52
Jimin estaba sentado en el sofá del salón con su hijo en brazos. El pequeño se encontraba envuelto en una manta amarilla, durmiendo profundamente, ajeno a la gran sonrisa que cubría el rostro de su padre.
Taehyung apareció por la puerta tratando de hacer el menor ruido posible. El chico dejó unos libros sobre la mesa y se sentó justo al lado del montón.
—¿Más?— Jimin arqueó una ceja —Todavía no has comenzado a leer los otros.
—No son para mí, son para ti. Te he traído unas guías para papás en apuros. Te ayudarán a saber las necesidades de tu hijo, qué debes darle para que crezca sano y qué no debes hacer bajo ningún concepto— Taehyung desvió la mirada hacia el niño —También he dejado varios botes de leche de fórmula en la cocina. Luego iré a buscar otras cosas que vas a necesitar.
—Eres un ángel, TaeTae— dijo sintiéndolo de verdad —Si te soy sincero, no tengo mucha idea de cómo cuidar de un bebé. Hoseok hyung me ha dado muchos consejos, pero hay tantas cosas que tener en cuenta, que me da un poco de miedo no estar a la altura.
—Sé que es un cambio muy brusco pero no te agobies, lo estás haciendo muy bien— sonrió ampliamente —¿Sabes? Sungjae le está haciendo una cuna al peque. Cuando Eunha le dio la noticia le hizo tanta ilusión que se puso manos a la obra.
—No quisiera causarle molestias, sé que tiene mucho trabajo.
—No es ninguna molestia. La cuna colecho que he traído es perfecta para él, pero con el tiempo necesitará algo más grande— Taehyung se sentó a su lado —Todos están como locos con el chiquitín— le tocó suavemente la nariz al bebé —Ha iluminado nuestras vidas de la mejor forma posible.
Jimin estaba de acuerdo. El niño llevaba pocas horas con ellos pero ya había logrado rebajar el pesar en sus corazones.
—¿Sabes decir tío TaeTae?— preguntó en un tono infantil —Di "mi tío TaeTae es el mejor tío del mundo."
—Tiene poco más de cincuenta horas— Jimin frunció el ceño —¿Cómo va a decir eso?
—Mi sobrino es muy inteligente— afirmó cautivado por su miraba —¿Verdad? Eres el niño más listo del mundo. Seguro que vas a crear la cura y nos vas a salvar a todos.
El mayor sonrió al ver las muecas que ponía Taehyung.
—¿Te puedo hacer una pregunta, TaeTae?
—Dispara.
—¿Por qué no estás enfadado conmigo? He tenido un hijo con otra persona y no me has reprochado nada. ¿No estás disgustado?
—¿Por qué debería?— Taehyung dejó de mirar al niño y clavó la vista sobre Jimin —Lo único que has hecho en los últimos quince meses ha sido sobrevivir a un dolor insoportable. ¿Has cometido errores? ¿Y quién no? La vida no es blanco o negro. No te voy a juzgar por haber caído en la depresión y en la adicción. Estoy orgulloso de ti porque has buscado ayuda. Sé que no has vuelto a consumir alcohol y me consta que sigues yendo a terapia sin saltarte ni una sola sesión. Sí, tocaste fondo, te emborrachaste y dejaste embarazada a una chica. No eres el primero ni serás el último en cometer semejante estupidez— Taehyung hizo una breve pausa —¿Sabes lo que realmente me decepcionaría de ti? Que no afrontaras tu responsabilidad como padre. Eso sí me disgustaría y mucho.
—Nunca haría eso— respondió inmediatamente —No soy esa clase de persona.
—Lo sé y por eso no tengo nada que reprocharte— le quitó una pelusilla del cabello —Ya hemos sufrido bastante, ¿no crees? Es hora de que estemos unidos.
—Gracias, amigo.
—Por cierto, ¿has comido?
—No he encontrado el momento— Jimin acarició la mano del niño con cariño —Desde que hemos vuelto del hospital no quiero dejarlo solo. Siento que le podría pasar algo si aparto la vista de él.
—Es normal que te sientas así, todo ha ido tan rápido que debes de estar desbordado. No te preocupes, he hablado con Changwook hyung y se va a encargar por un tiempo de mis clases particulares. Así podré venir antes a casa y echarte una mano.
—No hace falta...
—Shhhh— el menor le tapó la boca con la mano —Los primeros meses son los más duros. Déjame cuidar de ti y de mi sobrino— Jimin asintió con sentimientos encontrados —Bien. ¿Ya has solucionado lo de tu trabajo?
—Wooshik se va a encargar de todo hasta que pueda organizarme mejor.
—Tu mano derecha me cae bien— Taehyung se levantó del sofá —Te voy a hacer algo de comer. Tu hijo no es el único que debe alimentarse.
—Ya me encargo yo, así estiro un poco las piernas. ¿Podrías quedarte con él?
—Pensé que nunca me lo pedirías— Taehyung alzó los brazos emocionado —Ven conmigo, pollito. El tío TaeTae cuidará de ti.
Jimin se lo entregó con cuidado y el menor se acomodó con el bebé sobre el sofá. La sensación que lo invadió mientras lo sostenía fue de puro amor. Taehyung sonrió con tanta felicidad que esa inmensa alegría contagió a su mejor amigo.
—Gracias por cuidar de Junggi.
Taehyung alzó la vista sorprendido por la elección del nombre. Hoseok, Eunha y él habían asumido que lo llamaría Jungkook, pero Jimin había elegido combinar el nombre de su hermano con el de Yoongi.
—Ellos ya no están con nosotros— la expresión del mayor se tornó triste —Pero tú y yo mantendremos su recuerdo vivo— aseguró con un nudo en la garganta —Y cuando mi hijo sea mayor y pregunte por qué se llama Junggi, le contaremos que es por su tío Jungkook y por...— la voz se le quebró —Y por...
Taehyung notó que sus emociones se habían apoderado de él, impidiéndole expresar lo que sentía.
—Que tu hijo lleve parte del nombre de mi hermano es un detalle que jamás olvidaré— Taehyung sintió ganas de llorar —Muchas gracias, MinMin.
Jimin no pudo mantener la compostura y abandonó el salón desolado. El menor no le siguió porque entendía que necesitaba estar a solas.
—Quince meses es mucho tiempo, ¿verdad, Junggi?— Taehyung no se lo había dicho a nadie, pero ya no creía en la posibilidad de que Yoongi y Jungkook siguieran con vida. Su esperanza había disminuido desde que se cumplió el primer aniversario de su desaparición.
La realidad le golpeó en el momento menos esperado, obligándole incluso a recurrir a medicamentos para dormir. Al principio solo tomó unas pocas pastillas, pero pronto aumentó el consumo de ellas considerablemente. En el último viaje a la península hasta se guardó dos cajas de fármacos para uso personal, algo que estaba estrictamente prohibido.
Hoseok y Jimin no sabían por lo que estaba pasando y Taehyung no quería compartirlo con ellos por vergüenza; vergüenza de su propia debilidad; vergüenza de haberse rendido; vergüenza de no ser tan fuerte como creía ser.
—¿Sabes, pequeño? Jungkook habría sido un tío estupendo— afirmó entre lágrimas —Y mi hermano... Independientemente de lo que haya hecho tu papá, estoy convencido de que te habría querido muchísimo— Junggi le agarró el meñique con la mano, lo que provocó una sonrisa en Taehyung —Te prometo que voy a recuperarme. Te prometo que seré el tío que mereces tener— el joven le dio un beso en la frente —No te preocupes por nada. Hay cuatro ángeles en el cielo que cuidan de ti y algún día tu papá y yo te hablaremos de ellos.
Seokjin leyó una vez más el párrafo del libro que sostenía entre las manos. Su mente no fue capaz de visualizar la descripción de Éowyn, cuyo empeño por imaginar su cabello dorado quedó hecho añicos por tercera vez consecutiva.
Namjoon estaba boxeando a unos metros de él, con la camiseta de tirantes empapada en sudor y sus continuos jadeos llegando a sus oídos.
«Que venga el Señor de los Nazgûl y me lleve ahora mismo, por favor»
Seokjin trató de centrarse en la lectura, pero por mucho que lo intentaba, no era capaz de mantener la vista sobre las hojas.
El joven resopló frustrado consigo mismo. En los últimos quince meses habían surgido sentimientos en él de los que no estaba orgulloso. Sentirse atraído por alguien cuyo corazón pertenecía a otra persona era una completa estupidez.
Y aun así no podía evitarlo; no podía evitar mirarle cuando él no le veía; no podía evitar las sensaciones que su presencia le causaban a su cuerpo, a pesar de que sabía que no estaba bien desear al novio de otro.
«Te encanta complicarte la vida, ¿eh? O la muerte. Tienes un don para sufrir a lo tonto»
—¿En qué piensas, hyung?
—Creo que mis padres eran primos porque no es normal que haya salido tan imbécil— respondió ensimismado. Al levantar la vista se percató de que Namjoon estaba justo a su lado —Oh... Eh... Quiero decir...
—Tu humor es tan peculiar— soltó una leve risita.
—Sí, claro— carraspeó, tratando de mantener la compostura. Su amigo estaba empapado en sudor y los músculos de sus brazos le impedían apartar la mirada —Te estás poniendo muy fuerte. ¿Piensas hacerte culturista?
—No, pero de alguna forma hay que matar el tiempo, ¿verdad?— Namjoon se secó con una toalla y tomó un trago de su botella de agua —Además, el ejercicio me ayuda a mantener la cabeza fría y a no hacer alguna estupidez.
—¿Cómo cuál?
—Terminar en la nada— respondió en un tono más serio —Sigo deseando ayudar a Yoongi hyung y a Jungkook, sobre todo ahora que Jimin tiene un hijo. Me parte el corazón que no puedan estar juntos, pero no puedo faltar a la promesa que le hice a Hobi— su mirada se entristeció —Debo ser yo quien lo reciba aquí, aunque eso me convierta en un egoísta.
—No eres egoísta, Namjoon— Seokjin dejó el libro sobre la mesa de jardín —Si no fuera por ti estarían todos muertos. Tu sacrificio les ha dado una segunda oportunidad. Ahora son ellos los que deben seguir su camino, de la misma forma que tú debes seguir el tuyo. Sé que deseas ayudarles, pero el precio es demasiado alto y no voy a permitir que acabes en la nada.
Namjoon bajó la cabeza levemente. Ambos habían acordado mantenerse al margen por el bien de todos y aunque resultaba muy difícil, en el fondo sabía que era la mejor decisión.
—Voy a darme una ducha. ¿Quieres que luego vayamos a ver el atardecer?
Seokjin asintió y su amigo entró en la vivienda. Ir a ver el atardecer, dar paseos por la playa o ciudades deshabitadas, era parte de su rutina y le encantaba; no era algo que no hubiera hecho antes, pero ahora tenía compañía y cada momento se volvía mucho más especial.
Namjoon era un gran conversador. Unas semanas atrás habían pasado horas hablando en el castillo de Neuschwanstein sobre astronomía y poco después recorrieron los jardines de Kawachi Fuji mientras le detallaba el periodo de los Tres Reinos. Nunca le faltaban temas de conversación y cuando Seokjin tenía una duda y Namjoon no sabía la respuesta, la buscaba en los libros, la estudiaba y luego se la resolvía detalladamente.
Quizá esa era una de las razones por las que Seokjin se sentía atraído hacia él. Cuando lo vio por primera vez le llamó la atención, pero solo fue una mera atracción física que había experimentado también con otras personas. Sus constantes ganas de aprender, su forma de hablar y la delicadeza con la que comentaba ciertos temas le habían cautivado, y tras meses de convivencia, se había enamorado de él.
Seokjin se levantó de la tumbona y entró en la casa cabizbajo. Namjoon tenía pareja, aunque no estuvieran juntos la tenía y seguía tan enamorado de Hoseok como el primer día. El mayor se dejó caer sobre el sofá y suspiró profundamente. Si estuviera soltero intentaría enamorarlo pero en esas condiciones no podía dar ese paso. No quería meterse en su relación y menos sabiendo lo buenas personas que eran ambos.
—Oye, hyung.
Seokjin alzó la cabeza y vio a Namjoon cerca del pasillo, con un objeto en la mano y una toalla alrededor de la cintura. Varias perlas de agua cubrían su torso y su pelo estaba completamente mojado.
—Se ha roto la alcachofa de la ducha y como insistes en vivir sin magia, ya me dirás tú de dónde saco yo ahora una nueva.
Seokjin se levantó del sofá tratando de parecer lo más natural posible.
—Puedes crear una nueva pero tendrás que colocarla con tus propias manos.
Namjoon aceptó su sugerencia y desapareció por el pasillo. Seokjin titubeó pero al final le siguió hasta el cuarto de baño. Allí lo encontró poniendo el cabezal en la ducha. La figura semidesnuda de su amigo volvió a captar su atención y aunque se sintió mal por ello, no pudo apartar la mirada.
—A veces preferiría hacer magia— se quejó el menor —Es mucho más fácil.
—Podrías haberlo hecho— Seokjin se fijó en su trasero —Si no me lo dices no me habría enterado.
—No pienso mentirte. Es mejor ser honestos, ¿no?
El mayor tomó esas palabras como un golpe en toda la cara. Namjoon se dio la vuelta y le miró a los ojos. Su mirada penetrante le puso los pelos de punta.
«¡Espera! ¿Acaso lo sabe? ¿Ha notado lo que siento por él?»
—Hyung.
—¿Si?— se tensó —¿Qué quieres?
—¿Puedes irte? Quiero ducharme.
Seokjin se sintió como la persona más tonta del mundo. El joven se rió avergonzado y salió del cuarto dando un leve portazo.
«Si no estuviera muerto desearía estarlo»
Seokjin regresó al salón y se sentó en el suelo, junto al mueble de la televisión. Namjoon no sospechaba nada porque no había nada que sospechar; él solo tenía ojos para su novio.
—Te quiere mucho— murmuró mirando la fotografía de Hoseok —Y entiendo que tú le quieras a él. Es una persona increíble.
—Lo siento... No quería sentir esto por él, pero no te preocupes, lo guardaré en secreto hasta que pueda superarlo. Él ya te tiene a ti y yo... Yo no me voy a meter en vuestra relación. No soy esa clase de persona.
Cuando Namjoon terminó de vestirse buscó a Seokjin para iniciar el viaje. En su orbit podía crear cualquier escenario; Machu Picchu, Angkor, Salar de Uyuni o Sigiriya solo eran ejemplos de la gran capacidad de creación que existía en El Umbral. Y en esta ocasión iban a disfrutar del atardecer en la avenida de los Baobabs, en Madagascar.
Llegar hasta allí fue cuestión de segundos. Ninguno se inmutó por el silencio, al que ya estaban más que acostumbrados. Seokjin desplegó una manta azul cerca de un pequeño lago y tomó asiento.
—Antes noté que estabas mirando mi tatuaje— Namjoon se sentó a su lado —¿Te gustan los tatuajes?
—Bueno... Me gusta el tuyo— contestó con sinceridad —Me hubiera gustado hacerme algo pequeño y significativo, pero creo que ese tren ya pasó.
—Puedo hacértelo yo si quieres.
—¿Cómo?— Seokjin le miró asombrado —¿Sabes hacer tatuajes?
—No, pero me sobra tiempo para aprender— soltó entre risas —Podríamos hacernos unos tatuajes que simbolicen nuestra alianza celestial. ¿Qué te parece?
—No suena mal— el mayor cerró la cesta de picnic y la dejó a un costado —Pero antes de tocar mi cuerpo tendrás que hacerte un experto. No pienso ser tu conejillo de indias.
—Tu confianza me abruma— Namjoon se tumbó y alzó la mirada hacia el cielo —Todo es cuestión de práctica. Así te hiciste tan buen cocinero, ¿verdad?
—¿Intentas elogiarme para que acceda?
—¿Tanto se nota?
La risa de Seokjin contagió a Namjoon. El menor debía admitir que su compañía era extraordinaria y que Yoongi había tenido razón cuando le dijo que se llevaría muy bien con su mejor amigo. Seokjin era agradable en el trato, se preocupaba por su bienestar y siempre trataba de animarle cuando se encontraba mal. En cierta forma le recordaba a Hoseok, quizá por su personalidad alegre y cariñosa.
Los tonos dorados, rojos, naranjas y amarillos comenzaron a adueñarse del cielo, tiñendo incluso las nubes y proporcionando un panorama cálido y bello.
—¿Qué clase de tatuaje te gustaría tener, hyung?
—¿Sigues con eso?— Seokjin apartó la mirada del cielo para fijarla sobre él —No lo sé, pero tengo cinco años para averiguarlo.
—¿Cinco años?
—Es el tiempo que tendrás que practicar dibujo, diseño y técnicas de tatuaje— el mayor notó que cambió de expresión —¿Ves? No lo harás. Es demasiado trabajo.
—Lo haré.
—En una semana te habrás aburrido y lo dejarás.
—¿Qué te apuestas?
Seokjin se mordió el interior de la boca. Se le ocurrían unas cuantas cosas que apostar, pero ninguna era adecuada para compartirla con él. Namjoon notó su extraño silencio y decidió dejar el tema.
La pareja observó como los últimos rayos de sol desaparecían en el horizonte, dando paso a una luna llena cuya luz marcó un camino sobre el agua, provocando cierta nostalgia en Namjoon. El joven pensó en Hoseok, en los años que pasaron juntos y en lo mucho que añoraba su presencia.
Seokjin contempló el rostro de su amigo sabiendo en quién estaba pensando. Sus expresiones siempre transmitían cierta melancólica cuando recordaba a Hoseok.
El mayor volvió a fijar la vista sobre el cielo sintiendo una inmensa tristeza en su corazón. Enamorarse de Namjoon había sido un error y lo sabía. Lo que tenía con Hoseok no era algo superficial, era un amor tan profundo que despertaba en él una gran envidia.
Días después
Yoongi observó el fuego de la hoguera en silencio. Jungkook estaba hablando sobre el pescado asado que habían cenado, pero el mayor apenas le estaba prestando atención.
—¿Hyung? ¿En qué estás pensando?— el maknae bebió un trago de agua de la cantimplora —Estás muy callado. ¿Qué sucede?
—Llevo un tiempo soñando con lo mismo— desveló con un nudo en la garganta —Siempre es lo mismo.
—¿Quieres contármelo?
Yoongi titubeó pero al final accedió a ello.
—Me encuentro corriendo a través de un bosque. La maleza y el follaje son tan densos que apenas me dejan ver. Las ramas de los árboles me golpean, haciéndome pequeños cortes en la piel mientras intento desesperadamente encontrar una salida. Cuando al fin la hallo, veo nuestra casa de Inyeon al fondo de una calle. Las viviendas de la zona tienen un aspecto sombrío, solo la nuestra irradia luz. Al acercarme quiero tomar el pomo de la puerta pero la entrada se abre sola. En el interior suena una melodía alegre. Me acerco hasta el salón y encuentro a Jimin bailando con una mujer cuyo rostro no puedo ver, pero de igual manera sé que posee una deslumbrante belleza. Jimin sonríe y la mira con tanto cariño, que su actitud me impide dar un paso hacia él. Dos niñas aparecen corriendo desde la sala de música, de unos cuatro y cinco años de edad. Jimin deja de bailar para alzarlas en sus brazos. Entonces me fijo en que la tripa de la mujer es enorme. Jimin suelta a las niñas y se inclina para darle un beso al bebé que está creciendo en su vientre. Su vista se desvía hacía la mía por primera vez. Quiero decirle muchas cosas, pero no siento las fuerzas necesarias para pronunciar palabra. Cuando por fin me veo con valor para hablar, Jimin cierra la puerta del salón bruscamente y de repente me vuelvo a encontrar en el bosque, rodeado de árboles, maleza y silencio.
Jungkook quiso tomarle de la mano o darle un abrazo, pero la voz de Yoongi sonaba tan débil que creía que cualquier muestra de afecto le haría llorar.
—Hay algo más, ¿verdad?— asumió tras ver su expresión —¿Y el otro sueño?
—Es igual hasta que entro en casa— carraspeó, tratando de mantener la compostura —En lugar de ver a Jimin bailando, lo encuentro dentro de una caja de pino, con las manos sobre el pecho, rodeado de personas cuyos rostros tampoco puedo ver. A diferencia del otro sueño, en este puedo acercarme a él, pero tampoco tengo fuerzas para hablarle. Su rostro es viejo, su expresión triste... Y aunque hay mucha gente a su alrededor, nadie parece realmente afectado por su pérdida. No se muestran como si estuvieran en un funeral. Creo que soy el único al que le duele su muerte...
—Solo es el miedo proyectándose en tus sueños— Jungkook le miró detenidamente —Es el miedo que tienes de regresar a Inyeon y encontrarlo casado o muerto.
—Un miedo que podría cumplirse— Yoongi agarró la botella de alcohol y tomó otro trago —Míranos, estamos en otra isla desierta, sin apenas combustible y obligados a regresar una vez más a la península. ¿Cuántas veces vamos a tener que hacer esto? ¿Cuántos años van a tener que pasar antes de que logremos reunirnos con ellos?
—No importa el tiempo que pase, tú mismo lo has dicho mil veces. Debemos volver, debemos encontrar Inyeon aunque nos lleve toda la vida.
—Siento que me estoy olvidando de él... No recuerdo el tacto de su piel... No recuerdo a qué olía... ¿Y si también me olvido de su voz? ¿Y si me olvido de su rostro?
Jungkook notó que Yoongi no le estaba escuchando o quizá no podía; el dolor mezclado con el alcohol no eran una buena combinación. El maknae se sentó a su lado y deslizó el brazo por su espalda, apoyando su cabeza suavemente sobre su hombro.
—Nunca te olvidarás de él, hyung. Ni de cómo te hizo sentir en todo el tiempo que estuvisteis juntos— Jungkook agarró la botella pero Yoongi se resistió a soltarla —¿Puedo beber un poco?
Esa pregunta suavizó la actitud del mayor.
—Te voy a pedir una cosa— Jungkook dejó la botella a un lado —Esta noche quiero que estés triste, que llores, que te enfades, que sueltes todas las emociones que llevas guardándote desde hace meses, porque mañana te necesito fuerte, hyung. Te necesito fuerte y centrado.
—Estoy cansado... Estoy muy cansado...
Jungkook cerró los ojos aliviado al oír su llanto. El menor se tumbó con él sobre la arena, arropándolo con sus brazos y permitiéndole apretar su rostro contra su pecho.
Yoongi no pudo retener las lágrimas al sentir las caricias del maknae. Estaba agotado, física y mentalmente, estaba dolido por los continuos fracasos, estaba hastiado por no lograr su objetivo y sobre todo estaba desesperado por volver a casa.
Echaba de menos tocar el piano para Eunha, hablar de cualquier tema con Hoseok, cocinar junto a Taehyung y sacar de paseo a Mellie. Echaba de menos oír sus voces y sus risas, pero sobre todo echaba de menos estar con Jimin.
Yoongi no podía dejar de pensar en la última vez que estuvieron juntos. No podía dejar de darle vueltas a la decisión que tomó aquella noche. ¿Y si hubiera salido hacia la península con Jimin en lugar de Jungkook? ¿Y si hubiera aceptado que su novio fuera con él? Ahora el maknae estaría con Taehyung y Jimin estaría a su lado. El dolor para los cuatro sería menos desgarrador, incluso si él y Jimin no regresaban a casa.
—Lo siento mucho— Yoongi se arrepentía de muchas decisiones que había tomado en su vida, pero ninguna le pesaba tanto como esa —Deberías estar con Tae. Lo he arruinado todo...
—No has arruinado nada, hyung. No te culpes por esta situación, ni tú ni nadie podría haber predecido lo que ha pasado.
—Tengo la culpa... Aunque digas que no, yo decidí venir...
—No tiene sentido que te machaques por esto— Jungkook le alzó el rostro pero Yoongi evitó su mirada —Vamos a volver con ellos y cuando llegue ese día, estaré a tu lado, hyung. Estaré ahí para ti de la misma forma que tú estarás para mí, porque eso hace la familia.
El mayor volvió a buscar refugio entre su pecho. Jungkook lo abrazó deseando poder erradicar su dolor. Al alzar la mirada hacia las estrellas pensó en Taehyung y en qué estaría haciendo en ese momento. Siempre pensaba en él y en cómo habría cambiado su vida desde el día en que se fue de su lado.
Taehyung se sobresaltó por culpa del despertador. El chico lo apagó de un manotazo ignorando los murmullos de Jimin, que dormía profundamente a su lado.
—Hora de alimentar a Junggi— dijo tras soltar un largo bostezo —Venga, papá. Levanta ese culo gordo de la cama— Taehyung encendió la lámpara de mesa —Tu hijo tiene hambre.
—Ya voy, Junggi— balbuceó adormecido —Ya voy, mi amor...
—Vaya pintas— se rió porque tenía los pelos revueltos —Estás para hacerte una foto.
—Tengo la sensación de que he dormido cinco minutos— Jimin se frotó los ojos —¿Quieres preparar el biberón?
—Por supuesto que quiero.
El mayor se giró hacia la cuna colecho para tomar a Junggi en brazos, pero la cuna estaba vacía.
—¡Taehyung, mi hijo no está!
Taehyung, que se estaba poniendo las zapatillas de andar por casa, apenas pudo reaccionar. Jimin salió del dormitorio a toda prisa y encendió las luces del pasillo con manos temblorosas. Agitado miró en todas las direcciones, pero las puertas de las demás habitaciones estaban cerradas y el niño no aparecía.
El sonido de unas voces llamó su atención. Taehyung lo agarró del brazo y tiró de él hacia las escaleras. Pronto se percataron de que la luz de la cocina estaba encendida. La pareja encontró a Eunha sentada sobre una silla, con el bebé en brazos. Hoseok estaba a su lado, haciéndole carantoñas.
Jimin resopló aliviado, aunque todavía tenía el corazón desbordado por el susto.
—¿Estáis locos?— bramó Taehyung —¡Creía que alguien había secuestrado a mi sobrino!
—Lo siento, no pretendía asustaros— se disculpó Eunha —Acabamos de llegar del trabajo y como es su hora de comer y estabais durmiendo, pensé que estaría bien si le daba yo el biberón. Además, me moría de ganas por estar un rato con Junggi. Es tan adorable.
—No pasa nada— Jimin se acercó algo más calmado —¿Hay que cambiarle?
—No, ya lo he hecho yo— Hoseok se señaló a sí mismo con el pulgar —¿Y sabéis qué? Junggi me ha dicho que soy su tío favorito.
—No mientas, Satanás— Taehyung puso los brazos en jarras —Su tío favorito soy yo.
—¿Tú?— soltó con recochineo —En otra dimensión, quizá.
—Ya están otra vez— Eunha le entregó a su hijo con mucho cuidado —Menos mal que solo tiene una tía, así no tengo que pelearme con nadie.
—Gracias, Eunha— Jimin le dio varios besos al niño —¿Has comido bien? ¿Estaba rico?— Junggi le miró a los ojos y emitió sonidos guturales —Eso es un sí, ¿verdad?— su sonrisa se agrandó —Es hora de volver a dormir, pollito.
—Por cierto— Eunha sacó una cámara de su bolso —Sojung unnie me ha regalado una polaroid. Venga, poneros todos juntos. Os haré una foto.
—No jodas— Taehyung soltó una carcajada —Ahora tus pelos quedarán retratados.
Jimin ignoró las burlas deliberadamente. La idea de hacerse una foto con su hijo le tenía demasiado entusiasmado como para entrar al juego. El joven se colocó en el centro junto a Junggi mientras Hoseok se situó a su derecha y Taehyung a su izquierda. Eunha les tomó varias instantáneas y luego la sustituyó Taehyung, para que la muchacha también pudiera salir en ellas.
A pesar de las risas por el cabello de Jimin, todos sintieron un profundo vacío cuando repasaron las imágenes. La ausencia de Yoongi, Namjoon y Jungkook seguía pesando mucho sobre ellos.
La esperanza de Taehyung se ha desvanecido y el dolor de la pérdida le ha llevado a caer en un círculo vicioso y peligroso. ¿Podrá Junggi darle consuelo e impulsar que salga de esa dependencia? 🥺
Seokjin se ha enamorado de Namjoon pero Namjoon sigue enamorado de Hoseok. ¿Qué pensáis? ¿Debería hacer caso omiso y buscar suerte o respetar lo que hay entre Hoseok y Namjoon? 🤔
Cada minuto que pasa incrementa el miedo de Yoongi a que su regreso llegue demasiado tarde y no pueda recuperar la vida que tenía. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para reunirse con sus seres queridos? ¿Se cumplirá su sueño? 👀
¡Feliz año nuevo! ✨ ¿Cómo está siendo vuestro primer día de 2021? Espero que todo vaya muy bien. ¿Cuál ha sido la primera canción que habéis escuchado? Yo he iniciado el año con Life Goes On. 🎶 Cuidaros mucho. Os mando muchos besos y abrazos. 💜
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