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30.- Cuarenta y Seis Minutos

Severus y el merodeador de ojos grises llevaban cerca de quince minutos sentados un frente al otro en el comedor pero eran incapaces de mirarse a los ojos, el resto de los leones (Lily incluida) los miraban expectantes desde el otro extremo de la mesa.

Era lunes por la tarde, el día anterior la pelirroja había secuestrado a su pálido amigo y lo había interrogado por horas en un lindo café londinense, de modo que ya estaba enterada de los besos correspondidos al crepúsculo de la borrachera y de cómo el pocionista se había hecho el dormido para no lidiar con el animago después de haberle dicho, de forma indirecta, que él no lo consideraba una mala persona y de cómo Sirius Black lo había tomado como un avance y se había declarado un "buen hombre en entrenamiento" Lily lo riño por darle alas al merodeador cuando aun se sentía inseguro, aunque más tarde se la paso riendo como por veinte minutos con Remus de las ocurrencias de Black.

Remus por su parte había estado bastante estresado el día anterior pues por la mañana Sirius había estado arisco y refunfuñón quejándose por todo ya que no había podido ver a su Bellus en todo el día, por su puesto el licántropo había aprovechado para enterarse de todo el chisme... es decir... había hablado largo y tendido con su dramático amigo sobre lo sucedido para darle algo de aliento y apoyo moral, especialmente ahora que el heredero de los Black se sentía con esperanzas de conquistar al pocionista.

James se había mantenido prudentemente apartado del par de magos con complejo de perro ya que seguramente Remus le había estado preguntando porque el pocionista había regresado en calidad de bulto después de su fiestecita con las serpientes, así que se dedicado a picar a su regordete amigo sobre la candente noche que seguramente había pasado con Crouch, de mas esta decir que el pobre de Peter se la paso colorado todo el día.

Y ahora ahí estaban... todos reunidos en el comedor... Severus y Sirius frente a frente sin poder mirarse y aunque Sirius se moría de ganas por besar al hombre frente a él, no podía y no porque su mejor amigo sufriría un colapso nervioso si veía algo así, no, eso no tenía nada que ver, eran ese par de pergaminos en la mesa, esos jodidos pergaminos que habían atrapado a todos con la guardia baja y los tenían ahí reunidos.

A Sirius no le tomo ni un segundo reconocer a la lechuza parda que los había traído, y ahora yacían sobre la mesa, como una barrera entre él y su Bellus y justo cuando abrió la boca para decir algo el pocionista reacciono. Severus tomo el pergamino de la derecha, pulcramente enrollado y atado con un hermoso listón de seda color gris ártico en el que se podía leer claramente su nombre bordado en hilo de plata, no era un gran contraste de tonos pero sin duda se veía elegante y formal.

Los leones contuvieron el aliento mientras el pocionista abría el pergamino, Peter incluso se escondió tras Remus como si creyera que al abrirlo explotaría, pero nada pasó así que Severus leyó lo que decía en silencio, todos se acercaron disimuladamente e incluso Sirius estiro un poco el cuello ante la concentrada mirada del pocionista, Severus frunció el ceño provocando mas tención en el merodeador entonces parpadeo aparentemente confundido y por ultimo soltó un simple "ah" de entendimiento y enrollo el pergamino firmado por Walburga y Orión Black antes de levantar la mirada.

- ¿Y bien?

Severus no estaba seguro de cuál de todos los leones soltó primero la pregunta, así que le respondió al que tenia justo en frente.

- Es una invitación para comer con tus padres.

Un jadeo de sorpresa e incredulidad grupal provino de los leones a la derecha pero Sirius solo asintió y trago grueso antes de fijar su mirada en el otro pergamino. Estaba bastante seguro que lo suyo no sería una cordial invitación a comer, aunque sentía cierto grado de alivio de que no se tratara de un vociferador.

El merodeador tuvo que recordarse que era un Gryffindor y no cualquiera, era el Gryffindor más valiente y osado de su generación, aun así no pudo evitar respirar hondo antes de toma el pergamino con su nombre y abrirlo lentamente, venia firmada solo por su padre y era breve , apenas dos líneas y una era la firma "los príncipes de finas manos esgrimen la espada con letal destreza" el merodeador miro la nota con una ceja alzada, no le quedaba claro si era una amenaza o una advertencia, quizá un poco de ambas.

***

Contrario a lo que el nervioso perro negro esperaba todo parecía ir bien, llevaba un par de horas espiando a su Bellus y a sus padres desde abajo de una banca fuera del elegante café mágico donde estaban ya que el pocionista, contra todos sus consejos, había decidido asistir a la dichosa comida con sus padres.

Sirius estaba híper atento, con el cuello tenso y las orejas alzadas desde que salió del departamento tras el pocionista, y sus nervios no se habían calmado ni un poco al ver llegar a Elora Crouch junto a otra pareja, que seguramente serían un par de personas muy importante ya que sus padres se pusieron en pie y los saldaron con inusual alegría.

Llevaban un cuarto de hora hablando sin parar y reír y eso lejos de tranquilizar al león lo crispaba mas, Sirius se arrastro discretamente con la panza pegada al piso hasta llegar a una de las ventanas, varios magos que pasaban por el lugar se le quedaron viendo extrañados y un pequeño niño lo señalo diciéndole a su madre que deberían llevarse al pobrecillo perrito porque seguramente tenía hambre.

Sirius apenas iba a asomar la cabeza por la ventana cuando el vidrio estallo, no supo de donde venia el ataque pero eso poco importaba apenas se sacudió los vidrios que le habían caído encima salto por la ventana al interior del café, el lugar era un caos, la gente gritaba y corría intentando salir del lugar y la mesa de sus padres estaba volcada, la mujer que se había sentado junto a Severus unos minutos atrás yacía inconsciente en el suelo y por el ángulo en el que se había doblado el cuello de su acompañante era casi seguro que este estaba muerto.

Sirius distinguió a su padre semi inconsciente entre unas sillas a un par de metros de donde había estado segundo atrás y su madre parada justo frente a él, Walburga Black estaba furiosa y así lo demostró el potente hechizo que le lanzo a un encapuchado, el pobre no tuvo oportunidad, el endeble protego que invoco se hizo añicos en segundos ante el poder de la matriarca de los Black.

Walburga estuvo a punto de mandar un segundo ataque contra otro de los encapuchados, pero este demostró ser más astuto... o más ruin, el hombre tomo a la aturdida y desvalida Elora y se escudo con ella, eso solo evito que la furiosa bruja lo atacara a él, pero su otro compañero no tuvo tanta suerte, la bruja ni siquiera volteo a mirarlo y si no fuera porque el animago vio claramente el movimiento de varita de su madre habría jurado que el tipo se lanzo el mismo por la ventana.

El encapuchado retrocedió un par de pasos claramente superado, apunto su varita al cuello de la bruja mientras Orión Black se unía a su esposa, aunque ninguno se atrevía a atacar ya que podrían herir a Elora.

El encapuchado sabía que no tenia oportunidad de ayudar a sus compañeros, pero eso no podía importarle menos, el tenia un solo objetivo y lo tenía bien sujeto contra el pecho, era un secreto a voces que Elora Crouch era tan mala en la magia que de milagro no era una squib y ahora aturdida, asustada y herida como estaba no tenia oportunidad de escapar.

Severus, agazapado tras la mesa volcada había evadido el primer ataque por los pelos y estaba a punto de atacar al encapuchado y recuperar a la madre de uno de sus mejores amigos cuando reconoció el sutil movimiento de su muñeca.

Sirius vio aquello en cámara lenta y a pesar que se abalanzo sobre ellos a gran velocidad se sintió como si su cuerpo se hubiese vuelto tan lento y pesado como el plomo, Elora descubrió al pocionista al mismo tiempo que lo sintió Severus atrapo la delgada muñeca de la bruja en el segundo exacto en que el encapuchado los desapareció.

Si alguna vez has escuchado a un perro llorar y mirar a los lados asustado entonces entenderás que lo que Sirius sentía en ese momento era terror, había perdido a su Bellus. Orión se acerco a su hijo cojeando y lo cubrió con su capa mientras Walburga les cubría las espaldas en caso de que apareciera otro mago a atacarlos.

A Orión se le encogió el corazón al ver el miedo en los ojos de aquel hermoso perro negro, no sabía que decirle o como actuar, hacia tanto tiempo que su hijo no se veía tan desesperado y vulnerable que no atino a hacer otra cosa que abrazarlo.

Walburga apretó fuertemente la varita entre sus dedos, más que un perro salvaje y feroz su hijo lucia como un cachorrito perdido y eso avivo la ira que sentía hacia aquellos que los habían atacado pero cuando hablo su voz sonó tan fría y decidida que Sirius dejo de temblar en brazos de su padre.

- Cálmate Sirius, vamos a encontrarlo...- un violento movimiento de varita hizo volar hacia ella al primer encapuchado que había atacado- y él va a ayudarnos.

Salazar Slytherin podía retorcerse de orgullo en su tumba al ver la ira ardiente y la sangre fría con la que se manejaba la matriarca de lo Black, Sirius incluso se transformo de vuelta en humano por el sobresalto, su madre era endemoniadamente rápida y fuerte, no cavia duda de donde había sacado el merodeador su talento.

***

Tan pronto como dejaron de dar vueltas el pocionista abrazo a Elora Crouch y le lanzo un hechizo a su secuestrador que lo mando a volar hasta una pared a tres metros de distancia pero un ataque desde la derecha lo arrojo a él la pared contraria, Elora cayó hacia un lado y se arrastro desesperada hasta el pocionista, Severus se incorporo tan rápido como pudo y alzo un protego que bloqueo el siguiente ataque según le había dicho Barty su madre era un desastre con la varita, de modo que tendría que arreglárselas y sacarlos de ahí por su cuenta.

Obligo a la bruja a ponerse en pie mientras lanzaba hechizos a ciegas, el lugar era frio, húmedo y oscuro, las paredes eran de piedra seguramente era un castillo aunque por la suciedad del suelo y el moho de las paredes seguramente estaba abandonado, excepto claro por los cretinos que le lanzaban hechizos sin descanso, había intentado romper una ventana con una bombarda pero al parecer tenía algún tipo de barrera, muy seguramente tampoco podría desaparecerse así que no lo intento.

Tuvo que correr por los pasillos con la bruja a cuestas, los hechizos iban y venían algunos eran tan potentes que hacían temblar las paredes entonces Severus logro derrumbar una parte del techo en una bifurcación de modo que logro perderles la pista a sus perseguidores por un momento y aprovechando la oportunidad corrió por los pasillos vacios hasta encontrar una habitación aparentemente vacía y sello la puerta.

No se tomo ni un segundo para regular su respiración cuando se giro y lanzo un par de hechizos a la ventana, la barrera era fuerte pero no impenetrable después de todo habían entrado apareciendo, solo necesitaba encontrar la combinación de hechizos correcta y hacer aunque sea una pequeña brecha para poder desaparecer, pero no tenía mucho tiempo un violento hechizo sacudió la puerta pero la barrera que el mismo había hecho la resistió, también resistió el segundo y el tercero entonces un sonoro crack inundo la habitación y la puerta estallo en pedazos.

***

Casi media hora después del ataque el ministerio era un hervidero de magos, aurores iban y venían y Walburga no dejaba de presionar a Crouch para que la dejara interrogar ella misma a los encapuchados que había capturado pero él se negó asegurándole que tenia a sus mejores aurores interrogándolos y que no había nadie más interesado que él en encontrar a Elora, nadie dudaría de ello, Crouch Padre amaba a su esposa más que a nadie y aunque nadie se atrevería a acusarlo era casis seguro que el rígido juez del Wizengamot se había saltado algunas reglas y violado los algunos de derechos de aquellos encapuchados.

Aun así Sirius había intentado colarse a la sala de interrogatorios pero fue atrapado en la movida por un par de aurores, por suerte se trataba de unos de sus instructores y habían tomado la indiscreción del animago de buena manera, aun así tuvieron que escoltarlo hasta la oficina de Crouch y dejaron a un novato vigilándolo.

Los aurores habían llegado antes de que la Walburga pudiera sacarle gran cosa al par de encapuchados. Resulta que eran un par de vampiros y que habían ido ahí específicamente por Elora Crouch, y ahora que la tenían exigían que se liberara a su líder, quien había sido arrestado y llevado a Azkaban por atacar a una joven muggle y poner en riesgo el secreto mágico.

Los reporteros no dejaban de bombardearlos a preguntas, lo que era bastante entendible si se considera que la esposa del juez del Wizengamot había sido secuestrada en pleno día en una zona altamente transitada, pero el colmo fue cuando una atrevida reportera le pregunto al merodeador porque traía solamente una capa, para su desgracia Walburga la escucho y fue la gota que colmo el vaso de sus crispados nervios.

- ¿¡Elora y mi nuero fueron secuestrados y el director de San Mungo y su esposa están gravemente herido y a ti lo que te preocupan son las pelotas de mi hijo!?

Sobra decir que la enfadada bruja tuvo más éxito en sacar a todos esos reporteros que el personal del ministerio. En ese momento un muy pálido Barty llego al ministerio escoltado por tres aurores... o mejor dicho perseguido, el alterado Slytherin se abalanzo directo sobre su padre y lo acribillo a preguntas.

- ¿¡Qué fue lo que paso!? ¡Estos imbéciles no me dijeron nada! ¿¡Ya interrogaron a todos!? ¿¡Tienes pistas!? ¿¡En donde esta mamá!?

Para su propia frustración Bartemius Padre no tenía respuesta para ninguna de esas preguntas, pero Barty no le dio tiempo a responder ninguna de ellas, justo cuando estaba por tomar a su padre de la solapa y exigirle respuestas vio al merodeador con sus padres y algo parecido al alivio llego a sus ojos, para él estaba claro que la presencia de Sirius ahí solo podía significar una cosa.

- ¿Severus está con ella?

- Tomo la mano de tu madre antes de que ese vampiro tuviera tiempo de desaparecer, pero no sabemos en donde puedan estar...

A Sirius le había costado un enorme esfuerzo decir esas palabras sin ponerse a gritar como un histérico. Barty trago grueso antes de volver a preguntar.

- ¿Hace cuanto que no saben nada de ellos?

- Cuarenta y cinco minutos... - Crouch padre iba a añadir algo pero la lúgubre corrección en automático de Sirius no lo dejo.

- Cuarenta y seis...

El miedo que sintió Barty cuando ese estúpido auror fue por él y le dijo que habían atacado y secuestrado a su Madre se avivo en ese momento, estaba seguro que con Severus junto a su madre todo estaría bien pero si ya había pasado tanto tiempo y Severus no había dado señales de vida entonces ya podía empezar a desesperarse otra vez.

Justo en ese momento un joven auror, que seguramente no tendría más de veintisiete años, se acerco corriendo hacia ellos, los habían encontrado.

***

Melkart Riot, que acababa de terminar su guardia en San Mungo casi sufre un ataque al corazón cuando Severus apareció cubierto de sangre y polvo, pero tan pronto como pudo reaccionar llamo a gritos a un par de sanadores y en menos de tres minutos ya estaba atendiendo las heridas el pálido mago.

Mel tardo mucho en sanar las heridas del pocionista, en su mayoría eran superficiales, pero no dudo en apartarse de inmediato al escuchar el alboroto de voces que se acercaba por el pasillo, supo que había hecho lo correcto cuando Sirius, sus padres, Bartemius Crouch Jr. y Bartemius Crouch Padre entraron a la habitación como una tempestad.

Elora Crouch yacía en una de las blancas camas de San Mungo, los sanadores habían tenido que darle una poción tranquilizante ya que estaba sumamente alterada cuando el pocionista la había traído, Barty y su padre se quedaron junto a la desorientada bruja mientras el sanador les informaba del estado de la bruja pero todo eso paso desapercibido para Sirius Black.

Tan pronto como el merodeador vio a Severus se abalanzo sobre él y sin importarle un carajo que sus padres estuvieran justo tras él lo abrazo y lo beso, Severus no tuvo tiempo ni de aceptar o rechazar el beso cuando Sirius oculto el rostro entre su cuello y su hombro y lo atraía mas estrechando el abrazo.

El pocionista estaba por apartar suavemente al león cuando lo sintió temblar, no necesitaba verlo a los ojos para saber que estaba a punto de llorar, ese singular suceso solo lo había presenciado una vez, fue en primer año poco después del desayuno del primer día de clase.

***flashback***

El se había perdido en un pasillo rumbo a su clase de historia cuando un callado sollozo llamo su atención, no le tomo mucho encontrar el origen de aquel sonido y casi de inmediato reconoció al pequeño Gryffindor que había recibido un horrible vociferador en la mañana.

No se acerco demasiado pero alcanzo a escucharlo murmurando lo que sonaba como una recriminación hacia sí mismo, no estaba muy seguro de lo que decía pero el sonido de su voz le encogió el corazón y se sintió extrañamente identificado.

Tomo un chocolate que había guardado de su desayuno y lo hizo flotar hasta el chico de ojos grises que se convertiría en su verdugo en años venideros. Antes de que Sirius tomara el chocolate y se girara para buscarlo el pequeño pocionista ya se había ocultado, Severus era muy tímido en ese entonces y sabia que a nadie le gustaba que lo encontraran llorando y pensó que podría hacerse amigo de ese niño en otra ocasión... aunque esa ocasión nunca llego.

***fin del flashback***

Severus se había perdido en sus pensamientos por un momento y en un intento de consolar al niño de sus recuerdos al hombre que lo sostenía entre sus brazos casi con desesperación correspondió el abrazo y le acaricio el cabello suavemente entonces un par de ojos grises lo regresaron a la realidad.

El pocionista pudo verlos por encima del hombro de Sirius, Walburga y Orión Black lo miraban con esas sonrisas traviesas que tantas veces le había visto al merodeador, Severus podía jurar que se sonrojo hasta el cuello y lo único que pudo hacer en ese momento fue apoyar la frente en el hombro del animago para cubrirse.


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