado follándote a ese hijo de puta?— las palabras de Jungkook impactaron como dos dardos venenosos en Yoongi —Dijiste que ibas a manipularlo, no a follar con ese animal. ¿Por qué tenías que hacerlo de esta manera?
—Ya no eres un crío— la mirada del mayor se tornó fría —Así que deja de comportarte como uno.
Jungkook se ofendió, pero no replicó.
—Conoces la razón por la que Yuuma ha huido, ¿verdad? Ese cabrón ha abusado de él y ahora que te tiene a ti, ya no le necesita. Por eso no quiere ir a buscarle. Por eso le da igual si muere.
—Recoge tus cosas, JK.
—Voy a buscar a Yuuma— respondió tajante —No pienso abandonar a un niño.
—No puedo seguir con esta farsa por mucho más tiempo— Yoongi guardó las manos dentro de los bolsillos —Aunque creas que me resulta fácil meterme en su cama, no lo es.
—No te he pedido que vayas tan lejos— Jungkook agarró la empuñadura de la katana con más fuerza —No es el fin del mundo, hyung. Tú mismo lo dijiste. ¿Por qué actúas como si lo fuera? Podemos encontrar otra forma de volver a casa.
—No es el fin del mundo porque sigues vivo, JK. Si hubieras muerto hace dos días, eso habría significado el fin del mundo para mí— aseguró con un nudo en la garganta —Prefiero acostarme con el diablo a verte morir otra vez.
El dolor que sintió Jungkook a través de su voz le encogió el corazón.
—No quiero volver a pasar por lo mismo y sé que si seguimos aquí, tarde o temprano te perderé— Yoongi hizo una breve pausa para recuperar la compostura —Esta es nuestra mejor oportunidad. Así que recoge tus cosas y acabemos con esto.
—Hyung, sabes que dejarlo no está bien...
—Nada en este mundo está bien— contestó cansado —Ese malnacido tiene las coordenadas, pero si descubre que todo es mentira se acabó. Tenemos que ser inteligentes.
—Lo entiendo— dijo tras encontrar algo de serenidad —Pero si no vienes conmigo, no me subiré a ese barco.
—Te subirás a ese barco Jungkook, aunque tenga que llevarte a rastras.
El maknae se quedó bajo un abedul mientras su amigo regresaba al hostal. Hyungsik observó la escena desde la ventana del dormitorio con una sonrisa sobre su rostro. Aunque no había escuchado la conversación, se podía apreciar una gran tensión entre ellos.
El hombre terminó de vestirse y bajó al piso de abajo. Jungkook entró por la puerta cuando pretendía acceder al comedor. Sus miradas se encontraron fugazmente, pero el menor no dijo nada, solo pasó a su lado y subió a su habitación.
Hyungsik sonrió. No le caía bien el maknae y verle derrotado le generaba mucha satisfacción.
—¿Estás bien?— el hombre encontró a Yoongi en el comedor, junto a la ventana del fondo —¿En qué estás pensando?
—Iré a buscar a Yuuma mientras JK recoge sus cosas— comentó con la vista perdida sobre el paisaje invernal —No puedo quedarme con los brazos cruzados, hyung. Necesito encontrarle.
—Iré contigo, pero no te hagas ilusiones— Hyungsik lo abrazó por la espalda —El mundo de ahora es mucho más cruel y despiadado que el de antes— le susurró al oído —Y nadie está a salvo, ni siquiera un niño como Yuuma puede contar con piedad.
Ese comentario le provocó un escalofrío. Algo en su tono de voz le dejó con mal cuerpo.
La pareja buscó a Yuuma durante más de dos horas. El maknae se unió a ellos después de recoger sus pertenecías. A pesar del esfuerzo no encontraron ni rastro del niño. No había ningún indicio de que hubiera estado por los alrededores y tampoco encontraron a infectados con los que se podría haber topado.
Su desaparición no tenía sentido para Yoongi, no después del tiempo que pasó hablando con él la noche anterior. ¿Se había asustado por sus preguntas? ¿Había decidido huir para no tener que someterse a más abusos? ¿Había salido a jugar a escondidas y se había perdido en la nieve? ¿Qué había pasado exactamente con Yuuma?
Yoongi no pudo dejar de pensar en el muchacho al regresar al hostal. No conseguía apartar de su mente su mirada color café y su sonrisa tímida e inocente. Le dolía detener la búsqueda, le dolía darlo por muerto, pero lo cierto era que no creía que Yuuma hubiera llegado muy lejos. No con el frío que hacía y mucho menos con los peligros que acechaban entre la noche.
A Yoongi tampoco le cuadraba la versión de Hyungsik. Aunque Yuuma era un niño y por ende algo inconsciente, también era un niño que había crecido en un mundo poblado por monstruos. No le imaginaba saliendo en plena madrugada para jugar en la nieve. No le creía capaz de semejante falta de juicio, por muy pequeño que fuera.
Yoongi agarró la botella de agua para tomar un trago pero la halló vacía. Con Yuuma en mente se dirigió a la cocina dejando a Jungkook y Hyungsik hablando en el comedor. El joven arrugó la nariz por culpa del olor a podrido. La mayoría de los productos almacenados estaban en un estado asqueroso.
Yoongi se agachó para coger una botella de agua de la despensa y se percató de que el peluche de Mang estaba a escasos metros de él. Ese hallazgo provocó un fuerte vuelco en su corazón. Dubitativo lo alzó del suelo y dio unos pasos hacia el armario que tenía enfrente.
El joven retuvo la respiración al abrir la puerta, pero afortunadamente solo encontró restos de comida en mal estado. ¿En qué demonios estaba pensando? Hyungsik no era un asesino. Además, habían pasado toda la noche juntos. ¿Cómo había llegado a esa conclusión?
Yoongi contempló el peluche del caballo con mucha tristeza. Era raro que el niño se lo hubiera dejado en la despensa. Siempre lo llevaba a cuestas, como si fuese su mejor amigo. Extrañado desvió la vista hacia los armarios. Algo en aquel lugar le hizo sentir muy incómodo y no supo a qué se debía.
Angustiado optó por volver al comedor, pero un extraño movimiento le obligó a detenerse en seco. Yoongi giró la cabeza hacia el congelador horizontal del fondo. Aunque estaba solo tenía la sensación de que alguien lo acompañaba.
Esa sensación de presencia le hizo caminar hacia el congelador. Con cada paso que dio se fue intensificando un fuerte olor a pescado podrido.
«Estás delirando, Yoongi» se reprochó a sí mismo por tan macabra idea. A pesar de su propia incredulidad tomó valor y alzó la tapadera.
Mang se estrelló contra el suelo en cuanto descubrió el cuerpo de Yuuma en un espacio que estaba diseñado para almacenar docenas y docenas de pescado. Yoongi se tapó la boca con ambas manos evitando soltar un grito desgarrador.
—No, no, no, no, por favor— suplicó sobre sus manos, intentando desesperadamente acallar su propia desesperación —Por favor, Yuuma... Por favor...
Aunque la rotura que tenía en el cuello indicaba que el niño estaba muerto, Yoongi se acercó para tomarle el pulso. El contacto con su piel fría y pálida le hizo saltar las lágrimas.
—Lo siento, pequeño— susurró conmocionado —Lo siento mucho...
Yoongi se dio la vuelta tratando de recuperar la calma pero fue en vano. Con el estómago revuelto y las náuseas apretando contra su garganta se volvió a girar hacia Yuuma. El joven se percató de que había algo sobre las piernas del niño, algo que antes no había notado.
Yoongi decidió coger el libro y mirar las primeras páginas. Había algo escrito con tinta negra sobre la hoja de respeto del inicio de El Mago de Oz.
Las lágrimas cubrieron su rostro al posar la mirada sobre el primer párrafo.
¿Puedo ir contigo, hyung? Quiero jugar con otros niños. Quiero hablar sin que me castiguen. No quiero seguir con él. Me hace daño. Me hace mucho daño. He tratado de huir, pero siempre me atrapa. Tengo miedo de que encuentre este libro y me mate, pero es la única manera que tengo de decirte lo que quiero de verdad. Por favor, ayúdame. Si hablo me volverá a encerrar en una habitación oscura con un terjangkit. No quiero. Me da mucho miedo. Por favor, hyung. Has dicho que me protegerás. Seré bueno, lo juro. Sálvame de él. Por favor. Neces...
La última palabra estaba a medio escribir, como si alguien hubiera interrumpido a Yuuma mientras redactaba la nota. El dolor que invadió a Yoongi al leer el grito de auxilio que había creado con sus pequeñas e inocentes manos le rompió el corazón en mil pedazos.
Convivir solos durante tantos años ha llevado a lo inevitable, pero mientras Seokjin es libre de iniciar una relación con quien quiera, a Namjoon le ata una promesa con Hoseok que desea cumplir. ¿Qué creéis que debería hacer? ¿Pasar el tiempo en El Umbral con Seokjin y la eternidad con Hoseok o dejar las cosas como están y mantener la amistad que tienen? 🤔
La crueldad de Hyungsik no conoce límites. Si para Yoongi ya estaba siendo una situación muy difícil de soportar, haber perdido a Yuuma puede tener consecuencias inimaginables. ¿Qué haríais si estuvierais en su piel?
Sé que esta historia no es fácil de digerir y que Yuuma merecía algo mejor, pero si me quedara en mi zona de confort Evanescente habría tenido pocos capítulos y Retrouvailles ni existiría. Gracias por acompañarme otro día más. Seguimos en 9/10 días. 💜
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