18
Jimin veía absorto cómo el grupo se preparaba para el viaje. El rubio sentía cierta presión en la boca del estómago pero por mucho que procuraba estar tranquilo, la incertidumbre era más fuerte que su voluntad por mantenerse sereno.
Eunha ayudó a Yoongi a ponerse un fular portabebés que había encontrado en uno de los cajones del armario del apartamento. Después de asegurarse que el bozal seguía fijo, metió a Mellie en el hueco.
—¿No sería mejor llevarla dentro de una mochila?— preguntó la joven algo alarmada.
—En la mochila podrían olerla, no quiero arriesgarme a que la detecten y me la arranquen de la espalda— respondió Yoongi —Así estará mucho más protegida.
—¿Seguro que quieres llevarla? Me gusta encargarme de ella. No es ninguna molestia, oppa.
—Lo sé y confío en ti, pero por esta vez déjamela a mí, ¿de acuerdo?
—De acuerdo— Eunha besó la orejita de la Shiba Inu y se alejó de ellos.
El mayor sabía que Mellie suponía un riesgo. Aunque el fármaco que le había inyectado Hoseok lo reducía a la mitad, la perrita le impedía moverse con total libertad.
—Voy a protegerte, pequeña— Yoongi bajó la vista hacia ella; Mellie le miró adormecida. El calmante de la clínica Meraki estaba haciendo su efecto —Eres parte de la familia.
Eunha regresó con una chamarra gruesa con capucha. La joven ayudó a Yoongi a ponérsela, lo que causó un poco de desconcierto en la perrita.
—Tranquila, Mellie— Yoongi comenzó a mecerla —Estarás bien. Podrás respirar sin problemas.
—Échate una siesta perruna— propuso Taehyung tras unirse a ellos —Cuando despiertes estaremos en el yate y podrás jugar todo lo que quieras.
Mellie los contempló con una inocencia tan pura, que hizo sonreír a los tres.
Jimin apartó la mirada de ellos y se centró en Hoseok. Namjoon había terminado de empaparlo en sangre y el pelirrojo parecía estar a punto de vomitar sobre el suelo.
—Oh, Dios— soltó entre arcadas —Voy a echar los hígados.
—Piensa que es chocolate.
—No jodas, Joonie— se quejó asqueado —No tengo tanta imaginación.
Jimin se dejó contagiar por la genuina sonrisa de Namjoon.
—Me sigue sorprendiendo que sean pareja— comentó Jungkook, al lado de su hermano —Todos hemos encontrado el amor en pleno apocalipsis.
—Creo que esos dos se quieren de mucho antes— Jimin giró el rostro hacia el menor —¿Pero qué coño?— se escandalizó.
—¿Qué te parece?— el maknae dio una vuelta sobre sí mismo —¿Mola o mola?— Jungkook se había grapado varios intestinos a la chamarra —Creo que doy el pego.
—Das un asco que te cagas— el rubio puso una mueca de desagrado —No te me acerques con eso.
—A veces parece que tiene cinco años— se metió Taehyung en la conversación —¿A quién se le ocurre graparse esas lombrices?
—Son intestinos— le corrigió su novio —Y me las he grapado porque a mi hermano se le han caído del hombro.
Jimin y Taehyung se miraron con cara de circunstancias.
—¿Qué?— el maknae se cruzó de brazos —No tenéis ni idea. Sois unos criticones.
La conversación fue interrumpida por Yoongi. El mayor los llamó a todos y el grupo se reunió en el centro del apartamento. Cada uno de ellos se había tapado las heridas a conciencia; también se habían puesto mascarillas y guantes de látex desechables, para evitar cualquier mínimo contagio.
—El trayecto hasta el yate va a ser difícil— Yoongi mantenía a Mellie calmada bajo la chamarra —Por eso mismo... Lo que os voy a decir a continuación es muy importante. Debéis seguir estas instrucciones al pie de la letra.
La tensión aumentó a raíz de sus palabras.
—Si alguien se queda atrás, quiero que sigáis adelante.
—Pero hyung...
—Taehyung— Yoongi le calló con una simple mirada —Hay ocho vidas en juego. Ocho— recalcó —Si alguien es descubierto debes seguir caminando. No podemos arriesgarnos a sufrir un efecto dominó. ¿Lo comprendes? Si corres a ayudar a esa persona, pondrás a todos en peligro.
—Esto es serio— añadió Namjoon —Nos vamos a meter en un mar de infectados, lo que significa que tenemos que mantener la calma en todo momento. Da igual lo que suceda, debemos avanzar sin mostrar ninguna clase de emociones.
—Pero somos una familia— insistió Taehyung —¿Cómo esperáis que abandone a un miembro de mi familia?
—Porque si no lo haces, serás el causante de la muerte de la familia entera— le respondió su hermano —¿De verdad quieres eso?
El castaño no supo qué contestar. Abandonar a alguien a su suerte le resultaba imposible, pero las palabras de Yoongi y Namjoon habían dejado una fuerte impresión en él.
—Comprendo tus sentimientos— Jimin le miró entristecido —Pero debemos dar prioridad al grupo, aunque sea difícil.
Un breve silencio se adueñó del apartamento. Ninguno quería verse en una situación tan dramática, ninguno quería dejar a alguien atrás, pero todos comprendieron que no estaban en posición de elegir; la situación era crítica.
—Debéis actuar como infectados hasta que lleguéis al yate— Yoongi retomó la palabra —No caminéis rápido y no les miréis fijamente a los ojos. Intentad pasar desapercibidos.
—¿No sería mejor separarnos?— propuso Jungkook —Si vamos todos juntos podríamos ser un blanco fácil.
—No me veo con fuerzas de entrar ahí sola— confesó Eunha —Lo siento, chicos. No soy tan valiente.
—Yo tampoco— Hoseok compartía los mismos temores que su amiga —Si tengo que llegar hasta el yate yo solo... Creo que sufriría un ataque de pánico.
—A mí tampoco me gusta la idea, Kook— Taehyung le miró nervioso —Además, si nos separamos cabe la posibilidad de que alguien se pierda por el camino.
—Olvidad lo que he dicho, ha sido una tontería— el maknae lo dijo en un tono animado, tratando de rebajar la tensión —Vayamos todos juntos. Es lo mejor.
Hoseok, Taehyung y Eunha agradecieron su comprensión.
—Cuando lleguemos tenemos que comprobar que el yate tenga combustible— explicó Namjoon —Desde la azotea parece el único transporte en condiciones, pero estamos muy lejos para saberlo.
—Tendremos que arriesgarnos y examinarlo desde allí— aceptó Jimin resignado —¿Pero qué hacemos si no funciona?
—Caminar hasta dar con uno en condiciones— le contestó su novio —No hay otra manera.
—Joder— resopló Hoseok inquieto —Eso no es muy tranquilizador.
A pesar de compartir los mismos sentimientos que el pelirrojo, ninguno se sintió con ánimos de hablar. Solo Namjoon dio un paso al frente.
—Yoongi hyung abrirá el camino. Jungkook le seguirá y detrás de Jungkook irán Eunha, luego Taehyung, Hobi, Jimin y por último yo, que cerraré la fila.
—Si tenéis miedo centraros en la persona que tenéis delante— aconsejó el mayor del grupo —Tratad de pensar en algo que os de calma.
—Hemos pasado por cosas muy jodidas, por cosas que ninguno de nosotros hubiera imaginado hace unos meses— Namjoon hizo una breve pausa —¿Pero sabéis qué? Por muy jodidas que hayan sido, las hemos superado. No nos hemos rendido, no nos hemos dejado doblegar por las circunstancias. Estamos aquí porque somos unos supervivientes y vamos a llegar a esa isla todos juntos.
Sus palabras hicieron el efecto deseado. Hoseok y Eunha asintieron con más confianza; Taehyung incluso apretó el puño con ímpetu.
—Mi primo tiene razón. No hemos llegado hasta aquí para dejarnos vencer tan fácilmente— se animó Jimin —Nuestro plan saldrá bien, solo tenéis que creerlo.
—Si creo en algo es en vosotros— sonrió Eunha —Sé que juntos podemos lograrlo.
Taehyung y Jungkook quisieron abrazar a la muchacha pero la joven se echó atrás al ver los intestinos que colgaban del disfraz del maknae.
—¿Ves? Esas lombrices dan puto asco— le regañó su novio —Quítatelas.
—¿Por qué? A mí me gustan— se defendió indignado —Vete a manduquearle a otro.
—¿Cómo has dicho?— Taehyung puso los brazos en jarra —Repítelo.
—Ya sabemos quién se casará primero— Jimin señaló a Namjoon y Hoseok —Y quién tendrá el primer divorcio— su mirada se desvió hacia los menores.
—Oye, oye, oye— el castaño agarró a Jungkook del brazo —Nosotros nunca nos vamos a divorciar. Nos amamos.
—¿Cómo puedes ser tan cruel, hyung?— Jungkook le miró disgustado.
—Que poca vergüenza tiene tu hermano, Kook— criticó molesto —Los hermanos menores siempre tenemos que aguantar ataques crueles e injustificados.
—Oh, sí, pobrecitos— resopló Yoongi —Como si no fuerais unos privilegiados desde el día en que nacéis. Os lo lleváis todo y encima os comportáis como unos niñatos malcriados.
—Son unos consentidos y desagradecidos— apoyó Jimin inmediatamente.
La forma de actuar de los cuatro causó risas entre sus amigos, rebajando considerablemente la tensión en el ambiente.
—Podéis continuar con la discusión en alta mar— les animó Namjoon —Allí tendréis la ocasión de echaros más cosas en cara.
—Como hijo único que soy, estoy deseando ver cómo os tiráis de los pelos— añadió Hoseok.
—Yo también— comentó Eunha entre risas.
Tras las bromas volvieron a recuperar la seriedad. Sin romper el silencio que se había prolongado, comenzaron a darse abrazos entre ellos. Ninguno quiso tomárselo como una despedida, más bien como otra manera de darse fuerza y ánimos.
Las únicas mochilas que decidieron cargar los Park fueron las que contenían víveres y medicamentos. Las armas como katanas, machetes y cuchillos se las repartieron entre los siete. La pistola con mira telescópica que había encontrado Yoongi en el maletero del Land Rover, se la guardó Jimin. Todo lo demás quedó tirado en el apartamento.
El grupo salió al exterior con serenidad y confianza. Las chaquetas, chamarras y cazadoras que se habían puesto resultaban incomodas con el calor que hacía, aún así habían acordado ponérselas, no solo para protegerse de la sangre, sino también para reconocerse entre la multitud.
Durante el trayecto hacia el paseo marítimo se encontraron con múltiples infectados. Aunque Namjoon había visto a Jimin pasar entre ellos, la sensación de vivirlo en primera persona le impresionó mucho. La emoción fue similar para los demás; Taehyung y Eunha tuvieron que contenerse para no compartir su asombro en voz alta.
La perrita se mantenía tranquila, acurrucada contra el torso de Yoongi.
«Tú aguanta, Mellie. Todo irá bien. Lo estás haciendo muy bien»
El rostro de Jimin palideció en cuanto doblaron la esquina. La reacción de los demás fue similar al verse enfrente de una inmensa cantidad de infectados.
Una niña de unos nueve años de edad se les acercó mientras otros clavaban sus sangrientos ojos en ellos. Namjoon vio la expresión que puso Hoseok y se colocó delante de él. El menor quería evitar que a su novio le pudiese dar un ataque de ansiedad. Aquel pequeño gesto ayudó a su chico a recuperar la calma.
La niña seguía tanteando la zona, tambaleándose alrededor del grupo sobre unos pintorescos tacones. Taehyung se fijó en su ropa; llevaba un vestido azul con brillos escarchados en la falda de tul. Por su aspecto parecía que el fin del mundo la hubiese pillado en una fiesta, quizá hasta en su propia fiesta de cumpleaños.
La niña miró a Taehyung con cierta curiosidad pero no tardó en desentenderse de él. Todos respiraron aliviados cuando la pequeña se alejó por una bocacalle.
Yoongi les miró fijamente a los ojos antes de iniciar el camino hacia la multitud. Jungkook fue el siguiente, seguido por Eunha, Taehyung, Hoseok, Jimin y Namjoon, justo como habían acordado.
El olor del mar apenas era perceptible por la cantidad de muertos vivientes que se amontonaban sobre el paseo y la playa. Las mascarillas tampoco conseguían bloquear el hedor que provenía de ellos.
Yoongi necesitó mucho valor para adentrarse entre la muchedumbre. Cada vez que alguno se girada hacia él o le miraba fijamente a la cara, sentía que las piernas le flaqueaban. Por suerte había cierto espacio entre unos y otros, razón por la que podía mantenerse a cierta distancia.
Jungkook seguía a su amigo con la mano sobre la empuñadura de la katana. El chico intentaba centrarse en la espalda del mayor pero su vista terminaba desviándose constantemente hacia los costados. La presencia de aquellos seres le tenía en un estado de altísima tensión.
La tensión también era máxima para Eunha. La muchacha había decidido contar mentalmente hasta mil para no desviarse del camino y sucumbir ante el miedo. Era tanto el terror que padecía, que tenía frío a pesar de llevar un abrigo puesto.
Taehyung trataba de moverse como un infectado, justo como había practicado durante el camino. La debilidad de su cuerpo había desaparecido, en parte gracias al descanso que había tenido y en parte por la situación que vivía. El castaño no podía apartar la mirada de su novio, al que deseaba volver a abrazar con todas sus fuerzas. A pesar del miedo, ese pensamiento le mantenía tranquilo.
Hoseok en cambio apenas podía respirar. Entre el hedor, el calor sofocante y el pánico que sentía en lo más profundo de su ser, le estaba costando dar cada paso. El miedo era tan penetrante que no se atrevía a apartar la mirada de Taehyung. Ni siquiera era capaz de pensar, lo único que quería era llegar al yate cuanto antes.
Jimin sabía que para Hoseok estaba siendo muy difícil. Las sensaciones que tenía su amigo las podía percibir desde su posición. El rubio trataba de aislarse reviviendo claro de luna, la pieza de Beethoven que Yoongi había tocado para él. Aunque no surtió mucho efecto, era su forma de combatir el miedo.
Namjoon le seguía, atónito a la cantidad de infectados que los rodeaban. Nunca había visto a tantos juntos, ni siquiera cuando salvó a Hoseok tras el asesinato de su padre. El joven se fijó en el aspecto de la gente; había personas de todas las edades y de distintas nacionalidades.
«Si algo sale mal, seremos devorados en cuestión de segundos»
El grupo fue avanzando con sigilo, procurando no llamar la atención. Yoongi marcó el ritmo paulatinamente. En dos ocasiones se vio obligado a cambiar de trayectoria por culpa de varios infectados que le cerraron el paso.
Una mujer sin mandíbula comenzó a seguir a Namjoon. La infectada se le acercó tanto, que el chico pudo sentir su presencia acechando su nuca. Esa sensación le puso los pelos de punta; aún así logró mantener la compostura hasta que la extraña se desentendió de él.
A Taehyung le sucedió algo parecido. Un cartero se posicionó a su lado y lo acompañó durante varios minutos, llevándole a experimentar un miedo feroz.
Yoongi rodeó a un hombre obeso e intentó ignorar el rostro quemado de otro individuo que se puso en su camino. La sensación de agobio que padecían él y los suyos comenzaba a ser insostenible.
Mellie se movió ligeramente, lo que provocó un vuelco en el corazón de Yoongi. Afortunadamente fue breve y la perrita se volvió a quedar quieta.
«Por favor... Aguanta un poco más»
El grupo prosiguió con lentitud pero también con firmeza, hasta que Hoseok notó un leve mareo y tuvo que pararse. El pelirrojo sentía cómo el sudor le caía por la espalda y el estómago le daba vueltas.
Jimin se detuvo a su izquierda, incapaz de continuar sin él. Namjoon apretó el brazo de su primo y le indicó con la mirada que siguiese avanzando. El rubio dudó un instante pero terminó acatando su petición.
El pelirrojo levantó la mirada y vio el rostro de Namjoon justo delante de él. Hoseok negó con la cabeza, estaba exhausto.
«No puedo más, Joonie. No puedo más»
Namjoon se inclinó levemente y apretó su boca contra la suya. Hoseok notó los labios de su pareja a pesar de las mascarillas. La mirada del menor transmitía cariño pero también una fuerza de voluntad innata.
El mayor aguardó tratando de evadirse del desagradable sonido que hacían los infectados. Hoseok se separó de él y asintió sutilmente con la cabeza. Aquel gesto hizo sonreír a Namjoon; sonrisa que el pelirrojo percibió inmediatamente.
«Gracias, mi amor»
Jimin respiró aliviado al comprobar que ambos le seguían. Namjoon se volvió a posicionar el último de la fila y apretó el puño con fuerza, tratando de controlar los nervios sin mucha fortuna. El pequeño percance de Hoseok le había asustado y ahora era incapaz de apartar la mirada de su novio.
El grupo se encontraba cerca del embarcadero cuando un sonido ensordecedor sacudió el área. Aquel estruendo que era similar al de una sirena, causó un gran revuelo entre los infectados de la zona.
La multitud comenzó a revolverse; algunos empujándose, otros chocando en su afán por caminar hacia el lugar del que provenía el ruido. Varios infectados cayeron al suelo y Jungkook, que estaba cerca de ellos, logró evitarlos por los pelos.
Yoongi apresuró el paso entre el caos y los demás siguieron su ejemplo. Ahora no solo corrían con el peligro de ser descubiertos, también podían quedar atrapados bajo el gentío.
El sonido de la sirena cesó a los sesenta segundos, pero la histeria colectiva que se había creado entre los muertos vivientes prosiguió igualmente. Los jóvenes tuvieron que atravesar una masa de cuerpos putrefactos e incluso pisar los que yacían en el suelo.
La sensación de claustrofobia, que encima iba acompañada de un miedo atroz, creó mucha inseguridad en el grupo. Jimin perdió el equilibrio por culpa de los continuos empujones y Eunha estuvo a nada de perder a Jungkook de vista. Por suerte destacaba por la ropa de invierno y la muchacha logró localizarlo enseguida.
Un infectado se acercó al maknae excesivamente. El hombre le miró durante más de diez segundos a los ojos, lo que tensó a Jungkook del tal manera, que estuvo a punto de desenvainar la katana. El extranjero se apartó sin más interés, dejándole atrás con un calambre en la mano.
Yoongi fue el primero en llegar al embarcadero. Era grande y estaba separado del paseo marítimo por un pequeño puente que ya no existía. El joven también advirtió que la cantidad de infectados que se encontraban al otro lado, era mucho más reducida.
Yoongi tragó saliva; la distancia no era muy grande pero el peso de Mellie le podría dificultar el salto.
Un fuerte empujón llevó a Hoseok al suelo. El chico trató de levantarse con dificultad, como haría cualquier infectado. Al alzar la mirada no encontró a Jimin entre la multitud.
«¡Oh, no! ¿Qué hago?»
El pelirrojo sintió cómo el pánico se apoderaba de él. Namjoon lo abrazó por la espalda, arropándole y protegiéndole del caos.
«¡¿Joonie?! ¡Oh, Dios!»
Ese gesto llegó a mitigar los nervios del mayor. Entre los dos no consiguieron encontrar a Jimin, pero sí a Taehyung.
Jungkook llegó al embarcadero justo cuando Yoongi saltó al otro lado. El mayor cayó sobre su brazo derecho, logrando proteger a la perrita del impacto. Varios infectados se percataron de su presencia y comenzaron a caminar hacia él.
—Joder— Yoongi se alzó dolorido y metió la mano entre la ropa, buscando su cuchillo —Mierda, ¿dónde está?
La mujer estaba cada vez más cerca, lo que incrementó aún más la ansiedad del mayor. Jungkook apareció de repente en su campo de visión; lo siguiente que presenció fue al maknae desenvainando la katana y decapitando a la infectada.
—Yo me ocupo de esto, hyung— se giró hacia él —Tú encárgate de Mellie.
Yoongi asintió con el corazón en un puño. El chico se dio la vuelta y detectó a Eunha al otro lado, acompañada de dos infectados. La muchacha parecía exhausta.
—¡Eh! ¡Cabrones!— el novio de Jimin caminó hasta el extremo de la acera —¿No queréis carne humana? Yo estoy delicioso.
Los infectados centraron inmediatamente su atención en Yoongi, justo como había previsto. Cuando se acercaron al bordillo, Eunha les dio una patada y los lanzó al mar.
—A eso se le llama trabajo en equipo— Yoongi le guiñó un ojo —Vamos, Eunha. Salta.
Jungkook mató a unos adolescentes y los empujó al mar. El chico desvió la mirada hacia los barcos. Eran pocos los que se encontraban por la zona y encima parecían inservibles. Algunos porque se habían quemado y otros porque estaban plagados de infectados.
Yoongi trató de tranquilizar a Eunha. La muchacha estaba temblando y no se debía solo al salto que había dado, sino al miedo que sentía entre tantos infectados.
La espera por los demás se volvía cada vez más difícil. Aunque estaban alejados de la muchedumbre, el sonido de los infectados era atronador.
La aparición de Jimin y Taehyung provocó lágrimas en Yoongi. El chico se tragó las ganas de llamarles a gritos pero no fue el único; Jungkook, que corría hacia ellos tras eliminar el peligro, sintió la misma necesidad que él.
—El espacio no es muy grande— susurró el rubio contra su oreja —¿Puedes saltar?
Taehyung asintió cansado. Jimin le dio un leve golpecito en la espalda y se giró para vigilar a los infectados. Por suerte la gran mayoría se dirigía en la dirección opuesta, lo que les daba cierta tranquilidad.
El castaño tomó carrerilla y dio un salto con ímpetu, pero al alcanzar el suelo perdió el equilibrio y se precipitó de espaldas. Jungkook lo agarró del brazo in extremis, evitando que cayese al mar.
Namjoon y Hoseok aparecieron en ese mismo instante pero no lo hicieron solos; una horda de infectados les seguían de cerca.
—¡Rápido!— gritó Yoongi alterado —¡Saltad!
Hoseok, Namjoon y Jimin no se lo dejaron decir dos veces; los tres se lanzaron hacia el embarcadero mientras los infectados que les perseguían caían al mar.
Los jóvenes desearon chillar, reír y soltar toda la adrenalina que llevaban dentro, pero se contuvieron porque todavía quedaba un último paso que dar. El grupo se apresuró hacia el yate, que estaba amarrado a muy poca distancia de allí.
Jimin y Jungkook fueron los primeros en subir a bordo. El transporte era pequeño, de un solo camarote, bastante corriente y con un viejo puente de mando. En cubierta no vieron a nadie pero aún así desenvainaron las katanas y se dividieron para inspeccionarlo.
Como el maknae ya se había encargado de los infectados del embarcadero, el grupo pudo tomarse unos segundos para recuperar la compostura.
—Es seguro— Jimin se asomó desde el yate —Jungkook está comprobando el motor.
A pesar de la buena noticia, la tensión no había cesado. Yoongi seguía alerta por si aparecían más infectados, sobre todo por aire.
El sonido del motor dibujó una enorme sonrisa en los rostros de todos. Taehyung fue el primero en subir a bordo, seguido de Eunha y Yoongi. Hoseok también quería embarcar pero se detuvo en seco al ver a Namjoon alejarse de ellos.
—Joonie— el pelirrojo le siguió de inmediato —¿A dónde vas?
—El yate está amarrado. Tengo que soltarlo— contestó con calma —Sube a bordo, no tardaré.
—Pero...
—Aquí no hay infectados— se quitó la mascarilla y le sonrió —Confía en mí.
Hoseok también se la quitó y le dio un pico. Namjoon lo agarró de la nuca y a continuación presionó sus labios contra los suyos, alargando el beso intensamente.
—No te caigas al agua— pidió Hoseok sonriente —Todavía no soy un buen nadador. No me hagas saltar al mar para rescatarte.
Namjoon se rió por lo bajo y observó cómo subía al yate. El corazón de Hoseok no podía parar de latir con fuerza. Estaba nervioso, asustado, feliz y expectante; era una mezcla de emociones que no sabía cómo controlar.
A bordo se encontró con Eunha sentada en cubierta, descansando al lado de Taehyung. Jungkook se situaba dentro de la cabina junto a Yoongi y Jimin. El motor sonó con más intensidad que antes, creando una explosión de júbilo a su alrededor.
—¡Esto funciona!— Yoongi alzó ambos puños.
—¡Larguémonos de aquí!— celebró Jungkook.
Hoseok, Taehyung y Eunha se unieron a ellos, eufóricos por la situación.
—¿Estáis todos a bordo?— preguntó Jimin al verles.
—No, Joonie todavía no...
—¡Vámonos!— gritó Namjoon —¡Dale fuerte, Jungkook!
La voz del joven creó aún más sonrisas entre el grupo. Jimin abrió la chamarra de Yoongi, dejando salir a Mellie. La perrita lo miró con los ojos entrecerrados, lo que provocó mucha ternura en los demás.
Jungkook puso el yate en marcha para alegría de Taehyung. Hoseok se quitó la chaqueta ensangrentada y salió al exterior para lanzarla por la borda. Al mirar hacia el embarcadero se quedó de piedra.
—¡Jungkook, para! ¡Jungkook, detén el motor!
Los gritos de Hoseok sobresaltaron a todos. El maknae hizo lo que le pidió mientras los demás acudían a cubierta.
—¿Qué pasa?— Eunha enmudeció completamente.
Namjoon se había quedado en tierra.
—No jodas. ¿Cómo se ha podido quedar atrás?— se alteró Taehyung —Pensé que estaba con nosotros.
—Ahora mismo vuelvo a por él— aseguró Jungkook, pero Yoongi lo detuvo agarrándole del brazo.
—Algo no va bien.
Hoseok también tuvo la misma impresión, sobre todo por la expresión que vio en el rostro de su novio.
—¡Lo siento!— alzó la voz todo lo que pudo —¡No puedo ir con vosotros!
—¿Qué estás diciendo, hyung?— Jimin no daba crédito —¡Tienes que venir con nosotros!
—¡No puedo!— Namjoon había dejado de sentir su cuerpo y también le costaba hablar —¡Tenéis que iros ya!
—Esto es una broma, ¿verdad?— las lágrimas inundaron los ojos de Hoseok —Te estás quedando conmigo... C-Como haces siempre...
—Perdóname... Si te lo hubiera dicho... No habrías subido...
Hoseok dejó caer la chaqueta. Las lágrimas apenas le dejaban ver su rostro.
—¡Dijiste que iríamos juntos a la isla! ¡Me lo prometiste!— le gritó desesperado —¡No puedes dejarme solo! ¡Te necesito!
—No estás solo... Tu familia está contigo...
—¡Tú eres mi familia!
Namjoon no logró oír sus palabras. Los ojos del joven se nublaron hasta dejarlo completamente ciego. El chico quiso responderle pero su boca no se abrió; estaba a segundos de dejar de ser humano.
Lo último que visualizó fue a Hoseok tumbado sobre la cama del apartamento, con las mejillas encendidas y una brillante sonrisa sobre su rostro.
«Te amo, Hoseok»
La transformación surgió a vista de todos. La piel de Namjoon se tornó de un color grisáceo mientras sus ojos se perdían entre la sangre. Una lágrima se deslizó por su mejilla demacrada, cayendo a sus pies.
Jimin y Jungkook se quedaron paralizados ante la imagen. Eunha cayó de rodillas, golpeando los puños contra la cubierta del yate. Taehyung buscó refugio entre los brazos de Yoongi, que seguía mirando a Namjoon con una expresión desoladora. Hoseok negó con la cabeza una y otra vez. El pelirrojo era incapaz de asimilar que su novio se había convertido en un infectado.
—No... No... Esto no es real— el joven retrocedió unos pasos —Esto no puede ser real— Hoseok desvió la mirada confundido; su cuerpo comenzó a moverse hacia la barandilla.
El pelirrojo saltó por la borda ante la atónita mirada de Yoongi y Jimin.
—¡Hyung!— gritó Taehyung.
Hoseok quería nadar hacia tierra pero su estado emocional no le permitía recordar las enseñanzas de Namjoon. El chico sintió una sensación extraña, como si algo tirase de sus piernas antes de ser engullido por el mar.
Hoseok necesitaba alcanzar la superficie pero no conseguía imponerse ante la corriente. El rostro de Namjoon surgió en su mente, aumentando su desesperación.
«Joonie, por favor... Vuelve»
Algo lo agarró del torso y lo impulsó hacia arriba.
—¡Te tengo!
—J-Jungkook— Hoseok tosió muy fuerte —N-Necesito ir con él...
—Hyung, no puedo dejarte ir.
—¿Por qué?— rompió en llanto —¿Y si fuera Taehyung? ¿No irías con él?
—Yo...
—Déjame ir con él— suplicó desesperado —Te lo ruego.
—No puedo...
—¡Tú deberías entenderme mejor que nadie!— se trató de soltar —¿Por qué me haces esto?
Un fuerte sonido les hizo girar la cabeza hacia el embarcadero. El cuerpo de Namjoon recibió un impacto en la frente, cayendo al mar desplomado.
Jimin tiró la pistola encima de sus guantes y pegó un grito desgarrador. El rubio se mordió la mano izquierda con tanta fuerza, que brotó la sangre. Yoongi acudió inmediatamente a su lado para arroparle y evitar que se causara más daño.
Ver el cadáver de su novio flotando sobre el agua dejó a Hoseok en un estado casi catatónico. La realidad le golpeó con tanta crueldad que no pudo hacerle frente y perdió el conocimiento entre los brazos de Jungkook.
Este, y el 15 de Evanescente, son los capítulos que más me han dolido hasta la fecha. Mientras lo redactaba se me pasó por la mente cambiar el destino de Namjoon, pero lo cierto es que si hubiera hecho eso, tendría que modificar toda la historia y muchas partes perderían sentido. Sé que ahora sentis muchas emociones y algunxs probablemente quieran dejar la historia. Lo comprendo. Aun así os pido un favor. Si queréis dejar de leer, hacedlo tras el próximo capítulo. El capítulo del lunes es vital para que entendáis este giro y también para comprender hacia dónde va Retrouvailles. Nunca hago las cosas sin una buena razón y menos cuando se trata de personajes importantes. De hecho, antes de incluir a Namjoon en Evanescente, ya sabía cómo sería su final y a pesar de eso, me ha costado mucho escribir y publicar este capítulo. Llevo desde 2017 escribiendo esta aventura y no sabéis el cariño que le tengo. Y precisamente por eso debo ser fiel a mí misma y escribir lo que tengo que escribir. Aunque me/nos duela.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro