Cuando abrí mis ojos solo vi negro. Me di la vuelta para dar al botón de abrir. Cuando mi cama se abrió, me incorporé y fui hacia la ducha medio dormido. Cuando entre y me metí en la cabina solo deje que me limpiase aquel aparato, salí, limpio y seco.  

Encima de mi cama estaba la misma ropa de todos los días. Me lo puse, eran un conjunto de ropa amplia y blanca, chaqueta, pantalones, camiseta, calcetines y zuecos. Como siempre, para abrir la puerta pase mi brazo y la misma máquina de siempre me contestó, "espero que tengas un hermoso día, 087". 

Salí de mi casa y cogí el transporte púbico que paraba cerca de mi casa. En el camino hacía allí vi muchas personas vestidas igual que yo caminando hacia ninguna parte. Pero cuando quise llegar al "autobús", lo había perdido. Malhumorado, me dirigí hacia el sitio donde se encontraban las telepuertas. El señor anciano que allá estaba me recibió con cara de aburrimiento, mientras apuntaba los últimos usos de aquel invento. Carraspee para hacerme notar. No levanto la mirada.

- ¿Qué desea?

- Quisiera usar una telepuerta, conteste.

- Pase la muñeca por el lector- lo hice, entonces, por primera vez en toda la conversación, me miro y en sus ojos vi la marca de aquellos que habían vivido antes de la revolución, aquello ojos de pupilas dilatadas que solo la gente mayor poseía- bien, diríjase a ese pasillo, la 5ª puerta a la derecha.- después de eso volvió su vista hacia las listas otra vez.

Seguí sus indicaciones, encontrándome con una puerta gris frente a mis narices, pase la mano una última vez por el lector, puse la dirección y la puerta me dejo en frente del edificio. Como todos los edificios de oficinas, tenía gran parte de las paredes de cristal y la gente trabajaba en pequeños cubículos, de cristal tintado por el que podías ver si llevabas las gafas adecuadas.

Entre, y como todos los días me fui directo al sitio, sin saludar a nadie, y, aunque parezca raro, ya nadie se saludaba. Después de 8 horas allí, volví a mi casa, esta vez en el bus. Y me dediqué a observar a las personas, que por aquel entonces y hasta hoy, es mi pasatiempo favorito y el mejor momento del día. Pero 30 minutos después llegué a casa. 

Hice la misma rutina de siempre, llegar, cambiarme, limpiar la casa, cenar, ver el único canal de televisión que hay, asearme, irme a dormir. Pero aquel día no tenía sueño, me volví a levantar, a oscuras y palpando la pared, encontré una especie de botón, lo apreté, y de allí dentro saque una caja, tenía cosas antiquísimas como libros en papel, películas en DVD, figuras, juguetes, agendas, y muchas cosas más.

Aquella noche no dormí, pero aquel fue el comienzo de la revolución.

.....

¡¡Hola!! Cuando empecé a escribir este reto dudaba entre hacer un futuro en el que habíamos destrozado el medioambiente y tedríamos que sobrevivir. O un futuro como este en el que todo se modernizó tanto que la gente ya no tiene ni nombre, sino que son números. 

¿Cuál de las dos opciones veis menos mala? 

¿Cómo os imaginas el futuro?

Nessy Sáez