39.- Sorpresas en el Laberinto.
Severus se acerco a la barra de las bebidas y pidió un "grito de sirena", por fin había logrado escapársele a Black y a sus primas, como odiaba y como le encantaba cuando el condenado chucho se metía en su papel de príncipe encantador y le ponía el mundo de cabeza.
El pálido pocionista no pudo evitar el ligero sonrojo en sus mejillas, estaba casi seguro de que toda la familia Black había seguido cada uno de sus pasos en ese último baile ¡pero cómo no hacerlo, joder! con Sirius sonriéndole y mirándole como si en cualquier momento fuera a arrodillarse y pedir su mano en matrimonio... ¡Merlín! ¡Pero qué carajo estaba pensando! El pálido mago sacudió la cabeza y se tomo su bebida de un solo trago, Sirius Black jamás haría algo así, el no es de los que se casan...
- Casi pareces aliviado de que mi sobrino por fin te soltara.
Severus no lo vio venir pero no hizo ademan de haber sido sorprendido con la guardia baja, Bessel era tan alto como Orión, usaba un traje de gala de estilo antiguo muy sofisticado y su largo cabello negro estaba atado en una coleta alta.
- Solo es un pequeño respiro antes de volver con mi verdugo...
La sonrisa de sobrada seguridad que Severus le dedico al querido tío Bessel era más que convincente pero en el fondo estaba muy nervioso ya que pese a las advertencias de Regulus y de Black él no se creía que alguien en esa fiesta fuera a intentar seducirlo y de repente ahí estaba el degenerado de Bessel con una sonrisa encantadora.
Bessel era muy bueno leyendo a la gente pero Severus le había resultado un enigma de contradicciones, había alcanzado a vislumbrar un par de atisbos de emociones en el pálido joven y estaba seguro de que todas estaban relacionadas con su descarriado sobrino Sirius, incluso ese ligero sonrojo que cualquiera podía atribuir a la reciente sesión de baile.
Bessel le dedico una arrebatadora sonrisa al pocionista, sus ojos índigo podían leer a casi todos en esa fiesta; Sirius, por ejemplo, era un libro abierto, todo en el animago gritaba lo enamorado que estaba de su pálido acompañante pero Severus parecía mayormente irritado ante la efusividad del ex Gryffindor... y ya que estamos de paso también parecía irritado con sus sobrinas, con su primo Orión y con el mismo, como si acabara de importunarlo en un momento crucial, pero de nuevo los gestos de Severus eran tan sutiles que era difícil estar realmente seguro, Bessel noto un ligero cambio en la expresión del menor y vio como su sonrisa se volvía más cordial y su tono más neutro así que decidió dar un paso más en su avance con el menor.
- Si lo que necesitas es un respiro que tal si vamos al jardín, te aseguro que merece la pena.
Severus se sintió tentado de arrojarle una bebida a la hermosa cara de Bessel pero se limito a sonreír casi con suficiencia, puede que el escuálido de Snape no estuviese acostumbrado a que coquetearan con él, pero tendría que ser un retrasado para no darse cuenta del tono lascivo que adquirieron esas últimas palabras y del tono sugerente de su sonrisa.
- Me encantaría.
Bessel no se esperaba esa respuesta, de hecho estaba completamente seguro de que el pálido mago intentaría eludirlo, pero este se había mostrado sorpresivamente receptivo así que no dudo en posar una mano en su espalda baja y guiarlo hasta el jardín bajo la atenta mirada de los ojos gris océano de Deneb.
En ese momento Sirius estaba al otro lado del salón, acorralado junto a la mesa de regalos por sus tres primas, Bellatrix estaba al frente y le dedicaba una sonrisa tan escalofriante que estaba tentado a sacar su varita, solo por si acaso.
- ¿Quién lo diría? Al fin te diste cuenta primito.
El pelinegro dio un discreto paso hacia atrás ante la dulce voz de su prima, no le tenía miedo a Bella, pero estaba loca y era mejor tomar precauciones o terminaría desbordándose y lastimaría a Cisy y a Andrómeda.
- ¿De qué, según tu, me he dado cuenta?
La risa burlona de la bruja y la mirada condescendiente de las otras dos molestaron un poco al animago, pero se mordió la lengua para no decir nada más.
- Pues que estas coladito por Severus desde Merlín sabrá cuando- Sirius abrió la boca a medio camino del asombro y la incredulidad ante el comentario de Narcisa, ahora resulta que todo el mundo sabía lo que sentía por su Bellus- Pero ni creas que un par de bailecitos y sonrisas coquetas van a ser suficientes para convencerlo, después de todo siempre fuiste un cretino con él.
Sirius tendía a olvidar que Narcisa, por su apariencia dulce y frágil, podía ser incluso más dura que Bella pero sin duda eso le había dolido.
- No tienes que repetirme lo que ya sé.
- Entonces te diré algo que no sabes.
***
- No me he presentado apropiadamente, mi nombre es...
- Bessel Black, eres el hermano mayor de Walburga, mi nombre es Severus.
Severus se apoyo en una de las altas jardineras de piedra cubiertas de flores que adornaban el lugar, el amplio jardín estilo barroco contaba con algunas jardineras y bancas bien ubicadas también tenía lámparas de aceite distribuidas para iluminarlo e incluso contaba con un laberinto de setos al fondo, laberinto en el que Bessel estaba más que listo para perderse por un rato con el pocionista.
- ¿Solo Severus?- el de ojos índigo apoyo una de sus manos en la jardinera demasiado cerca de la cintura del pocionista- ¿No soy digno de saber tu nombre completo?
- Eso habría que averiguarlo- Severus le dedico una sonrisa tan encantadora al mayor que este lo arrincono contra la jardinera colocando sus brazos a cada lado y había punto de írsele encima de no ser porque fueron interrumpidos en ese momento.
- Yo puedo ayudarte a averiguarlo si gustas.
Deneb los había seguido desde el salón, había disfrutado mucho de ver a su tío arrinconando al pálido mago pero el también quería divertirse un poco pero mientras intercambiaba una entendida mirada con Bessel, Severus aprovecho la distracción para lanzar un hechizo no verbal y sin varita al pequeño geranio que se escondía entre las gardenias.
Bessel apenas alcanzo a girarse para ver a Severus escabullirse hacia abajo y antes de que su torcida mente le hiciera creer que Severus estaba por proponerle un blowjob su muñeca fue atrapada por un geranio colmilludo del tamaño de su cabeza.
De inmediato Deneb se acerco para ayudar a su tío y Severus se escabullo entre el par de magos diciendo que iría por ayuda aunque tan pronto como entro al salón hizo como si nada, Severus sabia como poner a la gente en su lugar con un par de palabras pero ese era un lujo que no podía darse con la familia Black, al menos no en ese momento de modo que había tenido que usar otra táctica para quitarse de encima a Bessel.
Tan pronto como Severus lo vio se acerco al animago, tenía el semblante duro y supuso que el merodeador había visto como su tío lo arrinconaba contra las flores pero cuando llego a su lado cambio el semblante y sonrío de forma forzada sin decir nada antes de extender una mano para invitarlo a bailar, antes de que se lo pidiera el pocionista le tomo de la mano y lo arrastro hasta la barra por unos tragos.
No se sentía con la fuerza para estar frente a frente tan de cerca al merodeador pero ya tenía comprobado que no podía alejase mucho de él ya que en cuanto lo hiciera ese par podría intentar abordadlo de nuevo, aunque muy seguramente estarían lidiando con el hambriento rosal por un rato.
- Te parece si le entregamos nuestros regalos a tus padres y nos retiremos.
- Tan pronto te fastidiaste de mi querida familia Bellus, pensé que tenías mas aguante.
Esta vez la socarrona sonrisa de sirius fue más sincera, cosa que pico un poco el orgullo del pocionista provocándole un momentáneo mohín.
- De acuerdo, si quieres seguir compartiéndome con tu familia, quedémonos.
Sirius sintió ese comentario como un tiro de piedra directo a su cabeza y mientras el pocionista bebía se decidió.
- De acuerdo, entreguemos el bendito regalo y larguémonos.
***
Cuando Sirius le dijo a su Bellus que él no pensaba llevarles un presente a sus padres, este casi lo ahorca mientras le gritaba como él se había estado rebanando los sesos desde que los invitaron para encontrar un regalo decente así que no le permitiría presentarse con las manos vacías y hacerlo ver mal por coalición.
Así es como termino una vial de humo blanco junto al tornado de fuego en la mesa de regalos, a primera vista no parecía en lo más mínimo interesante, pero si te acercabas se podían distinguir algunas chispas plateadas y blancas flotando en el frasco.
Cuando Sirius le informo a su padre que era momento de "abrir" su obsequio este lo miro extrañado pero se encogió de hombros y asintió. Así que cuando anunciaron a los invitados que el primogénito de los Black tenía una sorpresa para sus padres todos los invitados se encaminaron al jardín, donde gracias a Circe ya no estaban Bessel y Deneb.
Los elfos colocaron el tornado de fuego del pocionista al centro de una glorieta ante las atentas miradas de los invitados mientras Sirius le entregaba el vial de cristal llena de humo a su padre.
Walburga y Orión intercambiaron una disimulada mirada de aprensión y se dirigieron juntos hasta el centro de la glorieta y tal como su primogénito les indico, destaparon el vial y dejaron caer el humo por la parte superior del pequeño tornado.
El sutil espectro de colores que estallo en los bucles de fuego del tornado acaparo la atención de los presentes, entonces el tornado pareció encogerse aun mas antes de estallar hacia arriba en una lluvia de chispas y colores y una nieve de destellos brillantes cayo suavemente sobre los presentes, no era fría al tacto y resplandecía como un diamante al Sol.
Todos los presentes estaban maravillados, Walburga y Orión más que el resto, ninguno de ellos se esperaba algo así de su primogénito. Una discreta sonrisa se instalo en los labios de la matriarca de los Black y de reojo pudo ver como su hijo y el pocionista se escabullían en el laberinto.
***
- No estoy tan ebrio como para hacerte cosas sucias en el laberinto Black.
- Pero si lo suficiente como para acompañarme.
El pocionista no pudo evitar soltar una callada risilla ante el comentario y la coqueta sonrisa del merodeador pero a Severus algo no le convencía, había tensión en los hombros de Sirius y estaba extrañamente tranquilo incluso esa coqueta sonrisa había sido simplemente... sutil... nada en Sirius era "simplemente sutil" podía ser "hipnóticamente sutil" o "eróticamente sutil" como cuando le llamaba Bellus de esa forma tan... única, como si le hiciera el amor a cada letra antes de dejarla salir de sus labios y...
El pálido mago se dio una cachetada mentalmente ¿¡Qué carajo hacia el pensando en el animago haciéndole el amor a su sobrenombre!? Severus decidió que era mejor ignorar la pregunta que se había hecho mentalmente a sí mismo y decidió concentrarse en el mago que caminaba calladamente a su lado.
- ¿Sucede algo?
- No, todo está bien.
- Mientes- Severus se detuvo y lo miro directamente a los ojos preguntándose porque el merodeador tenía un aire de perro bajo la lluvia, Sirius estaba a punto de rebatir armándose con su mejor sonrisa pero Severus no le dio oportunidad- Conozco bien tu verdadera sonrisa, esa mueca falsa y deslumbrante no va a engañarme.
Sirius abrió la boca sin saber cómo responder a eso mientras un ligero rubor subía a sus mejillas ¡Joder! Su corazón acababa de dar un vuelco con esas palabras y por el ceño fruncido del pocionista estaba claro que no se había dado cuenta de lo que había dicho.
Severus dejo escapar un suspiro algo molesto y abochornado, seguramente el merodeador lo había visto salir con su tío al jardín y había malinterpretado las cosas y si bien no le debía explicaciones él no quería lastimar a Sirius dejándole creer lo que no eran.
- Solo lo lleve al jardín para que lo mordiera un geranio colmilludo, tu madre me dijo que los puso ahí, y ya que no puedo rechazarlo directamente preferí que esa linda florecita hiciera mi trabajo sucio.
- Bellus... ¿De qué estás hablando?- Sirius alzo una ceja en espera de la respuesta y Severus parpadeo confundido, si el chucho no estaba con ese extraño humor a su alrededor por lo sucedido con su tío entonces ¿que lo tenía así?- ¿Severus?
- ¿No traes esa cara de perro pateado porque me viste salir con tu tío al jardín?
- ¡Saliste con ese degenera...!- Severus le cubrió la boca al animago antes de que levara demasiado la voz.
- Si y ya te dije que lo hice para quitármelo de encima.
El animago tomo las muñecas de su Bellus y alejar sus manos de su rostro, sabía que su numen no le mentía pero no pudo evitar que su ceño se frunciera con molestia.
- ¿Por qué simplemente lo rechazaste directamente? Nada te impide hacerlo.
- No seas idiota, echarme un Black de enemigo es un error que no pienso cometer otra vez, son insufribles.
Eso le había sentado como patada de mula al merodeador, sabía que le había hecho la vida imposible por años al de ojos ónix, esta era la segunda vez en la noche que se lo recordaban pero escucharlo de los propios labios de Severus le dolía.
- Lo siento...- Sirius agacho la mirada y aflojo el agarre en las muñecas de su Bellus- yo no...
Un suave "clap" llamo la atención del animago, pero lo ignoro intentando retomar su disculpa entonces el sonido se repitió y esta vez Severus también lo escucho, el par de magos se guio por cada clap que escucharon en ese pequeño laberinto, venia del otro lado de los setos y no estaban seguros de cómo darle la vuelta, así que Severus uso su varita para ver a través de las ramas entrelazadas de la planta... y no podría estar más arrepentido de haberlo hecho, el animago que estaba parado a unos pasos tras el pocionista pudo sentir como la sangre se le subía al rostro al ver lo que había al otro lado de los setos.
Sirius no era ningún puritano y sabia que su Bellus tampoco lo era, bendito sea Merlín por eso, pero justo ahora estaba tentado a cubrir los ojos de su pálido pocionista y sacarlo de ahí a rastras, muy posiblemente tendría que borrarle la memoria y cargar con el trauma de aquella visión él solo por el resto de su vida pues justo frente a ellos estaban Deneb y Bessel.
El joven francesito estaba de rodillas sobre una banca y se aferraba con ambas manos al respaldo del asiento mientras le daba la espalda a Bessel, los pantalones del joven mago estaban tirados junto a su ropa interior en algún rincón fuera de la vista de Sirius y Severus mientras que el pantalón de Bessel estaba abierto apenas lo suficiente para liberarse. El mayor sujetaba con firmeza a su sobrino, dominándolo con una mano en su estrecha cadera y cubriéndole la boca con la otra, acallando sus suaves gemidos.
Severus retrocedió un paso, listo para echarse a correr mientras Bessel movía sus caderas con ímpetu contra su joven sobrino, el pocionista se sobresalto al sentir el pecho del animago contra su espalda, Sirius también se había sobresaltado y eso lo hizo reaccionar, sin darle tiempo al pocionista de pensar Sirius lo tomo de la mano y lo hizo retrocedes robre sus pasos tan rápido como podía sin correr y antes de que alcanzaran la salida del laberinto ambos magos le rogaban a Morgana poder olvidarse de aquella escena.
***
El par de magos se retiro de la fiesta después de un par de excusas bastante convincentes, y tan pronto como llegaron al departamento mediante red flu el par de magos se derrumbo en el sillón de dos plazas.
El pocionista dejo caer la cabeza en el respaldo del sillón y se quedo contemplando el techo por un par de minutos.
- ¿Tu familia tiene algún asunto con el incesto?- Severus pudo sentir como el animago se hundía un poco en el sillón- Es decir, tus padres son primos ¿verdad?
- Primos en tercer o cuarto grado, no estoy seguro- Por el tono del animago estaba claro que no quería hablar de eso.
- Pero según Regulus, Bessel es- Sirius murmuro un débil "no lo digas" que fue olímpicamente ignorado- tío directo de Deneb ya que es hermano de su madre, es decir, tiene la misma relación que contigo.
- ¡Eso si que no!
- Bueno, me refiero al parentesco no al sexo.
Sirius podía jurar que tenía la cara verde solo de pensar en lo que vieron en el laberinto, no le importaba que fueran dos hombres o que estuvieran emparentados, el problema es que estaban emparentados con él.
- ¿Tu no...?
- ¡Por supuesto que no! ¡Sabes muy bien que los odio a todos ellos!
- No odias a Reg...- Al animago casi se le salen los ojos por la incredulidad y su boca se abrió progresivamente de indignación, como se le ocurría a su Bellus insinuar algo así- No me mires así, Regulus es lindo y muy tentador cuando se lo propone.
Vale, ahora si algo hizo corto circuito en el cerebro del merodeador.
- Mi hermano... ¿intento seducirte?
- Durante varios meces después de haberlo rechazado, una vez se metió a mi cama como Merlín lo trajo al mundo- Sirius apoyo los codos en sus rodillas y hundió la cara entre sus manos ante lo dicho por el pocionista- no hicimos nada, además estaba algo ebrio, se la paso disculpándose por semanas sin poder mirarme a la cara.
- Quiero olvidar lo que paso en el laberinto y tu solo le echas más leña al fuego.
- No te creo- Sirius se enderezo picado por la respuesta del pelinegro y cuando giro el rostro para replicar el pocionista puso uno de sus finos dedos en los labios del merodeador- sabes tan bien como yo que no quieres olvidar lo que dije de tu sonrisa.
Severus se fue a la cama después de eso con una sonrisa en el rostro dejando al animago con las mejillas ruborizadas y Sirius solo pudo hundirse un poco más en el sillón mientras contemplaba la puerta del pocionista. Severus sabía como hacer estragos en su cabeza con tan solo un par de palabras.
Pero lo que más turbaba su mente no era su Bellus o el sórdido encuentro de sus parientes en el laberinto, ni siquiera el igualmente traumático evento de bailar con su madre por primera vez desde los siete años. Lo que carcomía sus pensamientos y estrujaba su estomago sin misericordia eran las palabras de su prima Cisy...
- Entonces te diré algo que no sabes.- Narcisa hizo una pausa y mientras su sonrisa desaparecía la de Bellatrix se ensanchaba, Andrómeda no pudo más que desviar la mirada aumentando la tensión en el merodeador- Lucius Malfoy regresara para el cumpleaños de Severus y le hará la propuesta que ha estado esperando desde que se graduó del colegio.
Sirius Black tenía el tiempo contado.
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