115
—Jun, voy a decírselo a mis padres.
Junggi lo escuchó sin apartar la mirada de la luna llena. Era hermosa desde cualquier parte de la isla, pero contemplarla desde lo alto de un árbol tenía otro encanto.
—¿Cuándo quieres decírselo?
—Antes de mi cumpleaños. No sé cómo se lo tomarán, pero no puedo renunciar a ti. Y tampoco puedo renunciar a ellos...
El último comentario llevó a Junggi a fijar la vista sobre él.
—¿Qué tontería ibas a hacer?
—Pues... Pensé en dejar de ser parte de la familia— murmuró bajito y en un tono muy inocente —Ya sabes, romper los papeles de adopción y volver al orfanato.
Junggi exhaló un suspiro muy largo.
—El sistema no funciona así. Aunque hagas desaparecer los papeles, tu adopción está registrada en el ayuntamiento, por lo que, legalmente, eres hijo de Min Taehyung y Min Jungkook. Para dejar de serlo, necesitas una razón de peso y no la tienes.
—No lo sabía— Taeju se sintió tan avergonzado que evitó su mirada —Pensé que mi plan era infalible.
—En tu cabeza sonaba genial, ¿verdad?— Junggi le dio un puñetazo en el brazo —Por eso te digo que leas menos cómics de fantasía y más libros sobre temas de adultos.
—¡Oye, pero si ya los leo!
—Leer novelas eróticas no cuenta, bobo.
Taeju le sacó la lengua y Junggi se rió. En realidad le daba igual si consumía cómics o libros, lo que no podía pasar por alto era la oportunidad de meterse con él.
—Escucha, sé que tienes miedo, pero eres el hijo de mis tíos. Si para estar conmigo tienes que renunciar a quién eres, entonces no quiero que estés conmigo.
—Lo siento, Juni...
—Se lo diremos juntos— Junggi apoyó la frente sobre la suya —No te dejaré solo.
Taeju se sintió más confiado porque contaba con él, pero aún le preocupaba la reacción de sus padres.
—¿Y si se enfadan?
—En la mitología griega las relaciones incestuosas son bastante frecuentes, así que si se ponen tontos, le echaremos la culpa a tu abuelo por su procedencia.
—Eres idiota, Min Junggi.
El menor lo golpeó suavemente en el hombro y Junggi se echó a reír. Taeju era la única persona en toda la isla que lo llamaba idiota, tonto o estúpido. Para todos los demás era un genio, un niño prodigio o un fuera de serie. Y aunque Taeju también valoraba su inteligencia, Junggi amaba que no tuviera reparos en tratarlo como a un chico corriente.
Junggi apoyó la espalda sobre el tronco y Taeju se acomodó entre sus brazos. Cuando oscurecía les gustaba subirse a un árbol para observar las estrellas.
—Hoy es noche de chicas y noche de acampada— comentó Taeju contemplando la luna —Sohee lleva todo el día restregándome en la cara lo que hará con Yeji y la tía Eunha. Esa mocosa es como un mosquito zumbando en el oído, en serio. Nosotros también deberíamos tener una noche de algo.
—Jjin va a dormir en casa del tío Chang— le susurró al oído —¿Quieres pasar la noche conmigo? Podríamos empezar a practicar.
Taeju se sonrojó muy fuerte.
—Te has sonrojado, ¿verdad?
—No.
Junggi comenzó a hacerle cosquillas bajo los brazos y Taeju se defendió con tanto ímpetu, que ambos estuvieron a punto de caer al suelo. Sus risas escandalosas llegaron hasta los oídos de un señor mayor que regresaba a casa, pero como era de noche, no pudo verlos encima del árbol.
En la otra punta de la isla, Yoongi y Jungkook estaban asando la dorada y la lubina que ellos mismos habían pescado, mientras Jimin y Taehyung conversaban frente a la orilla del mar.
—¿Quieres saber algo extraordinario?— Jimin lo miró con una gran sonrisa —Hoy se ha llevado a cabo la última adopción. Ya no quedan niños en el orfanato.
—¿En serio?— Taehyung se puso a aplaudir muy fuerte —¡Sabía que lo lograrías!
—No es mérito mío, es mérito de la gente.
—Has logrado que mucha gente deje de ver la adopción con tantos prejuicios. Sin tu esfuerzo, amigo mío, el orfanato seguiría lleno.
—Pero...
—¡Es mérito tuyo y si sigues negándolo, te voy a dar por culo toda la noche!
—¿En tu casa o en la mía?
—¡Descarado!— Taehyung le enseñó su alianza —¡No me propongas cosas ricas e indecentes cuando sabes que estoy casado!
Jimin se rió a carcajadas y su risa tan alegre y entrañable, llamó la atención de Yoongi, que no pudo evitar sonreír al verlos tan contentos.
—¿Qué hay de ti? ¿Alguna novedad?
Taehyung quería averiguar si estaba al tanto de la relación entre Junggi y Taeju, pero la única regla que habían establecido durante la noche de acampada, era la de no hablar de sus hijos.
—Si me invitas a desayunar, te lo cuento.
Jimin pilló la indirecta. Cuando tenían que hablar de sus hijos solían desayunar juntos.
—¡El pescado ya está!— gritó Jungkook desde la hoguera —¡Y me lo pienso comer todo!
—¡Y un cojón te vas a comer!— le respondió Taehyung con la mano en alto, listo para pelear —¡Vamos, que tu hermano no bromea cuando se trata de comida!
Mientras Jimin se acurrucaba junto a Yoongi y su marido lo besaba en la boca, Taehyung atizó a su esposo y Jungkook le devolvió el golpe.
Una vez al mes, las dos parejas quedaban para pasar una noche a la intemperie. Daba igual si era verano o invierno, si hacía calor o frío, les encantaba conversar junto a la hoguera y contemplar el amanecer desde la playa. Esa era su manera de desconectar del día a día y de mantener una relación cercana entre amigos, cuñados y hermanos.
Tanto Yoongi como Taehyung llevaban una relación muy sana con Jimin y Jungkook. Se dedicaban tiempo a ellos mismos, a sus esposos, a sus hijos y a sus amigos. Vivían en armonía y disfrutaban de la vida, haciendo actividades que les permitían estar conectados.
Y como en otras ocasiones, esa noche de marzo, comieron junto al fuego mientras rememoraban el pasado. Las risas fueron abundantes, al igual que los piques entre maridos y hermanos. El clima no supuso un problema gracias a la hoguera, las mantas, las bebidas calientes y el calor de sus cuerpos.
Yoongi aprovechaba las noches de acampada para contar historias de su época en la península, y Taehyung solía compartir con ellos momentos de los que se habían perdido en sus cuatro años de ausencia. Hoseok era muchas veces tema de conversación, al igual que Seokjin y Namjoon, o Mellie y Neysa.
A los cuatro les gustaba mantener vivos los buenos recuerdos del pasado, hablar del presente y compartir lo que esperaban de un futuro incierto.
Después de otra noche fantástica y de un amanecer espectacular, Jimin y Taehyung regresaron a casa mientras Yoongi y Jungkook se quedaban pescando cangrejos.
Taehyung decidió pasar primero por casa para coger un poco de fruta del huerto de Jungkook. Mientras tanto, su mejor amigo iba a ir preparando el desayuno, pero antes, abrió la puerta del dormitorio de su hijo para controlar si estaba bien.
Junggi tenía diecisiete años y la isla no aguardaba ningún peligro, pero el secuestro de Hyungsik había dejado una marca en Jimin, por lo que, a veces, necesitaba asegurarse de que su hijo estaba bien.
Cuando miró hacia la cama se quedó bloqueado. Su sobrino estaba con él, como tantas otras veces, pero en esta ocasión, Junggi se encontraba encima de Taeju y se estaban besando.
La ropa por el suelo no pasó desapercibida para Jimin, que, abrumado por encontrarlos en un momento tan íntimo, cerró la puerta y bajó por las escaleras pensando en el día en el que su padre lo pilló, primero con Taemin, y después con Yoongi en la cama.
A diferencia de Jongsuk, que reaccionó de forma desproporcionada, Jimin decidió respirar hondo y tomar asiento en la cocina. No estaba sorprendido por lo que había visto, estaba alterado porque le había traído recuerdos de su padre. No quería ser como él, no quería perpetrar la intimidad de su hijo como lo había hecho Jongsuk. Se esforzaba tanto en no ser como su padre, que verse reflejado en él, aunque fuera por un par de segundos, le generó mucha ansiedad.
Poco después del incidente, Taeju golpeó la pared para llamar su atención, pero cuando su tío posó la vista sobre él, perdió todo el valor que había reunido mientras bajaba por las escaleras. El muchacho creía haberlo visto en la puerta del dormitorio y en lugar de esconderse, decidió averiguar si estaba en lo correcto.
—Lo siento...
Jimin notó miedo en su voz.
—¿Quieres sentarte conmigo?
Taeju no quería, prefería avisar a Junggi, subirse a un barco y salir de allí lo antes posible, pero lo hizo porque debía dejar de huir.
—¿Por qué has bajado tú solo, Taeju?
—Jun no tiene la culpa de nada, no quiero que te enfades con él— Taeju no se atrevió a mirarlo, en ese momento se sentía muy intimidado —No queríamos avergonzar a la familia... Pero... No es justo... ¿Por qué no puedo quererlo? No tenemos la misma sangre, no nos hemos criado desde bebés. Sí, me han adoptado a los ocho años, pero yo nunca lo he tratado como a un primo. Nunca he sentido por él lo que siento por Jjin o Yeji. Jun siempre ha sido diferente, siempre ha sido mi mejor amigo... ¿Qué hay de malo en enamorarse de tu mejor amigo?
—Taeju...
—No estamos haciendo nada indebido, solo nos queremos— continuó algo agitado, interrumpiendo a su tío y alzando la voz —Soy consciente de que algunas personas no lo entenderán, pero... ¿Por qué lo nuestro está mal? No es mi hermano, no es mi primo, no es una relación no consentida, no es ilegal.
Jimin percibió su frustración. Aunque seguía al borde de las lágrimas, ya no se expresaba con timidez, era mucho más contundente.
—¿Tengo que renunciar a mi familia para poder estar con él? ¿Tengo que renunciar a mis padres para que ser su novio no le resulte incómodo a nadie?
—Eso jamás.
Todo su esfuerzo de mantener la compostura ante Jimin, se vino abajo cuando vio a Taehyung junto a la puerta. Le dio tanta vergüenza que su padre hubiera escuchado la conversación, que se tapó la cara como si ese gesto pudiera hacerlo desaparecer por arte de magia.
Taehyung dejó las fresas sobre la mesa y lo abrazó delante de Jimin, que tras oír las palabras del muchacho, seguía con el corazón en un puño.
—Eres mi hijo. Te quiero con todo el alma y nada de lo que hagas va a cambiar nunca mi amor por ti— le aseguró mientras Taeju sollozaba contra su pecho —No importa de quién te hayas enamorado, eres un Min y siempre vas a ser un Min.
—Appa, lo siento mucho...
—Tabi, no quiero que te disculpes por estar enamorado, no has hecho nada malo.
Taeju trató de tranquilizarse, pero no pudo. Taehyung no lo soltó y le repitió que todo estaba bien entre ellos, que no tenía que sentirse mal y que nunca dejaría de quererlo por haberse enamorado de Junggi. Necesitaba que su hijo comprendiera que no estaba decepcionado porque sabía que ese sería su primer pensamiento.
Taehyung lo mantuvo contra su pecho, acariciándole cariñosamente la cabeza, incluso cuando su hijo dejó de llorar. En ese momento entró Junggi por la puerta y aunque todas las miradas se posaron en él, la suya solo veía a Taeju.
El chico comprendió inmediatamente lo que estaba ocurriendo, y como Taehyung imaginó lo que quería hacer, se apartó de su hijo para que pudiera sentarse al lado de su novio.
—¿Por qué no me has avisado? Pensé que lo íbamos a contar juntos.
—Es que...
—No llores, no estoy enfadado— Junggi lo abrazó sin importarle lo que pudieran pensar de ellos —Ahora ya estoy contigo.
Jimin sabía que su hijo no se solía mostrar alterado ante un conflicto. En ese sentido era la viva imagen de Yoongi. No obstante, en esa situación se percibía lo tenso que estaba.
—Junggi, eres consciente de que algunas personas no verán bien vuestra relación, ¿verdad?— comentó Taehyung mientras se sentaba al lado de Jimin —Es muy probable que en cuanto se sepa, tengas que escuchar comentarios degradantes.
—Soy consciente.
—Aunque creas que el amor todo lo puede, no es fácil lidiar con el rechazo de los demás.
—Lo entiendo.
—¿Y no te importa?
—Me importa mi novio, no lo que digan los demás.
Pese a que sabía que su hijo estaba en buenas manos, su respuesta tranquilizó a Taehyung, especialmente por la seguridad que transmitía.
—Jun y yo sabemos lo que nos espera, pero ese no es el problema... No queremos que hablen mal de vosotros.
—No te preocupes, nosotros sabemos lidiar con esta clase de cosas— le respondió Jimin —En cuanto se haga pública vuestra relación, la gente va a hablar de vosotros, de nosotros y de vuestros hermanos. Algunos os apoyarán y otros estarán en contra, pero da igual lo que escuchéis, no quiero que reaccionéis con violencia.
Taeju sintió una gran inquietud porque su relación afectaba a toda la familia.
—Entonces... ¿Os parece bien?— Junggi apretó la mano de Taeju bajo la mesa —¿No os importa que estemos juntos?
—Solo si prometes cuidar de mi hijo.
—¡Lo juro! ¡Cuidaré muy bien de él! ¡Me aseguraré de que sea feliz!
Jimin se rió entre dientes. Junggi se veía más nervioso respondiendo a Taehyung, de lo que había estado durante toda la conversación. Era evidente que quería agradar al padre de Taeju, aunque se conocieran de toda la vida.
—Quién me iba a decir que el mocoso al que le cambié los pañales cuando era un bebé, iba a salir con mi hijo— Taehyung no pudo resistirse y lo estrechó entre sus brazos —Te puedo seguir llamando sobrino, ¿no?
—Claro, tío Tete— Junggi se agarró de su espalda —Gracias por apoyarnos.
Jimin, que seguía mirándolos, notó que Taeju se había colocado a su lado.
—¿Tú también quieres mi aprobación?
—Tío Minnie— el muchacho lo abrazó tímidamente —Prometo que cuidaré de Jun y que le regañaré si se salta las comidas.
—Tú sí que sabes cómo convencerme— dijo entre risas —Dale mucha caña, a ver si a ti te escucha.
Una vez el ambiente se relajó, los muchachos se abrazaron aliviados, mientras los adultos veían como sus hijos se aferraban el uno al otro.
Taehyung también había tenido una relación con Jungkook en secreto y sabía lo difícil que se hacía vivir en esas condiciones. Al principio era emocionante, excitante y divertido, pero con el tiempo, se convertía en un peso insoportable.
—Chicos, no nos ocultéis las cosas. Entiendo que os dé palo acudir a Kook o a Yoongi hyung, los dos son unos sosos, pero nosotros somos los padres enrollados. No hay nada de lo que podríais hacer vosotros dos, que nosotros no hayamos hecho ya.
—Eso es— Jimin chocó el puño con Taehyung y ambos se rieron.
Taeju no entendió el comentario y Junggi deseó no haberlo entendido.
—Papá, ¿se lo puedes decir a appa por mí?
—¡Eso!— Taeju se dirigió a Taehyung —¿Se lo puedes decir a papá?
Taehyung asintió, aunque Jungkook ya lo sabía.
—Lo haremos esta tarde— los tranquilizó Jimin —Daros una ducha, recoged la habitación y bajad a desayunar.
Algo le sonó raro a Junggi. No era extraño que Jimin le pidiera que ordenara su habitación, todos tenían tareas asignadas y ayudaban en lo que les pedían sus padres, pero, a menos que Jimin los hubiera visto en su dormitorio y creyera que habían mantenido relaciones sexuales, ese comentario seguía sin encajarle del todo.
Los chicos subieron al piso de arriba y durante un par de minutos, Jimin y Taehyung no compartieron ni una sola palabra. El menor se puso a hacer té, y cuando terminó, dejó las tazas sobre la mesa y tomó asiento enfrente de su mejor amigo.
—Yo comencé a sospechar después del incidente en la península. Junggi y Taeju siempre han estado muy unidos, pero el año que estuvieron castigados fue diferente. Noté que mi hijo tenía otro brillo en la mirada, sobre todo cuando hablaba de Taeju o estaba con él.
—En mi caso fue el mismo día en el que regresamos de la península. Mi hijo se escapó a ver al tuyo sin importarle las consecuencias, y cuando lo vi durmiendo en la cama con Junggi, entendí la razón.
—No me sorprende, tienes el mejor olfato de todos nosotros— Jimin cogió una fresa, la limpió y se la metió en la boca —Aunque pensándolo bien, los chicos nos han dejado muchas pistas. Por ejemplo, mi hijo comenzó a salir con una chica, pero en lugar de estar feliz, parecía amargado. En ese periodo de tiempo, Taeju no puso ni un solo pie en mi casa.
—Parece que Junggi trató de olvidar lo que sentía por mi hijo y no le salió como esperaba. Ahora también encaja el incidente del palo. ¿Recuerdas?
—Recuerdo que me lo comentaste. Dimos por sentado que Taeju tenía miedo de perder a su primo porque nunca había tenido a alguien especial, pero tiene gracia porque ellos nunca se han tratado como tal.
—De hecho, cada vez que Junggi ha estado de visita y le he dicho que ha llegado su primo, Tabi me ha ignorado.
—Mi hijo hace lo mismo desde los ocho años.
Taehyung se frotó el brazo suavemente. A veces le picaban las cicatrices que habían dejado las quemaduras sobre su piel.
—Por cierto, si sospechabas de ellos, ¿por qué no me lo has dicho?
—Si ellos no lo han compartido con nosotros, no me parecía bien hacerlo yo— Jimin tomó un sorbo del té de anís —Ni siquiera se lo he dicho a Yoon.
Taehyung lo entendía. Esa también había sido su razón principal.
—¿Cómo te has enterado?— el menor se levantó a por una galleta —¿Te lo ha dicho mi hijo?
—Subí al dormitorio de Junggi y los encontré en la cama... Ya sabes...
—¿Follando?
—¡No, burro, besándose!
—¡En la cama se folla, sé más específico, joder!
—¡Pues no estaban follando!— Jimin le quitó la galleta de la mano y le dio un mordisco —Entré antes de que lo hicieran, o eso creo.
—No jodas, te has cargado su primera vez— Taehyung se apoyó dramáticamente sobre el respaldo de la silla —Has dejado de ser un padre enrollado para pasar a la categoría de jodepolvos en la que está tu hermano.
—No debí subir, pero me entró esa ansiedad... Ya sabes...
Taehyung notó que había vuelto a poner la misma expresión que había visto en incontables ocasiones cuando Junggi era un bebé.
—Oye, tú nunca serás como el guarro de tu padre. No has entrado en su cuarto a propósito, has ido a ver si estaba bien y te has encontrado con una situación inusual, pero has conseguido mantener la calma y hacer lo que tenías que hacer. Eres un buen padre.
—Gracias, TaeTae.
—Hablando de ese viejo sapo, se pasaba los días echando pestes sobre los homosexuales mientras por las noches soñaba con que el padre de Kook le diera por culo. No, en serio, ¿se puede ser más patético? A ver, seguro que el padre de Kook estaba muy bueno, porque ojo, el viejo estuvo dos o tres décadas bebiendo los vientos por él. Pero tío, ¿cómo puedes ser tan hipócrita? Me recuerda a esos políticos de los países occidentales que hacían campañas en contra de los derechos del colectivo gay, y luego los pillaban en orgías, donde se habían puesto hasta el culo de rabos. Y poco después aparecían en pantalla, llorando, encomendándose a Dios y jurando que no lo volverían a hacer. ¿A quién pretendían engañar? Todos sabíamos que iban a seguir comiendo rabos, incluso después de rezar tres Avemarías.
Jimin se echó a reír y Taehyung se alegró de ver una expresión diferente. Odiaba cuando se cuestionaba a sí mismo por lo que le había hecho su padre, pero hacerlo reír, solía alejar los malos pensamientos de él.
—Volviendo al tema, creo que tu hijo me vio y por eso bajó a hablar conmigo. Estaba muy nervioso, pero no dudó en proteger a Junggi. Ha sido muy valiente.
—Mi Tabi es un buen chico, ¿verdad?— dijo con gran orgullo —Mi hermano tenía razón. No tendrá mis genes, pero se me parece un huevo.
Jimin estaba de acuerdo. Taeju era un amor de persona y además se parecía mucho a sus padres.
—Hablando de mi hermano, ¿cómo piensas que se lo tomará? Kook ya lo sabe y no tiene ningún inconveniente, pero no estoy seguro de cómo lo verá el carcamal.
—¡¿Jungkookie está al tanto?!
—Tampoco le des demasiado mérito que luego se lo cree. Hay que ser muy despistado para no notar lo que hay entre ellos. Si cada vez que entraba en el dormitorio de Tabi estaban separados, uno en la ventana y el otro en la otra punta. Así no borras las sospechas, así solo las aumentas.
—Yoon no suele notar estas cosas, pero tienes razón, seguro que lo sabe.
—Si quieres lo averiguamos cuando vuelvan de pescar— Taehyung probó una galleta y gimió —¡Oye, está deliciosa!
—Claro, las ha hecho mi marido.
—Bueno, tampoco son para tanto— rectificó inmediatamente —Se dejan comer.
—¡Mentiroso!— Jimin le dio una patada bajo la mesa —¡Respeta a tu hermano!
—¡Ay, vale, vale, no me maltrates!— Taehyung cogió otra galleta —Vamos a preparar el desayuno que me muero de hambre.
Mientras se ponían a ello, Junggi y Taeju se habían vuelto a abrazar en la habitación.
—He pasado mucho miedo. Tu padre es encantador, pero cuando me ha mirado, casi me cago encima.
—Eres muy valiente, Tai— Junggi lo besuqueó por todo el rostro —Nos has salvado. Te quiero, te quiero, te quiero.
Taeju no podía dejar de reír. Estaba pletórico. Quería proteger a su chico y lo había logrado.
—Mi padre entró en mi cuarto, ¿verdad?
Taeju asintió. Antes de bajar le había dicho a su novio que iba a buscar agua y como tardó en volver, Junggi decidió ir a buscarlo.
—Pues creo que mi padre piensa que lo hemos hecho.
Taeju se puso rojo como un tomate.
—No te pongas colorado, es mejor que lo piense— Junggi sacó la botella de alcohol que tenía debajo de la cama —El sexo es una cosa, pero esto... Hemos tenido mucha suerte de que no la haya visto.
—Si llega a ver la botella, seguro que se lo dice a mi padre y me castiga limpiando váteres. No sé qué le pasa a ese hombre con los váteres, pero te juro que es el primer castigo que propone cada vez que la lío.
—¿Has pensado en liarla menos?
—No.
Junggi y Taeju se rieron entre dientes. Como tenían la casa para ellos solos, habían decidido hacer el amor esa noche. Para no sentir tantos nervios, Taeju tuvo la idea de robar el alcohol de Jungkook. Lo que no esperó fue el efecto que generó en él. Aunque Junggi se lo había advertido, el menor se quedó dormido tras beber un solo trago.
Por la mañana decidieron intentarlo otra vez y entonces ocurrió la interrupción de Jimin.
Los chicos ordenaron el dormitorio y se dieron una ducha antes de bajar. Jimin y Taehyung no los atosigaron a preguntas y les permitieron desayunar en un ambiente tranquilo.
Esa tarde, Jimin llevó a Yoongi a casa de su hermano para hablar sobre sus hijos con Taehyung y Jungkook. En cuanto se acomodaron en el salón y el maknae sirvió algo para beber, Yoongi notó que se alzó un silencio muy incómodo.
—Bueno, verás...
Yoongi miró a Jimin fijamente a los ojos mientras tomaba un café. Su marido estaba tenso, lo podía ver en su postura y Taehyung, sentado a su lado, parecía impaciente. Jungkook era el único de los tres que transmitía calma. Incluso bostezó un par de veces, distrayendo a su hermano de lo que quería decir.
—Resulta que... Es decir... Hoy ha pasado algo y... Te vas a reír, pero...
—Taeju y Junggi están saliendo.
—¡TaeTae!
—Llevas mareando la perdiz tanto tiempo que me está dando andropausia.
Jimin quiso estrangularlo. Junggi y Taeju también se sorprendieron por las formas. Aunque sus padres creían que estaban de visita en casa de Eunha, la pareja se había colado en la vivienda para escuchar la conversación. Junggi no lo veía bien, consideraba que era mejor respetar su privacidad, pero Taeju, como de costumbre, lo convenció de hacer justo lo contrario.
—Yoon, ¿no vas a decir nada?
—No tengo nada que decir— Yoongi dejó la taza sobre la mesa —Junggi está experimentando el amor con un chico estupendo. ¿No era eso lo que queríamos para nuestro hijo?
Jimin sonrió complacido y a Junggi se le cayó un peso de encima. Aunque pensaba que Yoongi lo iba a entender, no había logrado interpretar la seriedad de su padre.
—No has reaccionado— notó Taehyung —¿Desde cuándo lo sabes?
—Desde el cumpleaños de Sohee del año pasado— respondió para sorpresa de todos —Junggi estuvo tocando música alegre y festiva hasta que Taeju apareció en el salón. En ese momento cambió de pieza y bajo esas circunstancias, uno no cambia de música feliz a música triste si no quieres transmitir un mensaje.
A Junggi se le subieron los colores. ¿Cómo se había dado cuenta por un detalle como ese? A Jimin, en cambio, no le pareció extraño, dado que conocía la gran capacidad de observación que tenía Yoongi.
—No sé, pero yo estoy impactado— Taehyung se cruzó de brazos —Pensé que te los habrías encontrado morreándose en algún lado, pero no, lo tuyo tiene más mérito que lo de Kook.
—¡Oye, Tae, que yo ya sospechaba de ellos antes de verlos en el bosque!
—¿En serio, querido?
—Comencé a sospechar por la actitud de Tabi cuando Junggi se echó novia. He estado en sus zapatos, conozco las dos caras de la moneda, así que no fue difícil para mí comprender que uno tenía el corazón roto y el otro intentaba olvidarse de sus sentimientos.
Taeju se tapó la cara avergonzado y Junggi lo abrazó igual de abochornado. Era impactante saber que sus padres estaban al tanto de sus sentimientos desde mucho antes de lo que ellos hubieran imaginado.
—Te he subestimado, cachorrito— Taehyung lo besó, aunque Jungkook lo miró ofendido —Recapitulando. Nosotros tres lo sospechábamos y mi Kook, hermoso, bello e inteligente, era el único que lo sabía con certeza.
—Yo también lo sabía con certeza— desveló Yoongi —El pasado diciembre, cuando limpié la habitación de Junggi, encontré lubricante en su armario y la noche anterior, los pillé a los dos tumbados en la cama, bastante nerviosos e incómodos.
—Y aquí tenemos al tercer jodepolvos. Pobres chicos. No han terminado de curar un trauma y ya les cae otro.
—¿Pero de dónde ha sacado el lubricante?— Jungkook se levantó del sofá —¿Cómo es que tienen de eso?
—Cállate, virgen María— Taehyung lo agarró del brazo y tiró de él para que se sentara —Seguro que tú a su edad tenías la muñeca dislocada de tanto cascártela.
Jimin bebió un poco de agua para ahogar las ganas que tenía de reírse.
—Tabi me pidió consejo hace unos días, así que no lo han hecho todavía, pero aunque lo hubieran hecho, ¿de qué os quejáis? Ninguno de nosotros esperó hasta ser mayor de edad para follar. No esperemos de nuestros hijos que hagan lo que nosotros no hicimos.
Taeju estaba tan avergonzado que quiso huir, pero Junggi le hizo una llave y lo sentó entre sus piernas. Si él tenía que oírlo todo, entonces su novio también.
—Además, Junggi está desarrollando una vacuna, ¿creéis que alguien con sus capacidades no sabría hacer un simple lubricante?— Taehyung se encogió de hombros —Joder, debería pedirle una línea de lubricantes de sabores a cambio de la mano de mi hijo.
—La gente en el pasado solía intercambiar ganado o dinero por sus hijas, mi hermano, aquí presente, pide lubricantes de sabores. Que no se note lo degenerado que es.
—Ninguno de tus tres hijos va a esperar hasta los treinta. ¿Por qué no adoptas a otro más? Así me podré seguir descojonando de ti.
—Volviendo al tema que nos interesa— carraspeó Jimin —Es importante que los chicos sientan nuestro apoyo, especialmente cuando se haga pública su relación.
—Sé que os preocupa lo que pueda decir la gente, pero seamos realistas. A algunas personas les dará igual porque no se parecen físicamente, otras personas pasarán del tema porque no tienen la misma sangre y los que se metan con ellos serán probablemente una minoría. Junggi y Taeju saben lo que podrían decir, pero ¿qué importa? Si ellos están seguros de sus sentimientos y tienen el respaldo de su familia, ¿qué más dará lo que digan los demás?
—Hyung tiene razón— dijo Jungkook —Es cierto que aquí las habladurías duran más de lo que deberían, pero sería diferente si tuvieran la misma sangre. La gente lo comentará, se aburrirá y pasará a otra cosa.
—Lo importante es que los chicos estén bien— Taehyung se volvió a rascar la cicatriz —Debemos asegurarnos de que entiendan que no ha cambiado nada, que los queremos y que pueden contar con nosotros en todo momento.
Yoongi y Jimin se quedaron un rato más y después volvieron a casa para disfrutar de lo que quedaba de domingo. Jungkook aprovechó para tumbarse en el sofá mientras Taehyung buscaba un libro en la estantería.
—He traído seis cangrejos bien gordos— comentó el menor —¿Quieres que nos cenemos a los hermanos de Sebastián?
—Solo si los preparas tú.
Jungkook se rió. A Taehyung no le gustaba cocinar crustáceos, pero le encantaba comérselos. Cuando el maknae miró hacia la puerta, vio a Taeju apoyado junto al marco, como un cervatillo asustado.
—¿No vas a abrazar a tu viejo?
Taeju no se aguantó y se tiró literalmente encima de su padre. Jungkook lo abrazó haciendo un poco de teatrillo, como si su hijo lo hubiera aplastado, mientras Taehyung los observaba con una cálida sonrisa.
—Lo siento...
—No deberías sentirlo. Te has enamorado del chico más guapo y más listo de la isla, igual que hice yo cuando conocí a tu padre— Jungkook le guiñó un ojo a su esposo —Lo siento por ti, cariño, pero Tabi ha salido a mí. Tenemos el mismo gusto por los hombres.
Taehyung lo dejó pasar porque su mirada pícara y coqueta era su debilidad. Jungkook apachurró a su hijo y lo besó varias veces en la cabeza, mientras el chiquillo se aferraba a él.
—Gracias por adoptarme... Y por quererme...
—Siempre nos das las gracias, pero somos nosotros los que te agradecemos que ese día nos eligieras. Sin ti, nuestra familia estaría incompleta.
—Papá tiene razón— Taehyung tocó la espalda de su hijo cariñosamente —Has mejorado nuestras vidas y nunca podremos agradecértelo lo suficiente.
Taeju se levantó abruptamente del sofá y cuando Jungkook se puso en pie, abrazó a sus padres de sopetón.
—¡Cuanta energía!— Jungkook notó que Taeju había crecido. No era tan alto como él, pero medía aproximadamente lo mismo que Jimin —Tengo que preparar la cena. ¿Me ayudas con los cangrejos?
—Sí, papá. ¿Cómo te ayudo?
—Ahora te enseño, pero antes tienes que decirme una cosa. ¿Qué es lo que más te gusta de Junggi?
A Taeju se le escapó una risita muy tierna. Por norma general, era Taehyung el más curioso de los dos, pero Jungkook parecía tan interesado como su appa.
—Jun es muy bueno conmigo. Me incentiva a aprender cosas nuevas, me ayuda a estudiar y a entrenar, y me motiva a querer ser mejor persona. Además, es muy tierno. Es el chico más dulce y más guapo del mundo. ¿Habéis visto lo guapo que es? Cuando se ríe desaparecen sus ojitos y tiene unos labios tan adorables y besables. ¡Oh, no debí decir eso!— se avergonzó —¿Podéis olvidarlo?
—¿El qué?— Taehyung miró a Jungkook —¿Sabes a qué se refiere?
—Ni idea.
La mala actuación de sus padres le pareció muy tierna.
—¿Cuándo supiste que estabas enamorado de él?— le preguntó Taehyung —¿Te declaraste tú o se declaró él?
—Desde pequeño lo he querido mucho, pero cuando nos quedamos atrapados en la península... Creo que desde ese día he sido realmente consciente. Aunque me costó un poco aceptarlo porque en teoría es esa palabra, pero cuando lo acepté, me declaré y él me rechazó.
—Vaya, muy Kook de su parte.
Jungkook puso los ojos en blanco. Taehyung nunca iba a dejarlo en paz.
—¿Y qué pasó después?
—Jun me dijo que me quería y comenzamos a salir— le respondió a Jungkook —Sé que es él, papá. Soy joven, lo sé, pero sé que algún día me casaré con él.
La ilusión que vieron en la mirada de su hijo los puso muy contentos. Tanto Taehyung como Jungkook sabían que era muy pronto para saber lo que tendería el futuro preparado para su primogénito, pero ambos deseaban de todo corazón que sus sueños se cumplieran.
En la calle, de camino a casa, Jimin volvió a mirar a su marido, que estaba silbando una melodía muy molesta.
—No lo niegues, estás contento porque Junggi es gay.
—¿Te lo ha confirmado?
—Se lo he preguntado durante el desayuno y me ha dicho que solo le gustan los chicos.
—Bueno, era evidente.
Jimin no se lo discutió. Ambos habían apostado a que Junggi era gay y Yeji lesbiana. Con el único con el que no coincidían era con Jjin.
—Jiminie, no estoy contento por eso, estoy contento porque mi hijo es feliz— aseguró con una sonrisa de oreja a oreja —Que sea gay como yo, y no bisexual como tú, es solo un detalle que lo hace aún mejor.
—Eres un puto crío.
—Deja de ser tan Tae.
—¿A qué te refieres?
—A que dejes de ser tan envidioso.
Yoongi trató de esquivar la patada de Jimin, pero no pudo y la recibió en el culo.
—¡Respeta a tu hermano!
—¡Algún día pediré el divorcio!
—¡Puedes pedirlo, no pienso firmarlo!
Yoongi lo pellizcó en el trasero y Jimin gimió tan fuerte que su marido se giró por pura vergüenza. A quien no esperó encontrarse caminando detrás de ellos fue a Junggi, quien desvío la mirada ruborizado.
—¿No estabas con tu tía?
—Estabas escuchando nuestra conversación en casa de los tíos, ¿verdad?— Jimin metió las manos en los bolsillos del abrigo —No mientas, te conozco como si te hubiera parido.
—Perdón...
—¿Qué quieres cenar?— Yoongi cogió la mano de su hijo y lo animó a caminar entre ellos —He traído cangrejo, pero si no te apetece, puedo hacer otra cosa.
—Cangrejo está bien.
Jimin le frotó el cabello hasta que logró sacarle una sonrisa. Junggi parecía un poco contrariado, pero con ese pequeño gesto se le pasó.
—En unas semanas es el cumpleaños de tu novio, ¿no? ¿Ya tienes un regalo para él?
A Junggi le sonó extraño viniendo de Yoongi, pero al mismo tiempo agradeció que su padre lo llamara así.
—Le he compuesto una pieza de piano.
—¡Impresionante!— Jimin no pudo contener su entusiasmo —¿Cómo la has llamado?
—La luna de tus ojos verdes.
—Definitivamente es para él— Yoongi se sintió muy orgulloso —¿Sería posible escucharla o no es...?
—¡La tocaré para vosotros!— se apresuró en decir —Bueno... Me gustaría conocer vuestra opinión...
La pareja se sonrió y Junggi supo que los había hecho felices.
—Papá, appa... Sobre mi relación... Gracias por apoyarme. Aunque os haya puesto en una situación extraña, gracias por no separarnos.
—Tienes la capacidad de envenenar a todo el pueblo, no queríamos darte razones para convertirte en un supervillano.
—Appa, a veces te pareces al tío Tete. Solo vosotros dos decís cosas tan raras.
—Siempre están discutiendo, pero son igualitos. Hasta en algunas partes del cuerpo.
Yoongi aceptó las burlas porque su hijo se veía más relajado, pero en cuanto tuviera la oportunidad, se la iba a cobrar a Jimin.
—Volviendo al tema de tu novio, ¿qué es lo que más te gusta de él?
—Tai es muy bueno conmigo. Es divertido y alegre, me hace reír fácilmente y me trata con mucha franqueza. No tiene celos de mí, no se siente inseguro y se alegra genuinamente por mis avances en el laboratorio. Me aprecia por cómo soy y me hace sentir cómodo— la mirada de Junggi fue cogiendo más y más brillo —Es algo travieso, pero aunque no lo parezca, tiene un lado muy inocente. Además, es muy guapo. Tiene unos ojazos, ¿verdad?
—Cierto, tiene unos ojos preciosos— Yoongi lo abrazó mientras caminaban —Has elegido muy bien.
—Es un chico muy especial, por eso encajáis de maravilla.
Junggi agradeció el interés de sus padres. Era más fácil superar la vergüenza si lo hablaban con tanta naturalidad.
Esa noche, Taeju ayudó a Jungkook a preparar la cena, y Junggi a Yoongi. Durante la velada, ambas parejas les explicaron a Yeji, Sohee y Jjin, que sus hermanos se querían y estaban saliendo.
—¿Y eso es noticia? Taeju oppa se pone muy tonto cuando viene Junggi oppa a casa— soltó Sohee con la boca llena —La verdad es que no me importa con quien salga, lo que no entiendo es como un chico tan listo como Junggi oppa, sale con un caraculo como este. Se le ha debido desprender la retina y por eso no ve tres en un burro.
—Jun sale conmigo porque sabe que soy un chico estupendo— contestó Taeju con desdén —Tú, en cambio, te vas a quedar cultivando tomates, dado que no hay ser vivo ni muerto que esté capacitado para aguantar a una pedante, fea y tonta como tú.
—¡Carapiña!
—¡Carapán!
—¡Carabobo!
—¡Caramemo!
Jungkook tomó otro trago de vino mientras Taehyung intentaba crear paz entre ellos. A diferencia de Sohee, que disfrutaba metiéndose con su hermano, Yeji abordó el asunto de otra forma.
—Tenía la sensación de que erais pareja— dijo con una cálida sonrisa —Taeju oppa me cae muy bien. Felicidades.
—Gracias, Yeji.
Y ahí terminó la conversación. Junggi y Yeji siguieron cenando tranquilamente como si hubieran hablado del tiempo.
—¿Eso es todo?— Jimin no daba crédito —¿Y tú, Jjin? ¿No tienes nada que decir?
—¿Qué hay de postre?
Yoongi se rió a carcajadas por la cara que puso su marido. Jimin se sirvió otro vaso de agua, dado que para él, el alcohol seguía estando prohibido.
Después de la cena, Taeju y Sohee se pusieron a jugar con Taehyung y Jungkook a Jenga, mientras Junggi daba un espectáculo tocando La luna de tus ojos verdes para toda su familia.
Antes de terminar el mes de marzo, la felicidad se instaló una vez más en el corazón de los Min. Y a principios de abril, el mundo comenzó a tener otro color para Junggi y Taeju.
¿Resumen de hoy? Cuando todos saben lo que ocurre mientras tú sigues viviendo en tu propia burbuja. ¿Qué os ha parecido el capítulo? Estos chicos tienen unos padres muy especiales. 🥺
Dos cositas. Desde que he anunciado que estamos en la recta final, recibo muchos mensajes preguntándome cuántos capítulos faltan para terminar. Todavía quedan meses para eso, ¿de acuerdo? No voy a escribir un final precipitado, me voy a tomar mi tiempo para darle el toque que deseo. Si tengo que escribir dos o tres capítulos más de los que tengo previsto, entonces los voy a escribir. Si tengo que tomarme un descanso para pensar, entonces me lo voy a tomar. No he pasado años escribiendo E/R para llegar a la meta y liarla. Así que no os preocupéis. 💜
Y la otra cosa es que, si me tardo un día o dos en publicar el próximo capítulo, no os asustéis, no os he abandonado, es que llevo varios días con un resfriado horroroso y no parece que se me vaya a curar muy rápido. Cuidaros mucho que los virus andan locos. Os quiero. Feliz semana. 😘
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