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42

—Déjalo estar— Seokjin estaba apoyado contra la pared del salón, observando al menor caminar de un lado a otro —No podemos hacer nada.

Namjoon había intentado dejarle una nota a Hoseok, mover algún objeto e incluso manipular las luces del domicilio para hacerse notar, pero ninguna de sus ideas logró tomar forma.

—Siempre se puede hacer algo— respondió absorto —Solo necesito pensar.

El mayor desvió la vista hacia la televisión; Yoongi y Jungkook seguían esperando en la playa sin saber que Minho y Yeonjun no volverían a por ellos. Seokjin apartó la mirada angustiado pero también disgustado por no serles de ayuda.

—¿Es posible poseer el cuerpo de alguien?— Namjoon se detuvo abruptamente —Si pudiéramos poseer el cuerpo de alguien, podríamos decirles que siguen vivos.

—¿Y cómo pretendes hacerlo?— se masajeó la sien molesto por el intenso dolor de cabeza —Si lo más sencillo no ha funcionado, ¿cómo lo hará algo tan complejo?

—Sería el mismo procedimiento que cuando te metes en el sueño de una persona— continuó sin dejarse contagiar por su pesimismo —Podríamos unir nuestras energías pero en lugar de concentrarlas en nosotros, introducirlas en Hobi, Jimin o Taehyung.

—No sé...

—Sé que no eres partidario de volver a intervenir, pero si no hacemos nada quedarán atrapados en la península.

—Creo que deberíamos dejárselo a Jimin y Taehyung— Seokjin se sentó en el sofá —Si nos metemos en esto podría suceder algo terrible.

—Ya está sucediendo algo terrible, hyung— Namjoon señaló hacia la pantalla —Están rodeados de asesinos e infectados, sin comida ni bebida. ¿Cuánto tiempo crees que aguantarán así?

El mayor no respondió.

—Sé que te aterra dar este paso por lo que me sucedió, pero si no lo damos podrían morir, ¿entiendes?

—No quiero que nadie muera— Seokjin se llevó la mano al pecho, la ansiedad lo estaba asfixiando —No quiero que pase nada malo...

—Lo sé— Namjoon se sentó a su lado y le miró fijamente a los ojos —Por eso debemos hacerlo. Debemos ayudarles, hyung— le apretó el brazo suavemente —Necesito que me apoyes en esto. Por favor.

Seokjin asintió para alivio de Namjoon. A pesar de su objeción, la fuerza que vio en la mirada del menor fue determinante para acceder a ello. El primo de Jimin se levantó inmediatamente del sofá con la intención de llevarlo a cabo.

—Detente.

Una voz desconocida les hizo mirar hacia su izquierda. Al lado de la ventana se encontraba una mujer de aproximadamente treinta años de edad, luciendo un traje azul marino de tres piezas con zapatos blancos de tacón de aguja. Su cabello largo y oscuro estaba recogido en una coleta alta.

—¿Quién eres?— Seokjin se alzó desconcertado —¿Cómo has entrado aquí?

—Soy una praesidio— respondió en un tono calmado pero firme —Puedo entrar en cualquier orbit.

—¿Praesidio?— Namjoon retrocedió unos pasos hasta posicionarse delante de su amigo —¿Qué es eso exactamente?

—Soy la que prosigue cuando se han ignorado todas las advertencias.

Esa respuesta los tensó de inmediato.

—¿Has venido a castigarnos?

—No, Seokjin— la mujer le miró con una expresión impasible —He venido a deciros que ya no habrá más advertencias. Si volvéis a intervenir en el mundo de los vivos, tendréis que cruzar la cuarta puerta.

—¿La cuarta puerta?— Namjoon frunció el ceño —En el muelle solo hay tres.

—La cuarta puerta no es una recompensa. No se elige. Te absorbe para toda la eternidad.

Sus palabras provocaron un escalofrío en ambos, no solo por lo que implicaban, también por cómo las había dicho. El tono de su voz y la mirada que acompañaba su forma de hablar, generaban mucha inquietud.

—El Umbral es un lugar que os habéis ganado, pero también es un lugar que podéis perder en base a vuestras decisiones— explicó desviando la vista hacia Namjoon —Si no puedes soportar lo que implica estar aquí, entonces es mejor que te vayas. A diferencia de Seokjin, tú sí puedes cruzar cualquier puerta.

—No quiero irme— Namjoon se mostró firme en su respuesta —Tengo que cumplir una promesa. No pienso moverme de aquí.

—Cíñete a las normas y no habrá ningún inconveniente.

—¿Entonces?— Seokjin apretó el puño nervioso —¿No podemos contactar con ellos de ninguna forma?

—La próxima vez que contactéis con ellos, se os privará del derecho a un reencuentro. No volveréis a verlos nunca más, ni aquí, ni al otro lado.

Seokjin desvió la mirada hacia la televisión. Jungkook estaba sentado sobre la arena con la cabeza escondida entre los brazos, mientras Yoongi seguía observando el mar a escasos metros de la orilla. La idea de no volverles a ver le retorció el estómago hasta sentir náuseas.

—¿Y eso quién lo decide?— Namjoon no pudo contener su indignación —¿Tú?

—Yo solo soy la mensajera, en eso consiste mi labor.

—¿Hacia dónde lleva la cuarta puerta exactamente?— quiso saber el castaño.

—Hacia la nada— respondió sin inmutarse —No es un lugar que os recomendaría.

Seokjin notó cómo la inseguridad lo volvía a invadir por completo. La mujer no se mostraba antipática ni soberbia en sus respuestas, pero tampoco era amable; la sensación que transmitía resultaba extraña y muy diferente de la de un consilium.

—¿Puedes contestar a unas preguntas?— Namjoon dio varios pasos hacia ella —Hay algunas cosas que me gustaría saber.

—Depende de las preguntas. No dispongo de todas las respuestas.

—¿Por qué estoy aquí? He matado a muchas personas... ¿No debería estar en otro lugar?

—Equilibrio— desveló en un tono sosegado —Si ponemos toda tu vida sobre una balanza y las buenas acciones pesan más que las malas, no hay razón para negarte la entrada.

—¿Entonces por qué tuve que morir?— Namjoon trató de no dejarse llevar por sus emociones —Se supone que debería haber llegado a la isla. ¿Por qué yo?

—¿Por qué no?— la mujer no cambió de expresión —¿Por qué otro?

—Yo no soy el que decide quién vive y quién muere— se cruzó de brazos —Solo busco una respuesta.

—Cuando cambias el destino de una persona, cambias el de otras— la praesidio miró a Seokjin y el joven apartó la mirada dolido —No es cuestión de quién decide qué, sino de quién provoca qué.

—¿No vas a ser más específica?

—No es mi cometido, Namjoon.

—¿Al menos puedes enseñarme el futuro que me esperaba?

—No deberías pedir eso— Seokjin le miró consternado —Verlo no te hará ningún bien.

—Tengo que verlo— contestó nervioso —Lo necesito, hyung.

Seokjin guardó silencio ante su respuesta. No estaba de acuerdo con él pero tampoco podía impedírselo.

—¿Seguirás las normas si te lo muestro?

—Lo haré— aseguró con total sinceridad —Muéstramelo.

La mujer desapareció de repente, lo que desconcertó a ambos.

—¿A dónde ha ido?— bufó molesto —No me jodas. Me ha timado.

Seokjin presenció cómo el cuerpo de su amigo se precipitaba de repente hacia el suelo.

—¡Namjoon!— a pesar de su rápida reacción no logró evitar que cayera sobre la alfombra —Namjoon, ¿estás bien?— le alzó la cabeza —¡Namjoon!

Mientras Seokjin repetía su nombre una y otra vez, el menor se había sumergido en un profundo sueño.

Delante de él apareció el búnker en llamas. Yoongi y Jimin se encontraban a pocos metros del incendio, llorando la muerte de sus hermanos desconsoladamente.

La escena saltó hasta la casa de la montaña, donde se vio a sí mismo aporreando la puerta de la habitación de Jungkook. Namjoon caminó por el pasillo y se detuvo justo delante de su otra versión. La sensación de verse a sí mismo le resultó indescriptible.

Hoseok estaba a su lado, paralizado por el miedo. Namjoon trató de tocarle el rostro sin éxito; su mano lo traspasó como si se tratase de una imagen lanzada a través de un proyector cinematográfico.

—¡Tenéis que salir de ahí! ¡La casa se está quemando! ¡Tenéis que salir ahora mismo!

Ser testigo de los ladridos de Mellie, de los gritos de Hoseok, de la desesperación de Eunha y de su propia impotencia le caló muy hondo, pero la impresión fue aún mayor cuando se vio a sí mismo arrastrando por el pasillo a sus seres queridos contra su voluntad.

Ninguno quería abandonar a Yoongi y Jimin; Namjoon tampoco. Lo pudo ver en sus lágrimas mientras sacaba a Hoseok y Eunha a rastras, evitando que las llamas también los devoraran a ellos.

Namjoon traspasó la pared como un fantasma y entró en el dormitorio del maknae, donde Yoongi y Jimin permanecían sobre la cama, abrazados en la más profunda desesperación.

Las lágrimas del joven se abrieron paso al contemplar la mirada perdida de su primo. Parecía ido, mucho más que Yoongi, que repetía en voz baja algo que no lograba entender.

Namjoon se acercó y se inclinó para comprender los murmullos que salían de su boca.

—Pronto estaremos con ellos... Pronto estaremos con ellos... Pronto estaremos con ellos...

La imagen de ambos en ese estado le destrozó el alma. No quedaba ni rastro de su fortaleza; la muerte de sus hermanos los había sometido hasta el punto de arrebatarles las ganas de vivir.

La escena cambió y Namjoon agradeció que lo hiciera. No quería presenciar la muerte de dos personas a las que amaba, no se veía capaz de soportar una visión como esa.

En el bosque donde apareció escuchó varias voces que lo llevaron hasta una pequeña explanada, donde se vio a sí mismo discutiendo con Hoseok por haber abandonado a Yoongi y Jimin a su suerte. 

La disputa acabó con ambos llorando sobre el terreno. Namjoon intentó calmar a Hoseok, cuyo dolor era tan profundo que no podía tranquilizarse. El menor lo abrazó y le besó la mejilla tratando de darle su apoyo, sin embargo se dejó llevar tanto por su propia necesidad, que terminó poseyendo su boca para sorpresa del pelirrojo.

El contacto con sus labios fue lo único que cortó el llanto de Hoseok. Sus miradas conectaron al instante, transmitiéndose todos los sentimientos que no eran capaces de compartir con palabras.

Namjoon se quedó observando cómo sus bocas se volvían a encontrar con más vehemencia y sus cuerpos se unían bajo un manto de caricias y abrazos. Aquella imagen de ellos entregándose al amor le transmitió una gran dicha y una mayor tristeza.

—Te amo, Hobi.

Hoseok no se separó de su boca, aunque deseó contestarle que él también lo amaba, no quería separarse ni un milímetro de él. La esperanza había muerto con la pérdida de sus amigos. No tenían a dónde ir y tampoco sabían cuánto tiempo seguirían vivos; por esa razón deseaba alargar ese momento y perderse entre sus labios lo máximo que le fuera posible.

«¿Así debería haber sido...? Una confesión tras una muerte... Eso no ha cambiado»

Namjoon detectó a Jackson entre los árboles, lo que agitó su corazón de la peor forma posible. El joven se retiró muy afectado, sin que la pareja notase su presencia.

Namjoon le siguió entre gran angustia hasta un pequeño arroyo. Allí comenzó a recoger sus cosas ante el asombro de los demás, que no comprendían la razón de su enfado. Eunha corrió a advertir a Namjoon y Hoseok de lo que estaba sucediendo, pero la aparición de ambos solo aumentó el disgusto de Jackson.

El chico inició una discusión con Namjoon delante de todos, lo que provocó cierta crispación entre las chicas. El ambiente ya estaba de por sí bastante agitado por todo lo que había sucedido en las últimas horas y la muerte de Yoongi y Jimin había terminado por deteriorar la unidad del grupo.

Namjoon trató de retener a Jackson pero su decisión de alejarse de ellos y proseguir por su cuenta fue inamovible. Jihoon no quería dejarle solo, por eso decidió acompañarle a Busan. Jihyo, Sooyoung y Yerim le ofrecieron a Eunha ir con ellas a Ulsan pero la muchacha no quería separarse de su familia, razón por la que rechazó su oferta.

Namjoon observó dolido cómo cada grupo se alejaba por un camino distinto. El joven sabía que dos de ellos iban hacia una muerte segura, lo que le hizo sentir una terrible pesadumbre.

Su grupo continuó por las afueras, evitando ciudades y resguardándose en casas abandonadas de pueblos y aldeas diminutas. Así prosiguieron durante meses, en los que la relación de Hoseok y Namjoon floreció a pesar de las circunstancias.

Namjoon vio fragmentos de las dificultades que tuvieron para encontrar víveres, de lo complicado que fue afrontar el otoño y la cantidad de obstáculos que desafiaron por el camino.

También fue testigo de la primera vez que se acostó con Hoseok en el trastero de una cabaña. No fue el lugar más romántico ni tampoco el más limpio, pero ambos hicieron aquel encuentro inmejorable.

Tras una larga caminata llegaron hasta un almacén a las afueras de un pueblo de Jeolla del Sur, donde se resguardaron para tratar la fiebre que Eunha acarreaba desde unos días.

Al salir del edificio, Hoseok y Namjoon se encontraron con un hombre llamado Song Joongki, que los invitó a ir a una isla. Ambos se mostraron reacios pero el estado de Eunha era tan delicado, que su salud fue determinante para que accedieran a ello.

Las imágenes comenzaron a pasar más rápido en cuanto pisaron Inyeon; en algunas escenas se veía la soledad del grupo, el dolor provocado por la pérdida de sus amigos y en otras el procedimiento de adaptación a su nueva vida en la isla.

Namjoon observó a Hoseok ejercer como médico en el hospital y a Eunha de enfermera, mientras él daba clases en la escuela y era parte del equipo de expedición, que salía con Song Joongki cada cierto tiempo a por provisiones.

En una de esas salidas encontró a una recién nacida en un armario y a su madre atada a la cama, convertida en infectada. Namjoon, que quería ser padre pero las leyes de Inyeon no dejaban adoptar a parejas del mismo sexo, se la llevó y la acogió a pesar de la objeción del concejo.

Poco después se casó con Hoseok en una ceremonia íntima, acompañado de Eunha y unos pocos amigos que habían hecho en la isla. El concejo lo toleró porque la aportación del mayor como médico era esencial para la gente del pueblo, aunque recalcaron que era una unión ilegítima.

Namjoon no pudo contener las lágrimas al ver crecer a su hija.

Nahee era alegre, curiosa y muy inteligente. La muchacha mostraba una gran empatía por los demás y siempre estaba dispuesta a ayudar a cualquier persona que necesitara de su ayuda. También era muy guapa, de facciones delicadas, piel clara, pelo negro y ojos grandes. Le gustaba leer, montar a caballo y cuidar de los animales, sobre todo de Mellie.

Desde muy pequeña quería seguir los pasos de su padre y convertirse en doctora. Por desgracia, Nahee nunca logró alcanzar su sueño; la muchacha falleció a los quince años de un cáncer de estómago.

Su pérdida afectó mucho a la pareja, especialmente a Hoseok, que no podía perdonarse por no haber logrado curar la enfermedad de su hija.

Ese mismo año, pocos días antes de Navidad, Namjoon perdió la vida en la península a manos de un infectado. Esa tragedia sumergió a Hoseok en una profunda depresión, que lo empujó a suicidarse la mañana de Nochebuena.

La imagen del cadáver de su novio fue la última escena que presenció. Namjoon despertó sobre la cama de su dormitorio, con el rostro empapado en lágrimas.

—¿Qué has visto?— Seokjin estaba a su lado, mirándole entre gran angustia —¿Estás bien?

Namjoon no pudo responder, solo fue capaz de agarrar un cojín y apretárselo contra la cara entre terribles llantos. Seokjin se acostó a su lado y lo abrazó por la espalda. El menor se resistió un poco pero cedió ante la firmeza de su compañero.

—Es injusto... Es injusto... Es injusto...

Seokjin no sabía lo que había visto pero era consciente de que debía de ser algo muy duro para que una persona con la fortaleza de Namjoon reaccionara de esa manera. El joven guardó silencio, en parte porque temía decir algo que pudiera herirlo y en parte porque creía que Namjoon no deseaba escucharle en un momento como ese.

Los minutos pasaron con extrema lentitud y aún así no abrió la boca ni cuando Namjoon se alzó de la cama. El mayor creía que lo más prudente era dejarlo hablar cuando creyera conveniente.

—He visto a mi hija... La he visto crecer— desveló con la mirada perdida —Era preciosa... Muy lista y tan alegre... Se parecía a Hobi en muchas cosas...

Seokjin se apoyó contra el respaldo con el corazón en un puño.

—Se llamaba Nahee— las lágrimas volvieron a inundar sus ojos —Quería ser doctora pero falleció a los quince años de cáncer. Hobi no lo soportó. Hizo todo lo posible por ella pero no la pudo salvar— Namjoon miró la fotografía de su novio que estaba sobre la cómoda —Poco después perdí la vida en la península y todo ese dolor llevó a Hobi a acabar con la suya...

El mayor no supo qué decir. Él no conocía esos detalles, solo los había visto con una niña pequeña siendo una familia feliz. Que el destino deparase tanto dolor para ellos le dejó sin habla.

—Si hubiera sobrevivido, habríamos vivido veinte años juntos— Namjoon se limpió las lágrimas —Pero ese tiempo no me consuela... No sabiendo cómo mueren los dos...

—Lo siento mucho...

—Fui yo quien encontró a Nahee en la península, hyung... Si no voy a esa casa... ¿Qué será de mi niña?

—Es posible que la encuentre otra persona...

—O que muera allí... O que nunca vaya a nacer...

—No podemos hacer nada— Seokjin trató de hablar con el mayor respeto posible —Tenemos las manos atadas, Namjoon. Ojalá hubiera una forma de ayudarla pero... No la hay.

El menor tomó la fotografía de Hoseok y la miró detenidamente.

—Mi hermano Minjun se suicidó... Si no hubieras cambiado el destino, Hobi también se habría suicidado... No entiendo por qué el mundo es tan cruel con nosotros... No lo entiendo...

—Tu novio está rodeado de personas que le quieren y aunque tu pérdida está siendo muy dura para él, se está adaptando a su nueva vida— Seokjin trató de aliviar su carga —Él no se suicidará. No el Hoseok de ahora.

—¿Y tú?— Namjoon le miró a los ojos —¿Te suicidarás tú?

—¿Qué...?— el mayor se quedó perplejo durante un instante, hasta que comprendió que había leído su diario —No debiste hurgar entre mis cosas.

—Tienes razón. Lo siento...

Seokjin se molestó por lo que había hecho pero dadas las circunstancias, no quería comenzar una discusión con él. 

—Estar solo en El Umbral es duro. Cuando escribí esas palabras estaba mentalmente agotado— se volvió a sentar sobre la cama y resopló levemente —Ni siquiera sé si el suicidio es posible— comentó incómodo —Ahora ya no me siento desamparado porque estás aquí conmigo. Tengo a alguien con quien hablar. No estoy solo.

—Si algún día te vuelves a sentir de esa manera dímelo— la voz de Namjoon se quebró —Pero no vuelvas a considerarlo... No es la solución...

El mayor deseó darle un abrazo pero su amigo se giró para contemplar una vez más la fotografía de Hoseok. Seokjin dudó pero al final se acercó y lo abrazó por la espalda.

—Esto es demasiado, hyung...

—Tienes que ser fuerte, Namjoon.

—Quiero que tenga una buena vida— sus lágrimas brotaron de nuevo —Quiero que Hobi sea feliz. No quiero que sufra más...

—Lo sé— Seokjin contempló la sonrisa de Hoseok en la fotografía que el menor sostenía entre sus manos —Parece alguien muy optimista.

—Lo es, aunque últimamente le está costando, pero lo es...

—Cuéntame más sobre Hoseok.

Namjoon se quedó un poco sorprendido por su petición.

—Parece una persona fascinante. Me gustaría saber más sobre él.

—Es alguien con un gran corazón.

—Estoy convencido— el mayor sonrió y se dejó caer sobre la cama —Ven— golpeó el colchón —Seguro que tienes muchas anécdotas que contar.

Namjoon no supo cómo reaccionar pero la sonrisa genuina de su amigo suavizó un poco su malestar. El chico bajó la mirada hacia la fotografía y luego se la llevó con él a la cama. Cuando se acomodó al lado del castaño, Namjoon comenzó a compartir algunas cosas de su pasado que sorprendieron a Seokjin gratamente.

Última advertencia para Seokjin y Namjoon. La nada no parece un lugar muy agradable, ¿no? ¿Creéis que ahora sí dejaran de intentarlo? 🤔

¿Qué os ha parecido el destino que estaba escrito para Hoseok y Namjoon? Nahee habría sido una chica increíble. ¿Qué creéis que pasará ahora con ella? ¿Alguna teoría? 👀

¿Cómo os va todo? Espero que estéis bien. Ánimo con las clases y/o el trabajo. Que tengáis una feliz semana. Stream Dynamite. 😘✨

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