27.- Propiedad de Severus Snape.
Sirius abrazo a su Bellus mientras le contaba de aquel horrible suceso que se había dado en el invernadero cuatro en el pasado, el también recordaba ese día, se había hecho un gran escándalo por lo de Rosier y los maestros estaban sumamente enfadados ya que el chico había sido herido con maleficios prohibidos y se negaba a cooperar, y ahora entendía porque nunca delato a su atacante, si lo hubiese hecho todo Hogwarts se abría enterado de lo que hizo y eso no solo provocaría su expulsión del colegio sino que sería acusado como un adulto y tendría que comparecer ante el Wizengamot ya que era estudiante de último año y ya había cumplido los diecisiete años.
Hasta ese momento Severus no se había dado cuenta de cuánto pesaba ese secreto en el, siempre creyó que contarle eso a alguien seria humillante, pero justo ahora entre los brazos del merodeador se sentía realmente seguro y extrañamente ligero, como cuando Lucius lo defendió de Rosier en una de las aulas en desuso de las mazmorras ese mismo día.
Después de una hora o un poco mas Sirius acompaño a su Bellus hasta la puerta de su habitación, pero justo antes de que entrara lo tomo de la muñeca y se llevo la mano del menor a los labios para besar su dedo herido con suavidad.
- Asegúrate de curarlo antes de que te vayas a dormir.
Severus se sonrojo ligeramente pero se rehusó a apartar la mirada como si fuera una tímida enamorada.
- Solo es un pequeño corte, Black.
- Hazlo o entrare contigo y lo curare yo mismo.
El pocionista sonrió discretamente y negó con la cabeza ante el gesto decidido y la mirada coqueta del animago.
- Eres imposible ¿Lo sabías?
- Me lo han dicho un par de veces.
Al pálido mago se le escapo una ligera risa y negó nuevamente con resignación antes de mirar de nuevo al merodeador.
- Buenas noches Black.
Cuando el pocionista se dio la vuelta para entrar a su habitación Sirius volvió a tomarlo de la muñeca y lo hizo girarse hacia él y en un movimiento suave y fluido deslizo una de sus manos en la cintura del menor y la otra en su cuello hasta llegar a la nuca.
Severus apenas alcanzo a poner sus manos en el pecho del animago cuando este atrapo sus labios y para sorpresa del heredero de los Black en lugar de resistirse o rechazarlo, el pocionista correspondió el beso. La caricia que Sirius sintió en sus labios fue tan suave y gentil que casi se le doblan las rodillas y su corazón se agito emocionado, el animago se sentía a nada de rosar el cielo con la punta de los dedos mientras las manos del pocionista se deslizaban hasta su cuello.
Entonces la burbuja de los sueños logrados y deseo cumplidos se rompió y el pocionista lo empujo repentinamente mientras se cubría los labios con una mano completamente sonrojado, el merodeador no tardo en reaccionar y dio un paso hacia su Bellus pero este retrocedió dos.
- Yo... yo no...- el pálido chico se veía tan nervioso y perdido que Sirius quiso darse un golpe por ser tan bruto e impulsivo.- lo siento... yo no... yo...
El pocionista cerró la puerta sintiendo sus mejillas arder, no podía creer que había correspondido el beso de Black ¿¡Pero en qué carajo estaba pensando!?
- ¡Severus!
Sirius no pudo evitar que el menor se encerrara, y al sentir que sellaba la puerta no pudo más que apoyar la frente en ella sintiéndose derrotado mientras el pocionista se apoyaba de igual forma del otro lado de la puerta. Escuchar a Sirius Black llamarlo por su nombre como si tuviera miedo de perderlo era tan extraño y descorazonador que incluso se sintió culpable de haber roto el beso.
- Lo siento, no debí... yo... lo siento...
- Esta bien, está bien.- Sirius cerró los ojos obligándose a guardar la calma, sentía la urgencia de entrar y abrazar a su Bellus al escuchar su consternada voz pero sabía que eso solo lo confundiría mas y lo alejaría, porque por mucho que le pesara, Severus Snape no estaba listo para confiar en él, lo único que podía hacer en ese momento era hablarle a través de la puerta para calmarlo.- fui yo quien empezó, no te preocupes... estamos bien... Severus, estamos bien...
***
Sirius maldecía lo increíblemente bueno que era su Bellus para esconder lo que sentía, a él le había costado horrores mantenerse calmado y no saltar de la cama para atraparlo en sus brazos los escasos siete segundos que se vieron esa mañana, el pocionista se había levantado extraordinariamente temprano ya que tenía que hacer una entrega urgente a uno medimago, pues al parecer uno de sus asistentes accidentalmente arruino todo un lote de pociones regeneradoras de sangre, de modo que para cuando el animago despertó Severus ya estaba saliendo de su habitación, recién bañado y cambiado.
- Que él haya usado tu baño esta mañana es algo bueno Padfoot, si se levanto tan temprano podría haber usado el que está el final del pasillo sin que hubiera una pelea o algo así pero prefirió usar el tuyo.
Remus le dio un sorbo a su café mientras veía a su amigo suspirar alicaído y a decir verdad estaba bastante impresionado, el licántropo nunca creyó que llegaría el día en el que el gran Sirius Orión Black suspiraría melancólicamente por un amor no correspondido.
Estaban en una cafetería mágica frente a la academia de aurores tomando su descanso y el animago aprovecho para hablar con el licántropo sobre el beso que le robo a su Bellus la noche pasada y la mirada casi indiferente que le dio esa mañana, mientras tanto Peter y James buscaban a su pelirroja amiga en la academia sin imaginarse que esta ya se había ido a comer con el pocionista.
- Lo sé Moony, pero no aguanto más, a veces quiero tirar la puerta de su cuarto y comérmelo a besos... —Sirius le frunció el ceño a su tasa de café, la cual había quedado medio camino entre la mesa y su boca, y miro al impactado licántropo como si este lo hubiese ofendido gravemente— ¡Joder! ¡Me estoy volviendo más cursi que Prongs!
- Sin mencionar mas idiota, si haces algo así Snape te mandara un hechizo que como mínimo te deje inconsciente un mes.
- Pues anoche me correspondió el beso...
Remus estaba seguro de que algo había hecho un sonoro crujido es su quijada y hasta tuvo miedo de haberse roto algo por el dolor que sintió después, nunca había abierto tanto la boca, ni siquiera cuando se metió doce ranas de chocolate en una fiesta en la torre de Gryffindor en quinto curso.
- ¿¡Que él hizo que!?
***
- ¿¡Que hiciste que!?
- Bese a Sirius Black...—el susurro de Severus apenas fue audible, pero la pelirroja lo escucho como si lo hubiera gritado.
-¡Te volviste loco!
- Lily no grites...
La pelirroja miro a su alrededor y vio que casi todos los clientes y empleados de la cafetería muggle en la que estaban se les habían quedado mirando, pero ella no les tomo mucha importancia y volvió a su conversación con el pelinegro, aunque de forma más discreta.
- Perdón... es que no entiendo, creí que habías superado a Black hace años.
- Yo también lo creí... pero no es fácil cuando él se porta así... el idiota es un radical.
La pelirroja vio a su amigo casi con lastima, no debía ser fácil ser tratado como basura por años por la primera persona de la que te enamoraste y que en un lapso de pocos meces se vuelva como un príncipe encantador dispuesto a hacer cualquier cosa por ti.
- Black es un hombre de pasiones y no tengo duda de que cree estar enamorado de ti, el mismo me lo ha dicho —ese comentario impresiono al pocionista, pero la pelirroja no le dio tiempo de interrumpir— pero el enamoramiento es pasajero Severus... si te dejas llevar por Black y al final resulta ser solo un encaprichamiento de su parte...
- Me rompería el corazón como a todas esas chicas en Hogwarts...
El pocionista soltó un suspiro a medio camino de la desilusión y la resignación, pero la pelirroja tuvo que corregirlo, pues sabía que si al final Sirius Black no amaba realmente a su amigo y todo esto resultaba ser un capricho del animago seria su pálido amigo quien terminaría hecho pedazos.
- No... ellas estaban enamoradas de lo que Black representaba; un chico rico, guapo, inteligente, rebelde e indomable... tú te enamoraste del verdadero Black, de ese que nadie conoce... ni siquiera el mismo, y eso es mucho más peligroso.
Severus pico con el tenedor su postre de fresas a medio comer, él ya sabía todo lo que su amiga le había dicho y le dolía, dolía porque le gustaba la idea de que Black estuviera enamorado de él, pero Severus no era ningún tonto, estar "enamorado" y "amar a alguien" no era lo mismo y lo que él quería era ser amado.
- Soy un estúpido...
- No lo eres Severus... eres un genio, eres el mago más inteligente que conozco y el más fuerte y valiente...
- ¿Pero?
- Pero incluso tú tienes un límite y aunque nunca creí que llegaría a ver ese límite hace mucho que lo sobrepasaste...
- Hace casi un año que vivo por encima de ese límite...
Lily sintió ganas de llorar al ver la empañada mirada de su amigo perderse en su taza de té, solo una vez lo había visto llorar y se sintió miserable por no poder hacer nada al respecto, a ella no le gustaba ver a su amigo tan vulnerable, puede que los merodeadores al fin se dieran cuenta de que Severus era fuerte y valiente pero ella lo sabía desde hace años... sabía que era valiente desde la primera vez que escucho a Tobías gritando oculta bajo la cama del pequeño pocionista, desde la primera vez que vio sus marcas, pero solo supo lo fuerte que era hasta la primera vez que lo vio sonreír orgulloso al encontrar el "lirio perfecto" en el cumpleaños de su madre.
Para la pelirroja no había nadie más fuerte y valiente que su pálido amigo, pero sobre todo nadie tenía la sonrisa más autentica, porque aunque nadie le creyera que el pocionista podía sonreír sin cinismo ella podría jurar bajo veritaserum que la sonrisa de Severus Snape era la más hermosa del mundo, pero hace casi un año que Tobías le quito esa sonrisa junto con la vida de Eileen Prince o al menos eso creía ella.
Lily tenía la esperanza de que el animago le regresara esa sonrisa a su amigo, pero aun no podía fiarse del merodeador, porque Sirius Black era apasionado y visceral y necesitaba estar segura de que el realmente amaba a su amigo, porque si, su declaración había sido bastante convincente pero un "me encanta" no es lo mismo que un "lo amo" y ella no podía dejar que su mejor amigo callera en los brazos de su antiguo tormento sin estar completamente segura de que este no volvería a lastimarlo.
***
La semana que siguió antes del cumpleaños de Barty había sido prácticamente eterna para Peter, el pobre mago moría de ganas por ver a su atrevido novio, pero sabía que no podía simplemente llegar decir "hola amor, traje lo que me pediste" y listo, pues Barty ya le había informado de su situación familiar.
Peter se había sentido algo deprimido al saber que sus suegros querían obligara a Barty a casarse, pero gracias a Merlín ambos tenían muy buenos amigos que estaban dispuestos a impedirlo, incluso Sirius le había dicho que si lograban comprometerlo ellos le ayudarían a robarse al novio del mismo altar si hacía falta.
Así que se la habían pasado días enteros ideando una forma de Peter visitara al joven Slytherin sin que nadie lo notara y a decir verdad tenían un par de planes formidables pero muy complicados de realizar y el tiempo se les había terminado, pues hoy era el cumpleaños de Bartemius y solo hoy podrían ir a visitarlo en Hogsmeade, para su suerte Severus se dio cuenta del aprieto en que estaban así que para antes del desayuno junto a ese cuarteto de idiotas y les dio las solución a sus problemas... y de paso se ahorraría el regalo de Barty.
- Esos planes jamás funcionaran Pettigrew ¿De dónde crees que vas a sacar un hipogrifo?
- Pero... quiero verlo —Peter se sonrojo hasta las orejas ante las burlonas y picaras miradas de sus amigos— ¡será su cumpleaños!
- Si, lo sé... ya tengo planeado como llevarte —Severus rodo los ojos ¿Acaso otro de los requisitos para ser Gryffindor era ser jodidamente cursi y dramático?— De hecho serás mi regalo.
- ¿Qué? –eso desconcertó a los merodeadores pero el pocionista no les dio tiempo de quejarse cuando se giro hacia el de ojos grises.
- Y tú también vienes Black.
- ¿Yo?
- Si, Regulus quiere verte pero tendrán que usar estos –el pocionista saco un pequeño lazo rojo con un moñito de regalo y la correa que había usado para llevar a Sirius al andén- Por cierto Chucho ¿Dónde dejaste el collar?
El merodeador desvió la mirada y se sonrojo ligeramente mientras pasaba una mano por su cabello alborotándoselo un poco.
- Bueno... está arriba en mi cuarto...
Severus alzo una ceja sin entender el porqué de su sonrojo y el resto de los merodeadores lo miraron de forma suspicaz.
- Bueno... ve por el, nos vamos en quince minutos.
Mientras Sirius subía en busca del collar Severus tuvo una pequeña discusión con Peter para que se transformarse, incluso tuvo que perseguirlo por la sala y el comedor con la inesperada ayuda de James.
- ¡Vamos Wormtail! No quieres ir a ver a tu novio.
El risueño y miope merodeador hizo especial hincapié en la palabra novio mientras se apoyaba en un lado de la mesa vigilando los movimientos de su amigo.
- Pero no quiero ir desnudo.
- Conociendo a Barty igual terminaras desnudo Pettigrew.
El pequeño animago se sonrojo hasta las orejas y a punto estuvo de contestarle al pocionista pero James aprovecho la distracción para atraparlo, entonces Severus reviso el reloj sobre a chimenea si no se apuraban se les haría tarde y sabia que a Regulus le molestaba mucho que lo hicieran esperar de modo que después de echarle una ojeada a las escaleras y ver que no había ningún perro negro esperando ahí le paso el listón rojo a Remus para que se lo pusieran a Peter y tomo la cadena para ir en busca de Black.
Remus iba a advertirle que mejor esperara un poco, pero decidió callar al pensar que si el pocionista estaba subiendo por su propia voluntad entonces había posibilidades de que Sirius tuviese un avance, solo esperaba que su impulsivo amigo no hiciera algo estúpido.
***
Severus escucho al merodeador soltar un par de malas palabras a media voz desde el pasillo pero cuando abrió la puerta para regañarlo, porque seguramente había perdido el collar, no se le paso por la mente que el animago estaría frente al espejo completamente desnudo batallando con el broche del collar.
Sirius alcanzo a verlo por el rabillo del ojo y de inmediato se giro sobresaltado sin pensar en el hecho de que nada cubría su escultural anatomía, el avergonzado pocionista se sonrojo hasta las orejas ¿¡Por qué carajo ese exhibicionista no cerró la puerta con seguro!? Al menos el animago tuvo la decencia de sonrojarse también mientras el pocionista daba media vuelta para salir de ahí pero lo hizo tan rápido que la cadena que traía para Siribella se enredo en el pomo de la puerta.
Severus estaba tan nervioso y avergonzado que en lugar de dejar la cadena intento desenredarla, pese a que una parte de su cerebro le decía que la soltara y saliera corriendo, pero para cuando quiso actuar una mano se poso en su cadera y otra sobre la puerta de madera. Severus vio la puerta cerrándose en cámara lenta empujada por esa mano y sintió el pecho del merodeador apoyándose contra su espalda atrapándolo.
Sirius deslizo la mano que apoyaba en la puesta muy lentamente hacia abajo, justo donde estaban las manos del pocionista mientras que su otra mano pasaba de la cadera al codo y se deslizaba suavemente hasta la muñeca, podía sentir el ligero temblor del pocionista contra su pecho y no resistió el deseo de oler su cabello, Severus tenía un aroma realmente agradable, le recordaba a sus andanzas en el bosque prohibido con sus amigos y a las noches de invierno frente a la chimenea mientras sus padres aun lo querían y no le hablaban de sangre y pureza.
Severus trago duro, estaba literalmente atrapado en brazos del merodeador y eso lo ponía increíblemente nervioso, cuando Sirius salió de su pequeña ensoñación se dio cuenta de que por mucho que le gustara estar así de cerca de su Bellus lo más prudente seria retroceder antes de que este recuperara su aplomo y le mandara una maldición por atrevido, pero por mucho que su cerebro le dijera que se alejara su instinto le pedía más contacto.
Sirius acaricio suavemente las manos de su Bellus hasta que dejaron de temblar y en un par de movimientos sutiles libero la cadena, y aunque sabía que ahí debía terminar el contacto no pudo resistirse a darle un beso en el cuello antes de retroceder.
- Gracias amor. Me la pondré yo mismo.
Severus solo pudo asentir con la cabeza sin atreverse a alzar la voz y pese a que ya estaba libre no se movió, casi estaba seguro que ni respiro, hasta que escucho a Sirius ladrar.
- Eres un perro muy atrevido...
Sirius ladro un par de veces más mientras movía la cola de un lado a otro pues su Bellus por fin se había dado la vuelta para mirarlo. Severus no pudo más que suspirar, en parte de resignación y en parte de alivio, entonces noto algo nuevo.
- ¿Tu... le pusiste una placa al collar?...
Severus ya se temía lo que decía la placa cuando se agacho para leerla y a decir verdad no se había equivocado, aunque eso no evito que se sonrojara y si no fuera porque Sirius ya estaba transformado seguramente también estaría sonrojado.
La placa no era muy diferente en estilo a la que estaba bajo el cuadro de su Bellus, aunque esta era claramente de plata, pero esta estaba grabada por ambos lados, en uno se leía claramente "Padfoot" y en el otro estaba el motivo del sonrojo del pocionista.
"Propiedad de Severus Snape"
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