55
Yoongi abrió los ojos bruscamente. Agitado se giró hacia su izquierda, donde encontró a Jungkook sentado sobre el borde de la cama. El mayor alzó el brazo en su dirección mientras sentía cómo su corazón se iba acelerando con más fuerza.
—¿JK?— con cierta inquietud posó la mano sobre su hombro, provocando una leve reacción en él —¿JK, estás bien?
El maknae se giró lentamente, incrementando la ansiedad de Yoongi. El corazón del mayor se quebró al ver su rostro grisáceo y demacrado. Sus ojos cálidos se habían transformado en una mirada fría y hambrienta.
Jungkook ni siquiera le dio tiempo a asimilar que se había convertido. El menor se abalanzó sobre él tratando de morderle en el cuello.
—¡JK, para!— Yoongi se vio presionado contra el colchón, pero en el forcejeó fue capaz de evitar un mordisco letal empujando la cabeza del chico hacia atrás —¡JK, soy yo! ¡Jungkook, por favor!
El maknae no titubeó a pesar de las súplicas. Estaba cegado por sus instintos y Yoongi no podía luchar contra su naturaleza; no había forma de salvar a su amigo, no había manera de devolverle a su estado normal; había perdido la batalla contra el virus y había incumplido su promesa con Jimin.
—Lo siento— Yoongi cedió y se dejó morder en el cuello —Lo siento mucho...
Jungkook le arrancó un trozo de carne provocando que soltase un grito estremecedor. La sangre de Yoongi comenzó a descender por su piel, al igual que sus lágrimas.
—Perdóname— el mayor agarró el cuchillo que guardaba bajo la almohada y con mano temblorosa le clavó el filo del arma en la cabeza. La mirada del menor se apagó delante de su rostro lloroso.
Yoongi se levantó de la cama sintiendo un intenso calor en el pecho. El muchacho cogió una manta y la dejó caer dentro de la chimenea. Mientras se incendiaba la tela y el fuego comenzaba a propagarse por toda la habitación, regresó con Jungkook y se tumbó a su lado.
—Lo hemos intentado— susurró tras abrazar el cuerpo sin vida cálidamente —Lo hemos hecho lo mejor posible, ¿verdad? Sí— aseguró con el corazón roto —Lo hemos dado todo, pequeño.
Las llamas alcanzaron la cama sin que Yoongi reparase en ello. El fuego no era su enemigo, sino el virus que corría por sus venas. Devastado tomó el cuchillo con el que había matado a Jungkook y se lo apretó contra la mejilla.
—Te quiero, JK— susurró esbozando una triste sonrisa —Nos vemos al otro lado.
Justo cuando tomó impulso para clavarse el cuchillo despertó de su pesadilla. La cabeza le daba vueltas, como si sufriese de un repentino ataque de vértigo, pero por suerte solo duró unos segundos.
Yoongi se giró asustado y vio que Jungkook seguía tumbado a su lado. Su rostro era el de siempre, quizá estaba algo más pálido de lo habitual, pero su piel no mostraba signos de putrefacción. Yoongi se llevó la mano a la boca, conteniendo un sollozo.
—¿Hyung?— Jungkook le miró adormecido —¿Estás bien?
—Eso debería preguntarte yo a ti— Yoongi sonrió entre lágrimas —¿Cómo te encuentras?
—Cansado— Jungkook dejó que su amigo lo estrechara entre sus brazos. La sensación de sentir su piel desnuda contra la suya le resultó agradable, sobre todo porque le hizo sentir vivo —Gracias por salvarme.
Yoongi no dijo nada porque sabía que si respondía en ese momento rompería a llorar. Debía mantenerse fuerte, por él, aunque sus emociones estaban a flor de piel. Jungkook cerró los ojos y acarició la espalda del mayor durante varios minutos, tratando de rebajar su ansiedad.
—¿Tienes hambre?— Yoongi se apartó y le tapó un poco más con las mantas —¿Quieres que te haga algo?
—No siento hambre, solo cansancio— Jungkook le miró fijamente a los ojos —Ya no tengo frío pero tampoco calor.
—Es buena señal— resopló aliviado. Su cuerpo parecía tener una temperatura normal, eso lo había notado al abrazarlo —Voy a preparar algo caliente. No te muevas de la cama.
Jungkook asintió levemente. Aunque quisiera, no estaba seguro de si podría ponerse en pie. La debilidad que sentía, especialmente en las piernas, era muy intensa.
Yoongi se levantó y agarró una manta para tapar su desnudez. En la habitación se notaba un poco de frío, a pesar del fuego de la chimenea.
El menor le miró con sentimientos encontrados mientras comprobaba si la ropa estaba seca. La expresión que puso le dio a entender que seguía húmeda.
—Ahora vuelvo, no tardo— Yoongi cogió la katana del suelo y salió de la habitación.
Jungkook no respondió, solo clavó la vista sobre el techo. Poco a poco fue recordando cada momento del día anterior; cada sentimiento, cada emoción y cada temor. Todavía le costaba creer que estuviera vivo. Le parecía irreal que no se hubiese transformado en un infectado.
Jungkook se escondió debajo de las mantas. Aun recordaba las palabras de Yoongi, sus gritos y el dolor que le llegó a través de su voz. No quería pensar en ello, no quería volver a revivir la desesperación de su amigo, pero fue en vano.
Cuando Yoongi regresó al dormitorio, Jungkook seguía bajo las mantas. El mayor dejó la katana en el suelo y se acercó a la cabecera de la cama.
—He encontrado ropa aunque no es de invierno, pero hasta que se seque la nuestra nos servirá— la dejó sobre el colchón —¿Quieres que te ayude a vestirte?
Jungkook se destapó los ojos; Yoongi llevaba una camisa azul añil informal y un pantalón gris ajustado. Tenía las mejillas ligeramente sonrojadas, como si se hubiese vestido a toda prisa. Su cabello largo no estaba revuelto, por lo que asumió que se lo había arreglado. Aunque los dos se habían rasurado con una navaja hacía apenas unos días, el vello facial comenzaba a notarse.
—No hace falta— murmuró algo apagado —Puedo yo solo.
Yoongi le puso la mano en la frente, pero Jungkook no parecía tener fiebre.
—Voy a bajar a la cocina. Vuelvo enseguida.
Cuando su amigo salió del cuarto intentó vestirse por su cuenta, pero tuvo que dejarlo tras ponerse la ropa interior. Jungkook estaba fatigado por la debilidad que presentaba su cuerpo. Nunca se había sentido tan débil y ese estado le asustó.
Yoongi rebuscó en la despensa de la cocina y encontró una gran cantidad de fideos asiáticos. También dio con varios sacos de arroz y latas en conserva. Sin dejarse distraer por el olor a podrido, comenzó a llenar un barreño que sacó del fregadero con los alimentos que quería cocinar. También tomó varias botellas de agua, unas cazuelas de la cocina y un soporte trébede.
Yoongi apenas tardó quince minutos en regresar al dormitorio. El joven entró al cuarto con una actitud mucho más positiva.
—He encontrado bastante comida— aseguró tras dejar el barreño en el suelo —De hecho, creo que podemos comer durante varias semanas.
—Mmm...
—Voy a necesitar tu ayuda— Yoongi notó que estaba muy apagado; Jungkook ni siquiera le miró —Hace tanto tiempo que no tenemos tanta variedad, que no estoy seguro de qué cocinar.
El maknae no respondió.
—¿Qué sucede?— se sentó a su lado —¿Te encuentras mal?
—No... Nada...
—No me mientas— Yoongi apartó la manta para poder verle el rostro —¿Sientes calor?
—No... Es que no puedo ponerme la ropa...
—Joder— le apretó el hombro aliviado; el mayor se había llevado un susto —No te disgustes por eso, tu hermano estaba igual cuando le pasó. Ya te ayudo yo a vestirte.
Jungkook asintió incómodo. No le gustaba sentirse indefenso, de hecho le ponía nervioso depender de otra persona para hacer algo tan sencillo. Yoongi le ayudó a alzarse y con mucho cuidado lo apoyó contra el respaldo de la cama.
—Los alimentos están caducados pero se pueden comer— comentó mientras le ponía unos calcetines —He pensado en hacer una sopa con fideos ramen en la chimenea. ¿Te apetece?
Jungkook volvió a asentir. Yoongi parecía más animado y verle contento rebajó un poco su ansiedad. El mayor le puso un pantalón deportivo y le metió la camiseta blanca por dentro. Luego tomó la chaqueta granate del chándal y se la colocó con cuidado.
La ropa que encontró en el hostal era de primavera, estación del año en el que había surgido el despertar de los muertos. No era la más adecuada para combatir el frío, pero estaba limpia y seca.
—Estoy famélico— Yoongi le peinó el cabello con los dedos y se lo ató con una goma negra —Creo que también voy a preparar un poco de arroz. Hace meses que no comemos arroz.
Jungkook tomó el rostro de su amigo con ambas manos y lo llevó hacia su boca. El mayor no reaccionó cuando sus labios sintieron los suyos, a pesar de la sorpresa.
—Ya es suficiente, hyung. Quedémonos aquí— dijo sin apartar la vista de él —No tiene sentido que sigamos arriesgándonos, no sabemos donde está Inyeon y aunque lleguemos algún día... Hyung, ellos ya no nos estarán esperando.
Yoongi se levantó de la cama y dio varios pasos hacia la chimenea.
—Si nos quedamos, si tratamos de vivir aquí, será mucho más fácil mantenernos con vida. Ya tenemos experiencia y sabemos dónde encontrar comida, pero si seguimos insistiendo en llegar a Inyeon, acabaremos muertos.
—Lo entiendo. Acabas de pasar por una experiencia traumática y te asusta seguir adelante— asumió con mucha serenidad —Te da miedo morir, te da miedo que yo muera y te da miedo enfrentarte a Tae.
—Han pasado cuatro años— le recordó en un tono muy apagado —Ya no tenemos cabida en sus vidas, hyung. ¿Para qué seguir exponiéndonos?
—¿Y crees que quedándote aquí serás feliz?— Yoongi esperó una respuesta pero Jungkook no contestó, solo se tapó con la manta —Mira, sé que estás agotado, pero no puedes tomar una decisión como esa en un momento en el que no piensas con claridad.
—¿Y cuándo entonces?— Jungkook quiso alzarse pero su cuerpo no se lo permitió —¿Cuándo estemos huyendo de los infectados? ¿Cuándo estemos en otra isla desierta? ¿Cuándo vuelva a hundirse nuestro barco? ¿O cuándo hayamos muerto?
—JK— el mayor se sentó a su lado —Si nos quedamos te arrepentirás por ello.
—No lo sabes...
—Lo harás. Te preguntarás qué habría sido de ti si hubieras regresado a Inyeon. Te preguntarás si hubieras podido tener una vida con Tae y te arrepentirás de haber sucumbido al miedo— Yoongi le tomó de la mano —Porque lo que sientes ahora mismo solo es miedo. No quieres quedarte aquí y tampoco quieres liarte conmigo, solo estás muy asustado— el menor desvió la vista tratando de contener las lágrimas —Estás buscando una excusa para rendirte y tú no eres así.
—Le dejé después de traicionar su confianza y han pasado años... Tae tendrá una familia... Él necesita cariño, necesita compañía, ¿sabes? No le gusta estar solo— Jungkook no pudo controlar el llanto —No quiero regresar y verle con otra persona... Es egoísta, lo sé... Pero me duele... Es culpa mía y no tengo derecho a enfadarme, pero... No quiero renunciar a él y sé que es tarde... Sé que lo nuestro se ha terminado...
Yoongi acarició la mano del menor consciente de su dolor. Taehyung mantenía a Jungkook con vida, era su pilar, su razón de ser. Creer firmemente en que volverían a verse le daba fuerzas para superar todas las adversidades, pero después de tanto tiempo, las probabilidades de regresar a la vida de antes eran escasas.
Yoongi comprendía los sentimientos de Jungkook mejor que nadie. ¿Qué les quedaba si después de tanto sacrificio no podían estar con las personas que amaban? El mayor compartía su mismo temor, pero lo cierto era, que no podían enfadarse si Jimin y Taehyung habían decidido pasar página.
—No quiero seguir con esto, hyung— sollozó alterado —No importa si no me amas, solo quiero quedarme aquí... No me obligues a volver... Por favor...
Yoongi le acarició el rostro con un nudo en la garganta. Nunca había visto a Jungkook tan asustado y mucho menos tan vulnerable.
—Le prometí a Jimin que cuidaría de ti y que volveríamos juntos. Debo mantener esa promesa, JK.
—¿Y si mi hermano está con otra persona?— dijo dolido —¿Y si ya no te ama?
—No importa— respondió ocultando sus emociones —Tengo que cumplir mi promesa.
Jungkook notó que mentía pero no insistió por el respeto que le tenía.
—Nunca he creído en el amor— comentó Yoongi en un tono muy calmado —No en el amor en sí, sino en el amor para mí. No pensé que podría llegar a sentir algo por alguien hasta que conocí a Jimin. Cuando le vi salir del coche de Jin... No sé si tiene sentido, pero creo que fue amor a primera vista— sonrió levemente —Y es ridículo porque jamás he creído en el amor a primera vista, incluso me he burlado de él, pero lo que sentí por Jimin en aquel momento y lo que siento por Jimin ahora mismo, te aseguro que es eterno.
Jungkook no supo qué decir; los sentimientos que cargaban las palabras de Yoongi le habían puesto los pelos de punta.
—Es probable que ahora mismo esté con alguien, incluso es probable que tenga una familia y se haya vuelto a enamorar... Pero le hice una promesa y pienso cumplirla— aseguró con firmeza —Aunque ya no me ame. Aunque nuestra historia haya terminado. Debo llevarte a casa, JK. No solo por él, también por Tae y sobre todo por ti.
—Hyung— las lágrimas del menor volvieron a surgir incontrolables —Lo siento, yo... Lo siento...
—No hay nada que sentir. Has pasado por muchas emociones en las últimas horas y ahora estás nervioso, confuso y asustado, pero sabes que en el fondo tengo razón— Yoongi le tiró de la mejilla con cariño —Vamos a respirar hondo, ¿de acuerdo? Todavía no es el fin del mundo.
—Todavía no lo es— Jungkook trató de sonreír —Tienes razón...
—Voy a hacer la comida. Tienes que recuperar las fuerzas.
—Sí, comamos algo, hyung.
A Yoongi se le quitó un peso de encima. El mayor se dispuso a preparar la comida mientras el menor le observaba desde la cama. Aunque Jungkook amaba a Taehyung, no estaba seguro de si volvería a verle algún día.
Quizá debían pasar otros cuatro años hasta su reencuentro o quizá ocho o incluso diez.
El esfuerzo por volver con él merecía la pena, pero el temor de ser recibido como un amigo resultaba cada vez más doloroso. Por eso había comenzado a pensar en Yoongi como su alternativa. Aunque no se amaban, con el tiempo podría surgir algo entre ellos. O no. En realidad no lo sabía, solo eran salidas que trataba de hallar para evitar pensar en la persona que ocuparía el corazón de Taehyung; porque dolía, dolía y mucho. Incluso apagaba sus ganas de vivir. Y no era justo ni sano que se sintiera así, ¿pero qué lo era? Su situación tampoco era justa y mucho menos sana.
El agua comenzó a hervir antes de que sus ojos se volvieran más pesados. Ni siquiera fue consciente de que cayó en un profundo sueño. Cuando despertó encontró a Yoongi sirviendo la comida, por lo que imaginó que había dormido más de tres cuartos de hora.
—Lo siento— dijo tras soltar un bostezo —Me he quedado dormido...
—Es normal— Yoongi le ayudó a apoyar la espalda contra el respaldo —Ahora necesitas comer y después saldré a por tu medicina.
—¿Medicina?
—Jimin necesitó de un suero para que su cuerpo recuperarse las fuerzas. He mirado la guía mientras dormías y hay un centro médico en el pueblo.
—Pero es peligroso— se preocupó —Está nevando y los infectados nos pueden oler cuando nieva. O eso creo porque el del cementerio me descubrió a pesar de la sangre.
—Lo necesitas para ponerte bien— contestó Yoongi con calma —No sabemos cómo funciona la vacuna, de qué está hecha, si quedarás protegido durante años, décadas o para toda la vida. No sabemos nada, excepto que necesitas un suero. El frío ha ayudado a tu sistema inmunológico a que la vacuna sea eficaz, pero sin el suero tu cuerpo no podrá recuperarse.
—Mierda— el menor se mordió el labio inferior. Aunque quería ir con él sabía que solo sería un estorbo —De acuerdo, pero vuelve pronto.
—Por supuesto— Yoongi le colocó una mesa plegable entre las piernas y comenzó a poner varios cuencos sobre la madera —La sopa está deliciosa y el arroz sabe muy bien. Las conservas tampoco están nada mal para estar caducadas.
—Hyung, siento mi comportamiento— el maknae no apartó la mirada del cuenco de arroz —Creo que quería convencerme a mí mismo de que no necesito volver a casa, de que aquí tengo todo lo que necesito. Estar a punto de morir me ha asustado... Y... Lo siento...
—No importa— respondió en un tono amigable —Come, no dejes que se enfríe.
Jungkook agradeció que le restara importancia. El chico comenzó a comer y suspiró por lo bueno que estaba. Solo era una simple sopa de fideos y arroz cocido, pero en sus circunstancias era un auténtico manjar. Sobre todo porque habían tenido que comer muchas veces alimentos crudos, pasados o incluso en mal estado.
El mayor no volvió a tocar el tema, solo habló de la comida y del hostal en el que se encontraban. Quería mejorar su estado de ánimo y hacerle sentir menos ansioso. Su estrategia funcionó hasta que terminaron de comer y Yoongi miró por la ventana.
—Iré ahora que ha dejado de nevar.
—Ten mucho cuidado, hyung— Jungkook agarró la manta con ambas manos —No te arriesgues. Puedo aguantar unos días sin el suero.
Yoongi sabía que no tenía tanto tiempo pero se lo guardó para no asustarle.
—No haré ninguna estupidez, no te preocupes. Trata de dormir mientras estoy fuera.
Jungkook asintió inquieto. Por muy débil que estuviera su cuerpo no se veía capaz de dormir en su ausencia. El miedo de perderle era más fuerte que cualquier síntoma.
El menor lo observó en silencio mientras recogía los cuencos y los metía en el barreño. Tampoco dijo nada cuando Yoongi dejó una de las katanas cerca de la cama y guardó un cuchillo bajo la almohada. Aunque estaban aislados no podían bajar la guardia, sobre todo con los humanos.
Yoongi se cambió de ropa tras comprobar que la suya estaba seca. Su vestimenta consistía en un pantalón militar, una camiseta ajustada de manga larga y unas botas militares. Luego se colocó el arnés cruzado de cuero en torso y espalda y enfundó dos cuchillos de caza a cada lado. La ropa de Jungkook era similar a la suya y ambos vestían siempre de negro.
—La clínica está cerca de aquí, no tardaré en volver— Yoongi se puso su parka negra y comprobó si tenía todo lo necesario en las cremalleras laterales. Acto seguido agarró la katana y la colocó dentro del tahalí a la cadera —Nos vemos en un rato.
—Te estaré esperando— respondió sin hallar fuerzas para sonreír —Cuídate, hyung.
El mayor no le dio un abrazo, no quería que lo sintiera como una despedida. Su objetivo era conseguir la medicina y tomar un barco en cuanto el clima mejorase.
Yoongi salió al exterior y emprendió el trayecto hacia el pueblo con Jungkook en mente. El miedo que había visto en sus ojos todavía le estremecía el corazón. El maknae no era la clase de persona que se rendía fácilmente, pero era humano al fin de cuentas y nadie estaba exento de miedos, ni siquiera él.
Al igual que Jungkook, Yoongi también había pensado mucho en su relación con Jimin, en las probabilidades que tenía de volver a verle y en si podía seguir refiriéndose a él como su novio. Cuatro años era mucho tiempo y más en un mundo deteriorado.
Y si era sincero consigo mismo, él también había pensado en quedarse en la península. A veces deseaba tirar la toalla y dejar de sufrir, pero cuando miraba a Jungkook sabía que tenía la responsabilidad de ponerlo a salvo.
Yoongi desechó todos sus pensamientos cuando se encontró con dos infectados en el bosque. Los seres apenas tuvieron una oportunidad contra él porque los degolló hábilmente por la espalda. Con total naturalidad les abrió el estómago y comenzó a cubrirse la ropa de sangre. A esas alturas ya no le resultaba asqueroso, era prácticamente su pan de cada día.
El hermano de Taehyung continuó el sendero sin bajar la guardia. La lluvia arruinaba el camuflaje pero también la nieve y aunque había dejado de nevar, no quería arriesgarse bajo ningún concepto. La vida de Jungkook estaba en sus manos, razón por la que debía tener el triple de cuidado.
Yoongi se adentró en el pueblo pesquero con sentimientos encontrados. Los lugares pequeños y aislados solían ser seguros o esconder sorpresas muy desagradables. Según su experiencia adquirida, no había término medio.
Varios infectados se cruzaron con él pero no sospecharon nada gracias a la sangre fresca. Yoongi trató de tomar la ruta más directa hacia la clínica para volver lo antes posible con Jungkook. En los balcones de las casas notó la presencia de infectados, al igual que dentro de los comercios o restaurantes de su entorno.
Lo que más le extrañó fue la poca destrucción que halló a su paso. La mayoría de los pueblos estaban destruidos pero ese mantenía su estado natural. No había edificios calcinados, ni coches volcados, ni objetos tirados.
¿Por qué? ¿Había optado la gente por encerrarse en sus casas en lugar de huir? Quizá, aunque el virus los había alcanzado de todas formas.
Yoongi se detuvo delante de la clínica Gidae. Era un edificio gris de dos plantas que no parecía tener más de treinta años. El chico no dudó y entró por la puerta principal con confianza. Lo que más le chocó, a parte de que la entrada no tuviera ninguna clase de protección, fue no encontrarse con infectados dentro del recinto.
«Qué raro. ¿Dónde están?»
Yoongi imaginó que las consultas estarían en el piso de arriba, por lo que decidió buscar el almacén en la planta baja. Mientras recorría el pasillo de su izquierda escuchó varios sonidos típicos de los infectados. Ninguno apareció en su campo de visión y sin embargo no cesaban los gruñidos.
El cielo seguía encapotado y la claridad que entraba a través de las ventanas no era mucha, aún así le permitió encontrar el almacén en la penúltima puerta del pasillo. Yoongi agradeció que la clínica estuviese tan bien señalada. En su zona de Daegu no eran tan detallistas.
El joven ignoró los sonidos y forzó la cerradura como había hecho tantas otras veces. La habitación no disponía de ventanas, por lo que sacó una linterna de la mochila que cargaba e iluminó las estanterías del cuarto.
El almacén estaba vacío, lo que calmó su agitación. Yoongi comenzó inmediatamente a abrir los cajones de los armarios mientras trataba de recordar el nombre del medicamento que le habían administrado a Jimin.
Su corazón dio un vuelco al encontrarlo en el noveno cajón que revisó. Yoongi guardó varios frascos en la mochila y también tomó un kit para administrarle la dosis.
Ansioso salió del almacén con la intención de volver con Jungkook, pero los sonidos del pasillo habían aumentado considerablemente. Yoongi miró hacia su izquierda con cierta curiosidad.
«La curiosidad mató al gato. Déjalo y lárgate ya» le advirtió la vocecita de su cabeza, a la que no le hizo ningún caso.
Tras doblar la esquina vio a cinco infectados intentando atravesar la puerta de un armario. Esa escena le hizo fruncir el ceño. ¿Qué estaban haciendo? ¿Por qué parecían tan ansiosos?
«No es de tu incumbencia. Vuelve con JK» se dijo a sí mismo, pero sus propias palabras no le convencieron del todo.
Yoongi se acercó sigilosamente por detrás y le clavó el cuchillo que llevaba en la funda de la pierna a un enfermero en el cogote. Luego hizo lo mismo con una doctora y otro paciente, que se giró bruscamente hacia él antes de caer desplomado al suelo. Los dos restantes se percataron demasiado tarde de su presencia y acabaron decapitados junto a sus compañeros.
Yoongi limpió la sangre de la katana en la ropa de un sanitario y se guardó el arma sin quitar la vista de la puerta del armario. ¿Qué había ahí? ¿Por qué tanto interés en un mueble?
Con el cuchillo en mano abrió la puerta pero lo que se encontró allí le obligó a guardarlo de inmediato.
—¿Estás bien?— preguntó sorprendido. Un niño de siete años estaba sentado en una esquina, muerto de miedo —¿Te han mordido?
El muchacho no dijo ni una sola palabra. Yoongi aguardó a una distancia prudente, dado que no quería arriesgarse. Después de un tiempo razonable descartó la posibilidad de que estuviera infectado.
—Me llamo Min Yoongi— se sentó en cuclillas —¿Cómo te llamas? ¿Estás solo?
El silencio fue su única respuesta. Yoongi comprendió que el niño estaba en estado de shock, por lo que decidió sacarlo de allí en brazos.
—Tranquilo, pequeño, todo irá bien— le intentó tranquilizar. El muchacho no opuso resistencia cuando lo alzó, solo se agarró asustado de su cuello —Te voy a poner a salvo.
Yoongi inició el trayecto de vuelta con el estómago revuelto. Ahora comprendía la razón por la que no había visto a nadie en la entrada. Todos los infectados habían ido detrás del niño. ¿Pero cómo había llegado hasta allí? ¿Quién era? ¿Y por qué estaba solo? Su vestimenta lucía bastante limpia y físicamente no mostraba señales de malnutrición.
¿De dónde había salido ese muchacho?
Yoongi abandonó la clínica lo más rápido que le permitieron sus piernas, pero al salir al exterior se detuvo a escasos metros de un hombre. El tipo media más de metro ochenta y estaba apoyado sobre la barandilla de las escaleras. Tenía el pelo negro y vestía ropa de invierno. La gabardina negra y las botas parecían de muy buena calidad. Su rostro serio cambió de expresión en cuanto sus miradas se encontraron.
—Ha pasado mucho tiempo, Yoongi.
—Hyungsik hyung...
El sueño de Yoongi no es solo un sueño, es lo que habría sucedido si Jungkook se hubiera convertido en un infectado.
Hyungsik ha aparecido cuando nadie lo esperaba. ¿Y ahora? ¿Quién es el niño que le acompaña? ¿Y cómo afrontará Yoongi este inesperado reencuentro? 🤔
Si después de este capítulo alguien decide leer/releer Sui Géneris por la entrada de Hyungsik, tened en cuenta que es anterior a Retrouvailles. No vayáis a dejar allí spoilers de lo que sucede aquí. Gracias. 💜
No sé cómo dar las gracias. He estado estos últimos días escribiendo varios mensajes de agradecimiento, pero todo lo que ponía me parecía insuficiente. Evanescente ha llegado a los cinco millones y Retrouvailles ha logrado alcanzar el millón. Es más de lo que imaginé jamás, de verdad... Yo solo me uní a Wattpad con la intención de compartir mi primera historia, deseando que pudiera mover los corazones de las personas que decidieran darle una oportunidad. Quería que mis personajes conectaran con la gente, que mis tramas lograsen entretener, hacer que se cuestionaran cosas, que se sintiera miedo, tristeza, rabia, alegría o vergüenza, que se pudiera teorizar o simplemente disfrutar de la lectura sin más. Muchas gracias por la confianza, a los que lleváis desde 2017 leyendo y a los que os habéis ido uniendo con el tiempo. Os dejo este capítulo como agradecimiento por vuestro apoyo y cariño. Me seguiré esforzando, lo prometo. Un millón de gracias, de corazón. 💜
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