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Los siete cruzaron la puerta del medio.


La pradera era extensa y bella, aunque mayormente verde, algunas orquídeas blancas cubrían parte del terreno. El aire soplaba suave, generando un agradable sonido a su paso, mientras que el cielo mostraba nubes grandes y blancas, entre un mar de tonalidades azules.

Yoongi, vestido de blanco, contempló el paisaje con una sensación de calma y bienestar. No había nadie a su alrededor, a pesar de haber cruzado con su familia, y aun así, hallarse en un lugar desconocido, sin Jimin o Taehyung a su lado, no le alteró en absoluto.

Entre la naturaleza, un majestuoso roble, mucho más grande e imponente que los que había visto en la península de Corea, llamó rápidamente su atención. Se encontraba en lo alto de una colina, y las hojas doradas brillaban incluso sin los rayos de sol que, en ocasiones, las atravesaban.

Algo en el corazón de Yoongi le indicó que debía caminar hacia allí. Lentamente, se puso en marcha y mientras se dirigía al punto más alto de la pradera, se cruzaron dos niños, de unos cinco y seis años de edad, por delante de él.

Los muchachos no vestían con el clásico traje de El Umbral. Llevaban un conjunto de pantalón de chándal y sudadera, uno en rojo y otro en azul, bastante común y corriente. Ninguno de los dos reparó en su presencia, dado que el menor huía del mayor y estaban demasiado centrados en su juego.

De un segundo a otro, el mayor lo alcanzó y sin ningún motivo aparente, los chiquillos se pusieron a pelear. Cuando Yoongi se dispuso a separarlos, escuchó una voz fuerte y femenina.

—¡¿Queréis comportaros!? ¿Es que sois hijos de un demonio de Tasmania?

En cuanto vio el rostro de Ha Soeun, y poco después el de la bebé que la mujer cargaba entre sus brazos, la sonrisa de Yoongi se agrandó y su corazón se agitó de alegría.

Emocionado, le dio un cálido abrazo a la señora. Soeun lo besó en la sien y después de compartir una entrañable sonrisa con un viejo amigo, le mostró a su hija, que estaba mirándolo fijamente a los ojos.

—¿Cómo estás, Naeunie?— Yoongi la cargó con el permiso de su madre —Hace mucho que no nos vemos, ¿verdad? Mi pequeño angelito. ¿Recuerdas al tío Yoongi? Sí, ¿verdad? Yo nunca te he olvidado. He pasado toda la vida pensando en ti.

Naeun esbozó una sonrisa tan alegre que para Yoongi fue como recibir el más cálido de los abrazos. No recordaba el tiempo que había transcurrido desde la última vez que se vieron, pero sus sentimientos por la pequeña seguían siendo fuertes.

—Niños, venid a saludar a Yoongi.

Los pequeños se acercaron y le hicieron una reverencia. Yoongi se sentó en cuclillas para observarlos detenidamente. No recordaba sus rostros, pero sentía un gran cariño hacia ellos.

—¿Cómo estáis?

—Bien.

—Yo más bien que él— respondió el mayor.

—Pues yo más bien que bien que él— dijo el menor.

Yoongi se rió. Los pequeños no aguantaron tanta formalidad y se volvieron a picar entre ellos. Soeun resopló, aunque esta vez no les dijo nada y los dejó a su aire.

—Señora Ha, me alegra mucho volver a verla.

—Lo sé, mi querido Yoongi— Soeun le acarició la mejilla —Por suerte, ahora vas a poder vernos cuando quieras.

Aunque a Yoongi le surgieron algunas preguntas, no sintió la necesidad de hacérselas. El joven, que tenía el mismo aspecto que el día en que cambió el mundo, se quedó contemplando a Naeun, dándole besos en el rostro y disfrutando de un momento que jamás creyó que volvería a tener con ella.

—Naeun, dile adiós al tío Yoongi.

—¿Ya os vais?

—Pronto nos volveremos a ver. Ahora tienes que seguir tu camino.

Yoongi le devolvió a la bebé y se quedó atrás, observando como se alejaban. No sabía de dónde habían salido y tampoco entendía a dónde se dirigían, pero si existía la posibilidad de verse otra vez, entonces lo deseaba desde el fondo de su corazón.

Al igual que Yoongi, Namjoon se dirigía hacia la colina desde otro punto de la pradera. El esposo de Seokjin y Hoseok, no se sorprendió cuando vio a un viejo amigo caminando hacia él. Llevaba un rato mirando a su alrededor en busca de sus seres queridos, y el primero que apareció entre un campo de gerberas, fue Jackson.

—Pensé que te habías vuelto inmortal— bromeó Jackson, nada más abrazarlo —Qué bien te veo, Nam.

—Ha pasado una eternidad— Namjoon lo miró emocionado —Me alegro mucho de verte.

—Lo mismo digo. Llevo mucho tiempo preguntándome qué habrá sido de ti. ¿Dónde te habías metido?

—Morí poco después de ti, de hecho, he estado más años en la orbit de mi marido de lo que he estado vivo— compartió para asombro de Jackson —Pero allí es donde he sido verdaderamente feliz. Se podría decir que es donde he vivido realmente.

—Espera, no entiendo. Si estabas en la orbit de Hoseok, ¿por qué no habéis cruzado antes?

—No era la orbit de Hobi, era la de otro hombre. Verás, Hobi llegó mucho después, y entonces comenzamos una relación poliamorosa— Namjoon notó cierta confusión en su mirada —Gracias a ellos he comprendido que no soy monógamo. Te resultará extraño oír eso de mí, pero así soy en realidad.

—No me sorprende del todo. Siempre he pensado que tu miedo al compromiso era otra cosa. Me alegro de que hayas encontrado tu verdadero yo— Jackson lo dijo de corazón —¿Sabes? Yo también he encontrado el amor, aunque haya sido después de muerto. De hecho, yo también he disfrutado más de la muerte que de la vida.

Namjoon lo abrazó y para Jackson, compartir ese momento con él, tenía un gran significado. Las cosas no habían sido siempre favorables entre ellos, pero quería a Namjoon, y deseaba continuar con su relación.

—Nam, espero que podamos retomar nuestra amistad.

—Siempre hemos sido amigos y siempre lo seremos.

La gran sonrisa que le mostró Jackson al despedirse de él, dejó muy buen sabor de boca en Namjoon. Había deseado volver a verlo, y sobre todo, darle un fuerte abrazo. Y ese deseo se había cumplido con creces.

A diferencia de Yoongi y Namjoon, Jungkook se quedó tumbado sobre un campo de magnolias blancas y amarillas, observando las nubes mientras respiraba el aire más puro. No sabía a dónde tenía que ir y tampoco se lo había planteado todavía. Estaba demasiado a gusto contemplando el cielo y disfrutando del silencio, hasta que dos jóvenes se inclinaron sobre él.

—Has mantenido tu promesa. Tal y como dijiste, nos volvemos a ver.

—¡Sooyoung noona! ¡Jihyo!— Jungkook se alzó del suelo —¡No me lo puedo creer! ¿Qué hacéis vosotras aquí? Pero, ¿cómo me habéis encontrado?

Las muchachas se echaron a reír en cuanto las estrechó entre sus brazos. Jungkook parecía tan contento de verlas que su cariño hacia ellas, tan palpable y genuino, las hizo muy felices.

—Este es El pasaje del comienzo, es el camino que conduce al más allá— explicó Jihyo —Es habitual que las personas que pasan por aquí tengan algún encuentro antes de cruzar al otro lado.

—Entonces vosotras dos sois mi primer encuentro.

—Eso parece— Sooyoung sonrió —Dime, ¿has tenido una buena vida?

—Me casé con Tae, vivimos muchos años en paz y tuvimos dos hijos y cinco nietos— anunció orgulloso —He tenido la mejor vida, te lo prometo.

—¡Oh, Jungkook!— Sooyoung lo abrazó sobrecogida —A pesar de las circunstancias has tenido una vida bellísima. Y sobre todo, has tenido una vida propia. No sabes lo feliz que me haces.

—Eso era justo lo que queríamos para ti— añadió Jihyo, igual de contenta.

Jungkook sintió un ligero pesar en su corazón, dado que sus amigas habían muerto demasiado jóvenes.

—No estés triste, Jungkook. Jihyo y yo somos felices— aseguró Sooyoung, imaginando lo que se le estaba pasando por la cabeza —Este lugar es muy diferente de lo que crees. Ya lo verás, te va a encantar.

Jungkook se sintió aliviado, sobre todo porque se veían radiantes. Había algo en sus expresiones, sonrisas y miradas, que indicaban una genuina felicidad.

—¿Sabéis por qué me veo tan joven? ¿No debería tener la edad de mi muerte?

—En El pasaje del comienzo se adopta la edad que más te marcó— explicó Jihyo —Como tenías diecinueve años cuando comenzó el fin del mundo, esa es la edad que se te asigna por defecto. Pero tranquilo, cuando cruces al otro lado, el tema de la edad quedará obsoleto.

—¿Obsoleto? Eso no tiene sentido.

Las muchachas se miraron entre risas, y aunque Jungkook insistió, no recibió una respuesta.

—¿Qué debo hacer ahora?

—No necesitas que te lo digamos— Sooyoung posó la mano suavemente sobre su pecho —Déjate guiar por tu corazón.

Jungkook apretó las manos de las jóvenes, mientras depositaba un beso sobre sus mejillas. Estaba muy contento de verlas, y sobre todo, de encontrárselas con tan buen aspecto. Vestían ropa de verano muy alegre y transmitían tanta positividad, que no podía dejar de mirarlas.

—¿Os volveré a ver?

—Las veces que tú quieras— contestaron al unísono.

Sooyoung y Jihyo le dieron un abrazo antes de irse. Jungkook se percató de que sus amigas se dirigían hacia otra joven, que las estaba esperando junto a un arroyo. Yerim lo saludó con la mano y después cogió la de su chica, Sooyoung, y juntas, se alejaron de la pradera.

Jimin se arrodilló para oler la hierba. Tenía un aroma ligeramente diferente al que estaba acostumbrado, como un poco más dulzón. ¿Se debía a los lirios blancos y amarillos que crecían a su alrededor?

Cuando se levantó para seguir su camino, alguien lo abrazó abruptamente por la espalda.

—¡JM!

El corazón del muchacho dio un fuerte vuelco al escuchar la voz de su mejor amiga. Yongsun lo liberó de su agarre, pero únicamente para que se diera la vuelta y la abrazara, justo como quería.

—¡Noona!

—¿Me has echado de menos?

—¡Muchísimo!

—A mí a la que más, ¿cierto?

—¡Cierto!

—Oye, oye, que yo también estoy aquí.

Jimin soltó un grito de incredulidad cuando vio a Moon Byulyi a su derecha. La muchacha tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido, pero en cuanto la miró, sonrió de oreja a oreja.

—¡Byulyi noona!— Jimin las abrazó a las dos mientras las chicas se aferraban a él —¡Os he extrañado tanto, no os imagináis cuánto!

—Y nosotras a ti, ¿verdad Byul?— Yongsun besó a Jimin en la mejilla —Sweetie, ¿cómo has estado? ¿Lograste volver con él?

—Gracias a ti, noona. Fuiste tú la que me salvó en aquel sueño, ¿verdad? Si no llega a ser por ti, no habría podido salir de ese estado— Jimin contempló el rostro de ambas detenidamente; seguían teniendo el mismo aspecto que recordaba —Pero, contadme, ¿qué pasó? No volví a tener noticias de vosotras.

—La gran mayoría se infectó al intentar salir de Nueva York— explicó Byulyi —Las calles estaban abarrotadas de gente, en el metro no cabía ni una mosca... Fue un auténtico descontrol. Por eso decidimos quedarnos en casa y esperar a que la situación mejorase, o a que llegase algo de ayuda, aunque esa ayuda nunca llegó.

—En cuanto nos quedamos sin alimentos, decidimos salir de la ciudad, y cuando estuvimos a punto de lograrlo, Byul perdió la vida por salvarme— Yongsun tocó la cintura de su novia —Yo conseguí escapar, pero solo gracias a ella.

—Lo volvería a hacer, ya lo sabes.

Jimin sonrió. A pesar del tiempo, seguían igual de enamoradas.

—Así fue como acabé en El Umbral— continuó Byulyi —Contacté con ella a través de un sueño para que no se rindiera, y aunque luchó por sobrevivir, y luchó bien, falleció tres semanas después a causa de una caída.

—¿Qué ocurrió?

—Mientras huía por el bosque, me resbalé, caí por una pendiente y me rompí el cuello. Menos mal que había salvado una vida anteriormente, o no me hubieran permitido ir a la orbit de Byul.

—Y como Yong y yo no sabíamos nada de ti, el praesidio nos permitió observarte.

—¿Él?

—Un niño de unos diez años.

Jimin bajó la mirada sin dejar de sostener las manos de sus amigas. Quizá el aspecto de la praesidio variaba según la persona que moría. Un niño no era una mala opción para darle confianza a dos muchachas. ¿O acaso había más de una praesidio?

—Decidimos cruzar al otro lado después de ayudarte. Si te soy sincera, siempre creí que volverías con tu chico, aunque nunca pensé que vivirías tanto tiempo— Yongsun apretó su mano —No me malinterpretes, lo digo por las circunstancias que os rodeaban. Me has sorprendido mucho, JM. Estoy muy orgullosa de ti.

—Yo también lo estoy. Eres todo un superviviente.

—Ojalá hubierais estado con mi grupo— Jimin las volvió a abrazar —Durante toda mi vida he deseado que hubierais llegado a Inyeon con nosotros.

—Siempre hemos estado contigo, honey.

Jimin asintió. Yongsun tenía razón, siempre lo habían estado.

—Tienes que seguir adelante— Byulyi le dio un golpecito en el trasero —Ya tendremos tiempo de ponernos al día.

—Y de conocer cada jugoso detalle de tu vida— bromeó Yongsun.

—La próxima vez traeré a Yoon.

—Más te vale, soy la única que todavía no le conoce— Yongsun hizo un puchero —No es justo que siga sin hablar con mi cuñado.

—Te lo presentaré— prometió Jimin.

Yongsun y Byulyi lo besaron en el rostro y lo abrazaron con cariño antes de alejarse. Jimin se fijó en el vestido amarillo que llevaba Yongsun y en el traje beige que vestía Byulyi. Recordaba habérselos visto en Nueva York, lo que le trajo otro recuerdo muy querido a la mente.

Por el camino, Hoseok se detuvo varias veces para observar a las mariquitas que se posaban sobre los girasoles, y a las mariposas que revoloteaban libremente por el aire. Desde que tenía uso de razón, le había temido a las mariposas, pero las de la pradera, con sus colores alegres, le parecían de lo más fascinantes.

Hoseok no tenía prisa y tampoco sentía soledad. Ese lugar debía ser como la entrada de El Umbral, que calmaba los nervios y transmitía serenidad. Mientras silbaba una melodía alegre y disfrutaba del sol, divisó el rostro de un viejo amigo.

—¡Jackson!

Todo ocurrió tan deprisa que Jackson no se percató de que habían caído al suelo, hasta que se encontró tirado sobre la hierba, oyendo la risa de Hoseok a su lado.

—¡Eres un torbellino!— se echó a reír —Me has pillado con la guardia baja.

—¡No he podido resistirme, me alegro tanto de verte!— Hoseok lo abrazó desde el suelo —¿Cómo has estado? ¿Te encuentras bien?

—¿No debería ser yo quien te pregunte eso?

Los dos se rieron y se volvieron a mirar a los ojos. Hoseok notó que Jackson tenía el mismo aspecto que el día de su muerte, aunque vestía ropa diferente.

—Jackson... Lamento que salvar mi vida te haya privado de vivir la tuya. Te agradezco profundamente lo que hiciste por mí, pero también te quiero pedir disculpas por lo que ocurrió aquel día.

—No has cambiado nada— Jackson lo ayudó a levantarse del suelo —Tomé la decisión acertada y no, no me arrepiento. No le des vueltas a un tema que para mí es agua pasada. Además, aquí conocí a mi novio y nunca he sido tan feliz.

—¿En serio? Parece que a algunas personas la muerte nos ha tratado mejor que la vida.

—A ti te ha tratado el doble de bien por lo que me ha contado Nam— soltó pícaramente —Tengo muchas ganas de conocer a ese marido tuyo.

—Te lo presentaría, pero no quiero darte envidia— presumió coqueto —Es un hombre extremadamente guapo, con un cuerpo de infarto, educado e inteligente, que tiene mucho talento y que está al alcance de muy pocos.

—Si no me presentas al tuyo, entonces no te presento al mío— se encogió de hombros —Aunque probablemente te dé igual porque ya lo conoces.

—¿Cómo dices?

—Habéis trabajado juntos.

—¿Es un compañero de trabajo?— se exaltó —¿Quién es? ¡Dímelo! ¿Quién es?

—Te lo diré cuando me presentes al adonis del que tanto presumes.

—Trato hecho, pero te vas a caer de culo.

Jackson estrechó su mano con alegría. Hacía mucho tiempo que no se veían, y aunque deseaba retomar su relación con él, y con Namjoon, no estaba seguro de si ambos querrían. Dos breves conversaciones, sin embargo, habían desechado todas sus dudas, y ahora, Jackson estaba impaciente por quedar con ellos, conocer a Kim Seokjin, y presentarles a Mark Tuan.

Mientras seguían sus respectivos caminos, Taehyung se topó con Changwook cuando paseaba por un campo de campánulas azules. Una suave brisa alborotó su cabello, obstaculizando su vista y en cuanto cesó, sintió como lo arropaban en un cálido abrazo.

—Te fuiste demasiado pronto, Taehyung— Changwook le apartó el flequillo del rostro y lo miró con una sonrisa. La expresión del menor denotaba sorpresa, pero también cierta inocencia —No me esperabas, ¿verdad?

—No sabía que en este sitio había gente. ¿Desde cuándo vives aquí?

—Nadie vive aquí, este solo es un lugar de paso. He venido a verte. Tu muerte fue tan abrupta que me quedé con las ganas de darte un abrazo.

El rostro de Taehyung se iluminó. Changwook había sido una parte muy importante de su vida, y encontrárselo allí, por voluntad del propio Changwook, le hizo muy feliz.

—Fuiste muy valiente al adentrarte en el bosque. Salvaste la vida de un muchacho y dejaste una impresión muy grande en el pueblo, sobre todo en tus alumnos. Lástima que no pude nombrarte mi sucesor, habrías sido un director extraordinario.

—Mi Suki es mejor directora de lo que hubiera sido yo— respondió orgulloso de su hija.

—Ha tenido un gran ejemplo a seguir.

—Hyung, me dio mucha pena dejar a medias el proyecto que me encargaste, aunque te estuve observando y vi que lo terminaste por mí. Te llevaste una buena llorera al finalizarlo... Me dolió mucho verte llorar así.

—Hace alrededor de cuarenta años que te conozco. Fuiste mi alumno, novio, marido, compañero de trabajo y amigo. Fuiste una parte muy importante de mi vida, y tu muerte, también fue difícil para mí.

—Te quiero, hyung.

—Sigue tu camino, Taehyung— Changwook lo besó en la frente —Mereces estar en paz.

—¿Tú estás en paz?

—Lo estaré cuando Wooshik vuelva conmigo.

Esa respuesta le sacó una gran sonrisa a Taehyung. Aunque conocía su historia de amor con Wooshik, y sabía lo mucho que se amaban, le puso muy contento saber que Changwook seguía esperando por él.

—Gracias por recibirme. ¿Te volveré a ver?

—Eso espero. Tenemos una partida de cartas pendiente, ¿recuerdas? Yoongi y yo te vamos a machacar.

—Prefiero comer cemento a perder contra ese. No te lo pondré fácil, hyung.

Changwook se alejó por el lado opuesto que Taehyung, pero ambos se distanciaron con una genuina sonrisa. Seokjin, en cambio, perdió la suya al cruzarse con alguien inesperado. La presencia de aquel joven le dejó tan sorprendido como desconcertado.

—Seguro que te estás preguntando qué hago yo aquí y por qué no estoy encerrado— Shinsoo no se acercó, se mantuvo a una buena distancia para no incomodarlo —A las personas que nos hemos desviado del camino y que mostramos arrepentimiento de corazón, se nos da una segunda oportunidad. Aunque antes hay que pasar por una serie de etapas y realizarlas satisfactoriamente, no es un procedimiento sencillo. De hecho, la gran mayoría fracasa y es trasladada a otro lugar.

—¿Qué haces tú aquí?

—Quería verte... Y por suerte, tú también querías verme a mí.

—No es cierto— Seokjin negó con la cabeza —¿Para qué querría verte?

Shinsoo se arrodilló y le hizo una reverencia muy profunda.

—Te hice mucho daño y lo siento. Quiero que sepas que nunca fue mi intención. Perdí el camino en Seúl, me desvié al consumir drogas y me obsesioné con el éxito porque no quería fracasar. Llevé mi ambición a un extremo muy peligroso y te culpé a ti cuando el único culpable fui yo— Shinsoo alzó la cabeza para mirarle —Lo que te dije fue mentira. Seokjin, te he querido siempre. Nunca he dejado de quererte. Incluso antes de morir, el único que cruzó por mi mente fuiste tú.

Durante unos segundos, Seokjin se quedó en silencio. Shinsoo no apartó la mirada de la suya, aunque debido a los nervios, la vergüenza y la culpa, le costó mucho esfuerzo no hacerlo.

—Siempre he creído que el chico con el que jugaba en la calle no era mala persona.

—Seokjin...

—Tu madre estaba muy preocupada por ti cuando me llamó para comunicarme tu muerte— dijo mientras se arrodillaba enfrente de él —Me pidió que rezara por tu alma para que pudieras encontrar paz. Me alegra que no estés en otro lado, hyung. Nunca pensé que tuvieras mal fondo. No sabes cuánto me alegra que estés aquí.

—Lo siento mucho— Shinsoo volvió a agachar la cabeza entre lágrimas —Lo siento, Seokjin. Siento todo el daño que te hice. No tienes que perdonarme, solo quiero que sepas que nada fue culpa tuya. Yo me equivoqué, yo fui el único culpable. Te juro que lo siento...

Seokjin acarició su cabeza mientras Shinsoo lloraba a lágrima viva. Lo había amado desde el fondo de su corazón, y aunque su relación le había causado mucho dolor, también tenía muy buenos recuerdos de él, especialmente de su ciudad natal.

Shinsoo había sido una buena persona antes de que las drogas y las malas compañías lo cambiaran. Y el joven que suplicaba perdón sin descanso, llorando de arrepentimiento junto a cientos de peonías blancas, era el mismo chico del que se había enamorado.

Seokjin sintió alivio. La gente podía cambiar después de morir, podía arrepentirse de corazón y hacer lo correcto. La posibilidad estaba ahí, existía de verdad. Y aunque no iba a retomar su relación con Shinsoo, ni planeaba tener una amistad con él, que hubiera decidido dar ese paso, que estuviera dispuesto a pedir perdón, sanó en cierta forma su corazón.

Seokjin también comprendió por qué había dicho que quería verlo. No había sido consciente de su deseo hasta que lo vio tirado sobre la hierba, suplicando perdón. El reencuentro servía para sanar viejas heridas y solo se podía llevar a cabo, si el agresor se arrepentía profundamente y la víctima quería verlo.

Seokjin miró hacia el cielo y sonrió. Se había cerrado la última herida que le quedaba y ahora ya no existía ningún pesar en su corazón.

Feliz por el reencuentro con la familia Ha, Yoongi continuó hacia el árbol. No llegó a pasar ni cinco minutos cuando sintió que algo tiraba de su pantalón. Al bajar la cabeza y ver a aquel niño, vestido con un peto vaquero, una camiseta azul y rodeado de margaritas blancas, su corazón se estrujó.

—¡Yuuma!— Yoongi se arrodilló delante del muchacho y lo abrazó con fuerza —Mi niño, ¿estás bien? ¿Qué haces aquí?

—He venido a verte— soltó con una risita muy tierna —Te he estado esperando porque quería verte.

Yoongi se apartó lo justo para mirarle a los ojos. Pronto notó la gran diferencia que había entre el Yuuma que conocía y el Yuuma que se hallaba ante él. El muchacho estaba en su peso, se veía muy saludable y además, no dejaba de sonreír. Parecía un niño feliz. Muy feliz.

—¿Por qué querías verme, cariño?

—Para darte las gracias. Fuiste muy bueno conmigo y quería agradecértelo.

Yoongi no pudo contener sus emociones y lo volvió a estrechar entre sus brazos. Había sufrido mucho por no haber podido salvarlo. Se había culpado por su destino, incluso había llegado a pensar que el niño lo odiaba por no haberlo protegido. Escuchar de su boca, y en ese tono tan dulce, que lo estaba esperando para darle las gracias, casi lo lleva a las lágrimas.

—Tío, ¿estás bien? ¿Te duele algo?

—Yuuma, tienes una voz muy bonita— Yoongi se recompuso por el bien del chico y lo miró con una gran sonrisa —Es la voz más hermosa que he escuchado en mi vida.

Yuuma se mostró muy feliz por el cumplido, incluso se cohibió un poco. Para Yoongi, verlo en unas condiciones tan buenas, tan saludable y risueño, fue lo mejor que le podría haber pasado. Sumamente contento, levantó al muchacho sobre su cabeza y dio varias vueltas con él, haciéndole gritar de emoción.

—¡Qué diver!— dijo entre risas —¡Tío, más rápido, más rápido!

—¡Ahora verás!

El chiquillo se rió a carcajadas y a Yoongi, ese sonido tan inocente y alegre, le puso la piel de gallina. No había palabras que pudieran explicar lo feliz que le hacía escuchar la risa de Yuuma. Era tan cálida y suave, y transmitía tanta dicha, que no podía dejar de deslumbrarse por ella.

—¡Yuuma!

Cuando Yoongi oyó la voz de una mujer llamando a su hijo, lo dejó en el suelo. Yuuma le dio un beso en la mejilla y corrió hacia sus padres.

—¡Nos vemos, tío Yoongi!— gritó alegremente, mientras se despedía con la mano.

—¡Siempre que quieras, Yuuma!

Los padres le hicieron una reverencia a Yoongi y él respondió con otra. Después contempló cómo el muchacho se sujetaba de las manos de sus progenitores y ellos lo balanceaban hacia delante y hacia detrás, trayéndole recuerdos de sus propios hijos.

Hoseok se detuvo abruptamente al detectar algo insólito. La forma de la nube que tenía por encima de la cabeza se asemejaba a la de una dalia. En realidad no se hubiera fijado en ese detalle si no fuera por el hecho de que estaba caminando a través de cientos de dalias de color malva.

—Te fuiste antes que yo, pero llegas más tarde.

Hoseok se sobresaltó al oír una voz conocida y muy querida. Changwook estaba justo detrás de él y vestía un traje gris bastante informal. Además, lucía joven, como la última vez que se vieron en vida.

—¡Hyung!— el menor se abalanzó sobre él y lo abrazó con tanto ímpetu, que el mayor se echó a reír, mientras lo sujetaba con el mismo entusiasmo —Estuve en El Umbral, ¿te suena? Te he estado observando desde allí. Bueno, no como un pervertido, quiero decir que he visto como has vivido tu vida.

—A mí también me dieron la oportunidad de ir, pero la rechacé porque no era lugar para mí— Changwook lo contempló de arriba abajo —Te veo genial, Hoseok.

—Me alegro tanto de verte. Te he echado de menos, hyung.

—¡Ven aquí!— esta vez fue Changwook quien abrazó a Hoseok espontáneamente, sacándole una gran sonrisa —Si me has estado observando, entonces sabrás que me casé y que adopté a un niño precioso.

—Por supuesto que lo sé. Es más, he celebrado cada acontecimiento contigo, te lo aseguro— Hoseok lo miró con cariño —Sinceramente, me hizo mucha ilusión que le pusieras mi nombre a tu hijo.

—Soy padre gracias a ti— Changwook le tocó el cuello suavemente —Me salvaste la vida varias veces, Hoseok. Y además, me diste mucha fuerza. Te lo debo todo, amigo mío.

Hoseok recibió un beso tan cálido en la mejilla que agitó su corazón. Cuando Changwook lo volvió a mirar, ambos se sonrieron y se volvieron a abrazar.

—¿Te encontraste con él?

—Joonie me estaba esperando— Hoseok le enseñó su alianza —De hecho, me casé con él y con otro hombre.

—¿Cómo dices?— Changwook frunció el ceño —¿Te has casado dos veces?

—No, me he casado con los dos a la vez.

—¿Te has casado con dos hombres a la vez?— la expresión de Changwook pasó del más puro asombro, a una sonrisa entrañable que terminó en carcajada —Ahora entiendo por qué estás tan radiante. Te debe ir muy bien con ellos, pillín.

—Igual que a ti con Wooshik.

—Es el amor de mi vida— expresó con anhelo —Debo tener paciencia, pero lo extraño mucho.

—Y él te extraña a ti, estoy seguro.

Changwook sonrió.

—Tenemos que quedar para que me presentes a tus maridos, y cuando llegué Wooshik, compartir una cena juntos.

—Lo estoy deseando, hyung.

Tras tocar su rostro en un gesto cariñoso, Changwook se alejó de él. Hoseok no le pidió que se quedara y tampoco le hizo preguntas. Namjoon le había contado que tiempo atrás, cuando estuvo a punto de cruzar esa misma puerta, vio a su familia y a sus amigos, por eso tenía la sensación de que iba a encontrarse con alguien muy especial.

Jungkook soltó la hortensia azul que estaba oliendo al escuchar una voz grave a su espalda. Aguien lo estaba llamando por su nombre, pero no conocía esa voz. Cuando se dio la vuelta, vio a un hombre a escasos metros de él. El desconocido le resultaba familiar. Era un poco más alto que él, de pelo negro y complexión delgada. No pasaba de los treinta, o eso creía, y vestía con un estilo más propio de los años noventa.

—Tenía muchas ganas de verte, Jungkook— dijo con una sonrisa —Me llamo Jeon Jungho.

A Jungkook le dio un vuelco el corazón. ¿Ese era el hombre que había fallecido antes de que viniera al mundo? Físicamente, se parecían mucho, sobre todo en las facciones del rostro. Pero, aunque el parecido era evidente, le costaba asimilar que estuviera enfrente de su padre.

—¿Papá?— pronunció tímidamente —¿Eres tú? ¿De verdad eres tú?

—Soy yo, hijo— Jungho lo abrazó con la misma emoción que sintió Jungkook —Desde que tu madre me dijo que estaba embarazada, no he deseado otra cosa que conocerte. Por fin te puedo dar un abrazo. Lo he esperado tanto tiempo...

—Papá...

—Lo siento, Jungkook, por no haber estado a tu lado. Quería ser tu padre, quería protegerte y verte crecer, ese era mi mayor deseo, pero no pude hacerlo. Siento mucho haberte decepcionado.

—No me has decepcionado, no es culpa tuya— Jungkook sonrió entre lágrimas —Siempre me he preguntado cómo serías. No imaginé que te podría llegar a conocer aquí. Estoy muy contento de verte.

—Hijo mío, ya eres todo un hombre— Jungho lo miró de arriba abajo —Tengo tantas preguntas que hacerte, pero respóndeme a la más importante. ¿Has sido feliz? Espero que lo hayas sido.

—Conocí al amor de mi vida y fuimos muy felices.

—¿De verdad?— se emocionó —¿Tuviste hijos con ella?

—Dos. Taeju y Sohee— Jungkook hizo una pausa, y continuó con seguridad —Mi marido se llama Min Taehyung.

—Oh, perdóname, Jungkook— Jungho se sintió avergonzado por haber asumido algo que no era —No debí suponer... Soy un anticuado. Lo siento. Tienes que presentarme a Taehyung, me gustaría conocerle.

Jungkook asintió con una sonrisa, pero no pudo evitar emocionarse. Jungho abrazó a su hijo sin conocer la razón de sus lágrimas. Había sido una sorpresa para él que aceptara su orientación sexual tan fácilmente, e incluso quisiera conocer a Taehyung.

Jungho era tan diferente de Jongsuk. Se mostraba realmente interesado en su vida y lo quería, lo podía sentir en su manera de mirarlo; y esa era una sensación nueva para él, la de tener un padre que lo quisiera de verdad.

—Te he echado de menos, papá.

—A partir de ahora ya no tendrás que hacerlo. Si me lo permites, me tendrás siempre a tu lado.

En el mismo instante en el que Jungkook estaba conociendo a su padre biológico, Jimin se vio por primera vez con su madre biológica. Minah apareció en un campo de claveles rosados, luciendo un vestido del mismo tono de las flores. Tenía el pelo oscuro, largo y liso, y se veía radiante a la luz del sol.

—¡Mamá!

Minah abrió los brazos y Jimin corrió hacia ella.

—¡Mi niño hermoso!— dijo con una sonrisa risueña antes de abrazarlo —¡Qué guapo eres!

—Mamá, quería verte...

—Lo sé, tesoro. Yo también quería verte. Reunirme contigo es lo único que he deseado en toda mi vida— Minah cerró los ojos, disfrutando del contacto físico con él —Te he echado tanto de menos, cariño, pero me alegra que hayas tardado en venir. Eso significa que has tenido una vida larga.

—He tenido una buena vida, Mamá.

—Cuéntame algo de ti, corazón.

—Me he dedicado a la danza, que es una de mis grandes pasiones— Jimin la miró con ojos llorosos —Y también he contado con gente muy importante a lo largo de mi vida. Me casé con Yoongi, un hombre precioso, mamá. Es el mejor. Y tuve tres hijos, Junggi, Yeji y Jjin, todos muy buenos. Ah, y conocí a mi primo. Namjoon hyung fue quien me habló de ti, de tu pasión por la moda y de lo mucho que me querías... Mamá, siento mucho por todo lo que tuviste que pasar. Yo no sabía nada, si hubiera sabido algo... Lo siento mucho...

—Cariño, estoy tan contenta de que hayas tenido una buena vida— Minah lo besó suavemente en la mejilla —No sufras por mí, aquello ya pasó. Además, aquí estoy bien y ahora que has vuelto conmigo, estaré mucho mejor.

—¿Lo estarás?

—Por supuesto— Minah estrujó su rostro con cariño —¡Pero qué hijo más guapo tengo! Eres tan hermoso, Jimin. Seguro que Yoongi se enamoró de ti a primera vista, ¿llevo razón?

—Eso dice.

—¡Lo sabía! ¡Es que mi niño es el más bello! ¡Y encima bailarín!

Jimin se rió al verla tan feliz. Parecía un rayo de luz, tan alegre y risueña. Todo lo que le decía se lo tomaba con entusiasmo, incluso su relación con Yoongi. ¿Así era su madre biológica? Qué suerte tenía.

El abrazo que le dio Namjoon a su hermano duró varios minutos. Minjun tampoco quiso soltarlo, lo había extrañado tanto que sentía la necesidad física de mantenerse pegado a él, como si fuera un chicle.

—Te quiero, hermanito.

Namjoon lo había repetido varias veces mientras sostenía a su hermano. Y Minjun le había respondido lo mismo, con la misma emoción y el mismo sentimiento.

—Hyung, ahora ya no nos volveremos a separar, ¿cierto?

—No. Ahora volveré a cuidar de ti— Namjoon lo dejó en el suelo, junto a las rosas blancas, y contempló su rostro detenidamente. Seguía siendo tal y como lo recordaba —¿Dónde están papá y mamá?

—Cerca. Yo me he adelantado.

Namjoon se percató de que su hermano tenía tierra bajo las uñas.

—¿Sigues buscando insectos?

—¡Pues claro! ¡Los insectos son lo mejor que hay!

Namjoon sonrió. Minjun no había cambiado nada, seguía siendo el mismo chiquillo que tanto amaba.

—Hyung, ¿al final saliste con Hobi hyung?

—¿Cómo sabes...?

—Hyung, hyung, ¿saliste con él o no? Respóndeme, rápido.

—Me casé con él.

—¡Lo sabía!— Minjun tiró del brazo de su hermano —¡Sabía que Hobi hyung te gustaba!

—Me dejas anonadado. ¿Desde cuándo...?

—Desde que era un niño.

—Sigues siendo un niño, aunque uno muy listo— Namjoon pellizcó su nariz —Hobi y yo seguimos juntos, pero hay otra persona más en nuestra vida. Otro hombre. Se llama Kim Seokjin, nos casamos entre los tres. ¿Lo entiendes? Tenemos una relación diferente a la de papá y mamá.

—Mmmm como los saltamontes, ¿no? Que tienen varias parejas.

A Namjoon le causó gracia la comparación. No tenía claro si a Seokjin y Hoseok les hubiera causado la misma gracia, pero Minjun lo había entendido, a su manera, y eso era lo que importaba.

—¿Qué te parece que tenga dos maridos?

—Hyung, si tú eres feliz, yo también lo soy. Además, tienes aspecto de saltamontes. Es tu naturaleza.

—¿Qué me has llamado, mocoso?

Aunque Minjun salió huyendo, Namjoon lo alcanzó y lo levantó por encima de su cabeza, arrancándole un pequeño grito, seguido de múltiples carcajadas.

Después de encontrarse con Yuuma y con la familia de Naeunie, Yoongi se cruzó con Taehyung por el camino. El menor tardó unos minutos en alcanzarlo por lo empinada que era la cuesta, y aunque esperó algún comentario picajoso de su hermano, lo único que hizo Yoongi fue recibirlo con un abrazo.

—¿Con quién te has encontrado?

—Con Changwook hyung.

—¿Y con quién más?

—Solo con Changwook hyung— Taehyung se extrañó por la pregunta —¿A quién te has encontrado tú?

—A Yuuma y a la familia de Naeunie.

—¡Oh, eso es maravilloso!— Taehyung se agarró del brazo de su hermano —¡Debes de estar muy contento!

—Me ha sorprendido encontrármelos aquí, aunque si te soy sincero, siempre he querido reunirme con ellos.

—¿Crees que es por eso por lo que yo solo he tenido un encuentro? No he pensado en nadie en particular, aunque desde la muerte de Changwook hyung, siempre he querido volver a verlo.

—Quizá nos acompañen las personas que mayor importancia han tenido en nuestras vidas— reflexionó Yoongi —Claro que para eso deben de estar muertas.

—Tienes razón. Eunha, Sana, Minho-sae, Sungjae... Mis amigos siguen vivos— Taehyung frunció el ceño —Me joroba que me ganes hasta en esto, pero lo aceptaré como el adulto atractivo y sabio que soy.

—Lo aceptas porque no te queda de otra, mamón.

Taehyung quiso soltar un comentario ingenioso, pero no lo hizo. A Yoongi le sorprendió ese repentino silencio, y cuando lo miró, vio que estaba conteniendo la respiración. No fue hasta que fijó la vista sobre lo alto de la colina que entendió lo que pasaba.

Kiyong y Yoonhee les sonreían desde la cima con amor y dulzura. Taehyung se soltó de la mano de su hermano y se echó sobre los brazos de su madre como un niño pequeño. Yoongi tardó un poco más en reaccionar, probablemente porque le costó más trabajo asimilar que sus padres estaban allí, pero se abalanzó finalmente sobre él y terminó rodeando su cintura, igual que había hecho Taehyung con su madre. Los besos y los abrazos pasaron de un lado a otro, entre sonrisas y lágrimas que compartieron en familia.

Jimin y Jungkook también se encontraron con su madre cuando alcanzaron la cima. El reencuentro entre Jaehwa y sus hijos inició con un abrazo que se extendió por varios minutos. La risa de la mujer acarició el alma de los muchachos con la misma delicadeza que sus caricias. Y aunque los jóvenes no pudieron contener las lágrimas ante tanta emoción, tampoco les hizo falta. Estaban con su madre, su lugar seguro, con ella podían mostrarse vulnerables.

Lo mismo le ocurrió a Namjoon, que rompió en llanto entre los brazos de Minyoung, su madre. Namkyu, su padre, lo besó en la cabeza y lo consoló con palabras de afecto, pero para su hijo, reunirse con ellos fue como si por fin se permitiera soltar todas las emociones que había guardado desde la muerte de ambos.

Hoseok, en cambio, no derramó ni una sola lágrima. Se echó sobre el cuello de sus progenitores con la mayor de las sonrisas y los besó varias veces, exaltado por lo inmensamente feliz que le hacía volver a verlos. Hosung y Yewon arroparon a su único hijo con tanta felicidad que para Hoseok fue como recargarse de energía.

Para Seokjin, no fue recibir el abrazo más cálido o el beso más tierno lo que mayor emoción le causó. Ver a su madre como la mujer que había sido antes de caer enferma, le provocó un llanto incontrolable. Ni siquiera había esperado encontrársela allí, dado que tenía entendido que toda su familia estaba atrapada en cuerpos de infectados. Pero, allí estaba Siyeon, tan hermosa como había sido siempre, expresando lo mucho que lo amaba, algo que lo sobrepasó por completo.

Estoy orgulloso de ti, te he echado de menos, has crecido bien, y sobre todo, te quiero mucho, fueron las palabras más repetidas por parte de sus madres y padres. Entre abrazos, sonrisas y lágrimas, los siete se sintieron protegidos, amados y consentidos, igual que había sucedido de niños.

La familia de Jung Hoseok fue la primera en reunirse con la familia de Kim Namjoon, dado que eran viejos amigos, aunque casi seguido apareció Seokjin con su madre. Los muchachos se presentaron los unos a los otros, sin sentir presión, nerviosismo o miedo a ser rechazados.

—¡Qué relación tan hermosa!— exclamó la familia de Hoseok con el entusiasmo que les caracterizaba. Hosung y Yewon no perdieron el tiempo y achucharon a Seokjin y a Namjoon fuertemente, mostrándoles su apoyo incondicional.

Seokjin se quedó muy sorprendido con la personalidad de los Jung, algo que le hizo mucha gracia a Namjoon. Hoseok era la viva imagen de sus padres, y verlos a los tres juntos, explicaba el carácter de su esposo a la perfección.

Los Kim también recibieron la noticia de la unión de su hijo con alegría, al igual que la madre de Seokjin, que no dudó en abrazar varias veces a sus yernos. Hoseok y Namjoon se sintieron muy afortunados de conocer a Siyeon, mientras Seokjin, sintió un gran afecto por parte de los Kim y de los Jung.

Aparte del cálido recibimiento que habían tenido los tres, a Seokjin le hizo mucha ilusión que las madres de sus maridos arroparan a su madre con tanto cariño. Siyeon nunca había tenido amigas, pero Yewon y Minyoung la metieron en su grupito como si se conocieran de toda la vida.

—Nini, te pareces mucho a tu madre— comentó Namjoon, a quien Siyeon le parecía una auténtica belleza.

—Tú, en cambio, eres idéntico a tu padre.

—Qué va, yo soy más guapo— bromeó.

Hoseok pegó un grito en cuanto apareció Minjun. El pequeño corrió hacia él y se dejó levantar, abrazar, achuchar y besar por su hyung favorito. Era tan grande y profundo el cariño que había entre ellos, que Minjun no quiso bajar de los brazos de Hoseok, ni siquiera cuando su hermano se lo pidió.

—Quiero que conozcas a alguien.

—Pero yo quiero estar con Hobi hyung...

—Estaré todo el rato contigo, pero Joonie tiene razón, tienes que conocer a alguien muy especial.

El muchacho solo accedió porque Hoseok se lo pidió. Con cuidado se bajó de sus brazos y miró hacia el hombre que estaba al lado de Namjoon. Minjun lo saludó tímidamente y cuando pretendía esconderse detrás de Hoseok, oyó un chiste que le hizo reír.

—Van dos pulgas al cine y una pregunta, ¿vamos a pie o esperamos al perro?

Gracias a ese chiste tan simple, Minjun sintió más confianza y se acercó a Seokjin, lo que alegró mucho a Namjoon.

—Otro, por favor.

—¿Qué le dice un chinche a una chinche? Te amo chincheramente.

Minjun se volvió a reír. Seokjin no conocía muchos chistes para niños, pero todavía recordaba los que había leído cuando buscaba chistes picantes para compartir con sus maridos.

—Eres el saltamontes de mi hermano, ¿verdad?

—¿Soy el qué?

Namjoon se puso como un tomate, Hoseok se echó a reír, y Seokjin los miró un tanto desconcertado. Después observó cómo Namjoon se llevaba al pequeño a un lado y le explicaba algo, mientras Minjun le escuchaba atentamente, aunque con los brazos cruzados.

—Es el menor de la relación, pero cuando ejerce de hermano mayor parece otro, ¿verdad?

—¿Cómo sabías que estaba pensando en eso?

—Porque soy tu marido y lo sé todo— Hoseok le guiñó un ojo.

Mientras sus padres conversaban entre ellos, y Minjun se interesaba por Seokjin, en la parte opuesta de la colina, se reunían las familias de Yoongi y Jimin.

Kiyong y Yoonhee recibieron a Jaehwa con un cálido abrazo. Después les tocó el turno a Jimin y Jungkook, mientras su madre conocía a Yoongi y Taehyung. Fue un encuentro sencillo, sin nervios ni preocupaciones, en el que todos se sintieron aceptados y queridos.

Cuando se unieron Minah y Jungho, no hubo ningún cambio en el ambiente. Jaehwa abrazó a la madre biológica de Jimin y le agradeció que lo hubiera traído al mundo, mientras que Minah le agradeció que lo hubiera criado como a su propio hijo.

—Ahora entiendo por qué el padre de MinMin perdió el norte por el padre de Kook— le comentó Taehyung a su hermano —Madre mía, yo también iría a la guerra por él. ¿Lo has visto, hyung? Si el pecado fuese hombre, sería Jeon Jungho.

—No puedo contradecirte, es muy atractivo.

—Por fin nos ponemos de acuerdo en algo, hyung.

Jimin y Jungkook no tardaron en darse cuenta de que Jungho y Jaehwa volvían a estar juntos. Para el maknae fue una sensación dulce y emocionante la de ver a sus padres enamorados. Jimin, en cambio, no se sorprendió de la elección de Jaehwa, dado que sabía que su gran amor siempre había sido Jungho.

Ver cómo el maknae abrazaba a sus padres, sin embargo, fue una sensación un tanto agridulce para él. Estaba feliz por Jungkook, bien sabía lo mucho que se lo merecía, pero también sentía que algo lo alejaba de su hermano y no le gustaba esa sensación.

—Jimin, ven aquí— pidió Jungho, pero el rubio no reaccionó —Hijo, no seas tímido, te estamos esperando.

Jimin se quedó a cuadros. ¿Hijo? Jaehwa y Jungkook lo estaban animando a que se uniera a ellos, y Jungho parecía igual de emocionado que los demás. Como el muchacho no se atrevió a dar el paso, Minah lo empujó suavemente hacia ellos hasta que quedó aplastado entre ella y Jungho.

—Eres el hermano de mi hijo y eso te convierte en mi hijo— Jungho acarició la cabeza de Jimin —A partir de ahora tendrás que acostumbrarte a tener dos madres y un padre.

Jungkook abrazó a Jimin cuando percibió que su hermano estaba llorando. Ninguno de los dos había tenido un padre decente, pero ahora las cosas iban a ser diferentes.

—La sangre no importa— le dijo Kiyong a sus hijos —Lo único que importa es el cariño que hay entre ellos y las ganas que tienen de convertirse en una familia.

—Tienes mucha razón, papá— Yoongi se abrazó a él.

—Aunque hay ciertos matices porque, todo sea dicho, menudos genes ha sacado mi marido gracias a la sangre— se metió Taehyung —¿Has visto, mamá? Tu yerno está para mojar pan.

—Está para invitarlo a dormir, y no dormir— respondió sin ningún pudor —Tuviste muy buen ojo con él. Te felicito, osito.

—Tú sí que me entiendes, mamá.

A Yoongi le dio un tic en el ojo. Su hermano no era una especie rara que había surgido de forma misteriosa, Taehyung era igual que su madre. Darse cuenta de que su personalidad descarada provenía de ella, cuando la recordaba muy diferente, le dejó con la boca abierta.

Durante un rato, Yoongi y Jaehwa intercambiaron algunas palabras sobre música clásica, Taehyung habló con Jungho sobre su juventud, Jungkook se interesó en conocer a Kiyong y a Minah, mientras que Jimin quiso saber detalles de la infancia de su marido a través de Yoonhee.

Fue un encuentro hermoso que floreció incluso más cuando se unieron las familias de los Kim y de los Jung, y Namjoon volvió a estrechar, después de tanto tiempo, a su tía Minah entre sus brazos.

Jimin y Jungkook también vivieron un momento único al conocer a su primo Minjun. En un principio, el parecido que tenía el chiquillo con Jimin les dejó muy asombrados, aunque después de ver a Minyoung y Minah juntas, no era de extrañar que ambos se parecieran tanto.

La personalidad de las gemelas era igual a como le había contado Namjoon a Jimin, y para Jungkook, verlas interactuando entre ellas, era como ver a su hermano y a su primo.

—Namjoon hyung nos ha dicho que te gustan los insectos y que sabes mucho de ellos— dijo Jimin, tratando de acercarse a Minjun —Eso es muy chulo.

—Los insectos son muy interesantes.

—A mí también me gustan— comentó Jungkook —¿Cuál es tu favorito?

—Ahora mismo el saltamontes.

Nadie entendió la indignación de Namjoon ni la carcajada de Minjun, aunque gracias a ello se rompió el hielo y dio paso a una conversación más larga entre primos.

Tras múltiples abrazos, conversaciones genuinas y felicidad compartida, las familias se quedaron atrás, prometiéndoles que se verían al otro lado, y dejándoles emprender su último viaje juntos.

El roble, de un tamaño exuberante, se alzó ante ellos como un auténtico gigante. Sus hojas doradas bailaban suavemente al viento y transmitían un sonido único, que ninguno de ellos había escuchado jamás. 

En la corteza del árbol se encontraba una puerta que conducía al más allá. Cuando se abrió la puerta por sí sola, salió una luz dorada disparada del interior y el sonido de los ladridos de Mellie y el maullido de Neysa, llegó a sus oídos como traído por el viento. La perrita y la gatita ya estaban en su nuevo hogar y parecían impacientes por verlos a ellos.

La luz dorada comenzó a envolver a los siete por los pies.

—Desde Daegu hasta Inyeon, ha sido una gran aventura— Jimin apretó la mano de Taehyung —A pesar de las dificultades, hemos vivido momentos inolvidables.

—Como en la casa de la montaña— Taehyung cogió la mano de Jungkook —Allí nos hicimos más fuertes, conocimos a Mellie y nos enamoramos de por vida.

—Nos convertimos en una familia de cinco— Jungkook tomó la mano de Hoseok —Hasta que llegaron Hoseok hyung, Namjoon hyung y Eunha, y el número de integrantes creció.

—Incluso cuando fuimos cayendo uno a uno, los que sobrevivisteis mantuvisteis nuestro recuerdo vivo— Hoseok apretó la mano de Namjoon —Si no caimos en el olvido, fue gracias a vosotros.

—Además, permitisteis que nos conocieran vuestros hijos— Namjoon cogió la mano de Seokjin —Nunca perdisteis vuestro amor hacia nosotros.

—Vivisteis la vida con valor y afrontasteis la muerte con determinación— Seokjin tomó la mano de Yoongi —Habéis sido un ejemplo a seguir, especialmente para el clan Min.

Todos miraron a Yoongi, esperando a que él también dijera unas palabras. El joven contempló con orgullo la mirada segura de Namjoon, la sonrisa cálida de Hoseok, la expresión firme de Jungkook, la mirada afectiva de Seokjin, la sonrisa traviesa de Taehyung, y finalmente, la expresión de amor de Jimin.

Cuando la luz comenzó a cubrir sus rostros, Yoongi apretó la mano de Jimin y pronunció sus últimas palabras antes de cruzar al más allá.

—Todo se volvió Evanescente, solo así podía ocurrir nuestro Retrouvailles.


Fin


Este es el final del viaje, el último capítulo de la historia. Aunque todavía faltan dos para concluir del todo; el epílogo, que os recomiendo mucho leer, y un capítulo especial, que no os dejará indiferentes. 🤭 Cuando publique los dos capítulos restantes, (estoy trabajando en ellos 🧐), escribiré una nota como es debido para daros las gracias por todo el apoyo que me habéis dado. 

Me gustaría leer vuestras opiniones sobre este capítulo, qué os ha parecido, cómo os sentís al respecto, cualquier cosa que queráis compartir conmigo. Sé que tendréis muchos sentimientos encontrados, sobre todo las personas que lleváis mucho tiempo aquí y/o que hayáis leído E/R varias veces. Solo espero y deseo que el final os haya gustado. Sé que es imposible que le guste a todo el mundo, lo que resulta placentero para unos, puede desagradar a otros, pero es el final que siempre tuve en mente y escribirlo tal y como quería, me ha dado mucha paz. 🥺

Lo dicho, faltan dos, así que no me pondré en plan lacrimógeno... Todavía. 😉 Quedan algunas cositas por desvelar y además, los capítulos restantes serán los más largos de toda la historia. 🥳

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