Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Music Awards - Fase rock-n-roll (Romance)

Historia en base a la frase del libro "Viviendo con mi Crush" de LuxxusNumme

Porque los dos nos miramos paralizados sin saber qué hacer ni porqué él está aquí ni porqué yo estoy aquí. Finalmente tengo que apartar la mirada hacia mis manos mientras jugueteo con mis dedos.

—Cuanto tiempo.
—Sí. —¡Oh, por favor! ¡Esto es una estupidez! Sí, nos besamos, ¿Y qué? No se acaba el mundo por eso—.  Escucha, yo...
—Yo primero, si no te importa —le indico con un gesto de la mano que puede empezar a hablar. Eso es lo que más necesitamos en este momento: hablar—.  Aquella vez, no sé en qué estaba pensando. No debí haberte besado; no de esa forma.
—¿Te arrepientes? —ya podía escuchar el "fue fantástico, pero no sé repetirá" de siempre.
—No. Agh... —se pasa la mano por el cabello y hace un mohín de exasperación— No es eso lo que quiero decir. Mira, te lo diré sin rodeos: aquel beso fue por despecho, pero no me arrepiento porque hace tiempo que me gustas.
—No lo entiendo. Si te arrepientes dímelo. Si quieres solo sexo, puedes decirlo. Pero, por favor, no juegues así con las personas. No conmigo.
—Iana, hablo enserio —no puedo contener una risilla sarcástica mientras él me mira con ese gesto decidido. No, no creo en el "me enamoré en cuanto te vi".
—"Oh, Iana, el primer día que te cruzaste en mi camino, bajando sensualmente las escaleras con la basura goteando en una mano y la caja de pizza en la otra, yo... No sé qué pasó, solo supe que eras la mujer de mi vida. ¡Mi alma gemela!"

Lo imito como si estuviera cantando el más dulce poema de Béquer, llevándome la mano al pecho y suspirando con aire soñador. Finalmente no puedo contener más la risa y las carcajadas se suceden entre sí. Entre las pestañas húmedas por las lágrimas veo retorcerse el rostro de Xavier: de la confusión a la vergüenza, y de ahí nace la ira; porque no hay ser más iracundo que un hombre con el orgullo herido.

—Pensé que eras otra persona. Siento tanta lástima... Tienen que haberte hecho mucho daño para que tengas que humillarme así —no está enfadado, está realmente triste. Se compadece de mí...

Como si alguien pulsara el botón de apagado me callo y lo miro directamente a los ojos. Me siento tan avergonzada como la primera vez que nos cruzamos. Tan indefensa... Voy a decir algo pero no llego a tiempo, se da la vuelta y se va. El arrepentimiento se me hace bola en la garganta y no deja salir las palabras. ¿No teníamos que hablar?

Pasó una semana. Siete días evitando encontrarnos. Minutos que parecían horas envueltos de ese silencio atroz. Así se sucedieron las horas y pronto habían pasado dos semanas desde la última vez que entablamos conversación más allá de un "buenas tardes". Cuando me armé de coraje y se me acabó la paciencia hundí el índice en el botoncito junto a su nombre en el interfono. Su voz sonaba más ronca a través del aparato, pero sabía que era él.

—Soy yo —dije con la esperanza de que me reconociera.
—¿Iana? ¿Qué pasa?
—¿Podemos hablar? —silencio— Xavier, ¿sigues ahí? —nada— La gente empieza a mirarme mal, si no piensas responder iré a mi casa y seguiré sintiéndome mala persona.
—Pasa.

Y colgó el telefonillo. Abrí con mi llave la entrada al portal de nuestro edificio y subí por las escaleras pensando en lo que le diría cuando le viera. Tenía tantos discursos preparados, y aún así dudaba que alguno tuviera sentido. El elemento común era la imperiosa necesidad de pedir perdón. 8 largos tramos de escalera después me encontraba frente a su puerta, lisa y blanca como todas las de su planta. Llamé ligeramente al timbre haciendo memoria de todo lo que me había propuesto decirle pero en cuanto lo vi en el umbral se escapó.

—Lo siento mucho. Me comporté como una idiota de manual. ¿Podrías darme una segunda oportunidad? —me miró inexpresivo, plantado en la puerta de su casa con la mano en el tirador como si fuera a cerrar en cualquier momento. Entonces sonrió y se fue hacia donde no podía verlo.

Al poco asomó la cabeza y me preguntó: "¿No entras? He preparado curry". Que palabras tan maravillosas. Entré con timidez hasta el salón, dónde una pequeña mesa con un par de platos y una botella de vino parecía esperarme. Todo lo que sucedió después de probar el curry es otra historia. Lo que sí puedo decir es que han sido los tres años más maravillosos de mi vida. Con sus momentos dulces y amargos encontronazos. Una montaña rusa con altos y bajos. Y ante todo, con él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro