45
El maknae miró el reloj de su muñeca por tercera vez consecutiva. Yoongi llevaba más de media hora buscando un refugio y todavía no había dado señales de vida. Jungkook agarró la manilla de la puerta pero antes de abrirla recordó las indicaciones de su amigo.
—Joder, hyung— se apartó frustrado —Date prisa.
La calle estaba completamente despejada, solo los cadáveres de unos infectados que había degollado Yoongi previamente yacían sobre el asfalto.
El hermano de Taehyung apareció a los diez minutos desde la esquina de un edificio en construcción. El corazón del menor dio un vuelco al verlo en perfecto estado.
—Por fin— resopló al abrir la puerta del vehículo —¿Estás bien, hyung?
—Sí— Yoongi se inclinó para que Jungkook pudiera agarrarse de él —Siento haberte hecho esperar. He encontrado un sitio donde pasar la noche.
—Me conformo con un establo, solo pido que no haya infectados.
—¿Solo eso? Cuando te conocí no querías beber agua del grifo— apuntó en un tono divertido —¿Qué ha pasado con ese niño rico y delicado?
—Creció— aseguró dedicándole una sonrisa traviesa —Y dejó de ser delicado.
Yoongi le ayudó a caminar hasta la siguiente calle. Jungkook se había hecho un esguince durante el viaje y no podía apoyar el pie con firmeza. La pareja se metió en una tienda, cuyas persianas metálicas daban cierto aire de seguridad.
—Lo sé, no es la clase de negocio al que te traería en otras circunstancias— comentó Yoongi al percatarse de la expresión del menor —Pero es la única tienda en toda la zona que está libre de infectados.
Jungkook se apoyó contra la puerta. Yoongi había colocado múltiples velas y linternas para dar luz al interior y lo cierto era, que aunque la iluminación era tenue, se veía bastante bien cada rincón del establecimiento. El maknae clavó la vista sobre los productos tratando de ocultar su impresión. A pesar de haber reconocido algunos, no sabía para qué se utilizaban la gran mayoría de ellos.
—Si te incomoda pasar la noche en un sex shop puedo buscar otro sitio— Yoongi no dejó las katanas en el suelo por si prefería irse —Si conducimos un poco más, puede que el próximo sitio sea más...
—No, déjalo— le cortó negando con la mano —Solo me he sorprendido. Yo nunca he estado en un sitio como este y bueno, me ha tomado por sorpresa.
—Las tiendas y los restaurantes por los que he pasado están infestados— el mayor depositó las armas en una esquina, junto a sus mochilas —En la de alimentación había menos infectados pero olía muy mal, por eso la he descartado. Este lugar está limpio y no tenemos que convivir con ningún cadáver.
—Tienes razón— Jungkook debía admitir que la tienda no olía a nada y aparte de un poco de polvo, estaba en muy buenas condiciones —Quedémonos aquí.
Yoongi le ayudó a sentarse en el suelo y a continuación se acercó a la trastienda. El maknae apoyó la espalda contra la pared mientras su vista deambulaba por las estanterías. Sus mejillas se encendieron al ver a su amigo aparecer con varias almohadas de un diseño bastante inusual.
—Sé que esto es ridículo pero oye, al menos son blanditas— el novio de Jimin alzó la que tenía forma de pene y aquella estampa provocó una carcajada en el menor —¿Te parece gracioso?
—¿Verte sujetando una almohada rosa gigante con forma de pene adorable?— se tapó la boca tratando de contener la risa —Hyung, es lo más gracioso que he visto en mi vida. No hay nada que supere esto.
—También tienen la versión mini— Yoongi las dejó en el suelo, justo al lado de Jungkook —Quédate con los penes, yo me quedo con las tetas— el silencio que surgió a continuación se llenó pronto de carcajadas —Nunca pensé que diría algo así.
—Ni yo que fuera a salir de tu boca.
Tras reírse a fondo y quedarse sin fuerzas, Jungkook acomodó la pierna sobre la almohada con forma de pene. Yoongi le acercó tres mantas con motivos graciosos para que el menor entrara en calor.
—¿Para qué es eso?— Jungkook advirtió que se disponía a cortar la lata de un refresco vacío —¿Qué piensas hacer?
—Voy a preparar la cena pero antes necesito un poco de fuego.
—¿Fuego? ¿Aquí?— se extrañó —¿Y cómo vas a hacerlo?
—Con unas latas de refresco, unas tijeras, un clavo, algo de alcohol y algunas cosas más— Yoongi comenzó a lijar los bordes para no cortarse —¿Te sigue doliendo el tobillo?
—Ya no tanto— respondió sin quitarle la vista de encima —No vi el maldito bache... La próxima vez tendré más cuidado.
—Por suerte solo es un esguince, en unos días estarás bien.
—Ha pasado un mes desde que estamos en la península. El puerto de Masan estaba igual que el de Samcheonpo y tener que cruzar hasta Gunsan no ha sido nada fácil— comentó mientras veía como juntaba las dos partes de la lata que había cortado —¿Qué haremos ahora? ¿Seguir hacia el norte o cruzar otra vez hacia el este?
—Seguiremos hacia el norte. Ko Jung no queda lejos— Yoongi agarró un clavo y lo presionó contra la lata para crear varios agujeros —Si no encontramos fortuna subiremos hasta Daesan.
—Cerca de Gunsan hay una base estadounidense. ¿Quieres que vayamos a echar un vistazo?
—No tengo un buen presentimiento al respecto. Los puertos en los que hemos estado estaban todos destruidos. Es como si alguien hubiera tratado de impedir que la gente saliera de Corea.
—¿Qué quieres decir?
—Nosotros estuvimos aislados en la casa de la montaña y luego en el búnker. En realidad no sabemos lo que sucedió durante todo ese tiempo— Yoongi cogió un bote de alcohol que había sacado de la trastienda —¿Y si el gobierno estadounidense estaba al tanto de lo que planeaba el gobierno coreano? ¿Quién nos dice que viendo la tremenda cagada que se marcó el gobierno coreano, los estadounidenses no trataron de arreglarlo por su cuenta?
—¿Piensas que los estadounidenses destruyeron los puertos a propósito?— a Jungkook le impactó esa teoría —Pero el puerto de Busan estaba intacto.
—Quizá no les dio tiempo a bombardearlo o quizá no pudieron porque se lo impidió la flota naval— el mayor se centró en introducir el alcohol —Solo son especulaciones, Jungkook. Si quieres ir, entonces iremos.
—Si no tienes un buen presentimiento prefiero no hacerlo— el maknae se tapó con otra manta —Debemos andar con pies de plomo si queremos volver a casa. Sigamos hasta Ko Jung, hyung. Olvídate de la base.
Yoongi agradeció su confianza. Quizá estaba equivocado pero desde Masan no podía dejar de darle vueltas al asunto. El gobierno de Corea del Sur no era inocente, no obstante, no los imaginaba destruyendo la ruta de escape de millones de personas, al contrario, los veía huyendo como cucarachas sin importarles el destino de su gente.
Los estadounidenses en cambio tenían mucho más que perder. El virus había iniciado en Corea y por ende, habrían intentado impedir que llegase a su país.
—No me lo puedo creer, eres increíble— Jungkook se sorprendió al ver las llamas brotando a través de los agujeros de la lata —Has hecho una cocina, hyung. ¿Dónde lo has aprendido?
—Joongki hyung me enseñó— Yoongi dejó el mechero en el suelo y colocó una moneda en el centro de la lata —He cogido unos paquetes de ramen de la tienda de alimentación. Ya va siendo hora de que tomemos algo caliente.
—Tengo hambre— el menor se tocó el estómago —Ojalá pudiéramos echarle un huevo.
—Me temo que eso no será posible— se levantó y comenzó a buscar un trozo de alambre entre las mochilas —A menos que encontremos una gallina.
—Deja, seguro que está infectada y nos persigue— Jungkook puso los ojos en blanco —Por cierto, hyung. ¿Qué crees que estarán haciendo los demás ahora mismo?
—Imagino que estarán cenando— Yoongi hizo un soporte con el alambre y lo colocó sobre la lata. Luego depositó una cazuela encima, vertió el agua de una botella en el interior del recipiente y añadió el contenido de los sobres.
—¿Crees que nos darán por muertos?— la mirada del maknae se entristeció —Ya ha pasado un mes después de todo...
—Creo que tienen esperanza— se sentó en el suelo —Y nosotros también debemos tenerla. Sé que está siendo muy difícil pero lo vamos a lograr.
—Lo sé. No pienso detenerme hasta volver a casa. Quedarse aquí no es una opción. Regresaremos con ellos.
La determinación en su mirada tranquilizó al mayor.
—¿Sabes?— Jungkook esbozó una media sonrisa —Pensé que nuestra cita sería diferente pero comer ramen en un sex shop rodeado de almohadas pornográficas, es algo realmente memorable.
—Esto no se nos va a olvidar en la vida— Yoongi le acercó un refresco —Jimin y Tae tampoco nos dejarán en paz cuando se lo contemos.
Los dos se rieron al imaginar sus caras.
—Los echo de menos— murmuró Jungkook para sí mismo. El maknae notó que el rostro de Yoongi cambió al detectar algo en una de las estanterías —¿Qué has visto?— se interesó inmediatamente —Te ha cambiado la expresión.
—Un plug con cola de gato— respondió con total naturalidad —Me recuerda a Jimin.
—No sé lo que es eso— Jungkook buscó un gato por la estantería —No veo ningún felino.
Yoongi sonrió por lo inocente que podía llegar a ser. El joven se levantó del suelo y tomó el objeto de la tercera balda para dárselo al menor.
—¿Para qué es?— Jungkook no lo sacó de la caja, solo lo observó detenidamente —Es bonito.
—Es un juguete sexual que se emplea para juegos de rol.
El maknae se puso como un tomate al pensar en su hermano y lo dejó en el suelo, desviando la mirada hacia la pared.
—Si quieres cambiamos de tema.
—No, es solo que...— carraspeó sonrojado —Me choca que a mi hermano le vayan esas cosas...
A Yoongi le causó gracia y hasta cierta ternura.
—Todos tenemos fetiches en mayor o menor medida. Los más comunes suelen ser por los disfraces, el cuero o los piercings, pero también hay gente que se excita con cosas poco convencionales— Yoongi echó un vistazo por la tienda —No hay nada de malo en darle color a tu vida sexual, en realidad es algo muy sano.
Su explicación sosegada le dio la confianza necesaria para seguir con la conversación.
—A Tae le van los lobos— Jungkook no se atrevió a mirarle —Y también las esposas y los uniformes... Esas cosas...
—A vosotros los cánidos y a nosotros los felinos. Es bastante curioso— Yoongi se volvió a sentar en el suelo —¿Quieres llevarte algo?— preguntó en un tono ligero, tratando de no incomodarle —Yo me llevaré algunas cosas. Total, es gratis.
—¿Qué te llevarás?— el menor alzó la mirada intrigado —Digo... No tienes que decírmelo... Pero bueno...
—Cosas pequeñas que no pesen— Yoongi notó que el agua estaba hirviendo y echó los cuatro paquetes de ramen en la cazuela —Como plugs o anillos retardantes.
—¿Anillos retardantes?
—Mantienen la erección por más tiempo y retrasan la eyaculación.
Jungkook bajó la mirada hacia la cena. Ni siquiera sabía que algo así existía.
—Quiero sorprender a Tae pero no sé qué es lo más adecuado— murmuró apretando el puño —¿Podrías ayudarme?
—Primero vamos a cenar— sonrió genuinamente —Y mañana te ayudo a elegir algo especial para él.
El corazón del menor se agitó de alegría. Su novio era muy lanzado y no temía expresar sus deseos más íntimos y Jungkook quería ser como él; quería poder abrirse sin vergüenza y probar cosas nuevas, por muy extrañas que pudieran resultar a primera vista.
Yoongi comprendía sus inquietudes, por eso quería echarle una mano. Elegir juguetes sexuales no era lo más lógico en su situación pero sí lo más cuerdo para mantener la esperanza. Pensar en que usarían esas cosas con sus respectivas parejas los incentivaba a pensar en positivo y a no dejarse llevar por el miedo.
El mayor retiró la cazuela del fuego y apagó las llamas. Luego le dio unos palillos a Jungkook para que pudiera comer directamente del recipiente.
—¿Cuándo supiste que te gustaban los chicos, hyung?
—Desde muy joven— Yoongi sopló un poco antes de llevarse los fideos a la boca —Para mí nunca existió otra opción, siempre me he sentido atraído por los hombres.
—Mmm, ya veo— Jungkook masticó pensativo —¿Y tus padres?
—En un principio lo oculté porque tenía miedo de que sintieran vergüenza, pero no fue así.
—¿No?— sus ojos se abrieron ampliamente —¿Cómo se enteraron?
—Un día entré en una tienda a comprar unas golosinas para Tae y me paré en la sección de revistas. Había una extranjera que me llamó especialmente la atención. Viendo la portada se podía deducir claramente que era una revista erótica para hombres homosexuales— Yoongi dejó de comer por un instante —Así que tomé todo el valor que pude hallar y la saqué de la estantería. En ese momento entró mi padre y me pilló con ella en la mano.
—No jodas— se atragantó —¿Q-Qué hiciste?
—Correr. Salí de allí y estuve corriendo como un loco— recordó entre risas —Tenía tanto miedo de volver a casa que pasé horas dando vueltas, hasta que el hambre me traicionó y tuve que regresar a regañadientes. Cuando entré en casa vi a mi padre en el salón pero no dejé que se acercara. Corrí a mi habitación y me encerré muerto de miedo.
—¿Qué pasó entonces?
—La revista que había dejado caer en el comercio estaba sobre mi cama y al lado había una nota que decía; "La próxima vez que quieras algo dime que te lo compre y no salgas huyendo. Te quiero. Papá."— Yoongi recordó aquel momento con mucha nostalgia —Al volver al salón no me dijo nada. Solo sonrió y siguió jugando con mi hermano.
—Te dio su apoyo sin presionarte a hablar del tema— Jungkook se sintió conmovido por el gesto del Señor Min —Tu padre era un gran hombre.
—Lo era— el mayor advirtió que había dejado de comer, probablemente porque estaba pensando en Jongsuk —No dejes que se enfríe el ramen.
—No, claro— el maknae volvió a tomar un puñado de fideos —Está buenísimo.
Después de devorar la cena, Yoongi se dispuso a limpiar, recoger y guardar todas las cosas que habían utilizado. En las mochilas solo cargaban con agua, víveres, medicamentos y algunos objetos de uso diario.
Jungkook se tumbó sobre varias mantas que había colocado Yoongi a pocos metros de donde habían cenado.
—¿Tienes frío?— el mayor apagó todas las velas pero dejó las linternas encendidas —¿Necesitas otra manta?
—No, estoy bien— respondió cansado —La cena ha estado rica. Muchas gracias.
Yoongi se tumbó a su lado, apoyando la cabeza sobre la almohada pechugona.
—Gracias a ti por acompañarme.
—¿Eh?— se giró un poco adormecido —¿A qué te refieres, hyung?
—Quería venir solo... Y si hubiera sido así, ahora estaría perdido...
—Somos familia— Jungkook lo abrazó por la espalda —Nunca te dejaría venir solo.
Yoongi cerró los ojos sintiendo una sensación muy cálida en su interior. La cercanía del menor y el optimismo que notó en su voz le dio cierta calma.
—Volvamos juntos a casa, Jungkook— susurró apretándole la mano —Ellos nos están esperando.
Hoseok bajó a la cocina pasada la media noche. La ausencia de sus seres queridos había incrementado sus pensamientos más oscuros, causándole especialmente por las noches, una fuerte sensación de miedo y abandono.
Hoseok se agarró de la encimera tratando de regular su respiración. Habían pasado treinta días desde la desaparición de sus amigos, que desgraciadamente también había coincidido con el cese de comunicación entre él y Namjoon.
El pelirrojo confiaba en su novio y estaba convencido de que algo le estaba impidiendo llegar a él. No sabía el qué, ni el cómo, ni el por qué, pero conocía a Namjoon y sabía que nunca le dejaría sin una explicación razonable.
No obstante, si la separación entre ellos ya era de por sí difícil de sobrellevar, ahora se había tornado insostenible.
Yoongi era la persona a la que solía acudir cuando necesitaba compañía. A veces se sentaban juntos en la sala de música o en el jardín y su simple presencia rebajaba su ansiedad considerablemente.
Pero Yoongi ya no estaba y esa ausencia había incrementado su soledad.
«No puedo más... No aguanto más»
Hoseok desvió la mirada hacia la tacoma. Sus manos comenzaron a temblar cuando la vocecita de su cabeza le pidió, una vez más, que acabase con su vida. El pelirrojo tomó el tercer cuchillo de la izquierda y contempló el filo de acero.
Hoseok extendió el brazo izquierdo y buscó las venas de su muñeca. Solo debía hacer un corte para dejar de sufrir; solo tenía que apretarlo contra su carne para volver a ver a Namjoon.
«Quiero estar en paz... Quiero volver a estar en paz»
Con ese pensamiento en mente bajó el cuchillo paulatinamente hacia su muñeca.
—¡Espera, Taehyung! ¡Taehyung, por favor, espera!
—¡Déjame en paz!
Hoseok se detuvo al oír a sus amigos bajando bruscamente por las escaleras. Parecían alterados, impresión que confirmó el tremendo portazo que oyó a continuación. El pelirrojo soltó el cuchillo con el corazón bombeando a mil por hora.
—Lo siento, Joonie— se llevó las manos a la boca, tratando de no gritar —Lo siento...
Las voces en el exterior se tornaron cada vez más fuertes. Taehyung estaba gritando a pulmón abierto mientras Jimin intentaba calmar su agitación.
—Por favor, sé razonable.
—¡No puedo seguir esperando, Jimin!
—Pero no sabes dónde están...
—¡Me da igual si no sé dónde están, me da igual si no sé navegar! ¡Llegaré hasta allí y los buscaré por toda la puta península!
—¡Vas a quedarte quieto o te juro que esta vez te meteré yo mismo en la cárcel!
—¡Que estemos en esta situación es culpa tuya, así que deja de meterte en mis asuntos!
—¿Culpa mía?— Jimin le miró desconcertado —¿Por qué es culpa mía?
—¡Si no te hubieras desmayado no se habrían movido de lugar y nos habría dado tiempo a llegar!
—¡Vete a tomar por culo, Taehyung! ¿Quieres irte? ¡Pues lárgate! ¡Súbete a un barco y muérete, pedazo de imbécil!
La fuerte discusión acabó con Jimin rompiendo en llanto. Taehyung entendió que se había pasado y trató inmediatamente de estrecharlo entre sus brazos. El rubio se resistió en un principio, incluso le insultó, pero terminó cediendo al ver que el menor también estaba llorando.
Hoseok apoyó la cabeza contra el cristal. No era la primera vez que sucedía una discusión entre ellos. A veces surgían de la nada, provocadas por la impotencia y la desesperación que sentían ambos.
—¿Qué estoy haciendo? Me necesitan y yo...— Hoseok cayó de rodillas al suelo; la vergüenza y la culpa lo asaltaron súbitamente —¿Por qué no puedo ser el hyung que ellos necesitan que sea?
Jimin y Taehyung escucharon gritos provenientes del interior de la casa y se apresuraron hacia la cocina, donde encontraron a su amigo llorando en una esquina, con la mirada perdida y una expresión en el rostro que conmocionó a ambos.
—¿Hobi hyung?— Taehyung fue el primero en acercarse —¿Qué sucede?
Hoseok no dijo nada, solo apretó el rostro contra el pecho del menor.
—Hyung, todo irá bien— aseguró sin poder controlar sus propias lágrimas. La desolación que oyó en su voz le puso los pelos de punta —Todo irá bien, hyung. Confía en mí.
Jimin se fijó en el cuchillo que estaba fuera de la tacoma. Un pensamiento horrible lo invadió de tal forma, que se apresuró angustiado hacia ellos y los abrazó con todas sus fuerzas.
—Somos tu familia, Hoseok hyung— expresó Jimin con un nudo en la garganta —Te queremos y estamos aquí para lo que necesites— le acarició la cabeza con mucho cariño —Por favor, hyung... Cuenta con nosotros.
Taehyung asintió a sus palabras desconociendo el verdadero motivo detrás de estas.
—Lo siento... Lo siento... Lo siento— se disculpó Hoseok una y otra vez. Y por primera vez en su vida fue realmente consciente, de que había tocado fondo.
Yoongi y Jungkook han tenido su cita en circunstancias excepcionales. A pesar de la situación están tratando de mantenerse animados. En Inyeon sin embargo está pesando mucho su ausencia. Las peleas de Jimin y Taehyung, la condición de Hoseok... ¿Qué pasará ahora? ¿Lograrán superar este dolor? ¿O se hundirán con él? 👀
Gracias por leer el capítulo. 💜 Espero que os encontréis bien. ✨ Hasta la próxima~
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