— ¡Ya vienen! ¡Cierra el portón! —

— ¡Se trabó! No... ¡No cierra! —

— Mierda... Oliver ven aquí... No te asustes... Papá debe ir a cerrar el portón... Quédate con tu hermano —

— ¡No quiero! Quédate con nosotros, por favor — mis lágrimas caían por mis mejillas mientras me aferraba al brazo de mi padre.

— Will, cuida a tu hermano, no tardo — mi hermano mayor por dos años me sujeto con firmeza, separando a mi padre de mi.

Él también lucía preocupado pero seguía al pie de la letra la orden que nuestro progenitor le había dado. No pude zafarme del agarre de Will, su fuerza era increíblemente superior a la mía, ha estado entrenando para poder salir a ayudar en la búsqueda de suministros sin ser una carga.

Estuve llorando todo el momento en que aquellas criaturas que habían aparecido sin explicación hace unos meses se acercaban veloz a invadir nuestro refugio, las puertas se cerraban lento y con dificultad, algunas de las personas que se refugiaban con nosotros saltaron la barrera que separaba aquel portón gigante con la escuela en donde nos estábamos quedando para poder aniquilar a los mounstros que lograban colarse dentro y que amenazaba la vida de los que trataban de cerrar el portón, uno de esos era mi padre.

Para nuestra suerte, el portón por fin se encontraba cerrado, todos se veían aliviados y sonreían por esta victoria de sobrevivir un día más. Mi hermano por fin aflojó su agarre del cual inmediatamente me solté para correr a los brazos de mi padre, pero este me detuvo en seco y no me permitió acercarme.

— Papá... ¿Qué... — la voz de Will me hizo ponerme alerta, los ojos afligidos de papá me estrujaron el corazón.

— Will... Ahora eres el hombre de la casa, sabes lo que eso significa... — Papá y otro de los hombres que cerraban la puerta anteriormente intercambiaron miradas.

— ¿Papá? — traté de volver acercarme a él pero nuevamente Will me sujetaba con fuerza.

— Por favor cuiden de mis hijos — Papá le hablaba a las personas del refugio, quienes lucían tristes y otros estaban llorando — Perdón por irme antes mis niños... Me reuniré con su madre... — sus ojos se humedecieron mientras levantaba su brazo en donde se podía ver una herida de mordida que estaba sangrando.

— Es un honor irme junto a ti, amigo mío — el otro hombre apoyó su mano sobre el hombro de papá, también con los ojos llenos de lágrimas y me pude percatar de que también lo habían mordido.

— Sobrevivan —

Esas fueron las últimas palabras que oí salir de sus labios junto a esa sonrisa que me tranquilizaba en los momentos que más miedo tuve en toda mi vida, esa fue la última vez que pude ver aquel gesto, ese día perdí al hombre más fuerte que conocía.

- 6 años después -

— ¿Crees que esto sea comestible? —

— No lo creo, desprende un olor... Asqueroso... — aseguré tomando entre mis manos aquella bolsa de papas fritas y arrugado mi nariz.

— Quería papas fritas... — espetó triste Dylan, mi mejor amigo dentro de todo este podrido mundo.

— Vamos, termina de guardar provisiones. Will nos espera en la comisaría — dije terminando de guardar unas latas de comida en mi bolso.

— A todo esto, que hace ahí — agregó oliendo unos paquetes de golosinas y poniendo mala cara.

— Debe haber municiones o armas guardadas, se nos están acabando — me detuve al escuchar crujir algo — Shh...

— Por qué me haces callar — se quejó el chico demasiado fuerte para mí gusto.

— Tus instintos de supervivencia son nulos — arrugué el entrecejo y hablando en voz baja. Saqué mi navaja de mano para estar listo en caso de que algo saliera de entre las sombras.

— No necesito preocuparme cuando estas aquí — me sonrió, a veces era un idiota.

- Que te ca... -

Por el rabillo del ojo noté movimiento, agarré del brazo a mi mejor amigo y a tiempo logré apartarlo antes de que esa cosa clavara sus dientes en el cuello del chico. Dylan cayó de espalda, llevándose con él unos cuantos productos que estaban en los estantes, en su rostro se podía notar que aún le temía a estas cosas, por mi parte, solo sentía repulsión y odio.

Esos amarillentos e inyectados ojos de sangre me miraban hambrientos y enojados por haberle arrebatado su presa, unos sonidos horrendos salían desde lo más profundo de su garganta haciéndome retroceder lento sin apartar mi vista de todo su ser. Cuando creí que saltaría sobre mí, me invadió una tremenda sensación de adrenalina, con la navaja traté de llegar a su cuello para debilitarlo y así poder llegar con mayor facilidad a su cabeza, pero me sorprendió ver como esquivaba con facilidad mi ataque y dejaba salir un horrible grito.

— Qu-que hace... — Dylan se ponía de pie y le temblaba la voz.

— Es primera vez que veo a uno actuar así... Que no ataque... — mis sentidos estaban más alerta que nunca, algo andaba mal. Aquel mounstro con forma humana no dejaba de gritar.

Las vitrinas temblaban ante las vibraciones del grito y en cualquier momento estas cederían, callendo en pedazos a nuestro alrededor. Sin apenas terminar de pestañear, una flecha atravesó de par en par el cráneo del muerto viviente, haciéndolo caer inerte.

— Que acaba de pasar... — los ojos mieles del chico estaban llorosos y su labio inferior temblaba del miedo.

— Estaba llamando al resto — una voz desconocida se mantenía oculta — deben salir de aquí antes de que lleguen.

— Quién eres — pregunté algo nervioso y en guardia.

— Mi nombre no importa, hay que salir de aquí —

Desde las sombras una silueta se acercó a nosotros cautelosa, de a poco fue tomando forma dejando ver a una joven de cabello corto hasta las orejas de color rojo y ojos de un extraño color naranjo. Detrás de ella también se dejó ver un chico alto con el mismo color de ojos y de pelo, ambos tenían cicatrices en los brazos; la chica portaba un arco y flecha, el chico portaba dos sables enganchados en su espalda. En un instante el suelo comenzó a temblar y a lo lejos se podían escuchar los gruñidos de aquellas bestias venir apresurados.

— Ya vienen... — soltó el pelirrojo, tomó a la chica de la mano y se adentraron en la tienda.

— la puerta está por acá —indicó Dylan.

— Por allá viene la horda, es mejor salir por atrás e ir por los tejados — contestó la chica — ¿se quedarán a morir o vienen con nosotros?

— Vamos con ustedes — respondimos en conjunto con mi mejor amigo.

Recorrimos la tienda para salir por la puerta de servicio, donde habían dos caminantes acechando la parte trasera del local pero que vencimos sin dificultad. Escalamos hasta el tejado subiendo por un gran basurero y desde allí arriba se podía ver a la horda venir desde lejos.

— Vienen desde la comisaría... — abrí mis ojos como platos — debo ir hacia allá.

— ¿estás loco? De allá vienen los mounstros... — dijo temeroso Dylan.

— Sería muy suicida de tu parte — comentó la pelirroja mientras inspeccionaba por donde seguir.

— Allá esta Will... — me sudaban las manos.

— ¿Quién es Will? — preguntó curioso el chico que se veía exactamente igual a la chica.

— Mi hermano mayor... — tragué saliva, los caminantes cada vez estaban más cerca.

— Te ayudaremos — soltó dejándonos a todos sorprendidos.

— ¡Matt! — se quejó la chica — ¿Te volviste loco?

— Tú querrías que hicieran lo mismo por ti, si se tratara de mi, Priya — dió unas palmadas en la cabeza de la chica.

— Bueno, sí... Pero... — suspiró.

— Puedes contar conmigo. Tú — señaló a mi amigo — lleva a un lugar seguro a mi hermana.

— ¿yo? — frunció el ceño Dylan.

— Sí, yo iré con el otro chico por su hermano — reposó su bolso sobre el tejado del cual sacó unos revolver que le entregó a la chica que se llama Priya — solo úsalos en caso de emergencia no antes...

— Déjame ir con ustedes — suplicó pero Matt negó con la cabeza para luego entregarle un woki toki.

— Estaremos comunicados... Así que por favor ponte a salvo — resignada afirmó con la cabeza y se armó con las cosas que su hermano le había entregado.

— Dylan llévala al refugio, nos vemos allá — me dirigí al chico quien temblaba de miedo.

— Pero... Oliver yo... — titubeó.

— Estarás bien, en cuanto lleguen al portón los demás los ayudarán — puse ambas manos sobre sus hombros.

— Sí tu lo dices... — agachó la mirada.

— Nos vemos más tarde, amigo — extendí mi puño para chocarlo con el de él.

— Entonces vamos — dije mirando a Matt.

☠️☠️☠️☠️

Ya llevábamos un buen rato caminando por los tejados junto a Matt. Teníamos que ir semi agachados para no ser captados e ir controlando nuestros pasos para no meter ruido alguno. Nos detuvimos sobre el tejado de una tienda de ropa que se encontraba en frente de la comisaría, aún quedaba una cantidad considerable de caminantes por la zona, demasiados para que Matt y yo nos enfrentaramos.

— Como llegaremos al otro lado — dije en voz baja viendo por unos binoculares.

— Hay un punto ciego... Por allá — apuntó en dirección a un autobús escolar que estaba en mitad de la calle — si vamos por dentro... Quizás logremos pasarlos sin ser vistos...

— Es posible... — traté de mirar dentro de la comisaría pero no veía movimiento alguno dentro.

— necesitamos distraerlo y mandarlos en dirección contraria — sacó unas venga las extrañas de su bolso — les puse un sistema de sonido que se activa con un impacto fuerte, si lo prendo y lo lanzó por allá atraerá a la mayoría... Ya a los que queden cerca, si nos ven solo basta con enterrarles una navaja en la sien — indicó preparando las bengalas y entregandome una.

— Como bajamos — miré a mi alrededor.

— Mira, ese contenedor está abierto, lanzaré primero mi bengala para que lo sigan algunos y así podemos tirarnos con más seguridad —

Ambos nos preparamos cerca para saltar al contenedor mientras Matt preparaba la bengala, la encendió y de esta salio un humo rojo, luego procedió a lanzarla en dirección contraria al autobús y lejos de nosotros, al hacer contacto con el suelo inmediatamente empezó a sonar una sirena de esta que atrajo a varios de los come cerebros que se encontraban cerca.

— Ahora salta — asentí con mi cabeza para luego arrojarme dentro del contenedor de basura y ser seguido por el pelirrojo.

El impacto fue amortiguado debido a la basura que se amontonaba en el contenedor, nos aseguramos de que el sitio se encontrara despejado y salimos del recipiente. Caminamos pegados a la pared de la tienda, el cielo cada vez se iba oscureciendo más y empezaba a aparecer algo de niebla que impedía ver con mayor claridad.

Para nuestra suerte solo nos tuvimos que enfrentar a un caminante que rondaba cerca de la puerta del autobús escolar, nos introducimos a este con cautela y aproveche el momento para ir recogiendo cosas que podrían servirnos que estaban abandonadas en los asientos. No tardamos en llegar a la puerta trasera del furgón que se encontraba cerrada y cubierta de sangre, al parecer no pudieron abrirla y eso los llevó a la muerte. Por el vidrio nos aseguramos de que era seguro salir y abrimos con cuidado la puerta.

— No veo movimiento alguno adentro — dije con algo de preocupación.

— Quizás sigue escondido... — mencionó Matt para tranquilizarme.

Avanzamos en guardia hasta el callejón que da a la salida de emergencia de la comisaría, mientras el chico intentaba abrir la puerta yo hacia guardia. Ingresamos al establecimiento que se encontraba en silencio, habían cuerpos de policías ya en los huesos tirados por el lugar y sangre seca en las paredes.

— Hay que ir al depósito de armas, seguramente mi hermano se encuentre allí — Matt asintió y caminamos en silencio.

Tuvimos que bajar unas escaleras que llevaban a la bodega y en donde esperaba se encontrara Will, el lugar estaba increíblemente en silencio y aún no habían rastros de mi hermano, me estaba empezando a impacientar.

— Will — dije en un susurro pero no hubo respuesta — Will — repetí.

— Will — habló también el pelirrojo.

Escuchamos unos ruidos venir desde el fondo de la bodega y me apresuré al lugar de donde provenía pero Matt me sujetó de la muñeca.

— Entiendo que quieras reunirte con tu hermano lo más pronto posible pero no seas imprudente — asentí avergonzado.

Me preparé con mi navaja de mano, Matt tenía razón, debía seguir siendo precavido, si fuera Will ya habría salido de su escondite. Poco a poco se iba dejando ver una silueta que chocaba contra la pared reiteradas veces, el miedo comenzaba a crecer dentro de mi al ver aquella chaqueta que antes pertenecía a mi padre y que ahora solía usar Will.

— ¿W-Will? —dije con un hilo de voz al borde de las lágrimas.

Al parecer mi voz le llamó la atención haciéndolo voltear en nuestra dirección, dejé salir un suspiro de alivio al ver que este caminante no era mi hermano. Clavé mi navaja en su sien, cayendo este inerte.

— No es él — dije volviendo en mis pasos y chocando contra alguien que inmediatamente apuntó en mi dirección con un revolver.

— ¿Oliver? ¡Oliver! — unos fuertes brazos me rodearon y no pude evitar soltar unas lágrimas.

— Will, pensé... Creí que... — me limpié las lágrimas.

— No quiero interrumpir su reencuentro pero debemos irnos, las hordas siempre suelen devolverse — indicó Matt tanteando el terreno para poder salir de aquí.

Primero recogimos unos bolsos llenos de armas que había recolectado mi hermano. Hicimos exactamente lo mismo que hicimos para entrar a la comisaría y nos devolvimos al autobús escolar en donde tuvimos que quedarnos más tiempo del que queríamos por que estaban pasando una enorme cantidad de muertos vivientes. Para nuestro pesar, tuvimos que pasar la noche dentro del autobús pero ya a la mañana no habían peligros a la vista por lo que hicimos todo el trayecto de vuelta al tejado de la tienda de ropa.

Tardamos medio día en llegar al refugio en donde nos esperaban mi mejor amigo y la hermana de Matt, Priya. Todos los del refugio nos recibieron felices de que llegáramos sanos y salvos, pero nadie sabe que pasará el día de mañana, solo de una cosa estamos seguros y es que debemos sobrevivir.

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Aquí estoy con el reto #2!! Espero les guste :3 en esta ocasión el tema que me tocó fueron los zombies, me gustan los zombies jajajjaa

Palabras: 2351

_Magic-Editorial_

JeniPerez22