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Reto Final: Tramas Portentosas

Los niños de la luna

"Me llamo Alex, tengo 12 años, llevo un año aquí; un año ha pasado desde el apocalipsis, en realidad fue el mismo hombre quien cabo su propia tumba, armas químicas, armas biológicas, corrupción, sed de poder, dinero, ambición, todas esas cosas llevaron a la destrucción de la humanidad, algunos sobrevivientes escogidos, que no estaban enfermos o heridos, calificados aptos para el viaje, fueron enviados a la luna, para tener un nuevo comienzo, y yo soy uno de ellos."

— Es hora de ir a desayunar Alex, despierta ya — Siento la voz de mi hermana, sacudiéndome de un lado a otro como una niña pequeña para que me apresure.

— Ya voy, ya voy — Le digo frotándome los ojos, aún con sueño.

— Llegaremos tarde, date prisa.

— Sera mejor que te vayas, te alcanzare allá.

Pía sale corriendo por la puerta automática de la habitación, mientras me visto, con la misma ropa que la de los demás para variar, y la misma de ayer y la del día anterior, que fastidio, salgo de mi habitación, culpando al estúpido sistema despertador, por no haberme despertado, mientras camino por el pasillo de la estación espacial bien iluminado, una mano se posa sobre mi hombro.

— Alex, date prisa — Me dice Maya mientras me muestra su hermosa sonrisa.

Por un segundo pierdo la noción del tiempo, su cabello castaño combina perfectamente con sus ojos color miel, es la representación perfecta de la belleza, o al menos eso pienso yo.

— ¿Qué ves?, tengo algo en la cara — Agranda los ojos intentando mirar su barbilla.

— No, es solo que... — Suena la alarma que indica que el desayuno va a comenzar y me interrumpe, diablos.

— Vamos! — Maya toma mi mano y corre a toda prisa para llegar a la barra de comidas.

— No tan deprisa Maya.

Me suelta y toma dos charolas.

— Toma — Me entrega una de las charolas — Apresúrate tengo hambre — Agrega.

— Todos tienen prisa hoy — Tomo la charola de mala gana.

Hay muchas cosas que escoger en la barra, pero realmente no tengo suficiente hambre, solo tomo un jugo y un sándwich, Maya por el contrario casi se lleva la barra entera, varios sándwiches, snacks, jugo, ensalada, nos disponemos a buscar una mesa, y veo a Pía haciéndome una señal, pretendo ignorarla, pero Maya la ve también.

— Mira es Pía — Apunta — Vamos allá.

Bueno es eso o comer solo, que remedio, voy con ella, al llegar a la mesa, me percato que Víctor esta ahí, es el realmente insoportable, su sola presencia me repugna.

— Buenos días Víctor — Digo con desagrado.

— Hola, tu hermana me ha dicho que te has quedado dormido de nuevo — Lanza esa risita tonta y burlona, que horror — Hola Maya ¿Cómo estas? — Agrega.

— Bien — Responde Maya con una sonrisa incómoda — Ven sentémonos aquí — Me muestra dos asientos vacíos a lado de Pía.

Nos sentamos y el desayuno transcurre igual que siempre, excepto por la insoportable presencia de Víctor.

— Oigan escuche algo de buena fuente — Dice Víctor mirando a ambos lados — Hay un lugar secreto en la estación, Enzo me llevara a verlo esta noche, ¿Quieren venir?.

— Si — Dice Pía emocionada.

— Tu no puedes ir, te falta edad — Le digo molesto — Además Enzo debe estar mintiendo, no porque sea el mayor aquí dirá la verdad — Sonrió, porque se que tengo razón.

— ¿Es cierto o acaso tienes miedo? — Me dice Víctor con su sonrisa ridícula — ¿No te parece extraño que haya pocos adultos en este lugar?, es porque se esconden.

— Eso no tiene sentido, ¿Por qué se esconderían? — Le pregunta Maya a Víctor.

— No lo se, pero pretendo averiguarlo esta noche, si quieren venir estaré en el dormitorio de Enzo a las 7:00 — Dice Víctor y se retira molesto con su charola.

Maya y yo nos miramos, y nos reímos, es tonto pensar que los adultos se escondan, todos estamos aquí juntos ¿Por que lo harían?... ¿No?.

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Por mas ridículo que parezca, las palabras de Víctor me hicieron pensar un poco, ¿después de un año todos en la tierra habrían muerto?, y ¿Qué pasaba si había más gente?, ¿los iban a traer o no?, pero siempre estábamos juntos, comíamos juntos, no era posible que alguien se escondiera, pero también estaban las zonas restringidas de la estación, esas a las que solo podían acceder los ingenieros.

Durante la noche no podía dormir así que me levante y me vestí, salí un rato y camine por la estación, realmente no se que esperaba encontrar, hasta que escuche un leve susurro:

— Alex.

Mire a ambos lado, pero estaba oscuro, alguien se acercó a mi y puso su mano en mi hombro, era Maya, pero que susto me pegó.

— Lo siento, ¿tú tampoco puedes dormir? — Me pregunta.

— No, ¿Quieres que vayamos donde Enzo?.

— Mmm no lo se, la verdad tengo curiosidad.

— Creo que deberíamos ir a ver.

Caminamos por el pasillo tenuemente iluminado con dirección al dormitorio de Enzo, en cuanto llegamos divisamos a Víctor en la puerta y Enzo saliendo de su habitación.

— Así que decidieron venir — Sonríe Víctor.

— Si, pero solo estamos aquí por curiosidad, no creemos en nada de esto — Me apresuro a contestarle.

— Es igual, vamos — Dice Enzo sosteniendo una linterna en la mano.

— ¿Puedo ir? — Escucho la voz de mi hermana tras de nosotros.

— Te dije que eres muy pequeña, no puedes venir.

— Solo soy dos años menor que tú.

— Deja que venga, o ¿acaso tienes miedo? — Me desafía Enzo.

— Claro que no — Le contesto y volteo a ver a Pía — Puedes venir, pero si te asustas será tu culpa — Le digo molesto.

Caminamos por los pasillos con la luz de su linterna, procurando no hacer ruido para no despertar a nadie hasta llegar a una puerta de acceso restringido, Enzo saca algo de su bolsillo, parece un de esos cortaplumas antiguos.

— ¿Qué vas a hacer? —Le pregunto intrigado.

— Voy a abrir la puerta genio.

— ¿No es eso ilegal? — Agrega Maya.

— ¿Y que van a hacernos?, no pueden echarnos ¿verdad? — Se ríe Enzo.

Su lógica era absurda, pero odio admitir que tiene razón; Enzo forcejea un poco la puerta y logra abrirla, voltea a vernos y dice:

— Miren niños, si cruzamos esta puerta no habrá vuelta atrás, si quieren irse es momento de hacerlo ahora.

Pía toma mi mano y la aprieta fuerte, todos nos miramos durante un segundo, no decimos nada, simplemente hacemos un acuerdo, de esos en los que no se necesitan palabras, todos asentimos y Enzo abre la puerta, un gran cuarto se revela ante nosotros, un montón de pantallas la iluminan.

— ¿Son cámaras? — Pregunta Maya.

— Nos están vigilando — Asevera Víctor.

— Pero ¿por que lo harían? — Pregunto.

Enzo no dice nada, solo recorre el cuarto analizando cada objeto y Pía sigue junto a mi sujetándome la mano.

Me acerco a las pantallas y todas parecen de la estación, la cocina, el comedor, algunos pasillos pero mientras las recorro, un par me desconciertan un poco, parecen de un lugar que no había visto nunca, quizás el exterior.

— Miren — Señalo las pantallas y los demás se acercan rápidamente.

— Lo sabia — dice Enzo — Nos están engañando.

— ¿A que te refieres? — Pregunta Maya.

— Miren esto — Señala las pantallas — Todas tienen el mismo código de tiempo — Agrega.

— ¿Y eso que tiene? — Pregunta Víctor.

— Acaso no se dan cuenta — Pregunta Enzo Iluminando nuestras caras con su linterna, supongo que para ver nuestras reacciones, pero yo no caía en cuenta de nada — Nos han mentido — Agrega furioso.

— No entiendo nada, podrías explicarte — Le reclamo.

— Ves esto, señala un monitor.

— Si — Le contesto expectante a su respuesta.

— Ves este pequeño punto plateado aquí — Apunta con el dedo.

— ¿Qué es?— Increpa Víctor, acercándose a la pantalla y enchinando los ojos para ver mejor.

— Es la luna tontos — Nos dice Enzo.

— Claro que no — Ríe Maya — Si aquí vivimos — Agrega.

Enzo parece muy serio bajo la luz de los monitores y aunque quiero reír no parece ser un chiste.

— Algo se movió — Señala Víctor — Ahí — Nos muestra con el dedo en una pantalla.

Nos acercamos a ella, parece haber alguien afuera, lleva un palo consigo y se acerca a la cámara, luego empuña el palo y después de eso... solo queda estática.

Comienzo a tener miedo, Pía que no ha dicho ni una sola palabra pero aprieta mi mano con mas fuerza.

— Debemos volver a nuestros cuartos — Les digo a todos.

— Váyanse ustedes — Contesta Enzo — Yo me iré, si quieren quedarse esta bien por mi, buscare como salir de aquí.

— ¿Por qué? — No se que respuesta espero obtener de él.

— Cuando llegue aquí, mis padres aún estaban vivos — Suspira hondo — Debo buscarlos.

— Pero tal vez sean cámaras de otro lugar, hemos estado en la luna durante un año ¿no? — Pregunta Maya esperando obtener una respuesta de alguien, algo que la ayude a salir de su desconcierto.

Una luz se acerca por el pasillo, en cuando llega a la puerta, la intensa luz nos ilumina, pero no logramos ver a nadie.

— Niños ¿Qué hacen aquí?

No logro ver de donde proviene su voz, unas manos me sujetan, a pesar que Pía se sujeta a mi con fuerza, ellos logran separarnos, muchas manos alrededor, Pía comienza a gritar, pero alguien ahoga su grito, Maya comienza a llorar, oigo el "Suéltenme" de Enzo repetidas veces y se que Víctor esta ahí pero no puedo verlo porque ponen una tela sobre si rostro, siento que nos movemos, pero no se a donde vamos, nos detenemos y me sientan sobre una silla, a través de la capucha puedo ver algo de luz, me atan las manos por atrás.

Unos pasos vienen hacia mi, me quitan la capucha y parpadeo por unos segundos, para acostumbrarme a la luz.

— Hola Alex, soy el comandante Gordon — Camina de un lado a otro frente a mi — Solo tengo una pregunta que hacerte — Se acerca a mi y me mira directamente a los ojos — ¿Qué estaban haciendo ahí?.

— Na... Na... da — Balbuceo asustado, intento buscar a los demás pero solo hay dos hombres cerca de la puerta, y el comandante no se que y yo.

— No quiero ser duro contigo, solo dime la verdad y podrás regresar a la cama — Continúa mirándome, realmente esta intimidándome.

— So... lo... teníamos cu... riosidad— Balbuceo de nuevo intentando evitar sus agresivos ojos.

— Bueno — Se para y voltea a ver a los guardias — Llévenselo — Les ordena.

Me sujetan y estoy muy asustado, intento preguntar mientras salimos del cuarto "¿A donde me llevan?" pero no hay respuesta, caminamos por unos pasillos que jamás había visto, eran mas oscuros, con luces tenues de colores, entramos en otro salón mucho mas grande con una enorme mesa, me sientan en una de las sillas, los guardias se ponen tras de mi, mientras veo entrar a Maya en el salón acompañada de dos guardias e igualmente la sientan en la silla, quiero preguntarle como esta, pero tengo miedo, sus lagrimas caen silenciosas.

— Esperemos a los demás, tal vez alguno haya hablado — Indica el comandante.

Pronto entran los demás, primero Víctor que no levanta la mirada, solo la mantiene en el suelo, luego Pía que asustada mira a todas partes y apenas se sienta, no puede contener el susto y veo por el suelo correr un liquido amarillo, intento levantarme para ir con ella pero los guardias sujetan mis hombros por detrás para que me mantenga sentado, quiero que me mire, pero esta asustada y mantiene la cabeza gacha.

— ¿Qué debemos hacer señor? — Pregunta al comandante uno de los soldados que traían a Pía.

— Déjenla, es mejor que tema — Contesta.

Por último traen a Enzo, esta medio inconsciente, sus pies se arrastran por el piso y tiene un golpe en la frente de cual la sangre brota, lo sienta junto a mí, no se que hacer solo lo veo y tengo miedo de hablarle.

— Bien, ya estamos todos — Comienza a hablar el comandante — Miren niños no quiero ser rudo, se que fue este muchacho — Obliga a Enzo a empinar la cabeza sujetándole por el pelo — Quien les metió la idea de explorar la estación — Deja a Enzo y continua caminando alrededor de la mesa — Creo que ninguno ha dicho la verdad, así que debo suponer que ya se han dado cuenta — Me sujeta los hombros por detrás con ambas manos.

Comienzo a temblar y me quedo callado, entonces entra un hombre con una bata blanca a la habitación, tiene unos enormes anteojos, es lo único que puedo notar en mi estado y habla con el comandante.

— Comandante, ¿podemos hablar? — pregunta.

— Ahora no, creo que notará que estoy ocupado — Dice en un tono algo más soberbio.

— Se que así es, pero tenga en cuenta que este es mi experimento y no perderé a ningún niño.

¿Experimento? a que se refería con eso, ¿éramos un experimento?, ¿Qué clase de experimento?, el comandante se toma su tiempo para acercarse a él y lo mira fijamente.

— Ellos saben demasiado, fue asignado aquí para cumplir una misión y eso es lo que hare, no me interesa si esta de acuerdo o no, ese es mi trabajo — Voltea y continua caminando alrededor de la mesa.

El hombre de bata se retira furioso del salón y el comandante sigue hablándonos:

— Se que ya saben la verdad

— No sabemos nada... — Interrumpe Maya

Una risa burlona sale del comandante y mientras observa a Maya dice:

— Que interesante, tu gesto solo confirma que si.

Enzo despierta aturdido y se para dirigiéndose al comandante:

— Ellos no hicieron nada malo, fue mi culpa.

— Fue por su voluntad, no trates de encubrirlos — Les hace una señal a los guardias para que lo mantengan sentado, a pesar de forcejear un poco Enzo se sienta con un gesto de enfado.

— Bien, es hora, mátenlos —Les ordena el comandante a sus soldados.

El caos se forma en la habitación, comenzamos a forcejear, mientras nos ponen de nuevo la capucha en la cabeza, escucho el llanto de los demás, intento zafarme, pero no puedo, me sujetan de los pies y todo comienza a moverse, las suplicas se oyen, oigo a Maya y a Víctor, me lamento el haber traído a Pía esta noche, si la hubiera dejado no estaría aquí ahora, se oye una pequeña voz:

— Yo lo hare, tráiganlos por aquí — Dice.

— Pero... el comandante — Dice uno de los soldados.

— Soy su superior soldado, obedezca mi orden. 

No sabia donde estaba, todo eran sollozos y pánico, en cuanto me bajaron quería correr, pero a donde no podía ver nada, sentí los pasos que se iban de aquel lugar y una voz que nos decía:

— Escuchen cálmense, no los lastimare, solo les quitare esto — Decía mientras sentía que cortaban las ataduras de mis brazos.

Me quito la capucha y vi el rostro de ese extraño ¿Doctor?, estábamos como en una especie de laboratorio, pero estaba vacío, pude al fin secarme las lágrimas de los ojos y el comenzó a hablar:

— Soy el doctor Nicte, se que el comandante no fue muy amable — Tomo un paño y se lo entrego a Enzo para su herida — Creo que debo explicarles un poco — Suspiro profundo mientras nuestros sollozos aun continuaban.

— Después de la Ultima Guerra que destruyó a gran parte de la humanidad, tuve una idea, empezar de nuevo, formar una sociedad utópica, pero no podría hacerlo con adultos, así que reclute varios niños con ese fin, les hicimos creer que iríamos a la luna, pero en realidad, jamás nos fuimos; esta base esta ubicada en un desierto en la tierra, lo hicimos así, porque pensamos que seria mejor evitarles el dolor de ver lo que pasa afuera.

— ¿Y que pasa? — pregunto Enzo.

— La poca gente que quedo, son salvajes, pelean por comida y algunos se suicidan debido a que ya no tienen porque vivir, muchos otros se esconden para evitar morir quemados o enfermos.

— Entonces fue mas fácil engañarnos porque creían que no lo soportaríamos, ¿verdad? — Pregunto Enzo levantando su tono de voz.

El doctor ignoro la pregunta y se fue a un escritorio, a rebuscar algo entre algunos papeles, tomo un papel y volvió con nosotros.

— Este es el mapa de la base y aquí esta la salida — Señalo un punto en el mapa — Y nosotros estamos aquí — Volvió a indicar — Si quieren salir deben llegar a la salida o si no estarán muertos — Le entrego el mapa a Enzo — Deben irse ahora.

Enzo salió primero, luego todos lo seguimos, corría mientras miraba el mapa, continuamos corriendo, no sabia si lo lograríamos o no solo quería creer que si, los pasillos se tornaron rojos y una estridente alarma comenzó a sonar, "Es por allá, estamos cerca", grito Enzo, pasos se escuchaban más y más cerca tras de nosotros, y un par de disparos, "Sigan corriendo derecho y entren al elevador" indico mientras se quedaba mas atrás, voltee por un segundo y un guardia nos disparaba, abrí el elevador a prisa, entonces vi como Enzo lo golpeaba y tomaba algo de su pecho, "Enzo" grite, pero varios guardias comenzaron a llegar y a dispararnos.

— Busca a mis padres!! — grita Enzo.

—  Pero... 

— Cierra el elevador ahora!! — grito mientras los disparos rebotaban en todas partes y el acciono algo en la cosa que tenia en la mano.

Cerré el elevador y oí una fuerte explosión que sacudió el elevador por un momento, "Lo prometo" susurre, mientras volteaba a ver a los demás, Maya estaba en un rincón abrazando a Pía y Víctor agazapado en el otro llorando, sujetándose el brazo del cual brotaba su sangre.

— ¿Estas bien? — Le pregunte a Víctor.

— Si, creo que solo me rozo — Contesto aún entre sollozos.

Me agacho y comparto el abrazo de Maya y Pía, no sabia que nos esperaba al abrirse el elevador, pero habíamos vivido una mentira durante mucho tiempo, ahora todo seria real, el elevador se abre y ahí esta la majestuosa luna alumbrándonos, el aire se sentía diferente, recordé como podía orientarme, me lo había enseñado mi madre durante la guerra, proseguimos rumbo al norte, nadie dijo nada durante el camino, Pía me tomo de la mano.

Caminamos no se bien durante cuanto tiempo, hasta que vimos luces del otro lado de una duna, nos miramos y nos apresuramos a subirla, del otro lado observamos una ciudad en llamas aún lejos, no sabia que nos depararía el futuro o que haríamos al llegar, solo continuamos, mientras la luna se ocultaba y lo único que esta en mi cabeza ahora, es cumplir mi promesa...

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Palabras usadas: 3258

*Si llegaste hasta aquí, espero que te gustara, besos 🙂*

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