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24.- Despedida en el andén.

Sirius trotaba alegremente a cuatro patas en el andén nueve y tres cuartos mientras el pocionista prácticamente corría tras él con una caja pequeña bajo el brazo, Severus no pudo más que chasquear la lengua molesto, había muchos magos en el andén y el estúpido de Black tiraba tan fuerte de la correa que si no corría tras el terminaría arrastrándolo de eso estaba seguro.

La tarde pasada Regulus Black se había presentado en el departamento de los merodeadores echando chispas del coraje, el joven Slytherin ya había acordado con su hermano y el pocionista que ambos irían a despedirlo al andén ya que por gracia de Merlín sus padres no iban a poder ir a causa de un compromiso, pero dicho compromiso se había cancelado de modo que lo acompañarían, lo que como era de esperarse significaba que Sirius no podía ir, de mas esta decir que al animago no le había gustado para nada la noticia, ya que al ojigris le emocionaba mucho ser quien despidiera a su no tan pequeño hermanito en su último año en Hogwarts.

***flashback***

- Iré.

- No puedes, terminarías peleando con Mamá y Papá de nuevo.

- ¡No me importa!

- ¡Pero a mí sí!

El grupo de magos que contemplaba la discusión desde el comedor no podía más que sentir pena por los hermanos Black, era evidente la frustración que sentían y todos entendían el porqué; los merodeadores sabían que Sirius adoraba a su hermanito, nunca permitió que nadie se metiera con él en el colegio, sin importar que fueran a casas diferentes y que el menor se la haya pasado todo un año sin dirigirle la palabra; las serpientes por su parte entendían a Regulus, el chico amaba a sus padres y adoraba su hermano mayor, el lo que más quería era ver a su familia reconciliada, pero todos sabían que eso estaba muy lejos de suceder.

Lily era la que menos familiarizada estaba con el tema, porque si bien fue compañera de casa de Sirius, ellos nunca fueron muy cercanos, de modo que desconocía gran parte de la historia familiar que llevo al animago a huir de casa, pero eso no importaba, ella era una chica sensible y considerada y podía ver lo mucho que le dolía al menor de los Black no tener cerca a su único hermano, así que se aclaro la garganta para llamar la atención de los presente.

- Tengo una idea para que Black se despida de su hermano sin que sus padres lo noten...- todos los ojos se posaron sobre la pelirroja expectantes pero ella ni se inmuto.- ¿los señores Black no saben que Sirius es un animago verdad?

Los hermanos Black intercambiaron una mirada asombrados ¡esa era una idea brillante! Como no se les había ocurrido, a Sirius no le molestaba pasearse como un perro por toda la ciudad si hacía falta para ver a su hermano y a Regulus le emocionaba la idea, el nunca había visto la transformación de su hermano y a decir verdad se moría de ganas de verlo con cola y orejas, pero cierto pocionista no estaba tan entusiasmado.

- No creo que a los padres de Reg les haga gracia ver a un perro callejero rondando alrededor de su hijo.

- ¡Oye!

Sirius le mando una mirada ofendida al pocionista ¡como podía llamarlo perro callejero, si de perro estaba bien chulo! Pero el pálido mago solo se encogió de hombros restándole importancia y la pelirroja tuvo que morderse la lengua para no reírse de la enfurruñada expresión del animago, aunque el resto de los merodeadores no tuvo esa consideración para su amigo, entonces Barty sonrió de una forma que a cualquiera le provocaría mala espina.

- Entonces ponle correa, Sevy.

La cantarina voz de la rubia serpiente le provoco un escalofrió al pocionista y esta vez Lily no pudo contener la carcajada, mientras que el merodeador de ojos grises se sonrojaba ligeramente al imaginarse completamente desnudo en la cama en su forma humana y a su Bellus, sentado sobre sus caderas a horcajadas, sujetándolo firmemente con una correa mientras se lamia los labios de forma sugerente y provocativa.

***fin del flashback***

Sirius corrió aun más rápido cuando vio a su hermano junto a Barty, de modo que al pocionista no le quedo más opción que soltar la correa para evitar quedar estampado en el suelo frente a todos. Los fuertes ladridos de Sirius se escucharon por todo el andén y Regulus volteo emocionado justo a tiempo para ser derribado por el enorme perro negro que le cayó encima.

Barty no pudo contener la carcajada al ver al siempre estoico Regulus Black intentando quitarse de encima a su perruno hermano mayor. Sirius no dejaba de mover la cola emocionado y le daba sendos lametones en la cara a su hermanito menor mientras ignoraba las escandalizadas quejas de su madre, y justo cuando el Señor Black estaba por quitarle al perro de encima a su hijo de una patada el pocionista se le atravesó.

-¡Siribella, no! ¡Perro malo!

El pálido mago sujeto al sobreexcitado merodeador directamente del collar alejándolo del joven Slytherin mientras Barty estaba que llotraba de la risa al ver al lanudo perro negro echar las orejas hacia atrás y gruñir ofendido ante el nombre que uso su Bellus.

Pese a que Severus y Regulus eran amigos prácticamente desde que el menor entro a Hogwarts esa era la primera vez que los Black veían al pocionista, principalmente porque para cuando llegaban el pálido mago ya estaba en el tren, de modo que Walburga y Orión Black fueron atrapados con la guardia baja al reconocer las inconfundibles facciones de Eileen Prince en el joven mago frente a ellos, ya habían pasado más de quince años desde la última vez que supieron de ella, pero el matrimonio Black aun la recordaba claramente.

A Severus no le extraño ni un poco la forma en que los padres de Regulus se le quedaron mirando, era de esperarse que le mandaran miradas asombradas considerando que el perro que sujetaba a duras penas acababa de derribar a su hijo, y ya que no podía controlar a Sirius con una mano le paso la pequeña caja que traía a Barty y prácticamente abrazo al animago obligándolo a levantarse en sus patas traseras y retroceder.

Sirius se movió inquieto entre los brazos de su Bellus intentando liberarse para lanzarse sobre su hermano de nuevo, pero para su sorpresa el pocionista era más fuerte de lo que parecía, así que no le quedo de otra más que mover la cola de un lado a otro y le ladrarle alegremente al joven Slytherin.

Mientras Orión ayudaba a su hijo a levantarse Barty se alejo discretamente de ellos y de su madre, acababa de abrir la caja que le había pasado Severus y resulto que traía una linda y peluda sorpresa para él.

- Ese es un perro muy enérgico.- Walburga Black se acerco al pocionista con genuina curiosidad pintada en los ojos, cosa que extraño al merodeador.

- Madre, Padre. Les presento a Severus Snape.

La excesiva atención que le dieron, no solo los padres de Regulus sino también la madre de Bartemius, pusieron nervioso al pocionista de modo que el pálido chico se escudo con el merodeador que tenia abrazado y los saludo a todos con una inclinación de cabeza, Sirius ladeo la cabeza confundido por la actitud de sus padres y eso a su hermano se le hizo increíblemente adorable, ya que por el abrazo de su amigo, el animago tenía las patas delanteras muy cerca de la cara haciéndolo lucir como un perrito bueno.

- Mucho gusto... este es Siribella...

Los tres magos sangre pura le dirigieron una mirada a las expuestas partes nobles del animal, Sirius de inmediato cubrió su joyas con la cola y le dio gracias a Merlín de que nadie supiera que era él porque eso habría sido jodidamente embarazoso, así que el animago se quejo audiblemente y Severus lo dejo libre de su agarre para que pudiera sentarse en el suelo, y para su absoluta sorpresa el avergonzado merodeador se escondió tras sus piernas.

- ¿Siribella? –Orión Black miro al pocionista con una ceja alzada y una sonrisa traviesa, sonrisa que sin duda había heredado a su primogénito, aunque rara vez sus hijos lo veían sonreír así- Un nombre muy curioso para un perro.

- Si... bueno... mi amiga Charlotte me lo regalo con todo y nombre... hasta traía vestido...

Sirius le mordió la mano al pocionista (sin lastimarlo) y le gruño molesto, pero sus padres y la señora Crouch no pudieron contener la risa solo de imaginarse a semejante animal con un vestido, Elora Crouch no resistió las ganas de acariciarle la cabeza al adorable y enorme perro negro, entonces recordar de donde conocía el nombre del pálido joven y alzo la mirada sorprendida

- ¡Oh, pero si ya sé quién eres! Eres Severus Snape el pocionista prodigio del que se habla tanto en el ministerio, no me esperaba que fueras tan joven, mi marido ha recibido muy buenos comentarios acerca de tu trabajo.

Severus parpadeo confundido, le había vendido unas cuantas pociones a un par de miembros del Ministerio pero no se esperaba que eso hubiese llegado a oídos del padre de Barty, Bartemius Crouch Padre era bien conocido por ser un hombre sumamente estricto a quien no se le daba adular falsamente el trabajo de otros, de modo que tener una opinión positiva de parte del Director del departamento de seguridad mágica era algo sumamente favorecedor para su carrera de pocionista.

Regulus no tardo en asegurar que Severus era el mejor pocionista que había pisado Hogwarts, según palabras del propio Slughorn, para sorpresa de Sirius nadie menciono el estatus de sangre mientras hablaban de su talentoso Bellus, pero antes de que la conversación se alargara mas el tren hizo su primera llamada, así que el par de serpientes empezaron a despedirse cuando notaron que ahí faltaba alguien.

- ¿Dónde se metió Barty?

- El joven Crouch subió al tren hace unos momentos.

- Disculpen un momento.

Severus le paso la correa a Regulus y se encamino al vagón que Orión Black había señalado mientras soltaba suspiro exasperado, el gesto del pocionista le recordó al padre de los hermanos Black las innumerables veces que el mismo él había provocado ese gesto a Eileen, pero el suave toque de Walburga en su hombro lo hizo regresar a la realidad, realidad en la que al parecer se había estado riendo ya que su hijo y Elora se le habían quedado viendo con una ceja alzada, hasta Siribella se le quedo mirando con la cabeza ladeada.

Cuando el de ojos ónix volvió estaba sumamente sonrojado y traía bajo el brazo la pequeña caja que le había dado antes a Bartemius y el joven Slytherin que caminaba tras el le mandaba miraditas poco cariñosas, de todas formas quedaron en que se escribirían de vez en cuando y Barty aprovecho para recordarle al pálido mago que la primera salida a Hogsmeade coincidía con su cumpleaños y que no lo perdonaría si faltaba.

Regulus se veía inusualmente radiante y ese detalle no se le escapo a su madre, aunque ella nunca sabría que la felicidad que destilaba su hijo se debía a la presencia de cierto animago revoltoso, el menor de los Black se había despedido con un abrazo de su hermano cuando este se alzo en sus patas traseras y le lamio la cara, aunque el pocionista no tardo en quitárselo de encima para que los padres de Reg no se molestaran.

Mientras se despedían el tren hizo su última llamada y el par de Slytherin's tuvieron que subir apresurados y aunque no era algo habitual en ellos siguieron despidiéndose desde las ventanas del tren como lo hacían el resto de los niños de primero y segundo. Sirius no pudo contener las ganas de correr a la par del tren mientras ladraba alegremente, eso había tomado desprevenido a Severus de modo que termino corriendo tras el merodeador hasta el final del andén, y Barty como buen Slytherin que era no desaprovecho la oportunidad para gritar a los cuatro vientos.

- ¡Siribella! ¡Sé una buena wiza y cuida de Sevy! -Los niños que alcanzaron a escuchar el nombre del can no tardaron en unirse a la despedida gritando alegremente "Adiós Siribella".

Para cuando Severus alcanzo al merodeador el tren ya se alejaba camino a Hogwarts, de modo que decidió que ya no había nada más que hacer ahí, además debía ir a preparase para la fiesta de compromiso de Petunia, pero para su sorpresa cuando regreso a la entrada en el andén nueve y tres cuartos los padres de Sirius seguían ahí y claramente lo estaban esperando, pero fueron las palabras de Orión Black las que les erizo la piel al par de magos al sentirse descubiertos.

- Ese definitivamente es un pero muy enérgico.

***

Sirius estaba recostado en el sofá pensando en lo sucedido en el andén después de que el tren partiera, nunca ni en un millón de años se habría esperado que sus padres actuaran de esa manera, el animago miro hacia la escalera preguntándose cómo se sentiría su Bellus después de haber hablado con ellos.

Tan pronto como llegaron al departamento el pocionista libero a Peter en la alfombra y subió a la habitación del ojigris para arreglarse, ni siquiera le dio oportunidad de volver a su forma humana para hablar con él, aunque realmente tampoco sabría que decirle.

Así que ahí estaba, tirado en el sofá esperando ansiosamente a que su Bellus bajara para ver como se encontraba, aunque no era el único ansioso en espera, James, Remus y Peter también estaban ahí, James estaba que se retorcía de los celos pues no podría ir a la fiesta de compromiso de su futura cuñada, Remus quería desearle buena suerte con su coulant de chocolate y asegurarle una vez mas que era la mejor elección, y Peter quería agradecerle por llevarlo a ver a Barty.

Cuando el pocionista apareció en la parte alta de la escalera cuatro expectantes merodeadores se levantaron en el acto y se acercaron lo suficiente para verlo bajar a paso seguro, Severus se sitio mucho más seguro del atuendo que usaba al ver que los merodeadores lucían claramente impresionados, incluso James Potter boqueo como pez fuera del agua un par de veces y no era para menos.

Severus traía el cabello recogido en alto sujetado por su estilizada varita de pino negro y dejando su blanquecino cuello expuesto, había decidido no usar traje ya que se trataba de un evento familiar, en su lugar decidió usar algo menos formal; un pantalón negro y una camisa de vestir azul petróleo oscura que se había remangado hasta la mitad del antebrazo.

Aunque eran colores oscuros el pocionista definitivamente estaba muy lejos de parecer el lúgubre adolecente que molestaban en el colegio, a ojos de Sirius su Bellus se veía realmente espectacular, las ajustadas prendas que envolviendo esa esbelta silueta le caían como un guante, la falta de corbata y el botón desabrochado en la parte superior que dejaba aun mas de esa blanca piel expuesta fueron un duro golpe para su autocontrol, pero el incomodo carraspeo del pocionista regreso a los cuatro leones a la realidad.

- Pueden quitarse del camino, harán que me retrase.

- Claro que no, a ti te falta algo.

James, Remus y Petes se le quedaron viendo incrédulos al ojigris, porque por mucho que le pesara ni Potter podía negar que el pocionista lucia increíble, de hecho ni el mismo Sirius sabia de donde había sacado esa absurda idea, pero las ganas de ver un poco más a su Bellus pudieron con él, de modo que dio un par de vueltas alrededor de un expectante y desconfiado Severus antes de plantarse frente a él.

- Justo aquí, esto es lo que faltaba.- el merodeador tomo la mano del pocionista y con un ágil movimiento de sus dedos desabrocho el reloj muggle de oro blanco que le había regalado su tío Marcus y se lo coloco a su numen- admito que usar tu varita de esa forma fue bastante audaz, pero no puede ser el único accesorio que uses.

Severus estaba por protestar contra la vena glamurosa del animago cuando alguien toco a la puerta y pese a que se encontraban a unos metros de ella, la persona del otro lado tuvo que tocar nuevamente, pues todos los presentes se le habían quedado viendo como si nunca en si vida hubiesen escuchado a alguien tocar la puerta y no supieran el significado de ese sonido, entonces el pequeño y regordete animago abrió y al ver a su pelirroja amiga en la entrada con un precioso vestido violeta hasta las rodillas no pudo más que apartarse y hacer una teatral reverencia.

- Pase bella dama.

Tal parecía que un poco de la actitud alegre y vivaz de Barty se le había pegado al merodeador, pero nadie hizo mención de eso, principalmente porque estaba mirando a la pelirroja de arriba abajo, el vestido con escote en v y mangas hasta los codos le llegaba un poco mas debajo de la rodilla y tenía el talle alto, justo bajo el busto, y solo traía una delgada cadena de plata y un par de pulseras de pequeños cristales como accesorios.

- ¿Lily, que haces aquí? – el suspiro exasperado de la leona extraño al pocionista, pero en realidad no había mucho misterio en el enfurruñado gesto de su amiga.

- Petunia me está volviendo loca, así que le dije que vendría a recogerte, papa incluso me prestó el carro.

- Pensaba aparecerme en tu cuarto.

A cierto merodeador casi le da algo al escuchar eso, pero la conversación dual que tenían el par de magos no le dio tiempo de indagar o hacerse el indignado.

- Olvídalo Sev, Petunia esta tan nerviosa que le dará algo si escucha algo hacer "crack" – el comentario de la pelirroja hicieron sonreír maliciosamente al pocionista.

- Eso suena muy tentador.

- Hoy no Sev –pese al regaño la ex Gryffindor se veía bastante alegre.

- ¿Qué tal mañana?

- ¡Oh, definitivamente si!

No era muy común oír reír al pocionista tan alegremente y mucho menos escuchar a la pelirroja planear una venganza contra alguien, momentos como estos aun desconcertaba a los merodeadores, claro que el momento no duro mucho pues el pocionista apuro a su amiga ya que se les haría tarde si seguían perdiendo el tiempo.

***

Después de que Lily y Severus se fueran un par de merodeadores contemplaron la posibilidad de colarse a la reunión, hasta que Remus los escucho y los regaño obligándolos a lavar platos al estilo muggle.

- Remy, esto es excesivo.

- Solo es jabón y agua Prongs.

- Pero mis dedos están envejeciendo.

- Debiste usar guantes como Sirius.

El miope animago le saco la lengua a su licántropo favorito mientras le pasaba un plato a Peter para que lo secara, aunque el rechoncho mago si podía usar la varita.

- Por cierto Wormtail, Padfoot, ¿Cómo les fue en el andén con Quejicus?

Sirius le aventó un poco de agua enjabonada a su amigo y le recordó que no debía llamarlo de esa forma, claramente evadiendo el tema, pero Peter no se dio cuenta de eso hasta que vio el impacto de sus palabras en el rostro de sus amigos.

- Estuvo bien, aunque parece que los padres de Padfoot y de Snape eran amigos, aunque ellos no sabían que ella murió.

***flashback***

El matrimonio Black y Severus caminaron a paso tranquilo por el andén mientras hablaban de la bien direccionada carrera del pocionista, Sirius estaba tan tenso y alerta que tiraba de vez en cuando de la correa para poner un poco mas de distancia entre su Bellus y sus padres, pero cuando estos invitaron a comer al pálido chico el animago se enredo con sus propias patas y se tropezó.

Los tres magos contemplaron extrañados al enorme perro negro, pero ese se rehusó a hacer contacto visual con nadie y se quedo echado en el suelo mientras miraba en la otra dirección, el ojinegro tiro un par de veces de la correa para que se levantara, pero Sirius ni se inmuto, de modo que Severus tuvo que inclinarse y acariciarle la cabeza para tranquilizarlo pues ya había notado la extraña actitud del merodeador.

- Levántate Siribella, no me hagas cargarte.

- Supongo que todo el ajetreo de un momento le pasó factura a tu mascota.

- Supongo que sí, mucha emoción por un día –la sonrisa amable y condescendiente que le dedico Severus al padre de Sirius lo dejo sin habla, incluso Walburga se había sentido afectada al ver el parecido del pálido chico con su madre– Sera mejor que nos vayamos a casa, de todas formas no podre acompañarlos, tengo que prepararme para un compromiso en una hora.

- Ya veo, es una pena, pero un Prince tiene palabra y nunca llega tarde -los ojos de Severus se abrieron impresionados y su mano se cerró en torno al collar de Sirius, el merodeador también se había puesto alerta, en ningún momento se había mencionado el segundo apellido del pocionista, y eso solo podía significar que sus padres ya sabían que era un mestizo- tal vez podamos comer otro día, podrías traer a tu madre, hace años que no sé nada de Eileen.

Sirius lamio la mejilla del pocionista al ver como sus hermosos ojos se empañaban con la tristeza y si no fuera por la suave caricia que le dio en la cabeza para tranquilizarlo ya le habría ladrado a su madre.

- Me temo que eso no será posible –Sirius tenía que admitir que el temple de su futuro novio era soberbio- mi madre falleció hace poco menos de u n año...

La noticia dejo genuinamente pasmados a los padres de Sirius, quien para variar se había dado cuenta que sus madre no había tenido mala intención al mencionar a Eileen Prince, y si el gesto lleno de pena de la usualmente altiva señora Black no lo había convencido, la forma en que se inclino junto a su Bellus y poso su mano en el hombro del chico si lo hicieron.

- Lo lamento de verdad –la madre de Sirius sonrió con pesar ante el gesto incrédulo del pocionista, ella sabía bien a qué se debía ese gesto— Regulus debe haberte dicho sobre lo que opinamos de los muggles, pero eso nada tiene que ver con Eileen, sabes... ella era mi mejor amiga antes incluso de que entráramos a Hogwarts.

Después de eso los padres de Sirius acompañaron al pocionista hasta la salida del andén y lo invitaron a comer en otra ocasión, sobra decir que Sirius se sentía en otra dimensión, jamás imagino que sus padres pudieran ser amables con un mestizo, pero siendo sinceros el animago y sus padres hace mucho que habían olvidado tratarse como familia, su relación estaba bastante deteriorada por el explosivo carácter que tenían él y su madre.

***fin del flashback***

- No entiendo – el miope animago vio a sus amigos con el seño fruncido– como es que pueden ser tan amables con Quejicus siendo mestizo, si a Sirius lo trataban tal mal solo porque defendiera a los muggles y los mestizos.

- Supongo que es porque eran amigos de su madre –Sirius realmente no lo había pensado así y realmente no tenia respuesta para ello, tal vez era solo que sus padres no lo querían, pero no querían pensar en ello así que se obligo a escuchar lo que decía Remus –las familias son complicadas, algunos padres suelen ser muy condescendientes con sus hijos, como tus padres Prongs.

- ¡Hey! Mis padres no son condescendientes.

- Claro que lo son, siempre te miman y rara vez te regañaban por tus travesuras, muchas veces los vimos entrar y salir de la dirección porque los llamaban por algo que hiciste pero fueron muy contadas las ocasiones en que te regañaron por eso –el despeinado merodeador no tenia forma de objetar las palabras de su amigo – por otro lado están los padres que sueles ser más duros con sus hijos de lo que son con el resto de las personas, como los padres de Sirius.

Sirius había entendido perfectamente las palabras del licántropo y muy en su interior tenía la esperanza de que así fuera, porque aunque no lo admitiera le dolía cada vez que peleaba con sus padres.


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