110
—¿Estáis heridos?
Taeju sintió unas ganas horribles de echarse a llorar cuando escuchó la voz de Jungkook, pero en lugar de ceder ante sus emociones, se armó de valor para responder a la pregunta de su padre.
—¡Junggi-ah se ha roto una pierna! ¡Yo estoy bien, pero él no puede caminar!
El rostro de Jungkook desapareció de su campo de visión y con el paso de los minutos, a Taeju le entró el miedo.
—¿Dónde está papá? ¿Por qué no baja?
—No creo que pueda— Junggi se incorporó un poco —El terreno está inestable por las lluvias. Si baja podría desprenderse la tierra y sepultarnos o empujarnos hacia el fondo.
—¿Y cómo vamos a subir?
—Como en el entrenamiento de mi padre.
Taeju había sido el mejor de su clase, por eso no le preocupaba tener que subir por una cuerda. ¿Pero cómo iba a hacerlo Junggi si tenía una pierna rota?
—¿Te ves capaz?
Junggi asintió. ¿Acaso tenía otra opción? Estaba oscureciendo y pasar la noche en la península no era una opción. Debía seguir las instrucciones de Jungkook por el bien de todos, pero sobre todo por el de Taeju.
La cuerda se deslizó desde lo más alto y al lado de Jungkook apareció otra persona. El corazón de Junggi se encogió al ver a su padre. Sabía que su tío no podía estar solo y aun así, ver allí a Yoongi le generó una gran emoción.
—Tu padre también está aquí— Taeju lo ayudó a levantarse —Parece que han venido todos a matarnos.
—No todos...
Taeju sabía que lo decía por Jimin. Él era el único que no podía poner un pie fuera de Inyeon. Tenía una gran responsabilidad con su familia, pero también con la gente del pueblo.
—¡Junggi, agárrate con fuerza y no mires hacia abajo!— le pidió su padre —¡Ahora vamos a subirte!
Con el estómago revuelto, Taeju lo ayudó a llegar hasta la cuerda. Junggi estaba muy dolorido, aunque no se quejaba, se le notaba en la cara.
—Sé que te duele, solo aguanta un poco más— el menor le puso unos guantes que sacó de la mochila para que pudiera sujetarse mejor —No tengas miedo y trata de estar tranquilo.
—No tengo miedo, Taeju-yah— Junggi notó su nerviosismo y sonrió de forma despreocupada —Han amarrado la cuerda a un árbol y entre tu padre y el mío me subirán mucho más rápido de lo que crees. Es la mejor solución para salir de aquí cuanto antes.
—Me preocupa que no te puedas sostener por ti mismo.
—Esto no es muy diferente de cuando trepamos por una cuerda con sacos de arena sobre la espalda— Junggi volvió a sonreír, pero Taeju solo se fijó en el sudor de su frente —Te espero arriba. No voy a permitir que te castiguen solo a ti. Recuerda que somos cómplices.
Taeju chocó el puño con él.
—Cómplices de por vida.
Yoongi y Jungkook aguardaron hasta que Taeju tiró de la cuerda para que supieran que estaban preparados. Junggi se sujetó con fuerza y cerró los ojos, no quería que le cayera tierra dentro. No era una sensación agradable la de ser arrastrado por un terreno de esas características y menos aún con una pierna rota, pero tampoco podían esperar a un rescate más elaborado. Los animales infectados eran mucho más peligrosos de noche, por lo que convenía volver al barco antes de que oscureciera.
Taeju siguió cada detalle con los nervios a flor de piel. Tenía fe en que su padre y su tío lo subieran rápido, pero le preocupaba tanto el estado de su mejor amigo, que no podía parar quieto. Cabía la posibilidad de que las fuerzas le fallaran y si eso ocurría, debía estar atento para atraparlo.
Junggi no abrió los ojos hasta que oyó la voz de su padre de cerca. La tentación de mirar hacia abajo fue grande, pero aun así se mantuvo firme y no cedió ante ella. A diferencia de su amigo, él no disfrutaba de las alturas y menos en una situación como esa.
A Taeju se le quitó un peso de encima cuando Junggi alcanzó la cima. Mientras Jungkook sujetaba la cuerda, Yoongi lo ayudó a poner tierra firme bajo los pies.
—¿Hijo, estás bien?
Junggi alzó la mirada en cuanto sintió la mano de su padre sobre la frente.
—Taeju-yah sigue abajo...
—Ahora vamos a subirlo— Yoongi notó que el entablillado seguía en buenas condiciones —Te lo ha hecho él, ¿verdad? No está nada mal.
—Appa... Lo siento mucho...
—De eso hablaremos más tarde.
Junggi sabía que pedir perdón no era suficiente. Le iba a caer una bronca de la que no había forma de escapar. Y aunque le preocupaba la reacción de sus padres, sobre todo la de Jimin, en ese momento solo deseaba que Taeju estuviera a salvo.
Yoongi le entregó una cantimplora con agua y cuando iba a tomar un trago, notó que su tío también se encontraba entre ellos. Taehyung no reparó en él, estaba apuntando la ballesta al cielo y Junggi se fijó en la cantidad de aves muertas que yacían a sus pies.
Detrás de Taehyung vio a otra persona, aunque se encontraba de espaldas y tan lejos de él que no pudo reconocerla. Estaba decapitando a un infectado con un machete, por lo que asumió que se trataba de Lee Minho.
Taeju metió la katana en una funda negra y se la colgó de la espalda. Después agarró la cuerda que deslizó Jungkook y tiró de ella. Tenía fuerzas de sobra para trepar él solo, ni siquiera necesitaba que lo subieran a pulso, pero teniendo en cuenta que le iba a caer la regañina del siglo, era mejor seguir las indicaciones de su padre si no quería pasar el resto de su vida encerrado en su habitación.
Cuando Yoongi y Jungkook comenzaron a subirlo, Taeju se percató de que algo volaba hacia él. Era un águila y por su aspecto putrefacto no cabía dudas de que estaba infectado. Al chico no le dio tiempo de sentir miedo porque el animal fue atravesado por una flecha y cayó en picado.
Taeju alzó la mirada hacia arriba y vio a Taehyung.
—Appa...
Taehyung se retiró sin mirar a su hijo, lo que inquietó mucho a Taeju. ¿Tan enfadado estaba? Bueno, tenía muchas razones para estarlo. Si salía de allí con vida, su padre lo iba a matar seguro.
Taeju no tuvo miedo de mirar hacia abajo mientras lo subían, le gustaban las alturas y en Inyeon siempre trepaba por los árboles más altos. A pesar de las circunstancias, las vistas del bosque le resultaron bellísimas. Había algo tétrico y puro en el paisaje, algo diferente a lo que conocía y eso le fascinó.
Yoongi lo ayudó a dar el último paso tal y como había hecho con su hijo, pero en cuanto Taeju pisó tierra, corrió hacia su mejor amigo y lo abrazó emocionado.
—¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
—Te dije que no tenías que preocuparte por mí.
—Siempre me preocupo por ti.
Junggi miró hacia los adultos mientras correspondía al abrazo de Taeju. Jungkook estaba recuperando el aliento y Taehyung guardando una flecha en el cajal. Yoongi se acercó a su hermano, probablemente para hablar sobre el regreso al barco, y entonces ocurrió algo que lo dejó de piedra.
El hombre que había visto matando a un infectado se acercó a él y cuando se quitó la mascarilla, vio que se trataba de Jimin.
—¿Papá?
Jimin los abrazó inmediatamente y a Junggi le surgieron sentimientos encontrados. Su padre había dejado Inyeon por primera vez en más de una década y lo había hecho por él. Aunque se sintió feliz de que lo quisiera tanto como para adentrarse en un lugar como ese, también se sintió responsable porque lo había obligado a dejar sus funciones para ir en su búsqueda.
—Sé que te duele, pero no tenemos tiempo para hacerte una camilla. Hay que llegar al barco lo antes posible, no podemos estar aquí cuando oscurezca.
Jimin no parecía enfadado, pero Junggi sabía que solo era fachada. La situación requería de que todos estuvieran centrados y aun así, Taehyung fue el único que no pudo reprimir sus emociones. Cuando se agachó al lado de su hijo, Taeju lo miró con lágrimas en los ojos y lo primero que hizo fue arrearle un coscorrón.
—Llorar no te va a servir de nada, Min Taeju. ¿En qué demonios estabas pensando? ¿Tienes algo en esa cabeza hueca que no sea aire? Espera a que lleguemos a casa, mocoso, que te voy a quitar tanta tontería.
Taeju lo abrazó entre lágrimas y ese pequeño gesto rebajó el enfado de su padre. Taehyung había temido por sus vidas durante horas y aunque muy en el fondo seguía cabreado, también estaba aliviado de haberlos recuperado sanos y salvos.
—¿Por qué no haces caso?— se quejó mientras le acariciaba la espalda —En serio, ¿de quién lo has sacado? Debe ser de Kook porque a mí no has salido.
Jimin arqueó una ceja al recordar el paseo en bici que se dieron Taehyung y Jungkook cuando a él y a Yoongi casi los devora un oso. Lo raro no eran las travesuras de Taeju, lo raro era lo obediente que había salido Sohee. Teniéndolos a ellos como padres, los críos la tendrían que liar por principios.
—¿Cómo nos habéis encontrado?
—Por las huellas— le respondió Jimin a Taeju —Habéis dejado muchas y tu tío Yoon es un gran rastreador.
A Junggi no le sorprendió del todo porque conocía las habilidades de su padre. Lo que le intrigaba era saber cómo y cuándo se habían enterado de su desaparición.
—Yo llevo a Junggi— dijo Yoongi tras unirse a ellos —JK irá delante, Jimin conmigo en el centro y Tae detrás.
—Taeju, tú estarás pegado a tus tíos— añadió Jungkook en un tono muy serio —No te muevas de su lado bajo ningún concepto, ¿me has entendido?
—Te he entendido.
—Nos quedan unos treinta minutos de luz— Yoongi cogió la katana que su sobrino llevaba colgando de la espalda y se la dio a Jungkook —Debemos acelerar el paso o estaremos bien jodidos.
Entre Jimin y Taehyung alzaron a Junggi del suelo y lo acomodaron sobre los brazos de su padre. Yoongi sabía que no era la posición más adecuada para su hijo, pero era la única forma que tenían de llegar al barco antes de que oscureciera.
El grupo se puso en marcha sin perder más tiempo. Junggi y Taeju se percataron muy pronto de que la presencia de sus padres no era la habitual. Había mucha tensión en el ambiente, pero estar entre ellos generaba cierta tranquilidad.
Taeju se dio la vuelta al escuchar el sonido de una flecha y vio que su padre le había atravesado el cráneo a un infectado.
—Mira hacia delante y sigue caminando.
Taeju hizo lo que le dijo Jimin, aunque por dentro quería seguir mirando a Taehyung. Estaba acostumbrado a ver a Jungkook gestionando los altercados que a veces se daban en el pueblo, pero Taehyung era profesor, su labor era tan diferente que ese contraste lo dejó fascinado.
Junggi apretó el rostro contra el cuello de Yoongi. Quería disculparse con él, no solo por haber ido a la península, también por haberlo preocupado, pero guardar silencio en el bosque era una de las primeras reglas que aprendían en clases de supervivencia y si la rompía, temía cabrearlo aún más.
Jimin agarró a Taeju del brazo cuando Jungkook levantó la mano. Su hermano se dio la vuelta y los adultos entendieron por su mirada que se avecinaba algo peligroso. Yoongi dejó a su hijo en el suelo, apoyado contra un árbol, y Taehyung llevó a Taeju con él.
—Quedaros aquí— susurró Yoongi —No os mováis ni habléis, ¿habéis entendido?
Los chicos asintieron tras ver la mirada asesina que les echó Taehyung. Los hermanos Min se unieron inmediatamente a sus parejas y después de intercambiar algunas palabras, que ninguno de los dos pudo oír, desaparecieron de su campo de visión.
El sonido de las katanas fue el primer ruido que se escuchó con claridad. Taeju no pudo aguantar la curiosidad y se asomó levemente para ver qué ocurría. La cabeza de un infectado cayó al suelo, pero Jungkook no se detuvo ahí y troceó el cuerpo del infectado hasta que quedó completamente desmembrado.
—Son los infectados de antes, los que casi nos matan— le comentó a Junggi en voz baja —Mi padre lo ha cortado en trocitos. ¿Crees que es así como mueren los verdes?
Junggi también quería mirar. Aunque el dolor se había vuelto más intenso, no podía dejar pasar esa oportunidad de oro. El muchacho sacó una diminuta libreta del bolsillo del pantalón y comenzó a tomar apuntes.
Los seres de sangre verde eran mucho más veloces que los demás, incluso eran capaces de esquivar las katanas y las flechas de Taehyung. Por lo que podían ver Junggi y Taeju desde su escondite, el jefe no solo los controlaba, también los guiaba. Por eso Yoongi y Jungkook lo atacaron a él mientras Jimin y Taehyung se encargaban del resto, para cortar esa conexión lo antes posible.
Taeju imitó inconscientemente los movimientos que hacía Taehyung mientras su padre esquivaba a un infectado de rasgos extranjeros. Junggi, en cambio, tomó apuntes de cada detalle que le parecía transcendental, aunque también se quedó mirando cuando Jimin decapitó al infectado que quería morder a su mejor amigo.
En el mismo instante, Yoongi y Jungkook arrinconaron al jefe del grupo contra un árbol y aunque el ser trató de huir, como si supiera que estaba en clara desventaja, la pareja no le permitió desplazarse muy lejos.
—Hala— se le escapó a Taeju, que veía fascinado cómo desmembraban el cuerpo —Tu padre y el mío son muy rápidos. ¿Los has visto? Manejan las katanas como si fueran plumas. Están a un nivel brutal.
—Sigo sin entender por qué los desmiembran...
Aunque Taeju también tenía esa duda, su atención volvía a estar sobre Taehyung, que había atravesado al penúltimo infectado con seis flechas, clavándolo violentamente contra un árbol. Jungkook se ocupó de partirlo en pedazos mientras Jimin hacía lo mismo con la última infectada, a la que había neutralizado sin complicación.
Cuando Yoongi miró en su dirección, Junggi y Taeju se escondieron detrás del árbol.
—Mierda... ¿Crees que tu padre nos ha visto?
—No sé...
Yoongi apareció de repente y los muchachos se asustaron.
—¡No hemos visto casi nada!
—Appa, ¿por qué los desmembráis?
—Porque los viridis sienten a los de su clase aunque les aplastes el cerebro. Hay que desmembrarlos y luego quemarlos para cortar el vínculo y evitar que se alimenten de ellos.
—¿Son caníbales?— a Taeju le dio mucho asco —¿Pero por qué hacen eso?
—¿Los sienten? Qué interesante— Junggi se olvidó por completo del dolor —¿Desde cuándo tenéis constancia de su existencia? ¿Qué habéis averiguado? ¿Podemos llevarnos un cadáver a casa? ¿Cuántos hay de su especie? ¿Con qué frecuencia os habéis encontrado con ellos?
—Para el carro, Víctor Frankenstein— soltó Taehyung en lugar de su hermano —Hoy no estás en posición de pedir favores y mucho menos de emocionarte. Quiero ver tu cara de penitencia, así que borra esa sonrisa de la jeta.
Junggi la borró, pero no pudo ocultar la emoción que sentía por conocer todos los detalles. Como iban cortos de tiempo, no quemaron los cadáveres, aunque Yoongi se encargó de llevar una muestra para su hijo.
Yoongi lo cargó el resto del camino mientras Jimin, Taehyung y Jungkook se ocupaban de protegerlos. Con cada paso que daban disminuía la visibilidad y aunque los chicos comenzaron a inquietarse por si no llegaban a tiempo, los adultos no bajaron el ritmo pese a algunos ataques que surgieron durante el trayecto.
A Sana y Dongwook se les cayó un peso de encima cuando los vieron correr hacia el barco. Yoongi y Jimin subieron a los niños a bordo mientras Taehyung y Jungkook se quedaban a hablar con sus compañeros. El dolor de Junggi había aumentado mucho en el último tramo del camino. Por eso, lo primero que hicieron fue tumbarlo sobre la cama del camarote y darle un calmante. Taeju se mantuvo a su lado, apretándole la mano, incluso cuando su tío revisó la rotura.
—Hay que llevarlo al hospital— le dijo Jimin a su marido —Necesita asistencia médica.
Jungkook puso rumbo a la isla después de acordar con Sana y Dongwook que ellos regresarían en el barco que habían utilizado los niños. Una vez se adentraron en alta mar, activó el piloto automático para acompañar a Taehyung al camarote.
Para entonces, el calmante que le había dado Jimin había hecho efecto y Junggi ya no sentía ese dolor tan insoportable con el que había tenido que lidiar. Fue un gran alivio para él, pero también su condena porque la conversación con sus padres ya no se iba a retrasar más.
—¿En qué cojones estabáis pensando?
El grito que pegó Taehyung los puso en alerta. Taeju se fijó en que tenía los brazos en jarra y una mirada igual de dura que la de Jungkook. Jimin, en cambio, los observaba con los brazos cruzados y la misma contrariedad que transmitía Yoongi.
—¿Cómo se os ocurre robar un barco? ¿Cómo se os ocurre venir aquí? ¿Es que no habéis aprendido nada? ¡La península no es lugar para críos, ni siquiera es lugar para adultos! ¡¿Cómo es que no entendéis algo tan simple?! ¿No habéis prestado atención en clase o qué narices os pasa? ¿Tantas ganas tenéis de morir?
—Los dos han prestado atención, pero les ha dado igual— continuó Jungkook tan molesto como su marido —No solo os habéis saltado las reglas, habéis puesto vuestras vidas en riesgo y también las nuestras.
—Es que... Necesitábamos una planta...
—¿Y crees que esa es una excusa válida para traicionar nuestra confianza?— le dijo Jimin a Taeju, que se hizo muy pequeño —Esperaba más de vosotros, pero sobre todo de ti, Junggi. Tienes un coeficiente intelectual muy superior a los demás, pero hoy te has comportado como un necio. Has puesto la vida de tu primo en peligro por puro egoísmo.
A Taeju le enfadó esa acusación porque Junggi solo quería encontrar una cura para salvar a todos. Aun así, se mantuvo en silencio y no replicó.
—Eres mayor que Taeju, aunque solo sea por unas semanas y por lo tanto, debes cuidar de él— Yoongi se mostró igual de autoritario que Jimin —Tienes una responsabilidad con tu primo, Min Junggi. La península no es Inyeon, esto no es un juego. La gente muere, incluso la que más queremos. ¿Qué habrías hecho si se hubiera infectado Taeju? ¿Podrías haber soportado la culpa de su muerte?
Junggi no pudo contener las lágrimas. Estaba sentado sobre la cama, apretando la mano de Taeju y sintiendo que el mundo se le venía encima.
—Junggi-ah no es el único responsable— protestó Taeju a punto de echarse a llorar —Si hubiera muerto hoy, entonces habría sido culpa mía, no suya. Yo quise venir tanto como él. No es justo que lo señaléis solo a él.
—No te equivoques, tú tienes la misma responsabilidad que tu primo— Jungkook se dirigió a su hijo en un tono bastante severo —Los dos habéis mentido y robado, los dos os habéis saltado las normas de convivencia, los dos habéis traicionado nuestra confianza.
—Sobra decir que estamos muy decepcionados— Yoongi miró a su hijo, aunque Junggi no le devolvió la mirada —Vuestra insensatez no es algo que vayamos a olvidar fácilmente. Os va a costar mucho trabajo recuperar nuestra confianza.
—Las cosas no suceden cuando vosotros queráis. Si decimos que esperéis, esperáis y punto— Taehyung se cruzó de brazos —Por muy buenas intenciones que tengáis, no podéis saltaros las reglas porque os dé la real gana.
—La paciencia es una virtud de la que carecéis claramente, pero es que además habéis sido temerarios, torpes y muy ingenuos al pensar que no os iba a ocurrir nada— Jimin chasqueó la lengua de pura frustración —Entiendo que sois jóvenes y que eso os hace sentir invencibles, pero estáis muy equivocados si creéis que estáis a salvo. A la muerte no le importa la edad que tengáis, la muerte ni es justa ni es benévola.
—Sé que ya no sirve de nada...— a Junggi se le quebró la voz —Lo siento mucho...
—Yo también lo siento— dijo Taeju sin soltar la mano de su mejor amigo —No volverá a ocurrir...
—Eso espero— Taehyung no suavizó el tono, aunque agradeció sus disculpas —De verdad espero que aprendáis la lección y no volváis a cometer otra estupidez. De los errores se aprende, pero de algunos no se sale vivo.
—Nuestras acciones tienen consecuencias, tanto buenas como malas— añadió Yoongi —Pedir disculpas es lo correcto, pero sobra decir que estáis castigados.
—¿Cuánto tiempo estamos castigados?— preguntó Taeju.
—Un año como mínimo— aclaró Jungkook y los demás lo respaldaron —Los próximos trescientos sesenta y cinco días vais a estar trabajando en el campo.
—Me parece bien— Jimin apoyó la decisión de su hermano —Hay mucho que hacer en la isla, seguro que a Minho hyung le vendrá bien tener cuatro manos más para retirar estiércol.
Taeju puso mala cara, pero no protestó. No quería pasarse dos años limpiando mierda y si abría la boca, su padre iba a sumar un año más a la sentencia, de eso estaba seguro.
—Espero de verdad que esta imprudencia no se vuelva a repetir— concluyó Yoongi —Pensad en lo mal que habéis actuado hasta que lleguemos a casa.
Las dos parejas salieron del camarote, dejando a sus hijos reflexionando sobre sus acciones.
—¿Un año?— Yoongi le sonrió a Jungkook —Tiene gracia viniendo de ti.
—Precisamente, hyung. Los cabeza hueca como nosotros no lo entendemos de otra manera.
—Han tenido mucha suerte— Taehyung alzó la vista hacia la luna —Cada vez que pienso en que podrían haber muerto de una forma tan absurda, se me revuelve el estómago...
Yoongi compartía la frustración de su hermano. Había sido muy duro para los cuatro llegar hasta allí, no por el peligro en sí, sino porque no sabían en qué condiciones iban a encontrar a sus hijos. La posibilidad de hallarlos sin vida o peor aún, convertidos en infectados, había sido un auténtico tormento para todos.
—Es culpa mía— Jimin se dirigió a su marido, que lo miró algo desconcertado —Como Junggi es más inteligente que la media, he dado por sentado que nunca haría una estupidez como esta, pero da igual lo listo que sea, sigue siendo un crío. Nuestro hijo es incapaz de medir el peligro porque le falta madurez, es impaciente y no sabe cómo funciona el mundo.
—No es culpa tuya, Jiminie...
—¿Te das cuenta de que podría haber muerto?— Jimin se sintió tan frustrado consigo mismo que no pudo contener las lágrimas —Debí haberme adelantado... ¿Por qué no lo vi venir? ¿Le he fallado?
Yoongi lo abrazó con gran pesar. El dolor de su marido no se debía únicamente a lo que había ocurrido con Junggi y Taeju. Un niño del pueblo, de una familia muy querida, había fallecido esa misma mañana tras robar un caballo y caer del lomo del animal.
Jimin había pasado varias horas con la familia, acompañándolos en su dolor, y cuando pretendía regresar al ayuntamiento, se encontró con el señor Woo por el camino. El hombre, que estaba a cargo del mantenimiento de los barcos, se dirigía a comisaría a denunciar la desaparición de uno de ellos, pero como se topó con el gobernador, se lo comentó a él.
Jimin puso a Jungkook al corriente y el maknae no tardó en averiguar lo que ocurría. Que no estuviera su katana en la pared del salón fue llamativo, pero no tanto como no encontrar a su hijo enfermo en cama.
A Jungkook no le resultó difícil llegar a la conclusión de que habían ido a buscar la planta. En las últimas semanas, Junggi y Taeju habían estado haciendo muchas preguntas sobre la península, algo que en su momento no resultó sospechoso, pero que en ese instante fue de lo más esclarecedor.
Como Junggi le había indicado al equipo de expedición donde podría estar la planta, no tuvieron problemas en encontrar el barco de los chicos. Tampoco en seguir las huellas hasta el barranco, dado que seguían muy frescas.
A pesar de la gravedad de la situación, Yoongi y Jungkook pudieron aplacar los nervios con mayor acierto que sus maridos. Para Jimin y Taehyung había sido más difícil de gestionar porque la desaparición de sus hijos había abierto viejas heridas.
Y aunque Jimin era el único de los cuatro que no había dejado nunca Inyeon, Yoongi no se opuso a su decisión de ir con ellos porque sabía que su corazón no le permitía quedarse atrás.
Dentro del camarote, Junggi seguía llorando entre los brazos de Taeju. El menor nunca lo había visto llorar así, ni siquiera de niño había llorado tanto.
—Lo siento, mis padres tienen razón... Te he puesto en peligro...
—Me he puesto en peligro yo solito, Junggi-ah. Yo he querido venir tanto como tú.
Y aunque era verdad, Junggi se sentía culpable. Jamás se había llevado una bronca como esa y lo que más le dolía, era haber perdido la confianza de sus padres.
—No llores, es tu primer castigo en trece años, ya has tardado mucho en recibir uno.
Junggi se rió entre lágrimas.
—¿Te acabas de reír?— Taeju se separó y le alzó el rostro —Me gusta ese sonido. Ya sabes lo que dicen, ¿verdad? Al buen tiempo mala cara.
—Al mal tiempo buena cara.
—Eso.
Los dos se rieron.
—Taeju-yah... ¿Crees que nuestros padres nos perdonarán? Me da miedo que nunca lo hagan...
—Ahora tienen que ser autoritarios, pero cuando vean que cumplimos con nuestro castigo y que no lo volveremos a hacer, todo regresará a la normalidad. Recuerda que son padres, querernos es su trabajo.
—¿Seguro?
—Se nota que no has hecho nunca nada malo— Taeju le limpió las lágrimas —Da hasta ternura que este sea tu primer castigo.
—No te burles...
Taeju se acostó a su lado y ambos se quedaron mirando el techo.
—Oye, Junggi-ah...
—¿Mmh?
—No hemos conseguido la planta, nos hemos caído por un barranco, te has roto una pierna, casi morimos, hemos decepcionado a nuestros padres y nuestras hermanas se van a reír de nosotros...
—¿Intentas hundirme?
—Solo digo que aunque haya sido una tremenda cagada, no me arrepiento de haber venido contigo. Ha sido lo más emocionante que he hecho en toda mi vida y ahora solo quiero crecer rápido para poder unirme al equipo de expedición.
—Para eso tendrás que entrenar mucho.
—Lo haré, te prometo que seré el mejor— Taeju sonrió de oreja a oreja —Quiero ser tan increíble como mis padres.
—Sé que algún día lo serás.
Taeju no se separó de su lado durante todo el trayecto. Incluso cuando llegaron a Inyeon lo acompañó al hospital, donde él también se sometió a una revisión por insistencia de Taehyung.
Esa misma noche, Taeju se escapó para ir a ver a Junggi. Sus padres lo habían obligado a volver a casa justo cuando su mejor amigo se encontraba en tratamiento, y no podía dormir sin saber cómo se encontraba. El chico subió por la fachada y forzó la ventana como solía hacer cuando se colaba en su casa.
—¿Taeju-yah?— Junggi encendió la luz al oír un pequeño golpe —¿Qué haces aquí?
—¿Cómo estás?
—Estoy bien— el mayor levantó la manta para que se acostara a su lado —Me han puesto una férula. Por suerte solo ha sido una fractura leve.
—Estaba muy preocupado, pensé que te iban a poner clavos— Taeju se quitó el calzado y se tumbó con cuidado —Mis padres no me han dejado venir y encima me han soltado un sermón de una hora, como si eso fuera a impedirme saber de ti.
—Los míos también me han dado la charla. Quiero quejarme, pero me la he ganado.
—Esa es la diferencia entre nosotros, Junggi-ah, yo soy capaz de quejarme aunque me lo merezca.
—Eso es lo que más me gusta de ti.
A Taeju le encantaba cuando su amigo lo alababa y Junggi lo sabía porque siempre ponía una sonrisa cuadrada que le recordaba mucho a la de su tío Taehyung.
—¿Yeji y Jjin te han dicho algo?
—Se han enfadado conmigo, pero me han perdonado rápido porque estoy herido. ¿Y Sohee?
—Me ha pegado, me ha insultado, se ha puesto a llorar y me ha vuelto a pegar.
—Eso es muy Sohee— Junggi sonrió —Tienes que volver a casa antes de que se enteren tus padres o te aumentarán el castigo.
—Tranquilo, me iré en un rato.
El rato se convirtió en toda la noche. Junggi y Taeju estaban tan cansados que no pudieron evitar caer en un largo y profundo sueño. A la mañana siguiente, Taehyung llamó a casa de su hermano y Jimin abrió la puerta.
—¿Está mi hijo aquí?
—No que yo sepa...
Taehyung se descalzó en la entrada y se dirigió a la habitación de Junggi como si estuviera en su propia casa. Jimin lo siguió mientras Yoongi, ajeno a todo, seguía preparando el desayuno para sus hijos.
Al abrir la puerta, la pareja los encontró acurrucados en la cama, durmiendo a pata suelta. A Jimin le sorprendió porque no lo había visto entrar, pero conociendo a su sobrino, tampoco le extrañó del todo. Taehyung se les quedó mirando en silencio y después de un instante, cerró la puerta con suavidad.
—Este niño me va a llevar a la tumba. ¿De dónde saca el valor para escaparse después de la bronca que le he echado? ¿Es que quiere morir?
—¿Quieres un té?
—Quiero unas vacaciones.
Jimin se rió y lo acompañó a la cocina.
—Casi me da un ataque cuando he ido a despertarlo y no estaba. Me parece precioso que quiera tanto a su primo, pero ¿por qué no es capaz de dejar una simple nota?
—La adolescencia es una etapa dificil, amigo mío.
—¿Qué pasó ahora?— preguntó Yoongi cuando los vio entrar en la cocina —No me lo digas... Taeju, ¿verdad?
—Se ha escapado por la noche para colarse en tu casa y ahora está durmiendo en la cama con tu hijo.
—Vaya, no tendrá tus genes, pero se te parece un huevo.
El comentario de Yoongi le causó gracia a Jimin, aunque al ver la cara de su cuñado prefirió guardarse las risas. A pesar del mosqueo, Taehyung permitió que ese día su hijo se saltara las clases para descansar en condiciones.
Y Taeju durmió como un lirón, ajeno a los problemas de su padre y feliz porque estaba con la persona a la que más quería.
Podría haber terminado mucho peor, pero afortunadamente los han sacado de allí a tiempo. ¿Habrán aprendido la lección? Contadme qué os ha parecido el capítulo.
El tiempo está transcurriendo tan rápido porque nos estamos acercando al final de esta historia. En lugar de proceder ya con la última parte, estoy contando algunas cositas más. Espero que podáis disfrutar conmigo de lo que queda. 💜
¿Qué os ha parecido Indigo? A ver, yo ya sabía que me iba a gustar porque es Nam, pero es que me he enamorado mucho del álbum. ¿Cuáles son vuestras canciones favoritas? Lonely, Wild Flower, Hectic y Still Life son las mías, aunque las amo todas. 🥺
Hoy es el cumpleaños de nuestro Jinnie. 💜 Espero que disfrutéis de este domingo tan especial. Cuidaros mucho, nos vemos en el próximo capítulo. 😘
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