Una sangrienta fiesta de té
Su llamada no me impresiono, siempre lo hacía para saber de mí, lo que lo hizo fue su invitación, la abuela estaba acostumbrada a celebrar estas pequeñas fiestas privadas desde que tengo razón lo nuevo y extraño en esta oportunidad era que estaba siendo invitada.
Uno de los criados del hermoso castillo camino hasta mi con ese porte elegante, como si se tratase de otra fiesta de gala más, tan ostentoso como siempre.
– señorita bienvenida, su abuela la espera por aquí por favor
Reajuste mi mochila en el hombro y sonreí, mientras caminábamos, pasamos esa puertecilla que daba al jardín interno, la luna ya brillaba alta en el cielo, iluminando con ese frio tono plateado el centenar de flores blancas que adornaban el lugar donde sería la fiesta y que por primera vez en 21 años mis ojos contemplaba.
Me detuve maravillada ante semejante espectáculo, eran demasiadas flores, el aroma dulce que desprendía solo competía con ese extraño aroma que no sabía de donde provenía, di un paso hacia la puerta guiada por algo sobrenatural, pero se cerró tras la figura de un alto, sexy y apuesto muchacho.
– Perdona, no sabía que estabas aquí – dijo al verme, mis ojos le buscaron y quede perdida en ese tono azul grisáceo que me miraba con picardía – Thomas, la abuela está esperándola – le dijo con severidad
– Señorita por favor, sígame – cuando me gire para ver una vez más al chico ya no estaba allí.
Extraño, de verdad, muy extraño, este castillo siempre había causado en mi esa sensación de encanto, de magia, de tener secretos ocultos tras cada puerta, cada cuadro, nunca sentí miedo porque la abuela me aseguraba que eran los guardianes de la familia real y que nunca, jamás, me harían daño, no lo tenían permitido.
– oh mi pequeña Alexandria – la voz dulce y empalagosa de la abuela me trae de regreso a la realidad
– Abuela – digo sorprendida
Corro a su lado para abrazarla con fuerza, sus brazos se cierran a mí alrededor dándome un dulce y cálido abrazo.
– ¿Cómo está mi princesita?
– Estupendo abuela, no esperaba tu invitación – digo con rapidez
– lo se querida, lo sé, pero llego la hora Alexandria, tienes la edad justa, tu tiempo ha llegado y es hora que conozca la historia de nuestro reino
– su majestad, permiso disculpe que las interrumpa, el joven Dreagan está aquí – señala una joven con aspecto temeroso, mi abuela sonríe ampliamente y se pone en pie, cosa que me sorprende, mi abuela nunca se pone en pie para nadie que no seamos yo o mi madre.
– dile que pase, lo esperaba con ansias
– Mi hermosa reina – al escuchar las palabras con las que se refiere aquella ronca, varonil y sexy voz masculina a mi abuela me giro con rapidez, nunca nadie le ha hablado así a la abuela, nadie.
– Mi querido Dreagan – dice mi abuela saliendo detrás de la mesa y encaminándose para recibir al recién llegado, que resulta ser aquel joven endemoniadamente guapo que vi salir del jardín del té.
– Has crecido mucho Alexandria, serás la reina más hermosa que el averno y la oscuridad alguna vez haya tenido – sus palabras aunque son extrañas me hacen sonrojar.
Pero lo que me descompone es que sus labios no se están moviendo y que estoy segura que lo que acabo de escuchar lo he escuchado en el interior de mi cabeza.
El encuentro con Dreagan hace un rato me dejo nerviosa, nadie había tratado así a la abuela o viceversa. Estoy perdida mirando mi reflejo en el espejo, estoy lista para la fiesta de té.
Mi corazón late con rapidez, mientras camino por el pasillo hacia la puerta que da al hermoso jardín interno. Cuando el criado abre la puerta para mí el aroma dulce de las flores impregna mi nariz y sonrió, traspaso la puerta y una vez dentro me detengo en seco. La impresionante, aberrante y dantesca escena que se desarrolla frente a mí me paraliza.
Las flores ya no son blancas y nada luce hermoso y majestuoso, todo está teñido de color rojo, los quejidos de dolor ensorden mí oídos y mis ojos asombrados con lo que observo se posan en los de mi abuela y Dreagan al final de la sala, ambos sostienen sus tazas de té con una sonrisa siniestra en los labios.
– Bienvenida querida – la dulce voz de la abuela hace que me estremezca – bienvenida a tu fiesta de té y al inicio de tu nueva y oscura vida – se lleva la taza de té a sus labios y bebe un sorbo
Mientras con espanto veo como hombre y mujeres elegantemente vestidos muerden en los cuellos y muñecas de otros hombres y mujeres, dejando caer su sangre dentro de sus propias tazas de té. Dreagan no deja de sonreírme y con un rápido y antinatural movimiento lo tengo de pie frente a mí.
– mi hermosa y oscura reina, debes beber para poder comprender – susurra, tendiendo una bandeja en mi dirección, sobre ella una hermosa taza de té, con un líquido rojo, un reloj de bolsillo de oro y un bisturí, sus ojos brillan con malicia – pero antes de despertar y unirte a nuestra fiesta debes pagar el tributo – mi corazón latiendo desbocado en mi pecho.
Todas las miradas ahora fijas en nosotros, la sonrisa complacida y siniestra de la abuela, sus colmillos al sonreír, me tienen hipnotizada, movida por algo fuera de este mundo, tomo el bisturí y hago un pequeño corte en mi muñeca y como si hubiese hecho esto un centenar de veces antes, dejo que mi sangre se mezcle con el contenido de la taza, que brilla por un instante.
La sonrisa de Dreagan se ensancha cuando tomo la taza con mis manos de inmediato las manecillas del reloj comienzan girar con rapidez, todo se detiene a mí alrededor después que el cálido líquido desciende por mi garganta
– Nuestra reina ha despertado – fue lo último que oí
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro