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130 - Segunda parte

Yoongi se encontraba en la sala de música de la mansión Jeon, entre un japonés de veinte años y una china de veintidós. Habían sido los tres finalistas de un centenar de aspirantes y uno de ellos iba a tener el gran honor de tocar con una de las pianistas más prestigiosas de Corea.

Jaehwa ya sabía cómo tocaba cada uno, dado que había supervisado las grabaciones de los pianistas más destacados. Lo que buscaba era ver a los finalistas desenvolverse bajo una presión diferente, por eso los había invitado a su casa. Quería ver quién mantenía la calma tocando su querido piano, rodeado de cientos de trofeos, y bajo la mirada de una profesional a la que admiraban.

El japonés cometió dos errores, mientras que la muchacha china hizo una ejecución perfecta. Cuando llegó el turno de Yoongi, tomó asiento sobre el banco de piano con inquietud. Los pensamientos intrusivos comenzaron a envenenar su mente, hasta que desvió la mirada hacia la ventana y se encontró a Seokjin en el exterior.

Ver a su mejor amigo al lado del coche, esperando por él, le generó una extraña confianza. Yoongi respiró profundamente y entonces comenzó a tocar una pieza que sorprendió a todos, pero especialmente a Jaehwa.

Jungkook abrió la puerta de la sala de música para curiosear y se quedó ensimismado escuchando la pieza que estaba tocando Yoongi. Gaspard de la Nuit era una apuesta muy arriesgada porque constaba de tres movimientos, cada uno de los cuales requerían una velocidad y una destreza excepcionales de los dedos, así como un profundo conocimiento de la teoría musical.

Jaehwa había visto a jóvenes tratando de destacar con piezas para las que no estaban preparados, ya fuera porque no tenían fuerza, velocidad o destreza en los dedos, o carecían del conocimiento necesario sobre la teoría musical.

Pero ese no fue el caso de Min Yoongi. El joven no cometió ni un solo error en los más de veinte minutos que pasó tocando. Tampoco mostró cansancio, molestia o miedo. Parecía inmerso en la música, y como advirtió Jungkook, al que le fascinó la parte de Scarbo, Yoongi estaba disfrutando.

Cuando finalizó, sus compañeros fueron los primeros en aplaudir. Jaehwa también se unió al aplauso, aunque Jungkook se percató de que su madre parecía ausente.

Poco después de felicitarse entre ellos, Jaehwa procedió a valorar la ejecución de cada aspirante. El japonés terminó muy frustrado consigo mismo por los errores que había cometido, mientras que Yoongi fue el que más elogios recibió. Aun así, no consiguió hacerse con la victoria. Jaehwa eligió a la muchacha como su acompañante.

Yoongi felicitó a su compañera, a pesar de la tristeza que sintió. Su valoración había sido muy buena y no comprendía en qué había fallado. Cuando se despidió de los demás y estaba a punto de salir de la sala de música, Jaehwa lo llamó.

Yoongi aguardó mientras la pianista daba ánimos al japonés y le prometía a la ganadora ponerse en contacto con ella. Cuando sus compañeros salieron de la sala, por la puerta desde la que estaba observando Jungkook, el maknae hizo como si estuviera buscando algo dentro de una maceta, y después de que se fueran, continuó curioseando.

—Hay pianistas con mucha más experiencia que tú, que no hubieran sido capaces de hacer lo que has hecho tú hoy aquí. Eres un magnífico pianista, Yoongi.

—No quiero sonar irrespetuoso, pero... ¿Por qué no me ha elegido? No entiendo en qué he fallado.

—No has fallado en nada, has sido el mejor.

—¿Entonces?— Yoongi frunció el ceño —¿No quiere que toque con usted?

—Quiero que representes a Corea en el Concurso Internacional de Piano Naciones Unidas, que se celebrará el año que viene en Suiza. Me han encomendado encontrar a alguien y llevo mucho tiempo buscando un candidato que pueda ganar. No quiero que solo nos representes, Yoongi. Quiero que vayas allí y te hagas con el primer puesto. Sé que tienes el potencial para ganar.

Yoongi se quedó en blanco.

—La recompensa es generosa, pero no solo ganarás mucho dinero, también se te abrirán infinidad de puertas. Es un tren que solo pasa una vez en la vida. Si necesitas tiempo para pensártelo...

—¿Qué tengo que hacer?

A Jaehwa le agradó la determinación que vio en su mirada. La madre de Jungkook le explicó todo el procedimiento. Yoongi no tenía que preocuparse por los gastos, el viaje y la estancia en Suiza correrían por su cuenta. Jaehwa iba a ser la encargada de prepararlo para el día de la competición y lo único que pedía a cambio, era su compromiso.

—Llevo comprometido con la música desde que toqué el piano por primera vez. Para mí no hay nada más importante. No tiene que preocuparse, soy responsable, trabajador y muy cabezota. Quiero dar mis propios conciertos y no voy a parar hasta cumplir mi sueño.

Jungkook se retiró de la puerta mientras seguían conversando. No había escuchado a los demás aspirantes, pero la ejecución de Min Yoongi le había agitado el corazón. No era extraño que su madre trajera alumnos a casa, solía enseñar y descubrir nuevos talentos a cada rato, incluso los apoyaba a darse a conocer. Pero, en toda su vida, nunca la había visto mirar a alguien con tanta ilusión.

—Te llamaré mañana y te daré toda la información— dijo Jaehwa mientras salía con Yoongi de la sala de música. En cuanto vio a su hijo en el vestíbulo, lo llamó para que se acercara —Este es Min Yoongi. Va a representar a Corea en el concurso del que te hablé.

—Me llamo Jeon Jungkook— le hizo una reverencia —La parte de Scarbo me ha puesto los pelos de punta.

—Eres muy amable— respondió con otra reverencia —Muchas gracias.

—La próxima vez deberías sentarte en la sala, en lugar de espiar desde la puerta— Jaehwa le tiró de la oreja suavemente —Tienes diecinueve años, Jungkook. ¿Cuándo vas a aprender?

—Son los genes de papá, es culpa suya— se quejó.

Yoongi sonrió. Su reacción le recordó un poco a Taehyung. Su hermano también era el primero en echarle la culpa a su padre cuando su madre lo regañaba.

—Vives en Daegu, ¿cierto? ¿Quieres que el chófer te lleve a casa?

—No se preocupe, mi mejor amigo me está esperando en el coche.

—La próxima vez hazlo pasar y que te espere tomándose un té con galletas.

—Muchas gracias.

Yoongi se despidió de ellos con una reverencia y salió de la vivienda con unas inmensas ganas de contarle a Seokjin lo que había pasado. Pero, al salir al exterior, se cruzó con alguien inesperado.

—¿Qué haces tú aquí?— dijeron los dos al unísono.

Yoongi miró a Jimin de arriba abajo. Vestía un pantaloncito muy corto y una camiseta de tirantes con un pequeño escote. Todo de un azul grisáceo. Por lo húmedo que lucía su cabello, parecía que venía de un entrenamiento.

—¡Eres bailarín!

—¡Eres pianista!

Los dos se señalaron el uno al otro, mientras descubrían asombrados, la profesión que ejercía cada uno. Tras un pequeño intervalo de estupor, se echaron a reír.

—Así que eres alumno de mi tía.

—Espera... ¿Ella es la tía pianista que es como una madre para ti? Entonces el chico de antes...

—Es Jungkookie, mi hermano— Jimin miró hacia su izquierda —Esa de ahí es mi casa. No la habrás reconocido porque ayer estaba muy oscuro, pero si das clases aquí, no tienes excusa para no pasarte a hacerme una visita.

Yoongi no podía creer su suerte. Había conseguido una oportunidad extraordinaria en lo profesional y el chico que le gustaba seguía interesado en él. No había sido un rollo de una noche o una emoción pasajera. El interés seguía vivo.

Con toda esa adrenalina en el cuerpo, y en un arrebato de euforia, Yoongi agarró al rubio de la nuca y lo besó apasionadamente. Jimin no se esperó esa reacción ni en un millón de años, pero lejos de quedarse inmóvil, lo rodeó por la cintura y disfrutó del inesperado, pero delicioso arranque de pasión.

—Si ya ha terminado tu cita importante, ¿por qué no te vienes a la ducha conmigo?— murmuró sobre su boca —Tengo la sensación de que tienes algo que celebrar.

—¿Están las paredes de tu baño insonorizadas?

—No lo sé, nunca he invitado a nadie a ducharse conmigo— Jimin le pasó la lengua por los labios —¿Te vienes a comprobarlo?

Seokjin los vio besándose en la entrada de la mansión y se echó a reír. Mientras sus amigos se daban el lote públicamente, sacó el móvil del bolsillo y le escribió un mensaje a Yoongi.


JIN HYUNG
Estoy viendo cómo te lo comes y los padres de Jimin probablemente también. Córtate un poco, marrano. Algunos estamos a dieta. En fin, que me las piro. Ahí te quedas con tu novio. Ya me contarás esta noche cómo te ha ido, aunque viéndote en tu modo más salvaje, te habrá ido de puta madre.


Yoongi leyó el mensaje un poco avergonzado. No se había puesto a pensar en que estaban enfrente de la casa de Jimin, y que quizá, había más de un espectador indeseado.

—Hyung, te has sonrojado— el rubio le tocó la nariz —Te vas a quedar conmigo, ¿verdad?

Yoongi asintió.

—Sé que todavía tenemos una cita pendiente, pero quiero que sepas que voy muy en serio contigo. Me gustas mucho, Jimin.

—Y tú me gustas a mí, hyung.

Mientras la pareja iba de la mano hacia la mansión Park, Seokjin se alejó con la certeza de que su trabajo había terminado. Juntar a Yoongi y Jimin no había sido tarea fácil. Aparte de crear un escenario para que ambos se conocieran, había tenido que intervenir, primero con Hyungsik y después con Taemin, para que esas dos relaciones no dejasen cicatrices en sus amigos.

Enviando a Hyungsik a Japón había salvado al propio Hyungsik, pero a Taemin no pudo ayudarlo de la misma manera. Su padre se volvió a arruinar, aunque Seokjin intentó evitar que fuera por el mismo camino, sucumbió nuevamente ante el juego, mientras que Taemin, a pesar de haber tenido alternativas, decidió hacer exactamente lo mismo que en la línea original.

Seokjin comprendió que a diferencia de Jongsuk y Hyungsik, Taemin no tenía buen fondo. Las decisiones de su padre le habían puesto en una situación difícil, pero su mal carácter venía de lejos.

Por eso, Seokjin le envió pruebas al director de la escuela de baile de los delitos que estaba cometiendo Lee Taemin, y este, después de denunciarlo a la policía y que esta comenzara una investigación, lo expulsó seis meses antes de que Jimin se uniera. Así evitó que ambos se cruzaran y que, tanto Jimin como Jungkook, sufrieran a causa de ese mal hombre.

Antes de conocerse, Yoongi y Jimin habían tenido algunos rollos, incluso relaciones cortas con otras personas, pero sin mayor trascendencia. Después de su segunda cita, comenzaron a salir oficialmente y su relación se fue fortaleciendo con el paso del tiempo.

Para que Yoongi no tuviera que hacer todos los días el trayecto de Daegu a Busan, y viceversa, Jaehwa le ofreció quedarse en una habitación de invitados. Vivir en casa de los Jeon le permitió aprender más sobre la música y también entablar una bonita amistad con el hermano de Jimin.

Yoongi solía regresar los fines de semana a casa, aunque a veces se quedaba los sábados y domingos en Busan para mejorar el recital que iba a presentar en Suiza. Jimin lo acompañó varias veces a Daegu y allí conectó rápidamente con Taehyung, aunque también desarrolló una buena relación con los padres de su novio.

La primera vez que Jimin y Taehyung coincidieron, se había ido la luz en casa de los Min a causa de una fuerte tormenta. Kiyong y Yoonhee no estaban cuando Taehyung entró en la vivienda, empapado de pies a cabeza. Después de descalzarse se percató de que una persona desconocida estaba en el pasillo, lo que le provocó un susto de muerte.

Yoongi oyó el grito de su hermano y apareció rápidamente en el pasillo.

—¡Ahí hay un fantasma, hyung! ¡Un fantasma! ¡Apártate rápido o te comerá!

—¡Es mi novio, bobaina!

Cuando regresó la luz y Taehyung vio a Jimin, vestido de blanco y con un aspecto encantador, sintió una gran vergüenza. ¿Cómo lo había confundido con un fantasma si parecía un ángel? Yoongi notó que estaba abochornado y como buen hermano, se rió.

—¡No te rías, hyung!

—Eso te pasa por jugar a videojuegos de terror— Yoongi se encogió de hombros —Ves cosas paranormales donde no las hay.

—Lo que es paranormal es que estés saliendo con un chico guapo y no con Oogie Boogie.

—Deberías ducharte, Tae— dijo tapándose la nariz —Apestas a envidia.

Taehyung alzó ambos dedos corazón y Yoongi respondió sacándole la lengua.

—Siento mucho haberte asustado— Jimin hizo una reverencia —Hace tiempo que quería conocerte. Me llamo Park Jimin.

—Soy Min Taehyung, el hijo atractivo de esta familia— Taehyung le devolvió la reverencia —Eres ciego, ¿verdad? ¿O te tiene mi hyung amenazado? ¿Quieres que llame a la policía y lo denuncie por ti?

—Lo siento, Jiminie. Como ves, mi hermano sufre de enviditis y estupiditis.

Ese día, Jimin se rió mucho con los piques de los hermanos Min. El rubio no tuvo ninguna dificultad en integrarse en el círculo de su chico. Con Taehyung fue una conexión inmediata, y con Seokjin, al que conoció cuando quedaron en una cafetería, también conectó desde el principio.

Lo mismo le ocurrió a Yoongi con la familia de su pareja. Cuando Namjoon y Hoseok visitaron Busan, momento en el que Seokjin evitó estar presente para no cruzarse con ellos, también surgió una buena relación entre él y la pareja. Además, Jongsuk y Minah lo apreciaban mucho.

Las cosas iban tal y como Seokjin las había planeado. Y por eso, no intervino en la relación de Taehyung y Jungkook.

Taehyung se enamoró de Seokjin como había sucedido en la línea original, salió con dos chicas durante sus años de instituto y universidad, y también tuvo una relación con Ji Changwook que terminó con el traslado del profesor.

Jungkook, por otra parte, no conoció a Sungjae, dado que en esta ocasión, el padre de Sungjae y el padre de Jimin nunca tuvieron una relación profesional. A causa de eso, Sungjae disfrutó de una infancia tranquila y no perdió a sus padres a temprana edad.

El maknae creció con el apoyo incondicional de sus padres y jamás tuvo que temer por su orientación sexual. Experimentó el amor con dos chicos, la primera vez con dieciséis y la segunda con dieciocho, y también el desamor por no ser correspondido.

Seokjin dejó que sus vidas fluyeran porque, de la misma manera que Hoseok y Namjoon habían entrado en sus vidas, creía que tarde o temprano, Taehyung y Jungkook también se iban a encontrar de forma natural.


✧ Tercer acto 

Amor de verano


En agosto, Taehyung fue a visitar a Yoongi por primera vez en Busan, pero cuando entró en la mansión de los Jeon, el mayordomo le comunicó que su hermano no estaba en casa.

—Ha salido con Jimin hyung.

La voz que provenía de las escaleras captó la atención de Taehyung. Un muchacho de cabello negro estaba bajando del piso de arriba en traje de baño. Llevaba unos shorts por encima de la rodilla, de un turquesa oscuro que se iba aclarando de cintura para abajo.

—Me llamo Min Taehyung, soy el hermano menor de Yoongi hyung— se presentó educadamente —Le he traído unas cosas que me ha pedido. ¿Puedo dejártelas a ti?

Jungkook miró al mayordomo. El hombre de aspecto amigable cogió inmediatamente la mochila de Taehyung, le hizo una reverencia, y se la llevó a la habitación de Yoongi.

—Tu hermano habla mucho de ti.

—¿Y qué cuenta?

—Que eres inteligente, divertido y trabajador.

—Ese soy yo— dijo pasándose la mano por el cabello castaño oscuro —Y ahora dime lo malo.

—Que eres pesado, descarado y muy ruidoso.

—Ese también soy yo— Taehyung se encogió de hombros —Te has hecho buen amigo de mi hyung por lo que veo.

Jungkook asintió. Desde que Yoongi vivía con ellos, pasaban mucho tiempo juntos. Y como también era el novio de su hermano, quería tener una buena relación con él.

—Hoy hace mucho calor, ¿verdad?— Jungkook miró hacia el exterior —Voy a darme un baño, ¿quieres venir a la piscina?

—¿No te importa que me bañe desnudo?

—¿Desnudo?— soltó una risa nerviosa —Mejor te presto un bañador.

Taehyung sonrió. Jimin le había dicho que su hermano era encantador, pero se había guardado lo bueno que estaba. Era difícil mantener la mirada alejada de ese cuerpazo semidesnudo que paseaba de un lado a otro.

—Ahora vuelvo.

Taehyung aguardó en el vestíbulo, observando la imponente decoración, hasta que Jungkook le trajo un bañador. Después le indicó donde quedaba el baño, le instó a ponerse protector solar y cuando estuvo listo, el mayordomo guardó su ropa en el armario de invitados.

Mientras Taehyung se dirigía a la piscina, donde había quedado con el maknae, se quedó impresionado con el jardín de los Jeon. En realidad toda la casa era una obra de arte, pero el jardín parecía sacado de una película.

Jungkook estaba haciendo unos largos cuando lo encontró. El bañador que le había prestado era idéntico al suyo, excepto por el color, que era de un tono rojizo.

Yoongi ya le había relatado lo impresionante que era la mansión, aunque lo que mayor sorpresa le había causado a su hermano, era la sencillez de la familia Jeon.

—Ninguno es pretencioso, clasista o condescendiente. Es gente culta, considerada y encantadora. Lo mismo ocurre con la familia de Jimin. Los Park también tienen los pies en la tierra.

Taehyung observó cómo nadaba mientras lo seguía por el bordillo de la piscina. Yoongi también le había hablado de Jungkook, aunque al igual que Jimin, había omitido lo guapo que era.

—Me han dicho que estás estudiando en la mejor universidad de Busan— comentó con la intención de iniciar una conversación con él —¿Estás en el club de natación?

—Lo estuve en el instituto, pero lo dejé por aburrimiento— Jungkook pasó del estilo libre al de espalda —He probado muchos deportes, pero se me da bastante mal mantener el interés.

—¿Porque eres muy malo?

—Porque soy demasiado bueno.

—Tienes mucha confianza— se rió —¿Entonces qué estudias, señor demasiado-bueno-para-todo?

—Filosofía— la expresión de Taehyung le sacó una carcajada —No te lo esperabas.

—Para nada— Taehyung se sentó y metió los pies en el agua —Tengo entendido que tu padre es cirujano y tu madre pianista. Pensé que tus estudios irían en esa dirección.

Jungkook nadó hasta él, se impulsó hacia arriba y tomó asiento a su lado.

—De pequeño quería ser médico, hasta que perdí el interés, y aunque aprendí a tocar el piano muy pronto y me gusta, no me apasiona. Probé la natación, el fútbol, el baloncesto y el tenis, y lo disfruté por un tiempo, igual que la fotografía y el diseño gráfico, pero no lo suficiente como para dedicarme a ello.

—¿Y qué hizo que te decantaras por la carrera de filosofía?

—Me encanta leer, pero sobre todo, me apasiona escribir— los ojos de Jungkook se iluminaron —Quiero ser escritor.

—Escritor— repitió despacio —Bueno, ya cuentas con lo más importante.

—¿El qué?

—Un nombre que llame la atención— Taehyung puso voz de locutor de radio —Jeon Jungkook, reconocido mundialmente como el rey del terror, celebra su aniversario con una carrera literaria que supera los cincuenta años.

—Ese es Stephen King.

Los dos se rieron tan fuerte que el mayordomo, que estaba en la cocina, se asomó por la ventana.

—Cuando publique mi primer libro te daré un ejemplar firmado. Podrás venderlo por internet y sacarle dinero.

—No sé si lo tuyo es confianza o arrogancia.

—Un poco de las dos.

Taehyung se volvió a reír para agrado de Jungkook. La comunicación entre ellos resultó tan fácil y fluida, que se pasaron dos horas charlando en la piscina. Cuando Yoongi regresó de su cita con Jimin, estaban en el agua, hablando como si se conocieran de toda la vida.

—Tae.

—¡Hyung!— Taehyung salió del agua —Te he traído lo que me has pedido.

—Como agradecimiento, te invito a cenar— Yoongi le revolvió el cabello y el menor se rió —JK, ¿te vienes con nosotros?

—Tengo que estudiar.

A Taehyung le hubiera gustado que el menor se uniera, pero Jungkook creía que aquella debía ser una cena entre hermanos.

—Gracias por invitarme a tu piscina. Me ha encantado conocerte, Jungkook.

—Vuelve cuando quieras, hyung.

Taehyung le tomó la palabra y se presentó allí a la semana siguiente bajo la excusa de que su madre le había preparado unos pasteles a Yoongi. No quería parecer demasiado intenso, aunque se lo había pasado genial y deseaba pasar más tiempo con Jungkook.

Ese sábado por la tarde, Yoongi estaba practicando en la sala de música con Jaehwa, mientras Jimin había salido con sus padres a ver una película en el cine. Jungho tenía turno de tarde en el hospital, por lo que Jungkook se había quedado leyendo en casa.

El mayordomo acompañó a Taehyung hasta el salón y allí encontró al maknae tumbado en el sofá, centrado en su lectura. Como lo vio tan inmerso le dio pena interrumpirlo e intentó retirarse sin hacer ruido, aunque el maknae lo detectó de refilón.

—¡Qué bien, has venido!

—Pasaba por aquí, quiero decir, mi madre me ha pedido que le traiga unos pasteles a mi hyung— Taehyung intentó reconducir la mentirijilla —¿Qué estás leyendo?

—Kim Ji-young, nacida en 1982— respondió, mientras se sentaba —¿De qué son los pasteles?

—De plátano— Taehyung notó que su mirada se iluminó —¿Quieres uno?

Jungkook asintió. Le encantaban los pasteles de plátano.

—Por cierto, la semana pasada se me olvidó darte mi número— el maknae agarró el móvil que tenía sobre la mesa —Se lo podría haber pedido a Yoongi hyung, pero no sabía si querías que lo tuviera.

—¡Claro que sí!— Taehyung sacó el suyo del bolsillo —Me lo pasé muy bien el finde pasado, fue divertido hablar contigo.

—¡Yo también me divertí un montón!

Los dos estaban intercambiando sus números cuando entró el mayordomo con una bandeja en la mano.

—Gracias, señor Ahn.

El hombre de cincuenta años, dejó el té sobre la mesa, hizo una reverencia y salió de la sala.

—Ser rico debe ser la caña— comentó Taehyung —Mi familia no tiene problemas económicos, pero no nos podemos permitir un mayordomo, ni una mansión tan espectacular. A veces comemos en un restaurante caro y eso ya es la pera limonera.

—El padre de Jimin hyung nos regaló esta casa— Jungkook desvió la mirada hacia los pasteles —Con el tiempo, mis padres también han hecho fortuna, pero mi familia no era rica. Solo hemos tenido suerte.

—Y talento.

—Creo que es más suerte que talento. No le quito mérito a mis padres, ellos son excepcionales en sus campos, pero desde mi punto de vista, lo que realmente marca la diferencia, es la suerte. Estar en el momento adecuado en el lugar adecuado, ¿sabes? Hay mucha gente que tiene talento, y, sin embargo, nunca les llega esa oportunidad. Algunos dirán que hay que salir a buscarla, esforzarse más, trabajar más, pero existen personas que se pasan toda la vida buscándola, esforzándose al máximo y trabajando duro, y aun así, nunca les llega. Si el día de mañana consigo publicar un libro y este se convierte en best-seller, sé que la suerte habrá marcado la diferencia.

—¡Hala!— Taehyung abrió la boca exageradamente —Eres muy profundo para tu edad.

—¡Qué va!— Jungkook se rió avergonzado —Prueba el té, hyung. Está delicioso.

—Y tú cómete el pastelito, se nota que te estás aguantando las ganas de hincarle el diente.

Jungkook se rió porque Taehyung le acercó dos pasteles en lugar de uno, y además se quedó mirando a ver si le gustaban. Como era de esperar, el maknae alzó ambos pulgares en señal de aprobación, y el mayor se echó a reír.

A Taehyung le gustaba pasar tiempo con él, por eso se tiró varias horas hablando con Jungkook antes de regresar a Daegu. Durante los siguientes días estuvieron intercambiando mensajes, vídeos y memes a través de una aplicación de mensajería instantánea. Jungkook lo volvió a invitar a Busan y el sábado siguiente, apareció allí por tercera semana consecutiva.

—¡Vamos, hyung!

Taehyung se quedó parado en la entrada, hasta que Jungkook lo agarró del brazo y tiró de él hacia el coche.

—¿A dónde?

—¡A la playa!

El chófer los llevó a la playa favorita de Jungkook. No había mucha gente en la zona, dado que las personas solían amontonarse en la parte más céntrica y por eso aquella playa era bastante más tranquila.

Taehyung y Jungkook se quitaron el calzado y dieron un paseo por la orilla. El aire no pegaba muy fuerte, pero la brisa era agradable y al mayor le encantaba el olor que provenía del mar.

—No puedes venir a Busan y no dar un paseo por sus playas.

—Hacía tiempo que no veía el mar— Taehyung respiró profundamente —Me encanta estar aquí.

—A mí también.

Los dos se sonrieron.

—Por cierto, tienes que visitarme en Daegu. Me mola venir a Busan, pero la próxima vez te toca hacerme una visita a mí.

—Iré encantado— Jungkook se emocionó —¿Podemos comer carne? La carne de Daegu está riquísima.

—Como tu hyung te invitaré a comer carne.

Aunque a Jungkook le encantaba ser su amigo, no podía ignorar la atracción que sentía por Taehyung. No quería precipitar las cosas, apenas llevaban tres semanas de amistad, pero tampoco quería perder la oportunidad de convertirse en algo más.

—Entonces... ¿Quedamos el próximo domingo?

—No, mejor ven el sábado. Puedes quedarte a dormir en mi casa.

—¿En tu casa?— Jungkook se puso nervioso —¿No le importará a tus padres?

—Claro que no. El sábado habrá fuegos artificiales. Podemos subir al tejado y verlos desde arriba.

Desde ese instante, Jungkook no dejó de pensar en el sábado. Apenas podía concentrarse en los estudios y cuando sus amigos le preguntaban qué le ocurría, se quedaba callado. Incluso Jimin notó que su comportamiento no era el mismo de siempre.

—A ver, ¿qué te ocurre?— Jimin lo miró detenidamente —Habla rápido o me pongo a bailar la danza del vientre.

—Nada.

Jimin comenzó a mover la cadera alrededor de la habitación y como Jungkook lo ignoró, aumentó el twerking delante de su cara.

—¡Para!— Jungkook le azotó el trasero —¡Ya te lo cuento, pesado!

Jimin se tiró sobre la cama y lo miró expectante.

—Me gusta un chico y creo que yo a él también— Jungkook le tapó la boca con la mano en cuanto Jimin hizo ademán de hablar —Lo creo porque ha venido a visitarme con la excusa de que tenía que darle unos pastelitos a alguien, pero no los había hecho su madre, como me dijo, eran de pastelería. Mi madre también me los suele comprar, por eso conozco la diferencia. Además, me ha invitado a pasar la noche en su casa y a ver los fuegos artificiales con él. Tengo la sensación de que es una cita, pero no estoy seguro...

Jimin murmuró algo que el menor no entendió.

—Oh, perdón— Jungkook lo soltó —¿Qué decías?

—Amor de mi vida— Jimin lo agarró de las manos —Tienes que ponerte guapo para tu cita.

—Hyung, ¿has escuchado algo de lo que te he dicho?

—Claro que sí— dijo mientras ojeaba el armario de Jungkook —El sábado le vas a confesar tus sentimientos a TaeTae.

—¿Cómo sabes...?

—¿Que es TaeTae?— Jimin lo miro de arriba abajo —No me ofendas. Soy tu hermano mayor.

Jungkook no supo qué responder.

—Pones cara de panoli cuando viene a visitarte y también cuando estáis hablando por el móvil. Y sí, me he fijado en que últimamente te arreglas más de la cuenta. Aparte de eso, has dejado de mencionar al pedófilo del videojuego, lo que es un alivio. ¿Y tus preguntas a Yoon sobre su hermano? Jungkookie, cariño, si quieres que no nos demos cuenta, disimula un poquitín, ¿quieres?

—No me he dado cuenta— se lamentó abochornado —¿Entonces Yoongi hyung lo sabe? Qué vergüenza...

—De vergüenza nada. Eres un partidazo, Jeon Jungkook. El sábado te vas a plantar allí y les vas a enseñar a los de Daegu lo que valemos los de Busan, ¿capici?

—Hyung... ¿Y si me precipito?

—Hay cosas que se sienten, hermanito— Jimin le puso la mano en el pecho, cerca del corazón —¿Qué te dice tu instinto?

—Que no me equivoco.

—Claro que no— Jimin sonrió —Te ayudo a elegir la ropa para el sábado. A ver qué calzoncillos tienes...

—¡Hyung, no mires en el cajón de los calzoncillos!

—Demasiado tarde— susurró mientras lo revolvía —Esto está bien para machacártela tú solo, pero si quieres conquistar a TaeTae, necesitas un bóxer que te marque bien el culo y el paquete. Iré a comprar algo sugerente y de paso te traigo una caja de preservativos.

—¡Por dios, hyung!— Jungkook se alejó de él avergonzado —¡Yo no soy tú!

—Eso dices ahora, pero cuando se te levante la tienda de campaña, desearás tener gomitas cerca.

Jungkook lo empujó fuera de su cuarto y le cerró la puerta en las narices. Mientras se arrepentía de haber hablado con su hermano, Yoongi recogía al suyo del trabajo.

—¿Y esta visita tan inesperada?

—Tenía que entregar una composición a un cliente y como tu curro está cerca, he pensado en pasar a charlar contigo.

—¿No existe internet para eso? MinMin te ha dejado, ¿verdad? Era mucho hombre para ti.

—Seguimos juntos, imbécil.

Taehyung se rió con maldad, y aunque Yoongi quiso ahogarlo, resopló resignado, dado que ese era el humor de su hermano.

—¿Vas a venir el sábado a Busan?

—No, he quedado aquí con Jungkook. Ya sabes que habrá fuegos artificiales en el barrio. Quiero que conozca nuestra ciudad.

—¿Te gusta Jungkook?

—Me gusta mucho— Taehyung lo miró de reojo —¿Te parece mal?

—No, me parece bien.

Yoongi se detuvo en un puesto callejero de tteokbokki y pidió una ración para compartir con su hermano. Después continuaron en dirección a casa.

—Jungkook es buen chico.

—Lo sé, hyung— Taehyung se metió un pastelito de arroz en la boca —Cuidaré bien de él, tu tranqui.

El sábado se presentó con un sol espectacular. Jungkook le dijo a su hermano que saldría de Busan a las diez de la mañana, pero cuando el rubio llamó a la puerta de la mansión de los Jeon, su tío le avisó de que se había ido a las nueve.


JIMINIE HYUNG
¡TRAIDOR! ¡¿CÓMO OSAS ENGAÑAR ASÍ A TU DULCE HERMANO DESPUÉS DE HABERTE COMPRADO CALZONCILLOS Y GOMITAS?! ¡NO TIENES VERGÜENZA, JEON JUNGKOOK!


Jungkook se rió cuando leyó el mensaje en el tren. Normalmente, solía viajar en coche, dado que el chófer lo llevaba a todas partes, pero ese día quería hacer algo diferente. Taehyung lo estaba esperando desde primera hora y ambos sintieron un vuelco en el corazón cuando se encontraron en la estación.

Jungkook había optado por vestirse con unos vaqueros rotos y una camiseta blanca. Además, se había puesto una gorra de béisbol. Taehyung lucía una camisa azul de manga corta y unos pantalones blancos de una tela muy fresquita.

—Bienvenido a Daegu— dijo tras quitarse las gafas de sol —¿Preparado para conocer la mejor ciudad de Corea?

—¿Volvemos a Busan?

—Cuando termine contigo entenderás que Busan está por detrás de Daegu.

—Buena suerte, pues.

Taehyung le hizo un tour por la ciudad. Jungkook sacó fotos en el parque Apsan, en los templos de Seonbosa y Buinsa, también se tomaron el tiempo de visitar el museo nacional de la ciudad y de comer en el mercado de Seomun. Lo que más le gustó al maknae, sin embargo, fue el parque Duryu y la parada en un asador especializado en carne.

Taehyung conocía bien la historia de Daegu y le dio una pequeña clase en los puntos más importantes de la ciudad. Jungkook disfrutó mucho de la belleza de sus calles, de la amabilidad de la gente y sobre todo, de la buena comida.

El mayor se sorprendió bastante con el apetito del maknae. No parecía llenarse nunca y cuando decía estarlo, se detenía en el siguiente puesto callejero para comprarse algún dulce. Taehyung no comprendía dónde metía tanta comida, pero le encantaba verlo comer.

Jimin estuvo pendiente de los estados de Jungkook durante todo el día, pero su hermano no puso nada, excepto alguna imagen de un templo, un parque o una comida. Fue gracias a Taehyung, quien subió varias fotos de ellos juntos, que logró ver cómo les iba la cita.

Yoongi no quiso saber nada de la cita o no cita de su hermano, aunque a Jimin tampoco le importó. Habían decidido pasar la tarde en la playa y Seokjin, que se había unido a ellos, estaba tan interesado en la cita de Taehyung y Jungkook como Jimin. Mientras Yoongi descansaba bajo la sombrilla, la pareja comentó hasta el más mínimo detalle de las fotografías.

Poco antes del atardecer, Taehyung llevó a Jungkook a casa. Sus padres estaban a punto de salir a cenar cuando entraron por la puerta.

—¡Qué joven más apuesto!— comentó Yoonhee —Eres el hermano de Jimin, ¿verdad?

—Sí, me llamo Jeon Jungkook.

—Encantado de conocerte, Jungkook— expresó Kiyong.

Jungkook les hizo una reverencia.

—¡Qué chico más educado!— se volvió a emocionar —Tus padres deben de estar muy orgullosos de ti. Mi Yoongi eligió un novio encantador, y por lo que veo, mi Taehyungie también.

Jungkook se puso tan nervioso que se quedó callado. Taehyung, en cambio, no se alteró, aunque tampoco quiso rectificar a su madre.

—Cariño, deja a los chicos— pidió su esposo —Recuerda que tenemos reserva en el restaurante.

—Cierto, amor— Yoonhee cogió el bolso —Vamos a volver tarde. Lo digo para que lo sepáis.

Taehyung pensó que Jungkook no había entendido la indirecta, pero por el sonrojo en sus mejillas, se dio cuenta de que sí.

—Disculpa a mi madre— pidió tras cerrar la puerta —Desde que mi hyung sale con tu hermano, está deseando que yo también traiga a alguien a casa.

—No te preocupes, en realidad ha sido muy amable— respondió con una sonrisa —Incluso ha dicho que soy apuesto.

—Y tiene razón. Eres muy apuesto.

Los dos se quedaron en silencio, mirándose a los ojos, hasta que Jungkook le pidió algo para beber. Taehyung le ofreció un refresco y después le enseñó su hogar.

La familia Min vivía en una casa de tres habitaciones, con garaje y jardín. Para el estatus de Jungkook era una casa sencilla, pero para la mayoría de coreanos, era un sueño difícil de lograr. Gracias al ascenso de Min Kiyong en el trabajo, pudo acceder a esa vivienda y ofrecerles una vida tranquila y cómoda a su familia.

A Jungkook le pareció una casa fantástica. Jimin ya le había comentado lo bonita que era, lo bien decorada que estaba y lo hermosas que eran las fotografías que colgaban en el salón, pero a Jungkook también le encantó la energía que tenía. Se notaba que era un hogar cálido.

En el dormitorio de Yoongi se encontró con un piano negro y una gran cantidad de premios. También detectó inmediatamente una foto de Jimin, que el mismo Yoongi había tomado, sobre la mesita de noche.

La habitación de Taehyung, en cambio, resultó muy diferente de la de su hermano. Mientras que la de Yoongi tenía ese toque sofisticado, pulcro y ordenado, la de Taehyung era bastante más abstracta y caótica. Lo primero que le llamó la atención fue la cantidad de videojuegos que tenía. También había muchos libros y películas en las estanterías. La mayoría eran películas antiguas, mientras que los libros contaban con una gran variación de temas.

Taehyung tenía un rincón de trabajo, el más ordenado de toda la habitación. Se notaba claramente cuál era su lugar de trabajo, su lugar de ocio y su lugar de descanso.

—Tu habitación tiene mucha personalidad— comentó impresionado —No sabía que te gustaban los videojuegos.

—¿Bromeas? ¡Me encantan! Sobre todo este— Taehyung procedió a encender el ordenador y mostrarle su juego favorito —Es de acción. Puedes jugar solo o en equipo, ¿sabes? Es muy divertido cuando encuentras a un jugador que sabe jugar.

—¡Yo también lo juego!— se emocionó Jungkook —¿Cómo es tu nombre de usuario? Podríamos echar una partida, soy bastante bueno. Puedes comprobarlo en mi perfil, soy abcdefghi_lmnopqrstuvwxyz.

—¿Eres el chico del abecedario?— Taehyung lo agarró de los hombros —¡No jodas! ¡Yo soy goodboy! ¡Soy muy fan tuyo, me flipó cómo derrotaste al rey tiburón! ¡Nadie podía con él y llegaste tú y del tajo que le metiste con la katana, lo serviste como sushi!

Jungkook notó cómo el nerviosismo lo acorralaba. Taehyung era goodboy, era su crush. Nunca habían hablado porque Taehyung siempre tenía el micrófono apagado, pero durante mucho tiempo intercambiaron mensajes a través del chat. Y, aunque parecía una locura, se había pillado por ese jugador de gran talento.

—Qué pasote, ¿no? Llevamos más de medio año jugando juntos y no lo sabíamos— Taehyung siguió hablando, ajeno a lo que estaba pasando por la mente de Jungkook —Tu nombre me llamó la atención desde el principio, es muy original.

—Yo también soy muy fan tuyo, hyung— aseguró tímidamente —Me fascina el diseño de tu personaje. No hay ninguno que use tan bien la ballesta como tú. Lo petaste matando al zombi de la cicatriz.

—Lo dejé guapo, eh— presumió hinchando el pecho —¿Jugamos un rato?

Jungkook accedió encantado y la pareja se puso a disfrutar de una de sus actividades favoritas, aunque esta vez en la mejor compañía. De hecho, se estaban divirtiendo tanto que el tiempo pasó volando y cuando escucharon el primer estruendo en el exterior, se percataron de que los fuegos habían comenzado.

Taehyung agarró a Jungkook de la mano, algo que sorprendió, pero agradó al maknae, y lo llevó hacia la azotea. Tenían un pequeño balcón en el tejado, donde se podían sentar en dos sillas de madera. Era un espacio diminuto, aunque ideal para tomar el aire o ver las estrellas.

El espectáculo se veía de maravilla desde lo alto de la casa de los Min. Taehyung notó por la expresión de Jungkook que lo estaba disfrutando y eso aumentó su dicha, que ya de por sí era bastante grande.

—¡Te dije que Daegu te iba a encantar!

—Tienes razón, Daegu me encanta.

—¿Y qué es lo que más te gusta de mi hermosa ciudad?

Jungkook no quería desaprovechar esa oportunidad y dijo lo que realmente sentía.

—Tú, hyung— lo miró a los ojos —Lo que más me gusta de Daegu, eres tú.

Taehyung notó que el menor sonrió suavemente, aunque parecía nervioso, le regaló una cálida sonrisa en un momento que generalmente daba bastante miedo. Así que Taehyung también sonrió y gracias a esa sonrisa, Jungkook supo que el sentimiento era mutuo.

—Si lo que más te gusta de Daegu soy yo, podrías demostrármelo con un beso.

Jungkook se acercó lentamente a su rostro, mientras sonaba la pirotecnia de fondo. Taehyung aguardó expectante y aunque por fuera parecía tranquilo, por dentro tenía el corazón tan agitado como el menor.

Jungkook rozó sus labios cuando se formó una lluvia dorada de estrellas en el cielo. Taehyung percibió el beso tan suave y delicado que se le erizó el vello.

—No está mal, Jeon Jungkook.

Jungkook sonrió y lo volvió a besar, esta vez introduciendo la lengua. Taehyung se alzó sin separarse de su boca y tomó asiento sobre su regazo, mientras rodeaba sus hombros e intensificaba el besó francés.

El maknae sintió una dulce agitación que perduró durante los minutos que duró el intercambio. Cuando sonó un estallido más fuerte, los dos alzaron la vista hacia el cielo y vieron un hermoso corazón rojo.

—Creo que el cielo de Daegu te está dando el visto bueno para que salgas conmigo.

—¿Y tú?— Jungkook le giró el rostro —¿Me permites salir contigo?

—Solo bajo una condición.

—¿Cuál?

Taehyung acercó la boca a su oído y susurró algo muy concreto.

—Si me haces tuyo.

Jungkook se puso como un tomate, sobre todo porque había sentido un pálpito dentro del pantalón. No quería que supiera que lo había excitado tan fácilmente, pero tampoco era muy bueno disimulando.

Jungkook lo alzó en brazos y Taehyung pegó un leve grito por la inesperada acción. Después entró con él en la vivienda y bajó hacia el segundo piso, lo que dada su poca sutileza, le desveló a Taehyung que lo había excitado.

—¿Tienes más ganas de follar o de ser mi novio?

—De follar siendo tu novio.

—Buena respuesta, cachorrito.


✦✦✦


Mientras la gente disfrutaba del último espectáculo de pirotecnia de la noche, los jóvenes se arrancaron la ropa en un explosivo deseo de probarse el uno al otro. La timidez que de vez en cuando asomaba en Jungkook desapareció por completo cuando aumentó el deseo.

Taehyung se dejó hundir sobre el colchón de su dormitorio mientras Jungkook lo consentía con la lengua. Las caricias que recorrían su cuerpo incrementaban el deleite de ambos, al igual que las ganas de continuar explorando otras zonas que iban quedando libres de ropa.

Como en un combate de cuerpo a cuerpo, Taehyung, que estaba debajo de Jungkook, lo tumbó con energía y delicadeza, y prosiguió a quitarle la penúltima prenda que tapaba su zona inferior.

El bóxer llamó gratamente la atención de Taehyung, no solo por la tela que era exquisita, sino por lo bien que le marcaba lo que estaba a punto de destapar. Jungkook notó que se quedó mirándolo fijamente y aquello le hizo sentir cierta satisfacción.

—¿No me lo vas a quitar?

—Una obra de arte como esta hay que apreciarla primero con la vista antes de proceder a comérsela con la boca.

Jungkook se ruborizó por cómo lo dijo, aunque su color aumentó incluso más cuando Taehyung se metió el pene en la boca. Mientras el menor clavaba la vista en el techo y veía los colores de los fuegos artificiales proyectarse a través de la ventana, experimentó una sensación tan intensa que le robó varios gemidos.

Taehyung lo observó mientras lo colmaba con las caricias más placenteras. Era tan excitante para él tener a Jungkook en su cama, a su merced, que no podía dejar de contemplar su desnudez a la vez que lo saboreaba con la boca.

Los aplausos de los vecinos comenzaron a oírse a lo lejos cuando Jungkook lo agarró del cuello para besarlo apasionadamente. Taehyung se sentó sobre él y deslizó las manos por su pecho, mientras sentía unos suaves y pícaros mordisquitos en los labios.

Había una química exquisita entre ellos. Era tan grande la afinidad, que no podían evitar sonreír entre beso y beso.

—Llevo semanas pensando en ti, hyung...

—¿En tenerme desnudo sobre ti?

Jungkook sonrió con una expresión tan coqueta que Taehyung lo tomó como un sí.

—¿Y qué has pensado en hacerme?— preguntó juguetón —Puedes mostrármelo si te atreves.

El ambiente estaba tan caliente que cada palabra que salía de la boca de Taehyung, encendía aún más el deseo en Jungkook.

Ni corto ni perezoso, empujó al mayor sobre el colchón y tras apretarse contra su espalda, y hacerle sentir su erección contra su muslo, le ordenó que se pusiera en cuatro.

Taehyung obedeció creyendo que lo tomaría allí mismo, pero Jungkook lo sorprendió con un beso negro. Las manos del maknae lo sostenían con fuerza, mientras le lamía las paredes del interior. Taehyung apoyó el rostro sobre la almohada y se dejó llevar. No podía controlar su propia excitación antes de ese delicioso momento, por lo que, después de sentir la humedad de su boca, le fue imposible.

La erección de Jungkook se tornó incómoda a raíz de los gemidos de Taehyung. Escucharlo era tan estimulante que apenas podía concentrarse en el beso negro. Aun así, el maknae se resistió a la tentación de penetrarlo y continuó durante varios minutos más.

Taehyung buscó un poco de alivio a través de la masturbación y cuando Jungkook lo vio tocándose, le azotó el trasero. Fue un golpe suave, pero no evitó que el mayor continuara, al contrario, aumentó la fogosidad y sus gemidos se tornaron aún más agudos.

Jungkook ya no pudo soportarlo más y se apartó para buscar los preservativos, pero Taehyung lo detuvo besándolo apasionadamente. Y aunque los dos estaban igual de excitados y se encontraban con las mismas ganas de ir un paso más allá, no podían dejar de comerse la boca.

Ni siquiera el fuerte sonido de unos petardos que habían lanzado unos adolescentes cerca de la ventana de la casa, evitó que la pareja detuviera el vaivén de sus lenguas.

Taehyung se las ingenió hábilmente para sacar una tira de preservativos del cajón de la mesita de noche, mientras hacía la boca del maknae suya. Y con la misma habilidad que había mostrado para conseguir la protección, abrió el condón y se lo puso a Jungkook, que quedó fascinado.

—Eres perfecto, hyung— el menor se volvió a apoderar de su boca y mientras lo dominaba, se tumbó sobre él.

Taehyung acomodó los brazos alrededor de sus hombros para profundizar el beso y jadeó al sentir cómo su pene rozaba el suyo.

—Me estás volviendo loco, Jeon Jungkook— Taehyung le tocó los genitales —Quiero más de esto.

Jungkook lo giró bruscamente, para satisfacción de Taehyung, y tras contemplar el cuerpo desnudo del mayor, se posicionó sobre su trasero y lo penetró. Durante unos minutos, el maknae se apoyó con las manos en las nalgas de Taehyung, pero después hizo fuerza contra su espalda para alcanzar mayor profundidad.

Los gemidos del castaño demostraban claramente lo mucho que estaba disfrutando de las embestidas de su amante y del control que ejercía sobre él. Y Jungkook parecía saber lo que quería, lo que le gustaba y lo que buscaba por cómo se movía dentro de él.

Cuando lo levantó para besarlo, Taehyung sintió que podía pasar el resto de su vida bebiendo de aquellos labios.

—Dame más...

—Te daré todo lo que me pidas, hyung.

Jungkook se tumbó con él de costado y continuó las embestidas manteniendo su pierna derecha en alto. Aunque el menor tuviera el control, eso no evitó que Taehyung echara el trasero hacia atrás, usando movimientos fuertes y contundentes, para montar su falo.

Esa actitud le resultó extremadamente excitante a Jungkook, sobre todo porque se veía que Taehyung tenía muchas caras y estaba impaciente por descubrir cada una de ellas.

Aunque la pareja hizo el amor en varias posiciones, alcanzó el clímax con el clásico misionero. Después se acurrucaron agotados sobre la cama, buscando sus cuerpos y una vez se entrelazaron, comenzaron a bajar las pulsaciones.


✦✦✦


—Tenemos que repetir...

—Dame media hora y te follo sobre el escritorio, cachorrito.

Jungkook se mordió el labio inferior. Aunque estaba cansado, era un plan que le apetecía mucho.

—Es la segunda vez que me llamas cachorrito.

—¿No te gusta?

—Me encanta si viene de ti.

Mientras recuperaban la respiración, Jungkook le acarició el cabello suavemente, lo que provocó que Taehyung se quedara dormido entre sus brazos.

Y aunque Jungkook se quedó con las ganas de hacerlo otra vez, en realidad fue una suerte que no sucediera, dado que poco después regresaron los padres de Taehyung a casa.

A la mañana siguiente, Jungkook volvió a Busan siendo el novio de Min Taehyung. Y aunque se sintió un poco cohibido con las miradas que le dedicó Yoonhee durante el desayuno, se le pasó en cuanto se topó con Jimin, que lo estaba esperando en su cuarto.

Afortunadamente, para Jimin, ese día, Jungkook estaba tan eufórico que le contó con todo lujo de detalle, todo lo que le había ocurrido con su amado Taehyung.


***


Durante los próximos meses, las relaciones de Jimin y Jungkook con los hermanos Min se fortalecieron considerablemente. A veces salían los cuatro a comer, pasaban una agradable tarde en el cine, se iban de fiesta por la noche o visitaban alguna ciudad de los alrededores. La amistad entre Yoongi y Jungkook, y Jimin y Taehyung, también creció, lo que generó una relación aún más especial entre los cuatro.

Cuando Hoseok y Namjoon iban a Busan, solían unirse a sus citas. Yoongi y Taehyung conectaron muy bien con ellos, especialmente Hoseok y Taehyung, y Namjoon y Yoongi.

Seokjin participó activamente en la vida de sus amigos, solo se mantuvo alejado de Hoseok y Namjoon. No veía la manera de entrar en sus vidas sin causar una fricción en una relación ya de por sí perfecta. Por eso, solo los observó desde la distancia, aun cuando esa decisión le creó mucho dolor, quería proteger el futuro de Hoseok y Namjoon, aunque para ello tuviera que sacrificar el suyo.

En mayo de 2018, llegó el día más decisivo en la carrera de Yoongi. Aunque Jimin estaba muy ocupado preparando su primer papel protagonista en una obra de danza clásica, acompañó a su chico hasta Suiza junto a la familia Min, a Seokjin, Jaehwa, Jungkook y Jongsuk.

Jungho tuvo que quedarse en el hospital por trabajo, mientras que a Minah le tocó asistir a una presentación en Tokio, pero tanto ellos como Hoseok y Namjoon, le enviaron fuerza desde Asia.

Mientras los concursantes se preparaban, y Jaehwa acompañaba a Yoongi en todo momento, los demás, vestidos para la ocasión, habían tomado asiento en el auditorio. Para Jimin, Taehyung y Jungkook era un lugar impresionante. Kiyong y Yoonhee también apreciaron la belleza de la decoración interior, a pesar de los nervios.

Seokjin, por otro lado, estaba contemplando el escenario cuando Jongsuk tomó asiento a su lado.

—Así que te llamas Kim Seokjin y no Kim Seojun— dijo en voz baja, aunque los demás no les estaban prestando atención —Te he visto muchas veces con mi hijo. ¿Eres su amigo o estás buscando algo?

—Soy su amigo.

—Me alegro— Jongsuk fijó la vista sobre el piano —Aunque he deseado acercarme a ti, entiendo que si no me has buscado, es porque es mejor mantener las distancias.

—No puedo desaparecer de tu vida, estoy conectado a muchas personas de tu entorno.

—¿No resulta peligroso que yo sepa que vienes del futuro?

—Lo dices por el efecto mariposa, ¿no? Digamos que estamos protegidos por la generosidad de una deidad que opera de forma diferente a lo que tú y yo creemos conocer.

—¿Cómo dices?

—Para mí el futuro también es desconocido— Seokjin lo miró a los ojos —Además... Tengo que volver a mi hogar. La próxima vez que nos veamos, ya no seré el mismo. El Kim Seokjin que ocupará mi lugar, solo recordará su vida desde el día en que nació.

—Entonces...

—Para él solo serás el padre de su querido amigo.

El primer concursante subió al escenario y los nervios comenzaron a aumentar. Taehyung se pasó criticando a todos los pianistas como si fuera un experto en música clásica y Jungkook le dio la razón para agrado de su chico.

Jimin apenas pudo escuchar la conversación de los menores porque tenía ganas de vomitar. Estaba acostumbrado a la presión desde niño, pero cuando no era él el que tenía que subirse a un escenario, no sabía lidiar con los nervios.

El nivel entre los aspirantes era altísimo. Más de un pianista recibió una intensa ovación, aunque no por parte de Taehyung. Para él, todos eran los enemigos de Yoongi y él solo tenía energía positiva para su querido hermano.

Cuando por fin salió Yoongi al escenario, sus padres se cogieron de las manos. Taehyung estuvo a punto de levantarse y gritar cuál forofo de fútbol, pero Jungkook lo agarró a tiempo antes de que montase una escena. Jimin respiró con dificultad y susurró un buena suerte mi amor que escuchó la madre de Yoongi, mientras que Seokjin expulsó el aire que se le había acumulado al aguantar la respiración.

—No estés nervioso— comentó Jongsuk —Ninguno de ellos supera en talento a Yoongi.

—¿Entiendes de piano?

—Me obligaron a tomar clases de niño. Aunque todos son muy buenos, mi futuro yerno es con diferencia el mejor.

—Eso ya lo sé— soltó Seokjin casi ofendido —Soy su fan número uno, sé que es el mejor.

Jongsuk lo tomó de la mano y Seokjin agradeció el gesto. Estaba temblando como un flan y tener a alguien a su lado que le diera confianza y apoyo, disminuyó el estrés que estaba sufriendo.

Yoongi buscó a su familia entre la multitud y cuando los vio, se le llenó el pecho de confianza. Jaehwa, que estaba entre bastidores, notó un cambio en él. Había estado de los nervios durante el viaje a Suiza, las prácticas en el auditorio, incluso tras subir al escenario, pero en cuanto vio el rostro de los suyos, se calmó.

Verlo tomar asiento, alzar las manos y comenzar a tocar La Campanella, fue como ver un mar en calma antes de que lo agitara una tremenda tempestad. Min Yoongi dio la mejor actuación de su vida y arrancó un genuino aplauso que duró siete minutos.

Yoonhee, Jaehwa y Taehyung terminaron llorando. Seokjin y Jimin, en cambio, enloquecieron como dos fanáticos. Jungkook y Kiyong se dieron un sentido abrazo, mientras que Jongsuk, orgulloso por la espléndida actuación, aplaudió hasta que le dolieron las manos.

—Eres magnificó, Min Yoongi— dijo Jaehwa, que fue la primera en abrazar a Yoongi y también en notar que estaba temblando —Debes estar muy orgulloso de ti. Lo que has mostrado hoy aquí lo recordará toda Corea.

—Gracias por darme esta oportunidad.

—No, Yoongi, gracias a ti por compartir tu talento con el mundo.

Yoongi sonrió. Lo había dado todo, se había dejado el alma en el escenario e independientemente del resultado, estaba satisfecho con el trabajo que había mostrado.

La espera hasta que terminó el último concursante y se anunció el ganador, fue desesperante. Yoongi regresó una vez más al escenario y entre una inmensa tensión, buscó a Jimin, quien lo alentó con la mirada.

Un comité de jueces fue proclamando a los ganadores. Después de determinar quién se iba con el segundo y el tercer puesto, pasó una mujer del comité a proclamar al vencedor.

Cuando el nombre de Min Yoongi sonó por todo el auditorio, él mismo apenas logró reaccionar. La locura se desató entre su familia, que se abrazó entre gritos de júbilo y sollozos.

Yoongi aceptó el premio, dio un pequeño discurso en coreano, se tomó varias fotografías con los dos jóvenes que quedaron en segunda y tercera posición, y tras finalizar sus obligaciones, fue aplastado por el enorme cariño de su familia.

Entre los besos de Jimin y de sus padres, los abrazos de Taehyung, Jungkook, Seokjin, Jaehwa y Jongsuk, se sintió inmensamente feliz.

Tampoco tardó en recibir mensajes de felicitación de parte de Hoseok, Namjoon, Minjun, Jungho, Minah, la familia de Seokjin y Hoseok, y algunos amigos. Incluso el joven japonés y la muchacha china, con los que coincidió un año atrás, le enviaron un mensaje de enhorabuena.

Jaehwa, que confiaba ciegamente en su victoria, le había organizado una fiesta en un local de la ciudad, donde Yoongi lo celebró a lo grande con sus seres queridos. Los más jóvenes bailaron y se pillaron el pedo de sus vidas, y terminaron durmiendo todos sobre la misma cama de hotel.

A la mañana siguiente, regresaron a Corea del Sur, aunque la fiesta continuó en el avión, a pesar de la resaca. En mitad del vuelo, Jimin se llevó a Yoongi al baño, donde le hizo el amor, algo de lo que únicamente Seokjin y Taehyung se dieron cuenta.

En los próximos días, Yoongi obtuvo una gran cantidad de ofertas, entre ellas, una que le generó el mayor dilema de su vida.


***


Seokjin creía que había llegado la hora de regresar a El Umbral.

Mientras caminaba por las calles de Daegu, pensando en la vida de sus amigos, en lo bien que iban encaminados, se cruzó con unos viejos conocidos.

Yeonjun, Soobin y Beomgyu salían de una tienda junto a una muchacha. Soobin y la joven iban de la mano, mientras que Yeonjun y Beomgyu, estaban hablando de lo que habían comprado. Yeonjun sacó una pulsera de la bolsa y se la puso a Beomgyu. También le dio un beso en la mejilla, lo que encendió el rostro del menor.

Seokjin sonrió al comprender que eran pareja. En esa línea temporal, todos lucían felices. Lo mismo se aplicaba a Changwook, Wooshik, Sooyoung, Yongsun, Byulyi, Jihyo, Jackson, Naeun y su familia, y los demás; cada persona que había sido desdichada, estaba disfrutando de una segunda vida maravillosa.

—Sube.

Seokjin se sorprendió al ver a Jongsuk en un coche negro, pero no le hizo ninguna pregunta y tomó asiento a su lado. El vehículo arrancó, aunque se detuvo poco después en un semáforo. La ventanilla de separación estaba subida, por lo que no pudo ver al conductor.

—¿Cómo sabías dónde encontrarme?

—Vives cerca de aquí, ¿no? Tengo todas las direcciones de los amigos de mi hijo.

—Debi suponerlo— Seokjin sonrió —¿Qué puedo hacer por ti?

—Hyung... En Suiza dijiste que tu otro yo no se acordaría de mí, pero puede que yo tampoco me acuerde de ti. Es posible que cuando te vayas, mi memoria también sufra un cambio y piense que el amigo de mi hijo, Kim Seokjin, solo se parece a mi querido Kim Seojun.

—Es posible.

—Por eso he venido a darte las gracias.

—Ya me las has dado.

—No como se merecen— Jongsuk le entregó una carpeta —Esto es para ti. No es mucho en comparación a lo que tú hiciste por mí, pero... Contiene mi gratitud.

Seokjin aceptó la carpeta, aunque no miró su contenido, porque en ese momento, Jongsuk lo besó en la frente.

—Puedes irte tranquilo, hyung. Ya no le temo a la vida, no necesito que camines más a mi lado.

Seokjin lo abrazó súbitamente. Jongsuk sonrió con la misma inocencia de aquel niño de trece años, al que conoció en un parque de Busan. Lo seguía queriendo, aunque de distinta manera, pero el amor que sentía por Kim Seokjin seguiría vivo hasta su último aliento.

El vehículo se detuvo y Jongsuk le indicó que había llegado a su destino. Seokjin abrió la puerta y al bajarse, se agachó y lo miró a los ojos.

—Siempre he tenido fe en ti, Jongsuk. Estoy muy orgulloso del hombre en el que te has convertido.

Cuando Seokjin cerró la puerta, a Jongsuk se le llenaron los ojos de lágrimas. La sonrisa de Seokjin seguía siendo tan cálida como recordaba. Y afortunadamente, había tenido el honor de contemplar, una vez más, esa bella mirada.

Seokjin aguardó a que el vehículo desapareciera entre el tráfico y después ojeó el barrio de Daegu en el que se encontraba. No lo conocía. Ni siquiera pudo situarse cuando se topó con el cartel de un restaurante. Estaba justo enfrente de un local llamado EatJin.

Seokjin sintió un vuelco en el corazón cuando abrió la carpeta.


Te has pasado la vida ayudando a los demás.
Por favor, permite que yo te ayude, aunque sea una vez.
Eternamente agradecido,
Park Jongsuk.


El edificio que le había entregado contaba con un restaurante de dos plantas, y además, con dos viviendas de lujo. Seokjin necesitó un instante para asimilar que era propietario de un edificio en uno de los barrios más caros de Daegu.

Cuando entró en el restaurante, con la llave que estaba guardada en un sobre, dentro de la carpeta, se quedó aún más impactado con la decoración interior. Tenía un estilo coreano tradicional, tal y como le había comentado a Yoongi que querría para su restaurante de ensueños.

¿Acaso se lo había contado Yoongi a Jimin, y Jimin a su padre? Seokjin no pudo aguantarse las ganas de llorar. Había estado tan centrado en salvar las vidas de los demás, que no había podido ahorrar para la entrada de un restaurante. Creía que en esa vida le iba a resultar imposible cumplir su sueño, pero ahí estaba, siendo el dueño de un establecimiento espectacular y todo gracias a Park Jongsuk.

Seokjin decidió retrasar su marcha para instalarse en el apartamento e inaugurar el restaurante, que fue un éxito. Su hermana mediana, que recientemente había perdido su trabajo, se mudó a Daegu para trabajar en EatJin como camarera, mientras que la mayor, tenía un empleo fijo como cajera de supermercado y era feliz con su novio en Anyang.

Seokjin se hizo con un buen equipo de trabajo y además, le dio una oportunidad de oro a su hermana. En la línea original había sufrido de depresión, pero en esta línea, era una persona muy sana que amaba a su hermano.

Durante una noche de otoño, cuando Seokjin era el único que quedaba en EatJin, entraron dos personas al restaurante.

—Está ce...

—¿Está cerrado?— preguntó Hoseok —Joonie, creo que está cerrado.

—Pero si no pone nada en la puerta...

—Todavía no está cerrado. Podéis pasar— Seokjin les señaló la mesa —Por favor, sentaos aquí.

Hoseok y Namjoon tomaron asiento, mientras Seokjin intentaba mantener la compostura. Los había estado evitando durante años, ¿cómo era posible que estuvieran en Daegu?

—Ahora mismo os traigo agua.

Cuando Seokjin se dio la vuelta, oyó algo que dio un fuerte vuelco a su corazón.

—Tú también cenas con nosotros, ¿verdad, Nini?

—¿Cómo...?— Seokjin se giró hacia él —¿Cómo me has llamado?

La sonrisa cómplice entre Hoseok y Namjoon le dio a entender que eran su Hoseok y Namjoon.

—Qué indecente de tu parte alejarte de nosotros— lo regañó Hoseok —Si no llega a ser por tu crush alienígena, estaríamos en una relación incompleta.

—¿En qué estabas pensando? ¿En sacrificar tu felicidad por la nuestra?— Namjoon golpeó el asiento de su lado izquierdo —Ven aquí, guapo, que tú y yo tenemos que hablar.

Seokjin notó que la praesidio también estaba en el local.

—¿Por qué has intervenido?

—Porque no iba a permitir que te quedaras solo, Kim Seokjin.

—Pero era mi decisión...

—¡Eres estúpido!— Hoseok se levantó bruscamente del asiento —Creías que si intervenías en nuestra relación podría salir algo mal, ¿verdad? Tomas riesgos la hostia de locos por otros como, ejem, Park Jongsuk, pero te cagas por las patas abajo cuando se trata de Joonie y de mí.

—Quería que tuvierais una vida feliz...

—Sin ti no es una vida feliz, Nini, es una vida incompleta.

Hoseok lo abrazó y Seokjin rompió en llanto. Llevaba tantos años huyendo de ellos, intentando que nada pudiera perturbar la relación de Hoseok y Namjoon, que los había extrañado una barbaridad.

Seokjin había pasado días y noches llorando de pena, sintiéndose solo, añorando a sus chicos. Pero la vida de los tres había sido un desastre en todas las líneas temporales y estaba aterrado de que, el mínimo cambio, pudiera terminar con Namjoon asesinado y Hoseok suicidándose.

Namjoon lo besó primero y poco después lo reclamó Hoseok, hasta que volvió a sentir los labios del menor y seguido los del mediano. Su corazón se desbocó saboreando sus lenguas y sintiendo, otra vez, el intenso amor que ambos le profesaban.

—Os he echado de menos...

—Y nosotros a ti— le aseguró Namjoon, mientras lo apretaba contra su pecho —Ya te lo dije una vez, ¿no? Da igual lo que hagas, no podrás escapar de nosotros.

—Joonie, da igual cuántas veces lo repitas, suenas como un psicópata.

Seokjin se rió, luego notó que la praesidio seguía allí, observándolos en silencio.

—Es la hora.

—Lo has prometido— le recordó Hoseok.

—¿Prometido?

Namjoon lo volvió a besar y Seokjin supo que intentaba distraerlo.

—Namu, ¿qué ocurre?

La praesidio alzó la mano y aparecieron tres personas idénticas a ellos. Dos estaban sentadas en una mesa y la tercera se encontraba de pie, levemente inclinada hacia los demás.

—Ellos son los Kim Seokjin, Jung Hoseok y Kim Namjoon de esta línea temporal. Ninguno de ellos tendrá recuerdos de vidas pasadas, pero ese Kim Seokjin sí recordará la vida que, hasta este momento, has vivido por él.

—Lo has prometido— le insistió Hoseok.

—Kim Seokjin, Jung Hoseok y Kim Namjoon están unidos por el lazo rojo del destino, y si no se han encontrado antes, es porque tú lo has impedido. Pero, como le he prometido a tu esposo, no permitiré que te quedes solo. Su historia de amor iniciará hoy, con una cena, y no terminará de forma violenta.

—Gracias, reina alienígena— Hoseok le hizo una reverencia —Yo siempre creí en ti.

La praesidio le sonrió a Hoseok.

—No vamos a dejarte solo, Nini. Si no estamos los tres juntos, nada tiene sentido.

Seokjin abrazó a Namjoon sobrecogido. Había tenido tanto miedo de hacerlo mal, que en realidad había impedido que todo saliera bien.

La praesidio descongeló el tiempo, y aunque los que eran originales de la línea temporal estaban a pocas mesas de ellos, no podían verlos.

—¿Seguro que no ibas a cerrar?— preguntó Hoseok.

—Deberíamos volver mañana.

—No hace falta— le respondió Seokjin a Namjoon —Estaba a punto de hacerme la cena, puedo cocinar algo para los tres.

Hoseok y Namjoon aceptaron con sentimientos encontrados, aunque no eran los únicos; Seokjin se fue a la cocina sin saber muy bien por qué los había dejado entrar, al fin y al cabo, el local estaba cerrado. Pero aun sintiendo ese extraño desconcierto, había algo en el ambiente, algo en ellos, que les hacía querer estar allí a los tres.

Cuando Seokjin les llevó la cena, iba a sentarse en otra mesa para darles privacidad, pero Namjoon se adelantó a sus intenciones y le señaló el asiento de su izquierda. Seokjin accedió a sentarse con ellos por impulso y la velada, que creía que duraría como mucho media hora, se extendió hasta las cuatro de la madrugada.

Hoseok y Namjoon le hablaron sobre sus vidas en Seúl, sobre el fin de semana que estaban pasando en Daegu, a qué se dedicaban, qué les gustaba, y mientras se conocían, se enteró de que Namjoon era el primo de Jimin. Desde ese instante, la conversación, que ya de por sí era fluida, se volvió incluso más íntima.

Antes de que Seokjin, Hoseok y Namjoon regresaran a El Umbral, la praesidio les mostró lo que iba a pasar en los próximos meses.

Después de la cena, Hoseok y Namjoon irían a descansar al hotel y volverían a visitar EatJin para comer al día siguiente. Tras pasar otro rato más en compañía de Seokjin, el mayor se tomaría el resto del día libre para salir con ellos por Daegu, y enseñarles algunos lugares preciosos y poco conocidos de la ciudad.

La buena afinidad entre los tres no pasó desapercibida para ninguno de ellos, por lo que, antes de dejar Daegu, se intercambiaron los números para seguir en contacto. Esa química tan especial aumentó incluso más después de escribir cientos de mensajes de texto durante varias semanas. El interés en conocerse les impulsó a quedar otra vez en persona, aunque esta vez en Seúl, donde la pareja sería muy hospitalaria con Seokjin. 

Aunque el coqueteo inició desde la primera visita en Seúl, con comentarios pícaros y gestos seductores, el primer beso entre Seokjin, Hoseok y Namjoon no ocurrió hasta dos meses después. Sucedió en el apartamento del mayor, tras estar toda la noche de fiesta, y continuó con ellos haciendo el amor en el salón, a lo que se le sumó otra mañana de sexo intenso en el dormitorio.

Lejos de asustarse por lo sucedido, que aconteció de forma natural, repitieron unas cuantas veces más, tanto en el apartamento de Hoseok y Namjoon, como en el de Seokjin, como en los hoteles de varios viajes que hicieron juntos, hasta que se sintieron seguros de que lo que sentían no era únicamente atracción o deseo sexual, sino amor.

Entonces comenzaron una relación poliamorosa que mantuvieron en secreto por varios meses. En principio, porque no querían ser juzgados, pero también porque buscaban ver si su relación salía adelante, sin tener que enfrentarse a los comentarios negativos de los demás.

Los primeros en enterarse de que estaban juntos fueron Yoongi y Taehyung, a través del propio Seokjin, y Jimin y Jungkook, que recibieron la noticia por parte de Namjoon. Ninguno de sus amigos se sorprendió del todo, dado que Taehyung llevaba un tiempo sospechando de ellos y compartió sus teorías con Jimin, quien se lo comentó a su hermano, y Jungkook, a Yoongi.

Afortunadamente, Seokjin, Hoseok y Namjoon encontraron mucho apoyo en sus amigos, lo que fue de gran ayuda cuando se enfrentaron a sus padres.

Los padres de Hoseok fueron los que mejor recibieron la noticia, los de Namjoon tuvieron algunas dudas, mientras que los de Seokjin se opusieron, aunque cambiaron de opinión una vez conocieron a los novios de su hijo.

La mayoría tenía ideas preconcebidas y prejuicios que fueron desapareciendo en cuanto vieron que sus hijos eran amados. Además, entendieron que contaban con novios buenos y responsables, que los apoyaban, respetaban y querían de verdad.

Seokjin, Hoseok y Namjoon entablaron una relación maravillosa con los padres de sus chicos y también con sus hermanos. Incluso entre los mismos padres surgió una profunda amistad, especialmente entre las madres.

Viendo el futuro que les esperaba a los tres, el amor que había entre los Kim y los Jung, la armonía que transmitían en su relación y la dicha que se veía en sus miradas, regresaron a El Umbral con la certeza de que en esa línea temporal, iban a ser muy felices.

Por petición de Seokjin, Hoseok y Namjoon cruzaron la puerta hacia el más allá, mientras él se quedaba a solas con la praesidio.

—¿Te vas satisfecho?

—No del todo.

—¿Cuál es tu pesar?

—No pude ayudar a una amiga.

Una imagen surgió en el cielo, como si se tratase de una proyección. En ella aparecía una muchacha dando un paseo en barco con sus padres.

—¡Es Eunha!— Seokjin no daba crédito —¿Ese es su padre? ¿Cómo es posible?

—Evité que su padre muriera en un incendio y su familia se mudó a Noruega. Es mi regalo de despedida, Kim Seokjin. Por tu sacrificio, generosidad y humildad.

Seokjin sonrió con lágrimas en los ojos. Eunha se veía feliz en las imágenes. Parecía radiante y dichosa. Que estuviera bien, que tuviera la oportunidad de vivir una vida diferente, junto a sus padres, era el mejor de los regalos.

—No sé quién eres, no sé si para ti somos simples hormigas a las que cuidar, pero tienes un corazón de oro. Sé que lo tienes— Seokjin la besó en la boca y por cómo reaccionó la praesidio, no se lo vio venir —Este es mi regalo para ti.

La praesidio se tocó los labios mientras el joven corría hacia la puerta.

—¡Cuídate mucho, noona! ¡Y gracias por todo!

La praesidio, conmovida por la humanidad de Seokjin, le concedió algo único, algo que jamás había visto ningún ser humano. Seokjin se quedó estupefacto cuando desapareció la joven de treinta años y apareció otra vez, en su forma original.

—Eres hermosa— musitó, y después lo gritó con fuerza —¡Noona, eres hermosa!

Los dos compartieron una cálida sonrisa antes de que Seokjin emprendiera, al fin, su último viaje.


✧ Acto final 


Yoongi y Jimin estaban paseando por una playa de Busan cuando el sol estaba a punto de ponerse. El silencio entre ellos era tenso e incómodo, y aunque ninguno de los dos parecía dispuesto a ser el primero en iniciar una conversación tan difícil, el mayor terminó por dar el paso que nadie quería.

—No iré.

—Tienes que ir.

La pareja se detuvo y se miró por primera vez desde que habían pisado la playa.

—Son tres años, Jimin.

—Es tu sueño. Siempre has querido ser solista.

—Lo sé, pero...

—Has trabajado toda tu vida para esto. No puedes rechazar esta oportunidad.

—No quiero separarme de ti...

—Lo sé... Yo tampoco quiero. Pero, Yoon, tienes un sueño que cumplir. No quiero que te quedes por amor y que me reproches algún día lo que dejaste escapar por mí...

—Yo tampoco quiero eso...

—Sabes que me gustaría acompañarte, pero...

—Tú tampoco puedes renunciar a tu carrera por mí. Brillas sobre el escenario, brillas más que nadie. La gente tiene que verte bailar, Jiminie.

Yoongi no lo dijo, pero Jimin también lo pensó.

—Lo nuestro se ha terminado, ¿verdad?— Jimin miró hacia el mar y Yoongi notó que estaba conteniendo las lágrimas —No quiero que lo nuestro termine...

—Yo tampoco... Pero no puedo pedirte que esperes tres años por mí. Sé que las relaciones a larga distancia no son lo tuyo y que sería muy difícil para ti vivir así...

—Lo siento, Yoon...

—Yo también...

El sol desapareció en el horizonte cuando Jimin lo besó por última vez.

—Conviértete en un gran pianista, mi amor. No permitas que mi corazón se rompa en vano.

Yoongi lo vio alejarse, hasta que la imagen de Jimin se volvió borrosa a causa de las lágrimas. Romper con el amor de su vida había sido el mayor sacrificio que había hecho por la música, y si era sincero consigo mismo, no estaba seguro de si valía la pena ir tan lejos por un sueño.

Pero Yoongi también era consciente de que no podía atar a un hombre con el talento de Jimin a una vida sin la danza. Debía aceptar que ambos tenían ambiciones, y que renunciar a su pasión por amor, podría causarles una gran desdicha a ambos.

A unos meses de cumplir los veintiséis años, Yoongi dejó Corea del Sur para emprender una gira de conciertos que duraría tres años. Había pasado año y medio siendo el novio de Jimin, y aunque era un periodo de tiempo relativamente corto, sabía que él era el amor de su vida.

Cuando Yoongi dejó Corea, Jimin fue el único que no acudió al aeropuerto a despedirlo. Se encerró en la sala de prácticas y bailó durante nueve horas, hasta que el cansancio, y sobre todo la tristeza, lo dejó inmóvil.

En ese periodo de tres años, en el que Yoongi viajó por cada continente, Jimin se convirtió en el bailarín más célebre de Corea. Trabajó en Broadway, salió en videoclips de artistas nacionales e internacionales, y fue aclamado tanto por el público, como por la crítica.

Yoongi leía cada recorte que salía de él en la prensa y Jimin hacía lo mismo cuando se trataba de Yoongi. Una mañana, Jimin salió corriendo de casa para mostrarle a Jungkook el apartado del periódico donde venía una fotografía de Yoongi junto a grandes artistas de renombre. Había tocado para galas benéficas, celebridades y eventos importantes, aparte de sus propios conciertos, lo que enorgullecía a toda la familia.

Mientras Yoongi se hacía famoso como pianista y Jimin como bailarín, sus hermanos menores seguían disfrutando de una relación sana y duradera. En cuanto Jungkook se graduó de la universidad, su padre le regaló un apartamento y lo primero que hizo Taehyung, fue pedir el traslado a Busan para mudarse con él.

Dejar Daegu le costó un poco, por eso Jungkook le prometió que, algún día, le regalaría un apartamento en su ciudad natal. A Taehyung le conmovió su promesa, aunque en realidad le daba igual dónde vivir, lo único que quería era vivir con él.

Los padres de Taehyung los visitaban muy a menudo y también ellos volvían frecuentemente a Daegu a pasar tiempo con ellos. Tanto Taehyung como Jungkook mantenían una relación muy estrecha con sus padres y futuros suegros.

Taehyung y Jungkook querían casarse en Corea y como todavía no era una realidad, iban a manifestaciones y se implicaban activamente en el movimiento por los derechos del colectivo. Aunque el maknae estaba trabajando en un libro de ciencia ficción, nunca dejó de recopilar datos para, en un futuro, publicar un libro sobre el movimiento LGTBIQ+ en Corea.

Mientras la vida profesional y sentimental de Taehyung y Jungkook iba viento en popa, Yoongi y Jimin habían tenido algunos encuentros sexuales, pero nada más allá de una o dos noches de pasión. A pesar de la distancia, seguían enamorados, y en una constante lucha entre pasar página y dejar el pasado atrás, o volver a reencontrarse y buscar la manera de tener un futuro juntos.

En tres años, Yoongi y Jimin nunca coincidieron. Cuando uno volvía a casa, ya fuera por Chuseok u otra festividad, el otro se encontraba en otra parte del mundo, y viceversa.

Aunque ambos querían encontrarse, no ocurrió hasta que, tras cerrar una gira mundial exitosa, un amigo de Yoongi, también pianista, tuvo un accidente y le pidió sustituirlo en la última actuación de la obra de danza clásica para la que estaba tocando, dado que el pianista sustituto se dio de baja por depresión.

Daba la casualidad de que en ese espectáculo, Jimin interpretaba al villano principal, y para Yoongi, esa era una oportunidad de oro para reencontrarse con el amor de su vida.

Yoongi se aprendió las piezas en una semana. En otras circunstancias nunca hubiera aceptado, puesto que era mucho trabajo y muy poco tiempo para ejecutarlo, pero la capacidad de aprendizaje de Yoongi, mezclada con las inmensas ganas que tenía de volver a ver a Jimin, le permitió presentarse sin inconvenientes.

A todo el equipo le sorprendió la incorporación de Min Yoongi, sobre todo por la fama que tenía. A todos menos a Jimin. Cuando lo vio en el ensayo e intercambiaron una mirada, supo que estaba allí por él. A pesar de los años que habían transcurrido, una sola mirada bastó para que los sentimientos de ambos volvieran a florecer.

Yoongi y Jimin no cruzaron palabra durante el ensayo. Tampoco lo hicieron después, dado que los bailarines revoloteaban alrededor de Jimin, y no había manera de mantener una conversación en privado. No fue hasta después de la actuación, tras una presentación extraordinaria que levantó al público de sus asientos, cuando Yoongi decidió seguir a Jimin hasta su camerino para hablar con él.

Jimin estaba de espaldas, quitándose los pendientes cuando pasó y cerró la puerta. El traje con el que había actuado lucía impresionante. Pese a que el color era mayormente negro, tenía encaje y pedrería roja, otorgándole un diseño misterioso y seductor. Además, el maquillaje era espectacular. Aunque ya se había quitado la dentadura, seguía teniendo un aire sobrenatural.

—Has estado brillante.

—Gracias, tú también— Jimin se giró hacia él —¿Por qué no estás con los demás?

Yoongi no respondió. Todo el mundo lo había tratado bien, pero él quería y necesitaba estar con Jimin.

—Aunque solo hayas tocado una noche, eres parte del equipo y deberías celebrarlo. Nos has salvado de tener que poner una lista de reproducciones. ¿Te imaginas? Prometemos un espectáculo con música en vivo y nos quedamos sin pianistas. Hubiera sido vergonzoso si no llegas a venir.

—Tú también deberías celebrarlo. Eres la estrella de esta obra. La crítica no ha parado de elogiarte.

—¿Lo has leído?

—Llevo tres años leyendo todo lo que dicen de ti.

Jimin lo miró durante unos segundos y sonrió. ¿Habían estado haciendo lo mismo? Seguro que Taehyung y Jungkook lo sabían, aunque ninguno de los dos había compartido esa información.

—¿Me ayudas?

Yoongi le quitó la capa y después le bajó la cremallera. Jimin lo miró a través del espejo del camerino, hasta que el mayor se percató y le correspondió a la intensa mirada.

—Has cumplido tu promesa. Te has convertido en un gran pianista.

—Y aun así... Me siento vacío sin ti...

Jimin bajó la mirada y Yoongi giró su rostro suavemente hacia el suyo. A causa del contacto, el menor la volvió a alzar y el mayor contempló sus ojos rojos. Aunque llevaba lentillas, estaban tan bien hechas que parecía un auténtico vampiro.

—Yoongi, espera...

Pero Yoongi no esperó. Lo besó porque sabía que ese espera no era más que una farsa. Y Jimin le dio la razón cuando le correspondió al beso con el mismo anhelo.

La fiesta continuó en el recinto, pero Yoongi y Jimin no fueron partícipes de ella. Se encerraron en el camerino, dando rienda suelta al deseo que sentían el uno por el otro, y después de hacer el amor contra la pared y sobre el sofá, se quedaron acurrucados, casi sin comprender cómo habían llegado a ese punto.

Jimin cerró los ojos al sentir los labios de su amado sobre su frente. Se había dejado llevar sin pensar en las consecuencias y ahora era demasiado tarde.

—Sé que este no es el lugar adecuado, pero me gustaría hablar contigo.

—Tengo que irme.

Yoongi notó cierta incomodidad en su voz, y aunque dudó en sí debía insistir o dejarlo estar, decidió no rendirse tan fácilmente.

—¿Puedo llevarte?

Jimin lo pensó detenidamente. Yoongi se quedó en tensión, aguardando a una respuesta que, afortunadamente para él, fue positiva. La pareja se vistió, salió por la puerta trasera y se dirigió hacia el garaje, mientras la prensa se encargaba de entrevistar a la pareja protagonista.

—¿No deberías atender a la prensa?

—En realidad, tengo algo más importante que atender.

—¿Algo más importante que disfrutar de los focos en una noche como esta?

—Soy el villano, no el héroe que se queda con la chica.

—Y aun así, es tu cara la que está en cada rincón de Nueva York— Yoongi le abrió la puerta del asiento del copiloto —Eres tú el que le hace sombra a los protagonistas, no al revés.

Jimin le tocó la mejilla y Yoongi creyó que lo iba a besar, pero el menor, que tenía el pelo negro como él, le sonrió y se metió en el vehículo.

Mientras Yoongi daba la vuelta al coche, Jimin puso una emisora de música clásica, lo que le trajo recuerdos del día en que se conocieron.

—¿A dónde te llevo?

—Al hotel Peninsula.

Yoongi no hizo más preguntas y condujo hasta el hotel. Había una extraña tensión entre ellos. El deseo de verse era mutuo, eso estaba claro, pero ninguno de los dos había esperado que fueran a hacer el amor y quizá por eso, el ambiente era tan raro.

Jimin contestó a una llamada durante el trayecto, probablemente de su manager o de alguno de sus compañeros de trabajo porque habló en inglés. Yoongi detuvo el coche enfrente de la puerta del hotel y aguardó a que terminase la llamada.

—Ven conmigo.

Yoongi dejó el vehículo en manos del aparcacoches y siguió a Jimin con la esperanza de que las cosas entre ellos volvieran a ser como antes. Bueno, no exactamente como antes, pero tenía la ilusión de poder retomar su relación.

Yoongi lo acompañó hasta la suite y en cuanto Jimin abrió la puerta, apareció su madre en la entrada.

—¡Yoongi, cariño, qué bueno verte!— Minah le dio un abrazo —¿Qué tal ha ido la función?

—Jimin ha estado magnífico.

—Oh, seguro que tú también. Qué lástima, me hubiera gustado veros actuar juntos. Tenéis que montar un espectáculo entre los dos, sería una auténtica maravilla oírte tocar mientras mi hijo baila.

—Mamá, deberías ir a cenar.

Minah notó que Jimin estaba en tensión y después se fijó en que Yoongi también parecía algo inquieto.

—Voy a bajar a tomar algo. Otro día quedamos y nos ponemos al día, ¿sí?

—La próxima vez te invito a comer.

—Eres todo un caballero, Yoongi.

Minah se despidió con un abrazo y salió de la suite tras compartir con su hijo algo en privado.

—Siéntate en el sofá, ahora vuelvo.

Yoongi aguardó en el salón, pero después de esperar cinco minutos, se asomó por la puerta de la habitación. Allí vio a Jimin de pie junto a una cuna, acariciando la cabeza de un niño que dormía plácidamente.

Jimin le dio un beso en la frente, le susurró que lo amaba, y cuando iba a volver al salón vio que Yoongi estaba en la puerta.

—¿Es tu hijo?

—Sí.

Yoongi se quedó de piedra. Taehyung no le había dicho que tenía un hijo. Tampoco lo había leído en la prensa. ¿Cómo era posible que no estuviera al tanto de algo tan importante?

Jimin le sirvió una copa bien cargada, mientras el mayor tomaba asiento en el sofá. No podía reclamarle a Jimin que no le hubiera dicho nada, ese comportamiento estaba fuera de lugar, pero no entendía por qué Taehyung no le había puesto al corriente.

—No quería que se supiera— contestó Jimin, respondiendo a sus dudas —La madre de mi hijo murió en el parto. Fue un rollo de una noche, no supe del embarazo hasta que su padre me abordó a la salida de un hotel y me contó que su hija había muerto, y que yo era el padre de su nieto.

Yoongi se tomó la copa de golpe.

—Tú eres parte de este mundo y sabes cómo actúa la prensa. He tenido que pagar a algunos periodistas para que no se sepa. Quería proteger a mi familia y también a los padres de ella.

Yoongi se levantó para rellenarse la copa y la volvió a vaciar de un trago.

—Si TaeTae no te ha dicho nada es porque yo se lo he pedido.

—Me hubiera gustado saberlo.

—Lo sé.

Yoongi se volvió a sentar y Jimin tomó asiento enfrente de él.

—Mi prioridad ha cambiado. Lo más importante ya no es mi carrera, es mi hijo. Lo que ha pasado hoy entre tú y yo... Sé que no sabías nada de esto, así que lo entiendo. Fue sexo, ya está. Puedes irte, no me lo tomaré personal.

—¿Tú quieres que me vaya?

—No, pero...

—Dime una cosa... ¿Vas a dejar de bailar?

—Voy a bajar el ritmo. Ya no pienso aceptar trabajos fuera de Corea. Quiero que mi hijo tenga una estabilidad. No quiero que crezca entre país y país, y que tenga que hacer nuevos amigos cada dos por tres. Voy a seguir bailando y en un futuro, quiero abrir una escuela de baile. Eso es lo que pienso hacer.

—¿Entonces por qué no puedo verte?

—No digo que no puedas... Solo digo que esta es mi situación.

En ese momento sonó el móvil de Yoongi.

—Ahora no puedo, te contesto mañana. Sí, ya sé que están esperando una respuesta y yo te digo que será mañana. Adiós.

Jimin bajó la mirada. A alguien como a Min Yoongi le llovían las ofertas. Podía tocar donde quisiera y para quien quisiera, y ganar el dinero que quisiera. Era un pianista aclamado y un hombre muy deseado. Quizá su relación hubiera funcionado en otras circunstancias, pero con un hijo de por medio, no lo tenía claro.

—Es tarde, deberías irte.

Yoongi no insistió. Aunque quería continuar con la conversación, había muchas emociones de por medio. Por eso salió de la suite sin decir nada más.

Al día siguiente, Jimin regresó con su madre y con su hijo a Busan. Jongsuk los estaba esperando en el aeropuerto con los brazos abiertos. Después de pasar toda la noche hablando con sus padres, Taehyung y Jungkook se presentaron a la mañana siguiente en la mansión de los Park para llevarse al pequeño al parque.

Jimin aprovechó que su hijo estaba con sus tíos para regresar a su apartamento y echarse un rato. No había recibido ni un solo mensaje de Yoongi, aunque tampoco le sorprendía.

Querer volver con tu ex era una cosa, tener que convertirte en padre para estar con esa persona era otra. Yoongi podía viajar por el mundo, tener los amantes que quisiera y vivir una vida glamurosa con el hombre que él eligiera. No iba a renunciar a una vida de ensueño por una relación del pasado.

Jimin estaba devastado, pero incluso cuando se encontraba a solas, seguía manteniendo la compostura. No había querido acostarse con Yoongi, pero su corazón lo había traicionado. Seguía enamorado de él, lo seguía deseando, y la herida, que parecía haber cicatrizado, se había vuelto a abrir.

Jimin dio vueltas en la cama. Eran las once de la mañana, Taehyung y Jungkook estaban en el parque, jugando con el nene, y él podría estar haciendo algo productivo, sin embargo, no tenía ganas de nada.

Cuando oyó la puerta, asumió que era su primo. Namjoon había quedado en visitarlo y su padre le habría dado una llave del apartamento. 

Jimin resopló contra la almohada cuando la puerta de su dormitorio se abrió y unos segundos después, alguien lo abrazó por la espalda.

—Siento mucho haberte hecho esperar.

—¿Qué haces aquí?— su corazón se agitó fuertemente.

—Yo también puedo ser pianista en Corea. Yo también puedo abrir una escuela de piano en Busan. Cumplí mi promesa, no rompí tu corazón en vano, y ahora, te elijo a ti, Jiminie. A ti y a tu hijo.

—¿No te estás precipitando?— a Jimin se le llenaron los ojos de lágrimas —¿Y si te arrepientes?

—¿Sabes de lo que me he arrepentido durante estos tres años? De no haberte perseguido por la playa, de no haberte abrazado, besado y haberme quedado a tu lado. Porque sí, cumplí mi sueño, conseguí fama y riqueza, pero estuve muerto sin ti, Jiminie. La música no ha podido llenar tu vacío... La música sin ti, no tiene sentido... ¿Entiendes lo que digo? Puedo vivir sin la música, pero no puedo vivir sin ti.

Jimin se giró bruscamente hacia él y lo abrazó, mientras Yoongi rompía en llanto. Había rechazado una propuesta millonaria por Jimin, y nunca, en toda su vida, se había sentido más seguro de una decisión como de aquella. Sabía que era lo que debía hacer. Sabía que estar con Jimin era lo único que deseaba de verdad.

—¿Qué edad tiene tu hijo?

—Nueve meses.

—Es muy pequeño... ¿Cómo se llama?

—Junggi.

—Junggi— las lágrimas aumentaron al repetir su nombre —No lo conozco y ya lo quiero.

Jimin besó el rostro de Yoongi, arrancándole una tímida sonrisa.

—Te amo, Yoon.

—Te amo, Jiminie.

Esa misma tarde, la pareja fue a recoger a su hijo al apartamento de Taehyung y Jungkook. Yoongi lo alzó por primera vez en brazos y al ver su sonrisa, tan hermosa e inocente, sintió una conexión con Junggi que perduraría el resto de sus vidas.

—Ya te ha costado, hyung— se quejó Taehyung —Mira que dejar a un hombre como MinMin por una estúpida gira. Poco te pasa en la vida, la verdad. Menudo zoquete parió mamá.

Yoongi ignoró el comentario porque estaba centrado en contemplar el rostro de Junggi.

—Nos alegramos mucho de que estéis juntos— Jungkook pellizcó a su novio sutilmente y Taehyung lo miró indignado —Teníamos la esperanza de que tarde o temprano ibais a volver.

—Habla por ti, Kook, yo desde luego que no— Taehyung se cruzó de brazos —MinMin debió salir con el bailarín buenorro al que se tiró un par de veces y no esperar a este muermo disecado.

Yoongi le dio un besito a Junggi en la frente y después alzó la mirada hacia su hermano. Taehyung no cambió la expresión, estaba molesto y aunque Jungkook quiso intervenir, Jimin negó con la cabeza, evitando que su hermano se metiera.

—Lo siento, Tae— Yoongi hizo una leve reverencia —A partir de ahora cuidaré bien de mi familia.

Taehyung quería seguir enfadado con él, pero como su reacción lo tomó por sorpresa y no pudo mantener el enfado, se dio la vuelta e hizo un puchero.

Taehyung lo había pasado muy mal con la separación de Yoongi y Jimin. Había intentado intervenir en múltiples ocasiones, incluso planeó organizar un encuentro entre ellos, pero por petición de su mejor amigo y respeto hacia él, lo canceló y se mantuvo al margen.

—Tenéis un hijo, ya no os podéis volver a separar. Como hagáis sufrir a mi pequeño Junggi, os juro que me lo robo y no lo volvéis a ver jamás.

—Estoy de acuerdo con Tae, sobre todo en la parte del robo.

Yoongi agarró a Jimin de la cintura y apretó a Junggi contra su pecho, antes de dirigirse a Taehyung y Jungkook.

—Lo lamento, pero vais a tener que adoptar a vuestro propio hijo porque este ser divino es nuestro.

Unos días después, Yoongi se mudó al piso de Jimin y comenzó una nueva vida con él. Mientras iba conociendo al pequeño Junggi y disfrutando de su amor con Jimin, el maknae publicó su primer libro.

Al principio no obtuvo muchas ventas, pero cuando una modelo muy popular, de nombre Jung Eunha, que había firmado recientemente un contrato con la marca de Minah, lo compartió en redes sociales, Evanescente de Jeon Jungkook se convirtió en best-seller.

Unos años más tarde terminó la obra con el segundo lanzamiento, Retrouvailles. Jungkook hizo tanto dinero que no solo le compró un piso a Taehyung en Daegu, sino que financió la construcción de la escuela que su novio siempre quiso tener.

A Seokjin también le sonrió la vida. Su restaurante en Daegu tenía tanto exito que abrió otro en la ciudad de Busan. El de Daegu se lo traspasó a su hermana, que se había casado recientemente, y él se mudó a Busan, dado que Hoseok y Namjoon comenzaron a trabajar en el hospital Park Jeon. Los tres vivían en un apartamento grande, en la misma localidad que sus amigos.

Desde que Yoongi y Jimin habían regresado a Corea y se habían establecido en Busan, los siete comenzaron a quedar mucho más a menudo. Existía el compromiso entre ellos de estar pendientes los unos de los otros, de apoyarse, ayudarse y ser partícipe de sus vidas, que hacía de aquella relación una fuente inagotable de energía.

Con el paso del tiempo, Yoongi abrió una escuela de piano y Jimin una escuela de baile. Taehyung se dedicó a la enseñanza en su propio colegio, donde también ejercía de director, y Jungkook continuó sacando best-seller tras best-seller. Namjoon fue nombrado el sucesor de Park Jongsuk cuando este se retiró, y Hoseok se consagró como uno de los enfermeros pediátricos más queridos del hospital. Mientras tanto, EatJin cosechaba tanto éxito que Seokjin abrió más filiales en otras ciudades de Corea.

Junggi creció en un ambiente sano, rodeado de sus padres, tíos y abuelos. Aunque su madre no sobrevivió al parto, la familia de Aera mantuvo el contacto con Yoongi y Jimin, por lo que también creció con el cariño de sus abuelos maternos.

El colegio de Taehyung se levantó en Busan y Junggi fue inscrito desde pequeño. También acudió a ese colegio la hija de Taehyung y Jungkook.

Legalmente, la niña solo era hija de Jungkook porque cuando la adoptó, todavía no estaba aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo, y por consecuencia, tampoco podían adoptar los dos. Eso cambió unos años después, y tras casarse con su novio, Taehyung se convirtió legalmente en el padre de Misun.

Seokjin, Hoseok y Namjoon no tuvieron esa suerte cuando adoptaron a la pequeña Nari. Su relación no estaba bien vista por la sociedad y debido al rechazo que generaba, habían renunciado a la posibilidad de tener hijos.

Pero cuando una amiga que tenían en común, y que trabajaba con ellos en el hospital, falleció de una enfermedad, decidieron aceptar su última voluntad, dado que carecía de familia, y convertirse en los padres de la niña.

Legalmente, solo la pudo adoptar Namjoon, puesto que no podían casarse. Aun así, Nari creció en una familia que le mostró la importancia del amor, le inculcó respeto y empatía, y le enseñó que el mundo era mucho más grande de lo que algunos creían.

Junggi, Misun y Nari fueron juntos a la escuela y crecieron como hermanos, mientras que Sohee, Yeji y Jjin, vinieron al mundo en circunstancias diferentes a las de Inyeon, y aunque nunca se cruzaron en el camino de Yoongi, Jimin, Taehyung y Jungkook, también tuvieron una buena vida.

Lo mismo ocurrió con Mellie y Neysa. Tampoco se cruzaron con ellos, pero las familias que las adoptaron, cuidaron de ellas con amor, respeto y dedicación.

Por otro lado, Minjun se convirtió en entomólogo y se casó con Gyuri, una bióloga con la que tuvo un hijo. Aunque el pequeño Joonsu vivía en Seúl, solía pasar las festividades en Busan con sus primos. A veces también lo visitaban Junggi, Misun y Nari en Seúl, sobre todo Junggi, que adoraba pasar tiempo con Joonsu y hablar con Minjun de su trabajo.

Mientras Misun y Nari se decantaron por la mejor universidad de Busan para concluir con sus estudios, Junggi y Joonsu acudieron a la mejor universidad de Seúl.

Junggi conoció allí a un estudiante de arquitectura, y tras un año de amistad, comenzaron oficialmente una relación. Después de la graduación, Junggi regresó a Busan y su novio se fue a vivir con él.

La familia de su chico se mudó a Grecia poco después de que él ingresara en la universidad de Seúl. Aunque tenía una gran relación con sus padres y sus abuelos, Taeju eligió estudiar arquitectura en Corea, y una vez terminase la carrera, tenía pensado mudarse a Atenas con ellos.

Pero entonces conoció a Junggi, se enamoró perdidamente de él y decidió quedarse en Corea y hacer su vida con él en Busan. Una vez al año viajaban a Grecia a pasar tiempo con su familia, y al igual que la familia de Junggi acogió bien a Taeju, la de Taeju también acogió bien a Junggi.

Yoongi y Jimin sintieron desde el principio un gran cariño por el novio de su hijo. Como el muchacho estaba solo en Corea, obtuvo mucho apoyo de parte de los Park Min, y también de Taehyung y Jungkook.

El primer encuentro con ellos fue bastante tierno, dado que Taeju era fan de Jungkook y había leído todas sus obras. Junggi nunca lo había visto tan nervioso como ese día. Se había arreglado mucho para conocer a su autor favorito, incluso había practicado cómo pedirle un autógrafo y una foto delante del espejo. Pero cuando llegó el momento de la verdad, Taeju no fue capaz de pedirle lo que quería.

Aunque regresó a casa contento por haber conocido a los tíos de su chico, también se sintió frustrado por no haberle pedido una foto a Jungkook.

Al día siguiente, Jungkook apareció en el apartamento de su sobrino y le entregó a Taeju una colección de sus libros con una dedicatoria muy especial. También se sacaron varias fotografías que Taeju enmarcó y colgó en el salón.

Mientras que a Jungkook lo consideraba su héroe, con Taehyung lo unía una hermosa amistad. También creó una buena relación con Yoongi y Jimin, incluso se veía frecuentemente con Seokjin, Hoseok y Namjoon.

Con el tiempo, Taeju se hizo un nombre como arquitecto especializado en grandes estructuras y a lo largo de los años recibió numerosos premios y reconocimientos por su trabajo. Junggi también cosechó múltiples premios por sus avances, incluso le fue entregado el Nobel de Medicina por encontrar la cura contra el cáncer, un año antes de que su esposo recibiera el premio Pritzker.

Por otro lado, Misun destacó como cantante, cosechando una gran fama internacional. Aunque su nombre completo era Jeon Minsun, como nombre artístico había optado por el apellido de Taehyung, Min Minsun.

La muchacha contaba con un color de voz único y era capaz de cantar cualquier género que se propusiera. Gracias a su versatilidad, solía explorar toda clase de música y atreverse con cosas que para otros eran un mero sueño. Minsun había recibido las mejores cualidades de sus padres, entre las que destacaban la elocuencia y la picardía de Jungkook, y el carisma y el atrevimiento de Taehyung.

Minsun ganó innumerables premios, hizo giras alrededor del mundo y cosechó un fandom internacional que nunca dejó de apoyarla.

Nari se decantó por estudiar arqueología y en cuanto se graduó, salió a explorar mundo. Seokjin, Hoseok y Namjoon hablaban con ella por videocámara y siempre les contaba cómo iba la búsqueda de yacimientos arqueológicos, cuántos amigos había hecho, qué le encantaba de los países a los que se desplazaba, o de quién se había enamorado recientemente.

Nari era una joven muy enérgica e independiente. Contaba con la actitud positiva de Hoseok, la gran capacidad de análisis de Namjoon, y la empatía y comprensión de Seokjin. Era aventurera y enamoradiza, de mente abierta y atrevida.

Joonsu, por otra parte, siguió los pasos de su padre Minjun, aunque con una ligera diferencia; él estudió entomología médica. Había crecido alrededor de insectos y le encantaban desde chiquitito, pero como su madre era bióloga, también se interesó por otras ramas y tras explorar varios terrenos, terminó encontrando su verdadera vocación.

Joonsu entró a trabajar en el laboratorio de entomología médica, donde coincidió con Yuuma, un hombre amable y brillante, con el que su padre, Minjun, había trabajado en varias ocasiones. Juntos realizaron investigaciones sobre colonias de insectos, infecciones experimentales, sondeos entomológicos, entre otras cosas.

La vida transcurrió con algunas dificultades, pero nadie sufrió de enfermedades incurables ni murió joven. Todos contaron con una vida larga, estuvieron rodeados de sus seres queridos y pasaron días felices y noches aún más cálidas.

Y Yoongi pudo pasear de la mano de su esposo, disfrutando de las calles del viejo continente, descubriendo nuevos sabores y lugares, mientras las arrugas cubrían su rostro y el de su amado Jimin.

Y Taehyung pudo deleitarse de un sinfín de cenas románticas bajo la luz de la luna, contemplando la dulce mirada del amor de su vida, mientras el cabello de Jungkook se teñía de un precioso color blanco.

Y Hoseok pudo nadar con Seokjin y Namjoon en una playa paradisiaca del Caribe, mientras gozaban de la jubilación, de una vida llena de amor y de una vida bien merecida.

Porque en esta línea temporal, el sufrimiento existía, pero también la felicidad y la justicia, y nuestros siete protagonistas disfrutaron de una vida plena, igual que sus hijos, y los hijos de sus hijos, que también contaron con el amor incondicional de sus abuelos.


FIN


Y los siete fueron felices y comieron perdices. 🥺 Después de tanto drama, quería mostrar una línea temporal más agradable. ¿Qué os ha parecido? 

Se siente extraño decir adiós. Se supone que ya lo había asimilado, pero la sensación es muy rara. No parece real... Aunque me da pena despedirme de E/R, estoy muy contenta de haber llegado tan lejos y de encima tener la oportunidad de ponerle fin el día de mi cumpleaños. Terminar E/R siempre ha sido mi objetivo, no quería dejar a nadie con las ganas de saber qué iba a pasar. Si he resistido, es gracias a todas las personas que habéis estado conmigo. Una vez más, muchísimas gracias por todo el cariño, apoyo y respeto. 😭❤️‍🔥

E/R siempre tendrá un lugar muy especial en mi corazón. Da igual el tiempo que pase, siempre recordaré estos siete años con mucho cariño. 🥺

Algunas personas me habéis preguntado y sí, me gustaría escribir otras historias. Hay varias que llevan años rondando mi mente y que quisiera compartir. Así que espero volver con otras tramas relacionadas con BTS.

Familia, el viaje termina aquí. Gracias por haberme acompañado. E/R no existiría sin vosotros. De verdad, si hemos llegado hasta el final, es gracias a todos los que habéis leído esta historia. ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!

Os quiero mucho.
Mil gracias por todo. 
APOBANGPO!
Spring Breeze

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