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16.- El Primer Beso

Lily y Barty casi se hacen pipi de la risa cuando Sirius grito indignado que él no tenía tetas así que si iba a ser algo seria el novio, Regulus se golpeo la frente con la palma de la mano y Severus dijo que era demasiada estupidez para antes del desayuno, así que tomo sus crepas y se encamino a su cuarto, pero se detuvo a mitad de la sala al notar que todos lo seguían con sus respectivos platos en la mano, entonces se desvió dos pasos hacia el comedor y todos lo siguieron, se detuvo, regreso los dos pasos a su recamara y todos volvieron a seguirlo.

-...

El pocionista les mando una mirada plana y dejo escapar un suspiro cansado, ya se esperaba que Roy, Sebastián y Lily lo siguieran. Pero considerando la pasada noche creyó que Barty se la pasaría pegado a Peter y que Regulus vigilaría que su hermano no hiciera alguna estupidez, Remus era tan bueno que seguramente se la pasaría vigilando que él y Black no se excedieran, y Potter no era ningún misterio, el idiota seguiría a Lily a donde sea.

El mago de ojos ónix tomo aire profundamente y le pidió paciencia a Circe antes de sentarse en el sillón más cercano seguido de toda la comitiva. Roy y Sebastián les explicaron a los presentes lo sucedido después de que dejaran el callejón, no hace falta mencionar que el pocionista les tuvo que traducir casi todo, de modo que la conversación se alargo hasta media tarde, Sirius y el resto de los merodeadores estaban francamente anonadados, los muggles podrían ser realmente violentos cuando se lo proponían.

Si Regulus y James no hubiesen visto con sus propios ojos como el Choto noqueaba a gente a diestra y siniestra con un par de golpes y como Roy arremetía violentamente contra los que se salvaban de la inconsciencia, seguramente pensarían que el par de gamberros estaba exagerando, pero en definitiva lo que más había impresionado al par de magos sangre pura es lo rápido que la pandilla de Roy se había adueñado de la situación.

Hasta cierto punto Sirius se sentía con el ego herido, el había sido noqueado antes de que esos dos llegaran y no podía evitar sentirse patético por eso, pero había valido la pena, proteger a su Bellus era más importante que cualquier cosa, incluido su ego... en el instante que ese pensamiento paso por su mente un ligero sonrojo cubrió sus mejillas ¿Cuándo se había vuelto más cursi como Prongs?

En cuanto James y Regulus empezaron a explicar lo sucedido en el bar y en el callejón antes de que llegara la pandilla, el ego de Sirius se sintió revitalizado, el Choto y Roy se mostraron bastante emocionados por como James describía la pelea y cuando llego a la horrible escena donde el animago salvaba al pocionista, de la forma más dramática posible, según Regy. Los dos exaltados gamberros vitorearon la heroica acción, el Choto incluso le paso un brazo por el cuello y le agradeció por tener las gónadas bien puestas y Roy le dijo que era una buena wiza y eso merecía celebrarse.

***

Si James no estuviera seguros de que Roy era muggle abría jurado que invoco toda la cerveza que ahora estaban tomando, definitivamente tenía que conseguirse uno de esos aparatos muggles que te conseguían cosas, Lily les dijo que se llamaban tele pones móvil, o algo así, como sea, el pelirrojo solo uso ese aparatito y en menos de quince minutos un tipo con pinta de traficante toco la puerta y les entrego un montón de cerveza sin decir nada y se largo. Severus le aseguro a Lily que no era robada y que el tipo en cuestión no era traficante, aunque no pondría las manos al fuego para defender esa postura, igualmente la pelirroja y el resto estaban de ánimo para tomar un poco, el pocionista solía llamar a eso el efecto Roy.

El pelirrojo era tan alegre y animado que la pinta de maleante que tenia quedaba sepultada bajo todo su carisma, no había duda de porque era el líder de su pandilla, puede que el Choto fuera más grande y fuerte, pero el inusual encanto de Roy se ganaba a la gente, cuando él quería, pues no era muy fácil de entender su idioma, pero los chistes subidos de tono y los bailes ridículos no necesitaban traducción, pero sí de talentos sociales hablamos definitivamente lo mejor es su habilidad de persuasión, en ese contexto el pelirrojo era insuperable pues convenció a Severus de poner buena música e incluso lo hizo cantar con él una de sus canciones favoritas, una que según el pocionista describía perfectamente a Roy, era un hecho el chico era el alma de la fiesta y sabia poner a todos en ambiente. Incluso Barty y Regy que no solían escuchar ese tipo de música se la pasaron saltando y cantando a gritos Cut the cord.

Sirius estaba impresionado ya que el pelirrojo logro algo que, según Regy, ni él ni Barty habían podido; hacer cantar a Severus Snape. Cuando la canción termino el pocionista se bebió una cerveza como si fuera agua de lo agitado que estaba, cantar con Roy implicaba hacer también saltar y bailar y alzar la voz hasta que la garganta duela, era divertido a mares pero agotador.

Severus no entendía de dónde sacaba tanta energía el pelirrojo para seguir cantando y bailando a ese ritmo, sin duda para él fue un alivio que Barty tomara su lugar, aunque a cierto regordete animago no le gusto para nada. Después de un par de horas al mismo ritmo los chicos empezaron a retarse a hacer cosas estúpidas, desde pararse de cabeza hasta saltar del segundo piso al sofá.

Cuando la pelirroja se lanzo, a Severus y a James casi les da un infarto, pues estaban tan ebrios que se habían olvidado de que eran magos y se lanzaron con los brazos extendidos intentando atraparla, fue un intento bastante patético ya que ninguno de los dos estaba siquiera cerca del sofá donde cayó la pelirroja, Sirius por su parte ayudo al pocionista a ponerse en pie mientras guardaba discretamente su varita después de haber salvado a la pelirroja y Roy le daba a Lily una cerveza por su victoriosa caída.

Remus y el Choto estaban en medio de una competencia de fuerzas, Sebastián estaba verdaderamente alucinado con el ojimiel, era casi tan bajito como Severus y estaba costándole mucho vencerlo, y a decir verdad Remus también estaba asombrado con la fuerza del moreno, no se esperaba que un muggle pudiera equiparar su fuerza sobrenatural. Regulus, Barty y Peter estaban apostando quien ganaría y naturalmente el pequeño animago apostaba por su buen amigo Moony, el par de pelirrojos y el miope animago no tardaron en unirse a las apuestas, entonces Severus se sentó junto al moreno, robo su cerveza y le guiño el ojo con coquetería antes de tomar un trago.

- Hazlo de una vez.

Sirius casi se ahoga con su propia cerveza al ver el gesto del pelinegro, aunque nadie lo noto con el grito eufórico de Roy y Severus pues el Choto acababa de ganarle al pequeño licántropo, el ojimiel se había quedado boquiabierto pero el ojiazul no le dejo mucho tiempo de sumergirse en la incredulidad cuando lo levantó en un abrazo de oso y declaro que era el contrincante mas fuerte al que se había enfrentado.

Después de eso los gamberros empezaron a contar viejas anécdotas de batalla, y si la pelirroja hubiera estado sobria no le habría cabido duda que tarde o temprano esos dos terminarían en la cárcel y sería mejor no hacerse amiga de ellos, pero ella estaba ebria y todo le parecía asombroso y divertido, como la vez que Roy le aventó una pierda al auto en movimiento del padrastro de una chica de su pandilla y lo hizo chocar mandando al idiota en cuestión al hospital pos varias semanas, todos vitorearon la acción del pelirrojo pues al parecer el tipo golpeaba a la muchacha.

Después de un rato con anécdotas como esa Regulus se animo a preguntarle al Choto por su cicatriz, y el moreno ni corto ni perezoso se quito la camisa, la pelirroja le chiflo como camionero y por supuesto el moreno le guiño un ojo a su nueva admiradora, entonces el vándalo se giro y dejo ver el final de su cicatriz la cual llegaba hasta mitad de su espalda. La verdad es que no aclaro muy bien como se la hizo, solo aseguro que el drogadicto de su padre lo había hecho y solo por eso a él nunca lo verían consumir esas porquerías, también les aseguro que el único motivo por el que seguía vivo después de eso era Severus.

***flashback***

Sebastián tenia doce años cuando uno de los violentos ataques de su padre casi le roban la vida, los golpes habían sido brutales, pero su deseo de sobrevivir eran más grandes que el miedo y el dolor de sus heridas y había logrado escaparse, era tanta la adrenalina que corría por su cuerpo que no se dio cuenta de lo mal que estaba hasta que se metió por la ventana de una casa abandonada en la calle de las hilanderas.

El pequeño Sebastián Ternera se desplomo en el sucio piso de aquella casa mientras el cansancio y el dolor se apoderaban de su cuerpo, se estaba desangrando y sabía que tenía los segundos contados, pero no tenía miedo, sabía que eso pasaría desde que su madre huyo con un americano olvidándose de él, abandonándolo a merced de un padre drogadicto y violento, desde ese día su mundo se había vuelto insoportable y ahora había pasado lo que todos sabían que pasaría, y aunque había luchado por vivir él estaba listo, se iría de este mundo sin que nadie supiera nada de él, sin que nadie lo recordara, ni lo extrañara.

El pequeño moreno cerró los ojos despidiéndose del mundo en silencio mientras escuchaba los últimos latidos de su corazón y se dejaba envolver por la inconsciencia lista para morir en la amargura de la soledad impuesta. Después de unos minutos Sebastián noto que algo estaba mal, sabía que se había elevado en el aire sostenido por las manos del creador, pero aquella divinidad lo había soltado repentinamente y su cuerpo callo inerte en el frio y sucio piso de la casa abandonada y el mundo a su alrededor volvió a ser solido y oscuro.

Cuando sus ojos de zafiro se abrieron nuevamente lo primero que vieron fue un ángel. Sebastián estaba seguro que Dios había enviado a la más dulce de sus creaciones a recogerlo en la tierra, como compensación por haberlo dejado caer, era un niño bastante pequeño y de piel muy clara, tenía el cabello negro y largo, casi hasta los hombros, y sus mejillas sonrojadas lo hacían ver adorable, el pequeño tenía los ojos tan oscuros que parecían ver a través de su alma pero su mirada reflejaba claramente sus emociones.

Severus estaba muerto de miedo, la última vez que vio tanta sangre fue cuando su padre descubrió que era un monstruo e intento matarlo, su madre lo había protegido pero a cambio había terminado en el hospital muggle por casi dos semanas, ese recuerdo fue tan violento en su joven e inmadura mente que la explosión de magia accidental que tuvo provocó que el pequeño moreno se elevara en el aire mientras una extraña luz lechosa lo envolvía.

El pequeño mago se asusto aun más y retrocedió asustado pero tropezó con una tabla suelta en el suelo provocando el niño que flotaba a menos de un metro en el aire cayera al suelo, Severus gateo apresurado hasta el moreno con el corazón acelerado por el miedo, pues por un momento creyó que lo había matado. Suspiro aliviado al ver que aun respiraba y con toda la delicadeza que pudo intento despertarlo, y aun cuando el niño abrió los ojos y ya estaba fuera de peligro, Severus no pudo evitar verlo con preocupación pues el chico estaba bastante pálido, así que con la voz aun impregnada de miedo y preocupación le pidió lo más lógico del mundo.

- No te mueras por favor.

Severus nunca sabrá que lo que salvo la vida de Sebastián ese día no fue una explosión de magia accidental, y Sebastián nunca le explicara que esas cinco palabras son lo único que le ayudaron a sobrevivir hasta que su tía lo saco de aquel infierno años mas tarde, pues llevaba esas palabras grabadas en el corazón.

***Fin del flashback***

- ¿Entonces el gatito te salvo de la huesuda?- Roy miraba al moreno con cínica incredulidad, pero los magos presentes le lanzaron miradas impresionadas al pocionista.

- Piensa lo que quieras manchitas- el moreno se dejo caer en el sillón a lado se Severus y le paso un brazo por los hombros- pero juro que es verdad, no sé cómo me curo, pero cuando desperté ya no tenía más que una cicatriz, ni siquiera me dolía.

- ¡Nah! Seguro te despertó con un besito de una fea pesadilla.

- ¡Qué va! Si el que lo beso fui yo.

Lily escupió su bebida y Sirius aplasto la lata de cerveza que tenía en la mano, mientras al resto se le desencajaba la quijada, entonces la pelirroja se paro abruptamente poniendo sus manos enjarras y pateando el suelo en un gesto bastante infantil mientras miraba al pálido pelinegro con un puchero en los labios.

- ¡Creí que yo había sido tu primer beso!

La reacción fue instantánea, el miope animago se levanto de golpe de su asiento y exigió cuentas como si tuviera derecho a pedirlas.

- ¿¡Quejicus te beso!?- James Potter nunca se había visto tan molesto e indignado, y no se paró a esperar respuestas, fue directo sobre el pocionista más que dispuesto a liarse a golpes con él, pero las palabras de Lily lo dejaron helado.

- ¡No es justo! Yo quería ser tu primer beso- Barty y Regulus rompieron en carcajadas por los lloriqueos de la pelirroja y más aún porque la chica había ignorado olímpicamente la escenita de celos del león- Sevy, dijiste que era la primera niña que te daba un beso.

- ¡Lo eres! ¡Lo juro! ¡Sebastián es hombre!- Severus, claramente ebrio, miro al moreno en busca de apoyo- ¡Muéstrale Choto!

Sebastián soltó una carcajada aun más estridente que la de las serpientes y se echó para atrás en el sillón para desabrocharse los pantalones, Severus estaba a punto de ayudarlo con el cinturón cuando una mano le rodeo la cintura y jalo de él apartándolo del moreno. El pocionista alzo la mirada confundido pero al ver la cara molesta de Sirius Black no pudo más que sonreír con inocencia, entonces parpadeo azorado cuando el mayor lo sentó en sus piernas, Sirius le lanzaba una mirada de reproche al moreno ojiazul, pero la risita ebria del pocionista lo contuvo a tiempo de decir cualquier tontería.

- ¡Choto mira lo que hiciste!- cuando el pocionista noto la mirada del animago no pudo evitar querer picarlo un poco- Pusiste celoso a mi wiza.

A Sirius se le subieron los colores al rostro, no conforme con decir que era su novia, el pocionista le había deslizado las manos por el cuello hasta la nuca y había hundido los finos dedos en su largo cabello negro.

***

Severus se sentía como en un barco a la deriva que subía y bajaba con la marea, una suave brisa acariciaba su cabello y una deliciosa fragancia lo envolvía, incluso podía sentir algo muy suave y cálido bajo su mano derecha y el tum tum de un tambor... ¿Un tambor?

El pocionista abrió lentamente sus ojos y lo primero que pudo distinguir fue su mano a escasos centímetros, y la verdad es que no se sentía con fuerza para levantar la cabeza y mirar a su alrededor, así que opto por mirar lo que tenia mas, como la suave seda color vino bajo su mano, estaba seguro de haber visto ese tono antes en algún lugar, si no se equivocaba Sirius Black tenía una camisa en ese tono, de hecho estaba casi seguro que el animago la estaba usando la última vez que lo vio.

Severus cerró los ojos intentando hacer memoria y sintió una cálida brisa acariciar su cabello al mismo tiempo que la marea lo hacía subir y bajar, entonces frunció el seño recordándose que no estaba en un barco y alzo la mirada lentamente... el pocionista cerró los ojos ante lo que vio y se acomodo nuevamente para volver a dormir, solo era Sirius Black, seguramente se había quedado dormido sobre el... otra vez.

Severus abrió los ojos de golpe, ¡se había quedado dormido sobre Sirius Black! ¡¡¡De nuevo!!! El ojinegro hecho una mirada llena de pánico alrededor, era noche cerrada y todo estaban ahí, Lily estaba acurrucada entre Bambi y el licántropo en el sofá de tres plazas, el Choto estaba desparramado en el suelo junto a Regy y Roy estaba a punto de caer del sillón individual, Peter y Barty no se veían por ninguna parte pero desde su lugar en el sillón de dos plazas alcanzo a ver el saco de Barty a mitad de las escaleras.

Entonces se dio cuenta de su comprometedora posición, Sirius estaba extendido cuan largo era en el sillón con las piernas abiertas y el precisamente en medio, para colmo estaba rodeado. Ya era la segunda vez que termina durmiendo sobre el merodeador, hecho una última mirada lleno de pánico rogando a Merlín que a nadie se le ocurriera despertar en ese momento.

Vale, ninguno parecía estar cerca de despertar, aun podía hacer una retirada honrosa y fingir que nada había pasado así que, con todo el sigilo que caracteriza al joven pocionista, deslizo su mano lentamente fuera del sillón para apoyarla en el suelo y salir de ahí arrastrándose cual serpiente, estaba a punto de caer y escapar furtivamente de esa embarazosa situación cuando el brazo de Sirius lo sujeto y lo regreso a su posición original.

El pálido mago trago duro temiendo lo peor y lentamente miro hacia arriba. Sirius le mando una mirada soñolienta y con delicadeza aparto un mecho de cabello de su rostro.

- Estas despierto, creí que te caerías- la voz del animago era muy suave y por algún motivo a Severus le pareció que su sonrisa no era la de todos los días- ¿quieres ir a la cama?

Severus asintió calladamente con las mejillas sonrojadas mientras intentaba levantarse y Sirius sonrió de nuevo mientras lo ayudaba a ponerse en pie. Severus no era precisamente sensible al alcohol, pero se había excedido y aun se sentía un poco mareado, de hecho hasta le extrañaba que no le doliera la cabeza y entonces entendió porque, aun estaba ebrio.

Sirius había tenido que abrirle la puerta de su habitación pues el simplemente no había podido, y cuando por fin estuvo en la cama el animago tuvo que sacarle los zapatos y el cinturón, Severus le soltó un escueto "gracias" y se metió bajo las sabanas, pero el animago no se retiro, de hecho se metió con el pocionista diciéndole que no dejaría que se caiga de la cama, en su adormilada mente Sirius pensó que esa era la idea más brillante que había tenido en toda su vida, y a juzgar por la forma en que el pocionista se acurruco entre sus brazos y se durmió, así era.

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