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106

Yoongi amaba despertar antes que su marido y ver como dormía a su lado. Ese breve instante, en el que podía contemplar cada parte de su rostro, era de sus momentos favoritos.

Yoongi le dio un beso en la mejilla y se acomodó en la cama para seguir leyendo el libro que tenía sobre la mesilla. Era domingo y estaban solos, dado que Junggi se había quedado a dormir en casa de Changwook. Por ese motivo se movió lo menos posible, para que Jimin pudiera dormir hasta tarde.

A pesar de sus intentos por cuidar del sueño de su marido, el menor despertó solo media hora después de que Yoongi se pusiera con la lectura.

—Buenos días...

—Buenos días— le acarició la cabeza cuando Jimin se abrazó a él —¿Has dormido bien?— Yoongi notó que seguía adormecido y decidió continuar con la lectura. A veces, Jimin se despertaba, lo abrazaba y seguía durmiendo un rato más. Era como un gatito buscando el contacto físico y esa faceta suya le resultaba de lo más tierna.

Pero Jimin no se durmió, se quedó pensando en la fiesta de anoche y en lo mucho que había amado la sensación de bailar con Yoongi. Todavía sentía el cosquilleo en el cuerpo, como si siguieran sobre la pista, disfrutando de ese momento que tanto había anhelado.

—Bailar contigo fue tan hermoso, Yoon— dijo en un tono muy cálido —Me sentí muy feliz compartiendo ese momento contigo.

—Podemos repetirlo cuando quieras, amor.

A Jimin le conmovió que estuviera dispuesto, sobre todo porque bailar con él le hacía extremadamente feliz.

—Cariño, ¿qué estás leyendo?

—Un libro sobre fomentar las pasiones y desarrollar las habilidades sociales de los niños.

—¿Cuántos libros de esos te has leído ya?

—Nunca son suficientes, Jiminie.

El menor lo besó en el pectoral derecho y se volvió a acurrucar sobre su pecho. Yoongi dejó el libro encima de la cama para prestarle toda su atención. Era evidente que se había despertado con ganas de mimos.

—Oye, Yoon... Estaba pensando en nuestro hijo, en lo que nos dijo hace unas semanas...

—¿En qué cosa?

—Ya tiene cinco años y bueno... ¿No crees que deberíamos darle un hermanito?

Yoongi no dijo nada y el silencio que surgió entre ellos inquietó a Jimin

—Tú y TaeTae sois dos, Jungkookie y yo somos dos... ¿De verdad vas a privar a Junggi de tener la misma experiencia que nosotros?

—No es eso... Es que desde ayer quería preguntarte lo mismo.

—¿De verdad?— Jimin se alzó para mirarle a los ojos —¿No lo dices por decir?

—No lo digo por decir, lo llevo pensando desde que Junggi nos preguntó por qué no tenía un hermano.

—Entonces... ¿Quieres que adoptemos?

—Creo que ahora que te has recuperado del todo, es el momento perfecto para dar el paso.

—¡Te amo!— Jimin lo abrazó emocionado —¡Eres el mejor marido del mundo!

Yoongi sonrió. Aumentar la familia era una gran responsabilidad, pero también sabía que ambos estaban preparados para criar a otro niño. Además, le hacía mucha ilusión que Junggi contara con un hermano, como él contaba con Taehyung.

—¿Cuándo quieres ir?

—Podemos ir hoy— propuso Yoongi —Es lo que queremos, ¿no?

Jimin lo abrazó soltando unos adorables grititos que hicieron reír a su marido. Estaba tan emocionado que no podía parar quieto y cuando se ponía así, contagiaba a Yoongi de su energía.

—Te amo, Min Yoongi— Jimin lo besó y se levantó de la cama —Voy a prepararte un desayuno riquísimo. Hoy quiero consentirte mucho.

Yoongi se quedó mirando su cuerpo desnudo. Lo había visto muchas veces sin ropa, pero ni una sola vez se había sentido indiferente ante su desnudez. Jimin era tan hermoso y exuberante como cuando lo conoció. A tres meses de cumplir los veintinueve, su belleza no hacía más que aumentar.

—Ven aquí.

Jimin cogió la mano que su esposo había alzado hacia él y se tumbó otra vez a su lado.

—Soy muy feliz, Jiminie— Yoongi lo abrazó y enredó sus piernas entre las suyas —Cada día a tu lado es un regalo que jamás tomaré por sentado.

—Yo también soy muy feliz, mi amor.

Yoongi sonrió de corazón antes de desaparecer con él bajo las sábanas. Su camino en los últimos años había tenido muchos altibajos y aunque todavía seguía asistiendo a terapia, se sentía mucho más ligero que antes. Su mayor fortaleza era su familia y gracias a ellos, se estaba convirtiendo en la mejor versión de sí mismo.

Los arranques de ira, como cuando le lanzó un vaso a Jimin en el búnker o los celos injustificados, como cuando se enfadó con él por proponer ducharse con Hoseok, estaban relacionados con su trauma en la adolescencia. Y aunque Yoongi no lo justificaba, saberlo le proporcionó tranquilidad, dado que a veces seguía temiendo no estar a la altura de Jimin.

Pero ahora, tras muchas sesiones con su terapeuta, Yoongi era consciente de lo mucho que le había afectado su relación con Hyungsik, incluso en su crecimiento emocional y personal. Afortunadamente, también era consciente de que se podía superar una experiencia tan traumática e incluso corregir los aspectos más negativos de uno mismo.

Y gracias a Jimin, a su apoyo incondicional y a su manera de alentarlo cada día, ahora Yoongi también era capaz de creer en sí mismo, de mirarse al espejo y ver a la persona que realmente era y sobre todo, de dejar de cargar con una culpa que no le correspondía.


(***)



La pareja se acercó al orfanato después de desayunar. Yoongi y Jimin habían acordado hablar con Wheein, que era la mujer que estaba a cargo de las adopciones. Querían saber cómo era el procedimiento y cuál era la mejor forma de llevarlo a cabo.

Wheein los recibió en la entrada y les mostró el camino hacia su despacho. Como era domingo, la mayoría de los niños estaban jugando en el parque del recinto, aunque otros se encontraban dentro, realizando actividades en grupo.

Yoongi y Jimin no perdieron la oportunidad de echar un vistazo mientras caminaban por los pasillos. El lugar no transmitía ese ambiente frío que mucha gente hubiera esperado de un orfanato. Las risas estaban por todas partes y los rostros de los críos llenos de luz.

Jimin sabía que Wheein era muy buena en su trabajo. Estaba siempre en contacto con ella, intentando cubrir las necesidades del orfanato y así poder ayudar a todos los niños. Como gobernador, no se desentendía de nada. Tanto él como su equipo, trataban de encontrar continuamente soluciones a las carencias de la isla y por eso, era un gobernador tan querido entre la población.

—Gracias por atendernos en domingo. Jimin y yo queríamos conocer el proceso de adopción, espero que no sea ningún inconveniente.

—Al contrario. Estamos aquí de lunes a domingo para ayudar en lo que sea— Wheein les sonrió cordialmente —¿Ya sabéis el sexo y el rango de edad que queréis que tenga?

—No nos importa— Yoongi miró a Jimin, que estaba algo más tranquilo que él —Solo queremos que nuestro hijo tenga un hermanito.

—¿Cómo está Junggi?— Wheein se detuvo delante de su despacho —¿Ya está al tanto de la adopción?

—Está muy bien, gracias por preguntar— respondió Jimin —Todavía no hemos hablado con él, pero se ha quejado de que otros niños tienen hermanos y él no, así que seguro que se alegrará mucho.

—Entonces lo estará esperando.

La pareja tomó asiento en un sofá de cuero marrón, mientas Wheein les traía un vaso de agua. Como no recibía muchas visitas, no disponía de otras bebidas.

—Como Inyeon es un lugar pequeño y todos nos conocemos, la adopción es mucho más sencilla de lo que podría ser en la antigua Corea. La mayoría de las personas vienen a pasar tiempo con los niños antes de decantarse por alguno. Podéis hablar y jugar con ellos, conocerlos y así decidir quién se ajusta más a vuestra familia.

—¿Cuánto tardaría en venir con nosotros?

—En el mismo momento en el que decidáis quién debe ser el nuevo miembro de la familia— le respondió a Yoongi —Os haré visitas periódicas para ver cómo os va y si el niño se está adaptando. Aunque nos conocemos, es un procedimiento que hacemos con todas las familias.

—Es el procedimiento correcto— apoyó Jimin —El bienestar de los niños siempre debe ser la máxima prioridad.

—Algunas personas han adoptado y después de unas semanas han traído al niño de vuelta. No creo que ese vaya a ser vuestro caso, dado que ya sois padres y estáis seguros de lo que queréis, pero esa clase de situaciones se quedan marcadas en la memoria de un niño. Por eso es importante que hablemos en profundidad.

La pareja pasó una hora en el despacho respondiendo a las preguntas de Wheein y también obteniendo la información que buscaban. Jimin se ausentó un momento para ir al baño mientras su marido continuaba con la conversación.

Después de vaciar la vejiga y darle vueltas a lo que habían hablado, caminó por el pasillo, pero se despistó al estar centrado en sus pensamientos y tomó la dirección equivocada.

Cuando se giró para volver por el pasillo correcto, se encontró con una niña pequeña de frente.

—Hola.

La niña no respondió. Jimin se fijó en que tenía el pelo muy bonito. Era de color negro azabache, muy brillante y lo llevaba en una melena corta con flequillo. Su ropa, un vestido naranja con rayas blancas, se veía impoluto. No tenía ni una sola mancha, por lo que asumió que estaba jugando dentro del recinto.

—¿Te has perdido?

La pequeña negó con la cabeza.

—Yo sí... ¿Sabes dónde está el despacho de la directora?

La niña asintió.

—¿Me llevas?

La niña volvió a asentir y Jimin se acercó a ella.

—¿Cuántos años tienes?

—Casi cuatro.

—¿Y cómo te llamas?

—Yeji.

Jimin la conocía, pero como antes llevaba el pelo muy largo, no la había reconocido.

—A mí también me gustan los gatos— comentó por el peluche de gato calicó que tenía entre los brazos —¿Cómo se llama?

—Gangyang.

—Encantado de conocerte, Gangyang— Jimin se sentó en el suelo —Yo también tengo una gatita. Tiene el pelo plateado y los ojos verdes. Es muy bonita.

La pequeña se quedó impresionada por la descripción, especialmente por los ojos verdes.

—¿Cómo se llama?

—Neysa.

—¿Puedo jugar con Neysa?

—Sí, pero tienes que presentarle a Gangyang para que se hagan buenas amigas.

—Gangyang es un chico.

—Oh, lo siento Gangyang— Jimin le hizo una reverencia al peluche y la niña soltó una risita entrañable —Eres un gatito muy guapo.

—Gangyang dice gracias.

A Jimin le dio mucha ternura. No comprendía qué hacía Yeji en el orfanato porque tenía entendido que la habían adoptado, pero verla tan contenta lo alivió mucho. Sobre todo porque la niña había pasado por una situación por la que ningún niño debería pasar jamás.

—Jiminie.

—Dame un minuto— Jimin le sonrió a su marido —Estoy conociendo a Gangyang, el amigo de Yeji.

Yoongi frunció el ceño. ¿Quién era Gangyang? ¿El peluche?

—Esto es increíble— Wheein se quedó muy asombrada cuando vio a la niña hablando tan alegremente —Yeji ha estado una semana sin decir ni una sola palabra.

—Es la hija del carnicero Kim, ¿no?

—Sí.

Yoongi sabía bien quién era ese hombre. La madre de Yeji, Yeongja, se había separado de su marido varias veces porque era un hombre violento, pero por una razón u otra, siempre volvía con él. Hasta que una pareja de amigos de Yeongja, la ayudó a salir de esa relación y las acogió a ella y a su hija en su hogar.

Durante un tiempo todo parecía ir bien, pero el pasado mayo, cuando regresaban del hospital después de que su amiga diera a luz, el carnicero Kim estaba esperándolos en la vivienda para matarlos a todos a hachazos.

—Pensé que la habían adoptado.

—Y así fue— le respondió Wheein a Yoongi —Hace unos días la han traído de vuelta.

—¿Por qué?

—Según la pareja, la niña se portaba muy mal.

A Yoongi no le parecía extraño. Yeji no había visto cómo su padre había matado a su madre porque se había quedado dormida en el hospital, pero eso no eliminaba el dolor de la pérdida de su madre.

Yeongja la acostó en el piso de arriba antes de que sucediera el terrible asesinato y si Yeji seguía viva, se debía a la intervención de Jungkook.

—No ha hablado con nadie desde que ha vuelto. Me sorprende que lo haga con tu marido. Debe haber visto algo en él que le ha dado confianza.

La niña le había entregado su peluche a Jimin y él lo estaba tratando con tanto cariño, que para Yoongi no era raro que Yeji lo hubiera elegido a él. Su marido era un ser de luz, por eso lo quería todo el mundo.

Yoongi decidió sentarse en el suelo, justo al lado de su esposo, pero Yeji se sobresaltó y dio un paso atrás.

—No tengas miedo, él también es el papá de Neysa.

Yoongi notó que esa respuesta cambió las cosas para Yeji porque dejó de mirarlo con miedo y empezó a observarlo con cierta curiosidad.

—Cariño, Yeji quiere jugar con Neysa. ¿Te parece bien si la invitamos a casa?

—Gangyang también— añadió la chiquilla inmediatamente —Gangyang es un buen gatito.

El corazón de Yoongi se contrajo un poco. A pesar de haber perdido a su madre de una forma tan cruel, seguía siendo una niña muy tierna que solo buscaba amor y atención. Por alguna extraña razón, la pequeña le hizo pensar en su infancia y en el vacío que sintió cuando murieron sus padres.

—¿Quieres venir a casa con nosotros?

Jimin se sorprendió un poco por la repentina propuesta, pero cuando miró a Yoongi, lo vio escrito en su mirada.

—¿Estás seguro, Yoon?

Yoongi asintió a la pregunta de Jimin. No estaba hablando de pasar la tarde, era ella; había algo en su corazón que lo empujaba hacia esa niña y no necesitaba pasar tiempo con otros niños para saber que al final del día, se seguiría decantando por Yeji.

Jimin apoyó la decisión de su marido, sobre todo porque tenía la sensación de que la pequeña encajaba bien en su hogar. Todos habían pasado por algo traumático y debido a eso, y a cómo habían estado afrontando sus traumas, estaba convencido de que sabrían ayudar a Yeji mejor que nadie.

—Cielo, mi marido y yo queremos llevarte a casa con nosotros— dijo Jimin para sorpresa de la niña —¿Te gustaría ser parte de nuestra familia?

—No puedo...

—¿Por qué?— Yoongi notó que parecía triste —¿Es por Gangyang?

—Mi hermanito...

La respuesta de la chiquilla los sorprendió mucho porque era hija única. Yoongi se levantó del suelo para hablar con Wheein, pero en ese mismo instante, Yeji comenzó a tirar del brazo de Jimin.

—¿Tiene un hermano?

—Yeji cree que el bebé de la amiga de su madre es su hermano.

Jimin siguió a la niña por el pasillo, dado que era evidente que quería mostrarle algo. Yoongi y Wheein no los perdieron de vista y entraron en una habitación con varias cunas. La muchacha señaló la del centro y aseguró, varias veces además, que ese era su hermano.

Jimin se encontró con un niño de poco más de dos meses. Tenía bastante pelo y su ceño estaba fruncido, como si estuviera enfadado con el mundo. Daba ternura verlo, pero también algo de tristeza. El pequeño había nacido el uno de mayo, el mismo día en el que el padre de Yeji había acabado con la vida de su familia.

Yoongi entendió inmediatamente el motivo por el cual Yeji se había comportado mal. La pequeña quería regresar al orfanato porque allí estaba el bebé que ella creía ser su hermano. A pesar de su corta edad, sabía que debía protegerlo y estaba haciendo todo lo posible para que los adultos no los separaran.

—Es probable que Yeji se vuelva a portar mal si la separáis del bebé.

—¿Crees que su comportamiento se debe a eso?— Wheein no lo había pensado, pero Yoongi parecía muy seguro —Entonces no los separaremos. Os presentaré a otras niñas si los dos estáis de acuerdo.

—Gracias, pero ya hemos decidido que tiene que ser Yeji.

Jimin seguía mirando al bebé con una expresión sosegada cuando Yoongi se unió a él. Yeji se alejó de ellos y se apoyó sobre la pared, justo al lado de la puerta. Estaba un poco nerviosa porque quería irse con la familia que tenía una gatita de ojos verdes, pero no podía hacerlo sin su hermano.

—¿Y si los adoptamos a los dos?— Yoongi tocó la piel del bebé y el pequeño posó la mirada sobre él —¿No te parece que ambos encajan bien en nuestra familia?

—¿Lo dices en serio?

—No creo que haya nadie más capacitado que nosotros para ayudar a estos niños. Imagínate lo que podría llegar a suceder si los cría la persona equivocada.

Jimin estaba de acuerdo con su pareja. El niño podría crecer con resentimiento por el asesinato de sus padres y Yeji podría ser rechazada al ser la hija de un asesino. Quisiera o no, ser el gobernador protegía a su familia en muchos aspectos.

—Siempre has querido criar a un bebé, ¿verdad?— Jimin besó a su chico en la mejilla —Tener tres retoños es mucha responsabilidad, pero sé que tú y yo podemos hacerlo.

A Yoongi no le importaba dejar su trabajo durante un tiempo para criar a sus hijos. Siempre había sido una persona muy familiar y pasar tiempo con los suyos era lo que más dicha le proporcionaba.

La pareja se tomó de la mano y se acercó a Yeji. Cuando la niña los vio, se levantó del suelo y se tapó la boca con Gangyang.

—Tu hermano quiere venir a vivir con nosotros. ¿Y tú, cielo?

La niña se abrazó a Jimin muy emocionada. Yeji lo había visto muchas veces en el parque jugando con Junggi. En una ocasión, cuando su mamá volvía a tener manchas de pintura en los brazos, le dijo algo sobre él que recordó cuando lo vio en el pasillo.

—¿Ves a ese hombre? ¿El que está columpiando a su hijo? Min Jimin protege a su hijo y ama a su esposo con devoción. Ese hombre, amor mío, ese hombre de allí, sí es un hombre de verdad.

Ver la reacción de la niña fue un gran alivio para Wheein. Con otras parejas no se había comportado así, había sido mucho más arisca en cada interacción. Era evidente que Yeji también los había elegido a ellos como sus papás.

—Si queréis podéis rellenar hoy el papeleo.

Jimin se encargó de esa tarea y como Wheein tenía que darle una mochila portabebés, se llevó al niño mientras su marido acompañaba a la niña a su dormitorio a recoger sus pertenencias. La pequeña no tenía mucho, solo ropa que Yoongi guardó en una mochila roja que sacó de un armario.

—Yeji, ¿cómo se llama tu hermano?

—Bebé.

Yoongi asumió que esa era su forma de llamarlo.

—Sabes lo que significa la adopción, ¿verdad?

—Familia.

Yoongi le entregó a Gangyang y la pequeña se sentó sobre la cama.

—A partir de ahora seremos tus papás— Yoongi se acomodó a su izquierda —Y Junggi, nuestro hijo, será tu hermano mayor.

—¿Tengo dos hermanos?

—Tienes un hermano mayor y un hermano menor.

—Gangyang, ¿has oído? Tengo dos hermanitos.

Yoongi quiso abrazarla, lo deseó de todo corazón, pero no estaba seguro de si la niña también lo querría. Tras meditarlo durante un breve instante, decidió sentarla sobre su regazo para ver su reacción y en cuanto la acomodó, Yeji lo abrazó soltando una tierna risita.

—Estoy muy contenta.

—Y yo, tesoro— Yoongi acarició su cabeza como solía hacer con Junggi —Estoy muy orgulloso de ti y de cómo has protegido a tu hermano, pero ahora ya no tienes que preocuparte por él. Nosotros vamos a cuidar de los dos. Te lo prometo.

Jimin tardó unos treinta minutos en volver. Wheein rara vez tramitaba adopciones tan rápidas porque la mayoría de las personas preferían conocer a los niños paulatinamente. Algunas incluso se echaban atrás después de dos o tres visitas, pero con Yoongi y Jimin era diferente. Se notaba que tenían las cosas claras y no tenía duda alguna de que a los niños les iba a ir bien.

Yoongi estaba hablando con Gangyang cuando Jimin entró con el bebé en la habitación.

—¿Todo bien?

—Todo listo— respondió Jimin con una gran sonrisa —Solo tienes que firmar los papeles para que nos podamos ir.

—¿Y Wheein?

—Atendiendo una emergencia.

Yoongi comenzó a firmar los papeles apoyado sobre el escritorio del cuarto mientras Jimin comprobaba si el bebé seguía durmiendo. El niño lo miró con el ceño fruncido, lo que hizo sonreír a su papá.

—Me está mirando mal.

—A nadie le gusta que lo despierten, Jiminie— Yoongi depositó la tercera de las cinco firmas —Por cierto, ¿le has preguntado a Wheein cómo se llama?

—Bebé.

—Yeji, cariño, aunque bebé es muy bonito, tu hermanito tiene un nombre— Jimin la ayudó a bajarse de la cama —Nos vamos a ir en breve, así que no te olvides de Gangyang.

Yeji notó que su compañera de cuarto estaba en la puerta y salió al pasillo para darle la noticia de su adopción. La muchacha era cuatro años mayor y en lugar de ponerse triste, se alegró genuinamente por la pequeña.

Jimin también salió para saludar a la amiga de Yeji y cuando regresó a la habitación, se percató de que Yoongi ya lo había visto.

—A sus padres no les dio tiempo de elegir un nombre, pero siento que Seokjin les hubiera encantado, ¿no crees?

Yoongi miró al bebé, que estaba a punto de quedarse dormido.

—Se lo prometí a tu mejor amigo cuando escribí en la ventana de la casa de la montaña. En ese entonces no me lo tomé muy en serio... ¿Cómo íbamos a tener hijos si el mundo estaba por terminar?— Jimin se rió al recordarlo —No tenía sentido, pero ahora que estamos aquí y que las cosas han cambiado tanto, debo cumplir mi promesa con Seokjin hyung.

—Ese idiota siempre se sale con la suya. Ahora tendré que llamar a mi hijo como a ese cabeza hueca...

Aunque Yoongi lo dijo en un tono brusco, Jimin notó que tenía los ojos vidriosos y una sonrisa que expresaba lo encantado que estaba realmente con la elección del nombre.

—Desde el primer día has sido encantador con Jin y Tae— Yoongi lo besó en la frente —Gracias por querer tanto a las personas que amo, mi amor.

—¿Verdad? Tú con Jungkookie, en cambio— soltó burlón —Todavía recuerdo vuestra primera discusión de hombres de las cavernas. Fue todo muy unga, unga, unga de vuestra parte.

Yoongi se rió porque Jimin tenía razón. A veces, cuando salía a correr por la playa con Jungkook, hablaban sobre el pasado y ambos terminaban riéndose de la actitud que habían tenido por aquel entonces.

—Wheein dice que el peque es muy tranquilo y que tiene muy buena salud, pero mañana quiero pasarme por el hospital para saber más sobre su nacimiento. También necesitamos una cuna. Creo que tu hermano sigue teniendo la de Junggi, que luego pasó a ser de Sohee.

—Yo me encargo de la cuna y de que Yeji tenga una habitación para ella sola.

La niña se asomó por la puerta con una gran sonrisa. Se había despedido de su compañera y ahora ya estaba lista para irse con ellos a su nuevo hogar.

Yoongi entregó los documentos antes de salir del recinto. Por el camino le preguntaron a Yeji varias cosas, como qué le gustaba comer o cuáles eran sus cuentos favoritos. Wheein había informado a Jimin de que no tenía alergias alimenticias ni problemas a la hora de comer, solo el miedo común de los niños a las tormentas y a los monstruos en la oscuridad.

Yeji contestó a todas las preguntas con una inmensa sonrisa. Parecía muy feliz paseando por el pueblo con ellos y Yoongi comprendió que, ahora que el pequeño Seokjin estaba a salvo, ella podía volver a ser una niña.

Neysa se asomó cuando entraron por la puerta. Normalmente solía esperarles en el salón, pero el llanto de un bebé llamó su atención. Cuando Yeji la vio, dejó el peluche en el suelo para que la gatita conociera a Gangyang.

Neysa se acercó lentamente, pero cuando vio que la niña levantaba un dedo, se desentendió del peluche y fue hacia ella. La gatita tocó el dedo de Yeji con la nariz y después dejó que la acariciara. Yoongi y Jimin se sorprendieron bastante porque no solía ser tan amigable con los extraños.

—Eres muy bonita— dijo la niña tan entusiasmada, que no podía dejar de sonreír —Tus ojos son muy lindos.

Jimin llegó a la conclusión de que la madre de Yeji le había enseñado a tratar a los animales con el respeto y la delicadeza que merecían.

—Voy a ir a recoger a Junggi y después me pasaré a por la cuna— Yoongi le dio un pico en la boca —Te prometo que no tardaré.

—Te estaremos esperando.

Jimin se llevó a los niños al salón mientras Yoongi dejaba la mochila de la pequeña en la entrada. Cuando abrió la puerta se encontró con Taehyung, Jungkook, Junggi y Sohee. Los niños se descalzaron lo más rápido que pudieron y corrieron hacia el interior armando un gran jaleo.

—Cuánta energía tienen los críos de hoy en día— resopló Jungkook algo cansado —Así llevan todo el camino, corriendo como pollos sin cabeza.

—Hemos ido a casa de Changwook hyung a recoger a los niños y como hoy es domingo, pensé que podríamos comer con vosotros— Taehyung dejó el calzado en el armario —Después de la fiesta de anoche no tengo ganas de cocinar. Me duele todo el cuerpo del buen sexo que he tenido.

—Ignóralo, por favor.

—Lo ignoro siempre, JK.

—Sois unas monjas— Taehyung miró a su hermano de arriba abajo —Como si tú no hubieras mojado el churro con MinMin.

—¿Cómo le puedes soltar eso a tu hermano?

—Él me lo dijo a mí cuando yo era un crío— Taehyung se encogió de hombros —Deberías indignarte con él, me causó un trauma.

Yoongi pasó de su hermano y regresó al salón. Allí encontró a su esposo arrodillado en el suelo, a punto de presentar a Yeji y Seokjin. Junggi y Sohee se habían acercado mientras Yeji estaba escondida detrás de Jimin, pero asomando ligeramente la cabeza.

—Pollito, quiero que conozcas a tus hermanos.

Yoongi se unió a su marido ante las caras de sorpresa de Taehyung y Jungkook. Con delicadeza cogió a Yeji de la mano y la sacó de su escondite. La pequeña miró a los niños algo intimidada, sobre todo a Junggi, que parecía atravesarla con la mirada.

—¿Cómo te llamas?

—Yeji.

—Yo soy Junggi, tengo cinco años y ella es la prima Sohee, de dos— el muchacho notó que estaba nerviosa y le habló en un tono muy amigable —¿Cuántos años tienes?

—Casi cuatro. Mi cumpleaños es el diecisiete de noviembre. 

La respuesta le agradó porque si cumplía años en cuatro meses, eso significaba que solo era un año menor que él.

—Tu mamá está en el cielo, ¿verdad? La mía también. No pasa nada, mis papás son muy buenos y te van a cuidar.

El nerviosismo de Yeji desapareció gracias a la cálida bienvenida de Junggi. Aunque Sohee no había dicho nada, la observaba con una expresión tan afable, que a pesar de su silencio, no se sintió rechazada.

Yoongi y Jimin intercambiaron una mirada de alivio. Aunque Junggi les había pedido un hermano, conocían dos casos de sus vecinos, cuyos hijos, después de pedir lo mismo, habían reaccionado con una rabieta por celos.

—¿Appa, cómo se llama el bebé?

—Se llama Seokjin.

—¿Seokjin?— Junggi miró al bebé, que seguía durmiendo dentro de la mochila portabebés que llevaba Jimin en el pecho —Te llamas como el tío Jinnie, ¿verdad? Me gusta.

Taehyung se abrazó a Jungkook y su esposo notó inmediatamente que se había emocionado.

—Hermanita— Junggi apretó la mano de Yeji —Jjin no puede jugar porque es muy pequeño, pero tú sí puedes jugar con nosotros. Sohee y yo estamos construyendo animales con bloques de colores. ¿Quieres unirte?

—¿Puedo hacer un gatito?

Sohee cogió la mano de su prima y tiró de ella para que la siguiera a la sala contigua, una habitación que Yoongi había reformado para que su hijo tuviera un espacio donde jugar. Los tres se alejaron alegremente, aunque antes de irse, Junggi aseguró cuidar bien de ellas.

—¿Lo ha llamado Jjin?— comentó Jimin entre risas —Se nota que es tu hijo.

El pecho de Yoongi se llenó de orgullo mientras su hermano y su cuñado tomaban asiento en un sillón.

—¿Habéis adoptado a dos críos?— Taehyung no daba crédito —¿Pero cuándo ha pasado esto?

—Hyung, sabía que querías adoptar, pero creí que iba a ser uno.

—¡La puñalada traicionera que me has dado!— Taehyung se escandalizó porque Jungkook estaba al tanto y él no —¡Ayer nos besamos y hoy me la metes a traición! ¡Esto no te lo perdono!

—¿No quieres conocer al bebé?

—Eres un genio de la manipulación, eso te lo concedo, pero que sepas que sigo indignado y que te va a costar muy caro reparar nuestra amistad.

Jimin se rió por su dramatismo.

—¿Por qué tiene esa expresión?— Taehyung se sentó al lado de su cuñado —Parece que está enfadado con la vida. Debe saber que su padre no lo va a dejar tener pareja hasta los treinta.

—Tae, hoy estás muy guapo— soltó Yoongi de repente, alegrando los oídos de su hermano —Ese color verde envidia que llevas en la cara te queda bien. Sigue así y lo pondrás de moda.

Jimin se alejó de los hermanos Min en cuanto comenzaron a discutir.

—Me alegra enormemente que los hayáis adoptado a ambos— Jungkook se sintió muy orgulloso de la decisión que habían tomado —Estos niños necesitan una familia como la vuestra.

—Estos niños viven gracias a ti, Jungkookie. Eres el ángel de la guarda de esta isla.

Jungkook seguía lamentando no haber podido salvar también a los padres, pero cuando llegó a la casa, ya era demasiado tarde. Por suerte pudo detener al asesino antes de que matara a Yeji y Jjin, pero una vez se vio acorralado, se rajó el cuello para no ser desterrado.

Lo que nadie sabía, ni siquiera Jimin o Taehyung, era que había sido una medida desesperada por parte del hombre. Tras caer al suelo y verse a punto de morir, pidió ayuda porque no quería perder la vida. Si Jungkook lo hubiera llevado a urgencias, quizá la doctora Lee lo hubiera salvado, pero el maknae no lo ayudó, se quedó mirando como se ahogaba en su propia sangre.

Algunas personas no entendían cómo era posible que en una situación como esa, en donde la humanidad estaba cerca de la extinción, pudiera existir gente tan vil, pero para Jungkook era muy sencillo; la maldad era parte del ser humano y mientras quedaran humanos sobre la faz de la tierra, la maldad persistiría.

Jungkook tocó la mano de Jjin y el bebé sonrió inmediatamente.

—Yoon, TaeTae, le está sonriendo a Jungkookie, mirad lo lindo que es. Parece que ya tiene tío favorito.

—Eh, echa el freno, MinMin. Todavía no me ha conocido a mí y cuando lo haga, me querrá más que a nadie— Taehyung cargó a Jjin en brazos y le hizo carantoñas, pero el pequeño volvió a fruncir el ceño —¿Pero qué le pasa a esta criatura de Dios?

Yoongi y Jungkook se echaron a reír.

—Ven con papá— Jimin se lo volvió a quitar y besó al nene en la mejilla —Tu tío no te entiende, no sabe cómo tratarte.

—No le digas eso, lengua de serpiente.

Yoongi los dejó un instante para echar un vistazo a los niños. Sohee estaba construyendo un perrito mientras Yeji trabajaba en un gatito y Junggi en un pollito.

Cautivado por la escena, se apoyó sobre el marco y observó a los niños con la certeza de que aquella vida era justo la que quería. Lo que no sabía, era que Seokjin se encontraba justo a su lado, contemplando la misma escena que él.

—Te lo dije, ¿verdad? Jimin no es como los demás. Tu marido es un hombre de palabra.

Yeji no conseguía encajar una pieza y Junggi la ayudó, lo que conmovió a su padre.

—Todavía no estás viejo y feo, mi querido Yoongi. Tienes que seguir viviendo una buena vida, ¿me oyes? Cría bien a tus hijos, ama a tu esposo y disfruta de la vida en familia. Te mereces ser feliz, amigo mío. Te lo mereces más que nadie. 

Yoongi se giró al percibir una intensa corriente, pero era un día caluroso y no corría ni gota de aire. La sensación de que en el pasillo había alguien más, perduró hasta que el efecto se desvaneció por completo. Y entonces supo que aquella presencia, era la de su más preciado ángel.

La familia Min aumenta. 🤭 ¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Aprobáis la decisión del Yoonmin? 👀

Personalmente, The Austronaut se ha convertido en una de mis canciones favoritas. La voz de Jin, la letra, el mensaje, la producción... Todo es una maravilla. Decir que no he llorado con su actuación en Argentina sería una gran mentira. Gracias por arropar a nuestro Jin en el estadio y darle un recuerdo inolvidable. Siempre me alegro cuando BTS pisa suelo hispano, ojalá haya disfrutado mucho de la gastronomía. También me siento muy agradecida con Coldplay por el cariño genuino, el respeto y la admiración que tienen por nuestros chicos. Coldtan siempre va a ser mi colaboración favorita, ojalá no sea la última y haya más en el futuro. ¿Qué os ha parecido The Austronaut? Dadle mucho apoyo a Seokjin, se merece todo el amor del mundo. 🥺 Que paséis una feliz semana. Os quiero. 💜

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