47
Yoongi y Jungkook esperaron hasta que Sookja entró en su cuarto. Después de aguardar junto a la puerta por varios minutos, salieron del dormitorio con la intención de inspeccionar la casa.
Los portavelas no daban demasiada luz pero iluminaban el camino lo suficiente como para no chocar contra los muebles. Las máscaras de las paredes creaban aún más inquietud con la tenue iluminación, y las sombras, que bailaban alrededor de las miradas y sonrisas de la siniestra decoración, provocaron cierta incomodidad en ambos.
La sensación que percibieron por el pasillo era cada vez más sofocante. Encima el viento en el exterior azotaba con tanta violencia que daba la impresión de que rompería las ventanas.
La pareja no se distanció el uno del otro mientras examinaban la cocina. En los armarios no encontraron nada sospechoso y el cuarto de baño también estaba libre de cualquier anomalía. Cuando pisaron el salón y tampoco detectaron nada fuera de lo común, Yoongi comenzó a cuestionarse sus sospechas.
«Quizá ha dicho la verdad y solo estoy buscando una razón para desconfiar de ella»
Jungkook dio varias vueltas por el comedor. Cada vez que pisaba la alfombra de flores, situada a poca distancia de la mesa, surgía un extraño sonido. El maknae apartó la tela y debajo encontró una vieja trampilla.
Yoongi se quedó tan impresionado como su amigo con el descubrimiento. Mientras el mayor le alumbró con las velas, el menor se encargó de abrirla con mucho cuidado.
—No se ve nada— susurró Jungkook tratando de distinguir algo entre la oscuridad —Tendremos que bajar.
—Iré primero.
El maknae quiso protestar pero la mirada de Yoongi le indicó que no era negociable. Si había algo peligroso en aquel sitio no iba a permitir que Jungkook fuera el primero en averiguarlo.
Yoongi le entregó uno de los dos portavelas de los que disponían y comenzó a bajar por la escalera.
«Doce escalones. Es profundo»
La luz de la vela fue desvelando lo que parecía una habitación oculta bajo la casa. No había ni ventanas ni otras puertas que llevaran a otros cuartos, únicamente cuatro paredes plagadas de armarios.
«¿Por qué hace tanto frío? Me estoy congelando»
Yoongi caminó hacia el fondo de la habitación justo cuando Jungkook bajó por las escaleras. El menor lo encontró enfrente de un viejo armario, cuyas puertas mostraban un aspecto bastante deteriorado.
—¿Qué es este sitio, hyung?
Yoongi no respondió a la pregunta. Ni él sabía a qué clase de sitio habían ido a parar. A pesar del malestar se obligó a abrir el armario de par en par.
Unos veinticinco tarros de cristal de diferentes medidas aparecieron ante sus ojos. Nueve de ellos tenían etiquetas con nombres asignados y en el interior de cada recipiente se podía hallar un hueso humano.
—Bonhwa, Ayumi, Geun, Chunja, Hanna, Inhye, Changho, Ohseong y Ling— Jungkook susurró los nombres de las etiquetas —¿Qué demonios es esto?
Yoongi sintió ganas de vomitar. Los huesos de los tarros eran diferentes, como si el responsable hubiera elegido minuciosamente cuál debía guardar. Conmocionado por el descubrimiento se obligó a abrir el armario que tenía a su derecha, donde encontró algo similar.
Los siete tarros contenían distintas partes del cuerpo humano, sumergidos en una especie de líquido rojizo. También contaban con etiquetas pero a diferencia de las del otro armario, en estas se repetía el mismo nombre.
—Hangyeol— Jungkook frunció el ceño —¿Quién es Hangyeol?
—El pollo que sirvió en la cena— respondió horrorizado —Los nombres pertenecen a las personas que ha descuartizado.
Jungkook sintió un tremendo escalofrío. Al desviar la mirada hacia el tarro de su izquierda notó que contenía ocho dedos pero los pulgares no estaban entre ellos.
—Tenemos que salir de aquí ahora mismo— Yoongi lo agarró del brazo —Vámonos, Jungkook.
El menor no le llevó la contraria. Prefería salir en plena noche a pasar un minuto más en aquella granja. La pareja subió inmediatamente por las escaleras notando la tensión a flor de piel.
Al asomarse Yoongi a la superficie vio que Sookja estaba en el comedor, apuntándole con un arma.
—¡Salid de uno en uno y no deis ni un paso más!— exigió la mujer, que ahora no usaba un tono amable sino uno mucho más brusco y autoritario —¡Sois unas cucarachas desagradecidas!
Yoongi y Jungkook se quedaron estáticos. A pesar de la impresión hicieron lo que les ordenó y se colocaron a un lado de la trampilla.
—Os he ofrecido mi casa, os he dado refugio, comida e incluso la ropa de mi marido. ¿Y así me lo agradecéis? ¿Rebuscando entre mis cosas?
—¿Quién es esa gente?— quiso saber Jungkook, atrayendo su mirada fría —Hangyeol, Ayumi y los demás. ¿Quiénes son?
—Desagradecidos a los que traté como hijos. Desagradecidos que quisieron abandonarme— escupió con profundo asco —Cuando inició el fin del mundo, la gente comenzó a morir y algunos pocos llegaron hasta aquí en busca de refugio. Al principio les di de lo que tenía pero con el tiempo las gallinas, las vacas y los cerdos se acabaron y ya no pude servirles lo que deseaban.
—¿Por esa razón decidió matar a sus invitados?— Jungkook no daba crédito —¿Para servírselos a otros y así mantenerlos a su lado?
—¿Y qué les iba a servir si no? ¿Sabéis lo que es la soledad? ¿Sabéis lo que es vivir sin tener a nadie con quien hablar?— Sookja apretó el arma con manos temblorosas —Si les daba de comer se quedaban, pero días después siempre terminaban descubriendo de dónde provenía la carne y se querían marchar. Menudos hipócritas, ¿no?— sonrió de forma siniestra —Les gustaba lo que comían, disfrutaban de cada mordisco que tomaban pero luego se escandalizaban y huían.
Yoongi trató de mostrarse sereno y no expresar el tremendo rechazo que le provocaba aquella mujer. Si no hubiera estado armada le habría dicho unas cuantas verdades pero como estaban en desventaja, debía proceder con cautela.
—¿Quién en su sano juicio dejaría marchar a un cerdo bien cebado? No merecían mi piedad. Así que los maté y los conservé hasta recibir a los siguientes invitados.
—En realidad es muy ingenioso lo que hace— opinó Jungkook con una calma absoluta —¿Cómo conserva la carne? He notado que abajo hace mucho frío y también que está sumergida en una especie de líquido rojizo. De esa forma no se echa a perder, ¿no?
—Eres vegetariano, ¿por qué te iba a parecer bien lo que hago?
—La mayoría de los carnívoros son hipócritas— se encogió de hombros —Si sirven como alimento para otros humanos, no veo el problema.
La serenidad del maknae le puso los pelos de punta a Yoongi. Aunque sabía que era una táctica para ganar tiempo, su lenguaje corporal era muy convincente.
—Tiene razón. Nos hemos pasado al inspeccionar su casa. Por desgracia hemos vivido momentos muy difíciles y la gente no ha sido muy amable con nosotros— explicó con la misma tranquilidad —Le pido disculpas por nuestra falta de juicio.
—¿Estás tratando de engañarme, niño?— Sookja le apuntó a la cabeza pero Jungkook ni parpadeó —¿Crees que así os dejaré vivir?
—Es su decisión, no la mía. Puede matarnos, meternos en un bote de cristal y ponerle nuestro nombre o puede dejar que vivamos con Usted. Somos vegetarianos, no comemos carne, pero podemos hacerle compañía y ayudar a matar a otras personas para que pueda seguir disfrutando de su estilo de vida.
Yoongi notó que Sookja se lo estaba pensando, como si Jungkook hubiese tocado la tecla correcta para hacerla dudar.
—Tengo una condición. Uno de vosotros tendrá que sacrificarse por el otro y deberá comer de su carne como prueba de su lealtad.
Por un instante el salón se quedó en completo silencio. Ninguno de los dos había contado con semejante respuesta.
—¿Qué decís?
Yoongi se giró hacia Jungkook y le miró fijamente a los ojos. El maknae no sabía qué hacer, ya no se le ocurría con qué ganar más tiempo. Para su sorpresa, Yoongi lo agarró de la nuca y le besó en los labios. Jungkook se sobresaltó e hizo un amago tratando de alejarse pero su amigo lo sujetó con fuerza, evitando que pudiera apartarse. Tras unos segundos lo soltó y se retiró unos pasos.
—Máteme a mí pero júreme que mi novio estará a salvo.
Jungkook tuvo que contenerse para no soltar una palabrota. Era evidente que Yoongi tenía un plan en mente pero no lograba entender de qué se trataba.
—¿Tu novio?— Sookja se mostró sorprendida —¿Sois novios?
—S-Sí, sí, somos novios— Jungkook intentó seguirle el juego al notar la intensa mirada de Yoongi —Estamos juntos desde hace mucho tiempo. B-Bueno, desde que nuestros padres se enteraron y nos echaron de casa— el menor trató de profundizar en su historia ficticia —No aceptaban nuestra relación y nos prohibieron vernos, pero no les hicimos caso, no podíamos. Nos queremos, ¿entiende? Perdimos a nuestra familia y nos fuimos de Busan para estar juntos y poco después sucedió todo esto... Hemos sobrevivido porque estamos juntos.
Yoongi notó que Sookja estaba distraída, justo como había previsto. El joven utilizó la pequeña distracción para tomar un frutero de ceramica de la mesa y lanzárselo a la anciana. El objeto impactó en su rostro pero no impidió que la mujer dispararse el arma.
Jungkook corrió hacia ella y le quitó la escopeta bruscamente de las manos. Sookja intentó defenderse pero fue en vano dada la fuerza del menor. El chico la arrastró del cuello hacia la abertura y la empujó por las escaleras sin vacilación. A continuación cerró la trampilla y le puso el seguro ignorando los gritos de la anciana. Después la tapó con la alfombra, tomó la mesa del comedor y la movió hasta posicionarla encima. La voz de Sookja quedó completamente aislada bajo la madera.
—¡Hyung!— Jungkook advirtió que Yoongi se había quitado la camisa y que la sangre cubría el costado izquierdo de su abdomen —¿Te ha alcanzado?
—Solo es un rasguño pero sangra mucho— el mayor apretó la camisa contra la herida —Creo que me vas a tener que dar unos cuantos puntos.
El maknae se apresuró hacia la cocina en busca de un botiquín de primeros auxilios. Yoongi tomó asiento sobre el sofá del salón, dolorido por el impacto de la bala. Aunque apenas había rozado la carne, el dolor resultaba muy intenso.
Jungkook regresó con varias cosas entre las manos. Yoongi notó que estaba muy agitado, probablemente porque no disponía de anestesia y nunca había cosido una herida.
—Esto te va a doler, hyung— el maknae le acercó una botella de alcohol —Toma un poco.
—Gracias— Yoongi se la llevó a la boca pero al ver el rostro pálido del menor se la ofreció primero —Bebe un trago— Jungkook no dudó y siguió su consejo —No importa si me queda cicatriz, eso es lo de menos. Límpiala, cósela y no te preocupes por el dolor.
—De acuerdo— el menor le devolvió la botella y aguardó hasta que Yoongi tomó de ella —Oye... ¿Por qué has...?— carraspeó incómodo —El beso y lo de ser novios... ¿Por qué has hecho eso?
—Por las fotos. Hay muchas fotos de su hijo en el salón y en varias sale en actitud cariñosa con otro hombre— Yoongi bebió un poco más de soju —Si fuera homófoba no tendría tales imágenes en su casa, expuestas a la vista de todos. Así que pensé que si veía a otra pareja homosexual, le traería recuerdos de su hijo y eso la distraería.
—Joder, no se te escapa nada— Jungkook se puso unos guantes y comenzó a desinfectar la herida —Cuando me besaste me quedé en blanco. Por un momento pensé que te habías vuelto loco.
—Lo siento— se apoyó contra el respaldo —No se lo cuentes a Tae o me echará de casa.
—¿Solo a ti? Como le diga que dormimos en un sex shop y luego nos besamos en una granja para evitar que una anciana caníbal nos asesinara... ¿Cuánto tiempo crees que tardaría en lanzarme por la ventana?
—Menos de lo que vas a tardar en coser la herida.
—Exacto— Jungkook le entregó una cuchara de madera —Voy a empezar.
—No creo que la necesite.
—Hazlo por mí, hyung.
Yoongi se metió la cuchara en la boca. Jungkook se veía nervioso y no quería causarle más estrés. El joven mordió la madera en cuanto sintió la aguja traspasando su piel. El dolor fue tan intenso que no pudo controlar el impulso de maldecir en alto.
—P-Perdón...
—Sigue...
Jungkook trató de centrarse en su cometido aunque no fue fácil ignorar el sufrimiento de su amigo. Al principio titubeó, incluso estuvo a punto de soltar la aguja de los nervios, pero Yoongi contaba con él y ese hecho le impulsó a encontrar el valor para continuar con su tarea.
El mayor recibió diez puntos en el costado sin anestesia y apenas se quejó. Le dolió, mucho además, sin embargo temía que Jungkook se desmayara si mostraba todas sus emociones y por eso se aguantó.
—¿Cómo te encuentras, hyung?
—De maravilla...
—No ha quedado tan mal— Jungkook limpió la sangre con sumo cuidado y colocó una gasa sobre la herida —Has aguantado muy bien.
—Cuando volvamos a Inyeon puedes trabajar con Hoseok.
—Ah, no— el maknae frunció el ceño —Paso, paso.
Su expresión hizo sonreír a Yoongi. Mientras le vendaba el abdomen pensó en Jimin, lo que calmó un poco su ansiedad.
—Esto ya está— Jungkook se quitó los guantes —Es mejor que pasemos aquí la noche. La vieja no puede salir y tú no estás para viajar ahora mismo.
Yoongi no quería quedarse en la granja pero también sabía que el maknae tenía razón. La noche era muy peligrosa y más en terreno desconocido. Además se habían tenido que desprender de las mochilas por el camino y no quería irse sin recuperarlas.
La pareja subió al piso de arriba y se acostó en la cama del hijo de Sookja. Desde que estaban en la península, cada día amenazaba con ser el último y esa tensión por continuar con vida los tenía agotados.
Yoongi y Jungkook se quedaron dormidos a los pocos minutos mientras la anciana yacía sobre un charco de sangre, gritando desde el fondo de la granja, sumergida en la más profunda desesperación.
Jimin se encontraba en una esquina del suelo de su dormitorio, sujetando una botella de Bourbon mientras su vista deambulaba por el cuarto. Eran las seis de la tarde, o quizá las siete, en realidad no lo sabía.
El chico se llevó la botella a los labios pensando una vez más en todo lo que le carcomía. Llevaba seis meses esperando el regreso de sus seres queridos, seis meses viviendo con el corazón en un puño, entre la incertidumbre y la esperanza. Había tratado de mantenerse positivo durante más de 175 días, buscando constantemente un motivo para creer que Yeonjun se había equivocado.
No quería cometer el mismo error que cometió cuando creyó que había perdido a Yoongi en el centro comercial y en su desesperación estuvo a punto de dejarse morder por un infectado. Jimin quería tener esperanza; quería creer en su novio y quería creer en su hermano, pero con el paso del tiempo la desesperanza lo alcanzó pese a sus esfuerzos.
Jimin creía firmemente en que Jungkook conocía las coordenadas de la isla y aunque sabía que encontrar un barco podría resultar complicado, veintiséis semanas era demasiado tiempo para no haber regresado. Eso le llevó a la conclusión de que podrían haber muerto o que quizá Yeonjun había tenido razón desde el principio y no quiso verlo.
Y así surgió la duda que no le dejaba vivir. ¿Estaban ambos en El Umbral o se habían convertido en infectados?
Jimin no supo la respuesta hasta anoche, cuando una conocida lo visitó para entregarle una tarta. El joven no la recibió con segundas intenciones, ni siquiera pensó en acostarse con ella. Fue un imprevisto, algo que surgió provocado por el alcohol, aunque apenas lo recordaba. Lo único que recordaba con claridad era la mirada de la chica; una mirada tan triste y llena de dolor que se parecía mucho a la suya.
El joven volvió a tomar otro trago. Su novio estaba muerto, hacía días que lo había aceptado y por ende no era una infidelidad. Aún así, en lo más profundo de su corazón, sentía que le había traicionado.
Jimin dejó la botella en el suelo. Ahora tenía la certeza de que no estaban en El Umbral; el silencio de Yoongi demostraba que eran infectados y sus ganas de vivir se habían esfumado del todo tras llegar a esa conclusión. Yoongi y Jungkook podrían estar deambulando por cualquier parte de la península. Buscarlos sería como buscar una aguja en un pajar, era prácticamente imposible dar con sus cuerpos. Y eso significaba que jamás se volverían a ver, que jamás se reuniría con ellos en el más allá.
Jimin se levantó del suelo con lágrimas en los ojos. Había fracasado como hermano, como primo y como novio. Había demostrado ser alguien inservible que no sabía proteger a su familia.
Afligido miró hacia el marco de su mesilla. La fotografía de Seokjin, Yoongi y Taehyung era lo único que le quedaba, la única imagen que tenía de Yoongi y esa realidad le hizo romper en llanto.
La voz de su padre comenzó a atormentarle en su mente como llevaba sucediendo semanas. Las imágenes de Hyunwoo tratando de abusar de él se mezclaron con las de su madre, Jaehwa, convertida en infectada, pudriéndose dentro de un cubículo de cristal. Jungkook apareció de niño en el próximo fragmento pero un sonido cambió el escenario y Jimin se vio a sí mismo disparando a Namjoon en la cabeza.
«Para»
Jackson se mostró en la siguiente toma, desangrándose entre los brazos de su primo. Jungkook continuó surgiendo desde distintos ángulos, sonriendo o poniendo caritas y siempre llamando a su hermano mayor. Los cuerpos sin vida de Sooyoung, Jihyo, Yerim y Jihoon se presentaron en un fondo rojo y negro, incrementando la ansiedad en Jimin.
«Para»
En un instante todo se volvió gris. Poco a poco la imagen comenzó a cobrar color. Seokjin y Yoongi pasaron a su lado, caminando hacia un barranco. Jimin no pudo hacer otra cosa que ver cómo se precipitaban hacia el vacío. El chico corrió detrás de ellos hasta detenerse junto al precipicio. Al mirar hacia abajo vio que el cuerpo de Jungkook, convertido en infectado, yacía sobre un campo de crisantemos blancos.
«Por favor, para»
Un golpe contundente le trajo de vuelta a la realidad. Al bajar la vista se encontró con sus brazos ensangrentados. Jimin se había arañado con tanta saña que tenía múltiples heridas en la piel.
—MinMin, ¿puedo entrar?
—¡Un momento!— Jimin abrió el armario a toda prisa y se puso una chaqueta de cuero sobre la camiseta —Ya.
El menor entró acompañado de Hoseok, lo que le indicó que iba a recibir una reprimenda. La pareja contó hasta tres botellas de alcohol tiradas por el suelo del dormitorio. Ese detalle no pasó desapercibido para el hermano de Jungkook.
—Llevas emborrachándote los últimos días en una isla en la que no sirven más de tres copas por semana— Taehyung se cruzó de brazos —¿De dónde has sacado el alcohol?
Jimin no contestó. Había hallado el mueble bar de su padre detrás de la librería de la sala de música, pero no se lo iba a decir a ninguno de los dos.
—Tienes un problema con el alcohol— Hoseok le miró muy preocupado —No puedes seguir por este camino. Tienes que volver a controlar tu vida.
—Dijo el suicida— replicó con cierta brusquedad —Tiene gracia.
Taehyung quiso reprocharle sus palabras pero el mayor lo impidió.
—Tienes razón, yo no soy ejemplo de nada— respondió en un tono sereno —Mi vida es un desastre pero estoy intentando encontrar una razón para continuar aquí con vosotros y estoy luchando cada día para lograrlo.
Taehyung le agarró del brazo en señal de apoyo. Hoseok agradeció ese pequeño gesto desde el fondo de su corazón.
—Queremos ayudarte. Por favor, MinMin. Necesitas ayuda.
—Si queréis ayudarme entonces dejadme en paz.
—No vamos a hacer eso— Hoseok se mostró tajante —Quieras o no, te vamos a ayudar.
Jimin no dijo nada más, solo apartó a Taehyung de su camino y salió del dormitorio.
—¿Has visto eso?— el menor se quedó atónito —Nos sigue evitando.
—La adicción es difícil de tratar— Hoseok se sentó sobre la cama —Debemos encontrar su escondite. Jimin no puede seguir bebiendo de esa manera, aunque se enfade con nosotros, es demasiado peligroso. No quiero tener que tratarle de un coma etílico y va por ese camino si no le obligamos a parar.
—Joder... Todo se ha ido a la mierda— Taehyung le dio una patada a una de las botellas —Seis meses sin ellos y estamos completamente perdidos...
—El dolor es demasiado complejo— Hoseok contempló la fotografía de la mesilla —Jimin ha aguantado mucho pero en algún momento tenía que estallar. Me preocupa que caiga en una profunda depresión y lo perdamos para siempre.
—Los tres estaremos bien, hyung— se sentó a su lado —Encontraremos la manera de ayudarle antes de que regresen. Te lo prometo.
Hoseok se forzó a sonreír. Taehyung era el único que todavía afirmaba que estaban vivos. El mayor no sabía si lo creía de verdad o era su forma de evadir una situación que le superaba. No obstante, a Hoseok le preocupaba su reacción cuando tuviera que afrontar la realidad.
Jimin entró la taberna Cíclope y se sentó en una de las mesas del fondo. Había poca gente en el establecimiento, unas diez personas como mucho, lo que le extrañó un poco.
—Hola, hyung— Huening Kai se acercó para tomar nota —¿Qué te pongo?
—Un whisky.
—Ah, lo siento, pero ya te has tomado las tres copas que te corresponden esta semana— explicó algo nervioso —¿Puedo servirte otra cosa?
—Entonces ponme las de la semana que viene.
—No puedo hacer eso. Tenemos que seguir ciertas normas, no puedo saltármelas.
—¿Por qué no?— insistió Jimin —No te estoy pidiendo que mates a alguien, solo te estoy pidiendo que me adelantes unas copas.
El menor notó la mirada severa con la que su tía lo observaba desde la barra.
—Lo siento, hyung— hizo una reverencia —No puedo.
Jimin no se molestó con él, aunque le fastidió sabía que Kai solo hacía lo que le decían. El joven cerró los ojos cansado; ahora tendría que esperar hasta la madrugada para volver a saquear el mueble bar.
—Las reglas son un inconveniente cuando te gusta disfrutar de un buen licor— un chico de veinte años se sentó en su mesa —No es que no lo entienda, el concejo es muy estricto con estas cosas, pero un poco de alcohol no hace daño a nadie, ¿verdad?
Jimin desvió la mirada irritado. No era la primera vez que Ha Geon intentaba acercarse a él. Por alguna extraña razón no le caía bien.
—Conozco un sitio donde puedes beber hasta saciarte.
—¿Qué sitio?— Jimin arqueó una ceja —¿De qué hablas?
—Te lo muestro si llegamos a un acuerdo.
—¿Acuerdo de qué?
—Quiero un puesto en el concejo— desveló para sorpresa de Jimin —Mi familia ha invertido mucho dinero en Inyeon y se merece estar en lo más alto.
—No puedo ayudarte. Las decisiones se toman en conjunto, no en solitario.
—Por eso necesito tu apoyo. Hong Dahye y Jang Myungsoo están de mi lado. A Gam Kyungjae podríais convencerle entre los tres, sé que a ti te tiene mucha estima.
—¿Quieres sustituir a Choi Wooshik?
—No me malinterpretes, no tengo nada contra él, simplemente no encaja en nuestra manera de ver la vida. Creo, no, estoy convencido de que Inyeon ganaría mucho más con un Ha en el concejo.
Jimin se quedó callado. Wooshik era una de las pocas personas que se habían preocupado por Yoongi y Jungkook e incluso había estado pendiente de él y de su familia durante los últimos seis meses. Que quisiera reemplazarlo precisamente a él le pareció bastante sospechoso.
—¿Están Jang y Hong al tanto de tu propuesta?
—No, la verdad es que llevan meses dándome largas— Geon torció el gesto —Por eso acudo a ti. Mi padre solía hacer negocios con el tuyo y eso me dice que tú y yo podemos entendernos.
—¿No te parece que salgo perdiendo?— Jimin le miró sin expresión alguna —Tú te llevas un puesto en el concejo y yo unas botellas de alcohol— se levantó de la silla —No suena muy tentador.
—No es solo eso— se alzó rápidamente —Estarías dentro del círculo.
—¿El círculo?— repitió confuso —¿Esto es algún rollo illuminati?
—Cuando lo veas en persona estoy seguro de que aceptarás mi propuesta— Geon señaló hacia la puerta —Acompáñame.
Jimin no tenía ni idea de lo que estaba hablando pero algo en su mirada encendió su curiosidad. El hermano de Jungkook lo acompañó hasta el exterior pensando en su oferta. En realidad desconocía si todo era una trampa de Jang Myungsoo o de la propia Dahye para acabar con él, pero si realmente lo era, tampoco le importaba.
Su vida se había convertido en una existencia miserable, en la que el alcohol era lo único que lo mantenía en pie, por irónico que sonase.
Jimin siguió a Geon por el bosque escuchando apático la admiración que sentía por Park Jongsuk. El menor le contó que lo tenía como referente, que lo estimaba mucho y que quería seguir su ejemplo. A Jimin no le importaba si lo admiraba o lo amaba, mientras pudiera emborracharse y olvidarse del mundo como si se lo quería follar.
El mayor observó el paisaje detenidamente. Nunca había estado en una zona donde la vegetación alcanzaba tanta profundidad.
—La gente nunca viene por aquí— comentó Geon —Es un lugar apartado que la gran mayoría desconoce, por eso mismo se eligió montarlo aquí.
El sol comenzó a ponerse cuando se toparon con varias casas modulares de tejas de cinc-titanio y fachada de alerce.
—¿Aquí destiláis alcohol?— Jimin notó que gracias a la densidad del follaje pasaban bastante inadvertidas —¿Desde cuándo?
—Deberías entrar
—¿No vienes conmigo?
—Nos vemos mañana para desayunar— sonrió pícaramente —Espero que aceptes mi propuesta— Geon le apretó el hombro y se marchó sin decir nada más.
Jimin no sabía lo que hallaría detrás de esas puertas pero lo que sí sintió fue una extraña inquietud. Algo en su interior le decía que aquel sitio escondía un secreto que no debía ser revelado.
Yoongi y Jungkook han logrado superar una situación bastante complicada. En la península no te puedes fiar ni de las ancianas. Mientras tanto, Jimin se está adentrando solo en terreno desconocido. ¿Qué habrá en ese lugar? ¿Será una trampa? 👀
He visto que hay personas que han sumado el mes de hace dos capítulos con los seis meses que han pasado en el capitulo anterior. No han pasado siete meses, han pasado seis. Quería aclararlo para que no haya confusión. 💜 Que tengáis una buena semana. Cuidaros mucho. 🌹
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