23
Jungkook se quedó observando la playa después de fondear el barco. La vegetación parecía densa, como si la isla hubiese estado años sin explorar. No se veían pájaros en el cielo, ni humanos en tierra, ni otra clase de seres vivos o muertos.
El chico bajó la mirada hacia el mar, tratando de ver a través del agua.
—Hyung, ¿crees que los peces también están infectados?
—El océano es inmenso— respondió Jimin, que se situaba a su izquierda —Creo que el mar tardará más tiempo en sucumbir.
—Es posible— Jungkook desvió la mirada hacia su novio, que se paseaba agitado de un lado a otro —Tae, ¿qué haces?
—¿Yo? ¿Qué hacéis vosotros?— preguntó acelerado —¡¿Vamos a permanecer aquí charlando tan tranquilos o vamos a ver de una vez por todas lo que se esconde en esa isla?!
Jungkook sonrió por su actitud. Los nervios y la incertidumbre lo estaban comiendo vivo pero prefería verlo así, a triste y decaído.
—A primera vista parece un lugar deshabitado, pero detrás de esa vegetación podría encontrarse cualquier cosa— Yoongi se llevó la mano a la nuca —Tendremos que desembarcar para averiguar qué hay al otro lado.
—Yo me quedo en el yate— contestó Hoseok sin mirar hacia tierra —Alguien tendrá que vigilarlo, ¿no?
—No creo que debamos separarnos— Eunha le tomó de la mano —Por favor, ven con nosotros. Es más seguro si estamos todos juntos.
El pelirrojo guardó silencio. Le costaba asimilar la idea de pisar aquella playa sin Namjoon.
—El yate ya no nos sirve. No tenemos suficiente combustible para regresar o buscar otro lugar— Jungkook señaló hacia la isla —Para bien o para mal, este es nuestro nuevo hogar.
—Qué alentador— Taehyung apretó el puño nervioso —No sé... Me imaginé este sitio más acogedor... Siento que estamos a punto de pisar la isla de Jurassic Park.
—Mejor. Prefiero los dinosaurios a los infectados— su novio se encogió de hombros —Si nos comen se acabó. No tenemos que convertirnos en uno.
—Vaya consuelo el tuyo— bufó el castaño —Ahora estoy mucho más tranquilo. Gracias, cariño— soltó con cierta ironía.
—Id preparándoos— pidió Yoongi —Hay que aprovechar la luz del sol.
Hoseok se quedó en cubierta mientras los demás tomaban las pocas cosas que habían logrado transportar hasta el yate. El pelirrojo se vio obligado a hacer ejercicios de respiración para combatir la ansiedad que le creaba bajar a tierra.
Yoongi le apretó el hombro suavemente, haciéndole dar un leve respingo.
—Namjoon está a tu lado, Hoseok— aseguró con un semblante tranquilo —No puedes verle pero él sí puede verte a ti.
—¿De verdad?— preguntó tratando de ocultar su malestar —¿Puede verme ahora mismo?
—Claro que puede— le sonrió —Estoy convencido de que está a tu lado.
Namjoon trató de tocar la mejilla de su novio pero su mano traspasó el cuerpo del joven por tercera vez. El chico sintió tristeza pero también una profunda desilusión. Esa frustración le llevó a apartarse del pelirrojo y a soltar la mano de Seokjin bruscamente.
—¡Oye, no puedes soltarte!— el mayor lo abrazó inmediatamente por la espalda, haciéndole frenar en seco —Todavía eres muy débil para estar aquí por tu cuenta.
—¿Y de qué me sirve estar aquí si no puedo tocarle?— soltó enfadado —¿De qué me sirve estar a su lado si no puedo detener su dolor?
—Tu presencia es importante— Seokjin giró su rostro, obligándole a mirar a Hoseok —¿Lo ves?
Namjoon notó una expresión menos apática en él y también había cierto atisbo de esperanza en su mirada.
—Hoseok sabe que estás a su lado y eso le da fuerzas— lo agarró del brazo y se colocó a su derecha —Roma no se construyó en un día, Namjoon. Los dos necesitáis tiempo para adaptaros a esta situación.
—¿Cómo lo soportas?— el menor no apartó la vista de su pareja —Verles tan cerca y no...
—¿Gritar? ¿Llorar? ¿Maldecir?— preguntó por él —Ya no me quedan fuerzas para eso.
Namjoon guardó silencio, tratando de contener su malestar. Seokjin desvió la mirada hacia Yoongi, que seguía alentando al pelirrojo.
—Es mejor que nos vayamos ya.
—No. Quiero seguir a su lado.
—Namjoon, si sigues aquí te quedarás sin energía y luego estarás tres días durmiendo para recuperarte— le advirtió —Todavía eres como un infante en este mundo. Si no te estuviera sujetando, ni siquiera podrías mantenerte en pie.
—Este lugar no es como cuentan los libros...
—No, desde luego que no— torció el gesto —Sigamos viéndoles desde casa.
Namjoon miró a Seokjin con sentimientos encontrados. Aquella no era su casa y probablemente nunca lo sería.
—De acuerdo— resopló resignado —Pero tengo muchísimas preguntas que hacerte.
Seokjin asintió aliviado. Las emociones podían ser traicioneras y Namjoon estaba expuesto a demasiadas. Por suerte era una persona madura con la que se podía razonar.
Mientras ambos regresaban, los demás abandonaban el yate para adentrarse en la isla. En cuanto pusieron los pies en el agua echaron a correr hacia la arena. No querían arriesgarse con los peces ni llevarse una sorpresa como había sucedido con las aves.
Los árboles se alzaban imponentes ante ellos y la maraña se entrelazaba con espesor, ocultando cualquier posible camino.
—No os separéis— ordenó Yoongi —Y estad atentos a todo.
Jungkook usó el machete para abrirse paso a través de la maleza. Taehyung le siguió tirando de la mano de Eunha y cargando a Mellie en brazos. La perrita se encontraba mucho más tranquila. Tenía la cabecita apoyada sobre el hombro del chico e iba ojeando la zona con curiosidad.
Hoseok logró controlar la ansiedad gracias a las palabras de Yoongi, quien seguía sin apartarse de su lado. El mayor sabía lo difícil que estaba siendo todo para su amigo y se había jurado a sí mismo protegerlo por Namjoon.
Jimin iba el último, con la katana en mano y atento a cualquier ser que pudiera esconderse entre tanta espesura.
El calor se notaba húmedo en el bosque y aunque no se veía ninguna clase de ave, sí se podían apreciar varios cánticos. Aquellos sonidos rebajaron la tensión en el grupo, dado que los pájaros infectados no podían emitirlos.
Durante la hora y media que caminaron por aquel lugar desconocido, el paisaje no cambió en lo más mínimo. Hasta que Jungkook cortó una rama gruesa, apartó un arbusto y se dio de bruces con un sendero.
—Chicos— se giró hacia ellos —Aquí hay un camino.
Los demás se apresuraron para verlo.
—Esto significa que hay gente, ¿no?— opinó Eunha con la voz entrecortada.
—O que la hubo— añadió Yoongi dubitativo —A partir de ahora debemos tener todavía más cuidado.
Todos asintieron a las palabras del mayor.
—¿Hacia dónde vamos?— preguntó Taehyung —¿Derecha o izquierda?
—Izquierda— Hoseok dio un paso al frente —Siento que es por allí.
—Si en una hora no encontramos nada, haremos un descanso— propuso Jimin tras notar el cansancio que acarreaban.
El grupo aceptó y continuó por el lado que indicó el pelirrojo.
Jungkook le entregó el machete a Eunha, ahora que ya no necesitaba seguir cortando arbustos y la muchacha le devolvió la katana que cargaba por él.
Los jóvenes siguieron en la misma formación, mirando a su alrededor con gran precaución.
Taehyung sacó una botella de plástico para darle agua a Mellie pero ya no quedaba. Hoseok se percató y le entregó la suya, que tenía poco más de la mitad. La perrita bebió un poco, ajena a la preocupación de su «papá», que miraba al pelirrojo con gran inquietud.
Eunha alzó la mirada hacia el cielo. Afortunadamente el sol no lograba traspasar los árboles por completo y la sombra ayudaba a combatir el calor asfixiante. La muchacha se tropezó con una rama pero consiguió evitar la caída. En ese instante se imaginó a Namjoon a su lado, preguntándole preocupado si se había hecho daño. El chico dejó de fruncir el ceño y sonrió aliviado, justo antes de desaparecer ante sus ojos.
—¿Estás bien?— Hoseok se detuvo a su lado —¿Te has lastimado?
—Estoy bien— mintió y continuó avanzando —Estoy bien.
Eunha trató de contener las lágrimas pero fue en vano. La muerte de Namjoon le había terminado por desgarrar el corazón.
Hoseok la tomó de la mano para sorpresa de la chica.
—Él está con nosotros— susurró —Él siempre estará con nosotros.
Yoongi y Jimin intercambiaron una breve mirada al ver cómo se unían en un profundo abrazo. La pareja les concedió unos minutos a solas, en los que lograron hallar un poco de consuelo entre ambos.
El grupo avanzó durante cuarenta minutos por el sendero. Jungkook se encontraba tan cansado, que temía que estuvieran caminando de regreso al yate. Taehyung por su parte comenzaba a cuestionarse la existencia de personas en la isla y no era el único con esa clase de pensamientos. El agotamiento comenzaba a pesarles de sobremanera.
Unas voces alertaron a todos.
Los jóvenes se escondieron detrás de los árboles, alzando las armas mientras Taehyung apretaba a Mellie contra su cuerpo. Yoongi se asomó con cuidado y vio a dos adolescentes golpeando a otro chico contra el suelo. Los tres tenían el cabello negro y vestían ropa de verano común y corriente.
—¿Qué te he dicho de mirar a mi churri?
—Es un puto retrasado— soltó el más alto con desprecio —No te entiende, hyung.
—Y-Yo no estaba mirando a...
—¡Cállate, bastardo!— el tipo que tenía unos kilos de más le metió una patada en el estómago antes de que pudiera finalizar la frase —Estabas mirando a mi novia. ¿Quién coño te crees que eres? ¿Eh?
—Es un sucio muerto de hambre.
Yoongi apartó la vista; Taehyung le hizo una señal con la mano para intervenir pero su hermano negó con la cabeza. Los demás se mantuvieron a la espera, observando la escena asqueados.
—Bájate los pantalones y ponte a cagar— le mandó el gordito —Si te comes tu propia mierda quizá te perdone.
Los dos agresores se miraron con complicidad.
—Yo...— el chico no podía dejar de temblar —Yo no...
—¡Que te pongas a cagar!— le golpeó el alto en la espalda —¡Ahora mismo!
Yoongi soltó el machete y salió de su escondite. Taehyung puso los ojos en blanco al ver que su hermano se dirigía hacia los adolescentes.
—Siempre tiene que ser cuando él diga— se quejó a Hoseok —Si es que era evidente que no iba a dejarlo pasar.
El rechoncho alzó el puño al ver que el muchacho se resistía. Justo cuando iba a pegarle apareció Yoongi y lo agarró de la muñeca. El mayor le retorció el brazo y le dio un golpe en la corva, obligándole a ponerse de rodillas.
—¿Te divierte meterte con los más débiles?
—¡Ah, suéltame! ¡Me haces daño!— gimoteó —¡Muyeol, ayúdame!
Yoongi le apretó el rostro contra el suelo mientras su compinche agarraba una rama.
—¡Suelta a Kunwoo hyung!— le ordenó pero sin mucha confianza. El aspecto desaliñado del desconocido le dio miedo —Suéltalo...
Jimin apareció detrás de él, dándole una fuerte colleja. Muyeol dejó caer la rama y se llevó las manos a la nuca.
—Amenázale otra vez con un palo y ya verás por dónde te lo meto.
La expresión de Jimin hizo sonreír a Yoongi. Kunwoo trató de soltarse pero el mayor no cedió y le volvió a apretar la cabeza contra el terreno.
—La estupidez humana no conoce límites— resopló Eunha.
—No me extraña que nos estemos extinguiendo— añadió Jungkook resignado.
—¿Te encuentras bien?— Taehyung se inclinó sobre el chico que había sido golpeado —¿Puedes levantarte?
—Yo... Ah...— el menor le miró asustado y luego desvió la vista hacia Mellie —Yo... Sí... Gracias...
—¿Cómo te llamas?— Hoseok le ayudó a alzarse del suelo.
—Choi Beomgyu— respondió tímidamente.
Taehyung notó que desviaba la mirada continuamente hacia la perrita.
—Esta es Mellie— le tocó una orejita —Es bonita, ¿verdad?
—Sí— Beomgyu sonrió al verla desde cerca —Es muy bonita.
Hoseok y Taehyung notaron que el chaval iba bajando la guardia. Eunha se acercó a ellos mientras Jungkook caminaba hacia Yoongi.
—¿Q-Q-Qué queréis de mí?— tartamudeó Kunwoo —¿Q-Q-Quiénes sois? ¿S-S-Sois caníbales?
—Vaya, nos has descubierto— el maknae le tocó la cintura —Tienes buenas mollejas. Estarás rico a la brasa.
—N-N-N-o me comas, por favor— lloriqueó —No quiero morir. ¡Mamá, ayúdame!
—Tu mamá no puede ayudarte— le susurró Jungkook al oído —Cuando termine contigo me la zamparé a ella.
El maknae alzó la mirada hacia Yoongi y ambos se rieron entre dientes.
—No somos caníbales— intervino Jimin, dedicándole una mirada severa a ambos —Nadie os va a comer.
—Aguafiestas— le criticó Jungkook, a lo que Yoongi asintió inmediatamente.
—¿E-Entonces podemos irnos?— preguntaron al unísono.
—Claro— Jimin empujó a Muyeol contra el suelo; el chico cayó al lado de su amigo —Podéis iros— se sentó en cuclillas y agarró un poco de tierra —Cuando os comáis esto.
Los dos se miraron asustados, repugnados y consternados.
—¿Cuántos años tienes?— Taehyung ignoró a los demás y se centró en Beomgyu —¿Hay más gente en la isla?
—Tengo quince años y vivo en el pueblo— el chico acarició a Mellie tímidamente y la perrita se dejó hacer —Somos unas 500 personas en total... No estoy seguro.
—¿Tantas?— Eunha se sorprendió por el número —¿Y desde cuándo estáis aquí?
—Desde el día cero.
—¿El día cero?— repitió el castaño.
—El día en que todo comenzó— Beomgyu miró a Taehyung —Nunca os he visto por aquí... ¿Venís de la península? ¿Os ha traído el Señor Song?
—¿Quién es ese?— quiso saber Hoseok.
—El Señor Song es el que hace viajes a la península— le miró detenidamente —¿Cómo habéis llegado hasta aquí? Este sitio está aislado.
—Es una larga historia— Taehyung torció el gesto —¿La gente del pueblo es pacífica? ¿Crees que podríamos hablar con el que está al mando?
—No tenemos un líder, tenemos un concejo de cinco...— Beomgyu dejó de hablar —No, de cuatro. El Señor Gwak falleció hace unos días, pero seguro que podéis hablar con los demás.
Hoseok, Taehyung y Eunha no supieron cómo tomarse aquello. ¿Cinco líderes para un pueblo de unas 500 personas? ¿Qué clase de leyes tendrían allí?
—¿Podrías llevarnos hasta ellos?— preguntó la muchacha.
—Claro— Beomgyu volvió a mirar a Mellie y luego desvió la vista hacia los adolescentes —Gracias por ayudarme. Esos dos siempre se están metiendo conmigo...
—¿De verdad estabas mirando a la novia de ese estropajo?— Taehyung no pudo resistirse al cotilleo.
—No, solo estaba divagando— confesó —Me gusta soñar despierto... Por eso se meten conmigo. Dicen que soy raro.
—No eres raro— le aseguró Hoseok —Lo que pasa es que esos idiotas tienen menos personalidad que una piedra.
—Nunca dejes de ser como eres por lo que te digan unos gamberros— añadió Eunha —Solo te tienen envidia.
El menor sonrió. Aunque el aspecto de los desconocidos era impactante, saber que venían desde Corea lo normalizaba en cierta forma. Beomgyu no podía evitar hacerse preguntas, pero no se atrevió a hacérselas a ellos.
—Mi hermano es un sádico— Jungkook arqueó una ceja mientras veía cómo Kunwoo y Muyeol comían tierra —Yo les habría dado una paliza.
—Yo también— apuntó Yoongi, observando la sonrisa de su novio —Pero me gusta más el estilo de Jimin.
—Bueno, es más creativo— murmuró —Cuando era un crío, un compañero me quitó el almuerzo y hyung lo metió en un cubo de basura y le obligó a comerse una cáscara de plátano.
Yoongi soltó una leve carcajada.
—¿En serio?— sonrió divertido —Entonces esto le viene de lejos.
—No soporta a los abusones.
Kunwoo comenzó a toser entre lágrimas. Muyeol apenas se atrevía a alzar la mirada; todo el grupo le daba mucho miedo.
—P-P-Por favor, no puedo más— Kunwoo reprimió una arcada —Por favor...
—¿Vais a pedirle disculpas por lo que le habéis hecho?— preguntó el rubio.
—S-Sí— contestaron ambos a la vez —Sí, Señor.
Taehyung acompañó a Beomgyu y el menor se posicionó entre él y Jimin. Los adolescentes comenzaron a hablar atropelladamente, disculpándose, lamentándose e incluso echándose la culpa entre ellos.
Beomgyu nunca los había visto tan asustados. Aquella imagen le sorprendió pero también le dio cierta satisfacción.
—Hoy habéis tragado tierra pero como os vea agrediendo a este chico o a cualquier otro otra vez, dejaré que esos dos de allí— Jimin señaló a Yoongi y Jungkook —Os arranquen las pelotas.
—Y ese pito diminuto y arrugado que tenéis entre las piernas— se mofó Taehyung.
—Y luego tendréis que coméroslo— concluyó Eunha.
—Y más os vale no decir ni una palabra de esto a los del pueblo— Hoseok se cruzó de brazos —O tendréis que lidiar con las consecuencias.
Kunwoo y Muyeol juraron y perjuraron que no volverían a hacerlo. Estaban tan aterrados que apenas podían dejar de llorar.
—Quedaros aquí durante una hora— Yoongi recogió su machete del suelo —Quiero que penséis en lo que habéis hecho.
El grupo dejó a los chavales atrás, sollozando como unos niños pequeños.
Beomgyu no dudó en mostrarles el camino hacia el pueblo. A pesar del aspecto de los desconocidos, no sentía el más mínimo peligro entre ellos.
—¿Llevan molestándote mucho tiempo?— se interesó Jungkook.
Beomgyu asintió tímidamente.
—Eso se acaba hoy— Yoongi le miró de reojo —¿De dónde eres?
—De Daegu.
—¡Hala! ¿En serio?— Taehyung se emocionó —Mi hermano y yo también somos de Daegu.
—¿De verdad?— les miró con cierta inocencia.
—Ahora tengo más razones para protegerte— Yoongi le despeinó, haciéndole sonreír con ese pequeño gesto.
El buen rollo cesó por culpa de un ruido contundente. El grupo se detuvo en seco mientras Beomgyu los miraba extrañado.
—Detrás de esos árboles está el pueblo— señaló con la mano —No tengáis miedo. No os va a pasar nada malo.
Los jóvenes se miraron los unos a los otros, algo inquietos por la clase de personas que podrían encontrarse al otro lado. Tras un momento de duda, guardaron las armas y siguieron al menor. No querían dar la impresión de que llegaban con malas intenciones.
El sonido se fue haciendo más sonoro con cada paso que daban. Los árboles comenzaron a tomar distancia entre ellos, dejando ver a lo lejos un panorama tan irreal como insólito.
El grupo ha logrado llegar a la isla e incluso ha encontrado a otras personas. ¿Qué os ha parecido Beomgyu? ¿Será de fiar? ¿Qué se habrán encontrado? ¿Y cómo será la gente de la isla? 👀
Todavía no me he recuperado pero tenía muchas ganas de actualizar. 🥺 Voy a seguir haciéndolo pero no al ritmo de antes. Hasta que esté bien del todo iré actualizando cada 9 o 10 días. Depende de cómo esté. Ojalá pudiera hacerlo todos los lunes pero dudo que pueda seguir ese ritmo. No todavía. Aun así estoy contenta porque ya he pasado por lo peor y sé que pronto volveré a la rutina. Al menos a la de escribir Retrouvailles. ✨ Gracias por vuestra paciencia. Por favor, cuidad mucho de vuestra salud. Os quiero mucho. 💜🥺
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