35.- Lirios y Fantasías.
Suave y cálida, así era la piel que acariciaba lentamente, incluso los relieves de las cicatrices que marcaban su espalda y sus hombros, Sirius Black jamás había tocado algo tan sublime y el irrefrenable deseo de probar aquella dulce piel le contrajo el estomago.
Severus gimió, arqueándose de placer bajo las caricias del merodeador mientras unía su pecho desnudo al del ojigris, sus prendas habían quedado olvidadas en el suelo de la habitación y ahora las suaves sabanas de seda eran testigos mudos de su pasión reprimida.
Sentados en medio de la cama Sirius Black acariciaba las caderas del pocionista mientras este se frotaba suavemente contra su cuerpo, Severus cerró sus piernas alrededor de las caderas del ex Gryffindor aumentando la fricción sobre sus miembros y gimió extasiado a oídos del merodeador.
El animago se estremeció de placer mientras sus cuerpos se frotaban uno al otro en un suave vaivén y mientras él se dejaba hundir en el placer su Bellus enterraba los dedos de una mano en su cabello y se aferraba a su hombro con la otra, pero definitivamente lo que lo hizo sentir que era capaz de alcanzar la gloria con las manos eran esos suaves y húmedos labios contra su cuello.
Sirius acaricio la piel de su numen con devoción y al llegar a su espalda baja lo presiono aun más contra su cuerpo, Severus tembló de placer entre los brazos del león y mordió su hombro mientras contenía un gemido al correrse contra el firme abdomen del futuro auror.
El ojigris apretó al pálido mago contra su cuerpo mientras los remanentes del orgasmo aun agitaban al menor, la mente de Severus se sentía en las nubes mientras intentaba regular su respiración pero solo le basto moverse un poco entre los brazos del merodeador para que su piel ardiera una vez más en deseo y placer pues podía sentir la erección de Sirius, completa y dura, clavándose contra su vientre.
Severus empujo los hombros del merodeador hacia abajo y Sirius se recostó sobre su espalda obedientemente mientras el pocionista se acomodaba sobre él, justo ahora el heredero del los Black podría jurar ante el Wizengamot que Severus Snape era la criatura más hermosa del universo, con sus sonrojadas mejillas y sus labios húmedos, con su cabello largo y lacio contrastando con su suave y pálida piel, con esa esbelta figura sentada a horcajadas sobre su cuerpo dominándolo en mas sentidos de los que el propio Severus podía comprender.
Sirius se estremeció de placer y su piel se erizo mientras el pocionista se movía adelante y atrás presionando la erección del animago entre esos suaves y firmes glúteos, el merodeador no tardo en seguir el ritmo del menor y sujetarlo posesivamente de las caderas para aumentar la presión mientras la excitación inflamaba de nuevo la hombría del menor.
Aquella visión era maravillosa para el merodeador incluso algo de divinidad podía ver en los rasgos del menor. Sirius no podría estar más excitado o eso creyó hasta que vio al pálido joven que lo dominaba complacerse a si mismo ante su hambrienta mirada, Sirius iba a correrse de un momento a otro solo con ver esa hermosa ensoñación, pero no lo haría solo, el animago sujeto con firmeza a su Bellus mientras aumentaba el ritmo de sus movimientos y llevo una de sus manos a la erección del menor, Severus se estremeció una vez más cuando la mano del merodeador se cerró sobre la suya y le obligo a aumentar el ritmo sobre su excitada hombría.
El pálido mago de ojos oscuros se corrió con un gemido ahogado y ensucio su mano y la del merodeador con su semilla mientras este hacia lo propio entre sus nalgas, el pocionista se derrumbo sobre el pecho del animago completamente extasiado y agotado mientras intentaba regular su agitada respiración.
Esa era por mucho la relación sexual más inocente, por describirla de alguna manera, que cualquiera de los dos hubiese tenido, pero sin duda había sido la más excitante e intensa que habían experimentado.
***
Cuando Lily despertó junto a Remus Desnudo Lupin casi pega el grito en el cielo, Lily y Severus habían llegado a las cuatro y media de la mañana de su cita y aparentemente ambos habían olvidado que en el penthouse los esperaba una manada un tanto peculiar.
Sirius, James y Peter tuvieron un pequeño momento de pánico cuando vieron al pocionista y a la pelirroja entrar a "hurtadillas" y tropezar con la mesa de café de la sala, el licántropo se había abalanzado sobre ellos, Remus derribo a la pelirroja y Severus se le echo encima, entonces los tres empezaron a rodar en el suelo hasta que el par de magos tuvo al licántropo panza arriba y empezaron a hacerle cosquillas en la barriga.
Lily le dejo la marca de sus besos al hombre lobo en toda la cabeza y lo acerco a su pecho mientras le decía lo adorable que se veía, en ese momento Sirius ya se había acercado y Severus se le enrosco al enorme perro negro en un apretado abrazo con piernas incluidas, sobra decir que el merodeador estaba encantado lamiéndole la mejilla y el cuello hasta la oreja.
La leona no estaba segura de que es lo que había pasado antes de caer rendida en medio de Bambi y el mimoso lobo feroz, aunque tenía el vago recuerdo de haberle rascado la pansa a Remus y a su pálido amigo y estaba casi segura de haber montado a Rodolfo el reno con Peter en el hombro mientras esgrimía un tenedor.
Estaba por levantarse sigilosamente cuando vio a su pálido amigo salir de su habitación, completamente arreglado y listo para hacer una entrega de pociones, ni siquiera parecía tener resaca.
Con lo apurado que estaba el pocionista ni siquiera noto que su amiga ya se había despertado antes de salir prácticamente corriendo, por la mañana cuando el ex Slytherin la vio dormida entre esos dos solamente les arrojo una manta encima a ella y a Lupin y dejo un vial con una poción que le ayudaría a lidiar con la resaca sobre la mesa.
Lily respiro aliviada de ver a su amigo tan compuesto, la tarde pasada había sido difícil para el pálido chico y estaba sinceramente preocupada.
***flashback***
La cita había empezado de forma bastante tranquila, habían ido al callejón Diagon a comer una nieve a la heladería mágica de Florean Fortescue mientras decidían lo que harían, ellos nunca planeaban que hacer en su cita anual de ese modo la madre de Severus se sorprendería aun más de lo que su pequeño hijo le contara.
La Heladería Florean Fortescue formaba parte de la tradición desde hace cuatro años, y no solo por el helado, sino porque era el mismo Florean quien los atendía, era un mago agradable de sonrisa amable y se notaba a la legua lo mucho que amaba su trabajo y como no hacerlo cuando eres un romántico empedernido, Florean había tenido la oportunidad de presenciar cientos de declaraciones de todo tipo, mejor aún, muchos de sus clientes lo hacían participe de dichas declaraciones.
Nada le gustaba más al buen mago que llevarles sorpresas especiales a sus clientes ya sea un enorme helado que cante "feliz cumpleaños" o coronando copas de nieve con hermosas argollas matrimoniales, claro también había consolado algunos corazones rotos regalándoles un helado, porque Florean había visto casi tantas declaraciones como rupturas.
Por supuesto él sabía que esta no era ninguna de esas ocasiones, aunque con la muerte de Eileen creyó que este año no los vería sentarse en su terraza pero se sintió reconfortado al verlos llegar esa mañana, después de todo era un hombre observador y formar parte de una bella tradición desde hace cuatro años es de esas cosas que te calientan el corazón con la calidez de un amor inocente, pero al ver que después de un rato de baraja posibilidades mientras comían su helado los chicos aun no podían decidir qué hacer decidió darles un consejo.
Lo había hecho un par de veces antes, no solo con ellos, sino con todo sus clientes, especialmente esos que parecían estar teniendo su primera cita y no sabían qué hacer, el simplemente se acercaba de forma casual a preguntar si había algo más que desearan probar y si la respuesta era negativa él les regalaba una de esas cálida sonrisa y mencionaba que muy seguramente estaban ansiosos por ir a ese nuevo jardín botánico que presentaba flores mágicas, o que morían de ganas por ir a la tienda de Gambol & Japes para ver esas nuevas estrellas resplandecientes que habían soltado al público.
En esta ocasión el amable mago no necesito de ningún acercamiento casual, simplemente se acerco a los jóvenes y les pregunto si ya habían visitado la tienda de bromas de Gambol & Japes, pues al parecer tenían un nuevo producto que prometía alegrar tu día de principio a fin.
Lily y Severus tomaron el consejo de Florean y después de terminar su helado visitaron la tienda de bromas, el nuevo producto que el mago heladero les había mencionado se llamaba "lluvia de burbujas" parecía algo bastante infantil en opinión del pocionista pero su pelirroja amiga se había emocionado mucho al ver la pequeña botella que parecía estar llena de chispas de colores, y como era de esperarse terminaron comprando la pequeña botella.
- ¿Dónde quieres que lo hagamos, Sev?
- Vayamos al parque.
- Podrían vernos.
- Entonces le alegraremos el día a un par de personas.
El parque estaba a orillas de un rio, era un lugar muy tranquilo y había poca gente, ese era un lugar especial para los jóvenes magos ya que ahí es donde se conocieron, ambos fueron a la zona más alejada donde había un árbol muy alto y ancho junto al rio.
La pelirroja se giro hacia el pocionista y ambos intercambiaron una mirada de complicidad, para Lily era casi nostálgico estar ahí y la sonrisa que Severus le dedico le decían que él se sentía de igual manera, con un ligero asentimiento de parte del pelinegro, Lily destapo la botellita y ambos se dejaron atrapar por el espectáculo que el hechizo de las burbujas les ofrecía.
Miles de pequeñas burbujas empezaron a salir de la botella y a medida que estas eran arrastradas por el viento su tamaño aumentaba, algunas eran doradas y otras plateadas, también había azules y turquesas, verdes y moradas, Severus vio un par de burbujas rebotando entre las ramas de los arboles mientras cambiaban de color y la risa de los pocos niños que había en el parque se escucho de fondo, algunos padres miraron alrededor sin saber de dónde venían las burbujas mientras los niños jugaban a perseguirlas.
Severus atrapo una de las burbujas y extrañamente esta no se reventó como pasaba con las burbujas que los niños trataban de atrapar, tenía un hermoso brillo mágico y era color pateada, Lily alzo ambas cejas asombrada, pero bastante segura de que eso se debía a la magia del pocionista, entonces la burbuja se encogió hasta parecer del tamaño de una canica y el pocionista la guardo en el bolsillo interior de su túnica.
- Por cosas como esta es que creo que no eres una persona cualquiera.
Lily se sobresalto al escuchar la voz de Sebastián Ternera a su espalda y al girar a ver al gamberro italiano, lista para dar alguna rebuscada explicación de lo que pasaba se quedo sin habla. Para Lily Evans el joven de ojos color zafiro era una incógnita, el chico era un vándalo en toda regla, había tenido la oportunidad de dejar esa vida con la llegada de Delia pero había regresado voluntariamente a la pandilla de Roy y frecuentaba la calle de la hilandera, y entonces volvía a dar un giro de ciento ochenta grados, porque viéndolo justo ahora, con camisa de vestir, pantalones tipo sastre y un chaleco a juego era imposible reconocer al pandillero en el.
Sebastián estaba apoyado en el árbol con un ramo de lirios blancos echado al hombro, había quedado de verse con el pocionista en una hora aproximadamente en la florería de su tía, pero había sentido la fuerte necesidad de salir al parque, como si supiera que es ahí donde debía estar, eran pocas la veces en que eso sucedía pero al final siempre terminaba encontrándose con el pelinegro.
Severus sonrió ligeramente y se acerco a paso tranquilo hasta el moreno mientras este le ofrecía las flores.
- Gracias, me ahorraste la vuelta hasta la florería.
Después de ese encuentro los tres abandonaron el parque tranquilamente y entraron a un café, Sebastián no se molesto en pedir una explicación de lo que había visto, no la necesitaba y Lily sabía que no impostaba que escusa fuera a darle a Sebastián o que tan elaborada fuera su explicación, él no lo creería, ni siquiera le importaría, porque para él Severus era un ser único y cualquier explicación de las cosas increíbles que pasan a su alrededor esta de mas.
***fin del flashback***
Sirius Black bajo las escaleras más fresco que una lechuga mientras silbaba alegremente, se había llevado un buen golpe contra la alfombra de su cuarto pero había valido la pena, ni siquiera le importaba el pequeño chichón que le había salido en la frente e incluso ignoro la dormida presencia del reno y la rata, aun tirados en la sala, y entro a la cocina por su desayuno.
- Por lo visto amaneciste de buen humor.
Sirius le mando una de esas sonrisas marca Black al joven licántropo, Remus bebía una taza de chocolate en ese momento y se veía bastante bien, pálido y cansado, pero bien especialmente si consideramos que la noche pasada hubo luna llena.
- Tuve un sueño muy placentero anoche.
- ¿Sobre Severus?
- ¡Sí!- Sirius sonrió de una forma tan honesta que a Remus le dio la impresión de que lucía como un niño emocionado- Estábamos en medio de mi cama y el estaba desnudo sobre mi gimiendo con esa voz de pecado que tiene y- ahí se fue la impresión del niño emocionado para dar paso al adolecente hormonal.
- ¡Cállate no necesito una imagen como esa en mi cabeza!
- ¡No te imagines a mi novio desnudo!
- ¡No me hagas imaginarlo desnudo!
- ¿A quién se imaginan desnudo, a Severus?
-...
-...
- Supongo que eso es un sí.
La pelirroja le mando una mirada enfurruñada al pelinegro y todo el buen humor del merodeador se esfumo, la desaliñada leona se aferraba a una taza de cobre a medio tomar de lo que seguramente era una desagradable pero muy efectiva poción para aliviar el malestar, malestar que seguramente le había provocado el haber bebido como un cosaco la noche pasada.
- ¿Porque estaban tan felices?
- Porque nosotros no tenemos resaca, Evans.
- Ha, ha. Que gracioso.
- Lo sé, soy increíblemente divertido.- el animago sonrió altaneramente y la pelirroja le mando una mirada resentida mientras bebía la poción.- ¿Dónde está mi Bellus?
- No sé, creo que fue a hacer una entrega.
- No lo sabes ¿Que acaso no tuviste una cita con él anoche?
El merodeador le dio la espalda a la leona mientras sacaba un jugo del refrigerador en un vano intento de fingir que el tema no podía importarle menos y por supuesto eso no funciono, después de todo Lily tenía resaca no amnesia y por ende recordaba perfectamente el nuevo interés del ojigris hacia su pálido amigo.
- ¡Oh! ¿Acaso escucho al feo ogro de los celos, Black?
- Lo planearon verdad... sabían que no dejaríamos a Remus, así que eligieron el único día que no podíamos seguirlos para tener su dichosa cita.
Remus se encogió en su asiento sintiéndose culpable y Lily miro la espalda del merodeador con una ceja alzada, el ex Gryffindor ni siquiera iba a fingir que habían planeado seguirlos, de hecho sonaba molesto y frustrado y por la forma en que se sentó de mala gana evitando su mirada cualquiera diría que acababa de recibir una puñalada a traición.
- No seas tonto, Black, nosotros no elegimos el día- Sirius bufo molesto e incrédulo pero la pelirroja lo ignoro y siguió hablando, aunque no sabía porque después de todo ni ella ni Severus le debían una explicación al animago, pero dejar que tuviera la impresión equivocada se sentía mal en muchos niveles- Ayer fue el cumpleaños de Eileen...
- ¿La madre de Severus?
Remus abrió mucho los ojos y Sirius alzo la vista en el acto frunciendo el ceño con preocupación, ese era un tema delicado y aun no sabía cómo tratarlo y para su absoluta sorpresa era evidente que la pelirroja tampoco sabía cómo hacerlo, la bruja dejo que su mirada se perdiera en la poción y tomo asiento junto al licántropo antes de continuar con su relato.
- Es la primera vez que la visitamos desde el funeral... fue mucho más difícil de lo que pensé... hemos intentado visitarla antes... pero... es tan duro... así que... hace un par de semanas decidimos que tendríamos nuestra cita anual...
- ¿Cita anual?
- Si, verán... en nuestro primer año en el colegio Severus logro obtener un permiso del director para visitar a su madre en su cumpleaños y ya que sería en un fin de semana también me dejaron ir a mi... incluso le llevamos una tarta hecha por los elfos, pero cuando llegamos... Eileen traía muletas... dijo que se había tropezado y se había doblado el tobillo así que no podríamos salir a ningún lado... entonces el padre de Severus llego y tuvimos que salir por una ventana para que no nos viera...- Sirius apretó los puños, le estaba agarrando muy mala leche a ese muggle, pero se obligo a seguir escuchando- decidimos no volver al colegio y esperar a que Tobías se fuera de nuevo, así que tuvimos una mini cita y en algún momento nos pareció buena idea hacer volar miles de lirios sobre el rio- los ojos de la pelirroja brillaron con nostalgia al recordar la dulce sonrisa de su mejor amigo- Severus atrapo uno de ellos y dijo que era el regalo perfecto... cuando regresamos a su casa Tobías ya no estaba pero... la mejilla de Eileen tenía un cardenal que no había estado ahí antes y el pastel que le llevamos había terminado hecho pedazos en la basura...
- Ni siquiera para su cumpleaños la podía dejar en paz...
Lily podía entender perfectamente el rencor que reflejaba la voz del animago y por desgracia eso solo hacía que seguir con su relato fuera más difícil.
- Los tres pretendimos no darnos cuenta de nada...
- ¿¡Que!?- Remus se veía casi tan agraviado como el animago cuando la pelirroja hizo esa declaración.
- Solo éramos niños... no había mucho que pudiéramos hacer si ella no hablaba... así que los tres seguimos con esa pantomima de cumpleaños...- Lily suspiro con pesar y retomo el hilo de su relato- Severus libero el lirio para su madre mientras le contaba cómo lo habíamos hecho volar... creo que esa fue la primera vez que vi a la madre de Severus sonreír... esa misma noche cuando regresamos al colegio Sev y yo prometimos hacer sonreír a Eileen, aunque fuera solo con nuestros relatos y pequeños regalos...- el labio inferior de la pelirroja tembló ligeramente al recordar la tarde pasada en el cementerio y sus ojos brillaron inundados en lagrimas pero no dejo escapar una sola de ellas- estoy segura de que el relato de ayer le habría gustado mucho...- Sirius se tenso al escuchar la estrangulada voz de la pelirroja el jamás había visto a la chica tan cerca de quebrarse- y el regalo... le habría encantado...
***flashback***
Les había tomado bastante tiempo a los tres jóvenes abandonar el pequeño café y dirigirse al cementerio, Sebastián había hecho un excelente trabajo distrayendo al pocionista pero todos sabían que postergar lo inevitable solo lo haría más difícil, así que se pusieron en camino.
No había sido un paseo muy largo, apenas quince minutos a pie que pasaron demasiado rápido para el pálido joven y sus amigos, los tres se detuvieron en el camino de piedra del cementerio Brompton y respiraron hondo antes de entrar.
Lily podía sentir un apretado nudo en su garganta, la joven bruja apenas y podía imaginar lo que esto significaba para Severus, porque por mucho que el pálido chico se viera sereno el suave temblor de la mano que sostenía no mentía y la forma en que trago saliva le dejaron claro que cada paso que daban le estaba costando un gran esfuerzo.
La pelirroja estrecho suavemente la mano de su mejor amigo para darle seguridad y el gamberro italiano poso una de sus manos en el hombro del pocionista dándole un ligero apretón como señal de apoyo, Severus no estaba solo y aunque había perdido a su ser más querido nunca más estaría solo.
Al llegar al sepulcro de la madre del pocionista lo primero que los chicos notaron fue un trió de rosas blancas atadas con un lazo color plata, Severus sonrió ligeramente y se acerco para tomar las rosas y ponerlas al centro del ramo de lirios antes de colocarlas todas juntas a los pies de la lapida.
- Por lo visto yo no soy el único que tuvo una cita hoy...- la suave y triste sonrisa de Severus era tan sobrecogedora que Sebastián y Lily tuvieron que apartar la mirada- Hola mamá...
***fin del flashback***
- ¿Quién le habrá dejado las flores?- Remus, Sirius y Lily se sobresaltaron al escuchar la voz de Peter pero para su sorpresa no solo se trataba de Peter, James también estaba ahí y aunque lucia algo desmañanado ya había subido a cambiarse.
- Seguramente fue Melkart.- James miro con duda a su licántropo amigo.
- No lo sé Moony, tal vez fueron los padres de Sirius.
- Pues yo creo que fueron los tres- el despeinado cervatillo y el mimoso lobito se le quedaron viendo a si pequeño amigo, tenía sentido, después de todo eran tres flores.
- Para Snape debe haber sido agradable ver que él no es el único que aprecia y extraña a su madre.
El resto de los leones se le quedaron viendo al miope animago con los ojos como platos, pero antes de que cualquiera pudiera hacer algún comentario sobres su recientemente estrenada empatía el despeinado merodeador retomo la palabra.
- ¿Cómo es que terminaron ebrios?
- Eso se sintió como si me estuvieran interrogando.
- Porque eso hacemos Evans, ahora suelta la sopa.
Lily rodo los ojos ante el comentario de Sirius pero siguió hablando, después de todo las partes más difíciles ya las había dicho... o al menos la mayoría.
- Cuando salimos del cementerio Roy nos estaba esperando y nos llevo a una fiesta.
- Pensé que ese pecoso era amigo de Severus- Remus le mando una mirada de confusión a la pelirroja- ¿Por qué no los acompaño al cementerio y porque llevarlos a una fiesta? Es obvio que Severus no debía sentirse con ánimos de festejar
- Roy es huérfano así que estar en un cementerio no es algo que le agrade mucho, además de todos nosotros él es el único que sabe realmente como se siente Sev, de hecho fue él quien nos llamo cuando la madre de Severus...- la pelirroja se calló a mitad de la frase, esa era más información de la necesaria y por la expresión consternada de los merodeadores estaba claro que entendían lo que se había callado- en cuanto a lo de la fiesta... supongo que esa es la forma en que Roy lidia con el dolor, sepultándolo bajo toneladas de diversión, risas y alcohol... Severus me dijo una vez que Roy es el tipo de persona que solo puede ser feliz cundo los que lo rodean están felices y a decir verdad su estrategia funciono bastante bien.
Como si fuera invocado el teléfono de la pelirroja empezó a sonar, era Roy, Lily tuvo un mal presentimiento, Roy solo llamaba por teléfono por dos motivos, intentar arrastrarla a ella y a Severus a una fiesta... o darle malas noticias y ya que la noche pasada había estado en una fiesta con el pelirrojo solo quedaba una opción...
***
Lily, Remus y Sirius se aparecieron en un estrecho callejón a unas cuadras de la calle de la hilandera mientras James y Peter se adelantaban en busca del medimago, los tres magos echaron a correr sin ton ni son a casa del pálido pocionista y justo cuando estaban por llegar este salió de la destartalada casucha evidentemente agitado.
Sirius se adelanto a sus amigos, corrió tan rápido al ver a su Bellus mas pálido de lo normal abrazándose a su mismo que la urgencia de estar a su lado casi lo hacen volar hasta él.
-¡Sev!
Severus giro al escuchar la voz de su amiga pero lo primero que vio fue a cierto merodeador con complejo de perro corriendo como si lo persiguiera un dementor, cerró los ojos seguro de que el merodeador lo taclearía de lo rápido que iba pero en lugar de eso lo único que sintió fue un par de cálidos brazos rodeándole los hombros.
El pálido adolecente parpadeo confundido un par de veces pero se dejo hacer por el ojigris y apoyo la mejilla en su pecho.
- Estoy bien...
Ninguno de los ex Gryffindor tuvo tiempo de confirmar o rebatir las palabras del pocionista cuando la puerta de la casa de Severus dio tremendo azote, Sebastián Ternera emergió de la casa con esa pinta de vándalo suburbano que a cualquiera intimidaba y los puños ensangrentados y justo tras él salió Roy O'Delán muy quitado de la pena con un teléfono en mano. El par de pelirrojos intercambio una mirada confundida y el teléfono de Lily comenzó a sonar.
- Ya chupe faros...- el pelirrojo sonrió evidentemente avergonzado y guardo su teléfono antes de acercarse al grupo de magos adelantándosele al choto- que uva pasa fresita, aterrizaste en cuete y yo sin descuentos.
- ¿Qué?
Ahora si Lily parecía verdaderamente confundida pero fue el choto quien le tradujo las palabras del pecoso.
- Dijo que llegaste muy rápido.
- ¡Oh!
- Ya ni pex, me voy a mi arbolito de una avestruz, ahí nos vidrios.
- ¿Qué?
Sebastián soltó un suspiro exasperado ante la repetitiva pregunta de la pelirroja pero volvió a traducirle de todas formas.
- Tiene que correr porque va a orinar.
- No hacía falta que me tradujeras eso...
- Entonces no preguntes.
- Disculpen que interrumpa su agradable charla pero tengo una pequeña duda...
Sirius ignoro el intento de Severus por zafarse de sus brazos cuando hizo un ademan con la cabeza señalando las manos del moreno y solo hasta entonces Lily noto la sangre, aunque al Choto no podría importarle menos.
- Es de tu suegro pijo bonito.
Sirius tuvo la sensación de que el gamberro quería agregar algo mas, muy seguramente al estilo de "y será tuya si lastimas al gato negro" pero Sebastián se contuvo y después de echarle una última mirada al pocionista asegurándose de que estuviera intacto los paso de largo
Sebastián se fue a la casa de Roy ignorando los chillidos escandalizados de la pelirroja, no es que a la bruja importara un pimento lo que le pasara a Tobías se trataba más bien de una cuestión de principios, principios que obviamente el gamberro no compartía, aun así la chica no pensaba entrar para ver si el miserable de Tobías estaba vivo o si quiera consiente.
***
- ¿Qué fue lo que paso?- Sirius se veía bastante molesto parado frente al pocionista, no había sido ningún problema regresar al penthouse, y ahora el pocionista estaba sentado en un sillón cual niño regañado mientras abrazaba un libro- tu amigo llamo diciendo que ese muggle te ataco.
- Se equivoco, fue Sebastián quien ataco a Tobías pero él se adelanto y los llamo en lugar de confirmarlo...- El pocionista esquivo la mirada de sirius, estaba claro que el animago estaba molesto, ya todos lo habían regañado como si se tratara de un mocoso que cruza la calle corriendo después de que le dijeran que no cruzara sin tomarles la mano.
- ¿Y Sebastián ataco a Tobías por...?- Lily se veía bastante irritada, cuando el pocionista salió en la mañana pensó que ya estaba sobrio, pero no había sido así, joder como odiaba que su amigo fuera tan bueno para fingir.
- Quería recuperar algo de mi madre...
Los chicos se quedaron sin habla con esas palabras y mientras las llamas verdes de la chimenea le daban paso a Melkart Riot y a los dos merodeadores faltantes Severus se hundió más en el sillón, ahí venia otro regaño.
Y dicho y hecho, los recién llegados no tardaron en hacerle un par de reclamos al pocionista, incuso James lo regaño por imprudente, Severus agacho la mirada avergonzado, eso ya era caer muy bajo.
- ¿Qué demonios estabas haciendo ahí?- Ante la pregunta del medimago Severus solo alzo tímidamente el libro que abrazaba frente a su rosto y se lo tendió.
- Mama lo tenía oculto en la cocina disfrazado como un libro de recetas...
Melkart abrió con duda el libro y una extraña mariposa salió volando, la pequeña criatura voló hasta Severus y se poso en su oscuro cabello mientras los presentes se quedaban mudos de la impresión... era el lirio que Severus le había regalado a su madre hace ya más de siete años.
Eileen había guardado por años ese hermoso lirio entre las páginas de un libro, de hecho guardo cada uno de los regalos que su hijo le había llevado desde aquel entonces, escondiéndolos en cualquier rincón de la casa donde creía que su marido no los encontraría ya que si los descubría se encargaba de quemarlos en la chimenea o destruirlos a base de pisotones.
- Quiero que te quedes el libro, algo me dice que es tuyo.
Mel miro el libro entre sus manos, la portada era de un libro muggle de cocina pero al abrirlo quedo claro que no lo era, ese era su viejo libro de runas antiguas lo sabía porque había puesto su nombre y el de Eileen en runas antiguas en la primera pagina y los había rodeado con las runas de amor eternidad y pureza, porque aun desde aquel entonces sabía que su amor por Eileen seria eterno y puro.
Severus y el medimago habían tenido un momento lleno de entendimiento, nostalgia y dolor, ambos habían amado a Eileen, había sido un amor diferente pero había sido sincero y profundo, los merodeadores no protestaron cuando el medimago pidió quedarse a solas con el pocionista para revisarlo, el par de magos no toco el tema de Eileen, no necesitaban decirse lo que ya sabían, la amaban y la extrañaban.
***
Un par de horas después de que el medimago se retirara Lily y Severus se encerraron en la biblioteca para leer un momento, ninguno de los dos quería hablar pero tampoco querían estar solos, así que harían algo que siempre los ayudaba, leer hasta calmar sus emociones y pasar página a otro tema.
- Lily...- Ni Severus ni la pelirroja apartaron las miradas de sus libros- ¿Qué paso anoche?
- Fuimos con Roy a una fiesta ¿No lo recuerdas? Creo que bebiste demasiado.
- Me refiero a cuando llegamos aquí- Severus omitió el regaño de su amiga ya que tenía una duda en mente.
- ¡Oh! -Lily cerró su libro haciendo memoria- Remus nos derribo cuando llegamos y estoy segura que cierto merodeador casi se moja las patas creyendo que nos atacaría.
- Que suerte que Potter no tenga incontinencia.
- Touche- el par de magos intercambio una risilla cómplice entonces el pocionista se aclaro la garganta y se sonrojo ligeramente.
- Me refiero a... ¿Qué paso después?
- ¿Después?
- Veras... Hoy yo... desperté en la cocina... envuelto en una sabana... completamente desnudo y con medio sándwich de pepino y arándano en la mano...
- ¿Pepino y arándano?- la pelirroja tenía los ojos abiertos como platos y era evidente que esa no era la pregunta que quería hacer.
- Y aguacate...
- ¿Aguacate?
- Lily...
- ¿Sev?
- ¡Lily!
- ¡Perdón!
Al otro lado de la puerta Remus John Lupin tenía los ojos abiertos como platos y la oreja pegada a la hoja de madera, sus amigos estaban en la cocina comiendo y a él se le había ocurrido invitar al par que se había encerrado hacia casi media hora y por su puesto James y Sirius apoyaron esa idea, aunque por motivos diferentes, Sirius no quería que su Bellus se saltara comidas y James quería que fuera y los interrumpiera y de paso que se ganara puntos con el pocionista.
Sirius se harto de esperar a su licántropo amigo así que fue a apurarlo cuando lo encontró pegado a la puerta de la biblioteca con expresión desencajada, el animago se acerco pensando lo peor pero Remus lo vio justo antes de que llegara a él y como si de un imán repelido se tratara se aparto de la puerta.
Remus tomo a su mejor amigo del antebrazo y prácticamente lo arrastro a su habitación.
- ¿Qué sucede, que estaban haciendo Rem...?
Sirius no pudo terminar su pregunta ya que fue súbitamente asaltado por el hombre lobo, el animago no se lo había esperado y sorpresivamente no sabía qué hacer mientras Remus intentaba abrirle la camisa.
- ¡Remy, espera! ¡No!- Sirius intento zafarse pero el joven licántropo se fastidio y le abrió la camisa de un tirón botándole un par de botones- ¡Remus detente, no puedo hacer esto contigo!- el licántropo se quedo viendo el pecho desnudo del animago sin escucharlo y Sirius retrocedió un par de pasos hasta quedar atrapado contra la pared- No es que no te encuentre atractivo pero... tu sabes que me gusta Severus y...
- ¿De qué cojones estás hablando?- El cerebro de Remus por fin hizo conexión y se dio cuenta de lo que había hecho pero decidió ignorar eso y arrastrar a su amigo frente al espejo- no importa, mira.
Sirius se miro confundido por un momento hasta notar lo que el licántropo señalaba, una pequeña y rojiza marca en su clavícula, el animago abrió mucho los ojos y se quito la camisa, ahí estaba en su hombro una perfecta mordida, iba a decirle algo a Remus no sabía qué pero al ve el reflejo de su amigo en el espejo se quedo mudo, el licántropo teína los ojos clavados en su espalda, así que se giro mara mirarse en el espejo, tenía unos ligeros rasguños y la marca de uñas en sus hombros ni siquiera dolían.
- No fue un sueño... ¡Por Merlín, Remus no fue un sueño!- La momentánea euforia del animago se esfumo en segundos mientras un terrorífico frio se apoderaba de su estomago- ¡Por Merlín, Severus me va a matar!
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