57
Yoongi tomó otro bocado de arroz frito. Los alimentos que había preparado Hyungsik eran sencillos pero saciaban el hambre. El silencio en el comedor predominó durante gran parte de la cena. Las pocas veces que se rompió fue solo para hablar del temporal.
El fuego de la chimenea había caldeado el cuarto aunque en otras partes del recinto seguía haciendo frío. Como no disponían de electricidad, habían colocado varios candelabros con velas para iluminar el pequeño comedor rústico.
Yuuma terminó de sorber la sopa de algas sin advertir la tensión que había en el ambiente. Jungkook no podía mirar a Hyungsik sin querer saltarle al cuello y Yoongi estaba angustiado, sobre todo porque no podía dejar de pensar en las marcas del niño.
Yuuma balanceó las piernas mientras contaba los copos de nieve que caían en el exterior. Pronto notó un fuerte cansancio que le llevó a bostezar varias veces.
—Es tarde para él— Yoongi miró a Hyungsik —¿Te parece bien si lo acuesto?
—Por supuesto— respondió tras tomar un trago de vino —Ve con Yoongi y haz caso de lo que te diga.
Yuuma asintió y se levantó de la silla. Jungkook supo que esa era la oportunidad que estaban buscando. Ahora solo necesitaba distraer a Hyungsik el tiempo suficiente para que Yoongi pudiera hablar con el niño.
—¿Quieres?
Jungkook alzó la mirada; Hyungsik le estaba ofreciendo una copa de vino tinto.
—Sí.
La tensión entre ellos ni siquiera se rebajó cuando el hombre se la llenó hasta arriba.
—El día que cambió el mundo, mucha gente decidió huir de sus casas, estancias o lugares de trabajo en lugar de quedarse— Hyungsik observó el líquido carmesí —Si sabes cómo moverte y dónde buscar, a veces la vida te recompensa con un tesoro como este.
—Veo que te gustan las cosas de calidad— Jungkook agarró la copa —¿De dónde has sacado esa ropa? Es de invierno y la nevada nos ha pillado a todos de imprevisto.
—Dice el que tiene un anorak— apuntó al recordar que había visto uno en su dormitorio —¿De dónde lo has sacado?
—Lo tomé de una tienda...
—¿Y de dónde crees que he sacado yo mi ropa?— le cortó Hyungsik inmediatamente —Tiendas, casas, coches, hoteles... En cualquier lugar puedes encontrar ropa— aseguró mostrando una sonrisa que desagradó al menor —¿A qué viene tanta desconfianza?
Jungkook no respondió, pero Hyungsik notó cierta animadversión en su mirada.
—Te lo ha contado, ¿verdad?
—¿Haces lo mismo con Yuuma?— Jungkook decidió dejarse de rollos e ir directo al grano —¿También usas al niño para tus negocios?
—Nunca usé a Yoongi, le propuse acostarse conmigo y él aceptó— Hyungsik tomó un trago con toda la calma del mundo —Podría haberme rechazado, incluso le pregunté varias veces si estaba seguro o si quería dejarlo, pero no lo hizo.
—Lo dices como si no habrías usado su desesperación para obtener lo que querías— el desinterés que vio en su mirada encendió aún más su enfado —Sabías que Yoongi hyung estaba en una situación complicada y te aprovechaste de él.
Hyungsik sacó un paquete de tabaco del bolsillo y se encendió un pitillo con una calma exasperante.
—¿Esto te aburre?
—Tus prejuicios me aburren. Buscan desesperadamente que Yoongi sea la víctima en esta historia porque no toleras que se haya vendido por dinero— el hombre cruzó las piernas —Quieres dar a entender que lo manipulé para que sus acciones, que te desagradan, queden exentas.
Jungkook se quedó perplejo por su forma tan retorcida de cambiar los hechos. Furioso tomó un trago de vino intentando mantener la compostura.
—Puedo invitarte a mi casa, servirte la cena y preguntarte si quieres repetir. Puedo dejarte una habitación para pasar la noche, poner la chimenea para que estés cómodo y darte conversación. Puedo mostrarte mi hospitalidad, ser amable y horas después, cortarte el cuello y dejarte sobre la cama, desangrándote como un cerdo— la voz del menor sonó firme. A pesar de lo mucho que lo aborrecía, no se dejó llevar por la ira —¿En ese caso también dirías que no hubo manipulación? Un crimen no deja de ser un crimen por muy amable que seas con tu víctima.
—Bonita historia, pero se te olvida algo. Yoongi recibió dinero a cambio. Hubo un trato y él obtuvo lo que quería. Entendería tu disgusto si le hubiera engañado, pero fui completamente sincero con él.
—No era mayor de edad, tenía quince años y te aprovechaste de su situación.
—En la vida nada es gratis, Jungkook— Hyungsik le dio un golpecito al cigarro para tirar la ceniza sobrante —Seas mayor o menor, todo tiene un precio.
—Es evidente que en tu vida anterior disponías de mucho dinero. Probablemente te dedicabas a los negocios, ¿me equivoco?
—No te equivocas.
—Lo que significa que tenías un buen empleo y por ende, una manera legal de ayudar a un chico en apuros.
—Como te he dicho antes, nada es gratis.
—En eso llevas razón, pero déjame decirte una cosa— Jungkook apoyó el brazo sobre la mesa —Los humanos tenemos la asombrosa capacidad de ayudar a otros sin pedir nada a cambio. Hacerlo depende únicamente de nosotros, es una decisión que tomamos independientemente de nuestras circunstancias— recalcó sin apartar la mirada de él —Decidiste usar tu posición y su situación para manipular a un chico de quince años y lo admito, lo supiste hacer muy bien, pero a mí no me la cuelas. Sé lo que es disponer de mucho dinero y sabes tan bien como yo que darle esa cantidad a Yoongi hyung no habría supuesto ninguna diferencia en tu bolsillo. Y si no querías proporcionarle una solución gratuita, le podrías haber ofrecido un empleo, pero no lo hiciste porque no querías ayudarle, esa nunca fue tu intención. Solo querías aprovecharte de él. Por eso lo has llamado un negocio, porque para ti Yoongi hyung no es más que simple mercancía.
Hyungsik tomó otro trago como si sus palabras no le afectasen en lo más mínimo, pero Jungkook notó que se había molestado.
—Tenemos puntos de vista diferentes. Para mí no existe la generosidad desinteresada— Hyungsik apartó la copa y volvió a tomar otra calada —Yoongi quería algo y yo también. Hubo un acuerdo mutuo. ¿Dónde está el problema? ¿Qué era menor de edad? ¿Y? ¿Le ha afectado en algo? Porque a mí me parece que le ha ido muy bien en la vida.
Jungkook se mordió la carne de la boca asqueado. ¿Esa era su manera de justificar un delito? ¿Realmente no veía el problema o no quería verlo?
—Sigues manteniendo que nada es gratis, ¿no? Que si una persona da algo, la otra debe recibir algo a cambio— Jungkook cogió su cuchara y la deslizó por la mesa hasta alcanzar a Hyungsik. El hombre bajó la mirada hacia el objeto y luego volvió a posar la vista sobre él —Te has resguardado bajo mi techo y has comido mis alimentos. Te he proporcionado un refugio, pero no me has compensado por ello.
—¿Qué quieres?
—Sácate un ojo.
Hyungsik notó que no era un farol; su voz no titubeó y por su mirada parecía incluso deseoso de verlo.
—Entiendo— el hombre agarró la cuchara y la contempló detenidamente —Estás celoso.
—¿Celoso?— Jungkook no comprendía a qué se refería —¿De qué hablas?
—Eres su novio, ¿no?— Hyungsik apagó el cigarro sobre la cuchara —Solo porque estás con Yoongi te crees con el derecho de hablar por él, pero fue Yoongi quien nos invitó, no tú. Y si desea algo de mí, se lo daré a él, no a ti.
Jungkook apretó el puño bajo la mesa. Hyungsik no era tonto ni perdía la calma con facilidad. A pesar de sus acusaciones no había cedido, lo que le indicaba que no era un tipo fácil de tratar.
En la planta de arriba, Yoongi estaba arropando al niño con sumo cuidado. Yuuma se abrazó a Mang mientras el mayor tomaba asiento sobre la cama.
—Oye, Yuuma. ¿Cuántos años tienes?
El muchacho mostró siete dedos.
—¿Sabes dónde están tus padres?
Yuuma señaló hacia el techo, por lo que asumió que quería indicar el cielo.
—¿Puedes hablar?
El niño negó con la cabeza.
—¿Naciste mudo?
Esa pregunta quedó sin respuesta.
—Sé que no nos conocemos mucho, pero yo también solía ser amigo de Hyungsik hyung cuando era pequeño— la mirada del niño se posó tímidamente sobre él —Hyungsik hyung era muy bueno conmigo. Siempre me ayudaba cuando lo necesitaba, pero a cambio yo tenía que ayudarle a él. ¿Sabes a lo que me refiero?
Yuuma no mostró ninguna reacción y Yoongi vaciló un instante. No sabía cómo tratar el tema y además se le hacía difícil imaginar que un niño tan pequeño pudiera estar sufriendo abusos. La simple idea le provocaba náuseas.
—No tienes que tener miedo, no pasa nada si hay algo que no te gusta de Hyungsik hyung. A mí tampoco me gustaban algunas cosas de las que me hacía.
Yuuma se abrazó a Mang y su rostro quedó parcialmente cubierto por el caballo.
—¿Alguna vez te ha...?— a Yoongi se le encogió el corazón. No sentía fuerzas para pronunciar aquellas palabras, pero se obligó a hacerlo —¿Alguna vez te ha tocado? ¿Te ha quitado la ropa y te ha tocado el cuerpo?
El niño se tapó la cabeza con la manta y esa repentina reacción creó bastante inquietud en él.
—Puedo ayudarte, Yuuma. Solo tienes que confiar en mí— aseguró en un tono muy suave —Yo te protegeré de él. No tienes que tener miedo.
Pero el muchacho no volvió a salir de debajo de las mantas. Yoongi quiso insistir, sin embargo se detuvo antes de hacerlo.
—No estás solo, Yuuma. Si quieres puedes venir conmigo y con Jungkook. Nos dirigimos a una isla donde hay más niños como tú. Allí podrías hacer amigos. ¿No te gustaría jugar con niños de tu edad?— Yoongi quiso darle un abrazo pero se contuvo —Nosotros cuidaremos de ti, pequeño. Te lo prometo.
Tras un profundo silencio abandonó el dormitorio con gran pesar y se apoyó sobre la pared del pasillo. Aunque el niño no había contestado a sus preguntas, no había hecho falta para llegar a la única conclusión que era posible. Lo había visto en su mirada, lo había visto en su forma de agarrar el peluche y lo había sentido desde que se aferró a su cuello.
Yoongi no logró procesarlo de inmediato porque encontrarse con Hyungsik había revivido su propio dolor y ese trauma que llevaba tanto tiempo ocultando, pero ahora lo veía claro; ahora sabía que tenía que salvar a Yuuma de las garras de un monstruo desalmado.
—Tranquilo, Yoongi— se dijo a sí mismo, tratando de recobrar la calma —Piensa bien las cosas y no te precipites.
Después de cinco minutos bajó por las escaleras y se dirigió al comedor. La tensión que sintió en el ambiente le golpeó de lleno.
—Yuuma ya está durmiendo.
Hyungsik se levantó de la silla, tomó un candelabro de cuatro brazos y pasó al lado de Yoongi. El hombre le apretó el hombro y se inclinó sobre su oreja.
—Buenas noches.
Jungkook puso una mueca de desagrado que el hermano de Taehyung no pasó por alto. Durante unos segundos se mantuvieron en silencio, esperando a que se alejara lo suficiente de ellos.
—¿Y?— susurró el maknae —¿Cómo te ha ido?
Yoongi negó con la cabeza.
—Te acaba de conocer, hyung. Solo necesita más tiempo para abrirse contigo.
—No tenemos tiempo— el mayor se sentó en una silla y dejó el candelabro sobre la mesa —Tenemos que partir hacia Inyeon cuanto antes.
Jungkook no respondió. La mirada de su amigo le confirmó que no pensaba dejar a Yuuma atrás. ¿Acaso estaba planeando huir con el niño? No, escapar con él no era una buena idea y Yoongi lo sabía. ¿Entonces? ¿No querría matar a Hyungsik durante la noche? ¿O si?
—¿Inyeon? ¿Has dicho Inyeon?
La pareja se sorprendió al ver a Hyungsik al lado de la puerta.
—¿Sabes de la existencia de Inyeon?— preguntó Yoongi alarmado —¿Cómo es posible?
—Estuve allí con mi tío— Hyungsik se acercó y cogió el tabaco que se había olvidado encima de la mesa —Fue hace seis o siete años, no estoy seguro.
—¿Y las coordenadas? ¿Las recuerdas?— a Yoongi se le aceleró el pulso cuando lo vio asentir —¿De verdad?
—De hecho me obligó a tomar clases de navegación y a memorizarlas por si sucedía una tragedia y mira, el viejo loco no se equivocó.
—¿Cómo sabemos que no estás mintiendo?— cuestionó Jungkook inmediatamente —Me parece raro que sigas en la península cuando podrías estar en Inyeon.
—¿Y vivir bajo las leyes de otros? No, gracias, me va muy bien aquí— se encendió un pitillo con una vela del candelabro —No me veo paseando por el ayuntamiento ni tomando un descanso en el parque después del trabajo. Aunque dispongan de tiendas y establecimientos de ocio, vivir allí sería como vivir una fantasía. Tarde o temprano se irá al carajo y salir de allí se convertirá en una odisea. Prefiero permanecer aquí, es mucho más fácil cuando ya sabes a qué te enfrentas.
—Sigues sin responder a mi pregunta— insistió el menor de mala gana —Esa descripción puede coincidir con cualquier isla.
—Eres bastante terco, ¿no?— Hyungsik no ocultó el desagrado que le provocaba el maknae —¿Qué quieras que te describa exactamente? ¿El invernadero? ¿Las instalaciones autosuficientes? ¿El hospital? ¿El templo budista? O quizá prefieres saber que la isla tiene un interesante parecido con la de Jurassic Park.
Jungkook abrió los ojos ampliamente al escuchar la última parte. Taehyung también había mencionado esa película cuando llegaron a Inyeon por primera vez.
—Si queréis las coordenadas os las puedo dar— se sentó en una silla y entrecruzó las piernas —Pero no será gratis, claro.
A Yoongi no le sorprendió en lo más mínimo. Hyungsik era así, siempre debía haber un intercambio.
—Eres un parásito— soltó Jungkook asqueado, pero el insulto no provocó ninguna reacción en él —¿Qué quieres a cambio de las coordenadas?
—Quiero a Yoongi.
Choi Wooshik entró en el despacho de Jimin, que se situaba en la segunda planta del ayuntamiento. La decoración de estilo clásico era de caoba y le otorgaba un toque muy elegante.
—Momo me ha dicho que sigues aquí. ¿No piensas irte a casa?
—Sí, bueno, creo que hoy llegaré un poco tarde— Jimin despegó la vista del documento que estaba leyendo y la fijó sobre él —Tengo que entregar esto lo antes posible.
—¿Es el caso de Jeong Dojung?
—Hoy he ido a verle. Hace seis meses le diagnosticaron un cáncer de pulmón en estadio cuatro. La doctora Lee le dio tres meses de vida, pero ya han pasado seis desde que lo ingresaron en paliativos. Su cuerpo está hinchado y sus órganos muy dañados, pero como su corazón sigue fuerte, los médicos no pueden hacer nada por él.
—¿Y cuál es el problema?— Wooshik tomó asiento enfrente de él —¿No es eso lo que hacen en paliativos? ¿Cuidar de un paciente terminal hasta que fallece?
—Ni la morfina ni los demás analgésicos le están haciendo efecto. El dolor que padece es tan extremo, que sus gritos se llegan a escuchar incluso fuera del hospital.
—Joder...
Jimin pensó en las palabras del hombre cuando lo visitó por la mañana. "¿De qué sirve prolongar mi vida si no hay calidad en ella? ¿Por qué tengo que sufrir cada segundo por las creencias de otras personas?" le había dicho con lágrimas en los ojos. "No estoy hablando por los demás, estoy hablando por mí. No estoy loco, no estoy drogado y tampoco estoy mentalmente incapacitado. Quiero que esto termine. Quiero que mi familia descanse. Si pudiera levantarme de esta cama, me mataría con mis propias manos."
—¿Vas a autorizar la muerte asistida?
—Cuando se trata de un animal moribundo, se le mata para terminar con su sufrimiento. Cuando se trata de una persona infectada, se la mata para terminar con su sufrimiento. Cuando se trata de un enfermo terminal que implora por una muerte asistida, no se hace absolutamente nada— Jimin se frotó la sien muy cansado —Somos humanos pero rara vez mostramos nuestra humanidad.
—No te lo discuto, pero si lo apruebas se te van a echar encima los extremistas religiosos.
—Pues que vayan al hospital y le digan a Jeong Dojung que no, a ver si tienen cojones de mirarle a los ojos y negarle su petición— Jimin cerró la carpeta de mala gana —Estoy harto de gente imponiéndole sus creencias a otros.
—¿Qué ha dicho el examen psicológico?
—Que el paciente es plenamente consciente de lo que pide.
—Si te dan luz verde para autorizar la muerte asistida, ¿entonces a qué estás esperando?
—A nada, ya lo he firmado— Jimin posó la vista sobre la fotografía de Junggi que tenía encima del escritorio —Solo estaba releyendo el documento para asegurarme de que todo está en orden.
—Llamaré a Momo para que lo lleve al hospital.
—Déjalo, Wooshik. Momo ha pedido salir antes, así que deja que se vaya.
—¿Quieres que lo entregue yo?— se ofreció al notar que su mirada se dirigía una y otra vez hacia la fotografía —Así puedes irte a casa.
—¿No te importa?— preguntó con sentimientos encontrados —No sé, no quiero aprovecharme de tu buena voluntad.
—No digas tonterías, Junggi te está esperando— Wooshik juntó todos los papeles y los metió en una carpeta —Por cierto... Llevo un tiempo pensándolo y bueno, he decidido salir con alguien, ya sabes, en plan pareja fija y eso— comentó avergonzado —¿Qué te parece?
—¿Quién es él?— Jimin tomó su abrigo verde y se lo puso sin apartar la mirada de su amigo —¿Lo conozco?
—Eres el gobernador, conoces a todo el mundo— Wooshik puso los ojos en blanco al oír su risa.
—Recuerdo que la última vez que hablamos del tema dijiste que no querías una relación. ¿Quién te ha hecho cambiar de idea?
—Tú— el joven no pudo evitar sonrojarse —Me has hecho entender que mi ex era un capullo y que merezco algo mejor. Y ahora que he salido del armario, siento que es el momento perfecto para volver a enamorarme.
—Me alegro por ti— Jimin le apretó el hombro —Te mereces ser feliz.
—Gracias. Es solo que... No sé cómo hacer esto. Hace mucho que no salgo con alguien y me preocupa no estar a la altura. Me gusta mucho, ¿sabes? Es perfecto, pero no sé si yo le gustaré a él...
—Si no lo intentas no lo sabes— el joven agarró su maletín y se dirigió a la puerta —Eres encantador, Wooshik. Un poco plasta, bueno, bastante plasta, pero encantador.
Wooshik soltó una carcajada. Le encantaba cuando Jimin se metía con él. Siempre se andaban picando, aunque solo cuando estaban en privado. Rodeado de otras personas solían ser mucho más formales.
—Todavía no me has dicho quién es.
—Lee Minho— desveló nervioso —¿Crees que apunto demasiado alto?
—No, creo que deberías ir a por él.
—Gracias— Wooshik sonrió de oreja a oreja —Dale recuerdos a Junggi de mi parte.
Jimin salió del despacho mucho más animado. Mientras se dirigía a su casa reflexionó sobre el camino que había recorrido Wooshik en los últimos años. Compartir su homosexualidad abiertamente había sido difícil para él, sobre todo porque vivía con miedo a ser rechazado. Que Wooshik quisiera iniciar una relación en un lugar tan pequeño y a la vista de todo el mundo después de haberse encerrado durante tanto tiempo, mostraba que ya no vivía con los mismos temores; ya no existían cadenas limitándole y esa realidad alegró el corazón de Jimin.
El joven fue recibido por Mellie en la entrada. La perrita llamó su atención y no paró hasta que logró obtener varias caricias. Después de dejar el abrigo y el calzado en su sitió caminó hacia el salón donde encontró a Junggi durmiendo sobre el regazo de Hoseok.
—Buenas noches— el mayor cerró el libro de medicina que estaba leyendo y lo puso sobre el sofá —Llegas tarde.
—Lo siento, hyung— Jimin dejó el maletín en el suelo y se inclinó sobre su hijo —Hola, pollito— le dio un beso en la mejilla —Te he echado de menos.
—Junggi quería verte y ha intentado mantenerse despierto, pero hemos jugado tanto que se ha quedado sin energías.
—Gracias por cuidar de él— Jimin lo alzó en brazos sin que su hijo se despertase —Ya sabes que le encanta pasar tiempo contigo.
—Y a mí con él— Hoseok se levantó y le dio un beso al niño —Descansa, pequeñin.
—Lo acuesto y bajo. No tardo, hyung.
Junggi ya tenía el pijama puesto y Hoseok se había encargado de cepillarle los dientes por si se quedaba dormido. Mientras Jimin lo metía en la cama y lo arropaba con mucho mimo, su amigo se desplazó hasta la cocina para servirle la cena.
Jimin contempló el rostro de su hijo en silencio. El amor que sentía por Junggi era lo que le impulsaba a seguir luchando cada día. Si no hubiera sido por él, no habría podido recobrar las riendas de su vida.
El joven le dio otro beso y bajó al salón pensando en su hermano. Las muecas que solía poner Junggi cuando dormía le recordaban a veces a Jungkook. Ese pensamiento le hizo sonreír y también recordar algunos momentos felices de su infancia.
En la mesa del salón se encontró con un cuenco de arroz cocido, pescado rebozado, varias verduras salteadas y un caldo de algas.
—Muchas gracias, hyung— su estómago rugió al ver la cena —¿Lo has hecho tú?
—Sí— el mayor tomó un sorbo del té que se había preparado —¿Qué tal el trabajo?
—Pesado— Jimin se sentó en el suelo —He autorizado la muerte asistida de Jeong Dojung.
—Gracias por hacerlo— Hoseok sintió un gran alivio con la noticia —Lo que está sufriendo ese hombre es inhumano. Nadie debería tener que pasar por semejante calvario.
—Su hijo tiene doce años— musitó observando el caldo —Que un niño te pida que mates a su padre para que deje de sufrir... De verdad, hyung, me parte el alma...
Neysa apareció de repente y se sentó al lado de Jimin. La gatita le golpeó ligeramente con la pata para llamar su atención. El joven sonrió y comenzó a acariciarla. Neysa era muy mimosa y necesitaba de su dosis diaria de cariñitos por parte de Jimin para ser feliz.
—¿Sabes, hyung? Wooshik se ha enamorado— comentó tratando de buscar un tema más animado —¿Te lo puedes creer? Como siga así la cosa vamos a ser los únicos solteros de la isla.
—No acabas ni una cita— le recordó —No puedes quejarte de seguir soltero.
—Hyung, lo intento, ¿vale?— Jimin se metió un puñado de arroz en la boca —No es culpa mía de que no encaje con la gente.
—Has tenido dos citas en un mes y a ambas les has puesto pegas— Hoseok trató de no reírse aunque le costó un poco —No sé, pero el chico con el que quedaste para cenar parecía muy agradable.
—Me dijo que buscaba un activo que se dejara masturbar con los pies— le miró indignado —Y lo hizo antes de presentarse. ¿Te parece normal?
—Estaría necesitado el pobre.
—¿Y quién no?— Jimin tomó un sorbo de caldo con cara de pocos amigos —Llevo años sin sexo y no me quejo.
—A veces te quejas.
—Mira, renuncio a las putas citas. Pasaré el resto de mi vida sacudiéndomela como un mono.
Hoseok se echó a reír por lo melodramático que era.
—¿Y qué le pasaba a la chica de Jeonju?
—¿La que quería tener doce hijos?— le fulminó con la mirada —Pues no sé, hyung. ¿Qué crees que le pasaba? Dímelo tú.
—Bueno, solo te faltarían once.
Jimin levantó el dedo corazón y Hoseok estalló en carcajadas.
—Nadie va a ser nunca lo suficientemente bueno si sigues comparando a todo el mundo con Yoongi hyung.
—Yo no hago eso.
—Jimin.
—De verdad que no hago eso...
—Jimin.
—Bueno, vale, pero es que no puedo evitarlo— el menor soltó los palillos —Yoongi y yo teníamos una conexión muy especial. Él me entendía, me hacía sentir seguro, valorado, amado... Me quería a pesar de mis defectos, ¿entiendes? Era importante para él— Jimin bajó la mirada —No creo que pueda tener algo parecido con nadie.
—Te entiendo— Hoseok dejó la taza sobre la mesa —Minho hyung me ha pedido una cita y le he rechazado. No creo que esté preparado para salir con alguien y no quiero forzarme a estar en una relación. No sería justo para él y tampoco para mí.
—¿Lee Minho o Choi Minho?
—Lee Minho.
Jimin se quedó patidifuso. ¿El Minho de Wooshik?
—¿Qué pasa?— preguntó al ver su rostro desencajado —¿Crees que he hecho mal?
—No, hyung, solo tú sabes cuándo dar el paso.
Hoseok agradeció la comprensión de Jimin. Aunque ya había pasado mucho desde la muerte de Namjoon, en realidad no se sentía listo para seguir adelante. El trabajo le había ayudado a centrarse y a superar la época más difícil de su vida, pero su corazón seguía llorando la muerte de su novio. Hoseok quería pasar tiempo con su familia y ser de utilidad a los habitantes de Inyeon, no deseaba forzarse a una relación que sabía que estaba condenada al fracaso.
—Tampoco es tan trágico si no me vuelvo a enamorar— Jimin siguió comiendo —Tuve el amor de Yoongi y ahora tengo el amor de mi hijo. En realidad soy muy afortunado.
—Algunas personas mueren antes de encontrar al amor de su vida, tú y yo podemos decir que lo hemos encontrado.
Los dos se miraron y se sonrieron.
—Si te soy sincero, solo he ido a esas citas porque temo que me pase algo y Junggi quede huérfano— comentó para sorpresa de Hoseok —No quiero tener pareja. No la necesito, pero mi hijo se merece tener a alguien más, ¿entiendes?
—Tu hijo nunca será huérfano, Jimin. Aunque te pase algo y espero que nunca suceda, estamos Taehyung, Eunha, Sungjae y yo para velar por él. Incluso tiene a Wooshik, a Momo y a Yeonjun— el mayor le miró fijamente a los ojos —No tienes que obligarte a tener esas citas si no quieres.
—Gracias, hyung.
Hoseok comprendía su preocupación. Desde la repentina enfermedad de Changwook, Jimin estaba bastante inquieto.
—La casa se siente vacía sin TaeTae.
—Demasiado...
Neysa saltó encima de Mellie y la perrita comenzó a perseguirla por todo el salón hasta que ambas se cansaron de jugar y se tumbaron junto a la chimenea.
—¿Cuánto crees que le queda a Changwook hyung?
—Ya sabes que no puedo hablar contigo de mi paciente, Jimin.
—Lo sé, es solo que... No importa, déjalo— el menor sintió una fuerte presión en el estómago. Lo que más temía era la reacción que podría ocasionar la muerte de Changwook en Taehyung. Ninguna de sus heridas estaba cerrada y sumar otra muerte a una larga y dolorosa lista de pérdidas, podría originar en él una respuesta sin precedentes.
Hyungsik dice conocer las coordenadas pero no las entregará gratis. ¿Creéis que es verdad o que está mintiendo? ¿Qué harán Yoongi y Jungkook? ¿Aceptarán el trato? ¿Y qué haríais vosotrxs en su lugar? 👀
Hoseok y Jimin tratan de seguir con sus vidas de la mejor forma posible mientras crece la incertidumbre por cómo podría afectar la muerte de Changwook a Taehyung. Y llegados a este punto me gustaría dejar una advertencia. Comprendo que esta historia juega con las emociones de sus lectorxs y que a veces es difícil digerir ciertas situaciones, pero por favor, no perdáis las formas. No voy a tolerar bromas sobre la enfermedad de Changwook solo por el simple hecho de que está con Taehyung. El cáncer es un tema serio que se lleva la vida de millones de personas cada año y que puede estar afectando directamente o indirectamente a lectorxs de esta historia. La trama que leéis es ficticia, pero muchos de los temas que se tratan tan reales como la vida misma. Y aunque la gran mayoría de la gente que me lee se comporta con sentido común, si pongo este mensaje es porque lamentablemente he tenido que borrar barbaridades que nunca imaginé que tendría que leer. Sed empáticos, por favor. No todo vale y lo sabéis.
Espero que hayáis empezado febrero con buen pie. Cuidaros mucho. Hasta la próxima. 💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro