10
Yoongi despertó a una hora del amanecer. La tenue luz de la vela le sorprendió, por lo que giró la cabeza hacia los Park. Su novio le sonrió al encontrarse con su mirada.
—¿Qué haces despierto?— susurró para no despertar al maknae.
—Tenía que ir al baño y ahora no puedo dormir— murmuró —Hace mucho calor.
Yoongi le pasó la mano por el cabello; estaba empapado.
—No me toques— hizo un puchero —Huelo a mofeta muerta.
—Siempre dices eso— se acercó —Eres muy exagerado— le besó suavemente en los labios.
El menor bajó la mano por su espalda mientras el vaivén de sus lenguas iban tomando intensidad. A Yoongi se le escapó un jadeo al sentir cómo su chico apretaba la rodilla contra su zona íntima.
—Shhh— Jimin se rió bajito —Mi hermano— le susurró al oído.
—Eres un demonio— le acusó —Sabes que Jungkook está a tu lado y me provocas.
—Te he tocado sin querer— aseguró en un tono inocente —Lo juro.
Yoongi metió la mano dentro de su ropa interior y le pellizcó la nalga derecha.
—Ay— Jimin dio un respingo.
—Shhh— esbozó una sonrisa traviesa —Tu hermano— le susurró al oído.
—¿Cómo te atreves?— se mordió el labio inferior.
—Te he tocado sin querer— Yoongi usó el mismo tono que su novio —Lo juro.
—Descarado— el rubio se apoyó sobre el cojín y acercó su boca a la suya. Yoongi aguardó a sentir sus labios pero cuando el menor los rozó ligeramente, le quitó el bóxer de un tirón y lo lanzó lejos.
—¡Jimin!— gritó avergonzado.
—¿Qué sucede?— preguntó Jungkook amodorrado.
Jimin trató de levantarse pero Yoongi lo agarró rápidamente del brazo.
—N-Nada— dijo mientras se apretaba al cuerpo del rubio, tratando de ocultar su desnudez —Sigue durmiendo, Jungkook. No es nada.
El maknae frunció el ceño extrañado, pero no le dio importancia. Jimin tuvo que taparse la boca con ambas manos para no reírse a carcajadas.
—Te juro que...
—No te enfades, hyung— susurró jovial —Solo estaba bromeando.
Yoongi iba a regañarle pero desistió en cuanto oyó la palabra «hyung». Jimin solo la usaba con él cuando se ponía juguetón.
—Te perdono si me traes mi bóxer— le habló al oído —¿Lo harás?
Jimin sonrió y se levantó a por la pieza de ropa que había caído encima de la televisión. Yoongi se tapó con un cojín, mirando avergonzado hacia Jungkook. Por suerte para él, el novio de su hermano se había vuelto a dormir.
Jimin le lanzó la prenda divertido. El chico la tomó al vuelo y se vistió rápidamente. Luego le hizo un gesto con la mano para que se volviese a tumbar a su lado.
Yoongi apagó la vela antes de abrazarlo por la espalda. Jimin cerró los ojos al poner la cabeza sobre el cojín, pero los abrió de golpe al sentir la mano del mayor adentrándose en su ropa y tocando su miembro.
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—Déjame adivinar— Yoongi le tapó la boca —Como el apartamento es pequeño, la cocina y el baño apestan y el dormitorio está ocupado, creías que tus travesuras no tendrían consecuencias, ¿verdad?— susurró contra su oído —Pues te equivocas.
Jimin se sonrojó fuertemente. Yoongi siguió deslizando los dedos hacia arriba y hacia abajo, explorando el tronco del pene.
—Llevamos dos días aquí encerrados. Supongo que necesitas algo de cariño— el mayor oyó unos murmullos indescifrables —¿Qué? ¿Te preocupa tu hermano?— los murmullos volvieron a sonar —¿Entonces por qué te has empalmado?
Jimin se mordió la carne de la boca, avergonzado porque su cuerpo le había traicionado.
—Puedo dejarlo si no quieres— Yoongi le lamió el lóbulo, creando a su vez movimientos circulares sobre el glande —Solo dime que pare y pararé.
El menor cerró los ojos; estaba demasiado excitado como para pensar con claridad.
—Eso supuse— se jactó —Tranquilo, tu hyung cuidará bien de ti.
El rubio no supo a qué agarrarse mientras subía la intensidad de sus caricias. Yoongi masajeó el falo repitiendo movimientos de forma sincronizada y apretando algo de fuerza sobre distintas áreas.
Jimin contrajo los dedos de los pies en un desesperado intento por oprimir sus ganas de gemir. Yoongi todavía le mantenía la boca tapada porque sabía que de lo contrario cedería.
—Tienes que estar calladito— sonrió pícaramente —Sé bueno, Park Jimin.
La voz profunda de Yoongi le puso los pelos de punta. Jimin se agarró a su trasero, desesperado por moverse al ritmo contrario de su mano, pero el rubio temía que esos movimientos despertaran a Jungkook, razón por la que se obligó a mantenerse quieto.
El mayor escondió el rostro entre su cabello, inhalando su olor mientras lo llevaba al límite. La idea de que el maknae los pudiera pillar en un momento tan íntimo, le generaba una sensación de puro desenfreno.
A pesar de su esfuerzo por no moverse, el cuerpo de Jimin se contrajo notablemente. Aunque logró controlar los gemidos durante el clímax, el chico agradeció que el cuarto estuviese envuelto en una profunda oscuridad.
—Shhh— Yoongi retiró la mano y lamió el semen que tenía entre los dedos.
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Jimin apretó el rostro contra el cojín, intentando recuperar la compostura.
—Respira— el mayor le dio un leve golpecito en el trasero.
—¿C-Cómo te atreves a hacerme esto?— se giró hacia él avergonzado —¿Sabes lo mal que lo he pasado?
—A mí me parecía que lo estabas pasando requetebién— contestó con cierto regodeo —¿Por qué te enfadas? Empezaste tú.
—Maldito seas— Jimin trató de controlar su respiración agitada —Esto me lo vas a pagar.
—¿Cómo?— lo agarró de la barbilla —¿Vas a chupármela delante de tu hermano?— le susurró al oído.
—¡Te puto odio!
—¿Qué pasa?— Jungkook se despertó otra vez —¿Ya vienen?
—N-No, no, no viene nadie— Jimin se puso como un tomate —Duerme, Jungkookie.
El menor se tumbó boca abajo; estaba demasiado adormecido para prestarles atención.
—Deberíamos seguir su ejemplo y echar un sueño— Yoongi soltó una risa traviesa tras recibir un codazo —Aunque yo que tú me cambiaría primero de ropa interior.
Jimin quiso estrangularle pero se contuvo. El chico encendió la vela con una cerilla y se alejó entre la oscuridad. Cuando regresó, su hermano estaba roncando plácidamente. Yoongi le miró de reojo, consciente de que podría seguir enfadado. El rubio apagó la vela y se tumbó en el centro.
El silencio se impuso durante un rato, hasta que Jimin acomodó la cabeza sobre el pecho de su pareja.
—Eres un pervertido— murmuró —Cuando lleguemos a la isla te voy a castigar.
—¿Por qué no me castigas ahora?— Yoongi pasó los dedos por su cabello.
—Si estuviéramos solos ya estarías gimiendo sobre la mesa de la cocina— le pellizcó un pezón —Tendrás que esperar a que te folle en la isla.
El mayor se humedeció los labios; Jimin debió oírlo porque le besó inmediatamente. El beso se tornó muy fogoso, lo que provocó cierta excitación en Yoongi. El rubio lo notó y cortó el contacto abruptamente, acomodándose para sorpresa de su pareja, cerca de Jungkook.
—Buenas noches, hyung— canturreó divertido —Que descanses.
—Serás hijo de...
Jimin se rió entre dientes, consciente de que lo había dejado con las ganas.
Por la mañana, Jungkook fue el primero en levantarse. Mientras Yoongi y Jimin se vestían, intercambiaron algunas miradas juguetonas, miradas que el maknae no logró entender. Tampoco comprendió el sonrojo del rubio cuando le preguntó si había dormido bien.
Solo Yoongi sabía lo avergonzado que estaba por haber hecho algo tan íntimo en presencia de su hermano. Cada vez que Jimin lo recordaba le tiraba un «te odio» a su novio, que el mayor se tomaba con mucho humor.
Jungkook se dispuso a despertar a Eunha y Jackson cuando oyó la voz de Taehyung a través del walkie talkie.
—Subid a la azotea. La zona está despejada.
Los tres se miraron extrañados. Yoongi quiso contestarle pero la transmisión se cortó súbitamente.
—¿Tae? ¿Tae? ¿Sigues ahí?
Jimin se acercó a las ventanas, que seguían cerradas y protegidas por las persianas. Tras consultarlo con los demás, subió una de ellas haciendo el menor ruido posible.
La calle estaba despejada, al igual que los edificios de enfrente.
—¿Qué cojones...?— Jungkook se quedó atónito. No se veía ni un solo infectado por la zona —¿A dónde han ido?
—No tengo ni la menor idea— respondió Yoongi, igual de impactado que él.
—Deberíais subir a la azotea— sugirió Jimin —Yo voy a avisar a los demás.
Yoongi y Jungkook salieron de la vivienda armados. Por las escaleras se toparon con un infectado tirado sobre los escalones, con unas tijeras clavadas en el cráneo. Los chicos avanzaron hasta la azotea sin mayor inconveniente.
Tras intercambiar una breve mirada, pisaron el exterior con sumo cuidado. A pesar de las palabras de Taehyung y de lo que habían visto por la ventana, no se fiaban de los pájaros.
La luz del sol les cegó por un instante pero pronto se recuperaron de la incomodidad. La azotea era pequeña, con losetas y aislación térmica. No había ninguna barandilla que los protegiera de caer al vacío.
Jungkook se movió con precaución, buscando a su novio en el edificio de enfrente. Lo que divisó al otro lado le dejó de piedra; Taehyung, Jihyo y Sooyoung estaban al borde de la cornisa. Los tres tenían unas capuchas negras tapándoles la cabeza. Sus manos permanecían atadas, con una especie de cuerda.
Yoongi se acercó a Jungkook con el corazón en un puño. Detrás de ellos divisaron a tres hombres; el más alto estaba armado con una palanca de metal, el otro tipo sostenía una hachuela en la mano izquierda. Los dos parecían muy corpulentos, como si hubiesen practicado culturismo durante años.
El tercero se veía diferente. Lucía más joven y era de constitución delgada. Estaba apoyado contra la puerta de la azotea, jugando con una moneda de plata.
La vestimenta del grupo se componía de vaqueros de color negro, cinturones de balas y chaquetas de cuero. El más alto estaba cubierto de cicatrices mientras que el de la hachuela tenía varios tatuajes en la cara.
—¿Qué está pasando?— murmuró Jungkook impactado —¿Qué es esto?
Yoongi no supo responder a su incertidumbre.
—Buenos días— el joven de cabello negro dejó de jugar con la moneda y dio varios pasos al frente —Menudo calor hace ya, ¿no? Parece que hoy tendremos un día abrasador.
El hombre de la palanca le sonrió con complicidad.
—¿Qué queréis de ellos?— Yoongi fue directo al grano —¿Por qué habéis secuestrado a nuestros amigos?
Jungkook no podía apartar la mirada de Taehyung. Aunque no veía su rostro, sabía que estaba aterrado.
—¿Estás al mando?— le preguntó el de la moneda.
—Sí, estoy al mando— respondió Yoongi con firmeza.
—Bien— le sonrió complacido —Verás, tenemos un pequeño problema. Habéis ignorado mi advertencia y os habéis adentrado en mi territorio— explicó, poniendo énfasis en los «mi» —Eso es algo que no puedo pasar por alto.
—¿Tu territorio?— el mayor procuró guardar la calma.
—Busan pertenece a Park Bogum— contestó el forzudo de las cicatrices.
Yoongi se quedó sin habla. ¿Aquel tipo de aproximadamente metro ochenta era Park Bogum? ¿El hombre que había traicionado a Namjoon y asesinado a toda una aldea?
Jungkook notó lo tenso que se puso su amigo. Incluso pudo detectar varias perlas de sudor sobre su frente.
—Las señales están en varios puntos de la ciudad precisamente para que no existan malentendidos— comenzó a jugar otra vez con la moneda —Pero vosotros os habéis pasado mis indicaciones por el forro de los cojones.
—No sabíamos lo que indicaban...
—Pero las habéis visto— Bogum interrumpió a Yoongi —Esa excusa no es válida.
El novio de Jimin sabía que con un tipo como ese no se podía razonar.
«Debo medir cada palabra para no arriesgar sus vidas»
—¿Cómo podemos arreglar esto?— preguntó en un tono sosegado —¿Hay alguna manera de resolverlo de forma pacífica?
—Por supuesto que la hay— Bogum notó la mirada del maknae desviarse continuamente hacia el cielo —¿Te preocupan los pájaros?— sonrió enigmático —No temas, están controlados.
—¿Controlados?— Jungkook parpadeó dubitativo.
—Tenemos métodos para contenerlos— explicó el hombre de las cicatrices.
A ambos les sorprendió oír eso.
—La cuestión aquí no es cómo vivimos, sino cómo habéis irrumpido en mi casa— Bogum se paró al lado de Sooyoung; la muchacha se tensó inmediatamente —Eso es de muy mala educación, ¿verdad cariño?— ladeó la cabeza hacia ella.
El maknae apretó el puño asqueado.
—¿Cómo vamos a resolver esto?— le preguntó el de las cicatrices a su jefe.
—Buena pregunta— Bogum comenzó a deslizar la moneda entre sus dedos —Creo que los humanos solo aprendemos de nuestros errores cuando recibimos una lección ejemplar. ¿No estás de acuerdo, Gyeon?
—Totalmente— contestó el mencionado, mostrando una inquietante sonrisa.
Yoongi y Jungkook intercambiaron una intensa mirada. El edificio se situaba demasiado lejos como para saltar y aunque lograsen llegar hasta la azotea, cosa que era prácticamente imposible, el riesgo de que los matasen era muy elevado.
—¿Qué podemos hacer por ti?— Yoongi era consciente de que Bogum exigiría algo —No importa lo que sea, solo queremos recuperar a nuestros amigos.
—Mira preciosa— el chico agarró a Sooyoung de los hombros, gesto que sobresaltó a Jungkook —Parece que alguien se preocupa por vosotros.
Yoongi miró al maknae de reojo; el menor estaba al borde de un ataque de nervios.
—Decidme— la soltó y se alejó unos metros de ella —¿A qué habéis venido a Busan?
—A por medicamentos— respondió Jungkook, que sabía que había un hospital en la zona —Uno de nuestros amigos está enfermo.
Yoongi no movió ni un solo músculo cuando Bogum le miró a los ojos. A pesar de haber escuchado la explicación del maknae, su comportamiento mostraba una indiferencia absoluta.
—Solo queríamos coger algunos medicamentos— añadió el hermano de Taehyung —Íbamos a salir de Busan en cuanto los tuviéramos.
—Así que pensabais robarme— su mirada se tornó hostil.
—No, nosotros...
—¡Entran en mi casa y matan a mis animales!— se giró hacia Gyeon —¿Qué será lo próximo? ¿Follarse a mis mujeres?
Yoongi y Jungkook se tensaron. Ambos desviaron la vista hacia Taehyung, cuyas manos no dejaban de temblar.
—Jin— susurró nervioso —Jin, te necesitamos.
—Me temo que esto no podrá resolverse tan fácilmente— se dirigió a su otro acompañante —¿O qué opinas tú, Maeng?
El hombre de los tatuajes no abrió la boca. Solo se limitó a mirar a Jungkook con gran frialdad.
—Bueno, Maeng siempre ha sido de pocas palabras. Sobre todo desde que le cortaron la lengua.
Gyeon se rió por el comentario. Yoongi siguió llamando a Seokjin sin fortuna.
—Hagamos una cosa— Bogum comenzó a jugar con el cabello de Jihyo —Si os unís a mi, me olvidaré de todo este lío.
El maknae tuvo que contenerse para no mandarlo a la mierda.
—De acuerdo— contestó Yoongi; el chico alzó la mano en cuanto oyó la protesta de Jungkook —Seremos parte de tu grupo.
Taehyung se clavó las uñas de la impotencia.
—Sabia decisión— Bogum aplaudió tres veces —Después de todo parece que sí tienes algo de sentido común— soltó en un tono irónico, antes de girarse hacia sus hombres.
—Escucha— Yoongi aprovechó esa ocasión para dirigirse a Jungkook —Lo primero es recuperarles— explicó en voz baja —Cuando estén con nosotros, mataremos a esos hijos de puta y nos largaremos de aquí.
Jungkook no respondió; su mirada fue suficiente para transmitirle su aprobación.
—Por cierto— Bogum miró hacia ellos —Hay una condición.
—¿Cuál?
—Uno de estos tres debe morir— señaló a sus rehenes —Tenéis un minuto para decidir a quién le toca palmarla.
Taehyung se agitó pero no fue el único, sus dos amigas comenzaron a moverse asustadas. Yoongi no logró oír los gemidos y sollozos que salieron de sus bocas. Gyeon y Maeng las agarraron y neutralizaron por la fuerza.
—¡Como les toquéis un pelo os mataré a todos!— Jungkook no logró controlar su ira.
Yoongi ni siquiera intentó tranquilizarle, lo único que pudo pronunciar bajo aquella aprisionante tensión, fue el nombre de Seokjin.
—Tenéis medio minuto— Bogum comenzó a lanzar y atrapar la moneda en el aire.
Jungkook no supo cómo reaccionar. El chico miró a Taehyung, luego a Jihyo y por último a Sooyoung, que estaban ante él en ese preciso orden.
—Yoongi hyung— pronunció tembloroso —¿Qué hacemos?
—Jin, por favor— el mayor se dio la vuelta —Jin, ¿dónde estás?— preguntó asustado —Necesitamos tu ayuda.
—Veinte segundos— remarcó Bogum entusiasmado.
Jungkook se llevó las manos a la cabeza. Gyeon y Maeng se mantenían al lado de las muchachas mientras Bogum se paseaba por la azotea, hasta detenerse finalmente junto a Taehyung.
—No sé qué hacer— Yoongi sintió cómo le faltaba el aire —No sé qué hacer, Jungkook.
El menor tampoco lo sabía. Ni siquiera se atrevía a pensar en un nombre.
—Se acabó el tiempo— Bogum hizo un gesto con la mano y sus hombres les quitaron las capuchas.
Sooyoung dio varios pasos hacia atrás al encontrarse cerca del precipicio. Maeng no solo se aseguró de que la muchacha no pudiera alejarse, sino que la obligó a volver al mismo sitio. Jihyo deseó ayudarla pero apenas podía moverse; Gyeon la tenía sujeta por la espalda.
Taehyung miró inmediatamente hacia sus seres queridos. Los rostros pálidos y preocupados de su novio y de su hermano le aceleraron el corazón. El chico quiso gritar con todo el alma pero la mordaza se lo impedía.
—¡Tae!— Jungkook se adelantó tanto que Yoongi tuvo que detenerle —¿Qué vamos a hacer, hyung?— le miró asustado —¿Dónde está Seokjin hyung? ¿Dónde cojones está?
—No lo sé— el mayor no supo qué decir. Su mejor amigo no daba señales, lo que empeoraba aún más su ansiedad.
—Como vuestros amigos no se ponen de acuerdo, seré yo quien tome una decisión— Bogum se apretó la moneda contra la barbilla —¿Debería ser un caballero y dejar vivir a las chicas?
—Yo mataría al chico— opinó Gyeon —Prefiero estar rodeado de mujeres.
Bogum miró a Maeng pero este solo se encogió de hombros.
—¡Trabajaremos para ti! ¡Haremos cualquier cosa que nos pidas! ¡No importa de qué se trate, estaremos a tu disposición!— Yoongi intentó hablar de forma pausada sin fortuna —¡Cometimos un terrible error y estamos dispuestos a enmendarlo! ¡Por favor, déjales vivir!
Bogum se tomó unos segundos para meditar las palabras de Yoongi. Gyeon desvió la vista hacia su jefe, esperando una orden mientras Maeng seguía observando a Jungkook.
—Venga, cabrón hijo de puta— susurró el maknae para sí mismo —Acepta la puta oferta.
Las miradas de Yoongi y Taehyung se cruzaron por un instante, luego se encontraron las de Taehyung y Jungkook; ninguno de los tres necesitó palabras para transmitirse lo mucho que se querían.
—Debo admitir que no es una mala propuesta— acarició la moneda de plata —¿Cómo era tu nombre...?
—Min Yoongi.
—Min— sonrió con astucia —Eres inteligente, no me cabe duda. Tu grupo aportaría una buena mano de obra al mío— se calló un instante y continuó —¿Pero dónde queda la lección si los dejo vivir a todos?
—Sería una lección de poder— contestó atropelladamente —Tú mandas y acataremos tus órdenes.
Jihyo miró a Bogum de reojo. Aunque la joven trataba de mostrarse firme, su cuerpo no dejaba de temblar. Sooyoung tampoco lograba contener el llanto, a pesar de las amenazas recibidas por parte de Gyeon. Taehyung logró disimular mejor que sus amigas, pero solo gracias a la presencia de Yoongi y Jungkook.
«Jin hyung, por favor, por favor, te lo suplico, ayúdanos»
—Tu discurso ha sido muy bueno— Bogum sacó otra moneda del bolsillo del pantalón —De hecho me has convencido por unos pocos segundos— sonrió con malicia —Desafortunadamente para ti, las reglas las pongo yo y mis reglas son inquebrantables.
Yoongi y Jungkook comenzaron a rogar por clemencia.
Bogum lanzó las monedas de plata hacia la carretera. Gyeon y Maeng vieron en aquel gesto una señal y empujaron a las chicas desde la azotea. Yoongi, Taehyung y Jungkook se quedaron petrificados ante la imagen. Los jóvenes oyeron un golpe seco cuando el cuerpo de Sooyoung se estampó contra un vehículo. Jihyo perdió la vida chocando ferozmente contra el bordillo de la acera. El silencio que se alzó ante ellos solo fue perpetrado por la risa maliciosa de Park Bogum.
Al igual que con los habitantes de la aldea, Park Bogum no ha tenido piedad con Sooyoung y Jihyo. El final de este capítulo remarca la frialdad de este personaje. Taehyung sigue en sus manos y de Seokjin no hay ni rastro... ¿Cómo harán Yoongi y Jungkook para salvar a Tae? ¿Y qué habrá pasado con Jin?
No sé en vuestro país pero aquí ya comienza a hacer frío. Cuidad mucho de vuestra salud, no os vayáis a enfermar. Nos vemos el lunes que viene si queréis. Feliz semana. 💕😊
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