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102

Namjoon miró a Seokjin de reojo. Estaba acariciando la cabecita de Mellie, a quien sostenía entre sus brazos, mientras esperaban a Hoseok en el jardín. El ambiente estaba algo cargado y ninguno de los dos parecía estar entusiasmado por ir a pasar el día a un parque de atracciones.

—¡Ya estoy!— Hoseok apareció con mucha energía, pero en cuanto los vio, se le cambió la cara —¿Por qué vais así vestidos?

Seokjin seguía en pijama y Namjoon se había puesto un chándal con el que solía hacer ejercicio. Tampoco parecían haberse peinado, daba la impresión de que llevaban cinco minutos levantados.

—Vamos a un parque de atracciones a pasarlo en grande, no al monte a recoger chatarra— soltó indignado —Poneos algo decente, ni que tuvierais que pagar por la ropa.

—Pero Hobi, si no nos va a ver nadie...

—Os veo yo y me estáis causando ceguera cortical— Hoseok señaló hacia la puerta de la casa —Entrad ahora mismo y no salgáis hasta que os hayáis puesto algo que no me recuerde a los mendigos del siglo dieciséis.

Seokjin dejó a Mellie en el suelo y se alejó de ellos aguantándose la risa. Le causaba gracia lo dramático que se había puesto Hoseok, aunque gracias a él, se había disipado la tensión.

Namjoon se decantó por un pantalón vaquero desgastado y una camiseta ajustada de color verde. Seokjin, en cambio, optó por un pantalón gris y una camiseta azul de estilo henley. Ahora no desentonaban con Hoseok, que se había vestido con un pantalón con estampado de grafiti y una camiseta amarilla holgada.

—¿Veis? No era tan difícil vestir como dos personas— gruñó Hoseok al verlos desfilar a su lado —¿Estáis listos para pasarlo en grande?

—Ajá...

—Un cementerio con cuatro tumbas está más animado que vosotros dos. ¿Tengo que inyectaros un estimulante para que despertéis?

Namjoon frunció el ceño. La pregunta correcta sería, ¿por qué estaba él tan animado? El menor apenas había pegado ojo por culpa de una pesadilla en la que Seokjin y Hoseok desaparecían de su lado. Y aunque sabía que solo había sido un mal sueño, seguía bastante aturdido por la sensación que dejó en él.

—En fin, no seáis tímidos y acercaos. Os voy a mostrar el mejor parque de atracciones de la historia de la humanidad.

—Hobi, ¿recuerdas cómo tienes que llevarnos?

—Visualizar el lugar, desear estar allí y chasquear los dedos, ¿correcto?

Namjoon asintió. Con la práctica se podía hacer solo con la mente, pero Hoseok seguía siendo un novato y debía comenzar por lo más básico.

—¿Estáis preparados?

Seokjin apretó a Mellie contra su pecho y se sujetó del brazo izquierdo de Hoseok, mientras Namjoon lo hacía del derecho.

—Tres, dos, uno...

El sitio cambió, tal y como había previsto, no obstante, cuando se percató de a dónde los había enviado, se le paró el corazón del susto. 

Seokjin y Hoseok comenzaron a gritar mientras se precipitaban por el interior de un volcán. El calor se hacía insoportable, pero la histeria colectiva no les permitía procesarlo de la misma forma que a Namjoon, que era el único que había logrado mantener la compostura.

Gracias a la templanza del menor regresaron al jardín de su casa. A pesar de que ya no estaban cayendo hacia la lava, Seokjin y Hoseok seguían gritando a pulmón abierto. Mellie era la única que había dejado de ladrar, aunque todavía estaba algo conmocionada.

—Chicos... Chicos... ¡Chicos!

Ambos miraron a Namjoon, que los estaba sujetando por la cintura con el ceño fruncido.

—¿Qué ha pasado...?

—¿Que qué ha pasado? ¿Cómo se te ocurre enviarnos a un volcán?

—Es que en el parque de atracciones hay un volcán y dijiste que tenía que visualizarlo...

—¡¿En serio tenías que visualizar el volcán?!— Namjoon los soltó y alzó los brazos indignado —¿No podías visualizar un carrusel, una tienda o un banco?

—Pues no se me ocurrió... Es que la atracción del volcán es la más guay...

—Oh sí, tan guay que casi nos achicharra.

Seokjin se echó a reír por la discusión. Fue tal el ataque de risa que le dio, que se tuvo que sentar en el suelo porque no podía controlar su cuerpo. Y esa reacción tan genuina y espontánea los relajó a todos, incluso Mellie se olvidó del susto que se había llevado.

—Ay, en serio, no puede ser— Seokjin se limpió las lágrimas sin dejar de reírse —Hacía mucho tiempo que no me reía con tanta fuerza.

—Entonces he hecho bien en meter la pata.

Seokjin y Hoseok se sonrieron y verlos sonreírse también hizo sonreír a Namjoon. Todo parecía muy complicado entre ellos, pero en ese momento, el volcán había alejado cualquier malestar.

—Gracias por salvarnos— Hoseok abrazó a Namjoon —Si no llega a ser por ti, ahora estaríamos doblemente muertos.

Seokjin se quedó al margen, dándoles espacio para que pudieran estar juntos, pero cuando Hoseok lo miró con cierta insistencia, se dio cuenta de que le estaba pidiendo que abrazara a Namjoon.

El mayor se atrevió y lo abrazó tímidamente. Namjoon no pudo controlar su respiración al tenerlos a ambos entre sus brazos. La sensación de sentirlos al mismo tiempo era tan íntima, que se le disparó el pulso fuertemente.

El repentino ladrido de Mellie lo impulsó a separarse de ellos. Había sido un abrazo largo, en el que había sido capaz de percibir dos clases de aromas y un solo latido.

—Hobi... Inténtalo otra vez, pero trata de visualizar algo más agradable.

Seokjin notó que Hoseok estaba nervioso. Su primera experiencia había sido nefasta y parecía tener miedo de cometer el mismo error dos veces.

—No hay prisa, puedes tomarte todo el tiempo del mundo— le aconsejó Seokjin mientras tomaba su mano —Cierra los ojos y respira profundamente. El lugar aparecerá en tu mente, solo tienes que visualizarlo y dejarte llevar.

El consejo fue el acertado porque lo siguiente que vio Seokjin, fue un colorido carrusel de unicornios. Namjoon acarició la cabeza de Hoseok para que abriera los ojos, pero el mediano solo abrió uno, por si volvía a estar en un lugar indeseado.

—¡Lo he hecho sin morir en el intento!

Seokjin y Namjoon se rieron cuando comenzó a saltar. El menor notó pronto que el sitio al que habían llegado era un poco peculiar. Las atracciones lucían similares, pero algo distintas de las que se podían encontrar en los parques más corrientes.

—¿De qué parte del mundo es este parque de atracciones?

—Este lo he creado yo. Es un diseño que hice de niño— le respondió a Namjoon con una sonrisa entrañable —Crear lugares es fácil, pero transportar personas... En eso todavía tengo que trabajar.

La pareja se quedó bastante sorprendida por la creatividad de Hoseok. Que lo hubiera hecho él explicaba el diseño, dado que era todo muy detallado y colorido.

—¡Vamos a pasarlo bien!

Namjoon fue el primero en seguir a Hoseok, Seokjin, en cambio, se quedó un poco más atrás, observando cada detalle. Mellie paseó junto a ellos, pero de vez en cuando se ausentaba para curiosear por su cuenta. Como no había peligro, podía ir a olisquear lo que quisiera. Los tres la dejaron a su aire, como hacían siempre, aunque sin perderla de vista.

Namjoon se detuvo en una caseta de juegos que tenía un diseño muy particular. Era un cangrejo rojo, similar a su peluche de Mujigae. Los premios que estaban expuestos también eran de cangrejos, algunos con expresiones tiernas y otros más desafiantes.

—¿Quieres intentarlo?— Hoseok lo agarró de los hombros —Puedes usar la escopetilla de perdigones o pescar patitos de goma. ¿Qué prefieres?

Namjoon decidió utilizar ambos. Un cangrejo no le parecía suficiente, necesitaba llevarse más.

—¿Crees que podrás?— Seokjin notó un brillo diferente en la mirada del menor, como si tuviera una misión de vital importancia —Pareces bastante motivado.

—Mira y aprende, hyung.

Seokjin y Hoseok se taparon la boca porque lo había dicho en un tono bastante peliculero y no querían romper a reír. Namjoon no se dejó desconcentrar por las risitas y apuntó con la escopeta.

Diez minutos tardó en conseguir un cangrejo de goma para Mellie, dos peluches preciosos para ellos y una taza con la inscripción de protector de cangrejos que se guardó él.

—Llamadme cuando queráis un peluche.

A Seokjin le hizo mucha gracia, pero también le causó ternura lo orgulloso que se mostraba Namjoon. Él también estaba muy feliz, sobre todo porque uno de los cangrejos había sido para él. Además, tenía la sensación de que Hoseok había traído el pasado para que él pudiera formar parte en el presente, y esa impresión, aumentó su bienestar.

Las risas comenzaron a propagarse con la primera atracción en la que se montaron. La preocupación de los últimos días quedó en el olvido mientras el agua les salpicaba el rostro. La atracción acuática causó algunos gritos, pero sobre todo provocó una inmensa diversión.

Con la montaña rusa no ocurrió lo mismo. Seokjin y Hoseok no querían subirse, pero como Namjoon se burló de ellos, unieron fuerzas para demostrarle que no tenían miedo. El espectáculo de gritos inició pronto y solo terminó cuando hallaron tierra. El menor fue el único que se divirtió, aunque como se sentó entre ellos, terminó con los brazos hechos polvo.

—¡Qué horror, hyung! Casi se me escapa el espíritu...

—Recuérdame no hacerlo nunca más— se quejó Seokjin sentado a su lado —No estoy lo suficientemente muerto para esto...

Namjoon los observó mientras le daba agua a Mellie. Tenían varias cosas en común y ahora que los veía juntos, resaltaban incluso más que antes. Aunque las similitudes entre ellos era algo que apreciaba, no habían sido el motivo de su interés por Seokjin.

Seokjin no era una copia de Hoseok y tampoco su sustituto, se había enamorado de él por cómo era. Y aunque algunas personas, impulsadas por su propia visión del amor, asegurarían tajantemente que él no amaba a Hoseok, porque, de lo contrario, nunca se habría enamorado de Seokjin, Namjoon sabía que su amor por ambos era tan real como su condición sexual. De la misma forma que no necesitaba el permiso de un hetero para amar a un hombre, no necesitaba la aprobación de un monógamo para saber que su amor era veraz.

Namjoon había insistido en ver el mundo desde una perspectiva que no le correspondía, pero Hoseok tenía razón. Si no se aceptaba tal y como era, iba a estar dando vueltas en su propio laberinto.

Para calmar los nervios que había dejado la montaña rusa, se montaron en un trencito rojo que los llevó a dar un recorrido por el parque. El lugar era impresionante, con colores muy vívidos, en su mayoría rojos, verdes, amarillos, púrpuras y azules. A Namjoon le recordaba al arte abstracto, pero sobre todo le recordaba a la personalidad tan única de su novio.

Seokjin estaba escuchando los elogios del menor acerca del diseño del parque cuando vio un restaurante con el nombre Eat Jin.

—¿Quieres que comamos allí?— le preguntó Hoseok al oído —Tengo la sensación de que ese sitio te va a gustar.

A Seokjin se le puso el vello de punta, pero no comprendió si fue por el leve susurro o por el nombre del restaurante. Lo único que le salió de dentro fue asentir a la pregunta y Hoseok se encargó de detener el trencito para que pudieran bajar.

—Esto es muy curioso, hyung— a Namjoon también le sorprendió el nombre —Así se iba a llamar tu restaurante, ¿no?

—Sí...

—¿Qué estáis haciendo?— Hoseok los golpeó suavemente en la espalda al pasar entre ellos —No os quedéis ahí parados.

A Seokjin se le aceleró el corazón en cuanto pisó el local. No era raro que Hoseok supiera de su deseo de abrir un restaurante. Se lo podría haber dicho Yoongi o Taehyung durante su estancia en Inyeon, incluso se lo podría haber comentado Namjoon en las últimas semanas.

Lo extraño era el restaurante en sí. Tenía la misma decoración que el restaurante de su vida con Hoseok. ¿Cómo era posible? ¿Acaso lo sabía? ¿Sabía Hoseok de su futuro juntos o solo había soñado con el establecimiento?

—¿Hyung?— Namjoon tocó su brazo izquierdo —¿Sigues aquí?

—Sí, eh, sí, claro...

—Te decía que el sitio es muy bonito, pero aunque me resulte familiar, no lo ubico...

—Ya...

—¿Estás bien?

—Sí. Voy a ver dónde se ha quedado Mellie— Seokjin salió del restaurante con el corazón en un puño. Tenía sentido que a Namjoon le resultara familiar, lo había visto cuando se lo mostró la praesidio, aunque no lo culpaba por no recordar los detalles.

La perrita estaba tumbada en el suelo, tomando el sol con una expresión adorable. Verla tan contenta le hizo sentir algo más tranquilo.

—Hoy hemos decidido ser un poco golosos— Hoseok le ofreció un helado —¿Quieres? Está muy bueno.

Seokjin titubeó. Tenía el cucurucho a escasos centímetros de su boca, pero no podía centrarse en el helado porque la mirada de Hoseok era casi hipnótica.

—¿Lo sabes?

—¿Saber qué?

Seokjin dudó otra vez. La tensión se había disparado, pero no sabía cómo calificarla. ¿Miedo? ¿Inseguridad? No. Desde luego era otra cosa.

—¿No vas a probarlo?— preguntó Namjoon desde la puerta —Está muy cremoso.

—Parece que hyung no quiere— Hoseok hizo un puchero —Me está rechazando.

Seokjin notó que se estaban divirtiendo y decidió dejar el tema a un lado. No quería que desapareciera el buen ambiente que se había formado. Cuando el mediano iba a volver con Namjoon, lo agarró de la muñeca y le dio un mordisco al helado.

—¡Hala, eres de los que muerden!— Hoseok se rió tan alto que asustó a Mellie —Ahora chúpalo, hyung. Tienes que saborearlo.

Namjoon era consciente de que Hoseok estaba hablando del helado, pero sus palabras le sonaron tan eróticas que se tuvo que girar de la vergüenza. Mellie lo miró como si lo estuviera juzgando, lo que aumentó el sonrojo del menor.

—Mmm... Sí que está cremoso. ¿De qué sabor es? No logro identificarlo.

—Es sabor esperanza— Hoseok le guiñó un ojo —La esperanza es lo más importante, nunca la pierdas.

Seokjin sonrió. Si así sabía la esperanza, entonces no iba a perderla.

—Joon, Joon, Joonie— canturreó antes de abrazarlo por la espalda —¿Vamos a la noria o qué?

—¿No prefieres ir a la atracción del volcán?

—Se me quitaron las ganas... Mejor la dejamos para otro siglo...

Seokjin sonrió. Era extraño, siempre que los había visto juntos se había sentido triste, pero ahora lo único que percibía era la misma tranquilidad que había sentido antes de la muerte de Hoseok. Era como si el miedo y la preocupación se hubieran desvanecido por completo.

Mientras se terminaban los helados, fueron caminando hasta la noria. A veces, Seokjin se distraía y se quedaba atrás, pero nunca se alejaba demasiado porque Hoseok disminuía el paso para mantenerse cerca de él.

Ese detalle que no pasó desapercibido para el mayor. La visita al parque de atracciones podría haber sido muy dolorosa si Hoseok hubiera decidido ponerse cariñoso con su novio. Seokjin había temido ser el sujetavelas de la excursión, pero el pelirrojo lo estaba incluyendo en todo, incluso en las muestras de cariño.

La sensación que tenía era la de haber salido con sus amigos de toda la vida, así de cómodo estaba entre ellos. Y era raro teniendo en cuenta que había pasado varios días encerrado en su cuarto, queriendo dejar de existir. ¿Se podían experimentar tantas emociones opuestas en tan corto tiempo? Seokjin no conseguía dejar de pensar en ello. Ni siquiera cuando subieron a la noria dejó de darle vueltas.

Mellie se quedó en tierra, no le apetecía subir con ellos. Aunque en la cabina cerrada no habría corrido ningún riesgo, se tumbó bajo un banco a descansar.

Namjoon se sentó en el asiento de la derecha y Hoseok en el de la izquierda. Seokjin titubeó porque no sabía en qué sitio sentarse. El pelirrojo fue quien le señaló el lado de Namjoon, por lo que al final se sentó con él.

Los tres miraron el paisaje en silencio. El parque de atracciones estaba en un valle muy verde, rodeado por un lago de aguas cristalinas. Desde lo más alto se podía ver un cartel rojo en el que ponía Hope World.

—El parque es una pasada.

Las palabras de Namjoon enorgullecieron mucho a Hoseok. Feliz y entusiasmado, desvió la mirada hacia Seokjin y notó que estaba moviendo la pierna por los nervios.

—¿Sabéis lo que me gustaría?— Hoseok señaló hacia el cielo —Ver un arcoíris enorme desde aquí arriba. Seokjin hyung, ¿podrías hacerlo posible?

—Por supuesto.

Una parte del cielo se tornó de distintas tonalidades. Hoseok se pegó al cristal, maravillado por los colores que iban apareciendo paulatinamente. Esa reacción tan genuina le causó ternura a Seokjin, que por un momento se olvidó de su propio nerviosismo.

Namjoon apretó la mano del mayor mientras contemplaban la belleza del arcoíris. Seokjin sabía que esa era su manera de hacerle sentir seguro.

Mellie los recibió con gemidos y ladridos cuando bajaron de la noria.

—Deberíamos ir a la casa del terror— Namjoon comenzó a jugar con la perrita —Seguro que será divertido.

—No hay casa del terror.

—¿Cómo que no hay casa del terror? Esto es un parque de atracciones, Hobi. ¿Por qué no has hecho una?

—A los tres nos han matado los infectados, ¿de verdad necesitas más terror?

—Estoy con Hoseok.

Namjoon se cruzó de brazos. Quería protegerlos de los fantasmas y los vampiros, pero no le había salido la jugada.

—Deberíamos ir a las aguas termales— propuso el pelirrojo —Después podríamos seguir con la fiesta en un karaoke.

Seokjin estaba de acuerdo con él. Habían disfrutado mucho de las atracciones del parque, pero ahora prefería hacer algo más tranquilo. Y aunque a Namjoon le hubiera encantado visitar la casa del terror, aceptó la propuesta porque también le gustaba cantar.

El mediano los llevó a unas aguas termales con un estilo mucho más moderno y menos tradicional. Eran cabinas individuales, abiertas al exterior y con una preciosa montaña de fondo. Seokjin se sorprendió al ver tantas velas en el suelo porque, según su parecer, le daban un toque romántico al lugar.

—Os he traído aquí porque se pueden apreciar muy bien las estrellas, pero si os molestan las velas puedo apagarlas.

—No, déjalas— pidió Seokjin —Las velas crean un ambiente muy relajante.

Hoseok se alegró de que le gustaran. Era muy fan de las velas, sobre todo cuando tomaba un baño. Prefería la iluminación de las llamas a una bombilla, por muy tenue que pudiera poner la luz.

—¿Dónde se ha quedado Mellie?

—Se ha tumbado en el sofá del vestíbulo— le respondió Namjoon a su novio —He dejado agua para que esté a sus anchas.

—Esa perra vive como Dios.

Hoseok y Namjoon se rieron por las palabras de Seokjin. Mellie estaba disfrutando de su estancia en El Umbral más que nadie. Comía cosas ricas, dormía donde quería y jugaba cada día hasta cansarse. Nunca le faltaban las caricias y los mimos, y además estaba consentida como la que más.

El pelirrojo fue el primero en meterse en el agua. Namjoon esbozó una pícara sonrisa al recordar al Hoseok del búnker, al que le daba vergüenza desnudarse delante de los demás. Esa faceta había quedado atrás y ahora no parecía tener reparos en mostrar su cuerpo.

Seokjin, en cambio, estaba algo tenso y no era de extrañar. Se había imaginado unas aguas termales mucho más grandes, pero igual que en la noria, iban a estar muy juntos. Hoseok notó su incomodidad y le dio la espalda para que pudiera desnudarse.

—Joonie, ¿qué constelación es esa de allí?

Namjoon se metió en el agua y se acomodó a su lado.

—¿Qué constelación?

—Esa de allí— señaló con la mano —¿Necesitas gafas o qué?

—Eso no es una constelación, bobo.

Mientras discutían sobre si era o no, Seokjin aprovechó para desnudarse y meterse en el agua con ellos. Por una parte, le daba vergüenza, pero, por otra parte, le apetecía mucho hacerlo. Hoseok lo llamó con la mano, pero sin girarse para que estuviera tranquilo. Seokjin se unió a ellos con la sensación de que le estaba ayudando a calmar los nervios.

En el rato que pasaron dentro del agua, hubo muchas risas, incluso alguna que otra burla por parte de Seokjin y Hoseok hacia Namjoon. El menor aceptó ser el centro de sus ataques solo para poder verlos sonreír. Su corazón se sentía ligero cuando eran felices y Seokjin y Hoseok lo estaban. No había sonrisas falsas ni miradas tristes. Ambos se pusieron a hablar sobre las tonterías que habían hecho en su adolescencia y Seokjin también compartió alguna de Taehyung.

Seokjin y Hoseok estaban tan metidos en la conversación, que ni siquiera notaron cuando Namjoon les sacó una foto. Quería capturar el momento y afortunadamente para él, logró sacar una instantánea preciosa de sus sonrisas.

Mientras continuaba la conversación, se tomaron algunas copas sin alcohol, pero después de un tiempo, sintieron ganas de picar algo, por lo que decidieron vestirse y bajar al restaurante. Hoseok notó que Seokjin ya no se cohibía tanto al mostrar su cuerpo. La vergüenza, sin embargo, lo alcanzó a él cuando se percató de que se había olvidado de crear un restaurante.

—Se te fue todo el presupuesto en las aguas termales— se burló Namjoon tras darle un azote en el trasero —¿Y ahora qué hacemos, genio?

—Podemos volver a casa y yo os cocino algo.

—No, Seokjin hyung, hoy no vas a cocinar— murmuró avergonzado —¿Habéis ido alguna vez a una casa del desierto?

—¿Casa del desierto?

Hoseok se alegró porque ninguno de los dos parecía saber qué era.

—Cenemos allí y montemos un karaoke.

La pareja se apuntó, aunque no sabían a qué sitio los pretendía llevar. Hoseok se concentró en la casa que había visto en una revista y cuando abrió los ojos, se hinchó de orgullo porque los había llevado al lugar indicado.

Namjoon se quedó tan sorprendido como Seokjin de las vistas. Estaban ante una casa de cristal, que contaba con un solo dormitorio, un baño y una zona de estar. No había otra vivienda allá donde mirasen. El amparo de la naturaleza y el silencio dominaban por aquellos lares.

—No sabía que existía un sitio como este— Seokjin entró en la zona de estar y se sentó sobre uno de los cojines —Las vistas son realmente espectaculares.

Namjoon fue a curiosear el dormitorio y se tumbó sobre la cama. Era muy grande y cómoda, pero lo que más le agradó fue la sensación de estar bajo la mirada del universo.

—El váter está aquí dentro, por si tenéis que mear— Hoseok abrió la puerta para que lo vieran —Es un sitio pequeño, pero perfecto para cantar hasta que salga el sol. Además, aquí la luna llena se aprecia mejor que en ningún lado.

Aunque dejaron la puerta abierta, Mellie no entró. Prefería tumbarse en el exterior, sobre la plataforma de madera que estaba fresquita y disfrutar de la suave brisa que corría. Solo cuando los tres se pusieron a comer ramen instantáneo apareció para picar algo.

Seokjin le sirvió la cena y cuando se llenó el estómago, volvió a acomodarse en el mismo lugar junto al cangrejo que le había regalado Namjoon.

Hoseok sacó las mesitas de cristal de la casa y Seokjin colocó el equipo de karaoke junto a uno de los ventanales para iniciar la noche de karaoke. Namjoon comenzó a cantar Losing My Religion de R.E.M. y Hoseok le siguió con una versión muy suya de In The End, canción de Linkin Park. Después le tocó el turno a Seokjin, que decidió cantar Bring Me To Life de Evanescense mientras lo animaban.

Las horas pasaron entre canción y canción. Los tres solo se detuvieron para comer más ramen, pollo frito o tteokbokki. Seokjin y Namjoon también prepararon algunos cócteles, pero a Hoseok le dieron del que no contenía alcohol.

—¿Por qué mi copa es la única sin alcohol?

—Porque si bebes te desmadras y después tengo que ir a buscarte a una colina donde estarás aullándole a la luna.

Seokjin rompió a reír mientras Hoseok negaba que eso pudiera llegar a pasar, pero en realidad, el alcohol no le hacía ningún bien y siempre terminaba haciendo cosas de lo más extrañas.

Mientras Namjoon interpretaba otra canción, Seokjin se tumbó sobre la cama del dormitorio para descansar. El cielo estaba tan estrellado que transmitía una inmensa paz. Durante varios minutos, no tuvo ninguna clase de pensamientos, solo se dejó llevar por la serenidad del paisaje. Hasta que Hoseok se dejó caer a su lado como un elefante en una cacharrería.

—¿Ya te has cansado?

—No me insultes, solo estoy admirando el paisaje.

Hoseok sonrió. Él también estaba cansado de cantar, gritar, bailar y saltar.

—¿Lo estás pasando bien, hyung?

—Sí.

Namjoon soltó un gallo que los hizo reír a ambos a carcajadas.

—Joonie es el mejor cantando trot.

Seokjin estaba de acuerdo. Namjoon era el que más pasión le ponía.

—¿Puedo preguntarte algo?— Hoseok lo vio asentir y continuó —Hyung, ¿tú también lo sientes?

—¿Sentir qué?

—Ya sabes... Eso.

—¡Hyung, hyung!— Namjoon se asomó por la puerta, interrumpiendo la conversación —¡Tengo una canción para ti que te va a encantar!

Hoseok lo animó a que fuera a cantarla y mientras Seokjin seguía a Namjoon a la habitación de al lado, él se quedó tumbado sobre la cama. Tenía algo que comprobar, pero le daba un poco de miedo porque, si salía mal, la situación iba a empeorar drásticamente.

Seokjin y Namjoon no estaban muy convencidos, pero al final lo están pasando bien. ¿Cómo lo veis? ¿Impresiones?

Eat Jin. 👀

¿Qué tendrá Hoseok en mente? ¿Alguna idea? Y lo que es aún más importante... ¿Saldrá bien o mal?

¿Qué os ha parecido la nueva colaboración de Hoseok? A mí me ha gustado mucho, el ritmo es muy de mi estilo. Dadle mucho amor a nuestro solecito y también a Yet To Come (Hyundai Ver.) que sale mañana. 💜

¿Cómo estáis? ¿Todo bien? Contadme cómo os va. 🥺

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