56
Seokjin se quedó de piedra al ver a su cuñado a través de la pantalla. Yoongi tampoco podía creerlo; Park Hyungsik se hallaba ante él, en un pueblo de la provincia de Gangwon, a unos doscientos kilómetros de donde se vieron por última vez. Habían transcurrido trece años desde su primer encuentro y ahora lo volvía a tener enfrente, mirándole con ese semblante tranquilo, tan característico de él.
—¿Cómo es posible?— se preguntó a sí mismo muy impactado —Te creía muerto...
—Los verdaderos supervivientes no mueren tan fácilmente, Yoongi— el hombre sonrió contemplando su rostro —Te veo bien.
—¿Qué haces aquí?
—Buscaba a Yuuma— Hyungsik miró al muchacho que cargaba entre sus brazos —Le has encontrado antes que yo.
El niño se agarró con más fuerza del cuello de Yoongi. Aunque ya habían salido de la clínica seguía temblando como una hoja en un vendaval.
—Tranquilo, todo irá bien— le susurró al oído y luego se dirigió a Hyungsik —¿Es tu hijo?
—No, lo encontré hace dos años en el bosque— respondió sin apartarse de la barandilla —Había perdido a sus padres y estaba muy débil y desnutrido. Desde entonces cuido de él.
Yoongi se sintió tan descolocado con el inesperado reencuentro que no supo cómo reaccionar. Hyungsik escuchó el crujido de la nieve y miró hacia la carretera. Sin intercambiar más palabras agarró la guadaña que llevaba a la espalda y caminó hacia los infectados. El arma no era la típica herramienta agrícola que se utilizaba en los campos, tenía un diseño personalizado, similar a la que solían asignarle a La muerte.
A Yoongi le invadió una sensación extraña al presenciar cómo neutralizaba al primer individuo con una facilidad asombrosa. La cabeza del segundo infectado cayó sobre la nieve mientras su cuerpo seguía en pie. Al tercero le rebanó la cara de lado a lado sin verse obligado a emplear demasiada fuerza.
Yoongi nunca había visto a Hyungsik usando un arma y mucho menos con esa destreza. El hombre guardó la guadaña en un espacio que había entre su mochila y regresó con ellos mientras la sangre de los cadáveres se esparcía sobre la nieve.
—¿Qué te trae por aquí?— Hyungsik se apoyó sobre la barandilla como si no hubiese pasado nada —¿Estás de paso o vives por la zona?
El hombre no se mostró nervioso por estar en un lugar rodeado de infectados y esa excesiva calma desconcertó a Yoongi. ¿Cómo podía estar tan tranquilo? Ni siquiera él, que llevaba un disfraz de sangre era capaz de sentir semejante seguridad.
—No, solo he venido a por un medicamento— Yoongi notó que el niño se volvía a apretar contra él —Me lo he encontrado dentro de un armario. ¿Por qué estaba solo?
—Nos topamos con varios terjangkit en el bosque y Yuuma salió corriendo— explicó mirando al pequeño —Por suerte he podido seguir sus huellas hasta aquí.
Yoongi asumió que terjangkit significaba infectado en indonesio. Hyungsik había pasado gran parte de su infancia en Yakarta y a veces solía utilizar palabras en ese idioma.
—Creo que Yuuma sigue en estado de shock. ¿Tenéis un refugio?
—Estábamos de paso y el coche se averió cerca de aquí— Hyungsik miró hacia los edificios de enfrente —Tendremos que buscar un lugar seguro para pasar la noche.
Yoongi bajó la mirada pensativo. Yuuma no podía dejar de tiritar y su agarre se volvía cada vez más intenso. El niño estaba muerto de miedo y aunque su pasado con Hyungsik seguía pesando sobre él, el estado del menor le preocupaba bastante más que su propio bienestar.
—Podéis venir a mi refugio— dijo por el bien de Yuuma —No tenéis vehículo y aunque lo tuvierais, es demasiado peligroso viajar con este temporal.
Hyungsik subió varios escalones y se detuvo justo a su lado. Yoongi no supo qué sentir al estar a escasos centímetros de él. Después de tantos años, la sensación de volver a estar tan cerca le resultó casi irreal.
—No has cambiado nada, Yoongi.
Su mirada penetrante le hizo sentir incómodo.
—Deberíamos irnos— el joven le entregó al niño con cuidado y Yuuma no se inmutó por cambiar de brazos —Parece que va a volver a nevar en cualquier momento.
Hyungsik agarró al muchacho con firmeza y le dio un beso en la frente.
—¿Te encuentras bien, campeón?— el niño asintió con la cabeza para alivio de Hyungsik —No vuelvas a salir corriendo de esa manera. Cuando atacan los terjangkit debes esconderte en un lugar seguro— le tocó el rostro preocupado —Debes aprender a controlar el miedo, Yuuma.
Yoongi observó al niño con el corazón en un puño. ¿Por cuántas situaciones había tenido que pasar ese crío? Si para él era complicado vivir en la península, no se podía ni imaginar lo duro que debía de ser para un niño tan pequeño.
Yoongi inició el trayecto de vuelta buscando caminos seguros, dado que ninguno de los dos portaba un disfraz de sangre. Salir del pueblo no resultó difícil y tampoco el viaje a través del bosque. Los enfrentamientos fueron escasos porque eludió a la gran mayoría de infectados. Solo a los que no podía evadir los mató sin vacilación.
A Hyungsik le sorprendió que Yoongi pudiera acercarse a los infectados sin ser descubierto. Nunca había visto algo similar, pero a pesar de la fascinación que le causó, no mostró ninguna reacción. Tampoco expresó su sentir cuando vio la fachada del hostal, ni cuando entró en el interior y sintió un calor muy agradable sobre su rostro.
El hombre dejó a Yuuma en el suelo y se sentó en cuclillas delante de él.
—¿Estás más tranquilo?— el niño no respondió, solo asintió con la cabeza —Aquí estamos a salvo, pero debes prometerme que no te volverás a alejar de mí. Sé que te encanta jugar con la nieve, pero ya has visto lo que ha pasado. Tienes que ser responsable o podríamos morir los dos, ¿entiendes? Y tú no quieres que nos pase nada malo, ¿verdad?
Yuuma negó entre lágrimas.
—Está bien, no llores— Hyungsik le dio un abrazo —Puedes ir a jugar dentro del hostal si Yoongi te da permiso.
El niño desvió la mirada hacia Yoongi.
—Claro que puedes— respondió en un tono amigable. Yoongi quería transmitirle calma para que se sintiera menos ansioso —Hay tres habitaciones en la segunda planta. Si quieres puedes elegir un dormitorio para ti solo.
—Ya has oído— Hyungsik le quitó la chaqueta que se había manchado de sangre de infectado —Dale las gracias a Yoongi.
Yuuma hizo una tímida reverencia y corrió rápidamente hacia las escaleras.
—¿Siempre es tan callado?
—En todo el tiempo que llevamos juntos nunca le he oído hablar— Hyungsik se levantó del suelo —Me temo que es mudo.
—¿Mudo?— a Yoongi le sorprendió que lo fuera. Había dado por sentado que estaba aterrorizado y que por eso no había dicho ni una sola palabra —Yuuma es un nombre japonés, ¿no? ¿Entiende todo lo que le decimos?
—Sí, entiende cada palabra— el hombre dejó la chaqueta del niño sobre el mostrador de la entrada —Probablemente sea hijo de un matrimonio mixto.
—Puede ser— el menor subió con él hasta el segundo piso donde vio al niño husmeando en el pasillo —¿Sabes cómo llegó hasta el pueblo?
—Mientras intentaba arreglar el motor, Yuuma se bajó del coche y se adentró en el bosque. Cuando me percaté de que no estaba en su asiento, seguí sus huellas y lo encontré rodeado de varios terjangkit. A Yuuma le entró el pánico y salió corriendo. Después de matar a los terjangkit seguí sus huellas y os encontré a ambos en el pueblo.
El niño se paró delante de ellos y señaló la puerta del dormitorio del medio.
—¿Quieres ese cuarto?— le preguntó Yoongi sonriente —¿Estás seguro?
Yuuma asintió dos veces. El peluche que había encontrado sobre la cama fue determinante para tomar esa decisión. Hyungsik decidió quedarse con la habitación de al lado y Yoongi los dejó instalarse mientras se dirigía hacia el tercer piso.
El maknae estaba al borde de un ataque de nervios cuando apareció por la puerta.
—¡Hyung!— Jungkook bajó el cuchillo —He oído ruidos pero como tardabas en venir no estaba seguro de si se trataba de ti.
—Lo siento, no he podido subir antes— Yoongi se acercó a la cama pero no le dio un abrazo porque no quería mancharle de sangre —¿Cómo te encuentras?— ver al menor rebajó la ansiedad que llevaba sintiendo desde que se encontró con Hyungsik.
—Ahora que has vuelto estoy mucho mejor— el maknae guardó el cuchillo bajo la almohada —Estaba muy preocupado por ti.
—Te dije que todo saldría bien— le sonrió y dejó la mochila en el suelo —No pienso dejarte solo, ¿recuerdas?
—Lo sé. Te juro que...— Jungkook dejó de hablar abruptamente —Hyung, hay un niño en la puerta.
Yuuma se asustó al ser descubierto y huyó por las escaleras.
—¿Estoy soñando?
—Me he encontrado con un amigo en el pueblo— Yoongi sacó las cosas que había cogido del centro médico y las puso sobre la cama —Los he invitado a él y a Yuuma a pasar aquí la noche. Espero que no te moleste. Ya sabes, con este clima es mejor no viajar.
Jungkook se percató de que aunque había utilizado la palabra amigo, su lenguaje corporal mostraba una respuesta muy diferente.
—Hyung, ¿estás bien?— el menor le miró detenidamente —¿Ha pasado algo?
—En realidad...
—Ya nos hemos instalado— los interrumpió Hyungsik desde la puerta —¿Necesitas ayuda?
El maknae desvió la vista hacia el hombre. Era alto y de rasgos físicos atractivos; tenía el pelo largo y una barba de tres días bastante cuidada. Su mirada parecía afable, pero había algo en su expresión que no le dio confianza. Hyungsik le miró fijamente a los ojos durante varios segundos, en los que Jungkook tuvo la sensación de que pretendía intimidarlo.
—No es necesario.
—Deberías lavarte las manos, Yoongi— Hyungsik se acercó ignorando sus palabras —Si se introduce sangre de terjangkit en su organismo sería letal.
Jungkook notó cómo sus palabras hicieron dudar a Yoongi. Las manos de su amigo comenzaron a temblar, lo que le desconcertó del todo.
—Está bien, hazlo tú— el joven de Daegu se retiró unos pasos —Pero ten mucho cuidado.
—Necesito algo para el goteo— Hyungsik agarró una botella que vio en el suelo y se echó un poco de agua sobre las manos —Esto es un hostal, ¿no? Seguro que en algún sitio hay un perchero.
Yoongi miró a Jungkook de reojo y luego salió del dormitorio en busca del objeto.
—¿Eres amigo de Yoongi hyung?
—Somos viejos amigos, en realidad— respondió tras secarse las manos al fuego de la chimenea —Abre y cierra la mano varias veces. Necesito que se marque la vena.
—¿Y de qué os conocéis exactamente?— el maknae siguió las instrucciones sin quitarle la vista de encima. Por su aspecto creía que tendría unos treinta y poco años.
—Negocios— Hyungsik se puso los guantes que venían en el kit y rompió el plástico para sacar la aguja —Hicimos negocios hace unos años.
Esa respuesta le dejó aún más pensativo. Jungkook sabía que Yoongi había tenido varios empleos, pero nunca mencionó nada relacionado con los negocios. A pesar del dolor que sintió por el pinchazo, el hermano de Jimin no lo exteriorizó en lo más mínimo. Hyungsik le sujetó la vía con un esparadrapo justo cuando Yoongi entró por la puerta con un perchero.
El maknae se relajó con la presencia de su amigo, aunque no bajó la guardia del todo. Lo que más le extrañaba de Hyungsik era su desinterés. Quizá era reservado y no le gustaba meterse en la vida de los demás, pero resultaba extraño que no le hubiese preguntado ni siquiera por su nombre. Además, no dejaba de mirarle como si lo estuviera estudiando a conciencia.
—En unos minutos te encontrarás mejor— Yoongi comprobó para su satisfacción que el goteo fluía perfectamente —Ahora descansa.
—Gracias, hyung.
—¿Te importa si voy a lavarme un poco? Te prometo que no tardaré en volver contigo.
—Claro que no me importa— Jungkook apreciaba todo lo que estaba haciendo por él —Tómate tu tiempo.
Hyungsik no reparó más en Jungkook y abandonó el cuarto sin desearle una pronta recuperación. Ese detalle no pasó desapercibido para el maknae, ni tampoco el nerviosismo que había alrededor de su amigo.
Yoongi cerró la puerta con el estómago revuelto. No quería que Hyungsik estuviera cerca de Jungkook y tampoco quería que el menor se enterase de su pasado. La tensión que sentía era tan intensa que no lograba controlar el temblor de sus manos.
—¿El chico enfermo es tu novio?— Hyungsik bajó por las escaleras y vio a Yuuma jugando con un peluche de Mang en el pasillo —¿Es por eso que estás tan raro conmigo? ¿O estás enfadado porque corté el contacto contigo?
—El comedor dispone de una chimenea y en la cocina hay bastantes alimentos— Yoongi ignoró sus preguntas deliberadamente —Deberías hacerle algo de cenar a Yuuma, seguro que tiene hambre.
—Seguro que sí— Hyungsik no insistió, aunque su actitud le complació un poco —Como nos has invitado haré la cena para todos. Espero que tu novio se una a la mesa.
Yoongi se mordió la carne de la boca. Algo en su tono de voz le resultó muy desagradable. Yuuma dejó de jugar con Mang y alzó la cabeza hacia él. Aunque pretendía pasar de largo, la reacción del niño le impulsó a detenerse.
—¿Quieres venir conmigo, Yuuma?
La sonrisa de Hyungsik se desvaneció lentamente al ver que el niño tomaba la mano de Yoongi y se dirigía con él hacia las escaleras.
Para animar a Yuuma, Yoongi le encomendó dos trabajos bajo su supervisión, que consistían en calentar agua para la bañera y en elegir la ropa que se pondría después del baño. Realizar esas pequeñas tareas iluminó el rostro del niño y alzó su espíritu, que hasta ese momento se hallaba bastante apagado.
Yoongi se aseguró de elogiar al muchacho para que se sintiera a gusto con él y esas pequeñas muestras de afecto crearon el efecto deseado.
Cuando el agua de la bañera alcanzó la temperatura idónea, Yoongi dejó el cubo en el suelo y le dio el visto bueno para meterse dentro. Yuuma se desvistió mientras el mayor se lavaba el pelo sentado sobre una banqueta de madera. A Yoongi no le importaba pasar días con la ropa manchada de sangre, pero no soportaba tener el cabello lleno de esa sustancia.
El joven desvió la mirada hacia el niño y vio unas marcas en su cuerpo.
—¿Cómo te has hecho esto?— Yoongi sintió una fuerte presión en el pecho al encontrar varios moretones en sus nalgas. También tenía otras marcas en la espalda y en los brazos —¿Te ha pegado Hyungsik hyung?— preguntó perplejo, pero el muchacho solo bajó la cabeza —Puedes decírmelo, no se lo diré a él.
Yuuma no se movió ni apartó la vista del agua. Yoongi aguardó a una respuesta, a pesar de la ansiedad que lo estaba devorando por dentro, pero al final desistió por el bien del niño. No se conocían y no había confianza entre ellos. Obligarle a hablar solo lograría el efecto contrario y no quería asustarle cuando deseaba ayudarle.
—No dejes que se enfríe el agua.
Yuuma se metió dentro de la bañera y comenzó a jugar con un bote de champú. Yoongi se alejó de él y se apoyó contra la pared; quizá se había caído, quizá no era nada grave, pero el temor a que Hyungsik le hubiera pegado o incluso agredido sexualmente, no desapareció de su mente. Ni siquiera cuando volvió al dormitorio consiguió deshacerse de esa angustia.
—¿Qué pasa, hyung?— Jungkook advirtió inmediatamente que algo le sucedía —¿Ha ocurrido algo?
Yoongi se acercó en silencio y cambió el suero. Gong le había administrado dos dosis a Jimin o eso creía recordar.
—¿Hyung?
—¿Estás mejor, JK?— el joven se sentó encima de la cama. Aunque parte de su ropa estaba manchada de sangre no quiso cambiársela. Tampoco se deshizo del cuchillo que llevaba en la pierna, como era lo habitual cuando estaban en un refugio —Tienes más color en la cara.
—El suero me está haciendo bien, pero eso no es lo que te he preguntado— Jungkook frunció el ceño preocupado —¿Qué sucede? Es por ese tipo, ¿verdad?
—Tengo que contarte algo y sé que no te va a gustar.
El maknae se apoyó contra el respaldo de la cama; poco a poco comenzaba a recuperar las fuerzas.
—Conocí a Hyungsik hyung cuando tenía quince años— Yoongi le imitó y se acomodó a su izquierda —Fue un treinta de diciembre, después de viajar a Daegu para comprarle un regalo de cumpleaños a Tae.
Jungkook notó un atisbo de dolor en su mirada.
—Ese día me robó un malnacido por el camino. Por su culpa me metí en un aprieto muy jodido— desvió la vista hacia el fuego de la chimenea —Mi abuelo no era un hombre comprensivo, ¿sabes? Todos los meses debía pagarle una cantidad bastante alta y si no lo hacía nos habría echado a la calle.
—Pero no fue culpa tuya, era el cumpleaños de Tae y te robaron.
—Eso no le habría detenido, créeme— Yoongi sonrió con pena al recordar aquella época de su vida —No tenía miedo de vivir en la calle, tenía miedo de que me separasen de mi hermano. Éramos huérfanos y menores de edad, habríamos acabado en cualquier centro de acogida.
—¿Fue entonces cuando conociste a ese hombre?
—Le conocí en un parque— confirmó sin mirarle a los ojos —Le conté lo que me había pasado y él me ofreció dinero a cambio de sexo.
Jungkook se quedó patidifuso. ¿A eso se había referido Hyungsik cuando mencionó la palabra negocios? ¿Pagar a un menor por sexo lo consideraba un negocio?
—Esa noche acepté por el bien de Tae, pero no fue la única vez que lo hice. Acudí a él en otras ocasiones en las que me vi sobrepasado y aunque me dije a mí mismo que estaba bien, que él me entendía, que era mi amigo, en realidad solo lo creía porque estaba solo... Solo y asustado, cargando con el peso que la muerte de mis padres dejó sobre mí.
Jungkook no supo qué decir; la voz de Yoongi transmitía tanto dolor que era imposible no sentir el corazón pesado.
—Jin me advirtió sobre él, me dijo que me estaba manipulando y yo lo negué, a pesar de que sabía que tenía razón lo negué y le aseguré que era adulto, que sabía tomar mis propias decisiones, pero no fue así— Yoongi pensó en la conversación que mantuvo con Seokjin sobre Hyungsik —No me malinterpretes, no me arrepiento de lo que hice aquella noche porque en ese momento no tenía otra salida y Tae era mi prioridad, pero sí me arrepiento de haberme mentido a mí mismo, de haber insistido en su amistad y de haber justificado a un pederasta.
El menor le tomó de la mano y Yoongi agradeció ese gesto; hablar del tema le estaba trayendo recuerdos que no deseaba recordar y aunque Jungkook no había dicho nada, su mirada no albergaba rechazo lo que alivió su malestar.
—Muchas de mis inseguridades surgen a raíz de esto, de lo que viví con él, de cómo me trató— el mayor le miró a los ojos —Y no lo digo como una justificación, sé que he hecho muchas cosas mal en mi relación con Jimin y acepto mi responsabilidad.
—Sé que no te estás justificando, pero eso no cambia el hecho de que el origen de muchos de tus problemas esté aquí— Jungkook le apretó la mano —Ahora entiendo tu nerviosismo. Debe de ser difícil estar cerca de ese hombre.
—No dejo de pensar en cuántos chicos hubo, si fueron incluso menores que yo, cómo los trató, qué hizo con ellos— Yoongi se levantó de la cama muy angustiado —Antes no quería pensar en nada de esto porque vivía por y para Tae. Su bienestar estaba por encima de todo.
—Pero ahora es diferente. Ahora ya no puedes mirar hacia otro lado.
Jungkook tenía razón. Ahora ya no podía actuar como si no fuera de su incumbencia; ahora ya no quería huir de su responsabilidad.
—Yuuma tiene moretones en el cuerpo, JK. Y no sé si son de golpes o de abusos sexuales, o si se los ha hecho huyendo de los infectados o de alguna otra forma.
—¿Qué estás diciendo?— Jungkook le miró muy impactado —Pero... ¿Ese niño cuántos años tiene? ¿Seis? ¿Siete?
—Yuuma no ha mostrado ninguna reacción que me haga sospechar de él, pero esas marcas— el mayor apretó el puño disgustado —No quiero asumir nada, pero tampoco quiero descartarlo.
Jungkook notó que el suero se había acabado y se quitó la aguja ante la atenta mirada de su amigo.
—¿Te encuentras bien?— Yoongi sintió un gran alivio al verlo alzarse de la cama —¿Necesitas ayuda?
—No, estoy bien— el maknae caminó hacia la silla y tomó su ropa. El chándal le quedaba un poco pequeño y además era muy fino, por lo que decidió ponerse su ropa de corte militar —¿Qué quieres hacer, hyung? Si quieres que lo mate solo tienes que decírmelo.
Yoongi se sentó sobre la cama. Hyungsik jamás había mostrado interés en niños pequeños o al menos no lo había hecho delante de él. En realidad no le conocía lo suficiente como para descartar esa posibilidad. Nunca habían pasado más de un fin de semana juntos y además él vivía en Seúl, por lo que desconocía su día a día.
La pareja oyó un golpe y miró hacia la puerta. El maknae se puso la camiseta larga ajustada y abrió la puerta del dormitorio. Yuuma estaba en el pasillo, acompañado por su peluche de Mang.
—Hola, pequeño— le sonrió —¿Buscas a Yoongi hyung?
El niño se llevó la mano a la boca e hizo un gesto que le indicó que la cena estaba lista.
—Ahora mismo bajamos.
Yuuma aceptó la respuesta de Jungkook y se dirigió hacia las escaleras.
—Es un poco callado...
—Es mudo— Yoongi vio el horror en su mirada —Lo sé, yo también lo he pensado. Es la víctima perfecta.
—Si te manipuló a ti, que tenías quince años, ¿qué no haría con un niño tan pequeño?— la voz del menor se ensombreció —Hyung, puede que antes se limitara a abusar de adolescentes, pero ahora ya no hay leyes que le paren los pies. En un mundo como este puede hacer lo que le venga en gana.
Yoongi guardó silencio. No quería aceptar esa posibilidad porque era dolorosa, pero por muy difícil que le resultara, no era tan ingenuo como para no haber llegado a esa conclusión.
—Haré lo que decidas, hyung— Jungkook le apretó el hombro —Estoy a tu disposición.
Yoongi sabía que lo estaba, pero también había visto a Hyungsik matar a varios infectados en el pueblo y era consciente de que no se trataba de un tipo cualquiera; si daban un paso en falso, los que acabarían bajo tierra podrían ser ellos.
—Después de la cena necesito unos minutos a solas con Yuuma. ¿Puedes entretenerlo?
—Por supuesto— Jungkook tenía muchas ganas de hablar con Hyungsik —Déjamelo a mí, hyung.
Después de tantos años, Yoongi debe enfrentarse a su pasado. ¿Creéis que Hyungsik es el responsable de las marcas de Yuuma? ¿Qué debería hacer Yoongi? ¿Y qué haríais si estuvierais en su lugar? 👀
Gracias por acompañarme en otro capítulo más. Espero que tengáis una gran semana. Nos leemos en 9/10 días. A cuidarse mucho~ ✨
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