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35

Jimin abrió la carpeta que tenía entre las manos. Según Gam Kyungjae, Wooshik se había tomado unos días libres por enfermedad. El rubio sabía que su ausencia en el ayuntamiento no se debía a un inesperado resfriado, como había afirmado, sino a las heridas que le había ocasionado.

El novio de Yoongi no le tenía especial simpatía y menos después de lo que había hecho, pero esa animadversión hacia él no mitigaba el sentimiento de culpa.

«Namjoon hyung habría actuado con madurez. Tengo que parecerme más a él»

Jimin suspiró al pensar en su primo. Namjoon era su modelo a seguir; era la clase de persona en la que se podía apoyar uno incondicionalmente. El menor adoraba las conversaciones con él. Siempre obtuvo buenos consejos de su parte.

«Ojalá hubiera podido pasar más tiempo contigo, hyung. Te echo de menos»

Jimin lo añoraba tanto que a veces no sabía cómo lidiar con su ausencia. El chico pasó de página con la intención de centrarse en el trabajo. Kyungjae tenía que ir al invernadero y necesitaba unos apuntes que el menor había prometido buscar por él.

Hong Dahye entró en la sala y se acercó al joven por la espalda. La mujer le tocó el trasero, a lo que el rubio respondió apartándose bruscamente de ella.

—¡¿Pero...?!— se sobresaltó —¿Qué haces?

—¿Yo?— Dahye sonrió con cierta inocencia —Nada malo.

—No vuelvas a tocarme...

—¿O qué?— le cortó sin perder la sonrisa —¿Qué vas a hacer? ¿Decirle a todo el mundo que una mujer te ha tocado el culo? Cariño, ¿acaso quieres que se burlen de ti?

Jimin se quedó muy sorprendido con su actitud.

—Llevo aquí desde el día cero— comenzó a jugar con su cabello ondulado —Y tú acabas de llegar como el que dice— se acercó unos pasos —Si grito ahora mismo, ¿qué crees que pensará la gente de ti?

La tensión entre ellos se disparó considerablemente.

—Podría decir que te sobrepasaste conmigo— apuntó en un tono melodramático —Eso sería terrible, ¿no crees?

—¿Qué quieres de mí exactamente?— Jimin la miró con rechazo mientras ella le sonreía con cierta frivolidad —Porque está claro que has venido por algo.

—Me pareces muy atractivo, bombón— le susurró sensualmente al oído —Y quiero probarte.

—Tengo novio— el menor se apartó de ella inmediatamente —Lo dije en la reunión, deberías saberlo.

—Lo sé, lo sé— sonrió despreocupada —Os he visto por ahí paseando como dos tortolitos y déjame decirte que sois monísimos.

El rubio frunció el ceño repugnado por su forma de comportarse.

—No me molesta que tengas novio, ese es solo un detalle sin importancia— se encogió de hombros —Lo que me da morbo es follarme a un homosexual. Eso es lo que me interesa de ti.

—¿Estás diciendo que quieres que sea tu amante?— Jimin cerró la carpeta incapaz de ocultar su repulsión. El menor estaba cada vez más indignado con ella —¿Me tomas el pelo?

—Te convendría tenerme de tu lado— Dahye se apoyó sobre la mesa mostrándose muy segura de sí misma —Quieres casarte con tu chico, ¿no? Si aceptas te ayudaré a lograrlo.

—¿Votaste en contra para tener algo con lo que negociar conmigo?— Jimin hizo un gesto con la mano para que saliera —No me interesa nada que venga de ti.

—¿Estás seguro?— se llevó el pulgar a la boca —¿De verdad no te lo vas a pensar?

—No tengo nada más que decir.

—¿Qué pasaría si, hipotéticamente hablando, acusara a tu novio de violación?— Dahye sonrió al ver la expresión que cubrió su rostro —Bien sabes que la gente de Inyeon creería antes a una mujer modélica y de alta sociedad, que a un forastero sin nombre.

—Con un tema como ese no se juega— Jimin apretó el pomo de la puerta con rabia. El menor se indignó tanto que estuvo a punto de gritarle —¿Cómo puedes utilizar algo tan serio para tu propio beneficio? ¿Eres consciente del daño que causas creando falsas acusaciones?

—¿No amas a tu novio?— la mujer ignoró el reproche a propósito —Si follas conmigo puedes evitarlo. Solo sería una vez, no te estoy pidiendo demasiado.

—Pensé que eras diferente. Parece que me he equivocado contigo.

—Oh, venga, no te lo tomes así. Quid pro quo, mi amor. Así funciona el mundo.

Jimin cerró la puerta con pestillo.

—Has tomado la decisión acertada, bombón— Dahye sonrió satisfecha al ver cómo se quitaba el cinturón —No te arrepentirás de esto. Puede que incluso te guste hacerlo con una mujer.

—Eres repugnante.

—Y tú un caballero— le guiñó el ojo —Acércate.

Jimin hizo lo que le pidió aunque con cara de asco. A ella sin embargo no le importó su hostilidad. Desde el primer encuentro le había parecido un chico muy atractivo y el deseó de poseerlo creció aún más cuando supo que tenía novio. Dahye tenía fetiches muy concretos y la confianza necesaria para llevarlos a cabo. No le importaba tener que jugar sucio si así conseguía su cometido.

—Date la vuelta— ordenó el rubio en un tono firme —Si vamos a follar lo haremos a mi manera.

—Qué directo— Dahye se apoyó sobre la mesa, indecisa por si debía levantarse la falda o dejárselo a él —Me gustan los jóvenes que toman el control. Es sexy.

—¿Jóvenes?

—De veinte en adelante— la mujer se excitó cuando lo sintió apretarse contra ella y recorrer sus caderas —Eres un malpensado. No me gustan los adolescentes.

—¿Sabes lo que no me gusta a mí?— le susurró al oído —Que pienses que puedes amenazar a un Park y salirte con la tuya— Jimin rodeó el cuello de la mujer súbitamente con el cinturón y comenzó a estrangularla —No te confundas. Si estás viva es precisamente porque yo lo quiero así.

Dahye perdió la calma por completo. En su creciente estado de desesperación trató de liberarse de su agarre sin fortuna.

—Podría matarte y hacerlo pasar por un suicidio— la sujetó con más fuerza —O cometer el crimen más atroz e inculpar a uno de tus amigos, suponiendo que tengas alguno, claro.

La mujer sintió tanto pánico que no supo cómo reaccionar. Aunque trataba exasperada de aflojar el cinturón y apartarlo de su piel, el rubio no cedía.

—Como vuelvas a amenazar a mis seres queridos será tu cadáver el próximo que entierren— Jimin notó que Dahye iba perdiendo resistencia —¿Lo has entendido?

La joven cayó de rodillas en cuanto la soltó. Las lágrimas comenzaron a surgir sin control mientras tosía y gemía muerta de miedo.

—En una cosa tienes razón. Tú llevas aquí desde el día cero, yo no— se agachó y tiró de su cabello. Dahye alzó la vista atemorizada, incapaz de sostenerle la mirada —No tienes ni puta idea de todo lo que he hecho para sobrevivir.

—Por favor...

—No tientes al diablo si no quieres acabar muerta.

Dahye no se incorporó, ni habló, ni hizo ninguna clase de movimiento, solo se quedó en el suelo, llorando y temblando hasta que Jimin salió del cuarto.

Yoongi se despidió de sus alumnos con la sensación de que los nervios que le sofocaban desde que comenzó a dar clases ya no le atosigaban tanto.

Una chica de aproximadamente catorce años de edad se acercó a él cuando el aula quedó vacía. La joven de cabello negro y piel de porcelana alzó una carta sin poder controlar el temblor de sus manos. Yoongi notó lo sonrojada que estaba, a pesar de que la muchacha se resistía a levantar la cabeza.

—Seonu...— el joven no llegó a pronunciar nada más allá de su apellido; la chica le entregó la carta y salió corriendo ante la perpleja mirada de su profesor.

Yoongi arqueó una ceja mientras contemplaba el papel. Había un dibujo de una flor roja hecha con tinta de bolígrafo justo al lado de su nombre.

«Espero que no sea lo que estoy pensando»

El hermano de Taehyung se desentendió de la carta y guardó varias partituras en su maletín. Luego salió del edificio pensando en su intrépida alumna. En el exterior se encontró a su novio apoyado contra un árbol, resguardado bajo una imponente sombra.

—¡Jimin!— el mayor caminó inmediatamente hacia él, sorprendido pero encantado de verle —¿Qué haces aquí?— le preguntó sin poder ocultar su alegría —¿Vienes a recogerme?

—Como hace un día tan bueno he dejado mi deportivo en el garaje para dar un paseo con el profe más sexy de Inyeon— le guiñó un ojo —¿Te vienes?

Yoongi sonrió con mucho amor.

—¿Qué tal tu día?— Jimin le quitó el maletín para cargarlo por él —¿Los adolescentes se comportan como seres humanos o dan muchos problemas?

—Algunos muestran interés, otros se aburren como ostras— Yoongi hizo una mueca indescifrable —Supongo que es lo normal...

—Dar clases a adolescentes suena agotador— el menor advirtió que llevaba algo en la mano —¿Y eso? ¿Qué es eso?

—¿Esto? Una alumna me la ha dado hace unos minutos... Creo que es...

—¡Una carta de amor!— se la arrebató emocionado —¿Puedo abrirla? Venga, di que sí. Me hace ilusión.

—¿Por qué te ilusiona?— se rascó la nuca —¿No debería parecerte raro?

—¿Raro por qué? Entiendo a esa jovencita— Jimin se rió entre dientes —Yo también estaría perdidamente enamorado de ti si fueras mi profesor.

Yoongi desvió la mirada. El hecho de que una menor pudiera sentir algo por él le incomodaba.

—Bueno, a ver qué dice— Jimin se detuvo en mitad de la calle para leer la carta. Su novio no se lo impidió porque estaban a solas —"Querido profesor Min. Usted me gusta mucho"— soltó acompañado de una carcajada debido a la tensión —Mírala, qué directa. Los niños de hoy en día no pierden el tiempo.

—¿Por qué te emocionas? Pareces un crío.

—Shhhh— el rubio continuó con la lectura —"Verle tocar el piano provoca que mi corazón florezca como una dulce amarilis en verano."

—La época de plantación de la amarilis es en invierno.

—Shhhh pero qué más dará eso ahora— le calló por segunda vez —Esta niña escribe arte.

Yoongi no replicó, solo puso los ojos en blanco.

"Mi dulce y cándida amarilis está aguardando a su..."— Jimin paró abruptamente al ver que iba tomando un contexto subido de tono —¿Perdona?— el joven parpadeó incrédulo y continuó leyendo en silencio —¿Pero qué coño? No acabas de escribir eso, súcubo del demonio— se indignó por la explicitud del texto —¿Cómo te atreves?— se llevó la mano al pecho —Bueno, bueno, bueno. ¿Nos pegamos?

—¿Le quieres pegar a una niña inocente?— Yoongi prosiguió el camino —Te estás volviendo salvaje.

—¡Niña inocente mis cojones!— comenzó a ir detrás de él —¿Pero qué pasa con la juventud de hoy en día? ¿No tienen decencia? ¡Menudos calenturientos!

—¿No decías que era arte?— Yoongi le miró de reojo y Jimin lo fulminó con la mirada, lo que provocó una carcajada en él —Trae— le quitó la carta —Mañana hablaré con ella.

—¿Y qué vas a decir? Que no te gustan las amarilis y que prefieres un buen nepenthes holdenii.

—¿Qué diablos es eso?

—Una planta carnívora que tiene forma de pene.

—¿De dónde sacas esa clase de información?— Yoongi le pellizcó el trasero y el rubio se apartó entre risas —Tendré una charla con ella, no quiero que se haga una idea equivocada.

—Eres tan responsable— Jimin le tomó de la mano, ignorando a unos niños que jugaban por la zona —Mi chico es el profe más popular de la isla.

—No lo creo.

—Mi chico es el profe más popular de la isla— repitió poniendo más énfasis en sus palabras —No me contradigas.

—Vale— Yoongi se rió por la cara que puso y luego guardó la carta —¿Cómo te ha ido el día? ¿Te vas adaptando al ayuntamiento?

—Tenías razón— la voz de Jimin se volvió mucho más seria —Sobre Hong Dahye, quiero decir.

—¿Qué pasa con ella?— Yoongi notó cómo decaía su estado de ánimo —¿Ha ocurrido algo?

—Me amenazó con acusarte de violación si no tenía sexo con ella.

El mayor se detuvo abruptamente. Por un instante pensó que había oído mal pero la expresión de su novio evaporó las dudas.

—¿Cómo dices...?— Yoongi pasó inmediatamente de la indignación al enfado —¿Te ha hecho algo?

—La estrangulé con mi cinturón— Jimin no apartó la mirada de la suya —Y amenacé con matarla si volvía a meterse con alguno de nosotros.

Yoongi se quedó muy impactado. El menor continuó el camino sin inmutarse ante la perplejidad de su pareja.

—Creo que es una mujer a la que le gusta follarse a chicos jóvenes y que se ayuda de su posición para conseguirlo. No creo que sea un peligro para nosotros, pero la tendré vigilada por si las moscas.

—Por eso has venido a recogerme, ¿no?— Yoongi le volvió a tomar de la mano —¿Cómo te encuentras?

—Necesitaba verte, Yoon— resopló un poco agitado —Tú siempre me calmas.

—Sé que actuar así no es agradable, pero como dijo Jungkook, debemos hacer lo que sea necesario para sobrevivir.

—Lo sé, eso lo tengo claro... Es solo que...— el menor se detuvo y le miró a los ojos —No quiero convertirme en mi padre, ¿entiendes?

—Escúchame bien, tú nunca serás como tu padre— Yoongi lo agarró de la barbilla —Estás poniendo todo tu esfuerzo en proteger a las personas que amas— el mayor contempló sus ojos oscuros detenidamente —Tienes un corazón enorme, lo que él jamás tuvo. No te pareces en nada a tu padre. Eres una bellísima persona, Jiminie.

El rubio se mordió el labio inferior. Desde que estaba en Inyeon se sentía un poco perdido, pero las palabras de su novio le dieron algo de templanza.

—No quiero que vuelva a pasar lo del búnker. No quiero que nos veamos en una situación tan desesperada— Jimin hizo una pausa significativa —No me gusta lo que he hecho pero si es necesario lo volveré a hacer.

Yoongi deslizó la mano por la mejilla del menor y acercó su boca a la suya sin reparar en la gente. El rubio dejó caer el maletín que sujetaba con la derecha y rodeó el cuerpo de su novio mientras sus bocas se unían en un profundo y apasionado beso.

Una muchacha que paseaba por allí con su perro se quedó tan sorprendida que tropezó con el animal y cayó al suelo. El can le ladró disgustado por su torpeza. Aquel escándalo llamó la atención de la pareja. Yoongi y Jimin miraron hacia la joven, que roja como un tomate agarró a su mascota y salió de allí corriendo.

—Creo que la hemos espantado— murmuró el mayor —¿Crees que estamos haciendo bien en mostrarnos juntos? Me preocupa que sea demasiado pronto.

—Nunca es demasiado pronto para luchar por nuestros derechos— Jimin recogió el maletín del suelo y le tomó de la mano —Estoy harto de fingir. Te amo. ¿Y qué? A quien no le guste que mire para otro lado.

Yoongi sonrió al ver la determinación en su mirada. Jimin tenía razón; ninguno de los dos quería seguir el ejemplo del búnker, por eso habían acordado ser los primeros en exponerse, no solo para ver las reacciones que ocasionaban, sino también para proteger a Taehyung y Jungkook. De momento no habían recibido insultos ni comentarios inapropiados, no más allá de las típicas miradas de desaprobación.

—Vamos a mejorar este lugar, amor— Yoongi le besó la mejilla —Juntos vamos a crear un verdadero hogar para todos nosotros.

Eunha no podía conciliar el sueño. El día en el hospital había sido largo y más aún con las horas de estudio que había tenido que echar en casa. Ser la única alumna tenía sus cosas buenas pero también muchas desventajas, como por ejemplo tener que responder a cada una de las preguntas que le formulaba la enfermera a cargo de su formación.

Eunha se sentía cómoda en el hospital. La doctora Lee era una persona amable y empática, que se preocupaba mucho de los pacientes pero también del personal sanitario. En enfermería la habían recibido con los brazos abiertos, especialmente Kim Sojung, una matrona de carácter afable con la que había conectado enseguida.

Seo Soojin era otra de las personas con las que había entablado conversación desde el primer día. La muchacha estaba estudiando medicina y aunque era más tranquila y tímida que Sojung, su personalidad sosegada congeniaba muy bien con la de Eunha.

A pesar de no haber estudiado la carrera, el personal agradecía el interés que Eunha mostraba por la profesión. Probablemente porque la plantilla era escasa para quinientos habitantes y necesitaban gente como el comer.

La joven suspiró otra vez. Durante el día era fácil mantenerse ocupada, lo malo llegaba por la noche. Por mucho que se esforzaba no lograba desconectar y siempre terminaba reviviendo el horror de las últimas semanas. En especial las muertes de Namjoon y Seungho.

Eunha se levantó sigilosamente de su cama para no despertar a Hoseok. Como la casa solo disponía de tres dormitorios, el concejo les había dado permiso para tomar una cama de las múltiples viviendas que estaban vacías. Y así, aunque compartían cuarto, cada uno tenía su propio espacio para descansar. 

Al salir al pasillo escuchó unos murmullos provenientes de una de las habitaciones. El sonido se fue haciendo cada vez más sonoro, hasta que pudo identificarlo claramente. Eunha se rascó la cabeza y bajó por las escaleras, ignorando lo mejor que pudo los intensos gemidos de Taehyung.

En la cocina se tomó un vaso de agua mientras contemplada ensimismada la lluvia que caía en el exterior. De repente, la luz se apagó dejando la vivienda en completa oscuridad.

Eunha colocó el vaso sobre la encimera con sumo cuidado. Al girar la cabeza hacia la ventana detectó el reflejo de un hombre en el cristal. Su rostro mostraba un tono grisáceo y enfermizo, sus ojos prominentes parecían inyectados en sangre.

—No puede ser— la chica retrocedió unos pasos, impactada por la imagen.

La luz no demoró en volver, apenas pasaron unos pocos segundos pero cuando regresó, el infectado de la ventana ya no estaba por ninguna parte.

—¿Cómo...?— jadeó con la voz entrecortada —¿Me lo he imaginado...?

Unos golpes contra la puerta sobresaltaron a la muchacha. Eunha logró retener un grito a duras penas. Por un instante dudó en acercarse, seguía muy nerviosa por lo que había presenciado en la ventana.

—¿Hola?— dijo desde una distancia segura —¿Quién es?

La voz que escuchó a través de la puerta le resultó muy familiar. Eunha se apoyó contra la madera con el corazón en un puño. Después de recomponerse del susto decidió abrirla y asomarse al exterior.

—Buenas noches— saludó Sungjae, pero la expresión que vio en su rostro borró su sonrisa —He visto luz y pensé que... Bueno, espero no molestar.

—Buenas noches— Eunha le miró con cierto recelo —¿Has visto algo extraño por ahí?

—¿Algo extraño?— frunció el ceño —¿Extraño como qué?

—Nada— suspiró cansada. Definitivamente se lo había imaginado —Perdona, ¿quieres entrar?— la joven advirtió que estaba empapado —Jungkook está en la cama pero...

—No, no vengo por él— Sungjae sacó un libro del interior de su chaqueta —He venido a traerte esto.

—Oh— Eunha parpadeó muy sorprendida —¿Es para mí?

—Este es uno de los primeros libros que leí cuando llegué a Inyeon— se lo entregó —La protagonista me recuerda a ti.

—¿A mí?— la chica aceptó el regalo —¿En qué?

—Las dos sois fuertes e independientes— aseguró amigable —Deberías leerlo. Si te apetece, claro. Es muy bueno.

Eunha no supo qué decir. ¿De verdad había salido en mitad de la noche y con un temporal del demonio para entregarle un libro? Aquel gesto genuino la dejó sin palabras.

—Me voy ya— Sungjae se giró hacia los escalones —Entra rápido, no vayas a mojarte.

—Muchas gracias— respondió conmovida —Lo leeré seguro.

—No hay de qué. Cuando lo termines me gustaría escuchar tu opinión.

—Por supuesto— la muchacha alzó el libro y sonrió ampliamente —Buenas noches, Sungjae oppa.

—Buenas noches, Eunha.

La joven no cerró la puerta hasta que el chico desapareció de su vista. En lugar de subir al dormitorio y meterse en la cama, decidió acurrucarse en el sofá de la sala del piano y ponerse a leer.

La curiosidad por descubrir si la protagonista se parecía a ella había terminado por llevarse el poco sueño que ya de por sí tenía. Eunha sonrió al mirar la portada. No tenía ni idea de qué le esperaba pero aquel gesto de Sungjae había aliviado su corazón. 

La gran mayoría creyó que Dahye había votado a favor pero en realidad fue Kyungjae. A veces las apariencias engañan. ¿Creéis que la reacción de Jimin ha sido la correcta? 🤔

El profe de música se nos vuelve popular. 🤭 Mostrarse juntos en público no es fácil pero Yoongi y Jimin han tomado la decisión de ir a por todas. ¿Traerá su determinación problemas o será la gente de Inyeon más tolerante?

Eunha está haciendo amistades dentro y fuera del hospital. Sungjae parece preocuparse mucho por ella. ¿Lo aprobáis? 👀

¿Cómo estáis? 💕 Yo estoy bien, con muchas ganas de que llegue el otoño porque no soporto el calor del verano. ¿Os pasa lo mismo o disfrutáis de los climas cálidos? Espero que estéis genial. Disfrutad de la semana y sed felices. Besos~ 🌹✨

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