53
Eunha contempló la nieve a través de la ventana de la cocina. La joven sostenía una taza de leche caliente entre las manos mientras observaba el temporal tan inusual que azotaba para aquella época del año. No recordaba una nevada tan fuerte a principios de noviembre, de hecho, ese clima era más propio del mes de enero.
La muchacha tomó un pequeño sorbo reflexionando sobre la operación de emergencia que habían realizado en plena madrugada. Un adolescente había sufrido un espantoso accidente con una sierra eléctrica tras enfadarse con su padre e intentar cortar el árbol del patio de su casa.
—¿Y esa sonrisa?— preguntó Sungjae apoyado sobre el marco de la puerta —¿Qué te hace tan feliz?
—Hoseok oppa. Es un médico extraordinario— Eunha dejó la taza sobre la mesa —Hoy le ha salvado la vida a un chico de dieciséis años.
—Las horas que pasa practicando con esos programas de simulación para ensayos quirúrgicos están dando sus frutos.
—Sí, aunque al principio no me gustaba que fuera a trabajar todos los días, pero debo admitir que lleva la medicina en la sangre.
—Igual que tú— Sungjae se acercó y le alzó el rostro suavemente —¿Quieres que te prepare el desayuno, amor?
—No tengo hambre— Eunha tomó su mano y la besó con mucha delicadeza —¿Tienes que irte ya?
—No, todavía tengo tiempo.
Eunha parpadeó varias veces mostrando una mirada dulce e inocente. Sungjae se rió por su ternura. Era habitual en ella buscar mimos después de una cirugía. El joven la alzó en brazos y la llevó hasta el dormitorio.
La pareja llevaba dos años juntos y un año felizmente casados. Se habían ido a vivir a casa de Sungjae a los seis meses de relación, lo que alegró especialmente a Hoseok, Jimin y Taehyung. Aunque Eunha se había convertido en la niña mimada de la casa y nadie deseaba separarse de ella, todos comprendían que debía hacer su vida junto al hombre que amaba.
Con el tiempo se fueron acostumbrando a su ausencia, aunque en realidad no cambió mucho porque Eunha los seguía visitando a diario y Hoseok y ella siempre coincidían en el hospital.
—¿Has vuelto a tener alucinaciones?— Sungjae la dejó sobre la cama y se acomodó a su lado.
—No desde que nos casamos— Eunha se acurrucó sobre el pecho de su marido —La primera vez fue cuando me llevaste un libro. ¿Te acuerdas? En ese momento creí ver a un infectado.
—Aquella noche estuve parado delante de tu casa buscando la manera de hablar contigo, pero no vi a nadie merodeando por allí— el joven acarició su espalda suavemente —Pasaste por mucho en la península, amor.
—Sí, pero ahora estoy bien y es gracias a ti.
—Te amo— Sungjae no pudo contenerse ante la dulce mirada de su esposa. Siempre le había costado compartir sus sentimientos, pero con ella le resultaba muy fácil abrirse —Te amo, Eunbi.
A Eunha se le aceleraba el pulso cuando Sungjae la llamaba por su verdadero nombre. Su madre había elegido ponerle Eunbi en honor a su abuela, pero su padre solía llamarla Eunha porque de niña siempre sonreía cuando lo hacía. Era un apodo cariñoso al que le tenía mucho apego desde que era una cría. Y tras la trágica y repentina muerte de su padre, Eunha decidió usarlo como su nombre con el fin de sentirse más cerca de él.
La muchacha nunca se lo había contado a nadie, ni siquiera a Hoseok y Namjoon. Sungjae era el único que conocía esa historia y el único que la llamaba por su verdadero nombre. Era algo especial entre ellos, aunque todos los demás creían que se trataba de un simple apodo.
—Te amo— Eunha le dio un pico, seguido de otro y otro —Te amo, Yook Sungjae
Sungjae se rió por lo adorable que era y la besó cariñosamente en los labios. Sus cuerpos desaparecieron bajo las mantas entre risas juguetonas que dieron paso a los besos prolongados y a las caricias íntimas, mientras la ventisca se volvía cada vez más fuerte en el exterior.
Taehyung se dejó caer sobre el colchón, tratando de recuperar la respiración entrecortada.
—Es raro que vengas tan temprano— Changwook se inclinó sobre él y le dio un beso en la boca, al que respondió con la misma pasión que habían compartido en la cama —¿Te pasa algo?
—No me pasa nada— le miró esbozando una pícara sonrisa —¿Es que no puedo venir a follar antes del trabajo?
—Claro que puedes— el director le dio un beso en la mejilla y se levantó de la cama —Esta es tu casa, ya lo sabes.
Taehyung se quedó recostado, observando el techo de la habitación mientras Changwook se metía dentro del cuarto de baño. Apenas había comenzado noviembre y ya se encontraba mejor de lo que había estado en los últimos días.
Octubre era el mes del año que menos toleraba porque era el mes en el que habían desaparecido Yoongi y Jungkook. Hacía cuatro años del que consideraba el peor momento de su vida y desde entonces no soportaba el mes de octubre. Siempre revivía los mismos recuerdos, las mismas palabras, los mismos escenarios y la discusión con Jungkook era el centro de su tortura.
Taehyung se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Una de las peores sensaciones con las que tenía que lidiar era no tener una tumba donde llorar a sus seres queridos. Tampoco sabía cuándo habían muerto ni cómo habían muerto; no sabía dónde se encontraban sus cadáveres y si seguían siendo humanos o se habían convertido en infectados.
Taehyung seguía explorando la península con el grupo de expedición, pero ahora su cometido era diferente; ahora encontrarlos y liberarlos de su estado se había convertido en su obsesión. Si no los hallaba, nunca se reunirían en el más allá y eso le atormentaba.
—¿Quieres desayunar? Todavía tenemos algo de tiempo.
La voz de Changwook lo sacó de sus pensamientos.
—No, gracias— Taehyung le miró detenidamente —Estás un poco pálido. ¿Te encuentras mal?
—Estoy bien.
El menor notó que era mentira, pero en realidad no podía reprochárselo. Él también mentía constantemente. Era más fácil decir que estaba bien a explicar por qué estaba mal.
Changwook se vistió en silencio. No estaba seguro de si era un buen momento para tocar el tema, aunque tampoco creía que hubiera un momento adecuado para hacerlo. El hombre se ató el último botón de la camisa pensando en cómo abordar el asunto.
—¿Cómo está Junggi?
—Enorme— la mirada de Taehyung se iluminó inmediatamente —Ese enano no deja de crecer. En febrero cumplirá tres años. ¿Te lo puedes creer? Desde que ha aprendido a hablar no calla— soltó una risita —Es mi mayor alegría. Lo quiero con locura.
—Es normal, has estado ahí desde el primer día. Eres como un padre para él— Changwook hizo una breve pausa —Taehyung... ¿No crees que deberías contemplar la posibilidad de ser algo más para Junggi que su tío?
—¿Qué quieres decir?— el menor se puso un suéter verde de lana —¿Algo como qué?
—Los primeros meses dormías en la misma cama que Jimin para ayudarle— dijo con mucha serenidad —Has estado con ellos cuando Junggi ha estado enfermo, cuando le han salido los primeros dientes, cuando ha dicho sus primeras palabras o dado sus primeros pasos. Te has desvivido y te sigues desviviendo por él como si fuera tu hijo.
—No me gusta lo que estás insinuando.
—¿Por qué? ¿Acaso crees que soy el único que lo piensa?— Changwook dejó la corbata sobre la cómoda —Podrías tener una familia si lo quisieras.
—Jimin y yo somos amigos y lo sabes— respondió Taehyung indignado —¿Cómo puedes sugerir algo así cuando tú y yo estamos saliendo?
—Tarde o temprano vas a tener que aceptar que me estoy muriendo.
—No— negó rotundamente —Hobi hyung te curará.
—Hoseok no puede hacer milagros— el director se sentó sobre la cama —Ya has perdido a Jungkook, Taehyung. Y sé que mi muerte también te causará dolor. Solo quiero que tengas a alguien con quien puedas superarlo.
—¿Por qué te estás rindiendo, hyung?
—No tengo posibilidades de sobrevivir...
—No digas eso— le interrumpió exaltado —Aunque solo exista un 1% debes luchar.
—Ya es hora de que aceptes que mi cáncer es terminal— Changwook se levantó de la cama dolido por su actitud —Y si no puedes aceptarlo, entonces será mejor que dejemos esta relación.
—¿Qué?— Taehyung se quedó estático —Yo no quiero romper contigo.
—Solo estás conmigo porque tu moral te impide estar con Jimin— soltó en un tono brusco —Tienes una familia preciosa a la que cuidar, una familia que te necesita y te quiere. Y en lugar de estar con ellos, estás perdiendo el tiempo con alguien que ya está muerto.
Changwook lamentó sus palabras al ver la expresión de Taehyung.
—Estoy contigo desde antes de saber que tienes cáncer... Desde antes de saber que vas a...— el menor no logró terminar la frase sin romper a llorar —¿Por qué no me dejas estar a tu lado? ¿Por qué me quieres apartar de ti?
Changwook lo estrechó inmediatamente entre sus brazos. La pérdida de Yoongi y Jungkook había dejado una herida muy profunda en el corazón de su pareja y aunque deseaba que estuviera a su lado hasta el último día de su vida, en el fondo temía que eso pudiera provocar aún más dolor en Taehyung.
—No me dejes, hyung... Por favor, no me dejes...
Changwook cerró los ojos afligido. Su relación había iniciado hacía apenas año y medio. No fue algo intencionado ni tuvo un comienzo romántico, solo se acostaron en su despacho tras una reunión de trabajo. El director creyó que quedaría en algo puntual, que Taehyung lo había hecho porque se sentía solo, pero unos días después volvió a ocurrir y entonces decidieron darse otra oportunidad y retomarlo donde lo habían dejado.
Changwook era consciente de que Taehyung nunca lo amaría como amaba a Jungkook, pero estar con él le hacía feliz y además sabía que el cariño del menor era sincero.
Después de enterarse de su enfermedad terminal, Changwook se resignó y aceptó la realidad, pero Taehyung se negó rotundamente. Ni siquiera Hoseok fue capaz de hacerle entrar en razón.
A Changwook le preocupaba la reacción que su muerte podría causar en él. Por eso creía que Jimin y Junggi eran los únicos que podían salvarlo. El director era consciente de la felicidad que el niño provocaba en Taehyung, incluso le había ayudado a superar su adicción por los somníferos.
Y quizá no era ético sugerirle a su novio que se enamorase del hermano de su ex pareja, pero todos estaban muertos y él también lo estaría pronto. Los que sufrían eran los vivos, no los muertos y Changwook no quería más dolor para Taehyung.
—Lo siento mucho— el mayor le secó las lágrimas con las manos —No llores, por favor.
—¿Se ha acabado lo nuestro?
—No— Changwook le besó la mejilla —Todavía tienes que aguantarme un poquito más.
Taehyung lo abrazó efusivamente. No quería perderle, no quería terminar su relación con él y menos de esa manera.
«Por favor no me dejes. No me dejes como me dejó Jungkook... No puedo soportarlo otra vez. No puedo»
Seo Soojin entró en la consulta de Hoseok y lo vio al lado de la ventana, sumergido en su lectura. La muchacha se acercó hasta el escritorio y aguardó unos segundos, pero el joven no se percató de su presencia.
—¿Hoseok oppa?
—Oh, no te había oído— Hoseok cerró el libro y lo dejó sobre un montón de documentos —Estaba inmerso en...
—¿La operación de trasplante de riñón?— Soojin le dejó un té de hierbas sobre la mesa —¿Cómo vas con eso?
—He completado cincuenta y ocho simulaciones y en todas ha fallecido el paciente. No sé qué estoy haciendo mal, ni qué estoy pasando por alto— se sentó en su asiento frustrado —Y encima no puedo preguntarle a ningún especialista. Es desesperante...
—Deberías descansar, vives prácticamente en el hospital. Creo que te vendría bien desconectar de todo.
—No puedo, los últimos análisis del paciente han sido muy malos. Pronto tendrá que someterse a diálisis para seguir con vida y no sé si querrá. En la consulta de ayer dejó caer que prefería atención farmacológica para controlar los síntomas por el tiempo que le quedase.
—Si no quiere someterse a diálisis no podemos obligarle.
—Por eso mismo, su única esperanza reside en el trasplante. Es mi paciente y le debo hasta el último esfuerzo— Hoseok se mordió el labio inferior —Si solo tuviera más conocimientos podría salvarle.
—Llevo cuatro años trabajando contigo y te he visto realizar cirugías que yo no habría podido hacer— la joven se sentó en una silla y le miró fijamente a los ojos —No pareces un novato, tienes una capacidad y una visión distinta a todos nosotros, pero debes entender que no puedes hacer milagros. Un trasplante de riñón no es sencillo de realizar y conlleva riesgos tanto para el paciente como para el donante.
—Sé que no podemos salvar a todo el mundo, pero ojalá pudiera hacer algo más...
Soojin conocía a Hoseok lo suficientemente bien como para saber que su frustración no se debía únicamente a ese paciente.
Un golpe llamó la atención de la pareja. La puerta se abrió de repente y Lee Minho asomó la cabeza hacia ellos.
—¿Hoseok, tienes un minuto?
—Tengo que repasar unas cosas— Soojin se levantó de la silla —Nos vemos luego.
—Gracias por el té— Hoseok esperó a que su compañera y amiga saliera del cuarto. Minho se acercó hasta el escritorio mientras el menor tomaba un sorbo —¿En qué puedo ayudarte? ¿Te encuentras mal?
—No— Minho se quedó de pie junto al escritorio —Quería invitarte a cenar esta noche en mi casa.
—¿Celebras algo?
—En realidad no. Solo quiero cenar contigo— respondió con total confianza —He venido a pedirte una cita.
Hoseok desvió la mirada incómodo. No era la primera vez que le invitaban a salir o recibía una confesión inesperada. De hecho, en los últimos cuatro años había rechazado a más de veinte personas, en su mayoría mujeres, aunque Minho era el tercer hombre que lo intentaba.
—Lo siento, no salgo con mis pacientes.
—No soy un paciente, soy un amigo— respondió sin ponerse nervioso —Taehyung me ha dicho que no sales con nadie y me gustaría...
—Soy consciente de que Taehyung te tiene mucho aprecio, por eso mismo eres su segundo al mando— le interrumpió inmediatamente —Pero has sido mi paciente y como te he dicho, no salgo con mis pacientes.
Minho se sorprendió por el cambio de actitud. Hoseok siempre le había tratado con amabilidad, pero ahora su tono era bastante cortante.
—¿He dicho algo que te ha molestado? No pretendía hacerte sentir incómodo.
—No es eso— el menor se levantó de su asiento. No le gustaba cuando alguien le pedía una cita, le resultaba difícil rechazar los sentimientos de otras personas y más si era alguien cercano, como él —Perdona, es que tengo mucho trabajo y además me están esperando.
—Entiendo— Minho se giró hacia la puerta pero se detuvo tras dar unos pasos —¿Por qué no quieres salir conmigo? No creo que sea porque fui tu paciente. Eso pasó hace años.
—No es por ti— Hoseok se apoyó sobre el escritorio —Eres un hombre muy atractivo, te lo aseguro.
—¿Pero?
—Desde que murió mi novio no siento interés por nadie. Es como si estuviera vacío por dentro.
—No estás vacío— Minho se acercó y se detuvo enfrente de él. Hoseok alzó la cabeza para mirarle a los ojos —Solo necesitas más tiempo.
—¿Eso crees?
—Te esperaré.
—¿Me esperarás?— Hoseok sonrió con pena al recordar las palabras de Namjoon —Deberías buscarte a otro, hyung. Estás perdiendo el tiempo.
—Me gustas tú.
El menor no respondió ante esa afirmación, solo tocó el anillo que llevaba colgando del cuello.
—Esperaré a que estés listo.
Hoseok no reaccionó cuando Minho le apretó el brazo; tampoco se pronunció cuando lo vio salir de su consulta. Aunque apreciaba sus sentimientos, también sabía que tarde o temprano se cansaría de esperar por algo que jamás sucedería.
—Papi, papi— Junggi le miró emocionado —¿Y el patito?
—¿Quieres saberlo, mi amor?— Jimin le apretó suavemente la nariz —Entonces tienes que darme un besito.
El niño se alzó y rodeó el cuello de su padre con los brazos para darle un beso en la mejilla. Jimin quiso comérselo a besos pero se contuvo porque era consciente de que su hijo deseaba conocer el final de la historia.
—El patito, papi— el niño se volvió a acomodar sobre su regazo —¿Qué pasa con el patito lindo?
—¿Te parece lindo?
—Mucho— Junggi asintió dos veces con la cabeza —Es muy lindo.
Jimin continuó narrándole el cuento del patito feo y mostrándole las ilustraciones del libro que sostenía entre las manos. Junggi adoraba cuando cambiaba la voz, recalcaba las palabras más importantes y le miraba haciendo alguna mueca.
Taehyung entró en el salón y los vio acurrucados en el sofá junto a la chimenea. En el exterior hacía frío pero en el domicilio se notaba un calor muy agradable.
—¡Tío, Tete!— el niño se bajó con cuidado y corrió hacia Taehyung —¡Tío, Tete!
—¿Me has echado de menos, pollito? Seguro que no tanto como yo a ti— Taehyung lo alzó y comenzó a comerle la mejilla, lo que hizo reír al niño inmediatamente —Pero qué rico estás. ¿Puedo comerte la nariz?
Junggi negó entre risas, agitando especialmente el corazón de su padre. Cuando Jimin le veía feliz era capaz de olvidarse de todos sus problemas.
—¿Ya te has lavado los dientes?— preguntó Taehyung y el niño negó con la cabeza —Oh, eso no puede ser. Vamos a cepillarte esos colmillos de vampiro que tienes.
—No tengo.
—¿Cómo que no? Di aaaaa— Junggi abrió la boca y Taehyung comenzó a inspeccionarla. El niño no aguantó más de cinco segundos y se echó a reír por culpa de las divertidas muecas de su tío —Tienes razón, no tienes colmillos. Tienes dientes de bebé.
—No tengo, soy un niño grande.
—Es un niño grande dice— Taehyung miró a su mejor amigo —Voy a llevármelo de aquí antes de que te derritas.
Jimin se rió porque llevaba razón. Cuando Junggi se ponía en ese plan le costaba mantener la compostura. El joven los siguió con la mirada hasta que abandonaron el salón. Entonces comenzó a recoger los juguetes de su hijo. Algunos eran de la juguetería y otros regalos de Sungjae, a quien le gustaba hacerlos a mano.
Un hocico asomó por debajo de una manta verde. Jimin se sentó en cuclillas y la apartó lo suficiente como para ver la cabecita de Mellie junto a la de una gatita.
—¿Todavía seguís aquí?— preguntó sonriente —Os encanta el calor de la chimenea, ¿verdad?
Mellie soltó un estornudo inverso y se volvió a acurrucar junto a Neysa. La gata de Gam Kyungjae había tenido una camada el año pasado y como el hombre no podía hacerse cargo de todos los mininos, le regaló una gatita azul ruso a Jimin.
A pesar del temor a que Mellie pudiera recibirla con recelo, la shiba inu se mostró muy cariñosa desde el momento en el que Neysa pisó el domicilio. Y a día de hoy se habían vuelto prácticamente inseparables.
Jimin le dio un beso a cada una de ellas y las volvió a tapar. A continuación subió al piso de arriba donde encontró a Taehyung secándole la boca a Junggi con una toalla.
—Papi, papi— el niño corrió hacia él para enseñarle lo limpios que tenía los dientes —Mira, mira. Brillan.
—Brillan tanto que no puedo ver— Jimin lo alzó y le dio un sonoro beso en la mejilla, lo que hizo reír al pequeño de manera entrañable —Hora de dormir, pollito.
Taehyung los acompañó hasta la habitación de Junggi y se apoyó sobre la pared mientras veía cómo su padre le ponía un pijama amarillo y lo arropaba cariñosamente en la cama. El cuarto del muchacho tenía una decoración sencilla, con una cama en forma de casa hecha de madera y muebles del mismo material.
—¿Dónde está el tío Seokie?
—Está en el hospital curando a la gente— respondió su padre —Pero me ha pedido que te dé un beso enorme de su parte.
Taehyung sintió culpa al oír el nombre de su amigo. Hoseok le había asegurado varias veces que no podía hacer nada por Changwook, que su enfermedad estaba tan avanzada que era imposible salvarle la vida. Y aun así le había presionado a realizar algo imposible; Taehyung tenía tanto miedo de afrontar la realidad que le había exigido obrar un milagro.
—Tío, Tete— Junggi alzó los brazos —Quiero un beso de buenas noches.
Taehyung no le dio uno sino tres para alegría de niño.
—¿Me lees un cuento?
—Pollito, ya te leído el del patito feo.
—Por favor— Junggi los miró a los dos con ilusión —Por favor. Por favor. Por favor.
—Te lo leeré yo, si a tu padre le parece bien.
Jimin suspiró resignado porque no podía resistirse a la ternura de su hijo. El mayor eligió un libro de la estantería y Taehyung comenzó a leerle la historia de una tortuga gruñona que era amiga de un intrépido conejo.
Junggi no logró escuchar más de dos páginas. A pesar de lo interesante que estaba la trama se durmió muy rápido.
—Te quiero, mi amor— Jimin le volvió a dar un beso en la mejilla —Sueña con cosas bonitas.
Taehyung apagó la luz antes de abandonar el cuarto con su mejor amigo.
—¿Has cenado?— preguntó Jimin —¿Quieres que te prepare algo?
—Solo he venido a darle las buenas noches y a recoger mis cosas.
—¿Tus cosas?— esa respuesta le extrañó —¿Vas a algún lado?
Taehyung señaló hacia el piso de abajo y Jimin comprendió que prefería hablar del asunto en el salón. El mayor le siguió intrigado y se sentó en el sofá donde dormía Neysa. Mellie regresó de beber agua de la cocina y se acomodó sobre el otro sofá, junto a su papá.
—Wookie hyung no está bien. Actúa como si lo estuviera pero sé que no lo está— dijo con un nudo en la garganta —Es mejor que me vaya a vivir con él, no quiero que esté solo. Necesita a alguien que esté pendiente de él.
—Entiendo.
—No te preocupes, vendré todos los días a estar un rato con Junggi— Taehyung le miró dolido —Ni siquiera notará mi ausencia, te lo prometo.
—Junggi estará bien, ahora mismo debes centrarte en tu novio.
—Jin hyung, Kook y ahora Wookie hyung— el menor no pudo retener las lágrimas —¿Por qué toda la gente de la que he estado enamorado se muere? Parece que tengo una maldición...
—No, no hay nada de malo en ti— Jimin se levantó y se sentó a su lado —Es este mundo que es cruel. Tú eres muy especial, TaeTae.
—Perdona, es que— se secó las lágrimas con la manga —Me costó tanto aceptar la muerte de tu hermano que... Cuando decidí seguir adelante sentí remordimientos por estar con Wookie hyung y ahora que siento que encajamos, vuelvo a quedarme solo...
—No estás solo— el mayor lo estrechó entre sus brazos —Nunca vas a estar solo.
—No quiero que muera, es un buen hombre— Taehyung se agarró de su espalda y rompió en llanto —No le ha hecho nada malo a nadie... ¿Por qué tiene que morir? ¿Por qué las buenas personas siempre tienen que morir?
Jimin no tenía respuesta a esa pregunta. Llevaba cuatro años preguntándose lo mismo y no lograba encontrar una explicación. Taehyung logró hallar algo de calma tras pasar unos minutos entre sus brazos. El cariño de su mejor amigo rebajó un poco su ansiedad.
—¿Te puedo pedir un favor, MinMin?
—Por supuesto— Jimin le miró a los ojos —¿Qué necesitas?
—Quiero pedirle a Wookie hyung que se case conmigo. ¿Podrías traerme los papeles?— Taehyung notó el desconcierto en su rostro —No le queda mucho tiempo y quiero que sea lo más feliz posible. Por favor— le apretó la mano —Entiéndeme.
—Lo siento, solo me he sorprendido— le devolvió el apretón —Tienes un gran corazón, TaeTae. Por supuesto que te ayudaré.
El menor sintió alivio por la reacción de Jimin. Changwook no esperaba un paso como ese, ni siquiera le había sugerido que se fueran a vivir juntos. El director conocía su dolor y respetaba su espacio, pero Taehyung también sabía que en el fondo quería mucho más de lo que le pedía. Y ahora iba a dárselo. Aunque solo fuese durante un mes, tres o seis; Taehyung sería su marido, le protegería, le amaría y le haría feliz, tal y como Changwook se merecía.
En cuatro años han sucedido muchas cosas; Hoseok se ha convertido en médico, Taehyung se ha recuperado de su adicción y Jimin se ha adaptado a su vida de padre soltero. ¿Qué es lo que más os ha sorprendido de este capítulo?
¿Qué opináis de la unión entre Eunha y Sungjae? ✨
¿Creéis que Hoseok le dará una oportunidad a Lee Minho? 🤔
¿Qué os parece la decisión de Taehyung de casarse con Changwook? ¿Lo apoyáis o desaprobáis? 👀
¿Cómo les irá a Seokjin y Namjoon? ¿Y Yoongi y Jungkook? La respuesta la tendréis en el próximo capítulo. Cuidaros mucho. 💜
Desde que publiqué el capítulo 51 hay personas que me han contactado para que cambie cierta parte de mi trama. No es la primera vez que sucede, pero como tengo la sensación de que después de publicar este capítulo voy a recibir mensajes similares y ya estoy cansada, me gustaría dejar algo muy claro. Si no os gusta el rumbo que está tomando mi historia, podéis dejar de leerla y ya está. No os molestéis en tratar de imponerme vuestras ideas, no voy a cambiar absolutamente nada.
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