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37

Yoongi entró en la taberna Cíclope, un establecimiento donde sirven comidas a los habitantes de Inyeon que viven solos, no saben cocinar o prefieren reunirse con sus amigos para almorzar y cenar después de una dura jornada de trabajo.

El joven vio a Song Joongki sentado en una de las mesas. Yoongi se acercó, hizo una reverencia y tomó asiento enfrente de él.

—Parece que el calor se resiste a marcharse— el hombre contempló el exterior a través de la ventana —Estoy deseando que llegue el frío.

—Yo prefiero que se quede el calor— respondió con sosiego —Me gustan los climas cálidos.

Joongki alzó la mano y una camarera acudió para tomar nota. En Cíclope solo disponían de dos menús que podían acompañarse de vino de arroz o agua. Ambos eligieron el plato de pescado con la única diferencia de que el mayor pidió la bebida alcohólica mientras Yoongi se decantó por un vaso de agua.

—Te agradezco que me acompañes de vez en cuando— Joongki le miró a los ojos —Sé que la gente como tú suele comer en casa.

—¿La gente como yo?— repitió extrañado —¿A qué te refieres?

—Me refiero a la gente que tiene familia o pareja— aclaró sonriente —No quería ofenderte— la camarera dejó las bebidas sobre la mesa y se retiró —¿Has tenido un mal día?— preguntó tras observar su expresión enfurruñada —Te noto un poco susceptible.

—Perdona, hyung— Yoongi no podía ocultar su frustración —Hoy ha vuelto a faltar otro niño. Ya van seis.

—Comprendo— Joongki entrelazó las manos —¿Se lo has dicho a Changwook?— el menor negó con la cabeza —¿Quieres que hable yo con los padres?

—¿Y qué les vas a decir? ¿Que la homosexualidad no se contagia?— gruñó molesto —¿Que sus hijos están seguros conmigo porque no soy el depredador que creen que soy?

—En el mundo hay gente muy ignorante y este pueblo no es la excepción. No todos los homófobos lo son por odio, algunos lo son por pura ignorancia— comentó con toda la calma del mundo —Creo firmemente en que hay personas con las que se puede llegar a razonar. Por supuesto que no es el caso de todos, ¿pero qué pierdo por intentarlo?

El menor tomó un poco de agua. Desde que la gente del pueblo conocía su relación con Jimin, varios padres le miraban mal. Por suerte eran una minoría pero a Yoongi le dolía cada vez que un alumno faltaba a su clase porque sabía que su ausencia no era por falta de interés hacia la música, sino por puros prejuicios hacia su orientación sexual.

—Gracias, hyung, pero si te soy sincero, estoy pensando en dejar de dar clases.

—¿Por qué?— Joongki no esperó esa respuesta —Siempre dices que te gusta la música.

—Y me gusta, mucho además, pero la enseñanza es otra cosa— comentó incómodo —Cada día se me hace más difícil... Y esto no tiene solo que ver con lo que está pasando con los padres de mis alumnos. Es algo que llevo sintiendo desde hace tiempo.

—¿Por eso viniste a mi herrería?— el hombre arqueó una ceja —¿Quieres quitarme el puesto de trabajo?

—No, hyung— Yoongi negó inmediatamente con las manos, pero la sonrisa que vio en su rostro le indicó que solo estaba bromeando —Todo está tan tranquilo que tengo mucho tiempo libre. No sé, me apetece aprender cosas nuevas y lo que hacéis allí es interesante.

Un camarero les llevó la comida. El olor del pescado estofado con arroz y verduras agradó a ambos.

—Buen provecho.

—Gracias, Kai— Yoongi sonrió al ver su amplia sonrisa —¿Cómo te van las clases particulares con mi hermano?

—Muy bien— respondió con entusiasmo —He mejorado mucho en las últimas semanas y todo gracias al profesor Min.

—No te quites mérito, tu esfuerzo marca la diferencia— aseguró para alegría del menor —Continúa estudiando y no dejes que las dificultades te frenen.

Joongki sonrió para sus adentros al ver lo bien que se le daba tratar con la gente.

—Muchas gracias— el chico le hizo una profunda reverencia justo cuando su tía lo llamó para que siguiera trabajando —Tengo que irme. Por favor, disfruten de la comida.

Yoongi observó cómo se dirigía hacia la barra. Huening Kai era un estudiante de catorce años muy aplicado y extremadamente trabajador. Por la semana echaba una mano en la taberna que dirigía su tía y durante el fin de semana ayudaba al padre de su mejor amigo, Kang Taehyun, con los cultivos del invernadero. Yoongi veía mucho talento en él pero sobre todo veía a un chico noble y responsable.

—Piénsatelo antes de dejar la enseñanza— Joongki comenzó a comer —Es una decisión muy importante que afectará a muchas personas.

El menor tomó un trozo de pescado mientras le daba vueltas al asunto. Jimin y Taehyung estaban encantados de verle ejerciendo como profesor y también era cierto que muchos de sus alumnos, como Kai, iban a sus clases con entusiasmo. Tan cierto como que la enseñanza no le llenaba y eso le provocaba cierta insatisfacción personal. Si a eso le sumaba el rechazo de algunos padres, sus ganas por continuar se veían aun más afectadas.

—Mañana saldremos de expedición. Será el último viaje que haremos este año.

—¿A dónde?— Yoongi se sorprendió al oírlo —No iréis a Busan, ¿verdad?

—No, nosotros solemos recorrer la provincia de Jeolla del Sur. Hay un almacén en un pueblo apartado, cerca de la costa. Allí tenemos todo lo que necesitamos. Cuando se acaben los recursos probaremos en otro lugar.

—¿Cuántos iréis?

—Cinco— Joongki tomó un poco del vino de arroz —Siempre formamos equipos de cinco. Es más seguro moverse en grupos pequeños.

—¿Es necesario que vayáis?— Yoongi dejó los palillos sobre el plato —Aquí tenemos prácticamente de todo. ¿Por qué os ponéis en peligro?

—Somos quinientas personas y hay mujeres embarazadas, lo que irá aumentando la población con el tiempo. Algunos recursos se van acabando, otros son limitados y hay cosas de las que no disponemos— el hombre se limpió con una servilleta y siguió comiendo —Tenemos la capacidad de cultivar, de pescar o de trabajar la madera, pero no podemos crear medicamentos y el hospital requiere de ellos.

—Así que hay que salir a cojones...

—A menos que quieras ver cómo la gente muere de enfermedades comunes, me temo que sí, hay que salir a cojones.

—¿Y cómo lo hacéis? ¿Seleccionáis a voluntarios y os quedáis varios días? ¿Cómo es el procedimiento?

—Somos quince hombres en total. La mayoría hemos estado en el ejército pero también contamos con excepciones. Nos dividimos en grupos de cinco, los que vamos mañana no iremos la próxima vez. Partimos con la luz del sol y regresamos antes del atardecer. Nunca pasamos la noche en la península, sería demasiado peligroso.

—Tiene sentido.

—¿Por qué preguntas?— arqueó una ceja —¿Quieres venir con nosotros?

—Jimin me mataría si vuelvo a pisar la península— Yoongi esbozó una media sonrió —Es por pura curiosidad.

—Será tu novio pero se comporta como tu marido— Joongki cogió unas verduras con los palillos —Más te vale no enfadarlo o tendrás un grave problema.

—Créeme, lo último que quiero es despertar su ira— se rascó la nuca —Puede dar mucho miedo cuando se cabrea.

Joongki pensó en su esposa. Durante unos segundos se dejó envolver por la nostalgia, recordando su vida antes de que el cáncer se la llevara de su lado.

—La semana que viene es el cumpleaños de mi chico— comentó el menor emocionado —Deberías venir a cenar. Si este estofado te parece rico, espérate a probar mi comida.

—Min Yoongi, esas son palabras mayores.

—Mi mejor amigo fue uno de los mejores cocineros del país— se encogió de hombros —No quiero presumir pero me enseñó una receta legendaria.

—Ahora sí que estoy intrigado— contestó amigable —Gracias por invitarme. Iré encantado.

Yoongi sonrió entusiasmado. Durante las últimas semanas se habían hecho buenos amigos y aunque Joongki tenía diez años más que él, nunca se comportaba como una persona autoritaria, al contrario, lo trataba como si fuesen de la misma edad. Ambos tenían muchas cosas en común y disfrutaban de su mutua compañía, lo que había llevado al hábito de quedar dos veces por semana para almorzar y hablar de sus cosas.

Tras la comida se tomaron una copa como pedía la costumbre. Todos los adultos de Inyeon podían beber hasta tres bebidas alcohólicas a la semana, como recompensa por el trabajo que hacían. Y también como medida preventiva para no acabar con las reservas de la isla.

Después de pasar un rato juntos, Yoongi regresó a casa mucho más animado. En el salón encontró a su hermano jugando a las damas con Jungkook y acusándole exaltado de hacer trampas. Eunha y Sungjae estaban sentados en el sofá, riéndose a carcajadas del mal perder del castaño.

Hoseok no se encontraba entre ellos aunque ese detalle tampoco le sorprendió. El pelirrojo solía llegar tarde, sobre todo cuando tenía una cirugía programada.

Jimin apareció con una jarra y varios vasos en las manos. Mellie lo seguía pegada a su pierna como si estuviese a punto de recibir una golosina.

—Hola, mi amor— el rubio le dio un beso en la boca —¿Qué tal tu amigo? ¿Le has invitado?

—La semana que viene vendrá a cenar.

—Perfecto— Jimin dejó la jarra sobre la mesa —Sungjae, tú también vendrás a celebrar mi cumpleaños, ¿verdad?

—Por supuesto que vendrá— se metió Jungkook —¿Qué clase de pregunta es esa?

—Cállate y céntrate— bufó Taehyung malhumorado —Y deja de hacer trampas.

—No hago trampas— respondió entre pucheros —Es que tú eres muy pero que muy malo.

Sungjae asintió para tranquilidad de Jimin.

—Beomgyu, Yeonjun, Soobin y Chanmi también vendrán— el rubio se giró hacia la muchacha —Oye Eunha, deberías invitar a alguna de tus amigas.

—¿Puedo?

—Claro que puedes— Yoongi le entregó un vaso con agua de limón —Invita a tantas amigas como quieras.

—Entonces invitaré a Soojin unnie, a Sojung unnie y a Hyejin unnie— sonrió risueña. Con Soojin y Sojung se llevaba muy bien desde que comenzó a trabajar en el hospital y a Hyejin la había conocido en el economato, donde iba todas las semanas a por alimentos. Las tres se habían convertido en buenas amigas para Eunha.

—¡Gané!— Jungkook alzó ambos brazos enérgicamente —¡Toma ya! ¡Ya van seis consecutivas!

—¡Embustero! ¡Estafador! ¡Farsante! ¡Tramposo!— Taehyung se alzó completamente indignado.

—¡Campeón! ¡Vencedor! ¡Ganador! ¡Triunfador!— respondió el maknae con cierta chulería.

Yoongi se escaqueó hacia la habitación contigua oyendo los gritos de los menores. El chico pasó la mano por la superficie del piano pensando en sus alumnos. Jimin le siguió pero aguardó al lado de la puerta durante varios minutos. El rubio era consciente de que algo le carcomía por dentro, aunque no quisiera compartirlo con él.

—Sea lo que sea, no puede ser tan grave.

—No es grave— la voz melosa del menor le llevó a soltar un suspiro —Es solo que... Me siento un poco perdido.

—Es por tu trabajo, ¿verdad?— Jimin tomó asiento sobre el sofá —No estás contento con lo que haces.

—¿Tanto se me nota?

—Reconozco esa mirada— respondió tras subir las piernas y acurrucarse contra el respaldo —Yo tampoco estoy feliz con lo que hago, por eso lo sé.

—Lo siento, cariño, no debería quejarme— Yoongi se sentó a su lado —Yo al menos puedo tocar el piano, tú en cambio...

—Cielo, puedes quejarte todo lo que quieras— le interrumpió inmediatamente —Si no estás a gusto con tu trabajo, pues no lo estás. No pasa nada— Jimin contempló su rostro detenidamente —Deberías dejarlo si no te hace feliz.

—No es tan fácil— se mordió el labio inferior —Hay gente que cuenta conmigo.

—No he dicho que no des clases— le alzó la barbilla —¿Por qué no haces como mi madre? Puedes dar clases privadas a los alumnos que realmente quieran aprender a tocar el piano.

—¿Eh?— Yoongi parpadeó varias veces —No había pensado en eso...

—Creo que lo que te tiene amargado es que hay muchos jóvenes que no se lo toman en serio. Además no estás acostumbrado a enseñar y mucho menos a tanta gente— le acarició la mejilla con el pulgar —A mi madre le gustaba centrarse en cada persona individualmente. Aunque daba clases grupales, tenía debilidad por las particulares.

—¿Y te parece bien si los traigo a casa?— carraspeó un poco —Quiero decir, es posible que tenga que dar algunas clases aquí.

—Por supuesto que me parece bien— le dio un beso en los labios —Solo quiero que seas feliz.

Yoongi se perdió en su inmensa mirada. Por alguna extraña razón le vino el comentario de Joongki a la mente.

—¿Qué sucede?— Jimin notó que se había sonrojado —Te has puesto colorado.

—N-nada...

—¿Cómo que nada?— le tiró del brazo como un niño pequeño —Venga, dímelo.

—Pues que...— Yoongi le miró fijamente a los ojos —Serías un buen marido, Jiminie.

El menor sintió cómo se le dispara el pulso por sus palabras, pero lo que más le aceleró el corazón fue la mirada de su novio. Aunque no era la primera vez que mencionaban el matrimonio, Jimin no pudo controlar su rubor.

—¡Estoy hasta la punta de la polla!— Taehyung irrumpió en la habitación —¡Dile algo al tramposo, descarado y mal bicho de tu hermano!

El rubio se separó abruptamente de su pareja, lo que causó una gran intriga en el menor.

—¿Qué hacéis?— el castaño se percató de sus rostros sonrojados —¿Qué está pasando aquí?

—Nada— carraspeó Yoongi —¿Qué quieres?

—Uy, aquí huele muy raro— se llevó la mano a la barbilla —Mi instinto cotilla me dice que estáis ocultando algo muy jugoso.

—Mi hermano mueve las fichas cuando estás mirando hacia otro lado.

—¡Lo sabía! ¡Es un maldito tramposo!— vociferó exaltado —¡Park Jungkook! ¡Te voy a azotar el puto trasero!

Yoongi se posicionó al lado de Jimin mientras su hermano salía corriendo en busca del maknae.

—¿Es cierto?— frunció el ceño —¿De verdad hace trampas?

—Qué va. Jungkookie es asquerosamente bueno jugando a las damas— se encogió de hombros —Mi madre era igual. No había quien ganara contra ella.

El mayor le rodeó la cintura y lo apretó suavemente contra su cuerpo. Jimin cerró los ojos lentamente, saboreando el tacto de sus labios contra los suyos.

—Eres un demonio— susurró Yoongi a lo que su pareja respondió con una pícara sonrisa. Jimin se agarró de sus hombros dejándose guiar por las vehementes caricias de su lengua. El beso se extendió durante más de un minuto, acelerando el pulso de ambos considerablemente.

A los gritos de Taehyung y Jungkook se unieron los de Eunha y Sungjae. La pareja se separó entre risas, dado que los cuatro estaban armando un tremendo escándalo.

—Lo arreglaré, Yoon.

—¿La mentira que ha dejado entrar el apocalipsis en nuestra casa?

—No— negó tras soltar una risita coqueta —Arreglaré esta ley absurda y nos casaremos.

Yoongi notó cómo se le volvía a acelerar el corazón súbitamente, pero en esta ocasión no se sonrojó; el mayor lo volvió a poseer íntimamente con la lengua.

—Quiero que sepas que un papel no cambiará lo que siento por ti— aseguró sin apartar la mirada de sus ojos oscuros —Pero sé que lo arreglarás porque no hay nada que se le resista a Park Jimin.

—Sobre todo tú— respondió tocándole el trasero.

Yoongi no replicó porque sabía que no había nada que argumentar contra eso. El mayor se dejó besar justo cuando Jungkook irrumpió en la habitación.

—¡Hyung! ¿Cómo has podido decirle que hago trampas? ¡Sabes que eso no es verdad!

—¿Yo?— Jimin le dedicó su mirada más inocente —Yo no he dicho eso.

—¡Claro que sí!— Taehyung apareció detrás de su novio y le señaló con el dedo —¡Casi te cargas nuestra relación con tus injurias!

—Pues qué relación más débil tenéis— soltó Yoongi atrayendo las miradas asesinas de ambos —No es culpa de Jiminie que no sepáis jugar sin competir.

—¿¡Por supuesto que sabemos jugar sin competir pero dónde está la gracia?!— Jungkook se cruzó de brazos —Es más divertido así.

—No caigas en su sucio juego, Kookoo. ¿No ves que está intentando picarte para que te olvides de la diabólica mentira de tu hermano?

Jimin se escondió detrás de Yoongi.

—Yoon— le susurró sensualmente al oído —Protégeme de ellos y me pondré lo que me pidas. Eso incluye lo que tú ya sabes...

—¡Mira! Lo está seduciendo con su sucia lengua de íncubo!— se escandalizó Taehyung al ver la expresión de su hermano —¡Hazte responsable de tu maldad, Park Jimin!

Eunha y Sungjae se asomaron con curiosidad para a continuación ser testigos de cómo Taehyung y Jungkook intentaban atrapar a Jimin mientras Yoongi lo protegía enérgicamente de ambos. 

—Tienen cinco años— comentó el muchacho entre risas.

—¿Cinco?— Eunha frunció el ceño —A mí me parece que como mucho llegan a dos.

Hoseok regresó a casa justo cuando Sungjae se disponía a volver a su domicilio. El pelirrojo lo encontró en las escaleras de la vivienda hablando con Eunha. Tras un breve saludo se despidió de ellos.

—¿Cómo ha ido la operación?— preguntó la joven muy interesada —¿Ha salido bien?

Hoseok negó con la cabeza. El paciente había fallecido tras tres horas de intervención.

—Lo siento mucho...

—¿Qué tal con Sungjae?— Hoseok se sentó en el escalón de la entrada —Últimamente me lo encuentro siempre aquí.

—Su amistad me está ayudando mucho a sobrellevar esta situación— Eunha tomó asiento a su lado —Él también ha perdido a su familia y sabe cómo me siento. Además es muy educado, nunca me hace sentir incómoda y tenemos muchas cosas en común. Siento que es muy fácil hablar con él.

—Me alegro por ti— respondió con sinceridad —Parece una buena persona.

—Lo es— le tocó la mano —¿Y tú? ¿Cómo lo llevas?

—El trabajo me mantiene ocupado.

La respuesta fue tan seca que Eunha supo inmediatamente que no quería hablar del asunto.

—Sabes que estoy aquí para lo que necesites, ¿verdad?

—Lo sé, pequeña— el mayor se pasó la mano por el cabello —Tengo que volver a la peluquería. Ya se me vuelven a notar las raíces.

Eunha desvió la mirada resignada. Cada vez que intentaba tocar el tema lo evadía. Hoseok no quería abrirse ni con ella ni con nadie y aunque deseaba saber cómo se sentía, no podía obligarle a hablar si él no quería.

—¿Puedo acompañarte a la peluquería? Estoy pensando en cambiarme de color.

—Mientras no sea rojo puedes venir conmigo.

—¿Y eso?— se cruzó de brazos —¿Por qué no puedo teñirme de rojo?

—Porque no quiero que acabes con las existencias— se levantó soltando una carcajada —Las quiero todas para mí.

—¡Oppa!— Eunha se le echó encima —¡Eres muy malo!

Hoseok la alzó a caballito y ambos comenzaron a reírse sin aparente preocupación.

Tras la cena, el grupo se reunió en el salón con la intención de jugar a las cartas. Hoseok subió a su dormitorio para hablar con Namjoon como solía hacer todos los días. El pelirrojo encendió una vela blanca y luego se acomodó sobre la cama.

—Buenas noches, Joonie— sonrió tras pronunciar su nombre —Espero que hayas tenido un buen día— tomó su cojín favorito y se abrazó a él —El mío no ha sido bueno... La operación no ha salido como esperábamos... Sabíamos que iba a ser complicada pero teníamos esperanza— Hoseok comenzó a clavarse las uñas en la piel —Hemos perdido a un paciente... A un buen hombre de cuarenta y dos años... Le quedaban tres meses de vida, ¿sabes?— su mirada se tornó triste —Podría haber vivido tres meses con su esposa, pero decidió operarse para presenciar el nacimiento de su hijo... Y ahora no será posible...

Hoseok se fijó en la llama de la vela; estaba chisporroteando con fuerza.

—No dejo de pensar en lo limitados que estamos. La esperanza de vida se ha reducido drásticamente y no hay nada que podamos hacer al respecto. ¿Cómo podemos curar a la gente si no disponemos de tratamientos? La doctora Lee es muy buena en su campo, te lo aseguro, pero ya sabes que la medicina tiene muchas ramas y no tenemos a ningún otro especialista aparte de ella.

Hoseok suspiró tremendamente frustrado.

—Le hemos entregado una lista de fármacos al Señor Song pero no sé si será capaz de encontrarlos todos— soltó el cojín —Por muy buenas que sean nuestras instalaciones, sin medicinas para tratar a nuestros pacientes no sirven de nada.

La vela continuaba chisporroteando con viveza, lo que llamó su atención.

—Me pregunto qué estarás haciendo ahora mismo— su mirada se suavizó al pensar en él —¿Estás aquí conmigo? ¿Estás sentado ahora mismo en esta cama?— Hoseok comenzó a tocar el colchón, buscando a su novio —¿Te imaginas que ahora te agarró una pierna? Creo que me daría un síncope si te sintiera— se rió al pensar en el susto que se llevaría —Me pregunto cómo será el lugar en el que estás, cómo serán las personas que tienes a tu alrededor, si te tratan bien, si te sientes cómodo con ellas... No dejo de preguntarme qué haces todo el día, si sigues leyendo libros como el bibliófilo que eres— su sonrisa se agrandó —Habrá libros allí, ¿no? Cómo no tengan libros te veo montando una protesta.

Hoseok se dejó caer sobre la cama. Por unos segundos se quedó callado, contemplando el techo.

—¿Eres feliz? Sé que aquí serías feliz... Sé que conmigo lo serías... ¿Pero lo eres allí?

El pelirrojo sintió cómo la tristeza comenzaba a apoderarse de él.

«Yo no lo soy. Estoy tratando de vivir como me dijiste que hiciera, pero todo carece de sentido. Las personas a mi alrededor son felices y yo me siento completamente vacío. No dejo de soñar con el momento en el que te convertiste en infectado... No puedo dejar de ver cómo caíste al agua... Estar en Inyeon sin ti no es muy diferente de estar dentro de un ataúd. Trato de echarle valor pero a veces no puedo... Dicen que el tiempo lo cura todo pero yo creo que solo aprendes a vivir con el dolor. Hemos estado juntos desde los tres años y cada vez que me surge una duda pienso en preguntarte, pero ya no estás... La gente que nunca ha perdido a alguien no lo entiende... No entiende que en el mar murió una parte de mí y que ya nunca seré el mismo de antes. La única razón por la que no me suicido es porque te lo he prometido a ti... Y sé que me observas y que estarías decepcionado si tiro la toalla... Y a veces te odio por ello, Joonie... Te odio por obligarme a vivir»

Hoseok advirtió que llevaba mucho tiempo sumergido entre sus pensamientos. El chico se levantó de la cama y fingió una sonrisa jovial.

—Perdona, tengo que irme ya. Les he prometido a los demás que jugaría con ellos a las cartas, lo entiendes, ¿verdad? Prometo que mañana me quedaré más tiempo contigo y que nuestra conversación será menos deprimente— Hoseok miró hacia la vela —Te amo, Joonie. Cuídate mucho, por favor.

La llama continuaba chisporroteando con fuerza. El pelirrojo se acercó y contempló el color detenidamente. Con el paso de los minutos comenzó a sentirse intranquilo. Hoseok desvió la mirada por la habitación albergando un terrible malestar. Al posar la vista una vez más sobre la vela comprobó que se mantenía igual y por mucho que esperó a que Namjoon la apagara, el fuego no se extinguió en ningún momento. 

Algunos están teniendo más dificultades que otros para adaptarse a su nueva vida, pero comparado con la que tenían en el búnker, Inyeon les está ofreciendo, por ahora, una estancia mucho más cómoda y pacífica. 

Si Namjoon no hubiera contactado con su novio a través del sueño, Hoseok habría aprovechado cualquier despiste de sus amigos para lanzarse al agua y ahogarse en el mar. Namjoon es quien lo mantiene con vida. ¿Pero y ahora? ¿Por qué no se ha apagado la vela? ¿Y cómo afectará esto a Hoseok? 👀

Estoy emocionada porque nos vamos acercando a... SHOOKYSHOOKY SHOOKYSHOOKY
SHOOKYSHOOKY MILKYSHOOKY. 🎶 Uy, perdón por la interferencia. 🤭 Como decía, nos vamos acercando. Feliz semana. Besos~✨✨✨

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