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La Mina de Carbón (Reto de octubre)

–– ¡El tren se va a poner en marcha! ¡Listos por que el viaje va a empezar!—Y sonó tres veces la bocina de la locomotora. Y así su viaje empezó...

Salieron de la ciudad a las once de la mañana. La tripulación era más bien pequeña; en la primera fila de asientos solo iban dos personas: George Stan y su amiga Clara Jeff. Juntos lideraban aquella misión.

Más atrás se encontraba la mano de obra que realizaría aquel acto tan necesario, unos treinta hombres que esperaban volver a la ciudad como héroes.

George saco el papel que los había metido en esa aventura. Vestía muy de acuerdo a la Época. Todo se basaba en una leyenda que se cuenta desde hace varias décadas. Según la tradición popular, antes de que estallase la tercera guerra mundial en 2018, unos campesinos de Serbia encontraron una mina de carbón más grande de lo que se pudiera imaginar, que podía abastecer a un país entero por unos miles de años. Temerosos del futuro, pidieron a los dioses que protegieran el lugar y estos mandaron dragones como sus guardias eternos. Luego ellos mismos diseñaron un mapa para encontrarla, en caso de que la humanidad fuera a necesitarla.

Y luego pasó lo que todos ya saben: La guerra ocurrió y mato a un 85 % de la población mundial, acabo con miles de ciudades y freno el desarrollo tecnológico. Los aparatos que funcionaban a base de electricidad quedaron desfasados, ya que ese tipo de energía se vio terriblemente afectada por el conflicto y se convirtió en un medio muy difícil de conseguir. Entonces llego las invenciones a base de vapor y combustiones, y suplementaron a las anteriores, siendo un medio más eficaz para los trabajos. Es en resumen, la historia de los últimos cincuenta años.

La guerra mato a aquellos campesinos, y el mapa de la mina quedo perdido en las profundidades de aquel país. Y hasta ahí llegaba la leyenda, finalizando con la frase de que algún día un hombre valeroso y puro la encontraría y salvaría la industria del vapor para siempre.

Y ese hombre iba a ser el, George Stan.

Porque, después de años de ardua investigación, había descubierto que la leyenda era real... en parte. La mina de carbón si existió y aun lo hacía, solo faltaba encontrarla. Obviamente, quizás no fuera del tamaño que menciona la leyenda (El cual varía según quien la cuente), pero probablemente era lo suficientemente grande como para dotarlos de carbón por más de 50 años.

Y por si fuera poco, creía haber encontrado el mapa de la mina en una casa abandonada. Todas las pistas indicaban que era el auténtico plano de esta, ahora solo faltaba ir a ver si era cierto. Y ese era el motivo del viaje...

Por otro lado, no creía que la última parte de la leyenda fuera verdad. Dragones protegiendo el tesoro era demasiado fantasioso.

—De seguro, la mina existió y el tiempo la transformo en leyenda—Le decía George a Clara—Y con el pasar de las generaciones le fueron agregando todo el lio de los dioses y dragones, convirtiéndola en un cuento digno de contárselo a los niños en la noche.

—Pero... ¿Y si fuera verdad? ¿Cómo te enfrentarías a dragones mitológicos?

—Con bastones mágicos que disparan rayos electrizantes, obviamente—Le respondió entre risas— ¡Claro que no existen! Eres muy fantasiosa.

Clara pensó que si aunque en su interior seguía creyendo, aunque sea un poco, que tal vez la leyenda fuera cierta en totalidad. Y tenía una base para creer en ello.

Mientras realizaba las indagaciones con George había descubierto, no una sino tres papeles que decían lo mismo: "Del furioso dragón te cuidaras, con su piel verde se alzara, y furioso no tendrá piedad, en proteger lo que para él es santidad" Y cada escrito finalizaba con un dibujo del dragón, el cual era idéntico a los demás aunque estuvieran separados por kilómetros. Y finalmente, con una sustancia roja (Que parecía sangre espesa) finalizaba con el nombre: Tomislav Bucic.

Aquello daba mal fario, pero George no le hizo ni pizca de caso. Argumento que eran delirios de un autor desconocido, y no volvió a ver el papel. Clara, por el contrario, la había guardado y llevado al viaje...

Cada uno observaba curioso el paisaje. Las casas rusticas daban cuenta de lo que era la tecnología en ese tiempo. En cada casa había una chimenea y de ella salía humo cada dos por tres. Los martillos dando al metal era como sonidos de aves: Cada vez era más natural escucharlos.

A las cuatro, el tren negro por fin llego a la estación deseada. Bajaron en orden y siguiendo a George como guía (Este a su vez se guiaba por el supuesto mapa de la mina) atravesaron varias montañas, usando sus equipos de escalar de hierro resistente. Al llegar la noche, montaron un campamento y emprendieron de nuevo el viaje justo al amanecer.

Por fin llegaron. En el reloj a cuerda daban las nueve de la mañana. Era una montaña a no mucha altura y tenía una abertura tapada por maderos. La destruyeron y pudieron entrar.

Ahora tendrían que atravesar un túnel un tanto estrecho y supuestamente llegarían a la soñada mina.

La emoción de George era palpable y a cada rato le gritaba a sus compañeros:

— ¡Animo, ya casi llegamos! ¡Estamos cerca de convertirnos en héroes!

Era increíble ver que el carbón era tratado como oro en aquellos momentos...

Y, después de caminar duramente por varios minutos, por fin llegaron. A la entrada de la mina había un cartel escrito en un idioma extraño y luego de pasarlo daba a una cámara subterránea gigante, donde se hallaba la fantástica mina de carbón.

Era tan grande como decía la leyenda. Cada individuo que había ido al viaje no podía hacer más que abrir la boca de sorpresa. Llevarse todo ese carbón tardaría, como mínimo siete meses.

— ¿Qué dragón ni que nada? ¡Toda la leyenda es real menos eso!—Grito George y el eco retumbo en las paredes de aquella cámara.

Había hablado demasiado rápido. De la oscuridad de la cueva, y haciendo un grito ensordecedor, salió un colosal dragón verde y temible. Con su cola golpeo las paredes de esta y la derrumbo.

Miles de rocas despedazadas comenzaron a caer y mientras se fragmentaban las columnas, George tuvo tiempo de avistar a un hombre montando a la bestia. Pero fue por unos segundos, pues el humo ocupo toda su visión.

Con este llenándoles los pulmones, George sin poder evitarlo se desmayó.

Abrió los ojos y lo primero que vio fue una luz cegadora. Y esto le hizo pensar en que estaba muerto, y probablemente en el cielo. Pero fue un pensamiento fugaz, pues al irse esta luz, contemplo el panorama. Estaba volando sobre el dragón a una altura increíble y veía un paisaje muy fascinante. Grandes montañas se alzaban llegando hasta las nubes y por debajo un bosque de prodigiosos arboles altos y fornidos.

También, con sorpresa, vio a Clara sentada junto a él. Sin saber por qué, la abrazo de repente.

— ¿Y eso a que vino?—Pregunto ella

George estuvo a punto de responder cuando el hombre misterioso los interrumpió:

—Vaya, veo que ya despertaron. No se preocupen, no están muertos ni alucinando. Los he salvado del derrumbe de la mina especialmente a ustedes, los demás han muerto... pero ya les explicare el por que

— ¿Dónde estamos?—Se le ocurrió preguntar a George

—En un lugar muy lejano, que pocos hombres han explorado y han salido de aquí. Es llamada tierra de dioses aunque aquí abundan elfos y dragones...Veo que no me he presentado: Soy Tomislav Busic, el campesino de su leyenda. Yo descubrí la mina y la protegí con dragones. Es una historia fascinante.

— ¿Por qué la protegiste de esta forma?

—Veras, el día después de hallarla tuve una visión. Vi todo lo que había de suceder, la guerra y el freno de la tecnología... y el resurgimiento del vapor. Entonces supe que debía cuidar el lugar y con conjuros logre invocar a un ser supremo que me dijo que a partir de ese día, yo sería el guardián del lugar... aunque para eso debía matar a los demás campesinos.

Hubo una pequeña exclamación

—Ahora les diré por que mate a los trabajares y los deje a ustedes vivos—Continuo Tomislav—El vapor no es la solución, contamina el ambiente y en un par de años la tierra pagara por ello. Sé que la electricidad quedo en el pasado y no es la solución, pero el vapor tampoco lo es. Debo avisarles de esto, y no podía dejar que se adueñaran de la mina porque esto solo sería un impulso más al vapor. Deben decirles esto a las demás personas y cambiar el mundo antes que sea demasiado tarde

—Pero, si la electricidad no es la solución ni el vapor tampoco, ¿Cuál es la energía que necesita el mundo?

—Eso, amigo mío, lo descubrirás tú mismo con el pasar del tiempo...

Y el dragón lanzo unpotente rugido... 

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