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Parte 17 Navegando entre las nubes

Luego del reciente fiasco con la supuesta doctora Oscar estaba un poco más inseguro sobre de qué iba su trabajo y si algún día estaría detrás de una reconfortante oficina llena de papeles, cuentas y muchas notas y facturas que organizar.

Susie quien al parecer es una de las jefas del lugar, no hacía falta que se lo dijeran, pero quien carga con una escopeta de perdigones de hace un siglo amenazando a todo mundo, claro solo podría ser un rico excéntrico.

Además del inherente comportamiento de todas las personas, pues el solo mencionar a Susie inspira miedo, pero a la vez parece que la respetan bastante así que no podía ser una sicaria.

— En definitiva Susie es de las mandamases — Oscar pensó para sí mismo — y todo apunta que estar cerca de su hermana trae muchos problemas y muchos beneficios—

Mildred estaba bostezando mientras tenía un timón en sus manos — Que tanto estás pensando—

—Bueno tengo dudas, ¿Cual es el rol de tu hermana? — Oscar preguntó sin dudar demasiado.

— Pfff ella no hace nada es una holgazana, solo le gusta mandar a todo mundo — Mildred comento aun bostezando.

— Entonces si es una de las mandamas — Oscar afirmó.

— Para nada es demasiado floja, es más como un perro guardián — Mildred se burló — y uno muy flojo—

— Se nota que tienen una relación compleja — Oscar seguía mirando el mar — Sobre eso a quién estamos buscando, llevamos horas navegando.

— Solo a un enano llorón — Mildred respondió dejando a Oscar con más dudas que respuestas.

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Hace unas horas, Oscar se estaba reponiendo de su reciente encuentro con la doctora cuando Susie lo visitó y le dejó un nuevo encargo.

Querido bebe llorón

Si tocas a mi hermana te corto las bolas

La carta era simple y directa aunque su forma de actuar ahora era muy diferente parece que cuando rescato a la chica que se estaba ahogando era una amiga muy cercana de Susie y eso le dio muchos puntos con ella.

Oscar no podía negar que no entendía nada sobre el lugar pero con cada recado una recompensa económica le llenaban los bolsillos, el dinero seguía sin importarle así que todo lo transferencia a una cuenta para su hermanito, tenía el sueño que él lograra tener una carrera, lograra salir adelante y no tuviera que rebajarse como él lo ha estado haciendo, qué mejor forma de ayudarlo.

La anciana los había visitado un poco después de la invasión de Susie, ella les había pedido ayuda con otro encargo simple y era localizar a un viejo socio y convencerlo de volver a la comunidad este se trataba de un pescador, que si bien trabajaba lejos de la costa este estaba reacio a regresar y les preocupa su actitud solitaria y esquiva con el resto del pueblo.

Así que a diferencia de su primera visita a la isla les facilitaron uno de los pequeños y lujosos veleros que estaban en el muelle.

Oscar estaba encantado, era una de sus fantasías de niño, ser el capitán de un barco aunque la verdad no tenía ni idea de como usarlo, para su fortuna Mildred lo estaba acompañando y ella al parecer era una gran experta.

Ahora su única preocupación era localizar al pescador que por supuesto no sabían y no tienen la minima idea de donde se encontraba, no mapa, no radio el sujeto era un jodido ermitaño del mar.

— Mildred, tienes alguna idea de como es el sujeto que buscamos o tendremos que preguntar a cada pescador que veamos — Oscar preguntó curioso — Bueno no me molestaría hacerlo con el bono que me dieron puedo preguntarle a cada pescador de aquí hasta México.

— Es un panda, todos los pandas se ven iguales, esta barbón y si es un llorón — Mildred recalcó.

— Y tienes alguna idea el por que se fue, digo tendremos que convencerlo o dime la verdad debemos atraparlo y amarrarlo? — Oscar comentó entre divagaciones.

—Nop solo convencerlo con argumentos — Mildred solo hizo un gesto — Hablar, hablar, bla bla y listo el estará de regreso—

Oscar no podía alegar nada contra esa lógica.

Aunque había comenzado la búsqueda realmente entusiasmado, las horas pasaban y no había rastros del sujeto en cuestión, el día se convirtió en noche y aun no había rastro.

Oscar aprovechó y para pasar el tiempo había intentado pescar algo pero la suerte no estaba de su lado.

Al llegar la noche Oscar descubrió algo muy importante, no uso bloqueador solar y tenía la espalda quemada, y la cara y los brazos, realmente no se podía mover por el dolor.

Mildred se tomó la molestia de aplicarle crema, era olorosa y grasosa, pero ella insistía que era una receta familiar y al dia siguiente el estaría como nuevo.

A Oscar no le tocó más que confiar.

Oscar se sentía inutil, Mildred debía navegar el barco toda la noche, aún estaban lejos de la costa y su incapacidad de navegar no ayudaba.

Mildred lo mandó a dormir y él obedeció a la mañana siguiente justo cuando los primeros rayos de sol se asomaban por las ventanillas Oscar se levantó renovado y sin molestias por esas quemaduras de sol, asi que salio a cubierta y Mildred seguía navegando Oscar estaba sorprendido por su dedicación.

— Puedo ayudarte en algo? — Oscar comentó con algo de culpa.

— Café, mucho café — Mencionó Mildred con esa cara de cansancio.

Oscar no perdió el tiempo, busco el café, el azúcar y — Mildred tienen cafetera? — Grito Oscar desde el interior pero sin escuchar respuesta, volvió a preguntar y nada.

Este había decidido ver si su capitana ya se había dormido o algo asi pero antes de salir el bote tuvo un freno brusco que tumbó a Oscar, este agradeció haber caído sobre la litera que hasta hace poco usaba.

— Auu, bien muévete despacio, no queremos nada roto — Oscar comentó mientras se estiraba.

Oscar se levantó y salió a cubierta esperando llamar la atención de su capitana, pero a su sorpresa solo se topo con una neblina tan densa que era literalmente imposible ver algo.

— Hola? Mildred oye se me cayo el cafe tendrás un poco mas? — Oscar grito esperando que la chica contestara.

Oscar volvió a insistir y nada parece que estaba solo, no dudo demaciado y salió a caminar a cubierta, si bien el velero no era muy grande, la neblina hacia casi imposible ver más allá de un metro de distancia Oscar insistió llamando a su amiga caminando con cuidado, la humedad hacia resbaloso el piso y difícil de notar algo, Oscar avanzó con cuidado pues aunque el mar estuviera calmado no había nadie más cerca para pedir ayuda.

— No es gracioso, vamos Mildred! — Oscar seguía insistiendo sin recibir respuesta, al llegar al timón de la pequeña nave no estaba su acompañante y ya le daba mala espina tanta soledad.

Oscar recordó un poco las instrucciones en caso de emergencia y no había de otra, los controles eran confusos pero si reconocio los símbolos — Las luces — Este los encendio solo revelando que la neblina se empezaba a engrosar a un mas a su alrededor, fue tanto que incluso se comenzó a Obscurecer.

— Por que nunca pasaban estas escenas en mis programas de marina favorito, no sabia que era tan tétrico — Oscar pensó mientras desesperadamente seguía buscando.

— Es una broma, una mala broma — Oscar se repetía constantemente mientras un silencio sombrio llenaba el lugar.

Oscar no lo quería admitir y estaba asustado, inconscientemente tenía temblores, el estaba alerta, sabía que este ambiente en toda película de terror siempre terminaba mal.

Tras unos minutos Oscar decidió sentarse un poco esperando tal vez calmandose escuchar algo.

Oscar empezó a respirar hondo, tenía que calmarse, a pesar de sus intentos su corazón no dejaba de estar acelerado, el solo tenía miedo.

Oscar respiro y trato de calmarse, respiro y cerró los ojos tenía que agarrar valor el tenia que ser valiente, él tenía que...

— Hey Oscar despierta vamos a llegar tarde a clases! — Una chica con una voz familiar.

— Erizo!! — Oscar casi grito pero se tapó la boca al escuchar su voz tan chillona.

— Qué te pasa Oscar te volvi a espantar — Erizo, una joven quien aún estaba en pijamas salió por la ventana regresando a la casa de a lado. — No tardes no quiero que lleguemos tarde el primer dia de clases —

Oscar se levantó algo temeroso, casi se tropieza por la diferencia de estatura, él vio un espejo y casi se infarta al verse, era el de niño.

Oscar se movió con relativa agilidad brincando sobre la cama y riendo —ya no me duele la rodilla— Oscar se levantó apresuradamente — No la doctora puso drogas en el barco y estoy alucinando—

Oscar se miró al espejo y se dio una cachetada fuerte en se tumbó a si mismo, tanto que se escuchó en la casa la caída del chico — No, esto se siente, real? — Oscar estaba aturdido.

Después de ver su entorno revisó su segunda preocupación y comenzó a revisar su entrepierna ocasionando un gran shock emocional — ¿Dónde estás amigo?, por que eres tan... pequeño —

En eso la puerta se abre de golpe y la escena no podía empeorar sus padres quienes estaban primero con cara de preocupación por el ruido ahora era una reacción diferente, la madre tapándose la cara y el padre riéndose un poco en silencio.

— Creo que tu pequeño bebe está creciendo cariño — Andy el padre de Oscar no podía evitar reírse del momento.

Sue su esposa y madre de Oscar solo reprendió a su marido con su mirada — Habla con Oscar — Mientras regreso a la cocina a preparar el desayuno — Y asegurate que se lave las manos —

Oscar no lo podía creer — Papá? — El chico fue abrazarlo

— Si tambien me da gusto verte, sabes cambiate vamos a almorzar y regresando de clases podremos hablar ya sabes esa charla de padre e hijo — Andy conociendo a su hijo le regreso el abrazo y regreso a la planta baja a esperar a su hijo y tratar de calmar a su esposa.

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