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47.- El Secreto de Roy.

Lily fue la primera en desaparecer, pero como el hechizo de Black la había mandado a volar hasta el recibidor no se había percatado de que fue Regulus quien los desapareció, así que lo primero que se le ocurrió fue ir a la calle de la hilandera. Los siguientes en desaparecer en pos del pocionista fueron Remus y Sirius, había sido el licántropo quien los desapareció pues Sirius aun estaba en shock, no podía creer que había a atacado a su Bellus, la forma en que el pálido mago se había tambaleado aun seguía atascada ante sus ojos.

Barty, por su parte, termino de vestirse mientras caminaba apresuradamente a la habitación de Severus, no tenía ni la menor idea de que estaba pasando, pero una cosa estaba clara, Severus necesitaría esas pociones que siempre guarda en caso de emergencia, y aunque no sabía a dónde se había ido Regulus, tenía una idea muy clara de cómo encontrarlos.

-¡Barty!

Justo cuando el rubio estaba por desaparecer, Peter apareció en la entrada de la habitación y al verlo Barty solo pudo sonreír, su Bodoquito estaba tan perdido como él en todo este lio, pero no podía quedarse a intentar poner las cosas en orden, así que camino hasta su pequeño novio y con un roce de dedos le hizo alzar la barbilla y le dio un beso breve pero tranquilizador.

-Volveré pronto Peter, dale esto a Potter.

Justo antes de desaparecer, con una sonrisa de "todo estará bien", el rubio dejo un vial en la mano de Peter, el pequeño animago volvió a la sala y con toda la gentileza que sus nervios le permitieron, ayudo a James a sentarse en un sillón y le dio la poción.

***

Tan pronto como dejaron de girar Regulus le arrojo su chaqueta a Sebastián, al gamberro ya le dolía la cabeza de tanto giro y tanto suceso extravagante, vaya forma de empezar el año, pero con Severus herido no tenía tiempo para quejarse.

- ¿Sev puedes caminar? -El pocionista asintió levemente mientras el gamberro lo ayudaba a mantenerse en pie, entonces noto como el ojigris miraba atentamente al moreno, casi como si esperara que de un momento a otro le crecieran alas o cuernos.

Regulus sabía que lo que hacía era muy arriesgado, pero no se le había ocurrido otro lugar al que ir, no podía ir a la mansión Black, por mucho que sus padres adoraran a Severus llevarles a un muggle sería demasiado, y si bien estaban de viaje los retratos seguían ahí y podían delatarlo, malditos antepasado entrometidos.

El caldero chorreante también estaba descartado, seguramente estaría lleno de magos y brujas festejando el año nuevo, Barty y Lucius estaban descartados por motivos obvios y de ninguna manera podía acudir a otro mago, solo le quedaba una opción, nunca había estado ahí pero Severus le había mencionado el lugar una vez. Regulus solo esperaba que el gamberro se mantuviera tan sereno como hasta ahora, o al menos el tiempo suficiente para curar al pocionista.

Sebastián había perdido algo de color en la última media hora y parecía a tres palabras de un ataque de histeria, especialmente después de reconocer el lugar en el que estaban, era evidente lo mucho que se estaba conteniendo, o al menos esa fue la impresión que le dio a Regulus, y no lo culpaba, aunque si le dolió un poco la desconfianza con la que lo miro.

- ¿Cómo sabes en donde vivo?

- Severus me lo dijo hace meces, cuando me quede tu chaqueta por accidente, iba a mandártela pero eso no importa ahora ¿vas a abrir o no?

No hubo más intercambio de palabras, era evidente que lo que más los apuraba era revisar a Severus, estaban tan tensos y preocupados que ninguno de los dos menciono lo poco que calzaba la bella y pintoresca casita con el gamberro. Severus apenas y pudo subir las escaleras, el golpe y la aparición lo habían dejado realmente mareado y eso sin mencionar todo el alcohol que había ingerido durante la noche, llego hasta la habitación del moreno con ayuda de Regulus, mientras tanto el Choto se adelanto y busco entre sus cajones una pomada para las heridas que el pocionista le había dado hace meces.

Regulus ayudo a Severus a recostarse e intento parar el sangrado con su varita, pero él no era muy bueno con ese tipo de hechizos, entonces el teléfono de Sebastián comenzó a sonar asustándolos a todos, un callado "mierda" se escapo de labios del moreno al ver de quien era la llamada y contesto de inmediato, con todo el lio que tenia encima, el gamberro había olvidado que Roy se quedo en el club, pero apenas alcanzo a escuchar algo cuando la voz de Roy se corto de repente al otro lado de la línea.

***Minutos antes***

Justo cuando Roy estaba a punto de arrancar su motocicleta y largarse con al menos siete miembros de su pandilla escucho el grito de Barty. Roy no es de los que dejan camaradas a su suerte, menos con el alboroto que se armo en el club cuando algún cabrón hizo explotar las luces de la pista, había buscado a los otros pero no los encontró así que en cuanto vio a Barty saliendo de un callejón se detuvo.

- ¡Apúrate flaco! ¡Que si nos ven, nos agarra la chota!

El rubio no espero a llegar a su lado cuando le grito histéricamente que llamara a Sebastián.

- ¡Necesito saber donde esta!

Las sirenas de la policía se oían cada vez más cerca, pero eso no es lo que apuraba a Roy, había visto a alguien adentro, alguien que no le daba buena espina, él y su pandilla lograron escabullirse sin topárselo cuando el mar de gente salió corriendo como estampida por todos lados, pero no pensaba tentar su suerte quedándose ahí.

- ¡Tu súbete! ¡Que a ese cabrón, la chota no lo alcanza ni con perros!

- ¡Llámalo! ¡Estaba con Reg!

De alguna forma el pelirrojo sabía que Barty no se subiría a su moto si no lo hacía, así que saco su teléfono y marco el número lo más rápido que pudo mientras le gritaba a su pandilla que se fuera, y para su buena suerte el moreno le respondió casi enseguida.

- ¡Eh, Choto! ¿Donde...?

***

Remus tuvo que sacudir a Sirius un par de veces para hacerlo reaccionar, estaban fuera del número 12 de Grimmauld Place, pero él no podía acceder a ese lugar, no con todos los hechizos que el padre de Sirius había puesto para protegerlos.

Si bien el animago seguía algo aturdido estaba seguro de que Regulus no estaría ahí, el no llevaría a un muggle a casa de sus padres... o al menos eso habría creído si no lo hubiese visto enroscarse en los brazos de dicho muggle.

Así que después de un par de hechizos y claves, entro a la lúgubre mansión Black, estaba aparentemente vacía, pero aun así el par de merodeadores buscaron en los primeros pisos, incluida la habitación de Regulus, incluso se ilusionaron un poco al escuchar ruido en el gran salón, pero solo eran los ancestros de Sirius reunidos en un gran retrato que estaba ahí, por suerte no los vieron.

- Esto es inútil, no están aquí.

- Lo siento Sirius, realmente no se me ocurrió a que otro lugar podría haber ido tu hermano.

- No es tu culpa Moony, si yo no hubiera...

Sirius se interrumpió a mitad de frase al escuchar un ruido proveniente de la cocina, Remus también lo escucho y después de un intercambio de miradas y un asentimiento, se dirigieron ahí sigilosamente.

Para desilusión del par de merodeadores solo se trataba de Kreacher el elfo domestico... ¡Kreacher el elfo domestico, por supuesto! Si alguien podía encontrar a Regulus, ese era su elfo domestico.

- ¡Kreacher!

***

"-¡Pásame a Reg!"

Sebastián reconoció la voz del rubio enseguida y se giro para darle el teléfono al menor de los Black, lo que no se esperaba era verlo firmemente parado entre él y Severus mientras lo apuntaba con su varita, tal parece que él no era el único con los nervios crispados.

- Es Barty.

Sebastián intento no tomárselo a mal, estaba seguro que ambos tenían más que razones de sobra para ser cautos el uno con el otro, aun así lo tomo por sorpresa cuando el teléfono salió volando de su mano y termino en la de Regulus. El menor de los Black se llevo el teléfono a la oreja sin apartar la mirada del gamberro y bajo ligeramente su barita antes de responder.

- ¿Bartemius?

"- ¡Reg! ¿¡En donde están!?"

- No puedo decirte - Los ojos de Regulus no se apartaron del gamberro en ningún momento - Ya viste lo que paso.

"- No estoy con ellos y tengo algo para curar a Severus."

-...

***

Lily reapareció en el penthouse, había ido a todos los lugares que se le pasaron por la cabeza hasta terminar agotada, sin mencionar que seguía algo ebria y si seguía apareciéndose de esa manera terminaría lastimándose.

James estaba sentado en un sillón con los codos en las rodillas y las manos enterradas en sus despeinados cabellos, se veía angustiado, y ella no estaba segura si preguntarle cómo estaba o reclamarle por lo sucedido. Estaba por acercarse cuando Peter salió de la cocina.

- ¡Lily! - el rechoncho mago corrió hacia ella con un par de tazas de té en las manos - ¿Los encontraste?

- No, Peter... supongo que los demás fueron a buscar.

- Si, yo me quede a cuidar de Prongs, vomito un poco de sangre y me asusto, pero le di una poción de Severus, creo que esta mejor pero... bueno no sé, Moony es quien sabe de estas cosas.

- James - la pelirroja se acerco al merodeador y puso una mano en su hombro mientras se acuclillaba frente a él- ¿Te encuentras bien?

- Lo siento... me precipite y no pensé bien en lo que hacía, entre en pánico cuando vi que el Choto nos descubrió.

- Entiendo, yo también me asuste.

- Sabes... él no parecía muy sorprendido.

- ¿Por qué lo estaría? Él siempre creyó que Severus era mucho más que un simple humano.

- ¿Crees que Snape le haya dicho algo?

- De ninguna manera - la pelirroja sonrió débilmente - pero hace mucho que Sev y yo dejamos de intentar de convencerlo de lo contrario.

- Lamento haber atacado a Snape, Lily.

- Lo sé James, sé que tu y Sirius no querían lastimarlo, solo fue el pánico de sentirse descubiertos, tendrás que disculparte cuando lo encontremos.

James asintió mansamente y Peter por fin sintió que podía acercarse y darles el té que había traído con él, cosa que ambos magos le agradecieron, entonces el pequeño animago miro a la pelirroja con una pregunta en mente.

- ¿Lily... tu lo sabías... que ese muggle puede repeler nuestra magia?

- No... nunca había visto o leído de algo así, pero creo que Severus lo sabía.

***

Veinte minutos, era lo que normalmente le tomaría a Roy hacer el recorrido hasta casa de Sebastián, pero lo hizo apenas en ocho, Barty se le había pegado como garrapata al pelirrojo y tardo un poco en poder soltarse una vez que se detuvo, y no lo mal entiendan, el rubio amaba la velocidad pero eso había sido terrorífico, Roy casi los mata un par de veces. Pero lo peor ya había pasado o al menos eso creían, pues en cuanto entraron a la casa y subieron a la habitación del gamberro un espeso ambiente les cayó encima como plomo.

Barty paso de largo al gamberro y corrió junto a Regulus, quien en ese momento estaba aplicando una poción limpiadora en la herida de Severus, y frente a la atenta mirada del par de muggles, lo hizo beber un par de pequeñas botellas que empezaron a sanar sus heridas, pero eso no llamo la atención del par de muggles, Sebastián ya había visto suficientes extravagancias para el resto de su vida y Roy estaba más preocupado por las heridas del pálido mago como para preocuparse de los jugos exóticos que le daban.

- ¿Qué paso?

Por un momento todos se quedaron estáticos, en tan solo unos minutos la vida de un montón de personas había dado un giro de ciento ochenta grados y era evidente que ninguno quería hablar, mucho menos involucrar a más gente. Aun así el Choto no fue capaz de mirarlo a la cara cuando rompió el silencio.

- Eso no importa ahora... Sev necesita curarse y descansar...-Sebastián hizo una pequeña pausa antes de continuar, aun con la vista clavada en la alfombra- Roy... no le digas a nadie donde estamos, ni a la fresita ni a los niños pijos.

Roy miro al moreno por un largo minuto, le calaba hondo cuando le ocultaban cosas, sentía como si no confiaran en él, y si alguno hubiera tenido el valor de alzar la cara y mirarlo a los ojos, lo habría notado. Pero ninguno lo hizo, así que se dio media vuelta y camino hacia la puerta dejando un sentido "vale" anclado en el aire.

El pelirrojo se quedo parado con el pomo de la puerta en la mano dándoles la espalda a los demás, y después de un largo suspiro cerró la puerta, puso el seguro y se giro para mirar directamente a Severus.

- ¿Todo este rollo... es por eso que hiciste para curar a mi hermano... o lo que hiciste para salvar al Choto en la casa abandonada?

Severus abrió los ojos como platos mientras alzaba la mirada hasta el rostro del pelirrojo y el poco color de su piel desapareció, casi parecía enfermo de lo pálido que se puso y no era el único. Sebastián, que hasta entonces había estado apoyado contra la pared entre su cama y el escritorio, se dejo caer lentamente hasta el suelo intentando controlar su respiración y se llevo ambas manos a la cara. Regulus no estaba mejor, se veía casi tan agitado y afectado como el moreno, quizás el que mejor estaba llevando la situación era el Rubio, que pese a la inusual falta de expresión en su rostro era evidente que le temblaban las manos.

- Roy...- A Severus le costó un inmenso esfuerzo poder pronunciar esas tres letras e hizo un par de intento de continuar y decir algo medianamente entendible, pero las palabras no salían de sus labios.

Roy respiro hondo y dejo ir el aire lentamente, era como si un enorme peso que no sabía que cargaba se desvaneciera de sus hombros, pero no era momento de sentirse aliviado, era momento de ponerse serio, así que jalo la silla de Sebastián apuntando el respaldo hacia los presentes y se sentó en ella, cruzo los brazos sobre el respaldo y apoyo su barbilla en ellos antes de empezar.

- Estaba ahí cuando el Choto llego medio muerto... te vi hacerlo volar...- el pelirrojo se paso una mano por el cabello y desvió la mirada por un momento- También los vi... a ti y a tu jefa cuando curaron a Dan...

- ¿Qué?

Sebastián por fin había alzado la mirada, el siempre creyó que Severus lo había salvado pero que Roy lo hubiese presenciado y se la hubiese pasado años tirándolo a loco era algo que no le cabía en la cabeza.

Roy se rasco la mejilla avergonzado, sabía que le debía una explicación a su amigo, después de todo, ese tema siempre había sido importante para el moreno y él se lo había ocultado deliberadamente.

- No dije nada porque de rato vi a dos tipos raros ir a casa del gatito.- Regulus y Barty intercambiaron una mirada, Aurores, con una explosión de magia accidental tan fuerte era obvio que aparecerían- usaban ropa rara, como la de ellos- el pelirrojo señalo a Barty y a Reg con un movimiento de cabeza, haciendo alusión a las ropas que usaban cuando los conoció- no sé qué paso, pero cuando salieron la jefa del gatito temblaba como gelatina... los vi hacerse humo en un callejón atrás de mi cantón. Después de eso no vi al gatito en dos semanas y su jefa apenas y se asomaba a la calle, pero la vi una vez... tenía un golpe horrible en la cara...- Roy bajo la mirada con la quijada tensa visiblemente molesto- siempre que esos dos aparecían el viejo los golpeaba...

- Creíste que si alguien se enteraba, Severus estaría en problemas.

Roy asintió a la afirmación del rubio mientras que Sebastián se enterraba los dedos en el cabello y tiraba de ellos hacia atrás, habían lastimado a Severus por su culpa esta noche y lo habían lastimado por salvarle la vida, la culpa le pesaba.

- Lo... yo, lo... lo siento, no sabía que...

- No es tu culpa.- Severus detuvo las palabras del moreno, Sebastián ya se sentía culpable por dejarlo en la calle de las hilanderas, no quería que se culpara también por las acciones de Tobías- Ni tuya, ni mía, ni de los aurores, el único monstro en esta historia es Tobías.

- ¿Aurores?

Regulus se dejo caer en la cama y se cubrió los ojos con el antebrazo antes de responder la pregunta de Roy, ya no tenía caso en seguir ocultándolo, no podían usar magia en Sebastián y tampoco podían borrar la memoria de Roy, solo Merlín sabrá cuantas veces habrá presenciado algo mágico, podrían ser años y años de recuerdos.

- Son como la policía para personas como nosotros.

- ¡Ah! ¡Por eso estaban ahí!

- Si, normalmente no irían por un accidente mágico, pero lo que hizo Severus ese día fue desproporcionado para un niño.

Roy frunció el ceño y miro al rubio confundido, pero antes de que este pudiera soltarle una larga explicación de lo que eran los accidentes mágicos y demás, el pecoso alzo las cejas en comprensión y le aclaro el malentendido.

- No, no flaquito. Hoy en el club, vi a uno de esos tipos, el mechas me dijo que lo vio llegar con otros tres. Sé que era el que iba a casa del gatito porque tenía un dragón en su vestido.

Barty conocía a casi todos los aurores debido a su padre y ese auror en particular resultaba ser muy buen amigo de su familia, pero si Roy había lo visto desde antes eso podría serles útil, después de todo a nadie le importaría la indiscreción de unos adolecente si lo comparamos con la constante negligencia de un auror entrenado.

- ¿Estás seguro que era un Dragón?

- Si, como este. - Roy se levanto y se quito la camisa para mostrarles el bola de fuego chino que tenia tatuado en la espalda.- Lo vi un chingo de veces así que lo dibuje y le pedí aun bato que tatúa que me lo pusiera.

Los tres magos estaban boquiabiertos, era idéntico a un dragón de verdad, ningún muggle podía inventarse algo tan exacto. Barty y Regulus casi podían sentir el alivio brotando desde sus estómagos hasta el resto de sus cuerpos.

- ¿Desde cuándo tienes ese tatuaje?

- Tres años.

Y con esas dos palabras el par de magos sangre pura pudo por fin respirar con alivio, porque puede que Regulus no conociera al dichoso auror, pero igual esa información le sería muy útil.

- Bueno, ya que solté la sopa, les toca...

Y hasta ahí les duro el alivio, pero antes de que pudieran decir nada Severus les robo la palabra.

- Roy, Sebastián, antes que nada quiero que entiendan que no les oculte esto por falta de confianza... está prohibido hablar de esto... porque... bueno... por...

- ¿Quema de brujas? -el moreno miro largamente a los tres magos y después a Roy, ya estaba recuperando algo de color y aunque aun no entendía del todo lo que pasaba, algunas cosas parecían obvias, así que le dedico una sonrisa cómplice al pocionista y puso en palabras lo que todos ya sabían- gatito, soy negro y Roy es un pandillero, si alguien sabe algo de persecuciones por discriminación somos nosotros.

Después de un breve silencio de entendimiento Barty explico a grandes rasgos su naturaleza mágica y como se separaron de los muggles para protegerse y lo que podía pasar si rompían el secreto mágico, sorprendentemente eso no les tomo tanto tiempo como creían, entonces fue el turno de Severus y Regulus para explicar lo sucedido y para sorpresa de los dos, el que más los interrumpía era Barty.

- ¡Momento, momento! ¿Por qué no le hicieron nada los hechizos?

- Me hicieron cosquillas.

Barty casi se rio de la chulería con la que el gamberro le respondió, pero Regulus le aventó una almohada y le dijo que el asunto era serio.

- Jamás había escuchado que un muggle pudiera hacer eso.

- Porque no pueden... - el pálido pocionista se mordió el labio inferior con una mescla de culpa y vergüenza- es culpa mía...

- ¿Con la explosión de magia?

Para el par de Slytherin's tenía sentido que una carga de magia tan grande como esa hubiese afectado al moreno, pero Severus negó con la cabeza y bajo la mirada.

- La explosión de magia lo salvo y creó un vinculo entre nosotros... pero lo que hice después fue lo que... lo hizo así...

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