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Junggi estaba un poco nervioso. Había quedado con Taeju en su lugar favorito, donde se encontraba un majestuoso arce japonés. En esa parte del bosque solían pasar muchas horas hablando, estudiando o entrenando juntos. Y ese día era el cumpleaños de su novio, por lo que habían quedado a primera hora de la mañana para verse.

Junggi quería entregarle dos de los cuatro regalos que tenía para él. Taeju amaba los mangas y en algunos, el interés amoroso del protagonista solía preparar un bento en señal de amor. Como su chico había expresado en varias ocasiones lo bonito que sería recibir un bento, Junggi le pidió ayuda a Yoongi para hacerle una fiambrera de madera y desde muy temprano, se puso a cocinar para llenarla de arroz, pescado, verduras, ensalada y huevo.

En los últimos años, la gran mayoría de la gente había creado un huerto en el jardín de sus casas. Algunas personas conseguían cultivar frutas y verduras, como Yoongi, Jungkook y Eunha, pero otras no tenían ni la paciencia ni la dedicación necesaria para obtener buenos resultados.

Junggi había utilizado los productos del huerto de su padre, que eran de gran calidad, y estaba impaciente por ver la reacción de Taeju.

El segundo regalo que tenía para él, consistía en un ramo de geranio. Taeju era un chico muy romántico y le encantaban todos los clichés habidos y por haber. Tiempo atrás, había expresado el deseo de recibir un ramo de flores de alguien vestido de blanco. Por eso Junggi le pidió un ramo rojo a Changwook, quien las cultivaba en su jardín, a cambio de clases de piano para su hijo Hoseokie.

—Vaya, vaya, ¿estás esperando a tu primito?

Junggi se dio la vuelta y vio a Sanghun, Ryung y Duri riéndose maliciosamente de él. Eran los mismos chicos que se habían metido con Taeju en el pasado.

—¿Y esas flores? ¿Son para tu primo?— se burló Sanghun, el mayor de los tres —No sabía que estabas saliendo con una chica.

—Es que es gay, por eso le gustan las cosas de chicas— se mofó Ryung, el más bajito —En esa familia son todos muy raros. ¿No has visto a sus padres? Seguro que se lo han pegado.

—Claro, la homosexualidad se pega de padres a hijos, igual que la estupidez. Por eso entre los tres no reunís ni media neurona.

—¡Cállate folla primos!— se exaltó Duri, a quien le faltaba un diente incisivo —¡Por gente como tú hay niños deformes!

—¿Deformes?

—Lo he leído en un libro, Sanghun hyung. En el periodo Goryeo o Joseon, no recuerdo, la familia real se casaba entre hermanos o primos, no recuerdo, y después salían los hijos deformes.

—Madre mía, no dais ni para media neurona.

—¡Cállate folla primos!— se exaltó otra vez —¡Lo que digo es verdad!

—No compartimos el mismo ADN y ninguno de los dos tiene útero— Junggi dejó los regalos de Taeju junto al arce japonés —Es más probable que ese sea el caso de tus padres, ¿no lo has pensado? Por eso tu cabeza está tan hueca.

Duri, que era de mecha corta, se lanzó a agredirlo, tal y como había previsto Junggi. Cuando el muchacho se le acercó, intentando golpearlo con el puño, lo esquivó fácilmente. Incluso el segundo y el tercer intento no surtieron efecto por lo rápido que fue Junggi.

Furioso porque creía que lo estaba dejando en ridículo delante de sus amigos, cogió un puñado de tierra y se lo lanzó brutalmente a la cara. Junggi se protegió el rostro rápidamente, pero alguien a sus espaldas aprovechó la distracción para golpearlo con un objeto en la cabeza.

—¡Bien hecho, Gangin!

Alguien empujó a Junggi al suelo y Sanghun, Ryung y Gangin comenzaron a darle patadas. El hijo de Yoongi se protegió la cabeza y el cuello con los brazos, mientras veía indefenso como Duri pisaba las flores, tiraba la comida y rompía la fiambrera.

—¡Písale la cabeza, písale la cabeza!

—¡Dale más fuerte, dale más fuerte!

La sugerencia de los muchachos se volvió un cántico. Duri se acercó a Junggi con aires de superioridad mientras sus amigos lo animaban. Por su culpa, ninguna chica quería salir con ellos, puesto que la gente los seguía llamando los chicos cagones, por el incidente que ocurrió en la plaza del ayuntamiento.

—Te vamos a dar una lección— dijo Duri —Se te van a quitar las ganas de follarte a tu primo.

Junggi sonrió.

—¿De qué te ríes, imbécil?

Taeju lo giró bruscamente y le dio una patada en la rodilla. El golpe había sido muy violento dado que el chico, que tenía el umbral del dolor bastante alto, se fue al suelo y comenzó a llorar de inmediato. Los demás, que no lo habían visto venir, tardaron unos segundos en reaccionar, pero fue demasiado tarde.

Sanghun no llegó a defenderse. Taeju le metió tres puñetazos en el estómago, dos en la cara y uno en la barbilla, tumbándolo en segundos. A Ryung, le rompió la nariz de un derechazo y a Gangin, que trató de huir, le pegó una patada en los genitales y después lo usó como saco de boxeo hasta saltarle un diente.

Sanghun fue el primero en salir por patas. No le importó el sufrimiento de Duri, que estaba histérico por la rotura en la rodilla, o lo que Taeju pudiera hacer con los demás. Ryung también lo siguió sin reparar en sus amigos, a pesar de sus gritos de auxilio.

—¿Estás bien?— Taeju ayudó a Junggi a levantarse del suelo, pero su novio negó con la cabeza —¿Dónde te duele?

Junggi señaló hacia los regalos. Los golpes le daban igual, su dolor era otro.

—¡Tenemos que irnos, Duri! ¡Vamos, tenemos que irnos ya!

Ver a Junggi tan disgustado enfureció aún más a Taeju. Gangin intentó levantar a su amigo para salir huyendo, pero cuando el muchacho se plantó delante de ellos, soltó a Duri del susto.

—¡Ni se te ocurra huir, sé donde vives!— le advirtió crujiendo los nudillos —Sé que los cuatro lleváis días esparciendo rumores sobre nosotros y sinceramente, me la pela lo que digan cuatro pichas cortas como vosotros.

—Yo no pretendía...

—¡Por supuesto que pretendías!— Taeju pisó la rodilla de Duri y el muchacho volvió a gritar —¿Por qué gritas? ¿No eres un macho? ¿No eres fuerte y valiente? ¿Qué haces gritando como un crío? Vas a perder tu hombría si sigues gritando así.

A Duri le dolía tanto que no podía dejar de llorar.

—¡Lo hemos entendido, no volveremos a hacerlo!

—Eso está claro— le respondió a Gangin —Porque la próxima vez que os metáis con mi novio o habléis mal de mi familia, no os romperé una rodilla u os daré de hostias como hoy. Le contaré a todo el pueblo que os follé mientras vestíais la lencería de vuestras madres.

Gangin se puso blanco como la tiza. Su padre lo mataría si llegaba a correr un rumor como ese.

—Hay muchas formas de haceros la vida imposible y a mí me sobra imaginación— Taeju le pisó la mano y Gangin apretó los dientes —Ahora lárgate de aquí con esa basura antes de que pierda la paciencia.

Gangin no se lo dejó decir dos veces y cargó a Duri sobre los hombros para llevarlo al hospital. En cuanto desaparecieron de su vista, Taeju bajó la guardia y regresó al lado de Junggi, que estaba arrodillado junto a la comida.

—Lo siento, Tai. No me di cuenta de que había otro más. Me tendieron una trampa y caí en ella— se lamentó profundamente —Quería darte una sorpresa, pero lo han arruinado todo...

Taeju lo abrazó por la espalda y Junggi se mordió el labio inferior. No quedaba nada intacto. Ni las flores, ni la comida, ni siquiera la ropa blanca que se había puesto para él.

—Te han golpeado con una piedra en la cabeza, deberías ir al hospital.

—Estoy bien, ha sido un golpe leve.

—Aunque lo estés, me quedaré mucho más tranquilo si vas— Taeju lo besó en la mejilla —Es mi cumple, hazme este favor.

—Eso se llama chantaje emocional.

—Pero irás, ¿verdad?

—Solo porque me lo pides tú.

Taeju lo volvió a besar en la mejilla y al bajar la mirada hacia los regalos, notó que en una parte de la madera había algo tallado en griego.

El primer cumpleaños de muchos siendo tuyo. Felicidades. Te amo.

Gracias a Taehyung y a Jungkook, la pareja estaba estudiando griego con los libros que habían traído de la península. La meta de Taeju era dominar el idioma lo suficientemente bien, como para poder escribirle una carta de amor que solo Junggi pudiera entender.

—La fiambrera la has hecho tú, ¿verdad?

—Me ayudó mi appa, pero sí, la he hecho con mis propias manos— Junggi trató de sonar más animado —No te preocupes, te haré otra más bonita y volveré a cocinar para ti.

Taeju sintió la tentación de correr detrás de ellos y reventarlos a palos, pero ese comportamiento no iba a hacer sentir mejor a su novio. No del todo, al menos. Por eso cogió un trozo de pescado rebozado y se lo llevó a la boca.

—¿Qué haces?— Junggi trató de quitárselo, pero el menor no le dejó —¡Lo han pisado, no te comas eso!

—Sigue estando delicioso— aseguró con una cálida sonrisa —Gracias por cocinar para mí. Nunca pensé que alguien lo haría, me siento tan feliz que quiero llorar.

—Tai...

—Tengo mucha suerte de que me ame el chico más maravilloso de Inyeon.

—No seas tonto, ese eres tú.

—Para mí lo eres tú.

Junggi sonrió y a Taeju se le quitó un peso de encima. No quería verlo triste, cada vez que le sucedía algo malo le dolía el corazón.

—Gracias por protegerme.

—Si no te hubieran atacado a traición, los habrías machacado fácilmente— Taeju le quitó un poco de tierra de la cabeza —Son unos cobardes. Debí pegarles más fuerte.

—Estaban todos tan perplejos cuando apareciste que fue hasta gracioso. Eres tan sigiloso como una pantera negra.

—Es todo gracias a mi padre.

Junggi sonrió y Taeju se quedó mirando su rostro. Sus facciones eran delicadas y bellas, por eso algunos creían, erróneamente, que su novio era frágil. Esa había sido seguramente la razón por la que lo habían elegido a él para tenderle una emboscada.

—¡Feliz cumpleaños!— Junggi lo besó en la boca —Todavía tengo dos regalos para ti.

—¿Tenías cuatro?— se emocionó como un niño pequeño —No me hagas esperar, dámelos ya.

—Tendrás que tener paciencia— se levantó del suelo —Voy a ir a casa a cambiarme. Los trogloditas me han arruinado la ropa. Quería verme bien para ti y ahora estoy sucio.

—Sigues estando muy hermoso— Taeju volvió a revisar la herida que tenía en la cabeza y afortunadamente no encontró sangre —Te acompaño a casa y al hospital.

—¿No tienes que ir a comisaría?

—Puedo llegar tarde.

—Pero...

—Jun, relájate. No pasa nada por perderme un par de horas.

—¿Y tu padre?

—Ya me inventaré algo.

Junggi resopló. No quería meterlo en problemas, pero Taeju no iba a ceder.

—Ese suspiro me lo voy a tomar como un por supuesto, mi rey, es tu cumpleaños y tú mandas.

—Vámonos antes de que me arrepienta.

Seokjin no podía asimilar la belleza que había ante sus ojos. Estaba sentado en un sillón, en el dormitorio de un hotel bajo el mar, y las vistas eran impresionantes. La diversidad marítima lo tenía tan absorto, que apenas percibió el beso en la mejilla que recibió.

—Buenos días, Nini.

—¿Te he despertado?

—Para nada— Namjoon se ajustó la bata que llevaba puesta —¿Cuándo te has levantado?

—Hace unos treinta minutos. 

—¿Quieres un café?

—Eso estaría genial.

Namjoon lo volvió a besar, aunque esta vez en la boca, y después salió del dormitorio para prepararle un café. Hoseok se movió cuando escuchó el ruido de la puerta, pero no se despertó. Como se había destapado parcialmente, Seokjin se acercó para cubrir su desnudez.

—Duerme un poquito más, amor.

Hoseok no lo escuchó, estaba profundamente dormido y tampoco sintió el beso que le dio en la frente. Seokjin lo dejó descansar y regresó a su asiento para seguir disfrutando de la naturaleza.

Nunca se cansaba. Se podía pasar horas y horas observando a los peces, contemplando la belleza de las aves, e incluso contando las hormigas que pasaban por su huerto. Hoseok había llenado su orbit de vida y Seokjin disfrutaba de cada ser que habitaba en ella.

—Te he traído algo para comer— Namjoon dejó la taza de café y un bollo de chocolate encima de la mesita que había junto a su sillón —¿Quieres algo más?

—Pasar un rato contigo, cariño.

Namjoon se sentó a su lado y Seokjin contempló sus hoyuelos. Siempre le comentaba a Hoseok lo adorables que eran y lo hermoso que se veía cuando sonreía.

—¿Has dormido bien?

Seokjin asintió. Se había quedado dormido poco después de hacer el amor.

—Antes de conocerte, nunca me había parado a pensar en el origen de los alimentos— comentó mirando el contenido de la taza —Sabía que el café era del continente africano, pero nunca me tomé el tiempo de buscar el país. Tu amor por la comida me ha motivado a indagar en la historia de la alimentación y sinceramente, me parece un tema apasionante.

—¿En serio?— a Seokjin le alegró oírlo —¿Y cuál ha sido tu mayor no me jodas hasta el momento? Para mí lo fue la tempura japonesa. Me sorprendió que su origen estuviera en un plato de la cocina portuguesa, aunque tiene lógica si tenemos en cuenta que Portugal y Japón fueron socios comerciales.

—En mi caso fue el perrito caliente y la hamburguesa. Son tan populares en los Estados Unidos que nunca imaginé que su origen estuviera en Alemania. A veces me pregunto cómo sería nuestra gastronomía actual si nadie hubiera puesto nunca un pie fuera de su territorio.

—Pues no tendríamos gochujang y el tteokbokki se tendría que comer con una salsa diferente— Seokjin tomó un poco de café —En realidad, todas las gastronomías del mundo han ido incorporando productos de otros lugares. Por eso es tan interesante cuando conoces su origen.

—Estoy de acuerdo. Por cierto, ¿ha aparecido ya el pez que querías ver? 

—Sí, he visto un pez león de color rojo— contestó tras darle un mordisco al bollo —Me alegro de que hayamos venido. 

—Nos ha costado un huevo convencer a Hobi de que no lo iba a atacar un tiburón, pero sin duda ha merecido la pena.

Ambos se taparon la boca para contener el sonido de sus risas. Hoseok había puesto mil excusas porque le daba miedo dormir bajo el mar, pero como a Seokjin le hacía mucha ilusión y no quería que tuviera que renunciar a ese deseo, aceptó tener la cita en un lugar tan peculiar.

Después de instalarse en el cuarto, lo volvieron a invadir las dudas y decidió pasar la noche en el exterior, dentro de una tienda de campaña. El pelirrojo no llegó a salir del cuarto porque sus novios lo sedujeron descaradamente y el deseo pudo más que el temor.

—Nunca pensé que nuestra relación fuera a fluir de esta manera— Seokjin le metió a Namjoon un trocito de bollo en la boca —Es curioso, pero con vosotros me siento como pez en el agua.

—Diría que se debe principalmente a nuestra buena comunicación. Hemos establecido límites y reglas, y nos sentimos a gusto con nuestra forma de amar. Si no tuviéramos una mente muy abierta y no dejáramos los celos y el ego a un lado, sería imposible sentirse tan cómodos.

—Nosotros estamos muy seguros de lo que sentimos, pero... Namu, ¿crees que tus primos lo entenderán? Algún día lo descubrirán y últimamente no dejo de pensar en cómo lo verán.

—No lo sé.

Seokjin había creído toda su vida en la media naranja y ahora estaba saliendo con dos hombres y ya no podía imaginarse en una relación convencional. Amaba lo bien que congeniaban y lo fácil que era comunicarse con ellos, pero no tenía claro si Yoongi lo iba a ver igual. Taehyung lo aprobaría, de eso no tenía dudas, pero con su mejor amigo no estaba tan seguro.

Namjoon tampoco sabía cómo podrían llegar a reaccionar Jimin y Jungkook, no obstante, a él no le preocupaba lo que pudieran decir de ellos. Si tenía que defender a sus novios de los prejuicios de su familia, no iba a dudar en hacerlo.

—¿En qué piensas?

—La forma de moverse de algunos peces es muy elegante— Seokjin dejó la taza de café sobre la mesita —Tienen algo delicado y bello que me encanta. ¿Y tú en qué piensas?

—¿Sería raro si me como un guiso de pescado picante ahora mismo?

Seokjin no pudo evitar la carcajada que despertó a Hoseok sin querer. El mediano había dormido como una piedra y aunque tenía ganas de continuar en la cama, acurrucado bajo las mantas, decidió levantarse para desayunar con sus chicos.

Cuando se incorporó entre bostezos, escuchó otra vez la hermosa risa de Seokjin, pero en lugar de su rostro vio el de un tiburón. Era inmenso. Nunca había visto un tiburón de esas características y estaba enfrente de él, mirándolo fijamente a través del cristal.

—Deberíamos grabar otro, Namu. ¿Tienes algún lugar en mente?

—Pues había pensado en...

El grito que pegó Hoseok asustó a Seokjin de tal manera, que golpeó la taza de café con el brazo y se estrelló contra el suelo.

—¿Qué ocurre?

—¡Maldita sea, os lo dije!— Hoseok señaló al tiburón —¡Ahí lo tenéis, dispuesto a comernos! ¡Así empiezan todas las películas de terror!

Seokjin se asustó al verlo tan cerca.

—Hobi, los tiburones tienen mala fama, pero en realidad...

—¡Me suda la polla la realidad, me largo de aquí cagando hostias!

—Pero Hobi...

Hoseok ni siquiera cogió la bata del asiento, estaba tan asustado que salió del cuarto desnudo.

—Deberíamos irnos— Seokjin tiró del brazo de su chico —Me está dando miedo.

—Es un tiburón tigre— Namjoon lo contempló de arriba abajo —¿No es bonito? Es uno de los tiburones más grandes del mundo y come de todo. Peces, calamares, rayas, crustáceos, serpientes marinas, tortugas marinas, aves... Tiene un gran apetito y un menú muy variado.

—Un dato que no necesitaba saber ahora mismo...

—Los tiburones de esta especie no se emparejan, tanto los machos como las hembras tienen múltiples parejas— continuó hablando, fascinado por lo cerca que estaba —Es un ejemplar precioso. ¿Cuánto medirá? Cuatro metros, ¿no? ¿Tú qué dices?

—Mira, ahí te quedas Discovery Channel, yo me largo.

—Pero Nini...

Hoseok se arrodilló sobre la hierba. No le importaba ni el clima ni su desnudez, solo quería alejarse de ese ser endemoniado. Cada vez que pensaba en la fila de dientes se le ponían los pelos de punta. ¿Por qué era tan grande? ¿Qué necesidad tenía de ser tan grande?

—Dichoso Joonie y su dichosa calma para todo. Casi me infarto y él tan dichosamente tranquilo.

Hoseok no podía olvidar la expresión del tiburón. Lucía como si hubiera encontrado su desayuno. Era mucho peor que en las películas de terror que veían sus padres.

—Piensa en cosas bonitas, piensa en cosas bonitas, piensa en cosas bonitas...

—Te vas a enfermar— Seokjin le colocó una bata blanca sobre los hombros —Ponte esto antes de que te pongas malo.

—Jjwan...

—Anda que ponerte así por un tiburón tigre tras un cristal.

—¡Era un tiburón enorme, con dientes ultra afilados!— Hoseok fulminó a Namjoon con la mirada mientras se vestía —¡A mí qué me importa si es tigre, león o pantera, da un miedo que te cagas!

—No había ningún peligro, has sacado las cosas de quicio. Es un animal muy bello y se merece el mismo respeto que cualquier otro animal.

—Menos las cucarachas— se metió Seokjin —Esas no merecen respeto.

—Pues si tan bello es, métete con él en el mar y a ver si confunde tu polla con una anguila.

—¿Y qué harás si me quedo sin polla?— Namjoon le ajustó el cuello de la bata —Un accidente como ese también te afecta a ti, ¿o no?

Seokjin se rió porque Hoseok se lo estaba pensando.

—Mejor no entres en el mar— concluyó algo más calmado —Pero que conste que los tiburones siguen dando mucho miedo.

—La próxima vez iremos a un sitio que te guste desde el principio— Seokjin lo besó en la frente —Gracias por hacer este esfuerzo por mí.

—Excepto por esta última parte, no ha estado tan mal— Hoseok los abrazó a ambos —Me ha gustado hacer el amor bajo el mar.

Seokjin y Namjoon se rieron por lo adorable que era. Cuando Hoseok se asustaba, gritaba y juraba como el que más, pero después siempre se volvía muy mimoso.

—Te haré un buen desayuno. ¿Hay algo que te apetezca comer?

—¿Y si nos acurrucamos en el sofá y vemos una película?— propuso Namjoon —Todavía hay mucho tiempo, la fiesta de Taeju será por la tarde.

Hoseok agradeció el cariño de sus novios. Siempre encontraban la manera de hacerlo sentir mejor.

Mellie no salió a saludarlos cuando regresaron a casa, como era la costumbre, pero a ninguno de los tres les sorprendió. La perrita estaba tumbada sobre el sofá del salón, con Neysa acurrucada bajo su cuerpo. Después de que la gatita perdiera la vida, Seokjin habló con la praesidio para traerla a su orbit, y afortunadamente permitió que se reuniera con Mellie.

En cuanto la perrita la olió en el exterior, salió disparada de la casa y corrió como el viento hacia ella. Neysa la recibió cerca de la orilla del lago y los sollozos de alegría, los saltos de Mellie o la forma en la que Neysa se restregaba contra la perrita, fue un momento mágico para todos ellos.

Por Neysa, Mellie no había ido al hotel. Prefería quedarse en casa y pasar tiempo con su gatita, la que ahora tenía la misma edad que ella. La praesidio lo había establecido así, dado que Neysa no existía cuando Seokjin perdió la vida.

Namjoon creía que la praesidio era mucho más empática de lo que aparentaba. Hoseok, en cambio, estaba convencido de que solo tenía debilidad por Seokjin. Fuera como fuese, había accedido a llevar a Neysa con ellos y gracias a ella, ahora se habían convertido en una familia de cinco.

Junggi les tuvo que explicar a sus padres lo que había ocurrido porque cuando fue al hospital a tratar sus heridas, la doctora Lee ya había curado a sus agresores, y como todos eran menores de edad, se vio en la obligación de avisar a sus padres.

Yoongi, Jimin y Taehyung tuvieron una conversación en privado con los padres de los muchachos. Jungkook no pudo asistir debido a una emergencia en el trabajo. Después de llegar a un acuerdo, los adultos hablaron con sus hijos para solucionar el problema.

Los agresores iniciaron la disculpa con más teatro que sinceridad, y Taeju, a petición de Taehyung, se disculpó vagamente por haberlos pegado. Aunque no lo sentía, comprendía que era necesario para zanjar el incidente.

Junggi no creyó ni una sola palabra de la que dijeron. Era evidente que los chicos se habían visto obligados a agachar la cabeza porque sus padres no querían tener inconvenientes con el gobernador, ni con el jefe de policía. Por eso se pusieron a llorar a moco tendido, no porque estuvieran arrepentidos de sus acciones.

A Taeju le importaba un pimiento si se arrodillaban y suplicaban como condenados a muerte, nunca les iba a perdonar lo que le habían hecho a su novio.

—Putos hipócritas mentirosos, feos y rastreros— refunfuñó Taeju en cuanto salió del hospital.

—¡Esa boca, señorito!

Taeju continuó insultándolos en griego y Taehyung le tiró de la mejilla.

—Que no te entienda no significa que no sepa lo que estás diciendo. Te voy a lavar la boca con jabón.

—Pero es mi cumple— se quejó entre pucheros —Y además sabes que tengo razón...

—Poner ojitos y mencionar tu cumple, puede servirte con tu novio, pero con tu padre lo llevas claro— Taehyung puso los brazos en jarra —Anda, tira, que me tienes contento.

—Solo defendí a Junggi, no es culpa mía...

—Has roto una rodilla, una nariz, has sacado un diente y los has llenado de moretones. ¿Sabes el trabajo que le has dado a la doctora? Defender y proteger a tu chico es lo que debes hacer, ¿pero tenías que ser tan bruto?

—Se nota que es hijo de JK.

—A mí desde luego no sale— le respondió a Yoongi —Es la viva imagen de Kook, no la mía.

Junggi se rió por la cara de asco que puso Taeju.

—Tengo que volver al trabajo, nos vemos en la fiesta del mocoso este.

—Yo también tengo que volver al trabajo— Yoongi miró a su hijo —¿Seguro que estás bien?

—Solo han sido unos golpes, estoy bien. Te prometo que seguiré las recomendaciones de la doctora.

Cuando Yoongi y Taehyung se alejaron de ellos, hablando sobre el incidente, Taeju recordó que tenía que ir a comisaría.

—¡Mierda, mi padre me va a matar!— Taeju besó a Junggi en la boca y salió corriendo —¡Nos vemos luego!

Junggi lo despidió con la mano y cuando se dio la vuelta, se percató de que Jimin los había visto. El muchacho guardó silencio y apartó la mirada avergonzado.

—Hoy nada de laboratorio, ¿entendido? Aunque no haya sido grave, quiero que te quedes en casa y descanses.

—Lo haré.

Un anciano los paró en plena calle y tras una breve conversación, en la que le agradeció a Junggi por la crema natural que había hecho para las hemorroides, siguieron caminando hacia casa.

—Papá...

—¿Mmm?

—¿Me ayudas a elegir algo para ponerme?

La pregunta le causó ternura. En temas de moda, Junggi era igualito a Yoongi.

—Claro. Es el cumple de tu novio y tienes que estar para mojar pan.

—¡Papá!

—No eres el único que ha tenido diecisiete años, sé muy bien lo que se te pasa por esa cabeza.

Junggi miró hacia otro lado. Claro que lo sabía, pero no tenía que decírselo a la cara.

—¿Estás nervioso?

—Un poco...

—Todos se han tomado bien vuestra relación...

—No es por eso— lo interrumpió bruscamente —Es por otra cosa...

Jimin se giró hacia su hijo y vio que estaba sonrojado.

—Papá, en realidad, ¿te puedo pedir otro favor?

Taeju pasó una hora arreglándose en su dormitorio y cuando bajó por las escaleras, volvió a subir para cambiarse de ropa.

—¿Crees que se decidirá antes de que lleguen los invitados?

—No seas malo, solo está nervioso— Taehyung lo miró por encima del hombro —¿Tengo que recordarte cómo eras tú al principio de nuestra relación?

—¿Y, cómo era?— Jungkook bajó las manos por su espalda hasta tocarle el trasero —Dime, ¿cómo era yo?

Taehyung se rió y Jungkook lo besó suavemente. En ese momento apareció Sohee en el salón, pero en lugar de sorprenderse por el coqueteo de sus padres, se alejó tras coger el libro que había dejado sobre la mesa.

—Eras un chico muy tímido, tierno y adorable, nada que ver con cómo eres ahora.

—¿Y qué versión te gusta más de mí, Tae?

—Todas.

Jungkook lo volvió a besar, aunque esta vez agarrándolo fuertemente del trasero.

—¿Podéis dejar de manosearos por dos segundos?— se quejó Taeju en cuanto los vio —La gente está a punto de llegar.

La pareja se sonrió, ignorando las quejas de su hijo. El muchacho seguía siendo un manojo de nervios y su estado empeoró aún más cuando llamaron a la puerta. Taehyung fue a abrir mientras Jungkook se quedaba con él.

—Appa me ha contado lo que les has hecho a esos gamberros. Mañana hablaremos del tema.

—Me vas a castigar limpiando váteres, ¿verdad?

—No, solo quiero los detalles.

Jungkook chocó el puño con Taeju justo cuando Taehyung apareció en el salón con Eunha, Sungjae y Namie.

—¡Feliz cumpleaños!— Eunha lo abrazó muy emocionada —Pero qué alto estás. Ya eres todo un hombre.

El timbre sonó en cuanto recibió la felicitación de Sungjae y Namie. La casa de los Min se fue llenando lentamente de caras conocidas. Changwook, Wooshik y Hoseokie fueron de los primeros en llegar. Tampoco faltó la presencia de otros amigos de la familia, ni de Seokjin, Hoseok y Namjoon, que se quedaron un rato.

Taeju los recibió a todos con entusiasmo y habló con sus invitados mientras esperaba a la persona que quería ver. Cuando apareció Yoongi por la puerta, el corazón del muchacho dio un vuelco. Jjin entró detrás de su padre, después Yeji, más tarde Jimin y finalmente, Junggi.

Taehyung notó que Taeju se quedó con la boca abierta y le dio un codazo a Jungkook para que lo viera. 

Junggi vestía diferente, mucho más elegante de lo habitual. Llevaba un jersey de tejido mullido metido por el pantalón, de un tono azul cielo y ceñido al cuerpo. El pantalón de vestir era blanco, al igual que el cinturón. La vestimenta no era lo único diferente, se había peinado de una manera distinta, con la frente descubierta.

Junggi también se quedó mirando el traje gris claro que vestía Taeju. Era de un estilo juvenil e informal, y lo llevaba con una camiseta fina por debajo. El pañuelo azul que lucía alrededor del cuello, había sido un regalo de Sohee y le quedaba como anillo al dedo. Parecía un modelo, sobre todo con el cabello desenfadado que le daba un toque coqueto.

—Se te cae la baba— le dijo Yeji a su hermano.

Junggi apartó la mirada avergonzado. Desde que se había hecho pública su relación, le resultaba muy difícil disimular lo que sentía por él, aunque se pusiera en evidencia. 

—Estás precioso— Taeju se acercó a Junggi y Yeji los dejó a solas —Tenía ganas de verte.

—Tú también estás muy guapo— Junggi quiso darle un beso, pero no se atrevió con tanta gente presente —Feliz cumpleaños... Otra vez.

Yoongi se llevó la copa de alcohol a la boca mientras veía, junto a Jungkook, como su hijo hablaba tímidamente con Taeju.

—Los veo muy enamorados. Quizá en el futuro seamos consuegros.

—Por muy raro que suene, me alegro de que se haya enamorado de Junggi. Tu hijo es una joya, hyung.

—El tuyo también.

Taeju fue el centro de atención durante gran parte de la fiesta. La gente le llevó regalos, bailó con él y le dio conversación, algo que disfrutó, aunque también le pesó porque deseaba estar todo el tiempo con su novio.

Junggi tocó varias piezas de violín para animar a los invitados y Taehyung sirvió distintos aperitivos que probaron todos, especialmente Jungkook. 

Tras una hora de fiesta, Taeju se cansó y se llevó a su novio al pasillo.

—¿Cuándo me vas a dar los regalos?— preguntó impaciente —Llevo todo el día esperando.

—No los tengo conmigo.

—¿Y dónde están?

Junggi señaló hacia la puerta.

—Entonces vámonos.

—No podemos. Cuando te los entregue ya no volverás a casa.

—¿Y a mí qué? Ya he cumplido con mis obligaciones— Taeju cogió la mano de su chico —Quiero pasar mi cumple contigo.

Taehyung se sorprendió cuando los vio salir tan temprano por la puerta.

—¿A dónde van?

—Junggi le ha compuesto una pieza de piano a Taeju, seguro que se la va a tocar— Jimin colocó las manos sobre la cintura de su amigo —Deja a los críos y vamos a bailar. Te voy a enseñar unos pasos que te van a encantar.

Taehyung accedió a bailar con él mientras Taeju seguía a Junggi por la calle. El menor creía que iban a casa de su novio, pero cuando tomó una dirección diferente, se extrañó mucho.

—¿A dónde vamos?

Junggi sonrió de oreja a oreja.

—Anda, dímelo.

—Tendrás que confiar.

La incertidumbre apenas duró unos pocos minutos. Junggi metió la llave en la cerradura de una casa sin ocupar y entró en la vivienda con una gran sonrisa.

—¿Podemos entrar?— Taeju se asomó ligeramente —Oye, que hoy ya no puedo meterme en más líos.

Junggi se quitó el calzado y corrió hacia el interior.

—¡Jun!— Taeju se quedó algo descolocado, pero en lugar de seguir en la entrada, comiéndose la cabeza, se descalzó y corrió detrás de él.

La vivienda era grande y olía a limpio, lo que le resultó algo raro dado que la mayoría de las casas desocupadas, solían oler a cerrado. Junggi encendió la luz y Taeju vio un piano en el salón. No era el de la casa de sus tíos, era un piano diferente.

—¡Ostras! ¿Y esta maravilla?

Junggi lo llevó de la mano hasta el instrumento y le pidió que tomara asiento a su lado.

—Te he compuesto una pieza.

—¿A mí?— Taeju se sonrojó como si hubiera dicho una obscenidad —¿De verdad?

—La he llamado La luna de tus ojos verdes.

El título le creó un nudo en la garganta. Junggi siempre le decía que tenía los ojos más bonitos del mundo. Nunca dejaba de hacerle cumplidos sobre su sonrisa, su color de piel, la forma de su nariz, su cuerpo o la textura de su cabello. Para Taeju, que había tenido varios complejos por su físico, esa manera de tratarlo, de apoyarlo y de valorarlo, le ayudó mucho a que se aceptara tal y como era.

Taeju lo besó en la mejilla antes de que comenzara a tocar. La pieza no era alegre, ni triste, ni excesivamente lenta o rápida. Era como estar en el bosque, en medio del silencio, disfrutando del viento bajo una luna llena. Daba una sensación de calma, de paz y de bienestar. Era agradable al oído, aunque también un poco sentimental.

Junggi la tocó con sentimiento y Taeju lo pudo ver en su expresión. No estaba tenso, como otras veces, se veía muy relajado y parecía estar disfrutando de cada movimiento. 

A Taeju se le escaparon algunas lágrimas, no por tristeza, sino por la belleza de la melodía. Se sentía como un abrazo cálido, como los que le habían dado sus padres biológicos o como los que le daban sus padres adoptivos.

Cuando Junggi terminó de tocarla, le pidió que la repitiera y lo hizo encantado. Se veía que le gustaba, que el regalo le había agradado y con esa emoción, la volvió a tocar para la persona que más amaba.

—Gracias— Taeju apoyó la cabeza sobre su hombro —Es lo más bonito que he oído nunca.

—Quería darte algo especial. Espero que mis sentimientos te hayan llegado.

—Me han llegado y los pienso atesorar toda mi vida.

Junggi le alzó el rostro y ambos se besaron con timidez, pero poco después, el beso se tornó en un intercambio con lengua más apasionado. ¿Era la intimidad de esa casa? ¿Era la emoción del momento? Quizá las dos. Lo único que querían era besarse hasta quedarse sin aire.

—Quiero darte otro regalo— Junggi se separó de su rostro y lo miró muy enamorado —Es algo muy especial.

—No creo que nada pueda superar la pieza de música.

Junggi sonrió tímidamente y Taeju se preguntó a qué se debía. El mayor lo condujo de la mano hacia el piso de arriba y por el camino, su novio notó que había pétalos de geranio sobre los escalones. Eran las mismas flores que habían destrozado los chicos cagones por la mañana.

El corazón de Taeju se volvió loco al intuir hacia dónde iban. No podía creerlo, ¿había llegado el momento? ¿Iba a suceder de verdad? Cuando Junggi abrió la puerta del dormitorio, comprendió por qué no podía darle antes el regalo.

Había pétalos de geranio sobre la cama y velas de té, que Junggi procedió a encender para crear ambiente. También olía muy bien, como si alguien hubiera rociado alguna clase de fragancia.

Unos días atrás, Junggi le había confesado a Jimin lo que quería hacer, por eso su padre le entregó las llaves de la vivienda. El último detalle que le faltaba para que todo estuviera perfecto, eran las flores, pero no se atrevía a pedirle más a Changwook. Debido a esa razón, Junggi se lo comentó a su padre de camino a casa y Jimin se encargó de hacerle el favor. Aunque no le ayudó a limpiar ni a decorar la casa, por petición del propio Junggi, le proporcionó todo lo necesario para que pudiera tener una primera vez excepcional.

Taeju se sintió menos nervioso de lo esperado, pero esa calma cesó cuando lo vio tomar asiento sobre la cama.

—Sin interrupciones, sin alcohol, sin miedo... Solo tú y yo, Tai.

Taeju sonrió. La mirada cristalina de Junggi, sus mejillas rosadas y su sonrisa risueña hablaban por sí mismas. El momento que tanto había anhelado había llegado. 

Suavemente, cerró la puerta y caminó hacia él. Esa noche de abril, la pareja se amó por primera, pero no por última vez.

Sobre las siete, la gente comenzó a irse de la fiesta de Taeju, y a las ocho, Jungkook empezó a inquietarse porque su hijo seguía sin regresar a casa.

—¿Dónde se ha metido Tabi?— le preguntó a Taehyung, que estaba ordenando la cocina con Yoongi —Hace horas que no lo veo.

—Junggi le ha compuesto una pieza de piano.

—Eso me ha dicho mi hermano, pero no tardas tanto en tocar una pieza.

Taehyung se rió por lo inocente que podía ser a veces.

—Los chicos no van a volver esta noche— le explicó Jimin desde la puerta —Se van a quedar a dormir en una de las viviendas desocupadas.

—¿Para qué...?— en cuanto Jungkook hizo la pregunta, comprendió lo que sucedía —Ah... Ya veo...

El silencio entre ellos fue abrumador, hasta que Taehyung soltó una carcajada.

—¿Por qué estáis tan callados? Llevan saliendo diez meses, eso para dos adolescentes es una eternidad. Yo a su edad era 90% sexo y 10% pereza.

—No te lo discuto— se metió Yoongi —Andabas más caliente que el cenicero de un bingo.

—Te follaste a MinMin más rápido de lo que se derrite un helado en el desierto. De ti no quiero oír ni mu.

—Dice el que le estaba metiendo mano a JK en el sofá de la casa de la montaña— Yoongi comenzó a hacerse un té —Dime de qué presumes y te diré de qué careces.

—Hyung, ¿vas a ir a la cena?

—¿A qué cena?

—A la de mi berenjena.

Yoongi puso los ojos en blanco y Taehyung comenzó a bailar a su lado, moviendo las caderas de forma provocativa para incordiarlo aún más. Jimin y Jungkook se rieron por el comportamiento de ambos. Pasaban los años y seguían igual.

—Este día iba a llegar tarde o temprano— le dijo Jimin a su hermano —Lo importante es que los chicos están bien preparados. Nosotros sabíamos mucho menos del tema a su edad y tampoco teníamos a alguien responsable que nos guiara.

—A veces me pregunto cómo hubiera sido nuestra vida si hubiéramos tenido un padre de verdad.

—Por suerte, tus hijos lo tienen.

Jungkook agradeció las palabras de su hermano. Con el tiempo había entendido que ser un buen padre no consistía en no cometer errores, sino en estar presente. Educar, guiar y ayudar a sus hijos a convertirse en personas de buenos valores era importante, pero también conocerlos, quererlos y hacerles saber que los amaba y que su existencia era valiosa para él.

Park Jongsuk desconocía cosas tan simples como el color favorito de Jimin, las películas que le gustaban, la música que oía o el plato que más disfrutaba. Jungkook había visto llorar a su hermano en varias ocasiones por esa cuestión. Sentirse rechazado por un padre que no mostraba ningún interés en la existencia de su hijo, dejaba una huella muy profunda, y por eso, él se interesaba por las aficiones de Taeju y Sohee, y conocía todos sus gustos.

A pesar de su mala experiencia, Jimin también se había convertido en un padre afectuoso e incondicional, que era partícipe en la crianza de sus hijos y siempre se mostraba atento a sus intereses. Jungkook estaba muy orgulloso de él por no permitir que su pasado afectara a los niños.

—¿Hacemos algo?— preguntó Jjin desde la puerta —Yeji noona está hablando con Sohee noona y yo me aburro mucho.

Jungkook lo alzó del suelo y lo sentó sobre sus hombros para sorpresa de Jjin. Su expresión decaída desapareció en segundos y ahora sonreía de puro entusiasmo.

—¿Jugamos a los vikingos?— le propuso Jungkook y el niño aceptó emocionado —Yo seré Jungkook Lodbrok y tú Seokjin Ragnarsson.

—¿Podemos usar espadas de madera?

—Sí, y además nos vamos a vestir como auténticos vikingos.

—Mis hijos también eran Ragnarsson cuando jugaban a los vikingos— les cotilleó Taehyung a Yoongi y Jimin —Me parece a mí que Kook disfruta más que ellos.

Mientras Yoongi y Taehyung iban a por los disfraces y Jimin se unía a jugar a los vikingos, Junggi y Taeju se habían quedado dormidos, abrazados el uno al otro, tras compartir un momento que jamás olvidarían.

Taeju no bromea cuando se meten con los suyos. ¿Habrán aprendido esos chicos la lección? ¿Y qué os han parecido los regalos de Junggi? Estos dos me dan mucha ternura. ¿Ya tenéis un nombre para el ship? 👀

El Namjinseok sigue disfrutando de su amor y ahora hasta tienen un miembro más en la familia. Mellie y Neysa vuelven a estar juntas, como debe ser. 🥺

¿Dónde encajaríais mejor? ¿En la familia del Yoonmin o en la del Taekook?

Todavía sigo enferma, pero me las he ingeniado para publicar hoy. En Corea ya es el cumpleaños de nuestro Hobi, así que es el momento perfecto para ver j-hope IN THE BOX en Disney+? ¿Alguien ya lo ha visto? A mí me ha encantado. Espero que estéis bien. Disfrutad mucho del fin de semana. Un abrazo. 💜

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