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16

Hoseok, Taehyung y Eunha oyeron fuertes gritos provenientes del exterior. Los chicos intercambiaron una mirada llena de incertidumbre mientras la joven acariciaba a Mellie con un nudo en la garganta.

—No importa lo que le estén haciendo— aseguró la muchacha enfurecida —Ese hijo de puta se lo merece.

Hoseok no la corrigió. ¿Cómo podía hacerlo si su corazón estaba tan dañado como el suyo? El pelirrojo tapó el rostro de Jackson con una toalla que tomó de uno de los cajones. Taehyung lo abrazó por la espalda, consciente del enorme sufrimiento que estaba padeciendo.

—¿Qué vamos a hacer con él?— preguntó Eunha con un hilo de voz —¿Vamos a dejarle aquí? ¿Así...?

Hoseok no supo qué contestar. No tuvieron otra alternativa que abandonar los cuerpos de Jihoon, Yerim, Sooyoung y Jihyo por el camino. Y aunque habría deseado darles sepultura, las condiciones en las que estaban no les permitían arriesgarse. Tampoco había un sitio adecuado en dónde enterrarles, lo que hacía la cuestión tremendamente injusta.

Hoseok se dio la vuelta y apoyó el rostro parcialmente contra el hombro de Taehyung. El castaño le acarició la cabeza sin decir nada; sabía que su amigo necesitaba unos minutos para recomponerse.

Eunha tampoco insistió con la pregunta. Su vista se desvió hacia la puerta, donde vio a Namjoon apoyado levemente contra el marco. El chico vestía una camiseta azul que había tomado de alguna parte de la clínica. Su expresión denotaba una profunda tristeza.

—¿Qué ha pasado?— el pelirrojo se apartó de Taehyung y agarró a su novio del brazo —Hemos oído gritos.

—Bogum está muerto— respondió con una calma absoluta —Tenemos que irnos de aquí.

—¿Y Jackson?

—¿Podéis dejarnos solos?— Namjoon se dirigió a todos menos a Hoseok.

Taehyung y Eunha se miraron un poco indecisos pero terminaron saliendo al pasillo, donde se encontraron con los demás.

Namjoon se acercó paulatinamente hacia el cuerpo de su amigo y le quitó la toalla del rostro con suavidad. Hoseok lo observó desde el pie de la camilla, tratando de contener sus emociones.

—¿Queda algún líquido inflamable?— quiso saber el menor.

Hoseok miró hacia la encimera, donde había dejado los ingredientes y materiales con los que había creado una especie de cóctel mólotov.

—¿Vas a quemarlo?— se obligó a preguntar.

—Sí— Namjoon le dio un beso en la frente y volvió a tapar el rostro de Jackson —Puedes salir con los demás si lo prefieres.

—No— Hoseok se acercó al mueble —Hagamos esto juntos, Joonie.

Namjoon no respondió con palabras, pero agradeció desde el fondo de su corazón que su novio se quedase a su lado.

Yoongi subió la persiana metálica mientras Jungkook cargaba a Taehyung a caballito. El mayor no vio a ningún infectado por la zona, lo que le indicó que debían seguir junto a Bogum.

Jimin se movía impaciente de un lado a otro. Mellie lo contemplaba con cara de curiosidad, acurrucada entre los brazos de Eunha. El rubio se encontraba muy intranquilo por lo que estaba ocurriendo en el cuarto de al lado. Hoseok y Namjoon salieron a los pocos minutos, para alivio del menor.

El primo de Jungkook cerró la puerta con gran pesar. Durante unos segundos se quedó apoyado contra la madera, despidiéndose por última vez de su amigo.

—Tenemos que irnos, Joonie— expresó el pelirrojo afligido.

Jimin observó a ambos detenidamente; sus rostros transmitían un dolor tan profundo, que no dejaban a nadie indiferente.

—La calle está despejada, pero no podemos fiarnos de las apariencias— aseguró Yoongi —Proteged a Tae y a Jungkook— le pidió a los demás —Hay que salir de aquí cuanto antes.

Namjoon agarró a Hoseok de la mano, apretándola fuertemente. El pelirrojo le devolvió el apretón, asegurándole de esa forma que no se alejaría de su lado.

El mayor del grupo se percató del humo que comenzaba a verse por debajo de la puerta de la habitación de Jackson. Yoongi se obligó a reaccionar e hizo una señal con la mano, indicándoles de esa forma que le siguieran.

El sol en el exterior pegaba fuerte pero lo que más les llamó la atención fue el sonido que provenía del callejón de su izquierda. Los infectados intentaban alcanzar el cuerpo de Park Bogum y en su desesperación por devorarlo, soltaban ruidos de lo más inquietantes.

Jungkook siguió a Yoongi en silencio mientras Taehyung se agarraba a él con ímpetu. Aunque se encontraba con fuerzas para caminar por sí mismo, su novio había insistido tajantemente en cargarlo hasta el vehículo.

Eunha mantenía a Mellie apretada contra su pecho. La muchacha tenía miedo de que la perrita pudiera saltar de sus brazos y correr hacia el peligro, como había sucedido meses atrás en el bosque. Jimin, a su derecha, no despegaba la mirada del cielo. Los cuervos podían aparecer inesperadamente y el rubio era plenamente consciente de ello.

Namjoon cerraba la fila junto a Hoseok, a quien seguía sujetando de la mano. El menor detectó a lo lejos un vehículo negro, acercándose lentamente en su dirección. El coche se detuvo justo al lado del Land Rover al que intentaban acceder.

Algunos infectados se percataron del sonido del motor y se desentendieron del cuerpo de Bogum para ir hacia ellos.

Dos hombres de unos treinta años de edad salieron del vehículo. La ropa que vestían era similar a la que llevaba el grupo de Bogum y sus rostros también estaban cubiertos de cicatrices y tatuajes.

Namjoon, Hoseok y Jimin se alejaron de sus amigos para liquidar a los infectados que se aproximaban hacia el grupo. Yoongi y Eunha se colocaron delante de Jungkook y Taehyung, protegiéndolos de los desconocidos.

El hombre más alto desvió la mirada hacia el callejón. El cuerpo de Bogum colgaba del edificio de la misma forma que hacía él con sus víctimas, a las que mataba sin escrúpulos y exhibía para dejar en claro, que cualquier traición sería pagada con la vida.

—¿Lo habéis hecho vosotros?— preguntó el bajito.

—Sí— confirmó Yoongi en un tono amenazante —Y os haremos lo mismo si no nos dejáis pasar.

—Tranquilo, muchacho— respondió alzando las manos en son de paz —Nosotros no somos el enemigo, solo hemos venido a comprobar la situación.

—Pero los perros fieles a Bogum están por llegar— añadió el alto, de ojos oblicuos y acento francés —Y ellos sí os darán caza.

Yoongi no se inquietó a pesar de sus palabras. El chico dio por sentado que eran parte del grupo que se oponía a Bogum.

«Un dictador siempre tiene enemigos»

Taehyung desvió la vista hacia sus amigos. Los infectados continuaban atacando al grupo de Namjoon y el número de ellos iba aumentando drásticamente. Al mirar a Bogum comprobó para su sorpresa que se había transformado, razón por la que los seres a su alrededor habían perdido el interés en él.

Jungkook notó su nerviosismo al sentir cómo le apretaba el hombro con más fuerza de lo habitual.

—Os recomiendo que os vayáis de Busan— dijo el extranjero —Esos chuchos no pararán hasta mataros.

—Decidles que nos dirigimos al norte— pidió Eunha —Hacia el bosque.

—¿Y por qué tendríamos que hacer eso, mademoiselle?

—Porque hemos matado a ese hijo de puta por vosotros— contestó Yoongi sin miramiento —Nos lo debéis.

Los hombres se miraron pensativos antes de volver a abrir las puertas del vehículo.

—Es lo justo— opinó el alto desde el asiento del copiloto —Bon voyage, camarades— se despidió con un saludo militar.

Yoongi aguardó entre gran tensión a que el coche desapareciese por una de las calles. En cuanto los perdió de vista, se giró hacia sus amigos.

—¡Vámonos!

Eunha abrió la puerta del Land Rover de siete plazas. Jungkook acomodó a Taehyung en el asiento de la parte trasera, luego le lanzó las llaves que le había quitado a uno de los tipos a Yoongi, quien se encargó de encender el motor mientras Hoseok, Namjoon y Jimin trataban de contener a los infectados.

—¡Rápido, hyung!— el rubio clavó el filo de la katana en un hombre y pateó a otro lejos de él —¡Rápido!

Hoseok destrozó el cráneo de otro individuo de un martillazo y comenzó a retroceder en la dirección del coche. Jimin hizo lo mismo, solo Namjoon se había quedado parado, golpeando a una mujer en avanzado estado de putrefacción.

—¡Joonie!

El mencionado arremetió contra otro ser y cuando este cayó al suelo, le reventó el rostro a un adolescente que se acercó desde su derecha. Al mirar hacia la calle vio a una veintena de infectados aproximándose, pero lo que más le llamó la atención no fue eso, sino un chico vestido de blanco.

El joven no era como los demás; no estaba infectado, ni sucio, ni tenía un aspecto demacrado. De hecho, su presencia impoluta no encajaba entre aquella multitud. Su cabello negro se movía ligeramente con el viento, tapando parcialmente su rostro.

—¡Hyung!

La voz de Jimin le sacó de su pequeño trance. El chico desvió la mirada hacia su primo y comenzó a retroceder. Cuando se giró otra vez hacia los infectados, el joven de blanco había desaparecido.

«¿Qué cojones...?»

Namjoon se sintió muy confuso mientras corría con los demás en dirección al vehículo. ¿Quién era esa persona? ¿Lo había imaginado? No había podido reconocer aquel rostro, aunque le sonaba levemente de algo. ¿Pero de qué?

—¡Rápido!— vociferó el maknae desde la ventanilla.

Namjoon y Hoseok se sentaron en los asientos del medio, junto a Mellie y Eunha. Detrás de ellos estaban Taehyung y Jungkook, agitados por la situación. Jimin se acomodó rápidamente al lado del conductor, intercambiando una breve mirada con su novio.

Una fuerte explosión les hizo agacharse de sopetón. La clínica Meraki estalló súbitamente, a escasos metros de ellos.

—¡Joder!— maldijo Namjoon —¡No os levantéis!

Yoongi no siguió el consejo de su amigo ni esperó a ver lo que pasaba a continuación. El mayor pisó el acelerador a fondo y se metió por una calle despejada.

La sensación en el vehículo no fue de calma, ni siquiera cuando perdieron el edificio de vista se sintieron a salvo. Jimin le indicó a Yoongi por donde debía conducir mientras los demás se recuperaban del susto.

Eunha soltó a Mellie y la dejó moverse por el interior del vehículo con libertad. La muchacha dirigió la mirada hacia el exterior, buscando algo de serenidad.

Jungkook apoyó la cabeza agotado contra la de su novio. Taehyung tomó su mano y el maknae sonrió levemente al sentir los labios de su pareja sobre su piel.

Hoseok no se percató hasta ese instante de que su chico vestía una camiseta de la clínica. Ese detalle le hizo pensar en la sangre de Jackson, empapando la tela del súeter y tiñéndolo de rojo.

—Todo irá bien, Hobi— Namjoon notó cómo bajaba la cabeza y le pasó el brazo por los hombros, atrayéndolo hacia él —Confía en mí. Todo irá bien.

El pelirrojo sintió ganas de llorar al oír sus palabras de ánimo. A pesar de lo dolido que estaba, seguía priorizando sus sentimientos sobre los suyos. Hoseok le tomó del rostro y le besó en los labios.

Yoongi vio aquella escena a través del espejo retrovisor. El mayor apartó la mirada inmediatamente, centrándose únicamente en la carretera.

El silencio entre el grupo fue casi absoluto. Solo se oía la voz de Jimin, indicándole a su novio por dónde debía tirar y de vez en cuando a Jungkook, preguntándole a Taehyung cómo se encontraba.

Yoongi tuvo que desviarse cuatro veces por culpa de los infectados y tres más por los destrozos que había en la ciudad.

Al cruzar una avenida amplia llegaron a una zona devastada por las llamas. Fueron varios los kilómetros que tuvieron que recorrer bajo un asfalto cubierto de cenizas. Jimin y Jungkook intercambiaron una mirada llena de desconsuelo al darse cuenta de que su casa se encontraba justo entre aquella desolación.

Cuando el paseo marítimo comenzó a ser visible desde el vehículo, comprobaron para su asombro que el puente Gwangan estaba partido en dos.

Los Park tuvieron que lidiar con sentimientos de lo más contradictorios. Por una parte sentían pena por ver en lo que se había convertido su ciudad natal, pero por otra parte no creían tener permitido albergar dichos sentimientos, no después de haber sufrido la pérdida de tantos seres queridos.

Las vidas humanas eran más importantes y sin embargo, aquella imagen de Busan les caló hondo.

Su tormento aumentó en cuanto Yoongi detuvo el vehículo para ver el puerto. Desde lejos se podían apreciar varios barcos sobre el agua pero también una multitud de infectados custodiándolos en tierra. A simple vista parecían cientos de ellos, adueñándose del paseo marítimo y trazando un camino a lo largo del puerto.

—Imposible— murmuró Jimin impactado —No hay manera...

—¿Cómo vamos a...?— la pregunta de Taehyung quedó en el aire.

—¿No podemos atropellarlos?

—No, Hobi. Avanzaríamos unos metros pero quedaríamos sepultados bajo cientos de cuerpos— Namjoon le apretó la mano —Además, los impactos podrían romper los cristales y no habría forma de salir si nos abordan por todos los costados.

—Hemos sufrido mucho para llegar hasta aquí— Jungkook se agarró al asiento de Eunha —Hay varios barcos esperándonos. No podemos detenernos ahora.

—No, pero no vamos a entrar ahí a lo loco— respondió Yoongi pensativo —Necesitamos un plan.

—Deberíamos buscar un refugio y pensarlo detenidamente— propuso Eunha —Taehyung oppa todavía está recuperándose.

—Es una buena idea— Jimin apoyó la cabeza contra la ventanilla —Ahora mismo no podemos hacer nada.

Yoongi condujo varios kilómetros bajo un silencio sepulcral. La vista del puerto había dejado al grupo sin fuerzas. Jimin le indicó por un camino seguro, hasta que el mayor decidió detenerse en una calle estrecha.

Algunos infectados les seguían, como era lo habitual y también se encontraron con otros vagando por la carretera. Namjoon y Jungkook se encargaron de ellos mientras Jimin vigilaba el cielo. Yoongi, Hoseok y Eunha comprobaron las entradas de los edificios; Mellie se quedó en el Land Rover, haciéndole compañía a Taehyung.

El muchacho se encontraba mejor pero todavía sentía cierta debilidad en el cuerpo. Los pocos minutos que tuvo que permanecer en el vehículo se le hicieron eternos. Mellie notó su inquietud e intentó animar a su «papá».

Taehyung la cargó en brazos y abandonó el coche en cuanto los vio entrar en un edificio gris.

—Espera— Jimin lo detuvo en la entrada —No pases hasta que sea seguro— el rubio cambió de opinión al detectar un cuervo descendiendo del cielo —¡Coño, entra!— lo empujó suavemente hacia el interior —¡Entra, rápido!

Los chicos cerraron la puerta entre gran agitación. Jungkook bajó por las escaleras y los vio apoyados contra la madera, con cara de susto. Mellie en cambio parecía algo desorientada.

—¿Estáis bien?— las expresiones de ambos le hicieron sonreír levemente —Vamos, el primer piso está vacío. Aunque os advierto de que es diminuto y huele a anciano rancio.

—Ya estamos— resopló su novio —A veces se me olvida lo pijo que eres.

Jungkook se acercó y lo alzó en brazos. Taehyung se acurrucó con Mellie y se dejó cargar hasta el apartamento.

Jimin les siguió por las escaleras observando cada rincón. El lugar que se encontró era justo como había dicho su hermano. Todo estaba en una misma habitación, solo el baño tenía un sitio aparte.

—No hagáis ruido— pidió Hoseok, que estaba colocando varias velas encima de los muebles.

Eunha se dedicó a encenderlas y Namjoon bajó las persianas para aislarse del exterior. Yoongi buscó algo de bebida entre los armarios y llenó varios vasos con distintos líquidos. Jungkook dejó a su novio sobre la cama y este le quitó el bozal a Mellie. La perrita comenzó a lamer el rostro de Taehyung emocionada.

Jimin buscó ropa limpia en el armario de la casa. Había varias camisas de distintos colores, polos a cuadros, camisetas pintorescas y chalecos oscuros. El chico sacó lo más práctico y lo dejó sobre la mesa.

La ropa que vestían se había manchado de sangre y restos de infectados. También tenían el pelo sucio debido a la sangre que les salpicó durante el enfrentamiento con los humanos. El grupo se aseó con toallitas húmedas y trapos.

Después de cambiarse se sentaron en el suelo, a excepción de Taehyung y Jungkook, que compartieron la cama y Eunha, que se acomodó en el sofá. Mellie se echó a dormir junto a Yoongi; el chico la acarició detrás de las orejas como le gustaba.

El silencio duró más de lo esperado. Ninguno se atrevió a romperlo, quizá porque no querían hablar sobre lo sucedido con Bogum o porque temían tener que discutir el siguiente paso.

—Voy a esconder el coche lejos de aquí— murmuró Yoongi cansado —Nos estarán buscando.

—¿Ahora? Hay cuervos sobrevolando la zona— le advirtió Taehyung preocupado.

—Busan es grande— añadió Jungkook —No creo que nos encuentren tan fácilmente.

—La última vez nos encontraron muy rápido— apuntó Eunha agotada.

—Nos encontraron porque nos estaban vigilando— respondió Hoseok desanimado.

—Pero ahora es diferente— Namjoon miró a la muchacha —Nos hemos cargado a esos hijos de puta, por lo tanto, si los hombres que le quedan a Bogum quieren encontrarnos, tendrán que buscar por toda la ciudad.

—Vamos a descansar— Jimin notó el agotamiento físico y emocional en sus rostros —Ahora mismo no podemos hacer nada. Debemos recuperarnos.

Eunha fue la primera en quedarse dormida. Taehyung la siguió al mundo de los sueños abrazado a Jungkook, quien tampoco tardó en caer rendido. Jimin se mantuvo despierto durante un rato, hasta que el cansancio pudo más que su fuerza de voluntad. Yoongi en cambio no podía pegar ojo y lo mismo les sucedía a Hoseok y Namjoon.

—¿Crees que ha sido un error?— susurró Hoseok —¿Crees que venir al puerto ha sido...?

—No— le cortó Namjoon —Todos hemos venido a por lo mismo. Todos sabíamos a lo que nos exponíamos— le miró a los ojos —Vamos a encontrar la manera de alcanzar el barco y tener el futuro que nos merecemos.

—Estoy asustado, Joonie...

—Lo sé— lo apretó contra su pecho —Yo también estoy asustado.

Yoongi guardó silencio. Las mismas preguntas que se hacían ellos también pasaban por su mente.

«¿Qué hubiera sucedido si...?»

El chico torció la boca. ¿De qué servía pensar en qué habría pasado si hubieran hecho las cosas de distinta manera? Habían actuado con la esperanza de llegar hasta la isla y seguirían haciéndolo de esa forma.

Yoongi observó a la pareja con un nudo en el estómago. Su relación se había concretado entre dolor y sufrimiento.

«Se merecen algo mejor»

Los ojos del joven se fueron cerrando lentamente mientras sus pensamientos se desviaban hacia Seokjin. ¿Por qué no había vuelto a hablarle? ¿Por qué se había ido? ¿Cómo podría contactar con él?

El sueño en el que se sumergió lo llevó hacia una explanada con un desnivel brusco en la superficie del terreno. El barranco a su izquierda le resultó familiar, al igual que el mal tiempo, que se alzaba imponente sobre su cabeza.

El hermano de Taehyung vio a un joven idéntico a él aparecer de repente. Yoongi frunció el ceño, sorprendido por aquella extraña imagen.

«¿Qué coño es esto?»

Su otra versión caminó lentamente hacia el barranco. El muchacho parecía tener miedo pero también se mostraba decidido.

—¡Yoongi hyung! ¡No lo hagas! ¡Seokjin hyung no quiere que lo veas así! ¡Él no quiere esto para ti!

La voz de Jimin llevó a Yoongi a apartar la mirada de sí mismo y a centrar su atención en el rubio.

«¿Jimin? Espera... Esto es... ¡Esto lo he vivido!»

Yoongi vio cómo su yo del pasado se giraba bruscamente y caminaba hacia el menor enfurecido.

—¡Detente, idiota! ¡No lo hagas!

Yoongi corrió hacia ellos, intentando evitar que Jimin recibiese un puñetazo pero solo logró traspasar los cuerpos de ambos. El chico cayó al suelo mientras observaba atónito cómo su otra mitad, ajeno a su presencia, pegaba al rubio en el rostro.

«¡Serás gilipollas!»

El mayor no apartó la mirada; aunque le avergonzaba verse de esa manera, gritándole y zarandeándole como un desquiciado, se obligó a presenciar la escena.

—¡Porque él me lo pidió! ¡Seokjin hyung quiere protegerte! ¡Para él, tú eres lo más importante!

La lluvia comenzó a caer de la nada. Yoongi se levantó del suelo, observando detenidamente cómo su yo del pasado se lamentaba entre lágrimas. Jimin se mantuvo a su lado, tratando de hacerle reaccionar.

A los pocos minutos se alzaron y se tomaron de la mano. Yoongi esbozó una suave pero triste sonrisa mientras veía cómo se alejaban.

«¿Qué haría yo sin ti, Park Jimin?»

El joven se dio la vuelta y comenzó a acercarse al barranco. Su novio había evitado meses atrás que viese el cadáver de Seokjin, pero ahora sentía una enorme necesidad de mirar hacia abajo.

Cada paso que dio hasta llegar al borde le pareció muy pesado. Yoongi contempló el paisaje lluvioso con sentimientos encontrados; había algo en aquel bosque que resultaba tremendamente tétrico.

El chico tomó aire y se inclinó levemente. Por su mente pasó el pensamiento de apartarse y dejarlo estar, de respetar la voluntad de Seokjin. Aún así terminó cediendo a sus instintos.

«¿Cómo es posible?»

El fondo estaba completamente vacío. No había ni rastro de Kim Seokjin.

Un extraño crujido sonó detrás de él. Yoongi se dio la vuelta, encontrándose para su sorpresa con el cuerpo putrefacto de Seokjin. Su mejor amigo tenía la parte izquierda del rostro completamente destrozada. Su mirada afable había desaparecido y ahora transmitía una frialdad absoluta.

Yoongi se sintió tan desconcertado que no pudo esquivar el ataque del joven. Seokjin clavó los dientes en su mejilla, arrancándole ferozmente un trozo de carne. El menor notó la sangre caliente deslizándose por su piel y sin embargo, apenas logró reaccionar.

Sus cuerpos perdieron el equilibrio, precipitándose juntos hacia el vacío. 

Yoongi despertó bruscamente y con el corazón bombeada a un ritmo frenético. Mientras intentaba calmar su agitación, desvió la vista hacia sus amigos; Namjoon estaba diciéndole algo a Hoseok al oído.

El pelirrojo dormía profundamente, apoyado contra la pared. Namjoon le dio un beso en los labios y se levantó del suelo. Yoongi cerró los ojos al presentir que se giraría hacia él. El mayor aguardó un instante y cuando los volvió a abrir, lo vio saliendo del apartamento.

El grupo ha logrado llegar hasta la costa pero el puerto parece estar custodiado por infectados. ¿Cómo harán para llegar a los barcos? ¿Seguirán estando en condiciones de uso? 👀

Yoongi no puede dejar de pensar en Seokjin. Su preocupación le persigue hasta en sus sueños. ¿Qué habrá pasado con él? 

¿Y quién será el joven de blanco que ha visto Namjoon? ¿Habrá sido una simple alucinación? 🤔

¡Feliz día de Reyes! 🌹✨ Espero que hayáis comenzado el 2020 con buen pie. 💖
Que tengáis un gran inicio de semana. Hasta el próximo lunes~ ✨

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