33.- Poemas y Pociones.
Gemidos.
Gemidos, eso es todo lo que Sirius podía escuchar, el departamento estaba sumido en la oscuridad y los gemidos inundaban cada rincón, parecían salir de las paredes, del suelo, del techo, parecían generarse de la nada en medio de la sala y los pasillos, sonaban con el eco distante de la biblioteca y se mesclaban con el burbujeo de las pociones en la cocina.
Su cuerpo se sentía rígido a cada paso que daba, la oscuridad había devorado su sombra y el aire se había vuelto tan denso que parecía querer impedirle cualquier movimiento, cada paso le costaba un gran esfuerzo y podía escuchar el latido de su propio corazón haciendo eco en su cabeza.
Sus pies se habían vuelto pesados como el plomo y sus manos estaban tan duras como el mármol, le llevo una eternidad llegar a la entrada de la habitación de su Bellus y cerrar sus dedos alrededor del pomo de la puerta y cada segundo que le tomo girarla le pareció un siglo.
Una luz cálida inundo el pasillo atreves de la rendija que se abrió cuando el merodeador empujo la pesada hoja de madera y los gemido llegaron a él con más claridad. El olor a fuego y cera llegaron a su nariz y la luz de las velas que se consumían sobre la mesa de caoba negra iluminaron sus ojos atormentados grises.
Hermosa piel blanca, suave como los pétalos de un lirio; imperfecta y marcada huellas de un doloroso pasado, piel cálida y dulce. Sofocados gemidos llegaron a su oído y el deseo de su corazón se estremeció en los brazos de otro hombre.
***flashback***
Sexto curso. Hogwarts, torre de Gryffindor, habitación de los merodeadores.
Frank Longbottom y sus compañeros de habitación estaban ebrios mientras hablaban de chicas y placeres, Sirius alardeo con descaro de su última conquista y James idolatro la gracia de su amada.
- A estas alturas Snape tiene más oportunidades que tu.- los merodeadores rieron incrédulos y Frank los dejo ser por un momento- Me lo ha dicho Mirlo de Hufflepuff.
- ¿Y ella porque pensaría eso si está loca por James? La chica va a cada partido, incluso a los entrenamientos- Sirius sonrió con cinismo y seguridad y James Potter se rio con vanidoso orgullo.
- El partido pasado apoyo a Slytherin, además la escuche hablando de eso con Alice, Mirlo y otras chicas de Ravenclaw están tomando clases de pociones con Lily en la biblioteca y a veces ella lleva a Snape.
- ¿Y que con eso?- el miope mago apretó la manta en la que estaba sentado con su puño intentando mantenerse sereno, pero no podía evitar que su sangre hirviera cada vez que alguien le recordaba que aquella antipática serpiente era más cercana a Lily que él.
- Lily y Snape son amigos y él es muy bueno en pociones, no tiene nada de raro que le pida ayuda.- Remus se sirvió otro trago de whisky de fuego restándole importancia a las palabras de Frank y James se sintió un poco mejor.
- Pues Mirlo dijo que eran más que solo clases lo que Snape les daba.
A Peter se le resbalo la botella de la mano y Sirius escupió su bebida mientras Remus le lanzaba una discreta mirada de preocupación a James ya que si lo que Mirlo había visto en la biblioteca era demasiado comprometedor las cosas se pondrían muy feas entre su amigo y el pocionista. El cazador de Gryffindor se había quedado petrificado con la bebida a unos pocos centímetros de sus labios y Frank no pudo más que largar una carcajada histérica.
- Que mal pensados son, Mirlo solo dijo que él les lee.
- ¿Qué carajo?- Sirius lucia francamente decepcionado- Frank yo conozco a Mirlo y de mojigata no tiene ni las uñas.
- Exacto, esa chica ve segundas intenciones hasta en los pergaminos- Frank apenas y pudo contener la risa por lo que estaba a punto de decirles- Dijo que la voz de Snape estaba hecha para seducir- Frank respiro un par de veces profundamente intentado controlar sus carcajadas hasta el punto de tener que recostarse en el suelo y cubrir su rostro con el antebrazo y a Remus le dio la impresión de que hasta su sonrisa se había ido cuando recupero el aliento- entonces Alice le dio la razón...
Los merodeadores guardaron silencio por un momento mientras el joven león se sentaba y miraba su bebida como si estuviera ante la encrucijada de su vida y con un suspiro desalentador le dio un gran trago antes de continuar.
- Hace dos días Alice fue a las clases de Lily así que la seguí- Frank parecía algo avergonzado por eso pero ninguno dijo nada pues estaban más interesados en escuchar lo que había visto en la biblioteca- esa serpiente rastrera seria un muy buen maestro, tendría toda la atención de sus alumnas solo con su presentación, tan pronto se puso a leerles las instrucciones de la poción para la tos y todas ellas parecían querer aventarle las bragas a la cara y con todas hablo de todas, Mirlo, Nerine, Cecil, Lily... incluso Alice...
- De ninguna manera Lily...
La airada réplica de James quedo sofocada por la queja del fastidiado león, Alice era novia de Frank desde hacía dos meces si alguien debería estar enfadado era él, no su idiota compañero de habitación que hasta la fecha no tenía ni una solo respuesta positiva de la chica que le gustaba.
- Regulus le hablo a Snape así que dejo a las chicas solas un rato y Lily le dijo a todas que si leyendo pociones sonaba como un sueño tenían que esperar a oírlo leyendo poesía.
- Como si el grasiento fuera a leerles poesía- Sirius sonrió con cínica incredulidad y el resto de los merodeadores se rio completamente seguros de que eso no pasaría ni en un millón de años y que muy seguramente el tétrico de Quejicus no sabía lo que era la poesía, pero las palabras de Frank le borraron la sonrisa a todos.
- Pues lo hizo... Lily tenía un plan muy simple preparado para que todas pudieran escucharlo, cuando Snape regreso ella le pido que les mostrara un hechizo que le había enseñado durante las vacaciones... jodida serpiente, por la cara que puso estaba claro que sabía lo que Lily quería que hiciera y como siempre lo hace la complació, entonces Mirlo puso una rosa seca sobre la mesa que al parecer Lily le había pedido y Snape recito el Soneto 18 de Shakespeare.
- ¿Quién es Shakespeare?
Frank le mando una mirada agria a Sirius por haberlo interrumpido antes de continuar.
- Era un poeta muggle muy famoso, en fin, mas de una soltó un suspiro disimulado cuando esa rastrera serpiente empezó a recitar "¿He de compárate con un día de verano? Cuando tú eres más hermosa y más templada" ... Miserable... esa estúpida serpiente logro revitalizar la rosa y se la dio a mi Alice ¡a mi Alice! estoy seguro de que lo hizo a propósito porque justo después de hacerlo miro hacia donde estaba escondido.
- Cálmate Frank, no sé como si Snape esté intentando quitarte a tu novia, si te vio solo estaba intentando molestarte, podría haber hecho algo peor.
Frank le mando una mirada acida al licántropo y el resto de los leones se quedo callado, no era muy común ver a Frank tranquilidad Longbottom enojado.
- ¿Que podría ser peor que seducir a mi novia en mis narices con poemas y flores muertas regresadas a la vida?
- Podría haberte delatado y Alice se habría molestado contigo por espiarla.
- Además no es la gran cosa, cualquiera podría sacarle un suspiro a una chica recitándole un poema.- Sirius se sirvió otro trago sin poder imaginar cómo sería escuchar o siquiera ver a Quejicus recitando poemas de amor.
- No me importaría tanto si no fuera porque lo que las hizo suspirar primero fue una estúpida poción para la tos...
Los cinco leones se quedaron en silencio por un momento preguntándose si ellos podrían lograr algo así y la verdad es que ni Sirius se creía capaz de conseguirlo, no es que fuera admitirlo por supuesto, además ni siquiera podía admitir que la voz de Quejicus fuera para tanto.
***fin del flashback***
Severus se movía lenta y sinuosamente sobre el regazo de Sebastián Ternera mientras las manos del gamberro italiano acariciaban con lentitud su cadera alentándolo a moverse a su ritmo y los gemidos del pálido mago se elevaron en la habitación mientras los labios del moreno se apoderaban de su cuello.
Los ojos del merodeador se humedecieron mientras una daga se clavaba en su corazón y al ver a su Bellus arquearse de placer mientras el gamberro acariciaba su espalda con deleite el dolor en su pecho aumentaba más y más con solo escuchar los jadeos ansiosos y ahogados de Severus.
- Black... mírame... Black... abre los ojos... mírame... ¡Black!... ¡Black despierta!
El agitado león abrió los ojos y se incorporo en el sillón con la respiración agitada, el pocionista tuvo que echarse hacia atrás para evitar un golpe pero sus rápidos reflejos no pudieron evitar que Sirius lo atrapara entre sus brazos y hundiera el rostro en su cuello.
- ¿Black?
Severus no pudo evitar sonrojarse, de tanto en tanto tratar con el merodeador se le hacía muy complicado, no quería lastimarlo por mucho que se lo mereciera pero le daba miedo aceptarlo porque él no es de los que perdona y olvida, pero igualmente Sirius no es de los que se rinde solo porque lo tenga difícil.
- Solo fue una pesadilla Black...- el pocionista acababa de llegar cuando escucho al merodeador quejándose en el sillón claramente a causa de un mal sueño, lo llamo un par de veces para que despertara pero al final tuvo que sentarse junto a él y sacudirlo un poco para que reaccionara.
Sirius apoyo la frente en el hombro del pocionista intentando calmar su agitado corazón, se había quedado dormido en el sillón mientras leía y había tenido una pesadilla, desde el secuestro del pocionista y de la madre de Barty el animago tenía constantes pesadillas, y su Bellus le había sacado de varias pero esta había sido diferente, en esta no había vampiros intentando morder a su Bellus, en esta solo había un muggle que llevaba años protegiendo al pocionista, un muggle que tenia la confianza y la amistad de Severus.
- Black...
- Solo un poco mas...
- No está bien... Black...
- Puedo transformarme si te incomoda tanto... solo un poco mas... por favor...
Severus suspiro derrotado, se sentía tan débil cuando el merodeador le hablaba de esa manera que no sabía cómo resistirse.
- Solo un poco...
Sirius intento mantenerse calmado mientras desabotonaba su camisa frente al pocionista y Severus no pudo evitar sonrojarse a medida que los botones se iban abriendo pero solo atino a apartar la mirada cuando el merodeador se desabrocho el cinturón.
El merodeador decidió desvestirse y transformarse lo más rápido posible cuando su Bellus se giro pues estaba seguro de que el pálido mago quería salir corriendo, así que en cuanto estuvo listo ladro para llamar la atención del pocionista.
Padfoot se abalanzo sobre el pocionista y ambos terminaron recostados en el sillón, definitivamente para el pocionista era más fácil y menos vergonzoso abrazar al Sirius Black transformado en perro así que sus dedos se deslizaron en el pelaje del animago con más confianza de la usual, le rasco el cuello y tras las orejas provocando que sirius se retorciera sobre él y agitara la cola alegremente.
- Eres un perro mimado
Como respuesta Sirius le dio zendo lametón en la cara y empezó a olisquearle el cuello haciéndole cosquillas, Severus respondió de la única manera en que se le puede responder a un perro cuando te hace cosquillas, rascándole la barriga, Sirius se retorció tanto que quedo pansa arriba encima del merodeador mientras movía una de sus patas disfrutando de los mimos del pocionista, entonces escucharon la puerta del departamento abrirse y James Potter entro seguido por Remus.
- Preparare algo de chocolate caliente ¿quieres un poco Prongs?
Remus miro extrañado al despeinado merodeador al ver que se quedaba parado en medio del pasillo con los ojos como platos, entonces giro hacia la sala y vio a Severus Snape casia costado en el sillón con un lanudo perro negro entre sus piernas.
La pata de Sirius se había quedado en el aíra a mitad de un movimiento que delataba a las claras lo mucho que había estado disfrutando de la atención de su Bellus. Severus se incorporo en el sillón y Sirius se enderezo sentándose a su lado mientras miraban hacia la chimenea.
James Potter intento mirar a otro lado, cosa de la que se arrepintió en el instante en que descubrió la ropa de su mejor amigo regada en el suelo alrededor del sofá, lo que significa que el animago se había desnudado ahí mismo con el único fin de que la antipática serpiente lo acariciara.
- Le estaba buscando pulgas...
Sirius soltó un gruñido ofendido y lo miro con las orejas pegadas al cráneo mientras Remus le mandaba una mirada preocupada al despeinado azabache parado a su lado. James parecía no poder procesar lo que estaba sucediendo de modo que el licántropo llamo la atención de los tres magos y les dedico una extraña sonrisa incomoda y abochornada.
- Preparare chocolate caliente ¿quieres un poco Severus?
- Si.- la respuesta del pocionista salió al instante mientras se acomodaba en el sillón aparentando que nada extraño estaba pasando ahí- Lily y yo fuimos al centro a una panadería nueva así que traje algunos, de esos con forma de luna, Lily dijo que se llaman "cuernitos" y son perfectos para el café y el chocolate pero nunca los he probado.
El pocionista tomo una caja que había dejado en el otro sillón y la abrió mostrando el pan, se veía suave y esponjoso, como recién salido del horno, Sirius incluso intento acercarse y olfatearlo pero el pálido mago cerró la caja antes de que acercara demasiado el hocico.
Mientras Sirius se hacia el ofendido nuevamente el licántropo aprovecho para escaparse de la incomoda situación y largarse a la cocina a prepara el chocolate, James le dedico una mirada preocupada a la espalda de Remus preguntándose si se sentiría celoso de ver a Sirius tan cerca del pocionista especialmente después de ver toda la ropa ahí regada, entonces la risita burlona de Snape llamo su atención.
El pocionista había sacado una de las piezas de pan de la caja y se la ofrecía al animago pero antes de que Sirius pudiera agarrarla Severus la aparto y extendió una mano frente al animago.
- Dame la pata.
James agacho la mirada y se cubrió los ojos intentando no reírse de la cara de traición que había puesto Sirius, entonces Severus repitió su orden en una sola palabra "patita" y el miope animago tuvo que sentarse al escuchar a su amigo gruñendo moles y verlo darle la pata al pocionista.
Cuando Remus regreso el animago ya estaba engullendo alegremente uno de los panecillos mientras Prongs parecía intentar no reírse, entonces el pocionista le acaricio la cabeza y le dijo al animago que debería quedarse como perro ya que así era más fácil de tratar, y por su puesto Sirius derribo a su Bellus sobre el sillón y empezó a lamerle y babearle toda la cara mientras este intentaba quitárselo de encima.
- ¡Vale! ¡Me retracto, me retracto!
- Sirius, basta.- la calmada orden del licántropo llamo la atención de todos y Severus pudo volver a sentarse- vuelve a transformarte porque ni creas que te dejare babear mis tazas para el chocolate.
El enorme perro se estiro sobre el sillón y ladro listo para transformarse pero Severus le jalo la oreja y con las mejillas sonrojadas le dio un ligero empujón.
- Tras el sillón perro degenerado.
Remus no pudo ni quiso contener la risita burlona que le dio al ver a su amigo caminar tras el sillón a cuatro patas como perro regañado mientras él le daba una taza de chocolate caliente al pocionista y solo entonces James Potter se relajo un poco, aunque no pudo evitar escupir su primer trago de chocolate cuando su mejor amigo se asomo desde atrás del sillón con una petición en mente.
- Me pasan mis calzoncillos.
Una vez vestido el animago se sentó junto a Severus sin molestarse en cerrar su camisa y haciendo como si nada hubiese pasado tomo su taza de chocolate otro de esos deliciosos panes o cuernos como se llamaran.
- ¿Donde está Peter?
- Fue con Frank a buscar un regalo de aniversario para Alice.- el pocionista miro extrañado al licántropo y Remus no pudo más que reír en entendimiento.- Peter es muy bueno encontrando cosa, especialmente en situaciones de emergencia.
- Oh, es verdad, lo demostró en sus pruebas para ingresar a la academia.
Severus tomo un trozo de pan ignorando al revoltoso merodeador sentado junto a él y lo remojo con el chocolate antes de llevárselo a la boca, eso llamo la atención de los merodeadores, no es que nunca hubiesen visto a alguien hacer eso pero les resultaba extraño que el pocionista hiciera algo que según James y Sirius era cosa de niños no es que ellos lo hubiesen hecho de pequeños, después de todo habían tenido crianzas muy diferentes a la del pálido chico o la del licántropo.
Sirius miro su propio pan con curiosidad antes de remojarlo y llevárselo a la boca y sinceramente le pareció que estaba delicioso de modo que termino comiéndose dos piezas de pan de esa forma y por supuesto James no se quedo con las ganas de hacerlo también.
- No sabía que el pan así fuera tan rico.
- Mama decía que así ablandaban el pan para que los niños pequeños pudieran comerlo.
El miope animago se le quedo viendo por un momento al licántropo sin entender porque necesitaría ablandar el pan.
- Pero... el pan es blando Remus.
- Los muggles no tienen elfos que les hagan pan recién horneado todos los días Prongs.- a veces el despeinado animago parecía olvidar que las maravillas de la magia le estaban negadas a aquellos que no eran magos.
- ¿Entonces por eso comes así el pan Severus, así te lo daban de niño?
El pocionista miro al despeinado león con una ceja alzada, desde cuando Potter le hacía preguntas triviales y lo incluía en una conversación.
- No, en casa no comíamos pan dulce, pero mojaba los bolillos en el caldo o la sopa para que fuera más suave.
- ¿No te dejaban comer azu...?
Un codazo por parte de Remus detuvo la pregunta del despeinado merodeador y James no pudo evitar sonrojarse avergonzado al entender que no se trataba de que el pocionista tuviese prohibido el azúcar, simplemente no podían comprar pan dulce. Por primera vez James entendió lo miserable que había sido la vida de Severus pero cuando recapitulo lo que el pocionista había dicho de mojar los bolillos con el caldo sintió verdadera pena por él ¿lo mojaba porque era un pan muy duro o porque su padre lo lastimaba al punto de que no podía comer cosas demasiado solidas?
James agacho la mirada, no podía preguntarle algo como eso al pocionista y la verdad es que no estaba segura de querer saber la respuesta, porque cualquiera que esta fuera haría que todas las cosas que hizo en el pasado pesaran aun más en su conciencia, el breve silencio que se instalo en la sala se le hizo insoportable al león así que busco a su alrededor como si algún otro tema de conversación se escondiera entre los muebles, y asi era.
- ¿Y ese libro?
Severus miro hacia donde señalaba el miope animago y se agacho para recoger el libro abierto que estaba tirado junto a la pata del sillón, y sin perder la pagina leyó la portada del libro.
- Recopilación de poemas de William Shakespeare.- el pálido mago giro el libro y leyó el titulo del poema que seguramente había estado leyendo el heredero de los Black antes de caer dormido – Soneto 18...
- ¿Quién es ese?
Sirius y Remus le mandaron una mirada plana a su despistado amigo, pero ni el ni el pocionista lo notaron.
- Es un poeta muggle, vivió hace siglos, a Lily le encanta y el Soneto 18 es su poema favorito.
- ¡De verdad! ¿Qué dice?
Severus había estado a punto de decirle que la pelirroja siempre le pedía que le leyera aquel poema, pero ya que se estaba portando tan civilizadamente prefirió no arruinarle el momento al emocionado león y leer el dichoso poema.
- "¿He de compárate con un día de verano?"- en el instante que la voz grave y mesurada del pocionista empezó recitar el poema Remus y James intercambiaron una mirada, ellos ya lo conocían, Frank les había hablado de eso un par de años atrás- "Cuando tú eres más hermosa y más templada"- Remus no podía negar que el pocionista tenía una voz hermosa- "ni la Muerte se jactara de vagar en su sombra"- James Potter por fin entendió el porqué Frank Longbottom se había molestado tanto en aquel entonces- "Cuando en eternas líneas de tiempo crezcas, mientras los hombres puedan respirar o los ojos puedan ver"- Severus Snape en verdad tenía una voz hecha para seducir- "Hasta ahora vive esto, y esto te da vida."
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