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HadesRenteria

¡Hola, Petie! Tu tío Killian te saluda. Lamento mucho no tener tiempo para llevarte a los juegos de los wallabies. Este nuevo trabajo consume casi todo mi tiempo, aunque sé que no quieres saber sobre eso.

Me contaron que necesitas hacer un reporte para la escuela sobre alguna profesión, y que me has elegido a mí para ayudarte. Cómo ya todos saben, trabajé para la BHP por más de diez años en una plataforma semisumergible en la cuenca de Carnarvon, de nombre Pride of The Northwest. Aún recuerdo el aire salado proveniente de todas direcciones, las ráfagas de viento constantes, la ausencia de horizonte alguno. No es un trabajo para todos, y por eso la paga es tan buena, incluso para los que limpian y cocinan. Son tres semanas de constante trabajo en los que tienes que estar atento a la presión de las tuberías, la calidad y cantidad del crudo, el clima cambiante, las muestras geológicas y las decisiones de los jefes. Aún siendo ingeniero pasé noches enteras sin dormir, sobre todo durante las temporadas de ciclones, dónde todo el mundo está en alerta. Con el tiempo te acostumbras y te das cuenta de que el único con privilegios en la plataforma es el dueño del pozo.

Mi trabajo era el de ser un dolor de cabeza para todos. Operaciones y mantenimiento. Revisar cada sistema y equipo de la plataforma, diagnosticar los fallos y coordinar las reparaciones. Los problemas que hay en un sitio así no se comparan a los que te dan los hombres de traje cuando la producción se reduce o se detiene completamente. A ellos no les interesa el desgaste de la broca y la tubería de perforación, la presión de la bomba de lodo o el funcionamiento correcto de las válvulas del árbol de Navidad. Solo quieren que salga el líquido negro que da mucha pasta. Te vas a encontrar a muchas personas así en la vida, te pido que te armes de paciencia y choques con ellas lo justo y necesario.

Mejor te hablo de la plataforma. Éramos como un edificio en medio del mar, de varios pisos de alto y con unas cuantas grúas de cuarenta metros. Pero lo que más resaltaba era la torre de perforación y extracción, que superaba los sesenta. Para mantenernos a flote contábamos con cuatro pontones de acero- Eran inmensos rectángulos de acero divididos en varios compartimentos sellados que se llenaban o vaciaban con agua de lastre dependiendo de si hacía falta mayor o menor flotabilidad. Cuando teníamos órdenes de arriba para iniciar la exploración, se activaban los propulsores azimutales del sistema de posicionamiento dinámico. Con estos nos movíamos en todas direcciones sin problemas. Luego estaban los propulsores de popa y proa para hacer ajustes de estabilidad y no hacerle un homenaje al Titanic.

Cuando el barco perforador terminaba su trabajo y el pozo se aseguraba con tuberías de acero y concreto, tomábamos el relevo. Nos movíamos a la zona indicada por los especialistas y soltábamos las anclas para asegurar la estructura en el lecho marino. Acto seguido se instalaba la tubería de producción y usábamos los packers para llenar el espacio entre esta y el revestimiento del pozo. En la parte inferior del tubo iba el árbol de navidad (ya te imaginarás el porqué de ese nombre), un armatoste vital para nuestro trabajo, con válvulas, tuberías y sensores que no solo hacía subir el gas y el petróleo, sino que nos permitía inyectar químicos para facilitar la extracción. También se encargaba de monitorear la presión del pozo y de detener la producción en seco si sucedía alguna emergencia. Si esa pieza falla en una plataforma, las consecuencias pueden ser catastróficas. Más de una vez luché para reemplazarla, aunque eso significase estar sin producción por semanas. Ya te dije más arriba en lo único que piensan los jefazos.
El siguiente paso era la prueba de presión para verificar si el revestimiento del pozo tenía fugas. Si el conteo era constante era constante y no se veían caídas bruscas en los indicadores, empezaba la extracción. La válvula principal se abría y el flujo subía hasta la superficie hasta encontrarse con el separador de fases. El que poseía el Proud of The Northwest era trifásico, así que separaba del fluido mixto el agua, el petróleo y el gas. El primero se trataba con filtros y separadores de hidrocarburos para limpiarlo y lanzarlo al mar, el segundo pasaba por los equipos de tratamiento y se almacenaba a la espera de los barcos de transporte y el último lo utilizabamos para alimentar la central eléctrica. Si había excedente, se eliminaba de forma segura mediante el quemador. De ahí provenía la llamarada constante que podía verse desde la costa.

Este proceso es el tradicional, sin inconvenientes de por medio, y atinándole al yacimiento a la primera. Pero se trata más de ensayo y error. En algunas ocasiones la perforación no alcanzaba el área indicada y debíamos desmontar la tubería y sellar el pozo. Eran semanas enteras de trabajo perdido. Eso sí, cuando el crudo empezaba a fluir, el dinero no dejaba de caer. Aunque la mayoría se lo llevaba la compañía, nosotros nos lo tomábamos como una buena noticia. Una que se extendió hasta lo que pasó. Lo saben todos.

Un pozo puede ser rentable por una o dos décadas, el nuestro iba por los nueve años y teníamos reservas para unos cuantos más. Si se hubiese secado el grifo, lo habríamos abandonado. Ese proceso lo ví en otras plataformas en las que di apoyo. Se retira todo el equipo, se sella la fractura con varios tapones y se limpia cualquier rastro de petróleo o concreto. Para acabar, nivelamos el terreno y restauramos el paisaje con nueva vegetación. Aquí también tengo que ser muy quisquilloso y evitar que se vayan del sitio haciendo el mínimo esfuerzo. Es por el bien de todos, una pena que no muchos lo entiendan.

Si entras a este rubro en un futuro te recomiendo que tengas la mejor actitud posible con todos tus compañeros. Estarán 21 días encerrados en un armatoste de paredes de metal y tuberías que apesta a aceite, gas y sal marina. Con todas las comodidades posibles, eso sí, como una sala de ocio inmensa, gimnasio, sauna y dormitorios amplios. Tienen aseguradas cuatro comidas abundantes, constante conexión a internet, un seguro médico completo y un sueldo excelente. Pero van a estar lejos de tierra firme. Echarán de menos a la familia, los amigos, una posible pareja. Aún con las tres semanas de descanso que les darán, tendrás que volver y lidiar con el calor inaguantable, el frío que cala hasta los huesos, la humedad insoportable, la inmensidad del mar o los compañeros que te caen mal. Tendrás que olvidarte de todo eso, dejar que se lo lleve el oleaje y hacer un esfuerzo para que el ambiente sea más ameno.

Y creo que eso es todo por ahora, avísame si te hace falta más información o quieres añadir algunas fotografías. Cuidate mucho, koala.

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