22.- Bellus
Cuando Lily y Severus entraron al departamento de los merodeadores lo primero que vieron fue a un muy enfadado Sirius Black sentado en la sala, el merodeador en cuestión murmuraba cosas como "perro aprovechado" y le mandaba venenosas miradas al licántropo que estaba plácidamente dormido a su lado usando una de sus piernas como almohada.
- ¿Black?
- Evans...-Sirius alzo la mirada sin cambiar un ápice en su enfurruñada expresión al escuchar a la pelirroja y tragándose gran parte de su orgullo le ofreció una disculpa.- lamento lo de esta mañana, no debí decir lo que dije.
Lily se quedo boquiabierta por un momento, estaba segura que nunca había escuchado a Sirius Black disculparse en todos los años que llevaba de conocerlo, entonces sacudió la cabeza y se obligo a reaccionar.
- Bueno... yo también lo siento, no debí entrar así.
El merodeador asintió sin añadir nada y volteo a ver a su Bellus para disculparse también con él, aunque no estaba muy seguro porque tenía que pedirle perdón al pálido chico, pero tenía que hacerlo pues era evidente que se había molestado, pero el pocionista ni siquiera lo estaba mirando.
Severus estaba de brazos cruzados y tenía el seño ligeramente fruncido mientras miraba fijamente al licántropo que dormía en las piernas del animago, al notar el gesto del pocionista Sirius alzo una ceja y una ladina sonrisa empezó a formarse en sus labios, el merodeador no tenía la menor duda de que su Bellus estaba celoso, o al menos eso quería creer.
Lily también noto la mirada de su pálido amigo y carraspeo para llamar su atención pero justo en ese momento el licántropo estiro los brazos para desperezarse. Remus se froto los ojos con cansancio, después de su vergonzoso despertar se había sentido muy cansado y el cuerpo le dolía horrores por la transformación, gracias a la poción de Severus no era tan terrible como en meces anteriores pero seguía siendo sumamente desgastante.
Cuando Remus miro a su alrededor y vio al enfurruñado pocionista sus ojos miel brillaron esperanzados, el mes pasado el ex Slytherin le había dado la mejor poción revitalizadora que había probado en años y estaba seguro que eso le ayudaría a sentirse mejor.
De inmediato el licántropo se incorporo dispuesto a pedirle su maravillosa poción, pero el brusco movimiento le provoco un mareo y a punto estuvo de caerse, para fortuna suya los buenos reflejos de Sirius le evitaron un buen golpe a su ya dolorido cuerpo, la pelirroja se acerco preocupada para ayudarlo a mantenerse derecho.
- ¿Te sientes bien Lupin?- Severus miro al ojimiel con una ceja alzada a medio camino del recelo y la preocupación... o algo parecido, pero no hizo ademan de acercarse.
Como única respuesta el hombre lobo negó con la cabeza y le lanzo una mirada de cachorro desvalido al pocionista, Sirius pudo sentir un tic en la mejilla al ver la expresión de su pequeño amigo y su humor no mejoro al ver como la mirada del pocionista se suavizaba, por un momento le dieron unas enormes ganas de patear al licántropo fuera del sofá, Remus era un pan de dios a ojos de todos pero él conocía muy bien a ese perro aprovechado, no era más que un pequeño cabrón manipulador.
***
Después de haberle dado la poción revitalizadora al merodeador de ojos dorados y despedirse de Lily, el pocionista se puso a trabajar en una poción de sueño que una sanadora de San Mungo le había pedido, la sanadora le había dicho que aligerara la poción ya que el lote que haría sería destinado para el uso en niños pequeños, de modo que el pocionista se había dado a la tarea de revisar sus viejos libros para ver cuál sería la forma más apropiada de suavizar la poción, sabía que ninguno de ellos le diría como hacerlo, pero no hacía falta, solo necesitaba revisar las propiedades de cada ingrediente para saber cómo modificarla, sobra decir que no era un trabajo sencillo.
Severus se estiro sobre su cama rodeado de libros, ya era media tarde y solo le faltaba un ingrediente, a cualquier otro le habría tomado al menos una semana avanzar tanto, pero Severus era un prodigio de las pociones, al igual que su madre, de modo que solo le faltaba un ingrediente por investigar y para su buena fortuna la biblioteca de los merodeadores tenía justo el libro que necesitaba.
Después de su habitación la biblioteca era su lugar favorito, había estado muchas veces ahí, estaba repleta de todo tipo de libros, incluso había toda una sección dedicada a las pociones, lo que se le había hecho un poco extraño ya que los merodeadores no eran muy buenos en esa materia.
Pero esa tarde había algo diferente en la biblioteca, el olor de los libros viejos inundaba el lugar y una agradable iluminación bañaba la estancia, las estanterías y los libros estaban inmaculados, seguramente por el diligente trabajo de la elfina de lo Potter, Wingery.
Severus frunció el seño preguntándose qué era lo que no encajaba, pero todo parecía estar donde debía estar; la pequeña sala de lectura estaba en orden y sobre el escritorio de caoba de Sirius solo había un tintero, plumas y pergaminos, incluso el precioso retrato enmarcado del pocionista leyendo tras el escritorio estaba inmaculado.
El pálido pelinegro se encogió de hombros sin encontrar nada inusual y fue directo a la estantería donde estaba el libro que necesitaba, pero justo cuando sus dedos estaban por rosar el libro, se giro sobresaltado ¿¡Qué cojones hacia un retrato suyo ahí!?
El pelinegro de inmediato corrió tras el escritorio para quitar el cuadro pero fue inútil, entonces lo intento con la varita pero el resultado fue el mismo, el hechizo de permanencia que tenía el cuadro era inamovible, de modo que intento oscurecerlo pero el retrato se restauro rápidamente, entonces trato de cubrirlo, pero las cortinas que invoco se incendiaron hasta consumirse casi al instante, preso de la frustración le lanzo un bombarda, pero el hechizo revoto y de no haberse agachado lo habría recibido de lleno, por suerte lo único que voló fue una estantería, pero la explosión provocada por el hechizo atrajo a los merodeadores, quienes sin ninguna precaución entraron a la biblioteca con las varitas en alto solo para ver a un muy sonrojado, agitado y enojado pocionista.
- ¡Black! ¡Quita ese jodido cuadro ahora mismo!- Severus no tenía la menor duda de que el retrato era el que había pintado el primogénito de los Black, y por su puesto su suposición fue inmediatamente confirmada.
- ¡Mi pintura!- ante la mención del retrato el ojigris corrió tras el escritorio y reviso el cuadro de su Bellus como si se tratara de una de las últimas obras de Rembrandt.
- ¡Black, quita ese estúpido cuadro ahora!
- ¡Por supuesto que no! No me la pase horas trabajando en este cuadro para esconderlo, y si no terminó puesto sobre la chimenea de la sala es porque Prongs amenazo con quemar el departamento.
El pocionista estaba tan ofuscado que por un momento las palabras no le salieron, mientras tanto el resto de los merodeadores se había acercado a una distancia prudente en caso de que el pocionista decidiera usar su varita contra Sirius, entonces un destello dorado capto la atención de Peter.
- ¿Padfoot, le pusiste una placa a la pintura?
La mirada del pocionista y de los otros dos merodeadores voló hacia donde señalaba el pequeño animago, y en efecto había una pequeña placa dorada bajo la pintura, claramente era de oro, y había una única palabra labrada en ella.
Bellus
- "Una obra de arte debe tener titulo".- Sirius se cruzo de brazos y sonrió de forma altanera mientras parafraseaba lo que Lily le había dicho a la clase cuando todos revelaron sus cuadros, y por supuesto el merodeador no dudo un segundo en bautizar a su cuadro con el sobrenombre que le había puesto al de ojos ónix.
- No te sientas la gran cosa solo porque Lily dijo que era buena.- el miope animago miro con reproche a su mejor amigo, seguía molesto con el por haberle robado toda la atención de la pelirroja, Lily incluso le había pedido la pintura a Black para exhibirla en una galería y promocionar su clase, pero el animago solo le permitió tomarle una foto posando junto a su cuadro, ya que según él, tenia mejores planes para el cuadro.
- Evans no dijo que mi pintura fuera buena, dijo que era maravillosa.- Sirius hizo especial hincapié en la última palabra con toda la intención de fastidiar un poco a su mejor amigo. James estaba a punto de responderle cuando un muy irritado pocionista los interrumpió.
- ¡Maravilloso mi trasero! ¡Quiten ese jodido cuadro ahora mismo!
- Sobre mi cadáver.- el animago se planto frente a su pintura con expresión decidida y Severus sintió que una vena le saltaba en la frente.
- No me tientes Black.- el pocionista no podía estar más molesto y avergonzado, una cosa era posar para una clase por hacerle el favor a una amiga y otra que el chico al que le gustas tenga un retrato tuyo con todo y placa de oro colgado en algún rincón de su casa, aunque el autor de dicho retrato haya sido el chico en cuestión.
- Vale, lo quito.- Sirius sonrió de forma inocente y encantadora, lo que de inmediato hizo retroceder al pocionista, de hecho hasta los merodeadores dieron un discreto paso atrás, esa sonrisa nunca auguraba nada bueno.- si posas para mí y me dejas pintar tu lunar.
Peter y Remus se sonrojaron y mirando a su amigo completamente asombrados, sin duda Sirius era muy osado, por su parte Severus parecía al borde de una apoplejía, pero lo que sin duda dejo a todos catatónicos fue la instantánea respuesta del miope animago.
- ¡Oh, sí! Eso sí sería divertido pintarlo, toda la clase pedía una pose más reveladora.
Obviamente el de cabello indomable no había captado la parte de "para mí" cuando Sirius pidió pintar el lunar del pocionista y dedujo que su amigo se refería a que posara de nuevo en la clase, pero eso era lo de menos.
- Prongs... ¿tú desde cuando quieres una pose más reveladora?...- la sonrisa casi psicópata de Sirius y la forma en que miraba a su mejor amigo como si quisiera estrangularlo pasaron completamente desapercibidas para el sonrojado merodeador de lentes, quien por su puesto no sabía ni que decir.
Sirius había notado como desde que la pelirroja se había retirado a su amigo se le desviaban los ojos hacia el estomago del pocionista, y obviamente ese detalle no le había gustado para nada a ninguno de los dos, porque como era de esperarse la falta de sutileza del miope mago hizo que hasta Severus lo notara, y eso que el pocionista rara vez podía interpretar ese tipo de miradas cuando se dirigían a él.
Después de que Potter balbuceara un par de estupideces sin sentido, el pocionista decidió que lo mejor que podía hacer era tomar su libro y encerrarse en su habitación sin dirigirle la palabra a nadie. Tan pronto como el pocionista dejo solos a los merodeadores Remus se dedico a regañarlos por incomodarlo de esa manera, James interpreto el regaño como celos por parte del licántropo de modo que ahora estaba más que decidido a ayudar a su tímido amigo a conquistar al de ojos ónix.
***
Cuando Barty y Regulus llegaron esa tarde y Peter les explico porque Severus tenía la puerta de su cuarto insonorizada y bloqueada con un hechizo impenetrable el par de serpientes corrieron a la biblioteca para ver el cuadro y la dichosa placa de oro con sus propios ojos.
- ¡Wou! Regy tu hermano tiene talento, lástima que sea un idiota, aunque se merece un par de puntos por el esfuerzo.
- Barty, cállate.- el menor de los Black suspiro con cansancio, su hermano era sin duda único.
- ¡Regy!
Tan pronto como Remus le había avisado al merodeador que su hermano había llegado Sirius corrió a su encuentro, necesitaba la ayuda de su hermano, y la necesitaba urgentemente, de modo que entro a la biblioteca como una tempestad y se llevo a su hermano arrastras hasta su recamara.
- ¿Ahora qué hago Reg? No quiero quitar el cuadro, en serio me gusta.- Sirius se dejo caer en su cama y la mitad de sus quejas salieron amortiguadas ya escondió el rostro en una de sus almohadas.- No creí que fuera a odiarlo tanto.
- Primero explícame porque lo pusiste ahí.- Regulus rodó los ojos por el dramatismo de su hermano y se cruzo de brazos mientras se sentaba en el sillón de Sirius.- Podrías haberlo puesto aquí en tu cuarto donde nadie lo viera.
- Eso habría sido incomodo para Severus, el usa mi baño todos los días así que lo habría visto.
- ¿Severus... usa tu baño?
Regulus abrió mucho los ojos al escuchar eso, el pocionista nunca lo había mencionado, claro no tenía ningún motivo para andar divulgando en donde se bañaba pero sin duda era chocante enterarse de algo así.
- ¿No te lo dijo? Bellus y Prongs tuvieron un duelo los primeros días por disputarse el baño así que prácticamente lo obligue a usar el mío.- el animago rodó sobre la cama y le mando una mirada extrañada a su hermano menor, el Slytherin no pudo más que alzar una ceja impresionado por la audacia de su hermano mayor, entonces una duda aun mas importante asalto su aguda mente.
- ¿Severus aun usa tu baño?
- Si...
Los hermanos Black intercambiaron una mirada sorprendidos seguros de haber llagado a la misma conclusión, en circunstancias normales el pocionista nunca habría aceptado usar el baño del merodeador aunque tuviera que pelear con Potter cada mañana. Sirius no entendía por qué, pero sabía que eso era bueno y Regulus estaba seguro de que de una forma inconsciente Severus intentaba acercarse a su hermano o por lo menos entenderlo.
- Vaya... lo estabas haciendo mejor de lo que creí... pero con lo del cuadro...
- ¿Porque le molesta tanto? Es hermoso.- Sirius se sentó en la cama y se paso la mano por su desordenada melena con exasperación y Regulus no pudo más que suspirar armándose de paciencia.
- Es un cuadro hermoso Sirius pero...
- No, él es hermoso.
El menor de los Black parpadeo un par de veces y por algún motivo inexplicable la forma en que su hermano había dicho esas palabras lo hicieron sonrojar. Una suave sonrisa se dibujo en su rostro al ver la expresión embelesada de su hermano mayor, Sirius era tan expresivo que solo un siego no se daría cuanta de lo enamorado que estaba.
- El no lo sabe, Sirius.
- Por eso puse el cuadro ahí, quiero que él se vea como lo veo yo.
- Eso no será fácil... pero vas por buen camino.
- Se encerró en su cuarto hace tres horas Reg.
- Entonces vas por muy buen camino.- Sirius miro confundido a su hermano menor y Regulus simplemente le regalo una sonrisa condescendiente.- Le dije innumerables veces lo hermoso que me parecía y nunca logre que reaccionara, ni un solo sonrojo o un "cállate idiota" simplemente me sonreía y me daba las gracias, pero nunca creyó realmente en mis palabras.
***
Cuando los hermanos Black bajaron Barty y Peter no estaban, James les había dicho que subieron al cuarto del pequeño animago y que mejor ni se acercaran ahí. Remus, que en ese momento leía en la sala, escondió el rostro detrás de su libro sin poder evitar sonrojarse, había subido hace un rato para pedirle una libreta al rechoncho animago y al entrar a su habitación lo encontró prácticamente desnudo en las garras de Bartemius Crouch Jr.
Al pobre licántropo lo único que le faltaba era encontrarse a Prongs en media faena con Lily (si es que algún día Morgana se apiadaba de él y lograba un avance) ¿Por qué cojones siempre era él quien encontraba a sus amigos en situaciones comprometedoras? Los jóvenes Black prefirieron no preguntar y fueron derecho hacia el cuarto del pocionista.
- ¿Cómo lograras que te abra?
- Muy simple.- el menor de los Black invoco una pluma y pergamino y escribió una sola palabra, Sirius espió sobre el hombro de su hermano y alzo una ceja con escepticismo ¿Cómo demonios iba a funcionar eso? Entonces el joven Slytherin doblo el trozo de papel y lo paso por debajo de la puerta como si nada.
No paso ni medio segundo cuando la puerta se abrió y una pálida mano pesco a Regulus del cuello de su túnica y lo jalo al interior cerrándose nuevamente. James se había acercado para ver lo que hacia el hermano de su mejor amigo y a decir verdad estaba bastante impresionado.
- ¿Qué decía la nota?
- "Abre"...
***
- No deberías hacer eso en tu habitación Sev.
- No pienso salir.
- En algún momento tendrás que hacerlo.
- Puedo salir por la ventana.
- Severus.
- ¿Por qué a tu hermano le gusta tanto avergonzarme?- el claro reproche del pocionista le hacía mucha gracia al joven Black, su hermano mayor era el único que lograba sacar a Severus de sus casillas y hacerlo actuar como un niño enrabietado, porque no había otra forma de interpretar el hecho de que el pálido mago se encerrara tres horas en su habitación y se pusiera a preparar una poción ahí mismo cuando tenía una cocina completamente equipada a su entera disposición.
- Porque luces adorable cuando te sonrojas.
- Reg...
- Está enamorado de ti Severus, es natural que quiera molestarte un poco para llamar tu atención, aunque en esta ocasión no lo hizo por eso.- Severus miro al ojigris y alzo una ceja, claramente el no opinaba lo mismo.- ¿Viste el cuadro?
- ¡Claro que lo vi, si poco le falta para ser un retrato tamaño natural!
- ¿De verdad lo viste?- Severus parpadeo confundido por la pregunta de su amigo.- cuando Sirius puso el retrato ahí no pretendía molestarte o avergonzarte, no eres muy consciente de ti mismo Severus y Sirius lo sabe, él solo quiere mostrarte lo que tú no vez, quiere que veas lo que él ve en ti... mira el cuadro Severus, es tan hermoso como tú.
El pocionista desvió la mirada sin creerlo realmente y añadió un ingrediente más a su poción, Severus había pasado toda su infancia y adolescencia escuchando una y otra vez que era feo, que era un engendro, que era un fenómeno de la naturaleza y que nadie lo querría nunca, no era fácil para el escuchar que alguien dijera que estaba enamorado de su insulsa persona, no podía evitar sentir que se burlaban de él o que lo decían por mera lastima, Regulus se retiro para dejar que el pocionista decidiera si ver el cuadro o no, sabía que si presionaba a su amigo no lograría nada, incluso si lo llevaba a rastras a la biblioteca no serviría de nada, tenía que ser el mismo Severus quien decidiera lo que haría.
Esa noche después de que Regulus y Barty se retiraran Sirius se preocupo, el pocionista no había salido y aunque Regulus le había dicho que lo dejara solo por un rato él no quería que siguiera saltándose la cena, así que preparo un par de sándwiches y se los llevo, fue un alivio descubrir que ya no estaba hechizada pero naturalmente Severus se negó a abrir... hasta que el merodeador lo amenazo con tirar la puerta con una bombarda si no lo hacía.
Sirius frunció el ceño cuando la puerta se abrió lo justo para que el merodeador viera apenas un ojo del pocionista y una vena salto en su frente cuando el pálido chico le dijo que no tenia hambre y le cerró la puerta en la cara, el animago casi tira la puerta de lo fuerte que la golpeo
- ¡Abre la jodida puerta o voy por Evans y Riot en este momento y le digo que te estás saltando comidas otra vez!
Severus abrió la puerta de golpe claramente molesto y le arrebato el plato con sándwiches al merodeador y cuando estuvo por cerrarle la puerta en la cara por segunda vez el animago se lo impidió y se metió al cuarto a la fuerza.
- ¡Sal!
- No hasta que hayas cenado.- Sirius se cruzo de brazos con gesto testarudo, el pocionista sabía que no lograría sacarlo de su habitación hasta que se comiera los dichosos sándwiches de modo que se giro y fue a sentarse en una de esas sillas victorianas seguido por el merodeador.
Severus no había notado lo hambriento que estaba hasta que le dio la primera mordida al sándwich que le preparo el animago, estaban delicioso y se los comió tan rápido que un ligero sonrojo cubrió sus mejillas, no había dejado ni las migajas, alzo la mirada temiendo encontrarse a Black con un claro gesto de "te lo dije" pero en el merodeador no lo estaba mirando.
- ¿Qué sucede?- Severus miro con una ceja alzada al ex Gryffindor preguntándose porque lucia tan molesto mientras miraba su poción. Sirius se tardo un poco en responder y respiro profundo antes de voltear a ver al pocionista.
- No hagas pociones en tu cuarto.- Severus parpadeo confundido, el merodeador acababa de darle una orden de eso no le quedaba duda pero había sonado mas como la sugerencia de alguien que se preocupa por ti, como cuando Lily le decía que no se juntara con Rosier.- este lugar es para que descanses no para que trabajes, nosotros no tenemos problema con que uses la cocina.
Sirius se levanto y tomo el plato vacio antes de desearle buenas noches al pocionista y retirarse pero la voz del pocionista lo detuvo.
- Puedes cubrir el cuadro, aun no quiero verlo... yo...- el pálido chico desvió la mirada y estaba a punto de explicarle al animago porque no quería ver el cuadro pero la serena respuesta de Sirius no lo dejo continuar.
- Está bien... descansa.
Severus se mordió el labio inferior y asintió con un ligero sonrojo en sus mejillas antes de susurro un suave gracias al merodeador.
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