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18.- El secreto del Medimago.

El incomodo silencio que siguió a la declaración de Severus duro apenas cuatro segundo, los cuatro segundos más largos y vergonzosos en la vida del pocionista, pero no iba a echarse para atrás, así que hizo pies juntillas y le ladro un "muévete" al animago que se le había quedado viendo como idiota, y ya que no reaccionaba se lo llevo a empujones junto con el medimago a su habitación.

El sonoro azotón con el que Severus cerró la puerta de su habitación tuvo un efecto casi mágico entre los presentes; Lily volteo a ver a Remus tan rápido que de milagro no se rompió el cuello y por primera vez el licántropo no evadió la mirada, de hecho se levanto como un resorte y con una señal él y la pelirroja se fueron directo a la biblioteca.

Barty parpadeo alucinado y volteo a ver a su ratoncito pero Peter evadió su mirada cosa que de inmediato puso alerta al rubio, el Slytherin estaba más que dispuesto a interrogar a su pequeño novio, pero el pequeño merodeador aun no terminaba su desayuno y el había prometido ser un novio atento, así que se lo llevo a la cocina con todo y plato.

Regulus por su parte termino hasta su último bocado y se dirigió a la sala para tumbarse en el sofá y contemplar el fuego, y ya que James no tenía nada mejor que hacer y no quería enfocar su mente en la pequeña discusión de minutos atrás fue a hacerle compañía al hermano pequeño de su mejor amigo.

- ¿Dónde conseguiste esa chaqueta Reg?

Regulus miro sin interés la chaqueta de cuero negro que traía puesta y se encogió de hombros antes de volver a mirar el fuego.

- Es de Sebastián.

***

- Quédate quieto Sirius.

- Claro.

La escueta respuesta que el ex Gryffindor le dio al medimago sonó mas como un gruñido, porque demonios su Bellus tenía que ser tan jodidamente testarudo, el estaba perfectamente bien, si alguien ahí necesitaba que lo revisaran era el pocionista. Además que ese pequeño engendro del demonio quería salirse por la tangente achacando su comportamiento a una afección cerebral o algo así, y como era de esperarse eso tenía bastante irritado al león.

- Si es por lo que dije hace rato, entérate que mi cabeza está perfectamente bien.

Severus chasqueo la lengua y giro el rostro hacia la ventana, sabía que el merodeador estaba bien, ese extraño interés que tenía en él había empezado mucho antes de la pelea con los muggles, quizá incluso antes de que se mudara ahí. Había estado haciendo memoria durante el desayuno repasando el comportamiento del ex Gryffindor.

En un principio, cuando el merodeador insistió de forma sutil que se quedara con ellos, había creído que le tenía lastima después de haberle salvado de su propio padre y que sus instintos Gryffindor no le permitían dejarlo tirado a su suerte, estaba casi convencido de que aquella había sido la razón de su "interés", lastima, pura y simple lastima. Estaba por dejar zanjado el tema con esa epifanía cuando vio a su rubio amigo ayudando al pequeño merodeador a bajar las escaleras y su memoria le jugo a traición.

"Siempre pensé que el tipo tenía una fijación contigo"

Eso había dicho Barty, Severus habría descartado su comentario sin problemas de no ser porque no era la primera vez que la escuchaba, pues él recordaba muy bien el día en que Lucius Malfoy le había dicho algo muy parecido por primera vez.

***Flashback***

Estaba en tercer año y uno de los merodeadores le había jugado una de sus bromas pesadas, el estaba tan avergonzado que no había tenido el valor de ir a la enfermería, de modo que ahora su amigo y prefecto de casa Lucius Malfoy curaba los raspones de su sonrojado rostro en la privacidad de su habitación.

- ¿Vas a decirme lo que paso?

Severus negó con la cabeza ante la pregunta del rubio y bajó la mirada cohibido, Lucius sabía que sea lo que sea que ese idiota Gryffindor le haya hecho al pequeño pocionista debía ser bastante vergonzoso como para que el pálido chico ni siquiera quisiera decírselo a él.

Lucius tomo a su compañero de casa de la barbilla y con suavidad lo obligo a mirarlo a los ojos. Severus no pudo evitar sonrojarse aun mas, Lucius era la primera persona en reconocer sus talentos y alabarlo por ellos, además de que lo protegía abiertamente, está de más decir que eso era algo completamente nuevo para el pocionista, para el pequeño Severus Snape había sido inevitable quedar prendado del rubio.

Él lo apoyaba y no tenia reparo en saciar su sed de conocimiento, y su presencia lo obnubilaba en ocasione, porque no iba a negarlo Lucius Malfoy era hermoso, y aunque el rubio no era una persona caritativa o siquiera considerada, Severus sabía que podía contar con él, porque el heredero de los Malfoy es leal, posesivo y territorial, y desde el día que Severus fue seleccionado en Slytherin, se sentó a su lado y estrecho su mano el rubio decidió que sería su amigo.

- Fue Black, ¿verdad?

Severus abrió los ojos con pánico ante las palabras del mayor y desvió la mirada avergonzado temiendo que hubiese presenciado su humillación.

- Tú... lo... lo viste...

- No hace falta.

- No entiendo porque me odia tanto, ni siquiera le agrada Lily.

- No creo que Evans tenga que ver con su comportamiento, ni siquiera creo que lo haga por su despeinado amiguito.

- ¿A qué te refieres?

- Ese Gryffindor tiene una extraña fijación contigo, siempre te está vigilando.

- Por supuesto que lo hace, su única diversión es torturarme.

Lucius sonrió condescendiente y negó con la cabeza mientras echaba hacia atrás el cabello del pocionista, Severus sabía que el rubio estaba por decirle algo importante pero él no quería seguir ablando de Black.

- Mi cabello es un desastre.

- Los vapores de tus pociones no lo ayudan.

- Podría sujetarlo en alto como lo haces tú.

- Esa no es buena idea.- el rubio se enderezo con expresión inescrutable pero firme, ordenándole con ese gesto no recoger su cabello, pero el pelinegro no entendía los motivos del rubio para querer ocultar las suaves facciones del resto del colegio.

- ¿Se notan mucho mis marcas?

El rubio termino de curarlo en ese momento y se levanto dándole la espalda para guardar las pociones, como odiaba al miserable muggle que había torturado tan cruelmente a su propio hijo solo por ser diferente, el miserable no solo lo hería físicamente, ese repugnante muggle había convencido a base de desprecios y maltratos al pequeño Severus de que era un engendro al punto de que el pálido chico no se daba cuenta de lo hermoso que podía ser si se mostraba al mundo como realmente era.

- Son asquerosas...- Severus agacho la mirada avergonzado de su propio cuerpo, pero Lucius tomo su barbilla una vez más obligándole a alzar la mirada para verlo a los ojos con todo el aplomo que lo caracterizaba y su voz sonó tan firme y segura que nadie, ni siquiera el propio Severus, se atrevería a contradecirle.

- Nada en ti es asqueroso.

*** fin del flashback***

Severus cerró los ojos y respiro profundamente aun perdido en sus recuerdos cuando una mano firme tomo su barbilla y lo obligo a alzarla con delicadeza, el movimiento fue tan parecido al de sus memorias que al abrir los ojos y ver la expresión preocupada de Sirius Black se quedo sin habla, atrapado por la belleza de sus ojos grises. El merodeador se sonrojo ante la mirada absorta de esos hermosos ojos negros, pero tenía asuntos más importantes que atender que perderse en los bellos ojos de su numen.

- ¿Bellus?

- ¿Black?

- ¿Escuchaste al medimago?

- No.

Sirius desvió la mirada hacia el medimago y casi al instante se arrepintió de haberlo hecho, pues el siempre compuesto y serio Melkart lucia preocupado.

- Le decía a Sirius que está perfectamente bien, serias un extraordinario sanador Severus- el pocionista frunció el seño confundido, pese a sus palabras Mel no sonaba para nada entusiasmado con su talento- Estoy seguro que ni yo habría podido curar a Sirius tan bien y tan rápido como lo hiciste tu - ahora sí que el pocionista no estaba entendiendo nada, acaso eso había sonado a reproche- voy a tener que reevaluar tus heridas.

- ¿Qué?

- Asumí que tu talento como pocionista es lo que te había ayudado a sanar la mayoría de tus heridas rápidamente, pero ahora que veo lo bien que has curado a Sirius me doy cuenta de que tus heridas podrían ser más graves de lo que me hiciste creer.

- ¡No te he mentido! - Severus se puso en pie de forma abrupta, ofendido por las palabras del medimago, pero Sirius chasqueo la lengua y lo miro con reproche.

- Tienes el mal hábito de desestimar tus heridas.

- Basta los dos.- Mel intervino antes de que Severus le respondiera a Black, ya que muy seguramente le diría algo como "¡Metete en tus asunto!" y empezarían a pelear de nuevo.- Sirius déjame solo con Severus, evaluare nuevamente sus heridas.

- Adelante, no hace falta que me vaya para eso.- el animago ni siquiera volteo a ver al sanador, tenía los ojos clavados en los del pocionista en una evidente y para nada madura pelea de miradas.

- No pienso desnudarme frente a ti pulgoso.- Severus se sonrojo visiblemente y apretó los puños molesto.

- Pues de aquí no me largo hasta que te hayan evaluado.

Mel estaba por intervenir pero el pocionista se adelanto.

- ¡Bien, quédate! A ver si así se te quitan las ganas.

Melkart quedo boquiabierto por las palabras del pálido mago y le lanzo una mirada contrariada al animago, acaso había entendido bien el significado implícito en las palabras de Severus, ninguno de los dos jóvenes magos prestó atención a la reacción del medimago, ni siquiera parecía importarles lo que pudiera pensar.

Por su parte Sirius encajo las palabras de su Bellus con entereza sin molestarse en negar que se sintiera atraído hacia él, y aunque sabía que lo era, en el fondo le ardía ser acusado de superficial, pero lo que más lo molestaba era que Severus no se diera cuenta de su exótica belleza, no solo él la había notado, ese gamberro que lo llamaba wiza admitió que su Bellus era tan hermoso como un ángel y una clase entera de muggles babeaban sobre sus cuadros mientras lo retrataban y eso que solo se acostaba en un diván, como es que Severus no se daba cuenta del montón de gente que suspiraban por él.

El pocionista empezó a desabrochar su camisa de forma rápida y brusca ante la atenta mirada del ex golpeador de Gryffindor, pero no le daría el gusto a ese sarnoso de ver su ombligo de nuevo, porque aunque él no le veía nada extraordinario el pulgoso dijo que le gustaba, así que le dio la espalda y se quito la camisa dejando al descubierto las marcas y cicatrices que su padre le hizo a lo largo de los años, no creía recibir ningún comentario, sabía que el león era orgulloso y testarudo pero por lo menos esperaba escucharlo salir de su habitación, así que no se sorprendió al escuchar sus pasos alejándose y aunque no escucho la puerta abrirse o cerrarse una extraña desazón se coló en la boca de su estomago.

El medimago le ordeno al pálido mago que se acostara en la cama boca abajo para revisar primero las no tan viejas heridas de su espalda. El pocionista obedeció sin rechistar y se recostó hundiendo el rostro en la almohada, que Sirius Black hubiese visto sus heridas no le sentaba bien a su maltratada autoestima, el merodeador tenía un físico perfecto gracias al entrenamiento además de ser bastante atractivo, cualquier hombre que se parara a su lado se sentiría inseguro de sí mismo, especialmente él, después de todo no encajaba en los estándares de belleza de nadie; era pálido, delgado y muy bajo, apenas le llegaba a la barbilla al merodeador, si sumamos a todo eso las desagradables cicatrices en su espalda... bueno, para el de ojos ónix era algo bastante deprimente.

Severus suspiro profundamente intentando sacar esas ideas de su mente mientras acomodaba la cabeza de lado sobre la almohada y al abrir los ojos se encontró con la penetrante mirada de Sirius Black. El animago estaba cómodamente sentado en una de las sillas victorianas con la mejilla apoyada en su mano derecha mientras contemplaba la esbelta figura de su Bellus, el merodeador estaba seguro que empezaba a sonrojarse y si no cerraba la boca pronto comenzaría a babear pero no apartaría la mirada ni por todo el oro en su cámara de Gringotts.

El joven pocionista se sonrojo ligeramente y trago saliva nervioso mientras sus puños se cerraban aferrándose a la almohada, podía reconocer esa mirada en el acto, no es que la recibiera muy a menudo, de hecho según él no la había recibido nunca, pero tendría que ser un idiota para no reconocer el anhelo en esa mirada, como si el animago hubiera esperado su vida entera por ese momento. Estúpido perro, porque tenía que mirarlo de esa forma, ni siquiera estaba realmente desnudo, el sonrojado pocionista estaba por decirle que dejara de verlo como perro hambriento cuando el merodeador frunció el ceño claramente molesto.

Severus se pregunto por un momento si por fin el estúpido de Black se había dado cuenta de las desagradables marcas en su espalda, pero el cosquilleo de la magia tras él lo distrajo por un segundo, Melkart acababa de empezar a revisarlo con un complicado hechizo que le ayudaría a ver mejor el estado de sus lesiones, pero fue cuando Mel presiono un punto de su columna vertebral con los dedos que entendió el porqué del cambio de expresión en el rostro del merodeador.

Melkart Riot estaba enfocado en evaluar las heridas de Severus cuando escucho un gruñido a sus espaldas, lo cual extraño al medimago pues estaba seguro que los jóvenes magos no tenían mascotas en el departamento, así que miro sobre su hombro intrigado pero lo único que había tras él era un muy enojado Sirius Black, quien por cierto lo estaba mirando de una forma bastante hostil y amenazante, parecía un perro a punto de saltar sobre el idiota que le había estado jalando la cola.

-...

-...

Severus y Mel intercambiaron una mirada entre confundidos y anonadados, ninguno de los dos sabría decir cual estaba más alucinado, entonces Sirius gruño mas fuerte reclamando la atención de su Bellus, el pálido pocionista no se lo podía creer; el increíble, perfecto, engreído y excesivamente seguro de sí mismo Sirius Black estaba celoso... pero que tonterías estaba pensando era imposible que Black estuviera celoso, pero si no era eso no encontraba otra explicación de por qué parecía querer morderle la mano al medimago, el pocionista decidió dejar esa analogía para otro momento e intervenir.

- Black, si no te comportas será mejor que te vayas.

- Tsk... está bien.

Sirius fulmino con la mirada al medimago y se cruzo de brazos en un silencio ofendido, aunque el pocionista tuvo que llamarle la atención varias veces durante el resto de la revisión ya que el merodeador no podía evitar gruñir cada que Melkart tocaba la piel desnuda de su Bellus, el sanador empezaba a encontrar todo el asunto bastante hilarante pero para Severus era sumamente bochornoso.

Pero el colmo fue cuando el sanador hizo que Severus se sentara para revisar la reciente herida en su rostro, no estaba tan mal, aunque por experiencia Mel sabía que las víctimas de violencia intrafamiliar solían prestar más atención a las heridas visibles que a las que podían cubrir con una camisa de forma inconsciente, pero justo cuando revisaba el pómulo del pocionista y escucho gruñir al ex Gryffindor por enésima vez decidió hacer algo que no hacía desde que se había graduado de Hogwarts, fastidiar a un pulgoso león, de modo que le guiño el ojo con complicidad al joven pocionista, quien solo lo miro con una ceja alzada preguntándose qué pretendía, pero no hizo falta preguntarle, justo en ese instante sintió como los dedos del medimago se deslizaron suavemente por su mejilla y el pulgar se poso cuidadosamente en su labio inferior obligándolo a separar los labios ligeramente para "revisar" la pequeña herida que tenia ahí.

Severus abrió los ojos azorado, se llevaba bien con el medimago pero no esperaba que hiciera algo tan osado frente a Black, el efecto fue inmediato, Mel solo alcanzo a escuchar al animago gritarle que le quitara las manos de encima a su Bellus cuando cayó de espaldas a dos metros de donde estaba, ni siquiera supo si Sirius había usado magia o lo había empujado el mismo, cuando levanto la mirada vio a un muy cabreado ojigris que a la legua se notaba que quería arrancarle la cabeza, pero el merodeador no hizo ademan de intentar zafarse de los brazos de su Bellus, quien como acto reflejo se lanzo sobre Sirius sujetándolo por la espalda para evitar que terminara liándose a golpes con el sanador.

Mel no pudo evitar reírse con todo eso, se esperaba que el ex león le gritara o algo parecido, pero en lugar de eso Sirius había reaccionado exactamente igual que su padre, porque si, el refinado padre del merodeador, Orión Black, se lio a puños en cuarto curso con el joven Melkart Riot por nada más y nada menos que Eileen Prince. Sirius estaba a punto de mandarlo a callar y exigirle cuantas cuando la puerta se abrió de golpe y los tres mosqueteros... es decir, el resto de los merodeadores entro a tropel seguidos de la leona y el par de serpientes.

Severus soltó al merodeador por el sobresalto pero no se aparto de él, de hecho se le pego aun más y lo uso para esconderse de las miradas curiosas. Sirius alcanzo a ver el avergonzado rostro de su Bellus por encima de su hombro y aunque normalmente el merodeador adoraba las mejillas sonrojadas y el gesto enfurruñado del pelinegro, la expresión que tenía en ese momento le encogió el corazón, solo le tomo una fracción de segundo entender lo que esa expresión reflejaba, era una dolorosa mezcla entre amargura, vergüenza y desprecio hacia su propio cuerpo.

Sirius giro el rostro hacia los intrusos en el acto y antes de que tuvieran tiempo de preguntar qué pasaba les ladro un furioso ¡Fuera de aquí! Los merodeadores conocían ese tono perfectamente, Sirius estaba encabronada y era capaz de mandarles el primer hechizo que se le pasara por la cabeza sin importarle si los lastimaba, Peter y Barty prácticamente se arrojaron fuera de la habitación mientras el resto de los merodeadores sacaban a las prisas a Reg y a la pelirroja.

***

A Severus no le tomo mucho esfuerzo calmar al animago después de que este lo hubiese ayudado a ponerse la camisa como si se tratara de un niño pequeño, de hecho fue bastante sencillo ya que cuando el animago termino de vestirlo estaba listo para regresar a su pelea con el medimago pero el pálido mago lo sujeto de la camisa sin decir nada y Sirius no pudo más que suspirar inconforme y resignadamente. Veinte minutos después los tres magos salieron y se toparon con toda la comitiva mirándolos ansiosos desde la sala y armándose de valor Lily rompió el silencio.

- ¿Qué fue lo que paso? ¿Cómo sigue Severus?

- Bueno.- Mel se puso en su papel de medimago serio y profesional.- Tuve que cambiar su tratamiento, y la orden de que descanse sigue vigente, espero que esta vez la sigas Severus.

El pocionista asintió como niño regañado, pero la duda seguía en el aire y todos morían por preguntar, pero ninguno quería parecer descortés, de modo que se tragaron de buen grado el regaño generalizado por la pelea y por la borrachera del fin de semana que había retrasado la recuperación del pocionista. Lily no había podido ayudar a Severus con las heridas de la pelea ya que el pocionista estaba muy ocupado salvándole el pellejo a Black y ella tenía que quitarle de encima a Potter y a Regulus para que pudiera trabajar, de modo que aun seguía preocupada por eso, y se sentía sumamente avergonzada por no haber pensado en eso la noche anterior.

- ¿Cómo está el rostro de Sev? Durante la pelea se llevo un buen golpe y me preocupa no haberlo atendido como se debe.- Melkart se rio desviando la mirada y Sirius chasqueo la lengua molesto mientras Severus miraba las escaleras como si fueran una maravilla de la arquitectura moderna.

- No te preocupes Evans, Mel se aseguro de revisar bien esa herida.- el malhumorado comentario del animago extraño a la pelirroja y cuando miro al medimago pidiendo una explicación con la mirada este solo se encogió de hombros y sonrió de lado.

- Slytherin.- Regulus y Bartemius explotaron en carcajadas ante las desconcertadas miradas de los leones y cantaron a coro.

- Una vez Slytherin, siempre Slytherin.- para ellos era obvio lo que había sucedido, fastidiar a un león era considerado un triunfo, por el honor de Salazar no podían dejar pasar una oportunidad.

- ¿¡Eres un Slytherin!?- James miro al medimago de su familia con los ojos desorbitados de la impresión- ¿Mis padres lo sabe?

- Claro que lo saben James, ellos iban un par de cursos adelante pero nos topamos muchas veces en el colegio, Eileen, la madre de Severus, y yo éramos compañeros de casa, además de ser buenos amigos.

James Potter boqueo como pez fuera del agua, el siempre había creído que su gentil y divertido medimago, ese que lo trataba desde que era un crio y le dio moquillo de dragón, era un inteligente Ravenclaw o quizá un diligente Hufflepuff. Si los leones no hubiesen estado catatónicos habrían notado la forma nostálgica y cariñosa en la que el medimago pronunciaba el nombre de Eileen Prince.

***

A la media noche y el más alto de los merodeadores se coló en la cocina, había esperado todo el día ese momento y aun no se sentía preparado para enfrentarlo, el pocionista lo evito descaradamente desde que el sanador se fue y eso no podía ser buena señal.

- Mel dijo que descansaras.

Pese a la voz serena del animago Severus no pudo evitar tensarse, pero como no podía eludir ese momento por el resto de su vida así que respiro profundo y respondió tan tranquilamente como pudo.

- La poción matalobos solo puede prepararse a media noche antes de la luna llena.

- ¿Mel estaba enamorado de tu madre verdad?- Sirius había llegado a esa conclusión después de calmarse y analizar todo lo dicho por el medimago.

- Iba a proponerle matrimonio.- Severus no pudo evitar que su voz temblara ante el recuerdo de su madre y de lo que pudo haber sido- Con el su vida habría sido más fácil.

- ¿Qué fue lo que paso?

- Mis abuelos se lo impidieron, Mel no era nadie en ese entonces y los Prince tenían un estatus que proteger, así que prometieron a mi madre con un mago bastante mayor, ella nunca supo de las intenciones de Mel y escapo por su cuenta, termino en el mundo muggle y...

- Vale...-Sirius sabia que al pocionista le dolía hablar de su madre así que decidió que era mejor cambiar el tema, pero no encontraba uno que no se relacionara con ellos en concreto- ¿Por qué rechazaste a Reg?- Sabia que estaba eludiendo el tema que lo hizo asechar hasta tan tarde al pocionista pero quería alargar un poco más el tiempo junto a su Bellus antes de que lo rechazara.

- Por idiota.- Severus no se sorprendió tanto por el hecho de que el merodeador supiera lo sucedido con su hermano, después de todo esos dos estaban recuperando el tiempo perdido a causa de sus padres.- Reg es inteligente, atractivo, considerado y gentil, sin duda sería la pareja ideal, pero no siento por él lo mismo que él siente por mí, y seria cruel fingir que lo hago, así que preferí romperle el corazón.

Severus bajo la flama que calentaría la poción hasta el día siguiente y se giro listo para enfrentarse al merodeador.


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