Había una vez, en las profundidades de la ciudad perdida de Atlantis, una pequeña sirena llamada Ariel. Era la menor de 7 hermanas y la más parecida a su madre, la reina, ya que tenía el cabello tan rojo como la sangre.

Un día, cuando aún era muy pequeña, decidió escapar de su casa para conocer la superficie. Cuando su familia se dió cuenta salió a buscarla, siendo la madre la única en aventurarse a salir al cálido viento de las costas desérticas. Al llegar, en la lejanía pudo divisar una pequeña mancha roja que identificó como Ariel.

¡Ariel, mi niña, ven con tu madre ahora! - le gritó desesperada.

Perdón mami, solo quería saber que se sentía estar acá arriba, ya voy - le respondió la pequeña y empezó a nadar apresuradamente hacia su mamá. Al estar ya a unos metros de ella una gran sombra las cubrió y empezaron a caer redes del cielo.

Ariel huye - le dijo su madre mientras era capturada. La pequeña estaba tan asustada que sin dudarlo decidió obedecer a su madre y nadó lo más rápido que pudo a su casa, en la cual todos estaban esperándolas.

Pequeña, ¿qué pasó, dónde está tu mamá? - le preguntó su padre, el gran Poseidón, mientras intentaba calmar su llanto.

No lo sé papi, una sombra nos cubrió y empezaron a caer muchas redes, mami solo me dijo que huyera, no sé que pasó - respondió la niña luego de muchos sollozos y al ver la cara de su padre y como prohibió que cualquier sirena o sireno volviera a salir a la superficie, comprendió que algo muy malo había pasado.

Después de algunos años, el día de su cumpleaños número 16, ella decidió que ya era hora de averiguar qué había pasado con su mamá, así que en la noche escapó del castillo y nadó hasta la superficie. Allí todo estaba en paz, la luna y las estrellas la dejaron fascinada ya que emitían una luz tan tenue y a la vez brillante que no podía dejar de admirarlas, hasta que al cabo de unos minutos un gran barco apareció en el horizonte.

Ariel con mucha precaución fue acercándose poco a poco y se dió cuenta que una gran fiesta se celebraba en él, vio a extraños sirenos sin cola moverse encima al ritmo de una movediza melodía y a un extraño ser cubierto de pelos acompañarles. Al fijarse más detenimiento se dió cuenta que todos hablaban con un chico que le pareció muy apuesto, cabello negro, tez blanca y ágiles movimientos, fue entonces cuando sintió algo dentro del pecho y se quedó observándolo hasta que se dió cuenta que era hora de ir a casa.

Al día siguiente decidió que tenía que resolver sus dudas así que fue donde la malvada bruja ya que ella es la única que no le haría preguntas. Úrsula, la bruja, vivía en una gigantesca cueva protegida por pirañas por lo que poder verla no era nada fácil.

Luego de unos minutos llegó a la cueva y antes de poder acercarse siquiera fue interceptada por una de las guardias piraña.

Quieta ahí princesita, ¿qué se le ofrece a alguien como tú por estos lares? - habló la piraña mientras nadaba rápidamente a su alrededor.

Deseo hablar con la bruja Úrsula - respondió Ariel lo más firmemente que pudo.

Pues lo siento pero nuestra majestad no acepta hablar con nadie si no se le ofrece nada a cambio y por lo que veo tú no traes nada para ofrecer - le dijo la guardia.

¿Qué podría ofrecer para hablar con vuestra majestad? - preguntó Ariel.

Mmm, no lo sé - dijo la piraña mientras pensaba - tu cabello quizás.

Trato hecho pero exijo hablar con ella ahora - habló la sirena.

Está bien princesita pero ten cuidado con lo que dices porque no estás en posición de exigir algo - le respondió la piraña mientras que con un ágil movimiento de sus filosos dientes cortó el largo y sedoso cabello de Ariel por encima de sus hombros - ya puedes pasar.

Sin más dilación la sirenita se aventuró en el interior de la cueva para encontrarse con la malvada Úrsula. Después de perderse varias veces encontró una gran habitación con las paredes llenas de diferentes tipos de frascos con sustancias muy sospechosas dentro y en el centro un trono en el que se encontraba sentada la bruja.

¿Qué se te ofrece pequeña? - le dijo Úrsula al verla entrar.

Quisiera saber qué es lo qué está en la superficie y por qué tienen una cola tan rara - le respondió Ariel.

Umm, ya veo que conociste a los humanos, eso a lo que tú llamas cola se le conocen como pies y ellos los usan para caminar, bailar, correr y todo eso - le dijo la bruja.

Oh, ya entiendo, ¿cómo podría yo ser humana y tener pies para salir a la superficie? - preguntó la inocente sirenita.

Bueno si quieres tenerlos yo podría darte alguna poción para ello pero a cambio tendrás que ofrecerme algo más que tu cabello - habló la bruja mientras sonreía maliciosamente - ya sé, tu voz sería la recompensa perfecta.

Después de pensarlo un poco Ariel aceptó la oferta y su dulce voz fue absorbida por Úrsula mientras esta le entregaba un frasco con una sustancia de un color amarillento dentro y le explicaba que tenía que tomarla cerca de la orilla porque sino podría ahogarse, dicho esto la sirenita optó por nadar inmediatamente hacia allí para convertirse en humana.

Agotada por haber nadado varias horas sin descanso llegó a la superficie y tomó la rara sustancia, al pasar unos segundos su cuerpo fue recorrido por extrañas corrientes que la hicieron agitarse desmesuradamente y luego todo se volvió negro.

Para la fortuna de la pequeña ahora humana el palacio se hallaba muy cerca de donde estaba y en uno de sus paseos matutinos el príncipe Erick la encontró tirada en la arena. Al ver a tan bella chica llamó inmediatamente a sus súbditos y les pidió que la llevaran al palacio para examinarla.

Unas horas después, luego de acomodar a Ariel en una cómoda cama, el príncipe se encontraba rogándole que despertara y, como si ella hubiera escuchado sus ruegos, la chica fue abriendo los ojos lentamente.

Al observar a quien tenía delante quedó anonadada ya que era el chico del barco y se sorprendió muchísimo más al ver a su alrededor ya que en el medio de la pared se encontraba colgado el cuerpo de su madre muerta como si fuera una estatua.

¡Oh, gracias al cielo, ya despertaste! - dijo el príncipe muy emocionado - ¿cómo te llamas?

Al instante Ariel intentó responderle pero ningún sonido salió de su boca, además estaba demasiado débil y dolida como para huir o hacer algo más.

¿Por qué no hablas?, ¿acaso eres tímida? - preguntó Erick a lo cual obviamente no obtuvo respuesta alguna - mmm, parece que eres muda, qué tal si hago esto - entonces comenzó a besarla y a quitarle la ropa en contra de su voluntad, pero como ella no podía emitir ningún sonido nadie se enteró de que el apreciado príncipe había violado a una indefensa muchacha.

Después de recuperarse y aprender a andar correctamente Ariel se incorporó a la servidumbre del palacio y en 9 meses dió a luz a un pequeño pelinegro como su padre. La vida de la nueva mamá no fue fácil ya que obviamente Erick no reconoció el bebé y cómo ella no podía hablar ni sabía escribir nadie se enteró de lo ocurrido, por lo que un tiempo después el príncipe ya se encontraba felizmente casado y formando una familia con una princesa muy adinerada.

Ariel no podía con su desdicha, trabajaba como mula y lloraba desconsoladamente todas las noches antes de dormir. Un día le dieron la tarde libre porque sus patrones no iban a encontrarse en el palacio y ella decidió acercarse a la playa para pensar en su antigüo hogar y en su madre muerta, así que con su pequeño de ya casi un año en brazos se sentó en la arena remojando sus pies en el agua.

Al pasar un rato a lo lejos vió unas figuras que le parecían conocidas, eran sus 6 hermanas que habían venido a buscarla, así que sostuvo a su hijo contra su pecho y decidió acercarse más a ellas.

Ariel, por fin te encontramos, hemos hecho un trato con la malvada bruja y nos ha contado lo que te ha pasado, no sabes cuánto lo sentimos - dijo la mayor de ellas - es por eso que hemos ofrecido todo nuestro cabello a cambio de ayudarte.

Al escuchar esto a la sirenita ahora humana se le cristalizaron los ojos ya que no esperaba recibir una noticia así después de todo lo que ha pasado.

No llores hermana, sé fuerte y haz lo que te ordenemos - habló la hermana menor - primero danos a tu pequeño para que pueda estar a salvo - dicho esto el pequeño niño fue depositado en los brazos de una de las hermanas donde le dieron una extraña pócima que hizo que sus piernas se juntaran y apareciera una hermosa cola tan roja como el cabello de su madre.

Ahora toma este cuchillo y mata al príncipe, así podrás convertirte en espuma de mar y vivirás eternamente en el océano junto a nosotras y tu hijo - le dijo otra de las chicas mientras le entregaba un pequeño cuchillo totalmente negro - solo tienes 24 horas para matarle y nosotras ya nos tenemos que ir, suerte hermana y ten mucho cuidado por favor.

Al ver a sus hermanas marcharse comenzó a llorar desconsoladamente mientras regresaba al palacio escondiendo el cuchillo dentro de su ropa. Aún era temprano y el príncipe no iba a regresar hasta la gran celebración que iba a ocurrir en la noche, hoy se cumplían 10 años de haber capturado a la primera sirena. Ariel se dedicó toda la tarde en hacer los preparativos y en pensar como mataría al príncipe.

Unas horas después ya todo se encontraba listo y los invitados comenzaron a llegar, entre ellos regresó Erick, así que ella se acomodó bien el cuchillo y decidió esperar hasta el momento preciso para atacarle. Luego del gran banquete todos se fueron a bailar y Ariel se preparó para asesinarlo.

Camuflándose entre las personas llegó muy cerca del príncipe y su esposa que se encontraban bailando y justo en la parte más fuerte de la canción se abalanzó sobre él clavándole el cuchillo en el cuello. Su ropa se volvió tan roja como su cabello por toda la sangre derramada, la música cesó y corrieron a atraparla. Él príncipe aún respiraba muy pesadamente e intentaron salvarle pero al cabo de unos segundos más su respiración cesó, fue entonces cuando una luz se apoderó del cuerpo de Ariel dejando a todos anonadados y su alma fue transportada al océano, convirtiéndose en espuma de mar, donde ha vivido feliz durante toda la eternidad.

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Hola chiquillos, por fin he podido escribir, confieso que me tomó varias horas poder escribir esto ya que el bloqueo que tenía era demasiado pero espero que haya valido la pena y les guste a ustedes y a la EditorialReign, cuídense, se les quiere, adiós.