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Parte 2 Recursos humanos

Es facil hacer prejuicios con los desconocidos pero una vez que los conoces te puedes realmente arrepentir de abertelos topado.

— Así que vas a subir o qué esperas — La chica de pelo azul ofreció.

— Yo llamare a una grua, no hace falta — Oscar respondió algo nervioso.

Esta chica no lo tomó demasiado bien, solo hizo un gesto y aceleró su camioneta, la lluvia había comenzado a arreciar lo cual fue una invitación para que Oscar regresará al auto y sin más dilación busco en su teléfono alguien que le podría ayudar y para su fortuna el único servicio de mecanicos en en kilómetros estaban relativamente cerca, Oscar llamo y una cordial joven le contesto el telefono, era muy educada y aseguro que en unos cuantos minutos estaba remolcando su auto.

La lluvia solo estaba intesificandose y como si fuera una broma del destino una densa neblina se comenzaba formar, así que decidió encender las preventivas, alguien podría accidentarse con su auto si se descuidaba.

— La grúa— Pensó feliz Oscar al ver que esta se detenía justo enfrente de él.

Un sujeto bajo la fuerte lluvia con una gabardina que le cubría sus rasgos se bajó de su grúa y sin mediar más palabras tomó el gancho y aseguro el auto, Oscar no se sentia comodo por la forma de actuar del sujeto, ni siquiera le había visto el rostro por culpa de esta tormenta y la neblina no ayudaba.

El sujeto solo levanto el pulgar en señal de aprobación y Oscar lo respondió con una sonrisa algo forzada, sin más se subió a su grúa para avanzar lentamente en medio de la lluvia, ya era un poco tarde el sol se ocultaría en unas cuantas horas.

El paso fue lento y tedioso mas por el lujubre ambiente, en casi nada de tiempo llegaron a una gasolinera, algo solitaria a un lado del camino no había nadie a la vista, llegaron a lo que parecía ser un taller pero al igual que la gasolinera estaba solitario, una cortina metálica se abrió a su llegada, esta rechinaba un poco pero el golpeteo de las gotas de agua hacían que su ruido fuera fácilmente ignorado.

Cuando la grúa entro a este lugar Oscar estaba deseoso de haberse bajado a pesar de la lluvia, el lugar estaba oscuro pero la luz del exterior apenas lograba iluminar.

La cortina había comenzado a bajarse y Oscar solo se apresuro a buscar su teléfono, tenía que llamar a emergencias.

— ¿Dónde estás? — Oscar estaba seguro que su teléfono estaba en su bolsilla, cuando lo miro trato de tomarlo, pero este se cayó por culpa de los nervios de Oscar.

La cortina se bajó por completo, oscureciendo por completo el lugar, el sujeto de la grua prendió sus luces de su vehículo para guiarse, cosa que Oscar hizo lo mismo, no podía encontrar su telefono, por mas que se estiraba no daba con el, se estiro tanto que termino lastimándose el hombro, un dolor que trato de ignorar, cuando al fin dio con el trato de marca — No hay señal, carajo — Pensó Oscar muy nervioso.

Casi se le va el alma del susto cuando este sujeto estaba tocando su ventana, su impresión fue tan evidente que el sujeto se quitó la gabardina.

Las luces se encendieron mostrando un rostro familiar.

— La chica de hace rato ? — Oscar estaba asustado y confundido.

— Mildred por última vez enciende las luces antes de entrar con los autos, vas a terminar derribando todo el taller — Una chica con cabello rosa regaño a la joven.

— Con un carajo Susie cuanto años crees que tengo, puedo manejar en esta estúpida cochera con los ojos cerrados — Mildred le gritó a su hermana.

— Mildred ese estupido vocabulario vas a espantar a los clientes — Susie se retiró dejando a este par solos en el taller.

— Perdona por eso, hola de nuevo soy Mildred mecánica y operadora de la grúa — La chica se presentó con una enorme sonrisa.

— Ho- hola — Oscar apenas estaba interpretando que había pasado exactamente — Soy Oscar un placer.

A los pocos minutos ambos estaban riendo por el pequeño malentendido y Oscar se disculpó por no haber aceptado su ayuda, donde él venía la gente no era tan buena o al menos así trato de explicar Oscar a la chica.

Susie comenzó a revisar el auto de Oscar y las noticias no fueron buenas — Chico deberias de cambiar de auto, esta cosa está por deshacerse — Susie comentó con ese rostro de indiferencia.

— Espera, lo necesito reparado — Oscar solicito esa ayuda para su vehículo.

— Te saldría muy caro, creeme no vale la pena — Susie le comentó mirándolo con un poco de lastima.

— ok, que le parece si le da una checada y usted me dice cuanto saldría — Oscar trató de negociar.

— Bien veré que puedo hacer, claro mañana ya es hora de cerrar — Susie se rió mientras se despedía algo disimuladamente.

— Siempre hace lo mismo — Mildred se quejo — Es una holgazana, será la mejor mecánica de la región pero definitivamente una holgazana—

— lo que digas pequeño hobbit — Susie se alejaba del lugar entre burla.

— Jodete — Mildred se alejó del lugar.

Oscar solo se quedó mirando fuera del taller que ya había cerrado no le tocaría más que llegar al centro del pueblo y buscar dónde hospedarse por esta noche, llegar a la central de la empresa y tal vez buscar donde establecerse.

Sin más que hacer Oscar decidió esperar fuera de la gasolinera a que algun autobus o auto pasara que le diera un aventón pues su propio teléfono ahora estaba sin señal, nunca antes se había sentido tan incomunicado.

Seguido miraba de un lado a otro y nada hasta que la noche cubrió por completo esta noche lluviosa.

los minutos pasaban y parece que Oscar tendría que pedir ayuda nuevamente en el taller, pero antes de continuar la misma camioneta que hasta hace uno momentos casi lo atropella se detuvo junto a Oscar.

— ¿Quieres un aventón? — Mildred comentó amablemente.

Oscar decidió alejar un poco sus prejuicios y bueno como dirían es bueno aprender a confiar una vez más, este no dudo un momento y subió.

El camino al pueblo era relativamente corto, un lugar vistoso con edificios muy al estilo de la vieja escuela, estructuras de madera, combinados con algunos edificios realmente nuevos, había poca gente en las calles debería ser evidente por la hora y el mal clima.

— Creo que te debo un gran favor — Oscar comentó de manera algo optimista.

— Si y creo que me lo pagarás de inmediato — Mildred sonreía de manera muy sospechosa.

Y ahí estaba Oscar comprando cerveza y una que otra bebida y unas cuantas frituras como si fuera a alguna fiesta.

— Vaya se ve que tienes una fiesta, pero no te me haces conocidos, acaso eres un turista? — El empleado de la tienda comentó con relativa familiaridad.

Oscar recordó las claras palabras de Mildred, "Son para ti, por si alguien te pregunta"

— Bueno más o menos acabo de llegar y creo que es buena ocasión — a Oscar sólo se le ocurrió esa simple excusa.

Oscar regresó sin más al vehículo — ¿Me gustaría saber que paso?

— Se supone que es una historia compleja, pero simplemente no me gustaría salir a comprar bajo esta lluvia, vamos te llevare a tu hotel— Mildred comentó mientras habría una cerveza para ella.

— Tienes alguna reservación o al menos sabes donde quedarte — Mildred comentó amablemente y claro le ofreció una lata a Oscar.

— No conozco el lugar aún pero leí unas reseñas de una posada— Mientras recibia la cerveza de Mildred.

— Está a unos minutos de aquí, te llevaré es lo menos que puedo hacer por este favor —Mildred comentó de buena manera.

Oscar estaba realmente contento de conocer a gente tan amable y buena, después de tantos malos ratos que ha pasado en estos últimos años.

Si bien no toleraba demasiado el alcohol decidió probar un poco por cortesía, solo un sorbo que mal podría pasar...

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El sol comenzaba a salir y su brillo a segar la vista de Oscar quien estaba en su habitación, una jaqueca lo empezó a molestar, al tratar de salir de la cama se encontró que no estaba solo.

— hay carajo — Comentó Oscar en voz baja.

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