Reto 3 / ☯️Yin&Yang☯️
— Hay un principio filosófico que explica la existencia de dos fuerzas opuestas que se complementan, el Yin siendo la oscuridad, la pasividad y la tierra; El Yang, la luz, lo activo y el cielo. Según esta filosofía, ambas fuerzas son necesarias en nuestro mundo para así mantener el equilibrio universal. Pero los actuales gobernantes del mundo harán lo posible para romper aquel equilibrio y ser ellos quienes tengan control total de estos dos poderes, provocando así una interminable guerra... Sin embargo existe un leyenda antigua, la cual dice que nacerán dos representantes de este poder y que estarán destinados a unir sus poderes para así erradicar a este mal que lo quiere controlar todo, para restaurar el equilibrio perdido. Ya han pasado dos siglos y seguimos esperando por esos dos seres que nos devuelvan la paz... —
— Pero abuela, como van a reconocer a los dos elegidos. Digo... ¿Se ven como nosotros? — pregunté luego de levantar mi pequeña mano.
— La leyenda también dice, que los dos representantes de este poder al cumplir la mayoría de edad manifestarán cambios en su cuerpo y en su interior — desplegó otro pergamino y lo colocó en frente de mi y del resto de niños que escuchaban atentos — Un lunar dará aparición en algún lugar de su cuerpo con la forma del Yin y del Yang... En ese momento comenzará su despertar como restauradores del equilibrio —
Los niños sonaban asombrados y algunos comentaban entusiasmados que les gustaría ser los elegidos, otros murmuraban que solo se trataba de un cuento estúpido y después estaba yo, que me compadecía por el destino de estas dos personas.
— ¿Que ocurre, Nyx? Te ves angustiada — se dirigió a mi la abuela del clan, es la más vieja de todos nosotros.
— Estaba pensando... La leyenda también dice que estos dos elegidos deberán sacrificar su vida por restaurar el equilibrio universal... Eso es muy triste, abuela... — abracé mis piernas.
— Estuviste leyendo los pergaminos sin mi permiso — su voz sonó autoritaria y me hizo removerme en mi sitio — pero tienes razón, es triste... — su voz cambió a una más nostálgica.
— Pero si sus muertes traen la paz, que así sea — habló Lluc, una niña de cabello castaño claro, piel clara y unos ojos color cielo.
— Bueno, esa también es otra forma de verlo... — sonrió triste la abuela — pero a decir verdad... Hay un pergamino que habla sobre que ya han nacido elegidos pero que han perdido la batalla empeorando la guerra... Aunque nadie ha presenciado este acto, así que se dice que son sólo cuentos. Eso es todo por hoy niños, vayan a realizar sus tareas del día — se levantó con dificultad del tronco viejo que usaba como silla.
— Nyx, no te vayas aún — me detuve al ser llamada y me acerqué dando saltitos hasta ella.
— ¿Sí, abuela? — escondí mis manos tras mi espalda.
— Ten — extendió ante mí un pergamino de un color carbón y tenía un amarre dorado, dudé en sí recibirlo o no pero los ojos azules de la abuela me transmitían confianza así que coloqué mis dos manitas juntas en frente mirando hacia arriba para que la abuela pudiera dejar ahí el pergamino.
— ¿Por qué me das esto? — traté de abrirlo pero ella me detuvo.
— Solo ábrelo cuando cumplas 18 mi pequeña Nyx — sonrió — No viviré en ese entonces, por eso te entrego esto antes. Solo recuerda, no puedes abrirlo antes ¿Entendido?
— ¡Sí! — asentí con una sonrisa para luego despedirme y salir corriendo a mi vivienda en donde me esperaba mi madre.
— ¿Nyx eres tú? — la voz de mi madre me sobresalto.
Al entrar fui directamente a mi habitación que compartía con mi hermano mayor Duncan pero que estaba fuera haciendo sus tareas en el clan, quería esconder el pergamino por que tuve la sospecha de que si mi hermano o mamá lo veían, querrían abrirlo antes de mi cumpleaños dieciocho y para eso aun faltaban once años, ya que solamente tengo siete.
— ¿Nyx? — mamá me volvió a llamar más cerca de mi cuarto, escondí rápidamente el pergamino y salí veloz de esta.
— Aquí estoy, mami — sonreí inocente.
— Por qué no respondes, vamos come algo antes de que vayas a hacer tus tareas —
Me tomó de la mano y me guió a la cocina, que constaba de un enorme horno de piedra que se conectaba al techo en una chimenea para dejar salir todo el humo, también teníamos un lavavajillas de piedra junto a la ventana que le permitía a mamá vigilarnos desde aquí cuando cumplimos nuestras tareas.
— Mami tengo mucha hambre — me senté en una de las sillas hechas con madera y paja que odiaba mucho, eran muy incómodas y aún no alcanzaba el suelo como mi hermano, pero me gustaba balancear mis pies.
— Que impaciente — me sonrió para luego dejar frente a mi un plato de cerámica marrón con unos huevos revueltos y un pedazo de pan — Aquí tienes pequeña, provecho.
— Gracias mamiii — sonreí feliz para luego comenzar a comer.
Mamá era una gran cocinera, no teníamos mucha comida pero ella sabía repartir todo bien y además de darle un gran sabor a todos los platos. Gracias a la guerra era difícil mantener cultivos y ganado, el ambiente no permitía bien el crecimiento de las cosas, lo más triste es que cuando los hombres cumplen 15 años son destinados a proteger el clan en las entradas de este, defendernos de invasores que quieren nuestros minerales; Duncan el próximo año cumpliría la edad para defender el lugar y tan solo pensar en eso me llenaba de una enorme preocupación, a mi corta edad no sé lo que era la vida antes de la guerra y ya no quedaba gente que cuenten esas historias por que ya todos han fallecido por la guerra, por alguna enfermedad o por la edad.
— Sí ya terminaste apresúrate a ir a cumplir con tus tareas, tu padre te espera — arrugue el entrecejo.
— Ya voy... — me baje de la silla y sacudí mis sucias ropas, con una tira de tela me hice una coleta alta.
Si bien solo hay espejos en el templo, la mayoría están rotos o sucios, así que no se muy bien como es mi apariencia. Mi madre dice que heredé su negra cabellera pero que tengo los ojos de un color púrpura al igual que mi padre, mi hermano tenía el cabello castaño oscuro y los ojos más negros que había visto.
Al estar lista, me despedí de mi madre y salí apurada de la vivienda en dirección al río, en donde con papá nos encargabamos de recolectar hierbas que sólo crecían ahí. La última vez que llegue tarde, papá estaba peleando con uno de los superiores del clan, el señor se quejaba de que mi padre se había robado una de las hierbas más importantes, que tienen como funciones medicinales. Para la suerte de papá, yo había visto como el caballero se las había guardado dentro de su ropa y todo se solucionó de buena manera, pero ese hombre desprendía un aura extraño y no me generaba confianza, por eso no me gustaba ir ahí.
— Papá ya llegué — tomé unos guantes para proteger mis manos, ya que las hierbas poseen unas espinas horrendas y que duelen mucho.
— ¡Nyx! Como estuvo el relato de hoy — mencionó mientras le quitaba las espinas a una de las hierbas.
— Estuvo bien — contesté ingresando al río, era la única que podía mantenerse en pie en el centro del río y recoger esas hierbas que eran comestible y que tenían un lindo color naranjo.
— Hija, quiero saber más de tu mañana — insistió por más detalles.
— Habló sobre la leyenda del yen y yun — dije indiferente.
— Yin y Yang — se escapó una risita divertida de sus labios y yo sonreí, ya lo sabía pero me gustaba hacerlo reír.
— ¿Papá, tu crees en esa leyenda? — pregunté volviendo a la orilla para dejar unas cuantas hierbas sobre la tela que tenía mi padre.
— Mmm si creo en esa leyenda, mi padre me contó cuando yo era un niño, que conoció a unos descendientes y representantes de ese poder antiguo — dijo recordando.
— ¿En serio? — abrí mis ojos sorprendida, me estaba empezando a picar la curiosidad.
— Sí, pero no terminaron bien... Y no pudieron terminar con la guerra. Mi padre decía que eran una chica y un chico... Pero la chica, que representaba al Yin... Terminó consumida por la oscuridad que había en ella y mató al representante del Yang —
— Eso es... Triste... — sentí un nudo en mi garganta.
— Lo es... — sonrió nostálgico — el chico fue el mejor amigo de tu abuelo... — terminó de sacar las espinas de las hierbas que le había traído y yo seguía a su lado, me interesaba mucho lo que estaba contándome mi padre.
— Vuelve al trabajo, niña — escuche la voz áspera del señor, como lo detestaba.
— Mejor vuelve al río, hija — Papá me sonrió pero se le veía cansado.
Volví a mi trabajo sin quejas, estuvimos toda la tarde recogiendo hierbas y semillas hasta que el sol comenzó a ocultarse, este era mi momento favorito del día, por que mi hermano volvía de la pradera, en donde buscaba animales con un grupo de jóvenes de su edad y algunos adultos, amaba muchísimo a Duncan, aunque a veces me jugaba bromas pesadas.
Con papá nos preparábamos para volver a nuestra vivienda cuando una sirena comenzó a sonar, el rostro de mi padre se palideció e intercambió miradas con los demás presentes; después de eso todo pasó demasiado rápido, papá se cargó al hombro la bolsa con las hierbas y con su otra mano me agarró de la mía con fuerza, empezando a arrastrarme de vuelta a casa, era primera vez que oía ese sonido, pero algo no andaba bien y lo podía notar en los rostros de los adultos.
— Papá... — le llamé pero me ignoró, seguía arrastrándome — ¡Papá!
Grité ahora ganandome su atención, pero antes de recibir respuesta una luz a lo lejos nos detuvo a todos en seco, seguido de la luz vino una enorme explosión que pude notar provenía de una de las entradas, mis ojos se abrieron de la impresión y mis manos temblaban, en mi pecho, el miedo comenzaba a hacer latir con demasiada fuerza a mi corazón y me aferré a la mano de mi padre.
— Ya están aquí... ¡Nyx, corre a casa! — soltó mi mano y dejó caer la bolsa.
— ¡¿Sin ti?! — me negué y volví a tomar su mano pero este de inmediato la soltó.
— Escúchame bien — se puso a mi altura con sus manos sobre mis hombros — No importa que pase, no importa que ocurra hoy... Debes sobrevivir ¿me entiendes? Ve a casa y llévate el pergamino... Huye con tu hermano — sus manos temblaban pero su semblante estaba serio.
— No entiendo que pasa... Papá... Por qué sabes del pergamino... — algo dentro de mi me decía que algo malo estaba pasando pero no entendía que era.
— Nyx, corre — se puso de pie y comenzó a correr en dirección a donde fue la explosión junto con los demás hombres del grupo.
Sentí una mano fría tomar la mía, era Lluc, yo la miré sin saber que decir pero ella solo me sonrió dulcemente y juntas corrimos de regreso a las viviendas. Afuera me estaba esperando mi madre, se veía angustiada pero al verme corrió a mi encuentro aliviada.
— Gracias por traerla, Lluc — nos abrazó a ambas.
— Papá fue a la explosión, él... — tenía ganas de llorar.
— No te preocupes por eso, entra por tus cosas. Tu hermano está buscando provisiones para que partan... Lluc, tu también, tu padre me encargó tu seguridad — Lluc solo asentía, pero en sus ojos también podía notar el miedo.
— ¡Madre! — corriendo a nosotros llegó Duncan cargando un bolso en su espalda y llevaba unas cuchillas enormes en sus costados.
— Bien, es hora de que se vayan. Vuelvan a la mañana, todo estará bien — mamá me volvió a abrazar.
Lluc había ido corriendo a buscar algo a su vivienda que estaba al lado de la nuestra, mi hermano entró y salió con mi pergamino que guardo en aquel enorme bolso.
— ¿Sabes el significado de tu nombre, Nyx? — me preguntó mamá y yo negué.
— Significa noche, por que naciste bajo un hermoso cielo estrellado — me acarició la mejilla — ahora ve a ocultarte hasta mañana con tu hermano y con Lluc, los demás niños también estarán en el lugar al que van...
— Mami, ven con nosotros — me aferré a su larga falda.
— No puedo mi pequeña, debo ayudar a defender nuestro hogar. Pero nos vemos todos mañana en el templo, lo prometo — extendió su meñique y con mi rostro empapado de lágrimas entrelacé mi meñique con el de mi madre.
☯️☯️☯️
— Duncan... Ya no... Ya no puedo correr más — dije en un hilo de voz, sentía que me ardían los pies y me dificultaba cada vez más respirar.
— Solo un poco más... Aguanta un poco más, Nyx... Ya casi llegamos —
Mi hermano mayor corría tirándome de un brazo, agarrada de su otra mano iba nuestra vecina Lluc, quien lucía algo sombría y preocupada, pero no le presté mucha atención, ya no podía seguir corriendo.
— ¡Duncan! — alguien gritaba el nombre de mi hermano desde la entrada de lo que parecía ser una cueva.
— Llegamos... — sonó aliviado mi hermano, quien inmediatamente nos hizo ingresar a esta — ¿Están todos, Mac?
— Sí, ustedes son los últimos — le respondió el chico moreno, quien era mejor amigo de Duncan.
Luego de que terminamos de entrar, mi hermano con un grupo de chicos sellaron la cueva con un enorme trozo de tronco que estaba allí. En el interior se encontraban todos los niños del clan, sentados en el frío piso, algunos llorando, otros no tenían expresión en su rostro y otros simplemente esperaban a que todo esto pasara.
— Duncan... — me acerqué a mi hermano — quiero volver con mamá y papá...
— Lo haremos, debemos pasar la noche aquí ¿sí? — hizo que me sentara a su lado y me envolvió en un abrazo.
— Tengo miedo... — dije entre un sollozo.
— Lo sé, Nixe — depositó un cálido beso en mi frente utilizando el apodo que solamente él me decía.
No sé cuántas horas estuvimos allí dentro, afuera era un caos total, se escuchaban más explosiones, gritos, entre otras cosas, pero en un momento de la noche mis ojos comenzaron a pesar y caí rendida en los brazos de morfeo. Cuando el sol comenzó a colarse dentro de la cueva, los más grandes despertaron a los más pequeños para regresar al clan, a nuestro hogar.
En un momento dejé de ver a Lluc, traté de encontrarla con la vista pero no estaba cerca de nosotros, pero lo dejé estar ya que seguramente se encontraba con los otros niños. Caminamos unas cuantas horas, esta vez mi hermano no quería que corrieramos y todos estaban alertas ante un posible peligro. Mi corazón pegó un brinco de emoción al reconocer una de las entradas del clan, pero inmediatamente este se detuvo al ver lo que quedaba de nuestro clan, de mi hogar.
Las paredes estaban todas destruidas, solo quedaban sus restos; los enormes y hermosos portones que separaban el interior de los peligros que venían de afuera se encontraban quemados, sólo las cenizas quedaban regadas por el suelo. Todos caminamos en silencio, mamá había dicho que debíamos reunirnos en el templo y a ese lugar nos dirigimos, pero la escena que estaba presenciando era desgarradora, podía reconocer unas cuantas caras en los cuerpos sin vida que estaban tirados por todo el lugar, algunos niños corrían a esos cuerpos llorando desconsolados por que habían encontrado ahí a sus progenitores.
— No te alejes de mí, Nixe... No mires nada, yo te guiaré... —
Duncan me vendó los ojos, supuse que no quería que viera toda la masacre que aquí hubo, fui todo el camino al templo con los ojos cegados, sin soltar la mano de mi hermano mayor. Al llegar a la escalera que da al templo, mi hermano se detuvo y lo sentí temblar; impaciente me deshice de la venda que me impedía ver pero en ese momento desee no haberlo hecho. Mis ojos rápidamente se llenaron de lágrimas al reconocer dos cuerpos sangrantes en la cima de la escala, eran mis padres.
CONTINUARÁ...
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Y aquí traído el reto #3!!! Que constaba de crear una historia en base de una imagen :3 que era esta!!!
Espero hayan disfrutado de esto, lo deje en continuará por que usaré esta idea para una futura historia :3 y por que no me quería alargar más jijiji
Palabras: 2690
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