54
Seokjin estaba flotando sobre su espalda, observando el cielo estrellado y disfrutando de una noche cálida. Había salido a nadar unos largos en el lago que se situaba cerca de su casa. En los últimos cuatro años se había mudado cinco veces y ahora vivía con Namjoon a pie de una montaña, rodeado de naturaleza.
El joven comenzó a contar las estrellas sin percibir que alguien se había metido en el agua. Namjoon apareció de repente soltando un grito que asustó a Seokjin de tal manera, que le llevó a hundirse en el lago.
El menor se sumergió inmediatamente detrás de él y lo volvió a subir a la superficie.
—¿Estás loco?— Seokjin se agarró de su cuello con el susto todavía en el cuerpo —¡Casi me muero!
—Ya estás muerto, hyung— Namjoon lo sujetó de la cintura entre risas —¿En qué estabas pensando? Ha sido muy fácil asustarte.
—Estaba contando las estrellas, pero por tu culpa he perdido la cuenta.
—¿Quieres que te ayude a contarlas?
—Solo si no vuelves a asustarme— el mayor le miró con cierta desconfianza —No lo harás, ¿verdad?
—Te lo prometo— Namjoon sonrió de oreja a oreja, expresión que no tranquilizó a Seokjin en lo más mínimo —Aunque no entiendo para qué estás contando estrellas, si tú eres la que más destaca entre ellas.
Seokjin notó que su mirada cargaba un brillo diferente al habitual, lo que le provocó un intenso sonrojo.
—C-Creo que me voy a ir a dormir— Seokjin intentó apartarse de él, pero el menor no le dejó —Ya es tarde, Namjoon. Suéltame.
—Llevas huyendo de mí durante años— el primo de Jimin le giró el rostro y contempló su tímida mirada —Deja de hacerlo.
—No puedo... Hoseok...
—Hoseok no está aquí— le cortó tajante, rozando su mejilla con sus labios —No vendrá hasta dentro de treinta o cuarenta años. Tenemos mucho tiempo para estar juntos.
—No creo que debamos... Yo...
—¿No me deseas?— le preguntó al oído. Ese leve susurro creó un intenso cosquilleo en Seokjin —Si me dices que no me deseas, entonces te dejaré en paz.
El mayor cerró los ojos, incapaz de responder. Le deseaba y mucho, pero no se sentía cómodo metiéndose entre ellos, aunque Namjoon estuviera dispuesto, su conciencia no le permitía dar ese paso.
Seokjin se soltó abrumado y nadó hacia la orilla. Su corazón latía con tanta fuerza que no podía centrarse en nada más. El joven salió del lago sin mirar atrás, pero cuando quiso dirigirse hacia su casa, Namjoon lo agarró del brazo y lo giró suavemente hacia él.
—No me has dado una respuesta, hyung.
—No me amas, Namjoon— contestó sin apartar la mirada —Lo único que buscas es sexo.
—¿Y qué? ¿Tú no deseas tener sexo conmigo?— el menor deslizó la mano lentamente por su espalda, causándole un sin fin de emociones —Veo cómo tu cuerpo se estremece, cómo apartas la mirada, cómo separas la boca y te mojas los labios. Veo lo mucho que deseas lo mismo que yo, hyung.
—Namjoon...
—Solo tienes que decir que sí— le susurró sensualmente al oído —Dime que sí y haré que alcances las estrellas— Namjoon le bajó el bañador levemente y al ver que no se resistía, lo deslizó por completo —Déjame darte placer, hyung.
Seokjin no pudo resistirse más a sus impulsos. El mayor apenas notó cómo lo tumbó sobre la hierba. Los besos que recorrían su cuello y las caricias que recibía su piel le nublaron el juicio. Lo amaba, lo deseaba y lo necesitaba; no le importaba si solo era un polvo para él, quería sentirlo suyo, aunque fuese una única vez.
Namjoon comenzó a descender hacia su entrepierna justo cuando oyó el romper de una rama. Seokjin abrió los ojos y vio a Hoseok a escasos metros de él, sujetando un cuchillo.
—¡Oh, joder!— el mayor trató de apartar a Namjoon —¡Espera, puedo explicarlo!
Pero Hoseok no esperó a recibir una explicación. Furioso le clavó el cuchillo hasta siete veces.
—¡No!— Seokjin despertó bruscamente y se tocó el abdomen —Mierda... Joder... Otra vez no...
La luz del sol le cegó por un instante, pero lo que le disgustó no fue la claridad, sino la erección que vio entre sus piernas.
—Venga, no me jodas— bufó asqueado consigo mismo —Hoseok nos acaba de acuchillar y tú te pones cachondo, ¿en serio?
Seokjin resopló frustrado consigo mismo. ¿Por qué tenía que tener esa clase de sueños? ¿Y por qué su cuerpo siempre reaccionaba de la misma manera?
El joven se levantó de la cama y abrió el segundo cajón de la cómoda. No era la primera vez que Hoseok lo mataba; ya lo había ahogado, decapitado y quemado previamente, pero la violencia nunca impedía que se despertara empalmado.
¿Acaso le iban esa clase de fantasías? Molesto sacó un vibrador del interior y un bote de lubricante. La puerta se abrió en ese preciso instante y Namjoon entró sujetando un plato de hotteok, un cuenco de frutas y un batido de plátano.
—Buenos días, hyung. Perdona que no haya llamado, pero tengo las manos ocupadas...
Seokjin se sobresaltó tanto que quiso lanzar el vibrador y el lubricante debajo de la cama, pero en lugar de eso los estrelló contra la pared y ambos objetos cayeron a pocos centímetros de los pies de Namjoon.
El menor se quedó mirando el vibrador violeta con una expresión indescifrable. Seokjin creyó que no podría alcanzar mayor grado de vergüenza, pero por desgracia pronto notó que todavía le quedaba margen para el bochorno. Y es que Namjoon también vio su erección, algo de lo que Seokjin se había olvidado.
—Lo siento, yo... Creo que... Mejor me voy— Namjoon abandonó el dormitorio avergonzado. El muchacho se detuvo en el pasillo al notar que todavía sostenía el desayuno entre las manos.
La puerta se abrió bruscamente y Seokjin se dirigió hacia él.
—Las erecciones matutinas son naturales— le quitó el desayuno de las manos —¿Por qué has salido corriendo? No seas crío, Namjoon. Eres un hombre y tienes polla, ¿no?
—Sí— el menor respondió aunque no supo por qué lo hizo —Quiero decir que... Bueno... Yo...
—Entonces deberías saber que no llevan implícita la excitación sexual. No hay nada de qué avergonzarse— aseguró tajante, aunque sin mirarle a los ojos —Gracias por el desayuno.
Namjoon se quedó mirando la puerta del dormitorio tras oír el portazo.
—¿Por qué me echas la bronca?— murmuró indignado —Pero si tú estás tan avergonzado como yo.
Los dos se alejaron de la puerta ruborizados por la escena. Aunque Namjoon no le dio demasiada importancia, Seokjin solo deseó desaparecer de su vista para siempre.
La nieve seguía cayendo con intensidad aquella fría mañana de noviembre. Yoongi y Jungkook habían emprendido el viaje hacia un pueblo pesquero desde muy temprano. El lugar venía indicado en una guía que habían tomado de una librería de la zona. Ambos mantenían la esperanza de encontrar un barco que pudiera llevarlos hacia alta mar.
Los jóvenes debían cruzar por un cementerio antes de acceder al pueblo que se situaba en la provincia de Gangwon. Hacía más frío de lo habitual para aquella época del año y la nieve había cuajado tanto durante la noche, que Jungkook ni siquiera podía verse las botas.
—Parece invierno, no jodas— bufó el maknae irritado —El tiempo está loco.
—No tiene pinta de que vaya a parar— aseguró Yoongi observando el cielo encapotado —Será mejor que busquemos un refugio.
La pareja continuó a través del cementerio que venía indicado en el mapa. Las lápidas se encontraban en su mayoría cubiertas de nieve y aun así tenían un aspecto bastante tétrico. Al fondo se podía visualizar una pequeña capilla, probablemente cristiana, aunque no estaban seguros de ello.
El mayor agarró a su amigo del brazo y señaló hacia varias siluetas. No era raro encontrarse con infectados a cada paso que daban. Desde norte a sur, este a oeste, Yoongi y Jungkook habían recorrido Corea varias veces y el número de seres con los que se habían topado en los últimos años era incalculable.
Los humanos en cambio los podían contar con los dedos de las manos. La mayoría huían, probablemente por miedo a que les hicieran daño, y los pocos que se habían atrevido a hablar con ellos seguían su camino como lobos solitarios.
Yoongi y Jungkook se adentraron entre los podridos del cementerio. Eran unos ocho a simple vista y estaban merodeando por el área. Una mujer junto a una escultura de un ángel llamó especialmente la atención de ambos. La infectada vestía un camisón blanco que estaba rajado por la parte inferior. Su pelo negro le caía hasta cubrir su diminuta cintura.
Al girarse hacia ellos se llevaron una desagradable sorpresa; la mujer solo tenía medio rostro. En la parte derecha se podían ver sus huesos, como si la piel hubiera sido sumergida en ácido. La impresión fue tan grande que el maknae no se percató de que tenía a alguien por delante y chocó contra él.
El extraño se giró soltando varios gruñidos. Jungkook no supo a qué se debió, pero aquel chico de apenas dieciocho años de edad, se echó sobre él ignorando su disfraz de sangre.
—¡JK!
Jungkook reaccionó rápido y lo empujó contra un árbol mientras Yoongi lo abordaba por un costado y le clavaba el cuchillo en la cabeza. Esa acción atrajo inmediatamente la atención de todos los seres que se encontraban por la zona.
—Hay que salir de aquí, hyung.
Yoongi guardó el cuchillo y tomó la katana para defenderse de los infectados que tenía enfrente. Los que trataban de llegar hasta ellos desde otros puntos del cementerio no eran una gran amenaza, dado que no podían moverse tan rápido entre la nieve. Esa ventaja jugó a favor de la pareja, que se dirigió lo más rápido que pudo hacia la salida.
Yoongi no vaciló y decapitó a un hombre que vestía una sotana. Otra persona con un atuendo negro trató de sorprenderle desde su derecha, pero Jungkook le metió el filo de la katana por la mejilla, rajándole el rostro y alzando el arma hasta sacarlo por la parte superior.
La nieve comenzó a teñirse de sangre mientras intentaban dejarlos atrás. Varios infectados los abordaron al lado de una tumba sin cubrir; Yoongi imaginó que el virus los había pillado en pleno entierro y que por eso la mayoría de ellos iban vestidos de negro.
La pareja solo necesitó intercambiar una mirada para saber quién debía encargarse de quién. El menor se ocupó de los seres del lado izquierdo. Primero le cortó la cabeza a una anciana y luego golpeó a otra mujer contra una lápida. Mientras la infectada caía sobre el granito agarró el cuchillo que llevaba en la funda de la pierna y se lo clavó en el ojo derecho.
Yoongi a su vez había matado a un adolescente y decapitado a otro joven. El cielo estaba encapotado y no se veía bien entre la nieve, pero eso no le impidió degollar a una monja que se le cruzó por el camino. Tampoco le dio oportunidad a un sepulturero que gruñía desde el suelo, con las piernas aplastadas y enredado entre zarzas. Yoongi le rompió el cráneo pisándole varias veces con la bota militar.
—¡Tenemos que salir de aquí!— advirtió Jungkook tras empujar al sereno del cementerio dentro del agujero donde se encontraba el féretro —¡Rápido, hyung!
Los jóvenes se apresuraron hacia la salida, abriéndose paso entre un mar blanco que se cubría de rojo. Yoongi se acercó a la puerta de hierro y tiró de ella, pero no se abrió ni al primero ni al segundo intento. Rápido notó que algo la estaba bloqueando en la parte inferior.
Jungkook estudió la posibilidad de trepar por el muro aunque con el temporal parecía imposible. Yoongi se agachó y apartó la nieve con ambas manos para ver de qué se trataba. El cadáver destrozado de un gato apareció en su campo de visión, agitándole el corazón del susto.
—¿Qué pasa, hyung?
—No puedo abrirla— Yoongi se giró hacia él —El cadáver de un gato la está bloqueando.
Varias ratas aparecieron de entre la nieve. Jungkook se fijó inmediatamente en que tenían los ojos inyectados en sangre. Sus cuerpos podridos mostraban varias heridas en las que se podían apreciar incluso las costillas.
Cuatro de ellas se ensañaron con la bota de Yoongi, otras cuatro comenzaron a subirle por la pierna mientras las demás lo rodeaban buscando una forma de devorarlo. El mayor se quedó estático ante la situación. Por culpa de la nieve no podía ver a los roedores que querían traspasar sus botas, pero sí podía sentir cómo lo intentaban.
—¡Hyung!— el maknae las golpeó con las manos, impidiendo que pudieran meterse bajo la parka de su amigo —¡Hyung, espabila!
Yoongi no reaccionó hasta oír la voz del menor por segunda vez. Entonces comenzó a estampar los pies contra el suelo, reventando a varias ratas del impacto. Jungkook no titubeó y se lanzó contra la puerta, poniendo todo el peso sobre su hombro. La reja cedió al tercer intento, abriendo el camino para ellos.
Yoongi corrió detrás del maknae sintiendo el miedo en cada parte de su piel. Había visto a humanos, aves, osos, perros y gatos infectados, pero ninguno le había dado tanto asco como aquellas ratas.
—¿Estás bien?— se preocupó el menor —¿Te han mordido?
—No, estoy bien— contestó fuera de aliento —Lo han intentado, pero gracias a ti estoy bien.
—Menos mal— Jungkook le dio un abrazo, alterado por la tensión —Entremos en la capilla, hyung. Descansemos un poco.
La pareja se acercó hasta la entrada y el menor apoyó la oreja sobre la puerta. El ruido que escuchó en el interior le confirmó que estaba abarrotada de infectados.
—No es seguro— susurró Jungkook decepcionado —Tenemos que continuar.
Yoongi le siguió por una pequeña pendiente con el susto en el cuerpo. Tras alcanzar un sendero divisaron una casa al fondo de una rúa. La vivienda estaba aislada en una zona llena de árboles.
Cuando se acercaron lo suficiente vieron que se trataba de un hostal de estilo occidental. La fachada era de piedra y no parecía haber ningún vehículo estacionado por la zona. Yoongi subió unos escalones y se aventuró hacia la entrada desde donde echó un vistazo a través del cristal.
Jungkook caminó hasta la parte de atrás y encontró varias mesas y sillas cubiertas de nieve. La puerta trasera del hostal estaba abierta. Con un silbido alertó a Yoongi, que acudió inmediatamente a su lado.
La pareja entró en el interior con las katanas en alto. Por el camino vieron algunos objetos tirados, como bolsos, maletas e incluso ropa. Yoongi miró detrás del mostrador, pero no halló a nadie. Tampoco notó movimiento en el comedor ni en las escaleras que llevaban a la segunda y tercera planta.
Entre los dos inspeccionaron los cuartos de baño, los dormitorios, la cocina, la sala de estar y el lavadero, pero no dieron con infectados ni humanos.
—Creo que la gente huyó de aquí, por eso no hay coches en la entrada— comentó Yoongi ojeando los cuadros de las paredes —Tratarían de volver con sus familias o de encontrar un lugar más seguro.
—Es lo más probable.
—Voy a reforzar las puertas. Hasta que mejore el clima es mejor que nos quedemos aquí— el mayor notó que Jungkook estaba muy pálido —¿Te encuentras mal?
—Me siento un poco cansado— respondió con un hilo de voz —Quizá me he resfriado.
—Voy a encender la chimenea y a preparar algo de comer. Deberías descansar, JK.
Jungkook asintió con la cabeza. Estaba agotado y notaba las piernas muy pesadas. No era de extrañar, ya que habían tenido que luchar y huir entre la nieve, pero aun así se sentía muy cansado. El chico dejó su mochila al lado del mostrador. El hostal no era muy grande, apenas tenía cuatro dormitorios pero se veía muy acogedor.
Jungkook quiso moverse hacia el comedor pero las piernas le fallaron y cayó de rodillas al suelo. Yoongi lo vio de refilón y corrió preocupado hacia él.
—¿Qué te pasa? ¿Te has hecho daño?
—No sé, hyung— dijo asustado —Me encuentro muy débil.
Yoongi sintió un escalofrío. Aquel aspecto pálido ya lo había visto antes; la primera vez fue en Seokjin y la segunda en Jimin.
—Tenemos que comprobar si te han mordido.
Jungkook no quiso pensar en esa posibilidad; por un momento se quedó paralizado, sin saber cómo proceder. Yoongi le ayudó a quitarse el anorak. A primera vista no parecía tener ninguna marca, hasta que encontraron un mordisco en su muñeca.
Jungkook no supo cómo reaccionar, ni tampoco Yoongi, que se quedó de piedra al ver la herida.
—Se acabó...
—Tienes la vacuna— le recordó conmocionado —Esto no significa que vayas a morir.
—No funcionó con mi madre y tampoco con Jongsuk...
—Pero funcionó en Jimin y en el padre de Sooyoung— le agarró de los hombros y le miró fijamente a los ojos —Tienes un 50% de probabilidades de superar esto.
—¿Y si no lo supero?— expresó muy asustado —No quiero morir, hyung.
—No vas a morir— Yoongi tuvo que obligarse a mantener la compostura. La mirada del menor cargaba tanto miedo que le desgarró el corazón —Vas a superarlo como lo superó tu hermano.
El maknae trató de tranquilizarse, pero fue en vano. Había luchado durante años por sobrevivir; había vencido a infectados mucho más peligrosos que aquellos roedores y sin embargo le había sentenciado algo tan diminuto.
—Si hubiera tenido más cuidado ahora no estarías así— Yoongi se sentó a su lado y lo abrazó desolado —Lo siento mucho...
—Aparecieron de la nada, hyung. No es culpa tuya— Jungkook rodeó su espalda con los brazos —En estos años me has salvado muchas veces. En realidad es un milagro que sigamos vivos.
—Eres un luchador, esto no podrá contigo. Vas a ponerte bien, JK.
—Mmm— Jungkook trató de asentir pero no pudo. Cada vez se encontraba peor y eso no era una buena señal —Tengo mucho calor, hyung...
Esas palabras le helaron la sangre. Yoongi recordaba perfectamente lo que había sentido Jimin antes de perder el conocimiento.
—¿Qué pasa?— el menor le miró a los ojos —Te has quedado muy callado.
—No es nada...
—Cuatro años— le recordó tocándole el rostro —En este tiempo nos hemos vuelto bastante íntimos, ¿no crees? No me engañes y dime en qué estás pensando. Me merezco la verdad.
—Lo siento— Yoongi se mordió el labio nervioso —Jimin sintió frío cuando se infectó...
Jungkook no necesitó oír más. Si él estaba sintiendo calor y lo normal era sentir frío, eso solo podía significar que la vacuna estaba fallando.
—Tienes que encontrar Inyeon— le pidió devastado —Prométeme que encontrarás Inyeon.
—No...
—Hyung, sabes navegar. Te he enseñado todo lo que sé— insistió, ignorando su respuesta —No hay razón para que no regreses con ellos.
—No pienso volver sin ti, JK— respondió con cierta brusquedad —Si no estás a mi lado, no tiene sentido que vuelva allí.
—Lo tiene— Jungkook no pudo contener las lágrimas —Necesito que le digas algo a Tae de mi parte... Necesito que...
Yoongi sintió pánico al ver que su cuerpo se doblaba. El mayor lo agarró de la cintura consciente de que si perdía el conocimiento, lo perdería para siempre.
—Hyung, gracias por cuidar de mí...
—¡No, no quiero oírte decir eso!— Yoongi alzó la voz desesperado —¡Me estabas hablando de Tae, sigue hablándome de Tae!
—Te quiero, hyung...
Las lágrimas que vio sobre el rostro de Jungkook le rompieron el alma. Yoongi no supo qué fue lo que le impulsó, pero algo en su interior lo empujó a levantar al maknae del suelo. Como si estuviese poseído lo arrastró hasta la calle mientras le pedía a gritos que no se rindiera.
—¿Hyung...?— Jungkook no pudo dar ni un solo paso, apenas fue capaz de sujetarse del cuerpo del mayor —¿Qué haces?
—Tu sistema inmunológico está luchando, por eso no te has convertido todavía— Yoongi lo dejó sobre la nieve —Creo que tu cuerpo necesita bajar la temperatura corporal.
—Hyung...
—¡No pienso perderte!— el mayor comenzó a amontonar nieve sobre él —¡Volveremos juntos a Inyeon y le dirás a Tae lo que tengas que decirle!
Jungkook no pudo dejar de llorar. No quería morir, no quería irse de esa forma y sobre todo no quería dejar a Yoongi. No solo eran familia, también eran el soporte del otro. Sin el apoyo emocional que se daban entre ellos, ninguno habría sobrevivido tanto tiempo.
Jungkook no quería dejarle solo. Temía por él, temía que se sintiera culpable de su muerte y eso le llevara a cometer suicidio.
El maknae quiso decirle muchas cosas pero su voz se apagó. No fue capaz de moverse ni de pronunciar palabra, había perdido el control de su cuerpo y eso le aterró.
Cuando Yoongi terminó de cubrirle y miró hacia su rostro, vio que tenía los ojos cerrados.
—¿JK?
No hubo respuesta, solo un largo silencio.
Yoongi se tumbó a su lado ignorando el frío que le caló hasta los huesos. Las imágenes de Jimin en el bosque surgieron en su mente, trayendo consigo el dolor que sufrió aquel día al creer que lo había perdido para siempre.
—Ya no me quedan fuerzas para continuar— Yoongi apoyó la cabeza contra la de Jungkook —Sin ti no me veo capaz de seguir adelante— apático buscó la mano de su amigo y la apretó con fuerza —Además, no puedo aparecer delante de ellos sin ti.
Yoongi no podía decirle a su hermano que el hombre al que amaba había muerto por salvarle la vida y tampoco podía mirar a Jimin a los ojos después de haberle prometido que cuidaría de Jungkook.
—Si esta medida desesperada fracasa, entonces moriremos juntos.
La nieve continuó cayendo sobre ambos aunque en menor medida. El camuflaje de sangre de infectado que portaban se había desvanecido casi en su totalidad.
Yoongi contempló el rostro pálido del menor roto de dolor. Alrededor del hostal solo se escuchaba un lúgubre silencio y así continuó durante varios minutos, en los que sintió que el mundo llegaba a su fin.
Y ese sentimiento perduró hasta que el maknae abrió los ojos.
—¿JK?
Por un instante le pareció que tenía los ojos azules, pero solo fue un extraño reflejo.
—¿H-Hyung...?
Yoongi no supo qué responder, solo rompió en llanto y le besó el rostro completamente sobrepasado. Jungkook sintió su afecto en las mejillas, la frente y la comisura de los labios; Yoongi ni siquiera supo dónde le besó, estaba tan afectado que apenas tenía el control sobre sí mismo.
Jungkook fue comprendiendo poco a poco que la idea de su amigo había funcionado. Su cuerpo seguía estando débil pero ya no tenía calor, al contrario, estaba muerto de frío.
—Hyung... Me congelo...
Esas palabras le provocaron un inesperado ataque de risa. Yoongi tenía las emociones a flor de piel y no podía controlarlas. El mayor le quitó la nieve de encima y con mucho cuidado lo subió a su espalda.
Yoongi también estaba muerto de frío pero su única prioridad era Jungkook. El chico caminó con él a cuestas hacia el interior del hostal. Ambos no podían dejar de temblar ni de chasquear los dientes.
Yoongi recordó que una de las habitaciones que había inspeccionado disponía de una chimenea. Con mucho esfuerzo lo subió por las escaleras hasta la tercera planta y entró en el mejor cuarto del hostal.
Cuidadosamente lo sentó sobre la cama y comenzó a quitarle la ropa. Ambos estaban tan empapados que no podían dejar de temblar.
—Hyung— sus dientes comenzaron a castañear de forma involuntaria —¿Cómo es posible que siga aquí?
—Creo que el frío ha ayudado a hacerle frente al virus.
—¿Entonces la vacuna ha funcionado?
Yoongi no pudo responder a su pregunta y Jungkook comprendió con su silencio que el peligro no había cesado. Todavía cabía la posibilidad de que fuese un estado temporal y que su cuerpo se convirtiera al entrar en calor.
—Déjame en la nieve— Jungkook le agarró la muñeca, evitando que pudiera quitarle el pantalón —No quiero ser uno de ellos...
—Tienes que entrar en calor o morirás de hipotermia— Yoongi le miró fijamente a los ojos —Confía en mí, por favor. Sé que tienes miedo, pero ahora mismo debes entrar en calor.
—Y si...
—No pasará nada.
—No lo sabes...
—Confía en mí.
Jungkook le soltó dubitativo. Tenía esperanzas, pero sobre todo tenía miedo.
Yoongi lo desnudó por completo y le ayudó a meterse dentro de la cama. Luego se dispuso a encender la chimenea para caldear la habitación. Sin perder el tiempo le quitó las mantas a las camas de los dormitorios de la planta de abajo y cubrió al maknae con ellas.
Mientras lo estaba arropando notó que había cerrado los ojos. La expresión que vio en su rostro le otorgó cierta tranquilidad. Yoongi se quitó la ropa mojada y la colocó sobre una silla. Con el calor de la chimenea se secaría en unas horas, o al menos eso creía.
—Hyung— le llamó en un tono muy débil —Tengo mucho frío...
La voz de Jungkook volvió a atraer su atención. Yoongi meditó mover la cama cerca de la chimenea pero le faltaban fuerzas para hacerlo. Además era peligroso; una chispa sobre una manta podría provocar una tragedia.
Jungkook abrió los ojos al sentir que su amigo se estaba acostando sobre él. Yoongi tenía el cuerpo frío pero no como el menor, que parecía un cubito de hielo.
—¿Te estás aprovechando de un chico indefenso?
—¿Desde cuándo eres un chico indefenso?— la sonrisa que mostró Jungkook le dio algo de serenidad —El calor corporal te ayudará a recuperar la temperatura. Intenta descansar, ¿vale? Todo irá bien.
—Gracias...
Yoongi apoyó la cabeza sobre la almohada, a pocos centímetros de su oreja. Si Jungkook se convertía sería un blanco fácil, pero esa realidad no le importó. Lo único que quería era transmitirle su calor, su cercanía y que supiera en todo momento que estaba a su lado.
—Piensa en Tae— le susurró al oído —Piensa en todo lo que le dirás cuando le veas y lucha, Jungkook. Lucha por seguir con vida. Lucha por seguir conmigo.
Seokjin ha decidido respetar la relación de Hoseok y Namjoon, sin embargo todavía no ha logrado superar lo que siente por él. ¿Se habrá dado Namjoon cuenta de sus sentimientos? 🤔
Yoongi ha reaccionado muy rápido al contagio de Jungkook. Si no llega a ser por él, ahora mismo sería un infectado. ¿Pero bastará el frío para evitar la transformación? 👀
Gracias por leer el capítulo. Que tengáis una feliz semana. Cuidaros mucho. 💜
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