21.- Lunares y Compromisos.
Sirius no perdió un segundo para abalanzarse sobre su Bellus y jugar con él, le tiro de la túnica y le lamio la cara varias veces al enfurruñado y sorprendido pocionista, Remus se le había unido en el juego siguiendo sus instintos, porque el licántropo podía estar más lucido que nunca pero jugar con sus amigos en luna llena era lo que más amaba, le gustaba porque si bien el odiaba su condición, le hacía sentir bien que sus amigos le hicieran compañía.
Severus intentaba liberarse del par de perros sobrealimentados que tenía encima, no sabía cuál de los dos había logrado abrirle la túnica botándole un par de botones dejando al descubierto su estomago, pero ese par de idiotas lo estaban olisqueando y sus húmedas y frías narices le hacían cosquillas.
James no se animaba a acercarse tanto, de modo que dio un par de pasos cautelosos hacia el enredo donde estaba metido el pocionista, y Peter salto desde la cabeza de su amigo al sillón más cercano pues si se caía en medio de esos tres terminaría aplastado, entonces el inusualmente cauteloso ciervo se acerco un poco mas y olisqueo el cuello del pálido mago.
Eso fue más de lo que el pocionista pudo soportar y para sorpresa de los tres animagos y el licántropo, el pálido chico comenzó a reír, las orejas del par de canes se levantaron en el acto y miraron a la cara del pocionista, James alzo la cabeza y retrocedió un poco sobresaltado y Peter se paro en sus patitas traseras para verlo mejor, no era la primera vez que los merodeadores lo escuchaban reír, pero si era la primera vez que reía gracias a ellos.
James miro al pocionista con curiosidad; tenía las mejillas sonrojadas y su pecho se movía arriba y abajo por su respiración agitada, entonces miro a Sirius y Remus, quienes no podían apartar la mirada del pocionista y algo completamente nuevo llamo su atención, sin siquiera pensar en lo que hacia el ciervo se acerco una vez más al pocionista pero esta vez no se entretuvo oliendo el agradable aroma del pálido mago.
Severus vio el largo cuello del ciervo pasando sobre su cabeza y como una de las patas del animago se apoyaba cerca de su hombro, por un momento creyó que Potter se acercaba al par de canes que estaban a la altura de su estomago, pero en lugar de eso el de la imponente cornamenta se inclino sobre su estomago, parecía mirar algo completamente absorto, incluso sus orejas estaban alzadas como intentando escuchar algo.
Severus alzo una ceja al ver el extraño comportamiento del que consideraba su peor pesadilla, entonces algo mas llamo su atención, las garras de una de las patas delanteras de Sirius se clavaron ligeramente en su vientre, no estaba seguro cuanto tiempo llevaba esa pata ahí, pero cuando vio al merodeador de ojos grises no pudo evitar sorprenderse y sentirse un poco alarmado.
Sirius tenía la cabeza erguida de forma rígida y el pelo de su lomo se erizaba haciéndolo lucir más grande mientras miraba fijamente al ciervo a un palmo de su nariz, James estaba completamente ajeno al amenazante lenguaje corporal de Sirius pues el pequeño punto que resaltaba en la clara piel del pocionista había captado toda su atención.
Sirius podía compartir un poco a su Bellus y dejar que jugara de forma inocente con Remus, sabía que el licántropo necesitaba sentir que había gente que no le temía, incluso creía que podía fiarse de esos gamberros pues lo protegían y uno de ellos lo consideraba una especie de deidad que no debía ser tocada, tampoco le molestaba verlo con la estirada de Evans ya que la chica era buena con el pocionista, pero la forma en que su mejor amigo miraba el hermoso lunar de su Bellus de forma tan descarada le estaban calentando la sangre, y no de una forma agradable.
Remus pudo ver el momento justo en que su perruno amigo perdió los estribos; James Potter se inclino aun mas sobre Severus y acerco peligrosamente el hocico al pequeño ombligo del pocionista, pero mucho antes de que el ciervo llegara a tocarlo el gruñido de Sirius lo hizo saltar hacia atrás apenas a tiempo de evadir la mordida que el gran perro negro estuvo a punto de darle, entonces el licántropo salto juguetonamente sobre el ciervo pretendiendo que el intento de mordida había sido parte de su salvaje juego a la luz de la luna.
Severus vio al miope animago y al licántropo enfrascarse en una especia de pelea justo antes de que se pusieran a corretear rompiendo cosas por toda la sala y el comedor, por suerte el departamento era bastante amplio, por su parte Sirius es había echado sobre el estomago de su Bellus cubriendo su ombligo y resguardando su precioso lunar de las miradas curiosas de sus amigos.
El pocionista intento levantarse pero el perro sobre él se resistió, y cuando un perro tan grande se planta en un lugar y se pone rígido resulta prácticamente imposible moverlo, después de un par de intentos fallidos de escape Severus se dejo caer entre las mantas y no pudo evitar hacer un puchero reprobatorio hacia el animago, pues a su parecer se estaba burlando de él.
- Black, pesas.
Sirius ignoro el comentario mientras veía a sus amigos correteando por la sala y Peter subió a su cabeza para mirar también, para el pocionista era obvio que el merodeador estaba evitando mirarlo directamente a los ojos, seguramente para evitar que usara legeremancia en él, o algo así, pero a Severus no le hacía falta usar magia para saber porque el ex Gryffindor había estado a punto de morder a uno de sus mejores amigos.
- Solo es un lunar Black, supéralo.
Sirius giro su perruna cabeza tan rápido que el pobre roedor salió volando, y miro a su pálido numen como si le hubiera dicho que le había encontrado una pulga, como podía decir su Bellus que solo era un lunar.
- Quita esa cara.- Severus apenas pudo disimular la risa que le dio la reacción del animago.- Ni qué hubiera dicho que te llevare al veterinario.
Sirius ladeo la cabeza confundido ¿Qué cojones era un veterinario?, no está demás decir que al pocionista le hizo gracia la expresión del animago, siendo sinceros, ¿Quién podía resistirse a la expresión de inocente confusión de un perro? Simplemente es adorable por muy grande que sea el perro en cuestión es imposible no reír y acariciarle la cabeza.
El merodeador de ojos grises no podría estar más feliz, puede que no supiera que es un veterinario o que su Bellus no se diera cuenta de lo jodidamente hermoso que es ese pequeño lunar junto a su ombligo, pero esos pequeños detalles pasaban a segundo plano cuando las manos del pocionista rascaban tras sus orejas y repartían caricias en su cabeza y espalda.
Por desgracia el gusto no le duro mucho ya que el licántropo se acerco y se hecho pansa arriba junto al pocionista mandándole una mirada de cachorrito suplicante, Severus no pudo evitar reírse, esos dos se metían mucho en su papel de perro y contra todo pronóstico el pálido pocionista le rasco la panza al licántropo. Como era de esperarse Sirius se puso celoso y prácticamente se hecho sobre el pocionista reclamando su atención, James se acerco lleno de curiosidad y Peter se le subió a la cabeza y le dio suaves palmaditas con sus pequeñas patitas, pues estaba claro que a el ciervo no le tocarían mimos del pocionista.
***
Cuando Severus abrió los ojos, despertado por la luz que entraba por las ventanas, lo primero que vio fue el techo de la sala, estaba acostado en el nido de mantas y cojines, la verdad no recordaba haberse quedado dormido, aunque si recordaba haberle rascado la panza a un par de idiotas que se creían perros, que mosca le había picado para hacer eso, como demonios los iba a ver a la cara ahora.
El de ojos ónix estaba en plena auto recriminación mental cuando una mano que no era suya se deslizo lentamente sobre su cintura, entonces miro hacia debajo de forma rígida temiendo que esa mano fuera de Black, y para su absoluta sorpresa no lo era, era la mano de un plácidamente dormido y completamente desnudo Remus John Lupin.
Lupin estaba acurrucado a su izquierda y lo tenía abrazado por la cintura, y como si amanecer con un hombre desnudo a tu lado abrazándote no fuera suficientemente embarazoso también tenía al heredero de los Black, como Merlín lo trajo al mundo, a su derecha y con la mano directamente sobre su cadera por debajo del borde de su pantalón.
El pocionista miro a su alrededor en busca de un escape mientras sus mejillas se tornaban cada vez mas rojas, estúpidos perros encimosos, gracias a Circe los otros dos aun estaban transformados, lo malo era que estaban a un par de cojines de distancia. Severus miro con pánico como el merodeador de ojos grises parpadeaba soñoliento antes de encontrar una forma de escabullirse.
Lo primero que Sirius vio al despertar fue el brazo de Remus, y aunque no recordaba haberse transformado de vuelta en humano si recordaba haber caído rendido junto a su Bellus, de modo que la pálida piel bajo el brazo de su amigo no podía ser otra cosa que el estomago del pocionista, así que con toda la posesividad de un chiquillo egoísta, tomo el brazo de su amigo y lo quito de su propiedad.
Por un momento Severus pensó que lo estaba ayudando a liberarse de esa bochornosa situación, pero más alejado de la realidad no podía estar, ese estúpido perro ni siquiera había notado que estaba despierto, y sin el mas mínimo asomo de pena apoyo la cabeza en su estomago y froto la mejilla contra su piel intentando consolar el sueño una vez más.
La postura relajada y la respiración pausada del animago por un momento hicieron creer al de ojos ónix que realmente estaba dormido, entonces Black deslizo suavemente la mano sobre su vientre dibujando círculos en su piel con la yema de los dedos.
Severus sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo mientras la piel de su vientre se erizaba bajo las caricias del animago, pero cuando el merodeador hizo pequeños círculos alrededor de su ombligo fue más de lo que pudo soportar, estaba a punto de darle un golpe en la cabeza por libidinoso cuando el licántropo, quien seguía en el quinto sueño, le tiro el brazo encima y golpeo accidental mente a Sirius directo en la cara.
El sobre salto de Sirius hizo despertar a Remus, quien solo atino a mandarle una mirada confundida al de ojos claros. Severus no sabía si reírse por el karma del merodeador o golpear a los dos idiotas por usarlo de almohada, de modo que se obligo a respirar profundo mientras se cubría los ojos con el antebrazo y con voz suave y aparentemente serena les hizo saber que estaba despierto.
- Podrían ustedes, par de idiotas desvergonzados, quitarse de encima.
Remus se puso rojo como un tomate al escuchar la voz del pocionista, el solía despertar desnudo y tirado en algún rincón junto a sus amigos después de la luna llena, de cierto modo era algo normal, pero despertar desnudo junto al chico que le gustaba a su mejor amigo era como para tirarse por la ventana. Al pobre licántropo no le tomo ni tres segundos salir corriendo a cuatro patas, pese a ser humano de nuevo, y esconderse tras el ciervo que dormía como un tronco a unos pasos de distancia.
Sirius se apoyo en un codo y acaricio su dolorida mejilla mientras veía al licántropo, completamente colorado, asomarse tímidamente por encima del lomo de James, estaba a punto de soltar la carcajada cuando un cojín lo golpeo en plena cara.
- Quiere cubrirte de una buena vez exhibicionista.
Severus apenas tuvo tiempo de levantarse y alejarse un par de pasos cuando la puerta de entrada se abrió de par en par y Lily Evans entro hecha un huracán.
- ¡Sev! ¡No vas a creer lo que paso anoche! Petunia se... ¡Ah!
Sirius acababa de levantarse cuando la puerta se abrió de modo que no tuvo tiempo de cubrirse, tampoco es como que se haya esforzado mucho en intentarlo, por su parte James y Peter se sobresaltaron tanto por el grito escandalizado de la pelirroja que el enorme ciervo término saltando tras el sillón y la pequeña rata corrió bajo el mismo mueble, dejando al licántropo expuesto en la sala, y como era de esperarse Lily se sonrojara aun más de lo que ya estaba.
La pelirroja boqueo como pez fuera del agua un par de veces antes de gritarle al par de merodeadores que se cubrieran. Remus intentaba desesperadamente enterrarse entre las mantas mientras Sirius simplemente alzaba la ceja.
- No seas mojigata Evans, que esta podría ser la única vez que tengas el placer de verme así.
James Potter ya había regresado a la normalidad y al escuchar el comentario de su desvergonzado amigo se envaro, salió de detrás del sillón escudando sus partes nobles con un cojín y le dio un golpe en la cabeza el ojigris. Sirius estaba a punto de reclamarle a su amigo cuando escucho la afilada voz del pocionista.
- Por su puesto, el Majestuoso de Black necesita que lo admiren en toda su gloria para sentirse satisfecho.
El comentario lleno de reproche del pocionista dejo de piedra al de ojos grises, Severus se le dedico una mirada resentida y se giro hacia su amiga para tomarla de la mano y sacarla de ahí prácticamente a rastras.
***
Lily caminaba apresuradamente junto a su pelinegro amigo intentando mantener su ritmo, el pocionista no dejaba de soltar pestes sobre el descarado exhibicionista de Sirius Black, entonces la pelirroja noto que muchas personas se les quedaban mirando al pasar, cosa que se le hizo extraña hasta que miro detalladamente a su amigo.
Severus se había echado el cabello hacia atrás y estaba un poco revuelto, y como tenía el seño fruncido y las mejillas sonrojadas, claramente molesto con el perro exhibicionista que tenía en casa, la pelirroja entendía que la expresión de Severus llamara la atención, pero fue hasta que bajo un poco más la vista cuando entendió porque más de una persona había chocado con un poste o una pared, a la camisa del pocionista le faltaban los últimos tres botones y con su rápido andar y una que otra brisa ocasional su pálida piel quedaba expuesta, revelando así su pecaminoso ombligo ante los desprevenidos transeúntes de Londres muggle.
Lily tuvo que pararlo de inmediato y arrastrarlo a un pequeño callejón, que gracias a Morgana estaba vacío, Severus la miro confundido ya que la chica le lanzo un hechizo que cerró su camisa, entonces el pocionista alzo la ceja lanzándole una mirada ecuánime a la pelirroja claramente pidiéndole una explicación pero la leona simplemente se sonrojo y evadió la mirada, eso fue suficiente para que el pocionista entendiera a su amiga.
Normalmente no hablar de ello, porque si alguien los escuchaba podría mal interpretarse, pero de pequeños solían nadar desnudos en el rio, y aunque Severus en un inicio se sentía avergonzado por el par de cicatrices que tenia la pelirroja nunca hizo alusión a ellas, aunque la chica si sentía una inmensa y para nada disimulada curiosidad por su pequeño lunar, aunque cuando era pequeño el lunar no estaba precisamente junto a su ombligo, de hecho estaba mucho más al sur pero con el paso del tiempo fue corriéndose.
- ¿Qué cojones tiene los Gryffindors con mi lunar?
- No es culpa nuestra que tengas un pecado tatuado junto al ombligo.- la ex Gryffindor se cruzo de brazos y alzo el rostro con gesto digno cuando algo en las palabras de su amigo llamo su atención.- ¿los Gryffindors?
- Estoy seguro de haber escuchado a Lupin y a Pettigrew hablando de mi lunar hace un tiempo, Black dijo que le gustaba y anoche Potter intento tocarlo.
- ¡Wou! ¿¡Que!? – la pelirroja se había quedado boquiabierta por un momento.- y yo que creía tener el chisme de la semana con el compromiso de Petunia, pero con eso me ganaste la partida.
- ¿¡Petunia está comprometida!?
Severus arrastro a su leona favorita al primer café que se encontró para interrogarla, pues aunque no se llevaba para nada bien con la hermana mayor de su mejor amiga y nunca se había mostrado interesado en ella, sí que se moría de curiosidad por saber quién era el pobre soquete que se había arrojado voluntariamente al despeñadero, pero la pelirroja se rehusó a decirle una sola palabra si no le aclaraba primero que había pasado la noche anterior y que era eso de que a Black le gustaba su lunar y que Potter había intentado toquetearlo, y que de paso le explicara porque cuando entro al departamento los merodeadores traían pinta de haber estado en una fiesta de salchichas.
Sobra decir que el interrogatorio fue sumamente vergonzoso y aunque la pelirroja se moría de ganas por preguntar si Black se le había declarado sabía que Severus no aguantaría una más de sus indiscretas preguntas, y con lo bien que conocía al pocionista sabía que si seguía por ese rumbo la dejaría plantada en ese café muggle y le haría la ley del hielo por mínimo tres días, de modo que dejo el tema por el momento y retomo lo del compromiso de su hermana.
Resulta que el enano gordinflón con el que Petunia se había estado besando en un parque era novio de la chica dese hacia meces y salían a escondidas, la noche anterior Petunia había organizado una cena para confesar ante sus padres lo enamorada que estaba de Vernon Dursley, el fofo joven se presento muy bien vestido y peinado frente a la familia Evans y se disculpo por haber cortejado la hermosa joven sin el consentimiento de sus padres, entonces fue cuando Vernon le dio su propia sorpresa a Petunia.
Vernon Dursley se arrodillo cual caballero valiente frente a toda la familia Evans y saco una pequeña cajita del bolsillo de su pantalón, Petunia casi llora de la emoción y antes de que su novio terminara la pregunta se arrojo a sus brazos repitiendo "si" una y otra vez.
- ¡Por Salazar, Petunia se va a casar!
- Si, y mamá hará una cena para anunciarlo frente a toda la familia y quiere que vallas.
- ¿Yo?- eso descoloco al pocionista, el pálido mago adoraba a los padres de la chica pero seguramente su hermana no vería bien que el estuviera ahí.
- Mamá quiere a toda la familia presente y Petunia esta tan feliz que cuando le dijo que quería que tu vinieras dijo que sí.
Severus se sintió terriblemente conmovido pero como buena serpiente que era no lo demostró, simplemente se irguió y con una ligera inclinación de cabeza le dijo a su mejor amiga que sería un honor asistir a la cena.
- Sera el martes de la próxima semana.
- Espero que me dé tiempo de despedirme de Regulus y Barty, ellos empiezan su último curso en Hogwarts la próxima semana, partirán el martes por la tarde.
- No te preocupes, será por la noche así que tendremos tiempo más que suficiente para despedirnos y arreglarnos.
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