Es increíble, pero el agua está presente en cada momento de nuestra vida. Solo por el hecho de que estamos hechos de agua y nos alimentamos con ella. El 60% de tu cuerpo, lector, se forma de agua. Es fundamental para nuestra existencia. Es increíble que las personas en vez de mimarla y cuidarla, como el bien indispensable que es, se dediquen a ensuciar y contaminar esa agua. Pero bueno, eso es lo que hacemos los humanos. Cuando vemos algo nuestra ambición nos dice que debemos poseerlo y si no podemos poseerlo entonces lo destruimos, para que nadie más pueda tenerlo. 

Pero el agua es libre, puedes intentar apresarla, rodearla para que vaya por tubos y aprisionarla en tanques. Pero tarde o temprano se rebela, dejando estragos y a veces llevándose vidas con ellas. Luego intentamos destruirla, llenándola con nuestra basura. Pero hay problema, ¿qué será de nosotros sin el agua? Moriremos, así de sencillo.

¿Por qué siempre nos empeñamos en intentar poseerlo todo? Hay cosas que no se pueden poseer, pero necesitamos, dependemos de ellas pero no puedes enjaularlas. Y mientras nosotros nos tiramos de los pelos para encontrar una solución el agua sigue fluyendo, libre.

Porque nosotros la necesitamos, pero ella no nos necesita a nosotros. Tardara cientos o quizá miles de años, pero el agua acabara regenerándose y volverá a ser pura como en un principio fue. Quizá por ello deberíamos pensar, antes de desperdiciar agua.

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Aquí teneis una pequeña reflexión sobre el agua y cómo lo necesitamos para vivir. Este reto ha sido mucho más un ensayo que un relato pero me ha salido así y espero que os guste.

Nessy Sáez.